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2 de agosto de 2017

Los seis consejos que le darías a tu hija en su trabajo

Decía Michelle Obama que Fred Astaire y Ginger Rogers tenían el mismo trabajo. Los dos bailaban, solo que ella lo hacía con tacones.
Y esta es una buena metáfora para reflejar las dificultades que viven muchas profesionales cuando quieren prosperar en el mundo laboral. Tampoco quiero decir que la carrera de los hombres sea un camino de rosas pero, reconozcámoslo, la incorporación de la mujer al trabajo retribuido es relativamente reciente. Por tanto, no es de extrañar que social y educativamente todavía suframos algunos desafíos, que dependen de nosotras y que tenemos (y debemos) plantarles cara para progresar. Y no sirve solo con culpar al mundo de lo que nos ocurre o de quejarnos que cobramos menos comparativamente, que es cierto y que hay que ponerlo encima de la mesa. El auténtico cambio se producirá cuando seamos nosotras las que comencemos a hacer cosas diferentes. Veamos en cuáles podemos comenzar:
Supera del síndrome de niña buena. A muchas nos han educado en ser buenas chicas, es decir, en buscar agradar a todo hijo de vecino para sentirnos queridas y valoradas. Está muy bien, se desarrolla una empatía extraordinaria, genera confianza pero, cuidado, desde ahí se olvida algo fundamental, que es a una misma. Lo que nosotras necesitamos tiene el mismo valor que cualquier otra necesidad, sea la pareja, los hijos, el jefe o los compañeros. No digo hacer todo cuanto se nos ocurra, sino tener el coraje de preguntarse honestamente: “¿Qué es lo que yo realmente deseo, más allá de sentirme querida por el resto?”. Solo así surge la fuerza de la determinación para tomar decisiones.

Gana visibilidad. Hay muchos jefes que te pueden proteger. Como hacen los pájaros, que cuidan a sus crías bajo el ala. Ahí se está a gusto, no hay peligros, pero tampoco se vuela. Muchos jefes que tienen esta tendencia suelen evitar dar visibilidad. Por ello, el camino del liderazgo personal sea en una empresa o en una familia requiere dosis de atrevimiento para salir de posiciones menos cómodas pero mucho más enriquecedoras.

Aprender a “vender” nuestro trabajo. Esta palabra suena mal, lo sé, pero necesitamos hacernos a la idea de que necesitamos poner en valor lo que hacemos. Como dice Sheryl Sandberg, la directora financiera de Facebook y considerada como una de las mujeres más poderosas de Estados Unidos: “A los hombres se les contrata por las expectativas y a las mujeres por los resultados”. Y esto no es responsabilidad de ellos, sino de nosotras mismas. No esperemos a que otros digan lo buenas que somos, sino tomemos nosotras la iniciativa.

Haz de tu pareja tu auténtico compañero. Este punto no siempre es fácil. En casa puedes tener un aliado o alguien que te ponga palos en las ruedas. Desarrollar una carrera profesional es bien complicado si cada vez que abres la puerta de casa se inaugura una batalla campal por el trabajo. El remedio es fácil (decirlo, que no siempre conseguirlo): sustituir los mensajes de o yo, por nosotros para que tu pareja sea tu aliado. La pareja necesita confianza y sentir que es alguien muy importante en tu vida. Cuando te centras mucho en el trabajo, puedes olvidarte de darle ese espacio y luego surgen los problemas. Por supuesto, que dichos problemas pueden nacer por mil y otros motivos, pero lo que está claro es que la vida es más fácil si la persona que está a tu lado es un auténtico compañero, como así confirman los datos: de las 28 mujeres que han sido CEOs de las Fortune 500, 26 están casadas, una divorciada y una soltera.

Ten un mentor en tu vida. Un mentor o mentora es quien te comparte su experiencia de manera generosa para ayudarte. No tiene por qué gestionarse a través de programas formales de empresa, sino que puede ser una misma quien lo solicite a quien tenga tiempo y ganas de aportar. Por ello, escoge a alguien con quien has tenido una interesante conversación y tómalo como mentor o mentora para ayudarte.

Y olvídate de la culpa. Posiblemente, el sentimiento de culpa es una de nuestras especialidades. No hablamos de la emoción que surge por cometer un delito, sino de algo más cotidiano y sutil: por no estar a la altura, por no ser mejor madre y profesional, por no estar más tiempo con la pareja… en fin, un sinfín de motivos que nos hacen daño. Pues bien, detrás de la culpa hay dos claves: expectativas de una misma más cerca de superwoman que de otra humana y un perfeccionismo imposible. Así pues, quitémonos la capa de superheroína que puede con el mundo, aceptemos que somos lo que somos y divirtámonos con ello.

Fuente:

El País

28 de julio de 2017

¿Por qué necesitamos hablar las cosas que nos molestan?

Es la vía para reducir futuros conflictos y cuidar nuestras relaciones personales y profesionales.

Seguro que alguna vez un familiar o un amigo te ha contestado de malas maneras cuando tú has hecho un comentario la mar de inocente. O puede que hayas sido tú quien se haya puesto como una fiera sin venir a cuento. Si es así, olvídate de justificarlo por ese “simple” comentario, porque te ha dicho tal cosa o porque estabas estresado. Seguramente, va más allá.

La realidad es que cuando nos salimos de nuestras casillas suele ser por una acumulación de pequeñas molestias que nos hemos callado a lo largo del tiempo. Tenemos una fantasía que nos hace daño. Pensamos que si no decimos ciertas cosas que nos molestan será mejor para los dos. Ahí nos equivocamos. En una relación todos tenemos dos contadores inconscientes. El primer contador recoge lo que haces por el otro: invitaciones, favores o ayudas. El segundo contador recoge lo que el otro hace por ti en los mismos términos: invitaciones, favores y ayudas. Pues bien, el problema surge cuando sientes que das más que lo que recibes, que el contador de lo que haces por él o por ella es muy superior. Cuando tú colaboras en el departamento, mientras que tu compañero se aprovecha una y otra vez. Cuando eres tú quien recoges la habitación y el otro la desordena sin parar. Llega un momento, casi siempre inconsciente, que saltas. Puede que sea por una tontería, que no venga a cuento. Pero es el momento en el que intentas equilibrar ambos contadores, en lo que se denomina el efecto compensación o “ley de la venganza” en términos coloquiales.

