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19 de enero de 2015

El sueño: la clave para que los bebés aprendan más...



Bebés
Las averiguaciones ayudan a explicar por qué los bebés pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo.

La clave para el aprendizaje en los primeros años de vida es una larga siesta, dicen los científicos.
Los ensayos con 216 bebés de hasta 12 meses de edad indicaron que eran incapaces de recordar informaciones nuevas si no duermen largo rato después de recibirlas.
El equipo de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, sugirió que el mejor momento para aprender puede ser justo antes de dormir, y destacó la importancia de la lectura a la hora de acostarse.
Los expertos dijeron que el sueño puede ser mucho más importante en los primeros años que en otras edades.
Los bebés pasan más tiempo durmiendo que en cualquier otro momento de la vida adulta.
Sin embargo, los investigadores dijeron que "sorprendentemente, poco se sabe" sobre el papel del sueño en el primer año de vida.

Aprende, duerme, repite

Los científicos enseñaron a los bebés de seis a 12 meses de edad tres nuevas tareas que implicaban jugar con títeres.
La mitad de los bebés durmió en las cuatro horas despues del aprendizaje, mientras que el resto o bien no tenía sueño o dormía la siesta por menos de 30 minutos.
Al día siguiente, se alentaba a los bebés a repetir lo que les habían enseñado.
El artículo completo en:

6 de enero de 2015

¿La tecnología realmente atenta contra la capacidad de tu memoria?

Dos personas entran a un seminario. Una saca fotos y graba video y audio de la presentación, al tiempo que la otra toma notas a mano. ¿Qué persona cree que recordará mejor la información? El primero puede usar sus notas digitales para crear algo nuevo sobre el tema, mientras que para el segundo no será tan fácil.

Aún así, siguen apareciendo investigaciones como una recientemente publicada en la revista Psychological Science. Esta afirma que tomar notas en papel le da a la persona una ventaja al momento de recordar, en comparación con alguien que lo tipea en un computador.

El argumento lleva varios años circulando y usualmente está basado en la idea de que la escritura a mano es lenta y deliberada. Esto le permite al lector un entendimiento más profundo de la información y, por ende, una mayor capacidad para recordar. En contraposición, los conceptos grabados por medio digital, algo que se hace de forma rápida y automática, limitan la comprensión y, en consecuencia, su posterior memorización.

Existen argumentos similares respecto a la capacidad de recordar cosas leídas en una pantalla de smartphone, tableta o e-reader, por ejemplo, en oposición al papel impreso.

Pero, memorizar información, ¿debería seguir siendo una prioridad? 

El articulo completo en:

América Economía

25 de septiembre de 2014

Así aprenden los niños las matemáticas

Durante la etapa de la escolarización, hay un momento crucial en que los niños dejan de utilizar los dedos y empiezan a hacer las cuentas de cabeza. ¿Qué pasa en nuestro cerebro para adquirir esta habilidad? ¿Cómo se forma una mente matemática?

Esto es lo que se han preguntado neurocientíficos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, que han realizado resonancias magnéticas a niños, adolescentes y adultos mientras resolvían problemas aritméticos.

Los expertos comprobaron que en los niños mayores se activaba más el área del hipocampo, vinculada a los recuerdos, y menos la corteza prefrontal y parietal, zonas neuronales relacionadas con el acto de contar. Es decir, al cumplir años recurrimos cada vez más a la memoria para las matemáticas.

Sin embargo, en el caso de los adolescentes y adultos, funcionaba a pleno rendimiento el neocórtex, donde se asienta la información archivada a lo largo de la vida en el cerebro maduro.

Según Vinod Menon, principal investigador del estudio, “esto significa que el hipocampo proporciona durante la infancia una especie de andamio para aprender y consolidar los datos en la memoria a largo plazo”.

Los científicos esperan que las conclusiones de su investigación sirvan para paliar la dificultad innata de algunos alumnos con las temidas “mates”.

Fuente:

Muy Intersante

16 de septiembre de 2014

Recordamos mejor lo que leemos en papel que lo que leemos online

Aunque el proceso pueda parecernos exactamente el mismo, leer en papel y leer online no parece ser lo mismo, al igual que escuchar un mensaje y leerlo tampoco activa las mismas regiones de nuestro cerebro.

Al menos es lo que sugiere una investigación de la Universidad de Houston que señala las diferencias cualitativas entre leer una noticia a través de Internet y hacerlo en los periódicos convencionales, sin entrar a juzgar qué método es tecnológicamente más interesante.

La memoria en el mundo online

El descenso en picado de las ventas de periódicos físicos a favor de los periódicos digitales o los agregadores de noticias personalizados pudiera no ser la panacea de la nueva era de la información, al menos en cuanto a número de noticias leídas, comprensión y memorización de las noticias por parte del lector medio.

Para detectar las diferencias entre la prensa online y offline, Arthur D. Santana y sus colegas de la Universidad de Houston formaron dos grupos de estudiantes universitarios. Un grupo tenía que leer la versión impresa del The New York Times, y el otro debía leer la misma edición online. A ningún participante se le reveló que se le estaba poniendo a prueba su capacidad para recordar noticias.

Después de veinte minutos de lectura, se le solicitó a los participantes que recordaran la mayor cantidad de titulares, temas generales y puntos principales de las noticias leídas. Los lectores offline recordaron un promedio de 4,24 noticias, mientras que los lectores online recordaron un promedio ligeramente inferior: 3,35.

El artículo completo en:

Xakata Ciencia

13 de enero de 2014

¿Cuántos nombres podemos recordar?

Chica tratando de recordar

No hay ningún límite conocido. Si se le pide a un mnemonista que aprenda una lista de nombres, podría llegar a recordar miles, decenas de miles e incluso cientos de miles sin ningún problema, ya que tienen la capacidad de aprender listas con miles de dígitos.

