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22 de octubre de 2012

¿Cuántas frutas y verduras hay que comer para ser feliz?

frutasyverdurasLas personas que consumen 7 porciones de frutas y verdura al día son más felices y gozan de mayor salud mental que el resto de la población, según un estudio británico que acaban de dar a conocer científicos de la Universidad de Warwick.

Así, aunque la mayor parte de los expertos recomienda incorporar cinco frutas o verduras frescas en la dieta diaria para garantizar la salud cardiovascular y protegernos del cáncer, el bienestar mental requiere una dosis un poco más elevada de estos alimentos, tal y como concluyen los investigadores en la revista Social Indicators Research.


Y además…
 Fuente:

19 de octubre de 2012

Algunos mitos y leyendas sobre las calorías

 
Es frecuente entre las personas que quieren mejorar su peso, aunque también entre algunos expertos en materia de dietética, dar una importancia absoluta a las calorías. En ocasiones incluso las estrategias utilizadas giran únicamente en torno al aporte energético (o sea, a las calorías) sin otorgar relevancia a la calidad nutricional. Ese es el caso, por ejemplo, de una noticia que saltaba a los titulares hace un tiempo sobre  un profesor universitario que había perdido 12 Kg comiendo exclusivamente pastelitos para demostrar que lo importante son las calorías y no el contenido nutricional.

Obviamente, la termodinámica es indiscutible pero somos muchos los que creemos que puede haber algo más tras este pragmático enfoque. Es por ello que hoy vamos a debatir acerca de un gran mito que, a su vez, ha generado la aparición de muchos otros.

Una caloría es una caloría:

El supuesto de “una caloría es una caloría” surgió hace varias décadas y todavía hoy es tomado por muchos como un dogma. La frase viene a significar que todas las calorías (ya provengan de hidratos de carbono, de proteínas, de grasas o de alcohol) son iguales en referencia a su efecto sobre el peso corporal.

Sin embargo, hay bastantes indicios que nos demuestran que esto no es cierto. Al menos no al cien por cien. Y es que, actualmente podemos afirmar que no todas las calorías son iguales, en parte gracias a estudios como el publicado el pasado verano en el Journal of the American Medical Association (JAMA) y del cual ya os hablamos extensamente aquí. En él se concluía que, por ejemplo, una dieta baja en grasas reducía el metabolismo en mayor medida que una dieta de bajo índice glucémico.

También a este estudio llevado a cabo por la universidad estatal de Pensilvania (Penn State), que encontró que una dieta que incluyera cereales de grano entero en lugar de cereales refinados produce una mayor pérdida de grasa abdominal y reduce un indicador de inflamación como es la proteína C reactiva, en comparación con una dieta idéntica pero que incluye cereales refinados.

Otro estudio, aunque esta vez llevado a cabo sobre monos en la Wake Forest University, de Carolina del Norte, halló que una dieta rica en grasas trans inducía obesidad abdominal y resistencia a la insulina a un grupo de monos alimentados sin un exceso de calorías y en comparación con otro grupo de monos alimentados de igual forma pero con grasas monoinsaturadas en lugar de las trans. Es por ello que concluye que en condiciones de alimentación controlada y a largo plazo, el consumo de ácidos grasas trans es un factor independiente en la ganancia de peso corporal (al menos en monos).

Contar calorías en la pérdida de peso:

Otra de las consecuencias que ha supuesto el dar tan absoluta relevancia a las calorías, es tratar la pérdida de peso como si de unas meras operaciones matemáticas de sumas y restas se tratara. Personalmente he visto mucha gente con su recuento personal del tipo: “Anoche me zampé un helado de 320 kcal, pero ya he contrarrestado porque he estado 28 minutos en la elíptica y me ha marcado que he quemado 400. Casi 100 más. Si llego a hacer 10 minutos más esta noche podría comerme otro helado“.

