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19 de marzo de 2013

Franklin, y el olor a pedo y a orina



Benjamin Franklin, además de haber pasado a formar parte del imaginario popular como el hombre que hizo ascender una cometa en mitad de una tormenta, también era un tipo bastante irónico. Hasta el punto de que escribió una carta “A la Real Academia de los Pedos” a fin de proponer a los científicos que encontraran alguna forma de que dejara de ser incómodo tirarse ventosidades en público:

Descubrir alguna sustancia saludable y no desagradable, para mezclar con nuestros alimentos comunes, o salsas, que haga que las descargas naturales de ventosidades de nuestro cuerpo sea no sólo inofensiva, sino agradable.
Franklin estaría contento de descubrir hoy en día pueden medirse los olores de los pedos, como os expliqué en Midiendo el olor de una flatulencia.

En esa misma carta, Franklin mostraba idéntica preocupación acerca del olor de la orina:
Comer unos pocos espárragos conferirá a nuestra orina un olor desagradable; y una píldora de trementina de tamaño no superior a un guisante, le conferirá el agradable aroma de las violetas.
Lo cierto es que el consumo de espárragos sí influye en el olor de la orina, aunque no en todos los casos (aproximadamente pasa en la mitad de la población, por cuestiones genéticas). Ello se debe a la descomposición en el cuerpo de una sustancia química presente en los espárragos (que se cree que es el ácido asparagúsico), lo que produce metil mercaptano y otros compuestos que contienen azufre.

Fuente:

FayerWayer

13 de marzo de 2013

Ya vienen: Las computadoras ¡con cinco sentidos!

Videos de la IBM donde explican cómo las computadoras tendrán vista, gusto, tacto, oído y olfato.

Video de Introducción:



Puede ver los cinco videos traducidos al español (un video por cada sentido) en El País (España)

24 de febrero de 2013

¿Qué resolución tiene el ojo humano?


Reflejo en un ojo

Según un estudio, el ojo humano captura imágenes a una resolución equivalente a 576 megapíxeles. 

Hay alrededor de 6 millones de conos o células sensibles a la luz en cada retina y entre 90 y 126 millones de bastones, las células responsables de la visión en condiciones de baja luminosidad.

Cada célula receptora contribuye con un punto individual de información de la imagen: algo así como un pixel en una pantalla.

Así que para una sola imagen, los conos del ojo capturan alrededor de 6 megapíxeles de información en color, mientras que los bastones consiguen 100 megapixeles en blanco y negro.

Pero muchos de los conos están agrupados alrededor de un punto central llamado fóvea y el ojo recorre su campo de visión constantemente para componer una imagen.

Teniendo esto en cuenta, el doctor Roger Clark, del Servicio Geológico de Estados Unidos, ha calculado que el ojo captura el equivalente a 576 megapíxeles.

Fuente:

BBC Ciencia

10 de febrero de 2013

Las lágrimas emocionales: ¿Cuál es la función de llorar?

A pesar de que conocemos los mecanismos fisiológicos que intervienen en la secreción de las lágrimas y, hasta cierto punto, los factores psicológicos que predisponen al llanto, el acto de llorar sigue siendo en gran parte un misterio. 

Incluso el lloro es capaz de sobrevenir por motivos contradictorios, como bien recogió William Blake en El matrimonio del cielo y el infierno: “El exceso de pena ríe. El exceso de dicha llora.”

Por si esto fuera poco misterio, el acto de llorar emocionalmente es universal, se produce en todas las culturas. Por ejemplo, durante los ritos funerarios lloran los integrantes de todas las sociedades, excepto en Bali (e incluso allí). Los bebés también lloran cuando sienten hambre o dolor. Y también se ha calculado que las mujeres lloran más que los hombres (y los bebés, más que las mujeres).

Además, llorar es un rasgo exclusivamente humano. Darwin yo la afirmó cuando dijo que el llanto es una de las “expresiones específicas del hombre”.

Hasta donde se sabe, ninguna otra especie produce lágrimas emocionales, salvo, quizá, los elefantes, que cuentan con defensores de sus lágrimas. Las evidencias sobre las lágrimas de elefantes, sin embargo, son insuficientes, tal y como señala el profesor de psicología Tom Lutz de la Universidad de Iowa en su libro El llanto:

Algunas personas aseguran haber visto llorar a sus mascotas y otros animales: perros, focas, castores y delfines; pero ninguna de estas declaraciones ha sido probada. Incluso Jeffrey Moussaieff Masson y Susan McCarthy, autores de Cuando los elefantes lloran, se propusieron establecer la naturaleza de la emoción en los animales, pero, después de narrar con detalle y gran patetismo la historia de la elefantita llorona, tuvieron que admitir que muy probablemente los elefantes no lloran.
Tal vez parezca baladí diferenciar las lágrimas no emocionales de las lágrimas emocionales, pero no lo es en absoluto. Los fisiólogos han descubierto que el contenido químico de las lágrimas emocionales es distinto al de las lágrimas basales o continuas, cuya función es lubricar los ojos. Porque las de emoción poseen más proteínas y más hormonas relaciondas con el estrés.

A partir de aquí, lo que sabemos sobre las lágrimas es más bien poco, tal y como advierte Tom Lutz:
La antropología, la historia, la fisiología, la neurología: cada disciplina formula sus propias preguntas y llega a sus propias respuestas. (…) Aun cuando este registro cultural es muy amplio, cada día surge una gran cantidad de preguntas: ¿Por qué lloramos? ¿Qué tienen en común las lágrimas de felicidad, las lágrimas de duelo, de frustración o de derrota? (…) ¿Cuándo es neurótico o patológico el llanto? ¿Cuándo es patología la incapacidad para llorar? ¿Qué expresan, exactamente, las lágrimas?
Lo que parece seguro es que llorar tiene una función social, como la risa: las lágrimas sirven para demostrar a quienes nos rodean de que nuestra pena es fidedigna y no un ardid maquiavélico para suscitar el consuelo o la ayuda. (Si bien fingir el lloro es posible, resulta mucho más dificultoso que fingir necesitar ayuda). 

Pero otras veces, las lágrimas afloran por motivos que nada tienen que ver con lo social o con solicitar ayuda. Porque las emociones que lleva aparejadas son complejas y contradictorias.
Si las lágrimas sustituyen a la expresión verbal, no sorprende que sea tan difícil articular su significado, y esto se complica aún más por la enorme variedad de tipos y causas del llanto.
Oren Hasson, biólogo evolutivo de la Universidad de Tel Aviv, ha desarrollado una teoría según la cual existe el llanto: al nublar la vista “las lágrimas nos dejan indefensos y funcionan como una señal de sumisión”.

Hay, pues, teorías muy distintas, pero pocas: las lágrimas no parecen concitar la atención de los investigadores: por cada docena de libros sobre la risa, sólo existe uno acerca de las lágrimas. El más importante de ellos tal vez sea Crying: The Mistery of Tears, del fisiólogo Arhtur Koestler. 

Mientras llegan las investigaciones, seguiremos llorando.