Algunas personas que sufren de una condición neurológica llamada hipertimesia recuerdan todo lo que les ocurre todos los días, incluyendo los nombres de todas las personas que ha conocido en su vida.

El resto de nosotros hemos evolucionado para recordar no más de 150 relaciones sociales. Se conoce como el número de Dunbar, bautizado así por el antropólogo Robin Dunbar.

El científico descubrió que los grupos de cazadores-recolectores, unidades en el ejército, equipos en las empresas y otros muchos grupos tienden hacía un límite de 150. Y parece que las redes sociales no han cambiado esta naturaleza.

Incluso las personas que tienen miles de amigos en Facebook raramente mantienen más de 150 relaciones significativas.

Fuente:

BBC Ciencia

7 de diciembre de 2013

Cuatro consejos para mejorar la memoria

Cuando hablamos de la memoria, la mayoría de la gente tiende a pensar en cosas que ya han pasado, aunque en realidad, también tiene un papel fundamental en las cosas que planificamos hacer en el futuro más o menos inmediato, algo que conocemos como memoria prospectiva. Te contamos cuatro cosas a tener en cuenta para recordar mejor lo que tienes que hacer (o que otros lo hagan):

• Darle importancia a lo que hay que recordar. Según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology la motivación ejerce un papel importante en las primeras fases de la memoria prospectiva, pues recordamos mejor hacer aquellas cosas que son más importantes para nosotros porque usamos más estrategias externas.

• Intentar no hacer tareas muy complejas hasta el momento en que tienes que recordar realizar el recado. Según Harrison y su equipo (2013), si nos ocupamos con tareas de atención dividida muy complejas que nos exigen mucha concentración y recursos, nos costará más recuperar la instrucción de forma espontánea.

• Dormir suficiente. Un estudio publicado recientemente en PLOS One (2013) señala que el sueño mejora nuestra memoria prospectiva hasta dos días después de la instrucción, de dos formas: recordamos mejor el hecho de que hay algo que hacer, y también la tarea concreta que hay que realizar.

• Entrenar la memoria de trabajo. Laskowska y sus colaboradores (2013) han diseñado un juego que pretende trabajar de forma novedosa la memoria prospectiva, aunque según los autores, su eficacia aún no ha sido probada. Hasta que llegue ese día, podemos intentar entrenar la memoria de trabajo, otro tipo de proceso cognitivo que parece tener un papel importante a la hora de recordar nuestros planes de futuro (Wang y colaboradores, 2013).

Tomado de:

Muy Interesante

12 de octubre de 2013

Nuestra mente: Una fábrica de recuerdos falsos

Memoria

La memoria humana se adapta y se moldea para ajustarse al mundo, y para ello es capaz de crear falsos recuerdos.

Todos creamos recuerdos imaginados, y el artista británico Alasdair Hopwood se ha propuesto recopilar y mostrar una colección de ellos.
Durante el último año, Hopwood le pidió a la gente que contribuyera con anécdotas de recuerdos falsos que él luego convirtió en representaciones artísticas.

Y las historias que recibió van desde alguien que recuerda haberse comido un ratón vivo a quien recuerda cómo voló cuando era niño.

Exposición "Archivo de Falsos Recuerdos"

Para la muestra "Archivo de Falsos Recuerdos", Hopwood pidió a una psicóloga Kimberley Wade que registrara su vuelo en globo.

Uno de los participantes contó que estaba convencido erróneamente de que la hermana de su novia había muerto en el consultorio del dentista. Tan firme era esta idea que mantuvo en secreto todas sus propias visitas al odontólogo.

Así lo cuenta: "Un día, durante la cena, ella dijo que iba a ir al dentista la siguiente semana. Se hizo silencio en la mesa, y mi madre dijo que debía ser duro para ella luego de lo que le había pasado a su hermana". Y esto bastó para convencerlo.

Pero este no es un caso excepcional. Los neurocientíficos dicen que muchos de nuestros recuerdos cotidianos están falsamente reconstruidos porque nuestra visión del mundo cambia constantemente.

Trucos de la imaginación

Las pistas que pueden dirigir nuestros recuerdos en la dirección equivocada son sutiles.

Elizabeth Loftus mostró en 1994 en un célebre experimento que era capaz de convencer a una cuarta parte de los participantes de que se habían perdido en un centro comercial cuando eran pequeños.

En otra prueba similar en 2002 se logró convencer a la mitad de los participantes que habían volado en globo en la infancia con el simple truco de mostrarles "evidencias" fotográficas manipuladas.

Falsos recuerdos

Varias personas "recordaron" que se habían perdido de niños por una imagen trucada.

La psicóloga Kimberley Wade estuvo detrás de este trabajo en la Universidad de Warwick, en Reino Unido.

Para su proyecto, Hopwood le pidió Wade que hiciera un viaje real en globo aerostático, y las imágenes de ese vuelo ahora se exhiben con el resto de falsos de recuerdos recopilados y recreados por el artista para The False Memory Archive (Archivo de falsos recuerdos), una muestra que tiene lugar en Penzance, Reino Unido.

"He estado estudiando la memoria por más de una década, y aún me parece increíble que la imaginación pueda engañarnos para que pensemos que hicimos algo que nunca hicimos e impulsarnos a crear recuerdos ilusorios tan convincentes", dice Kimberley Wade.

La razón de que los recuerdos sean tan maleables es simplemente que hay demasiada información para absorber, explica la psicóloga.

"Nuestro sistemas preceptivos no pueden notar absolutamente todo de nuestro entorno. Recibimos información a través de todos nuestros sentidos pero hay huecos", añade.

"Así que cuando recordamos un evento, lo que hace nuestra memoria es rellenar esos huecos con lo que sabemos sobre el mundo".

Perder las llaves

La mayor parte de los recuerdos falsos se refieren a situaciones cotidianas sin consecuencias reales, a excepción de las discusiones ocasionales sobre cosas triviales del tipo quién perdió las llaves.