Imagino que muchos ya sabréis la (in)exactitud que puede llegar a tener un aparato de gimnasio a la hora de contar las calorías utilizadas, especialmente cuando algunos marcan que haciendo un ejercicio idéntico se “queman” las mismas calorías dando igual si pesas 50 ó 110 Kg. Sin embargo, la fiabilidad del etiquetado nutricional también es algo que en muchas ocasiones deja que desear, además de que para poder contar las calorías de muchos alimentos será necesario tener una buena base bromatológica para conocer la energía que aporta cada uno. Aunque lo más significativo, sin duda, es la dificultad que entraña tener en cuenta las cantidades de cada alimento.

Incluso para los propios dietistas-nutricionistas que contamos con una mayor formación que el público general y que además trabajamos diariamente con cantidades, valores energéticos y demás nos es casi imposible contar calorías con relativa exactitud. Realmente se trata de un esfuerzo considerable que sólo sirve para hallar una cifra algo aproximada y, en ocasiones, muy desviada de la real. Es por todo esto por lo que repetimos hasta la saciedad que contar calorías no es productivo.

Aunque, en mi opinión, lo que sí puede ser útil es conocer el valor calórico aproximado de cada grupo de alimentos. Pero no para empezar a sumar y restar, sino para saber cuáles son los que poseen una baja/media/alta densidad energética y así establecer prioridades en su consumo diario.


Imagen cedida por Lara Lombarte @Llombarte

Conclusiones:

A la fin, si se trata de modificar nuestro peso corporal el número de calorías tiene mucho que decir pues la termodinámica es innegable y si pretendemos perder peso debemos “quemar” más calorías de las que “introducimos”. No obstante, existen otros factores como la saciedad, el metabolismo en reposo o el sistema hormonal que pueden verse afectados de muy diversas formas por la composición de la dieta aún aportando las mismas calorías. Estos factores pueden, pues, repercutir directamente en el peso corporal, por lo que dar una importancia absoluta a las calorías no debe ser la principal y única herramienta de una estrategia dietético-nutricional. Sino, como hacía el profesor que comía pastelitos, sólo tendríamos que comer “chuminadas” pero en menor cantidad para conseguir una exitosa pérdida de peso.

Fuente:

14 de agosto de 2012

El homínido que se extinguió por ser solo vegetariano

Un nuevo estudio analiza las diferencias en las dietas de los primeros humanos y de otros primates de hace un millón de años

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Diente de Paranthropus empleado para estudiar su dieta / José Braga/Didier Descouens

Hace un millón de años, mucho antes del surgimiento de Homo sapiens, que acabaría colonizando el mundo, varias especies de homínidos compartían África. Cada una de ellas tenía unas características que determinarían su éxito o su fracaso, y entre esas características son muy relevantes los hábitos alimenticios. Ahora, un grupo de investigadores de Francia y Sudáfrica han utilizado el esmalte de los dientes de tres especies de aquellos homínidos, Paranthropus, Homo y Australopithecus, para conocer su dieta.

De estos tres tipos de primate, habitualmente se atribuye a los ancestros más cercanos a los humanos actuales, los Homo, una dieta variada y a los Paranthropus como exclusivamente vegetarianos. Esta especialización se considera una de las causas que contribuyeron a la extinción de esta última especie al limitar su capacidad de adaptación a los cambios medioambientales que se produjeron hace un millón de años.
Homo y Paranthropus convivieron en el mismo espacio porque su alimentación era diferente
Sin embargo, los datos obtenidos por los investigadores a partir de dientes encontrados en Sudáfrica confirman que los Paranthropus comían solo plantas, pero parecen indicar que también los Homo tenían una dieta poco variada, aunque en su caso era carnívora, y por lo visto en los milenios posteriores esta especialización no le dio malos resultados. Por último, los investigadores observaron que los Australopithecus tenían una dieta mixta de carne y vegetales.