Tomado de:

Xakata Ciencia

17 de diciembre de 2012

Según IBM tendremos tecnología con los cinco sentidos en cinco años más


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Interesantes predicciones son las que ha hecho IBM para los próximos cinco años, en una serie de artículos que resumen la idea de que en el futuro cercano, los aparatos tecnológicos tendrán la capacidad de captar la información a su alrededor tal como un ser humano, en términos de que serán capaces de emular nuestros cinco sentidos.

Según varios especialistas de la compañía que son consultados al respecto, tendremos la posibilidad de sentir texturas a través de un teléfono móvil, utilizando una tecnología de vibraciones que refleja cómo se sentiría la superficie tocada. También la vista sería re-creada para que un equipo pueda ver su entorno y aprender de él, reconociendo patrones y almacenando información de lo que ha visto previamente, para predecir y entender sucesos futuros y actuales. Por ejemplo, una base de datos de manchas en la piel podrían ayudar a una computadora a reconocer el cáncer a la piel en alguien que no se haya diagnosticado.

Por otro lado, la tecnología será capaz de escucharnos en forma más inteligente, al tener un mejor reconocimiento de los sonidos presentes en la naturaleza para detectar tempranamente posibles catástrofes o bien, oír el llanto de un bebé y entender qué es lo que quiere. Además, el sentido del gusto también se hace presente y según IBM, será posible para una computadora funcionar en forma similar al paladar humano, entendiendo las reacciones químicas que genera cada sabor para hacerse con su sentido propio y añadir esta clase de datos a su almacenamiento. Lo mismo podría aplicarse al quinto y último sentido: el olfato.

Las aplicaciones para esta tecnología futura podrían ser asombrosas y quedan a la imaginación de los ingenieros y nosotros mismos, añadiendo un repertorio nuevo de información para que las computadoras se vuelvan más sensitivas y puedan asistir de manera más comprensiva al ser humano.

Link: We think of the five senses as exclusive to living things (IBM)

Fuente:

Muy Interesante

5 de diciembre de 2012

Un grupo de científicos busca el 'ADN de la canción de pop perfecta'

Un grupo de psicólogos de Londres esperan que esta investigación ayude a entender mejor los mecanismos de funcionamiento del cerebro humano



Son los jingles irritantes de comerciales de seguros de automóviles que se meten en tu cabeza cuando estás tratando de concentrarte. O las bandas sonoras motivacionales que oyes cuando estás trotando, incluso si dejaste el iPod en casa.

Ahora un grupo de investigadores en Londres creen que están en el camino de determinar por qué algunas melodías, conocidas como earworms (gusanos de oído), parecen quedarse pegadas, repitiéndose en nuestros cerebros. Los científicos dicen que los resultados de sus estudios pueden ser usados para componer la canción pop perfecta, así como para mejorar nuestro conocimiento sobre cómo el cerebro procesa la música.

Se estima que más del 90% de las personas tienen earworms normalmente, según a un estudio reciente. El fenómeno también ha sido descrito como música pegajosa, o comezón cognitiva que sólo puede ser rascada por repetición mental constante de una melodía particular.

En un esfuerzo para aprender más sobre el fenómeno, el equipo de investigación en Goldsmiths, de la Universidad de Londres, está pidiendo a los usuarios de Internet compartir sus experiencias en un cuestionario en línea llamado Earwormery.

Chris Difford, del grupo de pop Squeeze, responsable con el coautor Glenn Tilbrook por éxitos como Cool for Cats y Up the Junction, le dijo a CNN que se despierta con earworms cada mañana.

"No sé de dónde vienen. Sólo te despiertas y ahí están", dijo Difford. "Y debería tener un diario de ellos porque son fascinantes. Esta mañana fue Waterloo, de Abba. Extremadamente molesto, porque nunca me gustó".

Pero Difford dijo que no todos los earworms son tan molestos. "Hubo una canción de Jimi Hendrix en mi cabeza la semana pasada. Yo no la llamaría un earworm. Fue una cosa de belleza, fue más como una mariposa".

Pero mientras los earworms son moderamente molestos para la mayoría de las personas, para algunos pocos pueden ser genuinamente perturbadores. Quienes sufren de casos extremos de alucinación auditiva no pueden diferenciar entre música generada externamente y la que está dentro de sus mentes.
Un caso de estudio, publicado el año pasado en la revista Journal of Psychiatry and Clinical Neurosciences, registra el ejemplo de una mujer india de 21 años que tuvo música de las películas de Bollywood pegada en su cabeza todos los días por cinco años.

Lauren Stewart co directora de la maestría de Música, Mente y Cerebro, dijo que los earworms permanecieron por mucho tiempo como un gran misterio para los psicólogos. Algunas instancias podían ser relacionadas con ciertos procesos mentales, como una letra de una canción relevante para tu situación actual. Pero con frecuencia parecen ser completamente aleatorios.

"Lo interesante para nosotros es que esta imaginación musical espontánea aparece sin un esfuerzo consciente, como de la nada. En este momento seguimos tratando de entender por qué pasa eso", dijo.

El reconocido neurólogo Oliver Sacks ha especulado que los earworms pueden ser una consecuencia de la presencia casi omnipresente de la música en la vida moderna, desde en la música tipo elevador en centros comerciales, hasta los ringtones.

"Este aluvión de música pone una cierta tensión en nuestro sistema auditivo sumamente sensible", escribe Sacks en su libro Musicophilia.

"Una consecuencia es la omnipresencia de melodías molestamente pegajosas, los gusanos cerebrales que llegan sin invitación, y dejan a su debido tiempo melodías pegajosas que pueden no estar haciendo nada más que publicidad de una pasta dental pero que, neurológicamente, son completamente irresistibles".

Vicky Williamson, que lidera el proyecto Earwormery, dijo los resultados pueden permitirles saber si tipos particulares de personalidad o de experiencias de vida hacen a las personas más susceptibles que otras y si hay circunstancias diarias particulares de "alto riesgo" que pueden hacer que las personas sean más propensas los earworms.

Al analizar las características comunes de las melodías reportadas como earworms, los investigadores están también trabajando con una fórmula para determinar la "pegajosidad" de una pieza musical.

Sus hallazgos hasta ahora sugieren que lo pegajoso es resultado de un balance particular entre ciertos intervalos de tonos y unas estructuras rítmicas determinadas. La fórmula puede actualmente predecir si es probable que una melodía sea un earworm con aproximadamente 75% de éxito, dijo Daniel Müllensiefen, codirector de Música, Mente y Cerebro en Goldsmiths.

Müllensiefen, también científico de la firma de publicidad DDB UK, dijo que hay una conciencia creciente sobre la importancia de "marca sonora" —tonos o melodías memorables, o irritantes asociados con un producto o una compañía particular— en la industria de la publicidad.

Agregó que la fórmula también puede eventualmente permitirle a los compositores o músicos afinar sus composiciones para objetivos más nobles.

"Al estudiar los earworms podemos realmente decodificar el ADN de una canción pop que se queda perfectamente en nuestra memoria", dijo Müllensiefen.
 
Pero Tillbrook dijo que la idea de producir música pop por medio de una fórmula mágica no es nada nueva.

"De todas maneras, las personas siempre han usado ese tipo de criterios para juzgar la música", dijo.