Pero a veces, los recuerdos ilusorios pueden tener ramificaciones serias. El Proyecto Inocente (The Innocent Project), de Estados Unidos, ha elaborado una lista de personas que han sido absueltas tras lograr la anulación de identificaciones incorrectas por parte de testigos oculares.

El experto Christopher French, de la Universidad de Goldsmiths de Londres, dice que hay una falta de conciencia de lo poco confiable que es la memoria, especialmente en los sistemas legales.

"Aunque dentro de la psicología es una noción bien conocida y ampliamente aceptada por cualquiera que haya estudiado la bibliografía al respecto, no se conoce más generalmente en la sociedad", explica French.

Proyecto "Archivo de falsos recuerdos"

Otra foto manipulada convenció a algunas personas que habían volado en globo.

"Aún hay gente que cree que la memoria actúa como una cámara de video, así como personas que aceptan la noción freudiana de la represión, que sugiere que cuando sucede algo terrible se empuja el recuerdo hacia las profundidades del subconsciente".

Sin embargo, sostiene el experto, las evidencias de recuerdos reprimidos no son muy sólidas.

French también estuvo involucrado en el proyecto de arte de Hopwood.

Al artista le fascina cómo las personas pueden estar tan convencidas de eventos completamente imaginarios.

"Lo interesante es que las contribuciones al proyecto se convirtieron en mini retratos (aunque de forma anónima) y a pesar de que lo único que sabes de esa persona es algo que en verdad no ocurrió. Así que allí hay una bonita paradoja que me atrae como artista", dice Hopwood.

Salvarnos del tigre

"(Los falsos recuerdos) Son subproductos de un sistema de memoria que funciona bien, que puede deducir muy rápido."

Sergio Della Sala, experto en neurociencia de la Universidad de Edimburgo

De acuerdo con otro investigador, los errores que comete la mente humana a veces tienen un propósito útil.

Sergio Della Sala, experto en neurociencia cognitiva de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, lo explica de la siguiente manera.

Imagina que estás en la jungla y ves que la hierba se mueve. Lo más probable es que un humano entre en pánico y huya, ante la idea de que esté acechando un tigre.

Una computadora, sin embargo, puede calcular y deducir que en el 99% de las ocasiones es el viento el que produce el movimiento. Si nos comportáramos como computadoras, cuando de hecho hubiera un tigre, nos comería.

"El cerebro está preparado para equivocarse 99 veces y salvarnos del tigre. Y eso es porque no es una computadora. Funciona con suposiciones irracionales. Es proclive al error y necesita atajos", dice Della Sala.

Los falsos recuerdos, añade, son señales de un cerebro saludable. "Son subproductos de un sistema de memoria que funciona bien, que puede deducir muy rápido".

Fuente:

BBC Ciencia

22 de septiembre de 2013

Porqué los niños de menos de dos años no tienen recuerdos


En realidad, esto es una verdad a medias. Pero para entender porque esto no es completamente cierto, deberemos tener claros varios conceptos: que es la memoria implícita, que es la memoria explícita, porqué generamos recuerdos y cual es el papel del hipotálamo en todo esto.

MEMORIA IMPLÍCITA Y EXPLÍCITA

Lo primero que deberemos tener en cuenta, es que hay dos tipos de memoria: la memoria implícita y la memoria explícita.
La memoria implícita es un tipo de memoria en la que las experiencias previas ayudan en la ejecución de una tarea, sin que exista una percepción consciente de la existencia de esas experiencias. Este tipo de memoria es común a todos los animales.
Por poner un ejemplo, un perro te muerde y debido a eso, te quedas en estado de shock. A partir de entonces, sientes miedo cada vez que ves a un perro, pero no recuerdas que te haya mordido antes ningún perro. Digamos que, para entendernos, es una memoria puramente emocional, que no tiene porqué estar asociada a un recuerdo explícito (aunque este puede existir).
La memoria explícita, es la recolección consciente e intencional de información y experiencias previas. Resumiendo, sería lo que realmente nosotros llamaríamos recuerdos. Todo aquello que recordamos, ya sea con más o con menos detalle, constituye la memoria explícita.


EL HIPOTÁLAMO Y LA MEMORIA

El hipotálamo (del griego ὑπό, ÿpó: ‘debajo de’, y θάλαμος, thálamos: ‘cámara nupcial, dormitorio’) es una región nuclear del cerebro que forma parte del diencéfalo, y se sitúa por debajo del tálamo.1 Es la región del cerebro más importante para la coordinación de conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie. Regula la liberación de hormonas de la hipófisis, mantiene la temperatura corporal, y organiza conductas, como la alimentación, ingesta de líquidos, apareamiento y agresión. [wikipedia].

El la parte que nos importa, el hipotálamo es el centro de la gestión de nuestras emociones y en función de estas, de nuestros recuerdos. Nuestro cerebro se aprovecha de las emociones fuertes y de los neurotransmisores que se liberan durante la respuesta al estrés, para regular la intensidad con que almacenamos nuestros recuerdos, de manera que los recuerdos que están asociados a una información cargada emocionalmente permanecen grabados en el cerebro. Esta sería la razón por la que recordamos con más facilidad aquellos datos, hechos o experiencias que tienen una carga emocional y afectiva, aquellos que nos han marcado o conmovido.

CONCLUSIONES

En el caso que nos ocupa es, la falta de madurez del hipotálamo lo que hace que hasta, aproximadamente, los dos años (que también es cuando pasamos de considerarlos bebes a considerarlos niños), los bebés tengan memoria implícita, pero no generen memoria explícita.
Los casos, por ejemplo, de niños dados en adopción, suelen ser clarificadores. Niños que con menos de dos años son dados en adopción suelen presentar una respuesta emocional muy marcada ante el rechazo de los demás, a lo demás, de ciertas dificultades en las relaciones sociales.[Ref]
Claramente podemos decir, entonces, que los bebés generan recuerdos, pero implícitos. Lo que no comienzan a generar recuerdos explícitos hasta que son niños. Esto es importante tenerlo en cuenta, porque la memoria implícita también va a afectar de manera decisiva al desarrollo del niño, dejando huellas importantes en su vida adulta.
La relación entre memoria y emociones, también debería tenerse en cuenta, dentro de la metodología educativa, sobre todo en etapas de educación infantil de primer y segundo ciclo, donde la memoria implícita tiene más peso.