Todos tenemos un concepto interior de la justicia. Por supuesto, es subjetivo. Pero si piensas que una determinada relación no es equilibrada y no es justa, de manera inconsciente vas a intentar compensarla. Suele ser a través de maneras indirectas, como hacer comentarios sarcásticos a la otra persona o ponerte como un basilisco cuando se ha vuelto a dejar el vaso encima de la mesa de las fotos. Lo que sea. El efecto compensación es también una de las claves para comprender los conflictos en el mundo de la empresa. Cuando un jefe es demasiado duro con su equipo, este va a buscar compensar la situación con las herramientas que tengan a su alcance, como criticarle, cometer errores de manera consciente o inconsciente, ponerse enfermos y muchas otras acciones que, lógicamente, dependerá de la escala de valores de cada uno. Pero lo interesante es entender cómo somos. Si los dos contadores están continuamente funcionando en nuestra cabeza aunque no nos demos ni cuenta, hagamos algo para corregirlo. Y la buena noticia es que se puede conseguir.

Si sabemos decir las cosas a tiempo, evitaremos que se acumulen en el tiempo. Pongamos un ejemplo muy gráfico y cotidiano: si lavamos los platos después de comer, será más fácil que se vaya la suciedad. Si por el contrario, los platos sucios se quedan en el lavavajillas durante días o se van acumulando en el fregadero, cuando queramos limpiarlos nos dará más grima. Igual sucede con las palabras no dichas. Cuanto antes hables de lo que te molesta, será más fácil de corregir los posibles malentendidos. Pero para eso, necesitamos aprender a hacerlo. Necesitamos entrenar lo que se conoce como el “feedback inmediato” (y lo siento por el anglicismo), es decir, hablar de lo que te ha molestado u ofendido sin que se pudra en el tiempo. Igualmente, si tienes una actitud que puede ofender a otros como ocurre cuando un jefe es muy coercitivo, por ejemplo, piensa que eso tendrá consecuencias de manera indirecta. Y ahora, por ejemplo, que el mercado laboral está activándose, es muy probable que incremente la rotación no deseada como efecto de compensación de personas que han aguantado y que están esperando dar el salto.

En definitiva, tanto a en nuestra vida privada como profesional tenemos contadores sobre lo que hacemos y lo que el resto hacen por nosotros. En la medida en que se desequilibre, intentaremos compensarlo con acciones normalmente indirectas. Por ello, en la medida que sepamos hablar de lo que nos ha molestado lo antes posible, conseguiremos reducir posibles conflictos. Y en la medida que seamos conscientes de que lo que hacemos afecta a otros y que el resto buscará compensar aunque no sea conscientemente, podremos cuidar mejor nuestras relaciones personales y profesionales.

Fuente:

El País

¿Eres orgulloso? El precio que pagas

Si hay una emoción poderosa, esa es el orgullo. Campa por sus anchas en las empresas, en las relaciones personales y por supuesto, en la pareja. Tiene su lado amable, pero cuidado, su cara negativa resulta muy poco práctica. Veamos qué podemos hacer cuando somos “orgullosos sin sentido” (o cuando otros lo son).


“A Dios pongo por testigo de que no volveré a pasar hambre" dijo Scarlett O'Hara, mítico personaje de la película “Lo que el viento se llevó”. Su personaje era caprichoso a más no poder pero en un momento de penuria, se promete a sí misma resolver su situación y se lía la manta a la cabeza. Fue un ejemplo de manual de “despertar el orgullo para tomar una determinación que te cuesta” y esta es una de las versiones amables de esta emoción.

Cuando nos pican el orgullo, nos ponemos las pilas. De hecho, es una técnica que a veces utilizan los entrenadores y que se ve en las películas. No es especialmente recomendable, pero a veces tiene su éxito. Existe otra situación en la que el orgullo resulta también positivo en su justa medida, cuando lo sentimos por algo o por alguien. Y si no, que se lo digan a los fans de un equipo de fútbol o a los padres que están entusiasmados viendo a sus hijos hacer alguna proeza. También podemos estar orgullosos de nosotros mismos, cuando terminamos un trabajo que parecía infinito o sencillamente, conseguimos que no se nos queme un plato en el horno. Cada cual tiene un listón personal. Pero por estas cosas el orgullo no estaría en la diana de las emociones poco recomendables. Junto con su lado amable, convive otro bien negativo, que nos hace daño y que nos ayuda a ganar el premio de “seres con poco sentido común”. O si no, piensa ¿qué cosas no has hecho por orgullo aunque lo desearas?

El orgullo está relacionado con la autoestima. Cuando esta se ve dañada por algún motivo, se despierta como un chaleco antibalas. Aunque su intención sea buena, es difícil conectar con la otra persona o con uno mismo desde ese lugar, porque lo que se esconde detrás es uno de nuestros peores miedos: el rechazo a no estar a la altura, a que no nos quieran… Es una respuesta inconsciente, pero que desgraciadamente a la larga, daña mucho. El orgulloso tiene mucha dificultad para ser flexible, para cuestionarse o para recular ante un error. La palabra perdón o el hecho de reconocer “una aparente debilidad” se le atraganta. Y desde ahí, va aguantando los días y es incapaz de ceder. Por eso, esta actitud arrogante nos hace pagar un precio elevado: la soledad. Así somos muchas veces, pero la buena noticia es que podemos salir de ello.

Lo primero que tenemos que preguntarnos: ¿cuál es nuestro objetivo vital, tener la razón o ser felices? Si nos obcecamos por lo primero, podremos quedarnos solos demostrando una y otra vez que el resto del mundo es el responsable de lo que nos duele. Pero desde ahí, no se avanza y encima, nos quedamos peor. Por ello, no es una decisión precisamente práctica. La mejor inteligencia es aquella que nos ayuda a tomar decisiones adecuadas y a veces, es preferible pasar un momento en el que te escuece una palabra (como pedir perdón o reconocer un error) que tirarte los días aguantando por orgullo.