"Estamos hablando de personas que controlan listas de reproducción de canciones y dicen cosas como: 'esto no tiene coro', como si todo debiera tener un coro. Bueno, ¿por qué? La música está ahí para ser explorada".

Fuente:

CNN México

¿Qué pasa en tu cerebro cuando escuchas una canción pegadiza?

canciones¿No consigues borrar de tu mente la dichosa "canción del verano"? Noventa y nueve de cada cien personas son susceptibles al síndrome de la canción pegadiza (earmworm o ‘gusano del oído’ en inglés), que implica que al escuchar ciertas melodías estas resuenan una y otra vez en la cabeza de manera incontrolada. De acuerdo con James Kellaris, de la Universidad de Cincinnati (EE UU), el efecto es mayor si la canción es la primera que escuchas al levantarte, o lo último que oíste por la noche antes de dormir.

En ambos casos la tonadilla se queda “adherida” al córtex auditivo del cerebro, encargado de procesar los sonidos. Y la necesidad de tararear esas canciones funciona como una especie de “picor mental”, según Kellaris, que solo se alivia repitiendo una y otra vez la melodía. El efecto puede durar horas o días.

Fuente:

Muy Interesante

4 de diciembre de 2012

Música y cerebro

Conferencia del Prof. F. J. Rubia en la Real Academia Nacional de Medicina – 16 de abril de 2009

La música tiene un efecto conmovedor en nuestra psique. Sabemos que una determinada música puede calmarnos y otra puede tener el efecto contrario. Se ha utilizado en el pasado en la terapia de la epilepsia, en la enfermedad de Parkinson, para disminuir la presión arterial, en el tratamiento de niños afectados por el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, en la depresión, en el tratamiento del estrés y en el insomnio.

El musicólogo y filósofo Julius Portnoy ha encontrado que la música puede cambiar las tasas metabólicas, aumentar o disminuir la presión arterial, los niveles de energía y la digestión de manera positiva o negativa dependiendo del tipo de música. La música puede aumentar la secreción de endorfinas por el cerebro y de esta manera producir placer así como relajación. Incluso se han hecho experimentos con plantas que crecieron más rápidamente que lo normal escuchando música clásica suave. Hay autores que han dicho que de todas las artes, la música es la que es capaz de modificar la consciencia de manera más poderosa.

 
Pero es más: se ha comprobado que la escucha por estudiantes de la Universidad de Wisconsin durante 10 minutos de la sonata en re mayor para dos pianos KV 448 tuvo efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio-temporal, efecto que duraba unos 10 minutos. A este fenómeno se le llamó el Efecto Mozart y los resultados de este estudio fueron publicados en la revista Nature en 1993.

La cuestión, pues, es: ¿cuáles son los mecanismos que pueden explicar estos efectos sobre nuestro cerebro?

Sabemos que el sonido incide sobre nuestro oído estimulando células situadas en el oído interno, células que traducen la energía mecánica en energía eléctrica, es decir, potenciales de acción, el único lenguaje que el cerebro entiende. Estos potenciales son todos iguales, provengan de la piel, de la retina del ojo o de las papilas gustativas de la lengua. Pero en el caso de los sonidos, los potenciales eléctricos, a través de vías específicas, llegan a la corteza cerebral auditiva primaria localizada en el lóbulo temporal. El cerebro clasifica los sonidos en bandas de frecuencia, en intensidades y duraciones, así como en graduaciones de frecuencia, intensidad y duración.


Las células de la corteza auditiva primaria no sólo se excitan entre sí, sino que también utilizan la inhibición para simplificar la información acústica, aumentar los contrastes y suprimir los ruidos de fondo. No hay que olvidar que el cerebro está sólo interesado en cambios y contrastes. Un sonido igual y constante termina por no oírse, gracias a dos fenómenos: la adaptación de los receptores y un proceso inhibitorio llamado habituación. Tampoco le interesa al cerebro la frecuencia exacta de un sonido. Cualquier violinista puede cambiar su nota ‘la’ media de 440 a 450 herzios y el cerebro se adapta inmediatamente a ese cambio. Como se mostrado, somos sordos respecto a las frecuencias exactas de los tonos, al cerebro le interesan las distancias relativas entre las frecuencias más que las frecuencias absolutas. Esto es válido para todos los sentidos. En la visión, la luminosidad absoluta no es interesante para el cerebro, sino sólo los contrastes.

Por otra parte el cerebro no es ningún órgano pasivo. Envía fibras hacia las células sensoriales del oído interno controlando su sensibilidad. Y también participa activamente en los diversos escalones que recorre la información auditiva, modificando y filtrando esa información. Esto quiere decir que los tonos que percibimos no existen en la Naturaleza, sino que son atribuciones que la corteza cerebral asigna a las señales eléctricas que le llegan desde la periferia, interviniendo además en cada uno de las estaciones de relevo, desde el oído hasta el lóbulo temporal. Sin este sistema centrífugo, el efecto llamado de “cocktail party”, o sea la capacidad de escuchar una conversación en una fiesta, a pesar del ruido de fondo, sería imposible. El cerebro no se contenta con el análisis de los sonidos, sino que se preocupa más bien de la interpretación activa de esos sonidos. 
 
Lea el artículo completo en:
 

30 de noviembre de 2012

Las decisiones económicas se toman mejor en un idioma extranjero



comprarEl olor a abeto navideño o el aroma de galletas recién cocinadas son estrategias empleadas por los comerciantes para empujar a los consumidores a comprar cuando se acerca la Navidad. Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington (EEUU) ha llevado a cabo un estudio para comprobar científicamente qué tipo de olor nos incita al consumo.

Los resultados de la investigación, que se publica en la revista Journal of Retailing, revelan que los olores más sencillos, aunque no sean tan buenos como otros más complejos, son los que más nos empujan a comprar sin medida. Para comprobarlo crearon dos tipos de fragancias: un perfume muy simple con olor a naranja, y otro que mezclaba la naranja con albahaca y té verde. Los científicos compararon las compras realizadas en una casa de decoraciones en función de la fragancia que se respirara en el ambiente: el perfume sencillo, el complejo, y en ausencia absoluta de olores. Efectivamente, cuando el aire contenía el aroma más sencillo, el volumen de compras era significativamente mayor que en el resto de casos.

Además, los investigadores realizaron una serie de experimentos en los que varios estudiantes universitarios debían resolver problemas en distintas condiciones de olor. Los resultados mostraron que los participantes resolvían más problemas y en menos tiempo cuando el olor del aire era sencillo que cuando este era complejo o no existía ningún olor en el ambiente. "El aroma simple", explican los científicos, "ha contribuido a aumentar la facilidad con la que uno puede procesar cognitivamente una señal olfativa". 


Esta investigación hace necesario que los comerciantes se replanteen cómo un olor afecta a los clientes. "La conclusión es que un olor agradable no es necesariamente un olor eficaz", afirman.