Fuente:

Enamorado de la Ciencia

17 de septiembre de 2013

Lanzarán 'condones' USB para proteger tu información

El dispositivo salió a la venta el 16 de septiembre y bloquea los pins de intercambio de datos para dejar disponibles solo los de energía.


Hoy en día, mientras en los lugares públicos se masifican cada vez más los puertos USB para recargar dispositivos electrónicos, el no conocer el origen de un puerto USB presenta un enorme riesgo para la seguridad que incluso ha sido reportado por el ejército norteamericano.

Ante esta situación, la empresa de seguridad int3.cc desarrolló el 'condón' USB, una cubierta que se pone encima de un conector USB que corta el acceso a los pins que permiten enviar y recibir datos, dejando disponibles solo los pins que permiten recargar un dispositivo.

Esto significa que uno podría conectar el dispositivo en cualquier lado, incluso a los computadores del más sórdido de los cibercafés, sin tener ningún temor de que puedan infectar con malware al dispositivo.
El producto saldrá a la venta la próxima semana, aunque la gente de int3.cc no reveló que apariencia tendrá. Quizá incluso lo vendan desarmado, pues la empresa se dedica a vender kits de seguridad DIY.

(C) int3.cc 
(C) int3.cc
Link: The Verge


Tomado de:

FayerWayer

9 de septiembre de 2013

Buscando la pastilla "para no olvidar"

La zona amarilla muestra el nivel de RbAp48 en el cerebro de un ratón. 
La zona amarilla muestra el mayor nivel de RbAp48 en el cerebro de un ratón tras recibir la terapia. | Elias Pavlopoulos, Ph.D.(Columbia University Medical Center
Más allá del Alzheimer, existe un hecho fisiológico que es prácticamente inevitable. Con la vejez, se va perdiendo la memoria y de ahí las preguntas reiteradas y el no retener cosas que antes se mantenían en la mente sin tener que hacer ningún esfuerzo. No es algo que solo le ocurra a los humanos, también los roedores lo experimentan. Y de ahí que este modelo animal haya servido para descubrir un hallazgo que podría ser el primer paso para encontrar una pastilla para no olvidar. Adiós a los sudokus y a los ejercicios para mantener la mente en forma, bienvenida la píldora para mantener la memoria.

Detrás de esta idea que puede sonar a ciencia ficción está el Nobel Eric Kandel y su equipo de investigadores de la Universidad de Columbia, en EEUU. Sus hallazgos se publican hoy en la revista 'Science Traslacional Medicine' y son sencillos de resumir: tras esa pérdida de memoria asociada a la edad existe la deficiencia de una proteína. La consecuencia lógica de este descubrimiento también en simple. Si dicha pérdida de memoria se asocia a la pérdida de una proteína, elevando artificialmente los niveles de esta última se podría conseguir que la memoria perdida volviera.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

6 de septiembre de 2013

El hombre que estuvo atrapado en un presente "eterno"

Atrapado en un eterno presente - Cierta Ciencia podcast - Cienciaes.com

Cuatro centímetros y treinta segundos

La memoria a corto plazo

La memoria crea y define nuestra identidad, el sentido de quiénes somos y de cómo somos. Toda la información a la que estamos expuestos en nuestro día a día y que recibimos por los sentidos, entra al cerebro y se va procesando y almacenando para luego nutrir y forjar lo que somos. 

Hay quienes comparan este proceso con el funcionamiento de un computador: codificación de los datos que entran, clasificación y almacenamiento y luego la recuperación de esa información. Pero la neurobiología se ha encargado de demostrar que el cerebro funciona de una manera muchísimo más compleja. Cuando se envejece, por ejemplo, las funciones cerebrales cambian: algunas se vuelven más lentas y otras a cambio, más agudas – se dificulta memorizar un número de teléfono pero la comprensión de fenómenos generales se vuelve más precisa. Un computador funcionando así irá a parar a la basura.

Casi todos pensamos que la memoria de corto plazo es la que nos permite recordar eventos que han sucedido hace horas, días. Y que la de largo plazo nos trae recuerdos más lejanos, que nos pueden llevar hasta a la infancia. Pero no es así. La neurobiología nos cuenta que la memoria de corto plazo es un proceso que dura como máximo treinta segundos.

Así cuando estamos en un aeropuerto y nos dicen que nuestro avión sale por la puerta 6A, si no repetimos al menos un par de veces la información, o miramos en el tiquete el número, ya no sabremos por donde sale el avión. Si por el contrario hemos asociado el 6A con algo, si lo hemos “fijado” con cualquier recurso, ya esa información entra a formar parte de la memoria funcional, y se quedará guardada sin peligro de perderse, así el avión se atrase y nos dé por irnos a tomar un café o a visitar una librería.

El trabajo de la memoria funcional, consolidar, lo hace una estructura del cerebro con forma de caballito de mar, el hipocampo, sumergido en las profundidades de nuestros lóbulos temporales. Sin el hipocampo, no es posible fijar, más allá de los treinta segundos, toda la información que recibimos por el olfato, el oído, el tacto, el gusto, es decir todo lo que nos permite pensar, elaborar, crear, imaginar, querer, sentir, sufrir.

La terrible tragedia de Henry Gustave Molaison

Eso fue lo que le sucedió a un hombre conocido hasta el año 2008 como H.M., cuando murió y se le dio su nombre completo, Henry Gustave Molaison.