Lo segundo y lo más importante, necesitamos honestidad profunda. Detrás de los arranques de orgullo que nos daña, hemos de reconocer que lo que hay es dolor o miedo, miedo a sentirnos solos, al rechazo o a la crítica. Desde la sinceridad crecemos y podemos avanzar. Hablar en términos de orgullo nos distancia aún más de los otros y de nosotros mismos (recordemos, el chaleco antibalas puede llegar a asfixiarnos). Cuando reconocemos que algo nos duele y no soltamos lo primero que nos dicta el orgullo, podemos entablar una conversación sincera con el otro y con uno mismo.

¿Y qué hacer cuando la persona que tenemos enfrente hace gala del orgullo en su peor faceta? Una vez más, necesitamos cambiar el punto de vista. Si en vez de contemplarle desde esa respuesta exagerada, comprendemos que es una persona que está herida y que no tiene mejores recursos, podremos entablar una conversación más honesta. Pero si el otro se niega a ello porque el orgullo le puede, lo mejor es que sea el tiempo quien le ayude a entrar en razón.

En definitiva, todas las emociones tienen un por qué. El orgullo presenta su lado amable cuando nos ayuda a superarnos o cuando sentimos satisfacción por otros o por nosotros mismos. Sin embargo, tiene también una mala versión de sí misma, cuando el orgullo actúa como unos zancos que elevan a una autoestima debilitada. Desde ese lugar, es difícil sentirse bien con uno mismo.

Fuente:

El País

25 de junio de 2016

El poder de la voz de la madre en sus hijos

Más regiones que las que se estimulan al oír otras voces son activadas cuando el niño oye la voz de su madre. Oír la voz materna anima las emociones, el afecto, la memoria, y la recompensa, e impulsa las habilidades comunicativas y sociales de los niños.

Es lo que revela un reciente estudio de un equipo de científicos de la Stanford University School of Medicine, en Estados Unidos.

Vínculo madre e hijo

El vínculo entre la madre y sus hijos cada vez se revela como más importante para el correcto desarrollo del segundo. El contacto piel con piel entre la madre y el hijo, después justo de dar a la luz, por ejemplo, resulta fundamental para el desarrollo posterior del bebé

El psiquiatra británico John Bowlby fue el primero en exponer una teoría coherente sobre el apego y el desarrollo de los niños en 1960. Mary Ainsworht, de la Universidad John Hopkins de Baltimore, aportaría los datos empíricos que demostraban que, si el progenitor no suscita en el bebé una sensación de seguridad, cuidado y afecto, el bebé no se desarrolla en la medida necesaria para relacionarse con el mundo.

La voz materna

De igual modo, la voz materna, según el estudio realizado por científicos de la Stanford University School of Medicine y que ha sido publicado en PNAS, señala que resulta también muy importante. 

En el estudio se midió la actividad cerebral de 24 niños sanos de entre 7 y 12 años mientras escuchaban palabras de menos de un segundo y sin sentido de sus madres biológicas, parangonadas con las de dos mujeres desconocidas

Una amplia variedad de regiones cerebrales se activa en los niños cuando escuchan la voz de sus madres, tal y como explica Daniel A. Abrams, autor principal del trabajo e investigador en el departamento de Psiquiatría y Ciencias Comportamentales:

Estas regiones incluyen no solo las estructuras auditivas del cerebro, sino también las que están asociadas con la recompensa y el procesamiento de las emociones, el afecto, y la memoria, así como las regiones visuales asociadas con el procesamiento de la cara (los niños no ven nada cuando se les hace el escáner) (...) Nuestro trabajo sirve como patrón inicial para examinar las bases de la percepción del habla en poblaciones clínicas, como los autistas.

Tomado de:

Xakata Ciencia

5 de mayo de 2016

El cerebro ve las caras diferentes según nuestros prejuicios

Este sesgo en el procesamiento visual se produce de forma inconsciente y afianza los prejuicios.





¿Está seguro de que sus amigos, o «menos amigos», son realmente como usted los ve? Si la pregunta le parece extraña, espere a leer lo que ha descubierto un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Nueva York: Los estereotipos que tenemos puede influir en el procesamiento visual del cerebro, que hace que veamos las caras de los demás de manera que se ajusten a nuestras ideas preconcebidas.

Si los expertos en comunicación nos habían advertido ya de que prestamos más atención a aquella información que está de acuerdo con nuestras creencias, ahora este nuevo estudio viene añadir una prueba más de que nuestra visión del mundo podría depender del "color del cristal con que miramos", o sea de los prejuicios e ideas preconcebidas que tenemos. Ya lo decían los clásicos: los sentidos nos engañan. Y de qué manera.

"Nuestros resultados proporcionan evidencia de que los estereotipos que tenemos pueden alterar sistemáticamente la representación visual de una cara en el cerebro, que distorsiona lo que vemos para estar más en consonancia con nuestras expectativas sesgadas", explica Jonathan Freeman, del Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York y autor principal del artículo que aparece en la revista Nature Neuroscience.

Al parecer hay estereotipos ampliamente extendidos, como por ejemplo que los hombres son más agresivos mientras que las mujeres tienen una tendencia más apaciguadora. Y el estudio sugiere que este tipo de asociaciones estereotipadas pueden dirigir el procesamiento visual de otras personas, alterando la forma en que el cerebro ve el rostro de una persona.

Las personas extraemos una gran cantidad de información de la cara de los demás, incluyendo categorías sociales como el sexo, la raza, o la emoción que están sintiendo. Tradicionalmente se pensaba que cada una de esas dimensiones está representada de forma independiente. Sin embargo, investigaciones recientes lo han puesto en duda, argumentando que esas información que proporciona un rostro puede estar entrelaza.

Investigaciones previas han demostrado que los estereotipos filtran lo que pensamos de los demás y cómo interactuamos con ellos, moldeando muchos aspectos de nuestro comportamiento, a pesar de nuestras mejores intenciones. Pero el trabajo publicado en Nature muestra que los estereotipos van más allá aún y pueden tener un impacto más insidioso, llegando incluso a influir en nuestro proceso visual inicial de una persona, de una manera que se ajuste a nuestros prejuicios. Y a su vez, como han demostrado anteriores, la forma en que percibimos una cara puede influir en nuestro comportamiento.