Fuente:

Muy Interesante

28 de noviembre de 2012

Sorprendente: 5 Tendencias en la Evolución Humana

Cuando se habla de evolución humana, vaya uno a saber por qué, pero la gente tiende a pensar enseguida en cómo vamos a ser en el futuro. ¿Hacia dónde nos llevará la evolución? La respuesta simple, rápida, y científica es que no se sabe, ya que la evolución es azarosa. Pero lo cierto es que hay algunas tendencias en la evolución humana que se ha comprobado que vienen afectando a nuestra especie durante miles o millones de años, y que seguirán actuando. Así es que si bien la futurología no se lleva bien con la evolución, estas tendencias observables nos permiten acercarnos un poco. 

El futuro de la raza humana es un tópico constante de la literatura de ciencia ficción, y se ha vuelto popular entre algunos filósofos evolucionistas a los que les gusta especular científicamente sobre el tema. Por lo general suelen errar por mucho, imaginando humanos cabezones, con súper cerebros, y súper inteligencia; otros  dicen que la evolución ha dejado de actuar sobre nosotros, ya que, mediante la tecnología y la cultura hemos tomado las riendas de nuestra propia evolución. A veces prestan atención a las tendencias reales que se pueden observar en la evolución humana y las llevan a los extremos. Pero nosotros no haremos futurología, sino que exploraremos cinco de esas tendencias en la evolución humana, ese camino que venimos siguiendo como especie desde hace millones o miles de años, dependiendo del caso. 

evolución humana

1-Nuestro cerebro se está achicando

Empezamos tirando abajo el mito del humano de cerebro gigante del futuro, ya que, es un hecho comprobado que durante las últimas decenas de miles de años, el cerebro se ha ido achicando en el Homo sapiens. Si estudiamos a los fósiles desde el primer humano, el Homo habilis, podremos ver que desde ellos hasta image nuestra especie, la tendencia evolutiva fue hacia un aumento en el tamaño del cerebro. Pero alcanzamos un pico hace unos cien mil años, momento en que el cerebro llegó a el máximo de tamaño, tanto en nuestra especie, como en nuestros parientes los Neandertales

Habiendo dicho esto, queda en claro que la evolución no ha dejado de actuar sobre nosotros. Hay evidencias de que no sólo no dejamos de estar sometidos a la selección natural, sino que estamos evolucionando cada vez más rápido. Una de esas evidencias, es el análisis de cráneos y de nuestros genes, que indican que durante los últimos 10 mil años el cerebro humano se ha achicado, al menos una media de unos 150 centímetros cúbicos. Para que nos demos una idea, la media actual es de unos 1350 centímetros cúbicos, para el tamaño cerebral. En el pasado, teníamos al menos un diez por ciento más de tamaño promedio. ¿Esto implica que nos estamos haciendo más estúpidos? Para nada, el tamaño del cerebro no sólo tiene que ver con la inteligencia. Se cree que tal vez la sociedad sedentaria que caracterizó al ser humano durante los últimos 10 mil años, con el desarrollo de la agricultura, ha favorecido una adaptación a cerebros más chicos. Si sopesamos que el cerebro es un terrible consumidor de energía, entonces es claro que la selección natural actuará para reducirlo, si no lo necesitamos tan grande. Y por lo que se viene descubriendo, su gran tamaño no sólo tenía que ver con la inteligencia, sino con nuestra adaptación a ser una especie muy activa, y corredora.

2-Estamos perdiendo el olfato

image El ser humano es un primate, y como todos los primates, nos hemos distanciado del resto de los mamíferos no sólo por nuestro gran cerebro, sino por haber primado el sentido de la vista, dejando un tanto de lado el olfato. Esta es una tendencia evolutiva que se puede observar en los últimos 55 millones de años de historia de los primates. En las demás especies de primates, como chimpancés y gorilas, no se ha observado que la tendencia a dejar de lado el olfato siga, pero en nuestro caso sí. De los más o menos mil genes destinados al olfato que hemos heredado de nuestros antepasados comunes con el resto de los mamíferos, al menos unos 300 han quedado disfuncionales por mutaciones que han alterado su estructura más allá de cualquier reparación posible, según se ha podido descubrir cuando los genetistas lograron decodificar nuestro genoma completo. Por eso es que un perro tiene una capacidad olfativa un millón de veces superior a la nuestra. Un estudio reciente, publicado en Molecular phylogenetics and evolution, indica que esta tendencia sigue activa, por lo que, con cada generación, nuestro olfato irá empeorando.

3-Se nos achica la boca

Los chimpancés y los gorilas son nuestros parientes evolutivos más cercanos. Son primates como nosotros, pero nos separa una adaptación a un medio totalmente distinta. Ellos son principalmente vegetarianos, nosotros somos omnívoros, es decir, comemos cualquier cosa. Un gorila puede chimpancé pasar gran parte de su día masticando con sus grandes dientes moledores de hojas, y su inmensa bocota, para poder guardar lo máximo posible mientras se mastica bien, ya que sino no podrá digerir la celulosa vegetal. Semejante animalote, requiere muchas calorías, lo que significan muchos vegetales. El último antepasado común que tuvimos con ellos se cree que vivió hace unos 7 millones de años. Nuestra línea evolutiva se separó cuando una especie de primate por esa época comenzó a caminar en dos patas. Hace 3 millones de años vivían en África los australopitecos, nuestros antepasados homínidos. Ellos caminaban en dos patas, pero tenían una alimentación parecida a la de los chimpancés. Grandes dientes moledores, bocas grandes, lo que indica que comían frutos, tubérculos, y otros vegetales. 

Pero con la aparición de los primeros humanos, especialmente con los Homo erectus, hace unos 1,5 millones de años, se inició una tendencia evolutiva hacia la disminución del tamaño de la boca, y de los dientes. Fue una adaptación al nuevo tipo de alimento que predominaba en la dieta de aquellos humanos, que fue la carne. Esa carne proporcionaba más calorías, y al parecer también ya dominaban el fuego, y tal vez la cocina, por lo que cada vez se tuvo que masticar menos para conseguir más calorías. Nuestro gran cerebro se transformó en un terrible demandante de calorías, así que una alimentación más eficiente era bienvenida. Por eso, tener una boca grande, ya no era una ventaja, ni tampoco los dientes grandes. Con la cocción de los alimentos, y la llegada de la agricultura, nuestra boca se ha ido achicando cada vez más. Los dientes también están en una tendencia pro achique, pero al parecer más lenta, lo que produce que cada vez haya más gente que necesite ortodoncia. Esta tendencia nos lleva hacia la que sigue en la lista.

4-Perderemos la muela de juicio

Los mamíferos se separaron de los reptiles hace unos 200 millones de años, y su principal adaptación al medio fueron los dientes. Estos se volvieron especializados, para muela de juiciorealizar diferentes trabajo y poder hacer más eficiente la alimentación. Incisivos para cortar y arrancar, premolares para morder, y molares para masticar y moler. Como veíamos antes, en los primates predominó una adaptación a comer frutos blandos y duros, por lo que esta especialización también era buena. Pero en nuestra especie las muelas moledoras ya dejaron de tener mucha importancia, porque comenzó a comer carne y a cocinar sus alimentos, así que no hacía falta masticar durante horas y horas, por lo que hacer crecer muchos molares se transformó en una gasto excesivo de energía. La selección natural está actuando actualmente contra la llamada muela de juicio, el tercer molar. En las épocas prehistóricas, la muela de juicio salía cuando la persona ya se había desarrollado por completo, es decir cuando se consideraba adulta para una sociedad cazadora recolectora, más o menos a los 16 años. 