Henry vivió una infancia feliz con sus padres hasta que a los diez años empezó a sufrir lo que se llamaba hasta casi mediados del siglo pasado, un mal menor (petit mal), una especie de estupor que duraba poco y que lo alejaba del entorno. Cerraba los ojos y sudaba. Contaba a sus padres que se había ido y que no recordaba nada. Los empezó a sufrir a diario y a medida que crecía, su número aumentaba. Ya en la adolescencia pasó a ser un mal mayor, ataques epilépticos que lo alejaban de la escuela y que día a día lo incapacitaban más. Empezó a recibir dosis masivas de anticonvulsionantes, sin mejoría alguna.

Henry había sufrido un accidente con su bicicleta alrededor de los siete años, aunque no son muy claras las circunstancias. El resultado sí. Empezó a visitar médicos y especialistas aunque después de varios EEG no se encontró ninguna lesión en su cerebro. Las convulsiones se volvían cada vez más fuertes y a la edad de 27, sin mayores esperanzas, con el consentimiento de sus padres y el suyo propio se decidió recurrir a “un procedimiento bastante experimental”, como lo definiría el mismo neurocirujano, William Scoville.

Cuatro centímetros y treinta segundos

En la cirugía, a Henry le fueron removidos cuatro centímetros de tejido en ambos lóbulos temporales. En ese tejido se fue gran parte del hipocampo y toda la amígdala, el lugar donde residen las emociones.

La neurocirugía era práctica común alrededor de 1953 –año de la de Henry¬– para remediar la epilepsia. Salvo otros dos casos, estos con malformaciones congénitas en sus cerebros, el caso de Henry fue único: sus ataques de epilepsia cesaron pero pronto fue evidente que algo terrible, devastador, irreversible había pasado. Henry no podía recordar nada posterior al día de la cirugía. Su hipocampo perdido no le permitía consolidar la memoria de corto plazo –que permaneció intacta pues reside en otra región del cerebro que no fue tocada– y salir más allá de los tre inta segundos que eran lo único que le quedaba, imposibilitando para siempre la formación de una memoria de largo plazo en lo que le quedaba de vida después de la cirugía.
La razón para que Scoville extrajera más tejido del usual se debió a que durante toda la preparación para el procedimiento fue imposible localizar, como se hacía con otros pacientes, el lugar de la lesión que causaba las convulsiones. Por el daño ocasionado, Scoville siempre habló de la cirugía como de “trágico error” y nunca más volvió a realizar ninguna.

Las enseñanzas de un trágico error.
 
Lo que fue un terrible desastre para Henry Molaison, permanecer atrapado todo el resto de su vida en un permanente tiempo presente, para la neurobiología fue un más que precioso tesoro. Gracias a él, el hipocampo pasó a identificarse como el centro de la memoria.

Quien se encargó de preservar ese legado fue la neurocientífica del MIT, Suzanne Corkin, quien dedicó su vida a estudiar a Henry. No sólo cuidó de que se lo respetara en su total integridad de ser humano sino que fue más que cuidadosa en escrutar hasta el agotamiento a todos los científicos que se acercaban a él. Por ello Henry, descrito por todos como un hombre tranquilo y apacible, recibió la mejor atención posible.

Henry fue objeto de miles de estudios y pruebas de los que él, por supuesto no guardaba ningún recuerdo. Corkin entraba cada mañana y a su saludo él respondía como si fuera la primera vez que la viera. “Permanent Present Tense” es el precioso libro que narra las experiencias neurobiológicas, los estudios sicológicos, los estudios de aprendizaje, entre muchos otros, realizados por Corkin y su equipo durante más de cuarenta años con Henry.

Preguntada si se había logrado establecer algún vínculo entre ella y su paciente, Corkin es clara al decir que del lado de ella sí, que si no de qué otra manera se explica que estuviera subida en una silla durante horas, mirando por una ventana de la morgue cómo el cerebro de Henry era tomado de su cráneo.

Ahora, el cerebro de Henry, cuidadosamente preservado en parafina, ha sido cortado en 2401 finísimas tajadas, que con las técnicas actuales, y a disposición de quien lo solicite, permitirá realizar estudios inimaginables. El dolor de una memoria perdida, ayudará a remediar males cerebrales de miles de millones de personas. Por algo el de Henry es el cerebro que lo cambió todo

Ciencia para Escuchar

3 de septiembre de 2013

Los auriculares pueden ser el peor enemigo de la memoria

audífonos

Los ruidos fuertes pueden afectar la memoria, según el estudio.

A muchos adolescentes les gusta escuchar música a todo volumen, incluso mientras estudian, una costumbre que ha sido criticada por padres durante generaciones.

Ahora científicos en Argentina demostraron que nuestros padres tenían razón: a través de un experimento utilizando ratas comprobaron que los ruidos fuertes pueden afectar la memoria y los mecanismos de aprendizaje en animales en desarrollo.
El trabajo, que fue publicado en la revista Brain Research, se realizó utilizando roedores de entre 15 y 30 días, una edad equivalente a chicos de entre 6 y 22 años.

"Usamos ratas porque tienen un sistema nervioso parecido al de los humanos", explicó a BBC Mundo Laura Guelman, coordinadora del proyecto e investigadora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (Cefybo), de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Los científicos expusieron a los animales a ruidos con intensidades de entre 95 y 97 decibeles (dB), más altas que lo considerado un nivel seguro (70-80 dB) pero por debajo del sonido que produce un concierto de música (110 dB).

Y descubrieron algo novedoso: tras dos horas de exposición, las ratas sufrieron daño celular en el cerebro.

Las alteraciones se produjeron en la zona del hipocampo, una región asociada a la memoria y los procesos de aprendizaje.

"Esto sugiere que lo mismo podría ocurrir en humanos en etapa de desarrollo, aunque será difícil de comprobar debido a que no podemos exponer a niños a este tipo de experimentos", explicó la experta.