El artículo completo en:

ABC



University College London: La ecuación matemática de la felicidad

¿Cuál es el secreto de la felicidad? ¿De qué depende? Una nueva investigación de la University College London (Reino Unido) parece haber descifrado la fórmula de la felicidad mediante una ecuación matemática.

Para el estudio, que ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los investigadores realizaron resonancias magnéticas cerebrales a 26 voluntarios, con múltiples pruebas de recompensa y pérdida, que tenían que ser constantemente valoradas por su nivel de felicidad. Los científicos observaron que la actividad en dos áreas concretas del cerebro (el núcleo estriado ventral y la ínsula) se correspondía con el nivel de felicidad. Con estos datos diseñaron la fórmula de la felicidad.

Los científicos quisieron poner a prueba entonces su ecuación matemática. Para ello, analizaron los datos de una encuesta incluida en una aplicación para móviles “The Great Brain Experiment” en la que participaron 18.000 personas y los sometieron a la ecuación en cuestión para predecir exactamente cuán feliz se sentían dichas personas.

“Nuestra ecuación hizo un buen trabajo explicando la felicidad. Incluso con este amplio espectro de participantes, hay una relación sorprendentemente consistente entre satisfacción, expectativas y felicidad. Las expectativas también afectan a la felicidad, incluso antes de aprender el resultado de una decisión. Si tienes planes de reunirte con un amigo en tu restaurante favorito, esas expectativas positivas pueden aumentar la felicidad tan pronto como realices el plan. La nueva ecuación captura estos diferentes efectos de las expectativas y permite predecir la felicidad sobre la base de los efectos combinados de muchos acontecimientos del pasado”, afirma Robb Rutledge, líder del estudio.

Así pues, según el estudio, la felicidad no sólo depende de la satisfacción del individuo, sino también de sus expectativas. A pesar de que la fórmula no indica cómo ser feliz, sí plantea una interesante herramienta para estudiar la felicidad y los trastornos emocionales a escala masiva.

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Muy Interesante

28 de enero de 2016

¿Por qué se pelean más las parejas?

El insomnio no solo perjudica la salud, sino también las relaciones humanas. Los conflictos entre parejas normalmente salen a relucir tras pasar una mala noche con poco descanso, según un estudio que acaba de publcar la revista Social Psychological and Personality Science. El trabajo revela que uno de los factores que conduce a las parejas a enzarzarse en discusiones dañinas e innecesarias es pasar una noche en vela.

Según han podido concluir Amie Gordon y sus colegas de la Universidad de California en Berkeley (EE UU) tras estudiar a más de 100 parejas durante dos años, este fenómeno se explica porque la falta de descanso nocturno reduce la capacidad de evitar y manejar conflictos. La habilidad para evaluar las emociones del compañero sentimental también se ve claramente mermada tras una noche de desvelo.

Las desveladas se dan, generalmente en estas circunstancias: cuando hay uno (o más bebés) en el hogar, cuando uno de los cónyugues pasa demsiado tiempo en una fiesta o reunión causa desvelo en su media naranja...

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Muy Interesante

25 de diciembre de 2015

Los vencedores son más agresivos


Un estudio revela que los ganadores de una competición se comportan de forma más agresiva hacia los perdedores que a la inversa. El trabajo, que se publica en la revista Social Psychological Personality Science, es el primero que examina el comportamiento de los competidores hacia las personas con las que se enfrentan.

Los investigadores realizaron tres experimentos con estudiantes de Francia y Estados Unidos, que consistían en diferentes pruebas en las que tenían que competir con unos adversarios que en realidad no existían. Después de la primera prueba, a la mitad de los participantes se les decía que habían ganado y a la otra mitad que habían perdido. En un segundo ensayo los que perdían recibían un "castigo" como beber un refresco con picante o escuchar un sonido estridente. Los participantes podían decidir tanto la cantidad de picante como la intensidad y duración del sonido que recibirían sus adversarios. Los resultados mostraron que quienes supuestamente habían ganado en la prueba anterior añadían más picante a la bebida y sometían a sus contrincantes a sonidos más altos que los que habían perdido.

"Parece que las personas tienen una tendencia a pisotear a aquellos a los que han derrotado", explican los autores, de la Universidad de Ohio. "Los perdedores, sin embargo, no reaccionan con más agresividad de la habitual contra los que les han ganado". El siguiente paso, indican, será estudiar si los vencedores son agresivos solo con las personas a las que han derrotado, o si bien mantienen este comportamiento con todo el mundo.

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Muy Interesante

18 de agosto de 2015

¿Sabías que el sentido del tacto condiciona nuestras opiniones?


¿El sentido del tacto condiciona nuestras opiniones?Lo que tocamos en cada momento cambia nuestro modo de pensar, según revela una investigación publicada en el último número de la revista Science. En una serie de seis experimentos en los que intervenía el sentido del tacto, investigadores de las Universidades de Harvard y Yale y el Instituto MIT han comprobado cómo este sentido, que es el primero que adquieren los bebés, condiciona los procesos cognitivos y las actitudes sociales.

Una de las pruebas consistió en comprobar cómo actuaban varias personas durante una negociación sobre el precio de un coche nuevo. Los psicólogos concluyeron que aquellos que estaban sentados en sillas rígidas eran menos flexibles a la hora de modificar su postura que aquellos acomodados en asientos mullidos o con cojines. En otro experimento, algunos participantes sujetaron una manta suave y otros un bloque de madera mientras les contaban una historia ambigua, ambientada en un entorno laboral, entre un empleado y su supervisor. A la hora de valorar la actuación del empleado, los que sujetaban el bloque de madera le consideraron más rígido y estricto.

Además, para medir los efectos de las distintas texturas, los sujetos tuvieron que completar puzzles antes de oír una historia sobre una interacción social. Las piezas de algunos puzzles tenían un tacto áspero y las de los otros eran suaves. Aquellos que habían hecho el puzzle áspero fueron más propensos a describir la situación narrada como dura. Por otra parte, los que manejaban piezas suaves tendían a describirse a si mismo como más sociables y cooperativos.


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Muy Interesante

3 de julio de 2015

Maltrato a los hombres, ¿una realidad que se padece en silencio?

