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22 de septiembre de 2013

Porqué los niños de menos de dos años no tienen recuerdos


En realidad, esto es una verdad a medias. Pero para entender porque esto no es completamente cierto, deberemos tener claros varios conceptos: que es la memoria implícita, que es la memoria explícita, porqué generamos recuerdos y cual es el papel del hipotálamo en todo esto.

MEMORIA IMPLÍCITA Y EXPLÍCITA

Lo primero que deberemos tener en cuenta, es que hay dos tipos de memoria: la memoria implícita y la memoria explícita.
La memoria implícita es un tipo de memoria en la que las experiencias previas ayudan en la ejecución de una tarea, sin que exista una percepción consciente de la existencia de esas experiencias. Este tipo de memoria es común a todos los animales.
Por poner un ejemplo, un perro te muerde y debido a eso, te quedas en estado de shock. A partir de entonces, sientes miedo cada vez que ves a un perro, pero no recuerdas que te haya mordido antes ningún perro. Digamos que, para entendernos, es una memoria puramente emocional, que no tiene porqué estar asociada a un recuerdo explícito (aunque este puede existir).
La memoria explícita, es la recolección consciente e intencional de información y experiencias previas. Resumiendo, sería lo que realmente nosotros llamaríamos recuerdos. Todo aquello que recordamos, ya sea con más o con menos detalle, constituye la memoria explícita.


EL HIPOTÁLAMO Y LA MEMORIA

El hipotálamo (del griego ὑπό, ÿpó: ‘debajo de’, y θάλαμος, thálamos: ‘cámara nupcial, dormitorio’) es una región nuclear del cerebro que forma parte del diencéfalo, y se sitúa por debajo del tálamo.1 Es la región del cerebro más importante para la coordinación de conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie. Regula la liberación de hormonas de la hipófisis, mantiene la temperatura corporal, y organiza conductas, como la alimentación, ingesta de líquidos, apareamiento y agresión. [wikipedia].

El la parte que nos importa, el hipotálamo es el centro de la gestión de nuestras emociones y en función de estas, de nuestros recuerdos. Nuestro cerebro se aprovecha de las emociones fuertes y de los neurotransmisores que se liberan durante la respuesta al estrés, para regular la intensidad con que almacenamos nuestros recuerdos, de manera que los recuerdos que están asociados a una información cargada emocionalmente permanecen grabados en el cerebro. Esta sería la razón por la que recordamos con más facilidad aquellos datos, hechos o experiencias que tienen una carga emocional y afectiva, aquellos que nos han marcado o conmovido.

CONCLUSIONES

En el caso que nos ocupa es, la falta de madurez del hipotálamo lo que hace que hasta, aproximadamente, los dos años (que también es cuando pasamos de considerarlos bebes a considerarlos niños), los bebés tengan memoria implícita, pero no generen memoria explícita.
Los casos, por ejemplo, de niños dados en adopción, suelen ser clarificadores. Niños que con menos de dos años son dados en adopción suelen presentar una respuesta emocional muy marcada ante el rechazo de los demás, a lo demás, de ciertas dificultades en las relaciones sociales.[Ref]
Claramente podemos decir, entonces, que los bebés generan recuerdos, pero implícitos. Lo que no comienzan a generar recuerdos explícitos hasta que son niños. Esto es importante tenerlo en cuenta, porque la memoria implícita también va a afectar de manera decisiva al desarrollo del niño, dejando huellas importantes en su vida adulta.
La relación entre memoria y emociones, también debería tenerse en cuenta, dentro de la metodología educativa, sobre todo en etapas de educación infantil de primer y segundo ciclo, donde la memoria implícita tiene más peso.

Fuente:

Enamorado de la Ciencia

22 de septiembre de 2012

Helicobacter pylori, la bacteria del apetito

El pasado mes de julio, Jorge Laborda nos descubría en su programa de radio Quilo de ciencia nos comentaba la curiosa relación que existe entre el apetito y la bacteria Helicobacter pylori. Este microrganismo nos resultará conocido, dado que es causante de las conocidas como úlceras pépticas.