Lea el artículo compketo en:

BBC Ciencia

28 de agosto de 2013

Los bebés aprenden sus primeras palabras ¡durante el embarazo!

Si estás acompañado de una mujer embarazada, no profieras demasiados insultos. Durante la última etapa del embarazo, el feto puede escuchar y retener los sonidos que le llegan a través del vientre materno según un estudio de la Universidad de Helsinki (Finlandia). Los recién nacidos podrían incluso reconocer pseudopalabras aprendidas durante su gestación.

En el estudio, los científicos emplearon sensores encefalográficos para registrar la actividad cerebral de los bebés en el área encargada de la memoria. El experimento se iniciaba en el último trimestre del embarazo, durante el cual la gestante debía reproducir varias veces a la semana una pista de audio con sonidos y voces humanas. Cuando estos bebés nacieron, se les sometió a la escucha de la misma secuencia de sonido y mostraron una señal neuronal de reconocimiento, a diferencia de los bebés del grupo de control. También mostraron más habilidad en la detección de diferencias entre sílabas, tales como la longitud vocálica.

Investigaciones anteriores ya habían revelado la existencia del aprendizaje intrauterino, aunque no de forma concluyente. Un estudio de 1988 ya sugería que los recién nacidos eran capaces de reconocer la melodía de la telenovela favorita de sus madres. Otro estudio mostraba que los bebés nacían familiarizados con el lenguaje nativo de sus padres. Pero estas investigaciones estaban basadas en el análisis de la conducta de los bebés tras su nacimiento, la cual presenta problemas para ser pautada.

Esta nueva evidencia demuestra que el aprendizaje del lenguaje comienza en el útero y que la capacidad fetal de procesamiento del sonido es mayor de lo que se creía, por lo que resulta fundamental no exponer al embrión a ruidos intensos que sobreestimulen su desarrollo auditivo.


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Muy Interesante

23 de agosto de 2013

¿Desayunar mucho ayuda a perder peso?

Según un estudio publicado a principios de año en la revista Nutrition Journal, las personas comen lo mismo a la hora del almuerzo y cenan la misma cantidad independientemente de si han tomado un desayuno normal o copioso (400 kilocalorías por encima de lo normal). Eso implica que, en el balance final, se consumen muchas más calorías a lo largo del día, desmintiendo la idea popular de que tras un desayuno abundante se reduce la ingesta calórica.

Lo que sí ayuda a perder peso es elegir determinados alimentos para comenzar el día. Daniela Jakubowicz,del Hospital de Clinicas, en Caracas (Venezuela), ha demostrado que en una dieta de pérdida de peso conviene incluir en el desayuno abundantes carbohidratos (pan, cereales...) y proteínas (huevos, carne, atún...).

Por el contrario, saltarse el desayuno reduce la atención, la memoria y la capacidad de aprendizaje en la jornada matutina, además de que sin desayunar tendemos a consumir una dieta menos equilibrada durante el resto del día, con más grasas y azúcares, lo que nos predispone a sufrir obesidad.

Fuente:

Muy Interesante

¿Qué animal tiene la memoria más duradera?

Cuando se trata de memoria a largo plazo, los delfines superan con mucho a los elefantes. Un estudio de la Universidad de Chicago (EE UU) publicado en Proceedings of the Royal Society B concluye que estos mamíferos acuáticos tienen la memoria social más duradera jamás registrada en especies animales. Concretamente, trabajando con 53 ejemplares de delfínes mulares o naríz de botella (Tursiups truncatus), Jason Bruck y sus colegas han demostrado que son capaces de recordar y reconocer el silbido característico de otro delfín con el que han convivido después de que hayan transcurrido más de 20 años sin escucharlo. Y eso es importante teniendo en cuenta que investigaciones recientes revelan que cada delfín desarrolla un silbido único y característico que funciona como un nombre que permite a los demás identificarlos.

La razón por la que la memoria social de los delfines es tan persistente es, de momento, un misterio. Los delfines muestran conexiones sociales sofisticadas que siguen un modelo de "fisión-fusión", de tal manera que en mar abierto pueden separarse de un grupo y unirse a los miembros de otros muchas veces. Este tipo de relaciones podría haber requerido un aumento de la capacidad de su memoria. Aunque también es posible que esta capacidad cerebral tenga otro origen totalmente distinto. En cualquier caso, Bruck asegura que "es agradable observar estas habilidades en no-primates, porque constituye un importante ejemplo de evolución convergente".

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Muy Interesante

22 de agosto de 2013

Porqué tenemos pocos recuerdos de nuestros primeros años de vida



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iStockphoto/Thinkstock

La mayoría de las personas no es capaz de recordar hechos que ocurrieron cuando eran muy pequeños, pese a haber sido protagonistas de ellos, aunque quizá, alguna experiencia si quedó marcada en el cerebro.

Se trata de algo muy normal y que los científicos denominan Amnesia Infantil. No es una enfermedad, sino que es una consecuencia de la forma en que los niños utilizan su cerebro mientras éste se desarrolla.

Los niños retienen recuerdos por poco tiempo y, a medida que pasan los años, estos desaparecen y son remplazados por otros. La amnesia infantil suele englobar el período entre el nacimiento y los cuatro años, aunque las memorias pueden ser borrosas hasta los ocho.

Cómo almacenan los recuerdos los bebés y niños

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A diferencia de los adultos, el cerebro infantil procesa y almacena los estímulos e información de manera diferente y, a medida que los bebés y niños crecen, los contenidos se mueven y analizan de forma distinta, lo que evita el poder acceder a ellos tal como haríamos con un evento reciente o grabado en un cerebro más desarrollado.

Los niños son capaces de absorber información de manera mucho más rápida que un adulto, pero lo que ellos consideran importante de recordar varía mucho de lo que el resto consideraría relevante.