A propósito de este tuit que está sacando roncha a las feministas radicales:





En Europa Press encontré este tema sobre el maltrato que reciben los varones por parte de las mujeres, en el artículo se explica las rrazones por las cuales los hombre no denuncian el maltrato que reciben por parte de las féminas, podríamos citar: a) falta de apoyos jurídicos, b) falta de recursos para el hombre maltratado, c) problemas de credibilidad, d) miedo al ridículo, entre otros.

Les dejo el enlace:


Europa Press






2 de julio de 2015

¿Qué pasa cuando tu pareja no puede expresar sus sentimientos?

Es más difícil encontrar un hombre que exprese sus sentimientos a una mujer que no sea sensible o expresiva. En un informe publicado en el 2013, la Sociedad Española de Neurología señaló que el 10% de la población mundial padecía de alexitimia. En la actualidad, no hay estudio que determine si esta cifra ha aumentado. Pero, ¿qué es la alexitimia?

La alexitimia es la dificultad (o un conjunto de actitudes) que impide expresar y controlar verbalmente los sentimientos y las emociones.
El psiquiatra Enrique Galli de la Clínica Ricardo Palma, señala que las personas con esta condición tienen un pensamiento más racional, no analizan las emociones asociadas a la situación, presentan dificultades para desarrollar fantasías internas,poca creatividad y, en muchas ocasiones, no logran interactuar con los demás.
Daniela Brahim, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, indica que quienes padecen este trastorno presentan cambios en el sistema límbico (llamado también cerebro medio), que es la parte situada debajo de la corteza cerebral donde se procesan y controlan las emociones.
La alexitimia se puede dividir en temporal y crónica. La primera es causada por una depresión y la segunda, por un problema neurológico o de personalidad.
Los padres, al ser los primeros cuidadores de los niños, cumplen una función esencial para prevenir la alexitimia, porque son quienes los ayudan a reconocer y manejar las emociones. Si ellos no educan en este aspecto, el hijo no podrá verbalizar sus sentimientos.
En relaciones de pareja, la alexitimia puede provocar graves conflictos, porque no se establece una comunicación bidireccional. Incluso, al no compartir los sentimientos, la otra parte (usualmente la mujer en una relación heterosexual) puede relacionarlo con un tema de infidelidad.
Para solucionar esta incapacidad, lo primero que debe hacer la persona que lo padece (o los de su entorno) es identificarla. Luego, acudir a un especialista que ayude a romper la dificultad de expresarse. Las opciones que normalmente se aplican en estos casos son la terapia psicológica, en la que se trabajarán las emociones y la terapia cognitiva conductual, donde se busca cambiar sus conductas y pensamientos para que puedan entender y expresar las emociones. Cuando la alexitimia es una consecuencia de un problema psiquiátrico, se tiene que tratar con medicamentos antidepresivos.
ALGO MÁS
Al ser también un problema conductual, la alexitimia se relaciona con:
• Esquizofrenia o psicosis. Se presentan trastornos conductuales y afectivos. Autismo o Asperger. Por mostrar dificultad para entender las situaciones y expresiones físicas de otros y de uno mismo.
• Depresión melancólica. Quien la padece está inhibido y no puede manifestar sus sentimientos.
• Trastornos psicosomáticos. Al no poder expresar los sentimientos, se presentan síntomas físicos.
El artículo completo en:

24 de abril de 2015

¿Qué es la Terapia Dialéctico Conductual?


Sabemos que nos estaban extrañando, así que seguimos con la serie de terapias de tercera ola. Hemos cubierto hasta ahora una introducción general sobre qué demonios son las terapias de tercera ola y luego hemos ido dedicando sucesivos artículos describiendo las características de cada uno de esos modelos: hablamos de terapias basadas en mindfulnessterapia metacognitivaentrevista motivacionalpsicoterapia funcional analíticaactivación conductual y terapia conductual integrativa de parejas. Hoy, después de un largo hiato, es el turno de Terapia Dialéctico Conductual (“DBT” para los amigos, por las siglas en inglés), uno de los modelos que más me gustan, debo confesar.

Un extraño híbrido

Para empezar, imaginen que son terapeutas frente a esta situación:
El télefono del consultorio suena a las seis de la tarde un viernes; has tenido una larga y estresante semana y estás anticipando un fin de semana relajado. Quien llama es una de tus pacientes. Te dice que tiene una crisis suicida y está parada en ese momento en un puente con intenciones de tirarse. Había planeado dejarte un mensaje en el teléfono disculpándose por su acción. Tiene una emocionalidad apagada e indica que varios eventos que sucedieron en las últimas 48 horas han incrementado su riesgo, ya crónicamente alto. Ha sido frecuentemente hospitalizada en situaciones similares en el pasado, pero esto rara vez ha ayudado. Se siente desesperanzada y reacia a hablar.
¿Cómo responder frente a un caso así? “¿Permanecés en el teléfono y tratás de calmarla ofreciéndole apoyo u otras intervenciones? ¿Intentás resolver el problema que llevaron a la crisis? ¿Intentás averiguar dónde está para enviar servicios de emergencia en su ayuda? Y si es así, ¿te quedás con ella en el teléfono hasta que lleguen? ¿Vas a requerir una hospitalización? ¿Qué vas a hacer, y principalmente, qué principios vas a utilizar para decidir qué hacer?”
—Swales y Heard, Dialectical behaviour therapy, distinctive features. 2009.
A todo terapeuta, experimentado o no, le corre un escalofrío por la espalda ante situaciones de este estilo. Y es justamente para responder a este tipo de casos que surgió DBT.

En aguas turbulentas

DBT se propuso inicialmente como un abordaje dirigido exclusivamente a pacientes multiproblemáticos, con conductas suicidas, problemas interpersonales serios y autolesiones, lo que dentro del sistema de diagnóstico DSM se denomina “Trastorno Límite de la Personalidad” (TLP).
El TLP es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por “un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, en la autoimagen y en la afectividad y una notable impulsividad que comienzan al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos” (DSM-IV, 1994).
Lea el artículo completo en:

23 de abril de 2015

¿Cómo entrenar a tu cerebro para abandonar los malos hábitos?

Solo la práctica y la recurrencia lograrán modificar nuestras neuronas. Te mostramos el camino para lograrlo.