Actualmente se ha retrasado su aparición, y en muchos casos ya ni siquiera aparecen o sólo sale uno de los cuatro terceros molares. Como la boca se ha achicado mucho, ya no hay espacio para ese tercer molar, así es que por lo general es una causa de infecciones, problemas de ortodoncia, dolores, etc. En poblaciones como los aborígenes de Tasmania o los pobladores originarios de México, las muelas de juicio desaparecieron por completo, se cree que relacionado a un gen llamado PAX9. La tendencia en el resto de los humanos es a perder este diente vestigial.

5-Desaparecerán las razas

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El concepto antropológico de raza se relaciona con las gran variedad que tiene el Homo sapiens, una especie muy flexible y fácilmente adaptable. Hace dos millones de años, cuando los Homo erectus evolucionaron en África, se adaptó a un ambiente de sabana, con pocos árboles, y mucho sol. Como era una especie corredora, perdió el pelaje característico de los primates como una adaptación a refrigerar mejor el cuerpo, con glándulas sudoríparas por casi toda la piel. Ese pelaje solía proteger la piel del sol, pero otra adaptación tomó la posta de protegernos de los dañinos rayos ultravioleta: la pigmentación de la piel. Así es que los primeros humanos eran de piel negra. Pero a cuando comenzaron a colonizar otras regiones de latitudes más altas, como Europa o Asia, la piel oscura era una contra para una eficiente síntesis de la vitamina B, tan importante para nuestro sistema inmunológico, y que se logra gracias a esos rayos ultravioleta sobre la piel. El asunto es que en latitudes más altas, hay menos de estos rayos UV, y tener una piel oscura significa que cuesta diez veces más sintetizar la vitamina B. Así fue que se volvió a la piel pálida que caracteriza a otros primates como los chimpancés, ya que al no ser tan dañinos los rayos UV, en esas latitudes, no se necesitaba una pigmentación oscura de la piel. 

Así fue que surgieron diversas adaptaciones climáticas, como la forma de la nariz, del cabello, etc. Pero desde la era de la Exploración, que comenzó hace unos 500 años, las culturas humanas alrededor del mundo no dejan de cruzarse, y mezclarse. Esas migraciones forzadas o no, llevaron a diversas poblaciones a mudarse a regiones totalmente diferentes a las que los habían cobijado durante siglos. Hoy en día existen diversos problemas de salud relacionados con personas de piel oscura viviendo en latitudes altas, con pocos rayos UV, y también de gente con piel clara viviendo en zonas ecuatoriales, con alta radiación solar. Pero la tendencia es hacia la mezcla total, por la globalización. Algunos expertos, como Peter Ward, creen que desaparecerán los extremos, con una población de cabello marrón y media estatura, desapareciendo los rubios, los ojos celestes, los pelirrojos, y los colores de piel muy claros o muy oscuros. 

Esta última tendencia, es más especulativa, ya que es algo que ha ocurrido en apenas los últimos siglos, o décadas, por lo que todavía es imposible ver en nuestros genes si efectivamente la selección natural está actuando. La evolución humana ha intrigado a cientos de científicos desde que Darwin nos arrojó del pedestal y nos unió al resto de los animales, afectados por la evolución. El hecho de que hayamos cambiado tanto, que estemos cambiando, y lo sigamos haciendo es intrigante, llama a la especulación. Pero la forma en que actúa la evolución es azarosa y dependiente de cómo evolucione el entorno, el ecosistema, así que sin saber cómo estará el planeta en el futuro, o siquiera si seguiremos estando en este planeta, es casi imposible hacer futurología.

Para más información también puede leer mi libro Modelo para armar.


Tomado de:

Sinapsit

15 de noviembre de 2012

Umami: El quinto sabor

 

Te das cuenta que te has hecho mayor cuando al ver los libros de texto de las nuevas generaciones, aparecen cosas que en tu época no existían o eran diferentes. Plutón ya no es un planeta, ya no existen los 5 Reinos de la vida y los sabores no son 4, sino 5. ¿No lo sabías? Pues aparte del dulce, salado, ácido y amargo existe un quinto sabor, llamado umami, palabra japonesa que significa sabroso o gustoso. Y está en más alimentos de los que te imaginas.

Este sabor se debe sobre todo a una molécula muy conocida por los químicos y biólogos: el ácido glutámico (o glutamato cuando se ioniza), que es uno de los aminoácidos que forman parte de las proteínas y además, un neurotransmisor. Pero también dan este sabor los ribonucleótidos como el monofosfato de guanosina (GMP) y el monofosfato de inosina (IMP).



El sabor umami serviría para reconocer alimentos ricos en proteínas y aminoácidos, al igual que el sabor dulce sirve para detectar los que tienen sacarosa y glucosa (alimentos ricos en energía), el salado para asegurar el correcto balance de electrolitos y los sabores amargo y ácido para protegernos contra la posible ingesta de alimentos tóxicos, en mal estado, nocivos o envenenados. Este sabor sería como un agradable sabor cárnico o a caldo que deja una sensación prolongada y que cubre toda la lengua y además induce la salivación. Su efecto fundamental es la capacidad de equilibrar y redondear todo el sabor de un plato, ya que potencia y realza el sabor agradable de una gran cantidad de alimentos. El glutamato en su forma ácida (ácido glutámico) tiene un sabor a umami suave, mientras que las sales del ácido glutámico, los glutamatos, se ionizan fácilmente para proporcionar el característico sabor a umami. ¿Y qué alimentos presentan un contenido rico en glutamato y por lo tanto dan sabor umami? Pues muchos de ellos se usan en la cocina como potenciadores del sabor. Si tú enriqueces y no cueces, estás usando el sabor umami. Los quesos curados (sobre todo el parmesano), el jamón serrano, la carne cruda, las anchoas, espárragos, salsa de soja y salsas de pescado del sudeste asiático (también en el antiguo garum romano), el alga kombu (Laminaria japonica), espárragos, tomates, champiñones, espinacas, té verde y muchas frutas maduras tienen altos niveles de glutamato, GMP o IMP.

En la cocina, cada vez se usa más el glutamato como potenciadores de sabor y forman parte de los famosos E que vemos muchas veces en los productos. El E620 es el ácido glutámico; el E621 es el glutamato monosódico; el E622, el glutamato monopotásico; el E623, el calcio diglutamato; el E624, el glutamato monoamónico y el E625, el magnesio diglutamato. El E621, el glutamato monosódico o GMS, está además asociado con el conocido como Síndrome del restaurante chino, que provoca una serie de síntomas como migraña, rubor, sudor y/o gases. No se sabe a ciencia cierta si es éste el que lo produce, pero también se ha visto en personas que no toman alimentos con GMS como aditivo pero sí alimentos que lo llevan de forma natural, como pizza con tomate, champiñones, anchoas, espinacas y queso parmesano, por ejemplo. 