Curiosamente, y tal como nos cuenta de forma muy amena el Dr. Laborda en su programa, existe una relación directa entre Helicobacter pylori y las hormonas encargadas de regular nuestro apetito, especialmente, de dos de ellas, la ghrelina y la liptina.

La ghrelina, de la que reicentemente se ha descubierto su relación con el desarrollo de la obesidad, se secreta cuando nuestro estómago está vacío, estimulando a ciertas neuronas del hipotálamo, produciéndonos la sensación de hambre. Por su parte, la leptina se secreta cuando nuestro estómago está lleno, siendo la responsable de desencadenar el proceso que nos producirá la sensación de saciedad.

Pero, ¿dónde entra aquí la Helicobacter pylori? Pues bien, tras realizar un tratamiento con antibióticos con el fin de erradicar esta «molesta» bacteria para evitar el desarrollo de úlceras, se encontró que los pacientes tratados vieron como aumentaba su peso, y, en los análisis de sangre posteriores a dicho tratamiento, se observó que los niveles de ghrelina eran seis veces superiores a los niveles mostrados antes del tratamiento. 

Por otra parte, los niveles de leptina habían aumentado pero en una proporción mucho menor. A raíz de estos resultados se observó que H. pylori juega un papel fundamental en el buen funcionamiento del mecanismo que nos produce la sensación de hambre, así como en el que nos dice que ya estamos saciados. Tal y como quedó demostrado, la presencia de H. pylori afecta directamente al correcto funcionamiento de la regulación del «hambre» en nuestro organismo.

infografia-bacteria-hipotalamo-hambre

La presencia de Helicobacter pylori en el estómago ayuda a regular la segregación de ghrelina, hormona responsable de inducir en el hipotálamo el proceso por el cual se nos abre el apetito (Ilustración: Sara Campos Miranda).

Una vez más, vemos un claro ejemplo del papel que juegan las bacterias en nuestra vida cotidiana, y cómo su complejidad va más allá de ser responsables de determinadas patologías, incluso, como en este caso, siendo necesaria su presencia a pesar de que en determinados momentos pueda resultarnos muy molesta.

Fuente:

27 de junio de 2012

Existe un vìnculo entre los alimentos y la cocaìna



comer-estresLas mismas neuronas que controlan el apetito también están relacionadas con la búsqueda de novedades y la atracción por las drogas, según indica un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience.

Hasta ahora, los científicos han estudiado los circuitos de recompensa del cerebro pensando que, en pacientes con obesidad y diabetes, la comida tiene los mismos efectos que el abuso de drogas como la cocaína. Sin embargo, el último estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Yale, parece indicar lo contrario.

Los investigadores realizaron diversos test sobre ratones transgénicos en los que se había alterado o bien bloqueado completamente la expresión de las neuronas AgRP, que regulan el apetito, durante el desarrollo de los animales. "Utilizando técnicas genéticas, hemos encontrado que el aumento del apetito podría estar asociado con un descenso en el interés por las cosas nuevas y por sustancias como la cocaína", explica Marcelo O. Dietrich, uno de los autores. "Y, por el contrario, un menor interés por la comida es indicativo de mayor inclinación hacia la cocaína".

Los autores sostienen que el hipotálamo, que controla funciones vitales como la temperatura, el hambre, la fatiga o el sueño, también es clave para el desarrollo de otras funciones cerebrales superiores. "Estas neuronas promotoras del hambre también son muy importantes para otras funciones. Su deterioro puede alterar la motivación y otros procesos cognitivos", explica Tamas L. Horvath, otro de los investigadores responsables. "Se piensa que la obesidad está relacionada con los circuitos cerebrales de recompensa", añade, "pero en nuestro estudio hemos comprobado que, aunque el mecanismo de recompensa sea alto, los sujetos pueden estar muy delgados. Al mismo tiempo, esto indica que hay grupos de personas que no están interesadas en la comida y son más susceptibles de volverse adictos a las drogas".

Y además…
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