Siempre te lo propones, pero nunca lo consigues. No te preocupes porque es algo que nos ha pasado a todos. Lo intentas, vuelves a intentarlo, te prometes que esta vez no decaerás en tu cruzada por abandonar esa costumbre que te encanta aunque tanto te perjudica. ¿Pero por qué no lo logras? La solución está en tu cerebro. Sea cual sea el mál hábito que quieras corregir, te aseguramos que si sigues unas pautas y logras escuchar a tu cuerpo y entrenar a tu cerebro no habrá nada que te frene en tu camino hacia una nueva vida.
Silvia Escribano, psicóloga, coach y autora de «Neurocoaching», nos da las pautas para aprender a escucharnos, a salir de la temida «zona de confort» y a abandonar, de una vez por todas, esos malos hábitos que tanto nos atormentan:
— Escúchate a ti mismo. Desconecta el piloto automático en el que sueles vivir y no dejes que se conecte solo. En opinión de la experta, habitualmente «vamos por la vida sin vivir el presente, sin darnos cuenta de lo que nos rodea. Vivimos desde los hábitos del comportamiento y con pocos momentos para ser conscientes». Además, Escribano apunta que «ese piloto automático es una rutina de defensa, pues todo lo que sea nuevo descoloca al cerebro. Debemos salir de nuestra zona de confort».
— Decide que quieres cambiar de vida y ponte manos a la obra. ¿Qué es lo que nos lleva a iniciar un mal hábito? En opinión de la experta, «las personas funcionamos porque obtenemos un beneficio de forma consciente o inconsciente. Seguimos haciendo ciertas cosas porque para nuestro inconsciente es beneficioso, aunque no seamos capaces de verlo. Debemos pensar, hacer balance de qué hábitos nos compensan y cuáles no» y, por supuesto, tener muy en cuenta todo lo que ganas si logras dejarlo.
— Tu estado emocional cuenta. «Tus emociones implican una tendencia a sentirte de una manera y actuar de una forma determinada. El cambio de hábito, por tanto, se inicia en tu interior», dice Escribano. Pero, ¿cómo saber si realmente estamos preparados para iniciar ese nuevo camino? «Todo depende de la motivación y el grado de compromiso. Pregúntate qué te motiva o qué quieres incorporar a tu nueva vida».
— Presta atención a tu cuerpo y a tus sentidos. Nuestro sistema nervioso, dice la experta, nos envía constantemente mensajes que debemos escuchar y analizar con calma. «Hay veces que esas señales se materializan en tensiones musculares, hábitos de sueño, irritabilidad, frustración... La única manera de escuchar al cuerpo es estableciendo paradas programadas en las que te preguntes '¿cómo estoy?' '¿cómo ha ido el día?' ¿qué emociones tengo?'»
— Cuestiónate: ¿Qué quieres? Presta atencion de forma abierta a lo que diga tu interior y define con claridad tus objetivos sabiendo qué no quieres tener más dentro de tu vida. «Cuando quiero hacer algo y lo hago es porque he tomado la decisión de hacerlo. Cuando hay algo que no hago es porque no he sido capaz de tomar la decisión». Para lanzarnos a dar ese paso y salir de nuestra zona de confort, dice la experta, «deberemos buscar espacio en nuestro interior, escucharnos de verdad».
— Presta atención de forma abierta a todo lo que ocurra con aceptacion. No te aferres a determinadas rutinas. Sustituye hábitos ineficaces por buenos hábitos.
— Sé constante en la incorporación del nuevo hábito. El cuerpo aprende en la recurrencia.
— Voluntad y determinación son dos buenos compañeros de viaje.
— Haz que el cambio de hábito sea divertido. Celebra cada paso que des en la consecución de tu objetivo y date un premio.
— Tus neuronas comenzarán a modificarse: «Las conexiones entre neuronas se modifican cuando aprendes algo, cuando dedicas determinadas neuronas y conexiones específicamente para ello. No basta con aprender, es necesario aplicar lo que aprendes y experimentar las emociones de esa experiencia, solo así tus neuronas se darán por enteradas».
— No te pongas plazos: No hay un tiempo estipulado para saber que has conseguido cambiar de hábitos. Dependerá de lo que quieras dejar, de tu motivación e incluso de tu genética. «No todos los aprendizajes son iguales. Hay algunos aprendizajes más complicados que dependen de talentos o habilidades naturales, esfuerzo dedicado, grado de complejidad, grado de conocimiento…», asegura la experta.
Tomado de:

6 de enero de 2015

¿La tecnología realmente atenta contra la capacidad de tu memoria?

Dos personas entran a un seminario. Una saca fotos y graba video y audio de la presentación, al tiempo que la otra toma notas a mano. ¿Qué persona cree que recordará mejor la información? El primero puede usar sus notas digitales para crear algo nuevo sobre el tema, mientras que para el segundo no será tan fácil.

Aún así, siguen apareciendo investigaciones como una recientemente publicada en la revista Psychological Science. Esta afirma que tomar notas en papel le da a la persona una ventaja al momento de recordar, en comparación con alguien que lo tipea en un computador.

El argumento lleva varios años circulando y usualmente está basado en la idea de que la escritura a mano es lenta y deliberada. Esto le permite al lector un entendimiento más profundo de la información y, por ende, una mayor capacidad para recordar. En contraposición, los conceptos grabados por medio digital, algo que se hace de forma rápida y automática, limitan la comprensión y, en consecuencia, su posterior memorización.

Existen argumentos similares respecto a la capacidad de recordar cosas leídas en una pantalla de smartphone, tableta o e-reader, por ejemplo, en oposición al papel impreso.

Pero, memorizar información, ¿debería seguir siendo una prioridad? 

El articulo completo en:

América Economía

7 de noviembre de 2014

Pedibús: iniciativas para ir andando al colegio

Cada vez más ciudades de todo el mundo organizan pedibuses para que los estudiantes vayan a pie al colegio.

El coche privado protagoniza la movilidad urbana y la forma de estructurar las ciudades. El desplazamiento a los centros educativos no es una excepción. Las consecuencias: más atascos, más contaminación, y una peor salud. El pedibús pretende cambiar dicha situación. Esta iniciativa, cada vez más utilizada en todo el mundo, organiza grupos de escolares para llegar a pie a su colegio acompañados de uno o más adultos. Este artículo explica las ventajas de ir andando al colegio, cómo organizar un pedibús, y algunas iniciativas destacadas.


