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14 de abril de 2016

La casa encantada por fenómenos no sobrenaturales

Jason Braithwaite era un psicólogo cognitivo de la Universidad de Birmingham que se fue interesando cada vez por las experiencias sobrenaturales que referían quienes habían dormido en la Sala de los Tapices del castillo de Muncaster, en Irlanda. Ya sabéis: psicofonías de niños gritando o llorando, pasos inquietantes, el roce de una presencia invisible...






Como un Cazafantasmas, Braithwaite instaló magnetómetros capaces de registrar campos magnéticos muy débiles. Descubrió unos campos magnéticos particularmente complejos asociados a la malla de hierro de la armadura de la cama bajo los colchones. Cuando el usuario de la cama se movía, la malla de hierro producía fluctuaciones en los campos magnéticos que rodeabana el cabezal de la cama


Según el estudio de Braithwaite, el simple hecho de moverse en esa cama de hierro producía pequeños efectos eléctricos en todo el cuerpo y, en particular, en el cerebro. De ahí a deducir que ello puede provocar alucinaciones hay un trecho, pero lo interesante del de estudio no es tanto su resultado como su enfoque: frente a un hecho sobrenatural no afirmar que es un hecho sobrenatural, sin más, sino buscar las causas naturales desconocidas que lo producen.

Un enfoque que también usó el ingeniero eléctrico Vic Tandy, al sospechar que eran los sonidos los que podían provocar determinadas alucinaciones fantasmales, tal y como explica Richard Wiseman en su libro Rarología:

Al escribir sobre sus experiencias en las páginas del Journal of the Society for Psychical Research, Vic especuló sobre que ciertos edificios pueden contener infrasonidos (quizás provocados por fuertes vientos al soplar a través de una ventaba abierta, o el ruido sordo del tráfico cercano) y que el extraño efecto de estas ondas de baja frecuencia puede hacer que algunas personas crean que el lugar está encantado.
Podéis leer su historia completa en Una corriente de aire para ver a Dios o el hombre que vio un fantasma y no se lo creyó.

Fuente:

Xakata Ciencia

6 de noviembre de 2014

Fantasear está acabando con tu energía (y alejándote de realizar tus sueños)

La ventaja que ofrece este método sobre otros es que no niega el poder del pensamiento positivo ni asume que el pensamiento negativo sea “malo“: se trata de buscar un equilibrio entre lo que deseamos y lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo.


“Creer es poder”, ¿no es cierto? Muchos lectores recordarán el éxito que tuvo una serie de superación personal llamada El Secreto, que consistía básicamente en ejercicios de visualización para traer a nuestras vidas todo aquello que siempre habíamos deseado, gracias a la ya famosa “ley de atracción”. ¿Pero qué pasaría si encontráramos que, en realidad, la visualización y el pensamiento positivo nos desgastan y nos alejan poco a poco de nuestros deseos, sueños y mejores intenciones?

La psicóloga Gabriele Oettingen ha dedicado su carrera a estudiar los efectos del pensamiento positivo de las personas, así como el impacto que este tiene en la realidad. En 2011 llevó a cabo un estudio donde a los participantes les estaba prohibido beber agua. Luego, los sedientos participantes pasaban por un ejercicio de visualización donde se les pedía imaginar un vaso de agua fresca (aquello que seguramente deseaban más que nada en ese momento). Por último se procedió a tomar la presión sanguínea. Aunque estaban relajados por el ejercicio, Oettingen descubrió que en realidad estaban menos motivados, o dicho de otro modo, que la fantasía había suplido la intención.

La mente es poderosa, sin duda; pero en algunos casos, nuestras fantasías pueden jugarnos malas pasadas. Imaginarse trabajando en lugar de procrastinar fijará la tendencia a procrastinar. Incluso se ha considerado que el discurso político de campañas electorales mantiene una correlación negativa con la realidad (esto es, que mientras más empleos se prometen, la tasa de desempleo se ahonda).

Para ciertos gurús motivacionales o coachs de programación neurolingüística, “nuestro cerebro no distingue lo real de lo imaginario”. El estudio de Oettingen demuestra, paradójicamente, esta premisa, pero llevada a su extremo: imaginar vívidamente te hace perder el impulso de materializar tu deseo.

genio¿Existe algún ejercicio mental para llevar nuestros deseos a cabo? Sí, pero no es 100% mental, y no necesita de ningún genio de la lámpara.