Se pensaba que existía un mapa de sabores en la lengua (la primera imagen de este artículo) y que cada zona podía reconocer cada uno, pero estudios recientes demuestran que las células con los receptores para los sabores (TRCs de sus siglas en inglés, Taste-Receptor Cells) están en todas las partes de la lengua. Los receptores para los sabores son de distintos tipos pudiéndose clasificar en: 
  • GPRCs (Receptores acoplados a proteínas G). Estos receptores son proteínas transmembrana con una dominio externo que une al ligando, en este caso la molécula que provoca el sabor, y otro dominio interno que en este caso está asociado a proteínas G. La unión del ligando al receptor provoca un cambio conformacional que provoca una cascada de señalización al activar las proteínas heterotriméricas G que provocan finalmente la producción de mensajeros secundarios y provocan la respuesta. A este grupo pertenecen los receptores de los sabores dulce, umami y amargo.
    • Receptores T1Rs que son los T1R1, T1R2 y T1R3. Estos receptores se unen dando lugar a 3 combinaciones: T1R1+3, T1R2+3 y T1R3 solo.
      • La combinación T1R2+3 da lugar al receptor del sabor dulce.
      • La combinación T1R1+3 da lugar al receptor del sabor umami.
      • El receptor T1R3 por sí solo detecta altas concentraciones de azúcares pero no el sabor dulce.
    • Receptores T2Rs son un grupo donde hay un número variable de receptores (desde 21 en el perro a 42 en ratas) que se expresan en la misma TRC (células con los receptores para los sabores) y reconocen los sabores amargos.
  • Canales TRP (Transient Receptor Potential) como el detectado para el sabor ácido PKD2L1. Los receptores para el sabor salado y ácido aun no son muy conocidos y se cree que pueden ser canales de membrana especializados en transportar iones Na+ y H+
  

Un grupo de mamíferos donde se han estudiado los receptores para los sabores son el Orden Carnivora. Este es un buen grupo para este estudio ya que incluye especies carnívoras estrictas como los felinos, omnívoras como los osos (el polar es carnívoro estricto) o herbívoros como el panda. También se ha estudiado en especies que viven y se alimentan en el agua como el león marino y el delfín nariz de botella, pero que no están emparentadas estrechamente.

Se ha comprobado que los felinos (se ha visto en gatos, tigres y guepardos), pinnípedos (el grupo de las focas, morsas y leones marinos), hienas y algunas especies de nutrias no detectan el sabor dulce porque presentan mutaciones en el gen Tas1r2, el gen que codifica el receptor T1R2. Recordemos que la combinación de T1R2 y T1R3 es la que sirve para detectar el sabor dulce. Esto también ocurre en pollos, caballos, una especie de rana y los vampiros. El caso del vampiro es curioso porque tiene mutados los 3 genes Tas1r, y es incapaz de percibir ni el sabor dulce ni umami, al igual que le ocurre al delfín y el león marino. El gen Tas1r1, que codifica el receptor T1R1 que percibe el umami, está ausente o mutado en la mayoría de murciélagos ya que muchos de ellos son insectívoros o frugívoros. Y lo mismo ocurre con el oso panda. Debido a su estricta dieta a base de bambú, tiene mutado Tas1r1, pero es curioso que otras especies herbívoras como el caballo o la vaca, tienen el gen intacto, aunque no se ha comprobado si es funcional.

El genoma del delfín se utilizó para buscar los genes de los receptores T2Rs, se encontraron 10 genes pero todos ellos estaban mutados y daban proteínas no funcionales, así que los delfines serían incapaces de detectar el sabor amargo, el umami y el dulce. Posiblemente en el agua, el sentido del gusto no sea de mucha utilidad.

Poco a poco se va avanzando e indagando en este interesante mundo y vemos que la dieta de muchos animales depende de los receptores para los sabores. ¿O se perdieron estos receptores debido a la dieta? La respuesta puede que la tengamos muy pronto.
Víctor Tagua
Referencias

Chandrashekar, J., Hoon, M., Ryba, N., & Zuker, C. (2006). The receptors and cells for mammalian taste Nature, 444 (7117), 288-294 DOI: 10.1038/nature05401
Li X, Li W, Wang H, Cao J, Maehashi K, Huang L, Bachmanov AA, Reed DR, Legrand-Defretin V, Beauchamp GK, & Brand JG (2005). Pseudogenization of a sweet-receptor gene accounts for cats’ indifference toward sugar. PLoS genetics, 1 (1), 27-35 PMID: 16103917
Zhao, H., Yang, J., Xu, H., & Zhang, J. (2010). Pseudogenization of the Umami Taste Receptor Gene Tas1r1 in the Giant Panda Coincided with its Dietary Switch to Bamboo Molecular Biology and Evolution, 27 (12), 2669-2673 DOI: 10.1093/molbev/msq153
Zhao, H., Xu, D., Zhang, S., & Zhang, J. (2011). Genomic and Genetic Evidence for the Loss of Umami Taste in Bats Genome Biology and Evolution, 4 (1), 73-79 DOI: 10.1093/gbe/evr126
Jiang P, Josue J, Li X, Glaser D, Li W, Brand JG, Margolskee RF, Reed DR, & Beauchamp GK (2012). Major taste loss in carnivorous mammals. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 109 (13), 4956-61 PMID: 22411809

Fuente:

11 de octubre de 2012

Nobel de Química por trabajo clave para el futuro de los medicamentos

Brian Kobilka y Robert Lefkovitz, galardonados con el Premio Nobel de Química 2012


El trabajo de Koblinka (izq.) y Lefkovitz podría llevar a medicamentos más efectivos.

Los estadounidenses Robert Lefkowitz y Brian Kobilka fueron galardonados con el Premio Nobel de Química 2012.

La Real Academia Sueca de Ciencias explicó que los dos investigadores se destacaron por su trabajo sobre cómo una familia de receptores permiten a las miles de milones de células de nuestro cuerpo percibir su entorno. 
 
Se trata de un mecanismo tan crucial, que cerca de la mitad de los medicamentos producidos por la industria farmacéutica funcionan interactuando precisamente con esos receptores, llamados receptores acoplados a proteínas G (G protein linked receptors, GPLR). La Academia señaló que el trabajo de Lefkowitz y Kobilka podría llevar a medicamentos más efectivos y con menos efectos secundarios. 
Receptores acoplados a proteínas G Imagen SPL

Los receptores acoplados a proteínas G traducen los cambios fuera de la célula en información que genera respuestas.

Los receptores acoplados a proteínas G se encuentran en la membrana exterior de las células. Cuando hay cambios, por ejemplo, en los niveles de adrenalina o neurotransmisores como la serotonina, los receptores son los que perciben estas moléculas fuera de la célula activando la comunicación con el interior de la misma y finalmente su respuesta.

Los cruciales GPLR son los que permiten que medicamentos para la presión alta, el mal de Parkinson, la migraña o problemas psiquiátricos entre otros tengan efecto.

Sven Lidin, de la Academia Sueca, inició el anuncio con un grito frente a los periodistas reunidos en la sala. "La descarga de adrenalina que se obtiene cuando uno se asusta", explicó, "es sólo una manifestación de esta vasta red de receptores que comunica una señal química a través de miles de millones de células, traspasando membranas celulares de otro modo impenetrables".