Ventajas del ir andando al colegio

Los impulsores del pedibús señalan las siguientes ventajas de que los estudiantes vayan a pie a sus centros educativos:
  • Ambientales: Los coches son la principal causa de contaminación atmosférica en las ciudades al emitir gases nocivos como los óxidos de nitrógeno (NOx), y también contribuyen al cambio climático al expulsar gases como el dióxido de carbono (CO2). El pedibús reduce su uso y mejora así la calidad del aire urbano. Además, es un sistema de educación ambiental que inculca a los más jóvenes las bondades de caminar y de no usar el coche. 
  • Sanitarias: El rendimiento intelectual y físico de los estudiantes mejora, a la vez que sufren menores problemas de obesidad, según diversos estudios científicos.
  • Económicas: Al reducir el uso del coche privado, sus usuarios gastan menos en combustible y mantenimiento. La reducción de la contaminación se traduce en un menor impacto para la salud ciudadana y por tanto un menor gasto para la sanidad pública. Al reducirse los atascos en las horas punta, la productividad mejora.
  • De seguridad vial: Los automovilistas conducen con más cuidado al ver a los estudiantes en grupo y con una señalización adecuada. Se benefician así tanto los integrantes del pedibús como las zonas por las que transcurre el grupo. Los accesos a los colegios se vuelven más transitables y menos caóticos y se reduce el riesgo de atropello.
  • Psicológicas: Caminar es más relajante que ir en coche. Además, según una encuesta realizada a los participantes de una iniciativa de pedibús en San Sebastián, los niños prefieren esta forma de desplazarse cuando la prueban, y se vuelven más autosuficientes y responsables consigo mismos y con los más pequeños del grupo.
  • Sociales: Los estudiantes hacen amistades e interactuan entre ellos y con los responsables del grupo.

¿Se anima a organizar un pedibús? LEA ESTO

6 de noviembre de 2014

Fantasear está acabando con tu energía (y alejándote de realizar tus sueños)

La ventaja que ofrece este método sobre otros es que no niega el poder del pensamiento positivo ni asume que el pensamiento negativo sea “malo“: se trata de buscar un equilibrio entre lo que deseamos y lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo.


“Creer es poder”, ¿no es cierto? Muchos lectores recordarán el éxito que tuvo una serie de superación personal llamada El Secreto, que consistía básicamente en ejercicios de visualización para traer a nuestras vidas todo aquello que siempre habíamos deseado, gracias a la ya famosa “ley de atracción”. ¿Pero qué pasaría si encontráramos que, en realidad, la visualización y el pensamiento positivo nos desgastan y nos alejan poco a poco de nuestros deseos, sueños y mejores intenciones?

La psicóloga Gabriele Oettingen ha dedicado su carrera a estudiar los efectos del pensamiento positivo de las personas, así como el impacto que este tiene en la realidad. En 2011 llevó a cabo un estudio donde a los participantes les estaba prohibido beber agua. Luego, los sedientos participantes pasaban por un ejercicio de visualización donde se les pedía imaginar un vaso de agua fresca (aquello que seguramente deseaban más que nada en ese momento). Por último se procedió a tomar la presión sanguínea. Aunque estaban relajados por el ejercicio, Oettingen descubrió que en realidad estaban menos motivados, o dicho de otro modo, que la fantasía había suplido la intención.

La mente es poderosa, sin duda; pero en algunos casos, nuestras fantasías pueden jugarnos malas pasadas. Imaginarse trabajando en lugar de procrastinar fijará la tendencia a procrastinar. Incluso se ha considerado que el discurso político de campañas electorales mantiene una correlación negativa con la realidad (esto es, que mientras más empleos se prometen, la tasa de desempleo se ahonda).

Para ciertos gurús motivacionales o coachs de programación neurolingüística, “nuestro cerebro no distingue lo real de lo imaginario”. El estudio de Oettingen demuestra, paradójicamente, esta premisa, pero llevada a su extremo: imaginar vívidamente te hace perder el impulso de materializar tu deseo.

genio¿Existe algún ejercicio mental para llevar nuestros deseos a cabo? Sí, pero no es 100% mental, y no necesita de ningún genio de la lámpara.

En su nuevo libro, la doctora Oettingen analiza las ventajas del “contraste mental”, una técnica que conjuga el pensamiento positivo con el negativo, tratando de reemplazar patrones y hábitos mentales. Como decir “contraste mental con intenciones de implementación” era poco atractivo en términos mercadológicos, Oettingen decidió bautizar su técnica como “Woop” (“wish, outcome, obstacle, plan”, o deseo, resultado, obstáculo, plan). Veamos cada parte del proceso:

Deseo

Piensa detalladamente en algo que deseas durante un par de minutos.

Resultado

Luego, imagina vívidamente todo lo positivo que asocias con ese resultado (un mejor empleo, reconocimiento de tus pares, una emoción determinada, etc.; cualquier cosa).

Obstáculo

Pregúntate qué hay en ti que esté impidiendo que tu deseo se materialice (no vale culpar a tus padres, tu jefe, tu pareja o factores socioeconómicos/místicos/religiosos de ningún tipo; se trata de un ejercicio de autocrítica y responsabilidad).

Plan

En este punto, puedes trazar un plan utilizando la estrategia “si-entonces”: “Si mi pánico escénico me impide dedicarme a la música, entonces me recordaré todo lo que he estudiado/practicado”, o “Si me encuentro perdiendo el tiempo en redes sociales, entonces me levantaré del escritorio y saldré a dar una vuelta”, etcétera.

La ventaja que ofrece este método sobre otros es que no niega el poder del pensamiento positivo ni asume que el pensamiento negativo sea “malo”: se trata de buscar un equilibrio entre lo que deseamos y lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo.