En la primera infancia, el hipocampo y corteza pre-frontal están muy poco desarrollados, siendo las zonas encargadas de almacenar recuerdos a largo plazo en los adultos.

Eso podría explicar la falta de recuerdos a largo plazo en la primera infancia. Además, entre los 4 y 8 años, la memoria tiende a ser más borrosa. Quizá se recuerden sensaciones pero no eventos. Un niño puede recordar que sintió al nacer su hermano, pero no el momento en si.


Cómo perciben el mundo los niños

 

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Los pequeños tienen una forma única de absorber lo que ocurre a su alrededor. En un principio son siempre protagonistas de una memoria y clasifican el hecho según cómo lo vieron. Al no tener la capacidad cognitiva o de lenguaje para procesarlo y almacenarlo de forma correcta, el hecho se vuelve borroso o simplemente se pierde en el tiempo.

Aquellos recuerdos considerados como traumáticos, se borran más rápidamente para volverse casi inaccesibles, en lo que quizá sea una forma de protección para un cerebro en plena formación.

Se cree que las niñas tienden a mantener recuerdos antes que los niños. Estudios determinan que las niñas pueden recordar algo que ocurrió cuando tenían 3 años y medio y, en el caso de los varones, la edad sube a los 4 años.

Tomado de:

Ojo Científico

18 de junio de 2013

¿Qué hay de cierto científicamente en «Good Bye, Lenin!»?

La película alemana estrenada en 2003 puede ayudar a que nos preguntemos algunas cuestiones sobre el cerebro, el estado de coma y cómo una persona puede permanecer inconsciente, tal y como le ocurre a la madre del protagonista.

La película que reseñamos hoy, Good Bye, Lenin!, es una obra clásica del cine contemporáneo. Dirigida por Wolfgang Becker, y protagonizada por Daniel Brühl, aborda de forma crítica aspectos sobre un sistema comunista en caída libre, en 1989, y las rarezas de la llegada del capitalismo a Berlín, tras la caída del Muro.

Alex vive con su madre, Christiane, en la República Democrática Alemana, una mujer entregada al socialismo, que cuida de sus dos hijos desde que años atrás su marido se exiliara a la Alemania Occidental. Tras ver a su hijo en unos disturbios con la policía, la mujer pierde el conocimiento, y permanece en estado de coma durante ocho meses.

Transcurrido ese tiempo, todo ha cambiado en la vieja ciudad de Berlín. Cuando Christiane despierta, el Muro ya ha caído, y ha comenzado la reunificación de las dos Alemanias, entrando con fuerza el capitalismo sobre la capital. Para evitar el shock que podría sufrir su madre, que podría ver cómo sus ideas se han esfumado, Alex concibe con su familia y amigos un plan para hacerla creer que todo sigue igual tras despertar del coma.

¿Qué perspectiva científica podríamos extraer de la película? A priori, ninguna. Pero si escarbamos un poco más, me ha dado por pensar, revisando esta película, el lado más científico de las situaciones de los personajes. En particular, por qué entra la madre de Alex en coma, y qué sabemos hoy en investigación sobre la pérdida de consciencia y el estado del cerebro en estas situaciones.



¿Qué significa para la neurociencia estar conscientes? ¿Cómo podemos evaluar si una persona está saliendo del coma o su cerebro se encuentra en estado vegetativo? ¿Existe algún tipo de escala que puedan usar los médicos para saber si los pacientes, como Christiane en la película, están conscientes o no? Hoy trataremos de responder a estas cuestiones.

Podríamos pensar que la diferencia entre una 'persona consciente' y una que no lo está, sería lo mismo que distinguir a una persona que está dormida de una que permanece despierta. Incluso, más que la observación empírica sobre si alguien mantiene los ojos abiertos o puede realizar diversos gestos o movimientos, podríamos usar herramientas médicas como el encefalograma para así detectar las distintas señales eléctricas del cerebro.

Desde hace años, la ciencia se esfuerza por definir exactamente qué es la consciencia. En un seminario organizado en 1983, ya se estableció que los límites de la consciencia eran difíciles de determinar de manera cuantitativa y satisfactoria. Pero quizás debamos plantear este concepto a la inversa. En otras palabras, si no sabemos establecer con claridad qué es la consciencia, probemos analizando los estados de no consciencia.

De esta manera, desde la psicología se diferencian en general tres 'desórdenes de la consciencia': el estado de coma, el estado vegetativo y lo que se conoce como estado de mínima consciencia. Estos tres conceptos son diferentes, y los pacientes que los sufren muestran diferentes capacidades cognitivas y motoras. Incluso hay quien habla de las personas anestesiadas como buenos individuos para evaluar los estados de consciencia controlada.

Lo que sí sabemos en muchos casos es el origen de los diferentes estados de inconsciencia. En particular, tal y como le ocurre a Christiane en la película, frecuentemente el coma o el estado vegetativo están provocados por un traumatismo. En estas situaciones, se sabe que existe daño cerebral localizado. Gracias a estos estudios y análisis, hoy sabemos que la responsabilidad sobre la consciencia recae en el conocido como sistema activador reticular ascendente o sistema SARA.

SARA está definido por los neurocientíficos como una compleja red neuronal en la que participan dos vías, de nombres un tanto complicados: la reticulotalamocortical y la extratalámica. Ambas rutas lo que hacen es trasladar la información sensorial a nuestra corteza cerebral, y en el caso de que seamos plenamente conscientes, podamos administrar de manera correcta esta información y procesarla.

Si analizamos la consciencia desde el punto de vista fisiológico, hay estudios que la dividen en dos componentes: el propio despertar y el contenido. El primero resulta interesante, ya que resulta lógico pensar que en el caso de personas sonámbulas, no existe una consciencia plena de su estado, a pesar de que sí sean capaces de realizar comportamientos motores complejos, como caminar. Respecto al segundo componente, el contenido, se entiende que es la suma de las funciones mentales cognitivas, las afectivas y otras funciones corticales superiores.