Explicando la concesión del galardón, una de las científicas de Academia pidió una taza de café, diciendo a continuación a la prensa internacional: "sin esos receptores cruciales no podría ver, oler ni saborear este café".

Existen más de 1.000 GPLR, que fueron comparados por científicos de la Academia a recepcionistas que hablan en diferentes idiomas, respondiendo a diferentes hormonas o neurotransmisores y causando respuestas en las células.

"Emocionado"

Lefkovitz y Kobilka trabajaron juntos en el Instituto Médico Howard Hughes en Maryland. Kobilka se encuentra actualmente en la Universidad de Stanford.

Momentos después del anuncio, Lefkovitz recibió una llamada que fue transmitida en vivo. El científico señaló que los GPLR se encuentran "posicionados en forma crucial para regular cada uno de los procesos fisiológicos de los seres humanos".

Dibujo para ilustrar el funcionamiento de los receptores acoplados a proteínas G

Los receptores GPLR fueron equiparados a recepcionistas de las células que hablan diferentes idiomas.

"Me siento muy emocionado", dijo el investigador.

"Estaba profundamente dormido y como duermo con tapones en los oídos no escuché el llamado, pero mi esposa me dio un codazo. Recibir el premio fue un shock y una gran sorpresa. Sólo he alcanzado a hablar por Skype con Brian", dijo Lefkovitz, refiriéndose al otro galardonado.

El premio está dotado con ocho millones de coronas suecas, cerca de US$1,2 millones.

El anuncio del Premio Nobel de Química sigue al de los galardones en Medicina, en lunes, y Física, el martes. El premio de Medicina fue concedido al británico John B. Gurdon y al japonés Shinya Yamanaka por sus investigaciones en el campo de las células madre, que han "revolucionado" la comprensión científica de cómo "se desarrollan las células y los organismos".

El Nobel de física fue otorgado a los expertos en física cuántica Serge Haroche, de Francia, y David J. Wineland, de Estados Unidos, por sus trabajos sobre la interacción entre la luz y la materia que podría llevar a la creación de computadoras superrápidas.

Este jueves se anunciará el premio en Literatura y el viernes el Nobel de la Paz. El último en ser anunciado, el próximo lunes, es el premio de Economía.

Fuente:

BBC Ciencia

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10 de octubre de 2012

El Nobel de Química premia los avances en dianas terapéuticas

Robert J. Lefkowitz, a la izquierda, y Brian Kobilka, premios Nobel de Química 2012. | Efe
Robert J. Lefkowitz, a la izquierda, y Brian Kobilka, premios Nobel de Química 2012. | Efe
  • Los científicos identificaron la existencia y mecanismo de unos receptores
  • Son estructuras de la membrana celular que detectan las señales externas
  • Su función es informar a la célula de todo lo que ocurre fuera de ella
  • Un gran número de medicamentos se dirige contra estos receptores celulares
El Nobel de Química ha premiado este año a los investigadores Robert Lefkowitz y Brian Kobilka por sus trabajos sobre el funcionamiento de los receptores acoplados de proteínas G, un campo de estudio que ha abierto la puerta a nuevas e importantes dianas farmacológicas.

Durante décadas, fue todo un misterio saber cómo las células podían reconocer cambios en su entorno y reaccionar ante estas variaciones. La célula tiene que notar lo que pasa en el exterior, fuera de su membrana, para adaptar su metabolismo a esos cambios y además tiene que hacerlo sincronizadamente con el resto de células. Se sabía que las hormonas viajan por el cuerpo y van avisando a las células de las distintas situaciones, por ejemplo de que toca dormir, comer o de que hay un olor extraño. El enigma era cómo se producía esa transmisión de información.

La hipótesis de la que partieron muchos científicos era la existencia de algún tipo de receptores en la superficie celular, pero hasta que Lefkowitz comenzó a usar la radioactividad en 1968 nadie los había podido identificar.

Gracias a la radiación, su equipo consiguió localizar varios de estos 'sensores'. Es más, incluso lograron extraer a uno de ellos -que respondía ante la adrenalina y denominado receptor beta adrenérgico- , lo que les permitió empezar a conocer su funcionamiento.

Fue Lefkowitz quien se dio cuenta de la estructura de este sistema de comunicación celular. 

"Resumiendo se podría decir que tiene tres componentes: la señal, el receptor y la proteína. El primero es el estímulo exterior a la célula (que viene del de dentro o fuera del cuerpo), como por ejemplo el átomo de luz o una hormona. El segundo componente sería el propio receptor, algo así como el interfono que conecta el exterior de un piso con el interior. Y por último, estaría la proteína G, que vendría a ser la asistenta de la casa que, en función de la señal, hace una cosa u otra dentro del hogar", ejemplifica Ernest Giralt, coordinador del Programa de Química y Farmacología Molecular del Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona) y Catedrático de la UB.

En 1980 llegó el siguiente gran logro. Ya con la presencia de Kobilka, consiguieron aislar el gen encargado de codificar el receptor beta adrenérgico, cuya función principal es reconocer la presencia de adrenalina y hacer que la célula se contraiga más rápidamente.

Esto les llevó a darse cuenta de que existía toda una familia de receptores que se parecían mucho entre sí y funcionaban de la misma manera: los ahora conocidos como receptores acoplados a las proteínas G.

Detección de los sentidos y las hormonas

De esta manera, ahora se sabe que en el cuerpo humano hay miles de receptores de este tipo que están implicados en muchos procesos fisiológicos al ser mediadores de muchas moléculas como hormonas, proteínas, etc. Entre otras funciones, participan en la detección de muchos sentidos. Al igual que los ojos, la nariz y la boca tienen sensores para la luz, los olores y los sabores, en el interior del cuerpo también las células tienen sensores similares que le permiten conocer su entorno y adaptarse a nuevas situaciones.

El olor o la vista son la respuesta a sustancias químicas que hay en el ambiente. 

"Estas sustancias tienen una forma que es reconocida por el receptor y, una vez este detecta su presencia, cambia de estructura y eso a su vez es detectado por las proteínas G en el interior de la célula, lo que a su vez genera cambios que terminan traduciéndose en un olor, por ejemplo", explica Federico Mayor Menéndez, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, investigador del Centro de Biología Molecular Severo y presidente de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular.

Tal y como explica Mayor Menéndez, los descubrimientos de Lefkowitz hicieron posible identificar estos receptores a principios de los 80 para, posteriormente, desentrañar el mecanismo de señalización y regularización, es decir, su modo de actuación. "Fue Kobilka el que finalmente descubrió su estructura molecular [cuyos datos se publicaron en la revista Nature en 2011]. Se trata de una proteína serpentina que cruza siete veces la membrana celular, de ahí que coloquialmente se les diga receptores serpentina. Además, mostró su estructura cuando están activados y cuando están apagados, es decir, con y sin señal", explica este investigador que fue colega de Kobilka y discípulo de Lefkowitz entre 1985 y 1986, cuando estudió en su laboratorio, y que afirma "alegrarse enormemente por el reconocimiento".