Tal vez el verdadero milagro sea el de la responsabilidad del sujeto para afrontar las consecuencias de sus deseos: todos deseamos, pero sólo algunos están/estamos dispuestos a hacer lo necesario para cumplirlos. Encontrar motivación en lo que todavía no hemos hecho parece ser el verdadero “secreto”, más que dejarnos llevar como hojas por los vientos deseantes.
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11 de octubre de 2014

Perú: 1 700 000 sufren depresión y no son atendidas

Se calcula que en el Perú un millón 700 mil personas anualmente tienen depresión y requieren de atención, manifestó Yuri Cutipe, director de Salud Mental del Ministerio de Salud. Preocupante, y con el avance las reformas neoliberales la depresión será la enfermedad número en el Perú, si es que ya no lo es. Sin empleos de calidad, con slarios míseros, sin sindicatos y con los derechos pisoteados, con jornadas laborales extralargas, sin poder planificar un futuro... ¿quién no se deprimiría?




Cutipe dijo que es cierto que la bonanza económica en el Perú, especialmente en Lima, ha tenido repercusiones en la disminución en la frecuencia en la población de determinadas enfermedades mentales, especialmente los trastornos de ansiedad.

Sin embargo, aun cuando la prevalencia ha disminuido, encontramos un enorme volumen de la población afectada por los problemas de salud mental.

Agregó que la depresión en el Perú afecta la productividad del país en la regularidad a la asistencia en los trabajos y en la regularidad de continuar su formación académica.

Cutipe confesó que en la época incaica, los antiguos curanderos peruanos no solo se fijaban en la fractura (de un cerebro) si no también como se sentía una persona.

Sin embargo, dijo que en el mundo occidental la ciencia ha hecho que se desligue lo mental de lo físico y lo relacional; como si fueran mundos aparte de una misma persona.

Reveló que el sistema de salud peruano tiene una capacidad muy pequeña de reacción ante las necesidades de recuperación de los enfermos mentales como también de los problemas de prevención.

"El Perú, como muchos países vecinos, tiene un sistema de salud mental centrado en el aspecto psiquiátrico o psicológico; sin una visión psicosocial de utilizar los recursos en el medio donde vive la persona. Siendo esto un ejemplo claro de caso de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los niños", puntualizó.

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RPP

6 de octubre de 2014

¿Cómo se le llama a las personas que no se desilusionan ni se enfadan por nada nunca?

¿Qué es la ataraxia?


La ataraxia es la incapacidad del ser humano para sentir frustración. A pesar de que esto puede parecer positivo, se trata de un trastorno provocado por un ictus o incluso por un golpe en la cabeza (en la parte frontal), en el que el cerebro queda dañado; la falta de voluntad para enfadarnos o simplemente desilusionarnos, nos impide evolucionar como personas, puesto que la frustración nos ayuda a mejorar cuando algo no nos gusta o no estamos satisfechos con ello.
Su etimología procede del griego que significa literalmente “ausencia de turbación”. Sin embargo, a pesar de que la ataraxia podríamos relacionarla con una sensación permanente de tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos, vemos que hay que pagar un alto precio por ello, ya que las personas que sufren de ataraxia no son conscientes de sus limitaciones ni de las consecuencias que pueden acarrear sus actos

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Muy Interesante

23 de septiembre de 2014

Para pedir un aumento o subir una foto al Facebook, espérate al miércoles

En palabras del psicólogo Guillermo Fouce, el miércoles es la jornada de mayor rendimiento a nivel laboral, pues la capacidad mental y de esfuerzo y el ritmo de trabajo llegan a su máximo”.

También constituye el momento más oportuno para pedir un aumento de sueldo, según Office Angels, una empresa británica de reclutamiento de personal.

Para la consultora EdgeRank Checker, que asesora a las empresas para optimizar su presencia en las redes sociales, no hay mejor momento para subir comentarios o fotos a Facebook.

De hecho, el pico máximo de tráfico en esta red se registra el miércoles por la tarde, con lo que aumentan las opciones de ser más visto y leído. Una curiosidad: los miércoles, los niños tienen menos apetito y comen peor, afirma un estudio hecho en París por la Fundación Rothschild.

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Muy Interesante

15 de septiembre de 2014

¿Por qué el tiempo no pasa siempre a la misma velocidad?

Según la actividad que desarrollemos en un momento dado, las personas de las que nos rodeemos o incluso nuestra edad, nos parecerá que el tiempo transcurre muy lentamente o que pasa volando. Entre las experiencias que modifican la percepción de la llamada cuarta dimensión se encuentra la motivación.

Cuando nos sentimos estimulados y pretendemos alcanzar un objetivo concreto y deseado, sobre todo si tenemos la firme esperanza de conseguirlo y si responde a una necesidad básica, como comer o beber, el tiempo se desliza a toda velocidad. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Alabama publicado en Psychological Science, este fenómeno se debe a que en estas circunstancias se minimizan los procesos de la memoria y la atención, para apartar pensamientos y emociones irrelevantes.

Por su parte, el psicólogo Steve Taylor, investigador de la Universidad John Moores de Liverpool, en el Reino Unido, sostiene que la percepción del paso del tiempo viene condicionada en gran medida por la cantidad de información que procesamos. Así, transcurre más despacio para los niños porque están muy atentos a lo que acontece a su alrededor. Estos experimentan muchas cosas por primera vez, lo que les obliga a asimilar constantemente abundante información.


Sin embargo, para las personas adultas apenas existe novedad en las experiencias cotidianas, se han acostumbrado al mundo y todo les resulta familiar, según explica Taylor. De ahí que un año vivido a partir de los cincuenta nos parezca mucho más breve que doce meses de la niñez o la adolescencia.

Este efecto es aún más perceptible en las víctimas de accidentes, que suelen describir esas situaciones traumáticas como si hubiesen sucedido a cámara lenta. Pero no es porque el tiempo transcurriera más despacio en sus sesos, como ha demostrado el neurocientífico David Eagleman, del Baylor College de Medicina, en Texas (EE. UU.), sino por una triquiñuela de la memoria.


Cuando una experiencia nos asusta, entra en juego un área del cerebro llamada amígdala que hace que se almacenen más recuerdos que en otro tipo de acontecimientos. Dicho de otro modo, en situaciones críticas acumulamos una gran cantidad de información en la memoria en un lapso mínimo de tiempo. Por eso, las experiencias aterradoras generan memorias más ricas y densas, que nos hacen creer que el tiempo transcurrido fue mayor.

Fuente:

Muy Interesante
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