Y es que autores como Plum han dibujado el estado consciente en tres peldaños, que debemos ir ascendiendo a nivel cognitivo y motor, para percibir plenamente la realidad que nos rodea y nuestra propia situación individual:
  1. La capacidad de 'despertar' sería el primer nivel consciente, algo que entendemos no es posible en los ocho meses en que está en coma la madre de Alex en Good Bye, Lenin!
  2. En segundo lugar, ser consciente significaría regular nuestro estado en base a la función afectiva, la atención o la integración cognitiva. Es decir, no se trataría solo de 'abrir los ojos', sino de comenzar a detectar nuestras funcionalidades cerebrales. No solo estamos despiertos, también podemos sentir y percibir lo que ocurre a nuestro alrededor. En este segundo escalón dependemos de la integridad del sistema límbico, y también participan el hipotálamo, la amígdala, el cíngulo y el área septal del cerebro.
  3. Por último, en nuestro tercer peldaño de la consciencia, deberíamos encontrarnos con percepciones mucho más complejas, como la orientación respecto a nosotros mismos y al medio, la actividad motora o nuestra propia conducta.
Hasta el momento, aunque el sistema SARA es el más conocido como la parte del cerebro encargada de la consciencia, lo cierto es que todavía existen mecanismos neuronales desconocidos por estudiar. Y es que el estado consciente es de extrema complejidad, y más lo es el shock que puede darse al 'despertar' de un coma, como ocurre en el caso de Christiane.

Aunque ese último tema lo abordaremos otro día, lo cierto es que el cerebro sigue constituyendo un desafío misterioso para los investigadores, por lo que proyectos como el europeo Human Brain Project pueden ir ayudando a responder a algunas de estas intrigantes cuestiones. Quién sabe, quizás algún día podamos resolver de manera definitiva las dudas e interrogantes sobre la consciencia y las situaciones patológicas relacionadas.

Fuente:

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12 de junio de 2013

¿Por qué las mujeres se acuerdan mejor de las caras?


El estudio sugiere que la memoria de las mujeres para reconocer las caras es "superior" a la de los hombres.

¿De qué me suena esa cara? Todos nos hemos despistado alguna vez y nos lo hemos preguntado.

Ahora, un estudio sugiere que a los hombres les pasa con más frecuencia que a las mujeres.
El motivo, según los investigadores, es que las mujeres invierten más tiempo estudiando las facciones de las personas con las que hablan.

"La manera en que dirigimos nuestra mirada por el rostro de una cara nueva afecta a nuestra capacidad para reconocer a ese individuo después", explica la investigadora Jennifer Heisz, de la universidad canadiense de McMaster, coautora del estudio junto a los académicos de psicología David Shore y Molly Pottruff.

"Tanto los hombres como las mujeres nos fijamos en los ojos, la nariz y la boca. La diferencia está en el número de veces que nos fijamos en cada uno de esos rasgos: dentro de un límite de tiempo concreto, de cinco segundos, las mujeres hicieron más movimientos con los ojos hacia la cara nueva que los hombres", le dijo Heisz a BBC Mundo.

Esa diferencia en el recorrido de la mirada generó después "una memoria superior" entre las mujeres, que quedó patente, según los investigadores, cuando los participantes del experimento volvieron a encontrarse con las caras.

"Nuestro descubrimiento aporta nuevos conocimientos sobre los mecanismos potenciales de la memoria episódica y sobre las diferencias entre los sexos", dijo Heisz.

La memoria episódica está relacionada con sucesos autobiográficos, que pueden ser evocados, y es distinta de otros tipos de memoria humana, como la semántica o la procedimental o empírica.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

25 de abril de 2013

Cinco cosas que te pueden hacer perder la memoria

No solo la edad y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer afectan negativamente a la memoria. Ciertas situaciones fisiológicas y algunos hábitos también nos lo ponen más difícil a la hora de almacenar y recuperar recuerdos. Estrés crónico. Según sacaba a la luz el año pasado la revista Neuron, las hormonas del estrés afectan negativamente la función de la corteza prefrontal, una región del cerebro que se ocupa entre otras cosas, de almacenar la memoria de trabajo (que almacena información por un breve lapso de tiempo) y de tomar decisiones. Y todo porque las señales en esta zona se transmiten a través del glutamato, cuyos niveles caen cuando nos estresamos reiteradamente.

Embarazo. Las embarazadas tienen una especial predisposición a ver mermada su memoria espacial, la que nos sirve para orientarnos y recordar dónde dejamos las cosas, según un estudio presentado en la Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Endocrinología. Esta pérdida de memoria es más acusada en los dos últimos trimestres del embarazo, y se mantiene hasta tres meses después del nacimiento del hijo. Por suerte, es reversible.

Fumar. Un reciente estudio de la Universidad de Northumbria revelaba que los fumadores tienen peor memoria que los no fumadores. Concretamente, en pruebas de memoria en que se les pedía recordar una serie de tareas asociadas a distintos lugares, los no fumadores recordaban un 81%, mientras que los adictos al tabaco solo recordaban un 59%. Dejar de fumar revierte estos efectos negativos de los cigarrillos.

Exceso de grasa. Si nuestra dieta incluye demasiadas grasas saturadas y colesterol el cerebro se inflama, la función nerviosa se altera y la memoria de trabajo o memoria inmediata se reduce, tal y como se desprende de un estudio dado a conocer en la revista Journal of Alzheimer's Disease.

Hipertensión. A partir de los 45 años de edad, la presión arterial alta o hipertensión se asocia con una pérdida de memoria, según demostraba un estudio de la Universidad de Alabama publicado en Neurology. Los autores lo atribuyen a que la presión sanguínea alta debilita las pequeñas arterias del cerebro, lo que puede desencadenar daños neuronales.

Fuente:

Muy Interesante
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