Hace más de un siglo, algunos enfermos de cáncer
experimentaron mejorías sorprendentes tras contraer la gripe. Los
médicos nunca pudieron determinar si el virus estaba matando al cáncer o
si la infección había espabilado a su sistema inmune, que normalmente
no identifica a las células malignas del cáncer. Aunque no podían
saberlo, estaban ante casos accidentales de inmunoterapia, el tratamiento que actualmente se usa contra un creciente número de tumores.
Un estudio publicado esta semana persigue ese mismo efecto
terapéutico usando un virus del resfriado modificado para hacer enfermar
selectivamente a las células tumorales. El trabajo se basa en un
adenovirus con dos pequeños cambios en su ADN que fue desarrollado en
2003 por Candelaria Gómez-Manzano y Juan Fueyo,
un matrimonio de neurólogos españoles que trabaja en el Centro de
Cáncer MD Anderson de EEUU desde 1994. El primer cambio hace que el
virus se una selectivamente a las integrinas, proteínas que abundan en
la superficie de las células tumorales. La segunda modificación solo le
permite replicarse y causar una infección si el gen del retinoblastoma
está desactivado, un marcador típico de los tumores ausente en células
sanas.
Los investigadores han usado este virus, llamado DNX-2401, para combatir el glioblastoma, el tumor cerebral más común y también el más letal.
Esta clase de cáncer no responde a la inmunoterapia. Los tratamientos
convencionales consisten en extirpar el tumor y aplicar radioterapia y
quimio, aunque en casi todos los casos hay recaídas y la mediana de
supervivencia es de 14 meses.
Los resultados de un estudio con 25 pacientes con
glioblastoma acaban de mostrar que el 20% de ellos vivieron más de tres
años tras recibir una sola inyección con el adenovirus en el cerebro.
Todos habían pasado previamente por el tratamiento convencional, pero
los tumores habían vuelto a aparecer. La supervivencia media de este
tipo de casos es de unos seis meses. En el ensayo clínico, el virus
redujo el tamaño de los tumores en el 70% de los pacientes y los tres
enfermos que mejor respondieron llegaron a vivir más de cuatro años.
“Es la primera vez que un virus oncolítico [que combate el
cáncer] muestra unos beneficios así contra el glioblastoma”, resalta
Gómez-Manzano. “Desde que comenzamos a estudiar terapias contra estos
tumores, el beneficio que han mostrado los pocos fármacos nuevos que han
llegado al mercado se han medido en semanas más de vida”, resalta la
neuróloga.
En los pacientes que mejor respondieron al tratamiento el
virus funcionó como una inmunoterapia. Primero el virus penetra en las
células tumorales y comienza a destruirlas. Después, el sistema inmune
de los pacientes detecta la presencia del virus y lo elimina eliminarlo.
“Este proceso provoca que las células tumorales queden desenmascaradas y
que el sistema inmune las aniquile incluso después de que el virus
oncolítico haya sido eliminado del organismo”, explica Juan Fueyo. Los
resultados de este estudio, en el que han participado científicos en EE
UU, España y Países Bajos, se acaban de publicar en Journal of Clinical Oncology.
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