Diana de medicamentos

Estas 'máquinas' moleculares son las dianas del 50% de los medicamentos actuales. "Por ejemplo, el tratamiento del asma está basado en fármacos contra estos receptores, lo mismo que la terapia contra la hipertensión o el formado por antiácidos", señala Mayor Menéndez.

Los receptores serpentina también participan en la detección y regulación de muchas hormonas, por ejemplo en la hormona luteinizante, una de las responsables de la menstruación, la oxitocina, cuyo papel es fundamental en el parto, o la vasopresina, que tiene relación con la constricción de los vasos y la tensión arterial.

"La contribución concreta de estos investigadores es más importante desde el punto de vista biológico que desde la química médica. Porque los fármacos que tienen por diana estos receptores habían sido descubiertos antes de su hallazgo, mediante prueba y error. Lo que sí que es posible es que la aportación de estos científicos contribuya podría permitir de cara al futuro una nueva manera de hacer las cosas, ahora se pueden desarrollar los fármacos de manera distinta. Es posible que se abra una nueva ventana de oportunidades", asegura Giralt.

Los investigadores premiados se repartirán los diez millones de coronas suecas con los que está dotado el premio (1.100.0000 euros).

Este galardón sucede a los ya conocidos esta misma semana de Medicina y Física, que han premiado, respectivamente, a los padres de la reprogramación celular, John P. Gurdon y Shinya Yamanaka, y a los pioneros de la física cuántica, Serge Haroche y David Wineland.

El año pasado, el Nobel de Química premió a Daniel Shechtman, del Instituto Israelí de Tecnología de Haifa, por su descubrimiento de los cuasicristales, estructuras atómicas construidas mediante mosaicos similares a los del mundo árabe, como los que adornan la Alhambra de Granada, pero que nunca se repiten a sí mismas. Es decir, no siguen el patrón de construcción de los cristales convencionales que forman estructuras simétricas.

El jueves y viernes de esta misma semana se darán a conocer dos de los galardones más esperados cada año, el de Literatura y de la Paz, respectivamente.

Fuente:

El Mundo Ciencia

18 de septiembre de 2012

7 consejos para leer en ebook sin dañar la vista

libro-electronicoLas editoriales aseguran que uno de los regalos estrella de estas navidades serán los lectores de libros electrónicos o e-books. Pero ¿puede ser dañino para la vista la utilización de estos lectores? Los nuevos terminales de lectura digital tienen pantallas de tinta electrónica (e-ink), que no emiten luz, por lo que son más suaves para la vista, prometiendo ser “de fácil lectura para nuestros ojos” e incluso aseguran que son de “igual apariencia y capacidad de lectura” que la de un libro convencional.

Según Anabel Ríos, Responsable de Desarrollo de Producto de Multiópticas, estos son los 7 consejos básicos a tener en cuenta para un uso saludable de los nuevos terminales.

1. No los use cuando se encuentre demasiado cansado
2. Utilice una iluminación uniforme evitando generar sombras y reflejos
3. Adecúe el tipo de letra para ver correctamente desde 30/45 cm de distancia
4. Evite la sequedad ocular mediante sencillos parpadeos
5. Realice pausas cada hora de relajación ocular
6. Gestione de forma inteligente su exposición global
7. No olvide realizar una revisión anual de su vista.

Fuente:

17 de septiembre de 2012

Los hombres ven distinto que las mujeres


Ojo

A la hora de distinguir tonalidades, si son demasiados parecidas, el ojo del hombre las verá como iguales.

Si usted llega a su casa recién salida de la peluquería, con un tono de pelirrojo que nunca antes se había atrevido a usar y su pareja la recibe con un: "¡Qué lindo te quedan esos pendientes nuevos!", en referencia a unos aretes diminutos que le regaló su prima y que sólo se los puso por no dejar, recapacite antes de mirarlo con odio y pegarle un par de gritos.

No se trata -en este caso al menos- de falta de interés, atención y mucho menos de cariño. 
 
Según un estudio llevado a cabo por investigadores en Estados Unidos, los ojos de los hombres son más sensibles a los pequeños detalles y a los objetos que se mueven a gran velocidad, mientras que las mujeres son mejores a la hora de distinguir colores.
Isaac Abramov, profesor de Psicología del Brooklyn College, realizó dos estudios en paralelo para determinar estas diferencias.

En uno de ellos, les presentó a los participantes una muestra de un color determinado y les pidió que lo describieran empleando una serie de términos específicos.

Así, Abramov y su equipo descubrieron que los hombres describían el color que tenían en frente en otros términos, en comparación con las mujeres.

"Ambos ven el azul como azul, pero qué porcentaje de rojo ven en el color difiere si el individuo es hombre o mujer", le dijo Abramov a BBC Mundo.

De ahí se explica por qué las mujeres son mejores cuando se trata de combinar colores o de buscar tonos similares entre sí.

Y aunque suene a broma, si lo que le hace falta en la casa son unos almohadones que hagan juego con el tapizado del sofá, una mujer tiene más posibilidades de llevar a cabo la tarea con éxito que un hombre.

Un punto en el horizonte

Aviones

Las mujeres detectan más tarde que los hombes cuando un avión ingresa a lo lejos en el horizonte.

El otro estudio se concentró en cómo cada género percibe los detalles y las imágenes cambiantes.

Los hombres detectan los detalles, por mínimos que sean con más facilidad.

"Por ejemplo, si un avión ingresa en nuestro campo visual, como un punto ínfimo en el horizonte, el hombre lo notará primero que la mujer", explica el investigador.

"O si una persona tiene tendencia a volverse miope con el tiempo, si es hombre, tardará más hasta que necesite usar lentes".

50 y 50

¿Por qué estas diferencias?

Las hipótesis son varias y todas son dan lugar a debate, dice Abramov.

"Una explicación posible es que en el cerebro se encuentran receptores de la hormona masculina, la testosterona. Y la mayor concentración de esta hormona está en la parte superior del cerebro -la corteza cerebral- que es la principal zona visual", señala.
"Si un avión ingresa en nuestro campo visual, como un punto ínfimo en el horizonte, el hombre lo notará primero que la mujer"
Israel Abramov, líder del equipo de investigadores

"¿Por qué esta región del cerebro es tan sensible a la testosterona, también es una cuestión de especulación", agrega.

Otra teoría está relacionada con la evolución. Los hombres, en su rol de cazadores, evolucionaron las facultades que les permiten divisar a la distancia una presa o un animal que representa una amenaza con mayor precisión, mientras que las mujeres perfeccionaron sus capacidades para mejorar su desempeño como recolectoras.

Abramov deja en claro que todas estas diferencias son leves y que afectan el aparato visual en su nivel más primario.

Sin embargo, al ser una diferencia biológica, no es posible entrenar al ojo para "mejorar" en lo que hace peor.

No obstante, esto no afecta la percepción -al menos en lo que se sabe hasta el momento- ya que ésta se nutre de muchos otros factores, como la educación, la memoria o el interés.

El científico resalta que una de las lecciones más importantes -en un sentido práctico- de su investigación, es "que cualquier estudio basado en la biología debe incluir entre sus sujetos a un número significativo de hombres y de mujeres, porque si no corres el riesgo de que tus resultados sean parciales en favor de un género o del otro".

Fuente:

BBC Ciencia 


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