En su nuevo libro, la doctora Oettingen analiza las ventajas del “contraste mental”, una técnica que conjuga el pensamiento positivo con el negativo, tratando de reemplazar patrones y hábitos mentales. Como decir “contraste mental con intenciones de implementación” era poco atractivo en términos mercadológicos, Oettingen decidió bautizar su técnica como “Woop” (“wish, outcome, obstacle, plan”, o deseo, resultado, obstáculo, plan). Veamos cada parte del proceso:

Deseo

Piensa detalladamente en algo que deseas durante un par de minutos.

Resultado

Luego, imagina vívidamente todo lo positivo que asocias con ese resultado (un mejor empleo, reconocimiento de tus pares, una emoción determinada, etc.; cualquier cosa).

Obstáculo

Pregúntate qué hay en ti que esté impidiendo que tu deseo se materialice (no vale culpar a tus padres, tu jefe, tu pareja o factores socioeconómicos/místicos/religiosos de ningún tipo; se trata de un ejercicio de autocrítica y responsabilidad).

Plan

En este punto, puedes trazar un plan utilizando la estrategia “si-entonces”: “Si mi pánico escénico me impide dedicarme a la música, entonces me recordaré todo lo que he estudiado/practicado”, o “Si me encuentro perdiendo el tiempo en redes sociales, entonces me levantaré del escritorio y saldré a dar una vuelta”, etcétera.

La ventaja que ofrece este método sobre otros es que no niega el poder del pensamiento positivo ni asume que el pensamiento negativo sea “malo”: se trata de buscar un equilibrio entre lo que deseamos y lo que estamos dispuestos a hacer para conseguirlo.

Tal vez el verdadero milagro sea el de la responsabilidad del sujeto para afrontar las consecuencias de sus deseos: todos deseamos, pero sólo algunos están/estamos dispuestos a hacer lo necesario para cumplirlos. Encontrar motivación en lo que todavía no hemos hecho parece ser el verdadero “secreto”, más que dejarnos llevar como hojas por los vientos deseantes.
Fuente:

2 de julio de 2012

¿Quiénes tienen más fantasías sexuales, los hombres o las mujeres?

Especial: Sexualidad

verguenza-caraUn estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada ha demostrado que no existen diferencias significativas entre las fantasías sexuales que experimentan habitualmente los hombres y las mujeres, ya que ambos sexos fantasean con aspectos íntimos o románticos que involucran a la pareja o persona amada. Para llevar a cabo esta investigación, sus autores trabajaron con una muestra formada por 2.250 españoles (49,6% hombres y 50,4% mujeres), con edades comprendidas entre 18 y 73 años y que habían mantenido una relación de pareja heterosexual durante, al menos, los últimos seis meses.

Los resultados obtenidos indican que casi el 100% de hombres y mujeres ha experimentado alguna fantasía sexual de modo placentero y agradable a lo largo de su vida, y en torno el 80% de la muestra encuestada informa haber experimentado, al menos, una fantasía sexual de forma negativa o desagradable en algún momento.

Sin embargo, existen diferencias cuando se compara la frecuencia con que se tienen determinadas fantasías en ambos sexos. En concreto, los científicos observaron que las mujeres experimentan de modo agradable, con mayor frecuencia que los hombres, fantasías de tipo íntimo y romántico, teniendo estos pensamientos aproximadamente algunas veces al mes. Sin embargo, los hombres piensan con mayor frecuencia que ellas en actividades exploratorias, relacionadas con sexo en grupo o búsqueda de nuevas sensaciones, como “ser promiscuo”, “intercambio de parejas” o “participar en una orgía”. La frecuencia de estas fantasías van desde “alguna vez en la vida” a “alguna vez al año”.

Los investigadores de la Universidad de Granada advierten de que tener fantasías sexuales “favorece aspectos como el deseo o la excitación sexual, por lo que es un indicador de salud sexual”. En el marco de la terapia, afirman que es necesario tener en cuenta, además de la presencia o ausencia de las fantasías, la actitud que presenta el paciente hacia estas.

Fuente:

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