El estroncio dice qué comieron

Sobre el éxito del carnivoro Homo y el fracaso del vegetariano ParanthropusVincent Balter, investigador de la Escuela Normal Superior de Lyon y autor del estudio, explica que “la primera ventaja de comer carne es que para el desarrollo del cerebro, que es el sello distintivo de la evolución de los Homo, se requiere comida de gran calidad”. No obstante, Balter cree que nuestros ancestros primero tuvieron una dieta más especializada que se fue haciendo variada con el tiempo. “El panorama es probablemente diferente hace 1,5 millones de años y hace un millón de años. Los Homo se especializarían en principio en comer carne, pero es probable que después también comiesen plantas”, añade.

«Para el desarrollo del cerebro, el sello distintivo de los Homo, se requiere comida de gran calidad y eso lo da la carne»


Vincent Balter
 
Investigador Escuela Normal Superior de Lyon

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio midieron la presencia de estroncio en el esmalte de los dientes. Una mayor cantidad de este elemento indica una dieta vegetariana y su ausencia apunta que el individuo al que pertenecía la pieza dental era carnívoro.

Además de conocer cómo eran las diferentes dietas de los homínidos, los científicos querían comprobar si, como mantienen algunas hipótesis, una dieta más estrecha implica también un hábitat más limitado. En este caso, el artículo indica que no es así para los Homo y los Paranthropus, que pese a comer solo carne o solo vegetales, se movían por áreas tan amplias como los Australopithecus con su diversificada alimentación. Para Balter, la clave es que Homo y Paranthropus ”vivieron juntos en el mismo lugar y en el mismo momento porque su nicho era diferente. Al no depender de la misma comida, no había competencia entre ellos”, dice.

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#evolución



REFERENCIA

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14 de marzo de 2012

La dieta alta en grasas afecta la calidad del semen


Grasas saturadas

Los hombres que comen grasas saturadas tienen una menor calidad de esperma.

La dieta, particularmente una rica en grasas saturadas, puede tener un impacto en la calidad del esperma.

Una nueva investigación llevada a cabo en Estados Unidos encontró que los sujetos que comían regularmente dietas de comida chatarra o altos niveles de grasas saturadas, tenían una menor concentración y conteo espermáticos.

Estudios pasados han mostrado un vínculo entre la mejor calidad de esperma y el consumo de ácidos grasos omega 3, que se encuentra en el pescado y los aceites vegetales.

Y aunque la nueva investigación, publicada en Human Reproduction, fue llevada a cabo con un grupo pequeño de hombres, la misma confirma el impacto de la dieta en la fertilidad de un individuo.

En el estudio, dirigido por la profesora Jill Attaman de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard, en Boston, 99 hombres respondieron a cuestionarios sobre su dieta y sometieron muestras de esperma para análisis durante cuatro años.

Los resultados mostraron que los sujetos que comían los niveles más altos de grasas saturadas tenían un conteo espermático 43% menor y una concentración espermática (el volumen de semen por número de espermatozoides) 28% más baja que quienes consumían la menor cantidad de grasas.

Por otra parte, los hombres que consumían la mayor cantidad de ácidos grasos omega 3 tenían esperma con una estructura

Lea el artículo cpompleto en:

BBC Ciencia

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22 de febrero de 2012

Por qué fallan las dietas


El olvido de las dietas

No existe una dieta mágica. Reducir de peso conlleva un cambio de hábitos, señalan los expertos.

¿Frustrado porque la dieta que sigue no da resultados? ¿No logra perder más peso o incluso recuperó lo que perdió? Quizás no sea culpa suya sino de los tratamientos para adelgazar que se han olvidado de un punto importante: el metabolismo cambia cuando se deja de comer.

Tanto el organismo de Salud Británico (NHS), como el estadounidense (US health), asumen que si una persona deja de consumir 500 calorías diarias perderá alrededor de una libra semanal, sin importar cuánto tiempo lleva haciendo régimen ni por cuánto tiempo seguirá.

Pero de acuerdo con una investigación del Instituto de Salud de Maryland, Estados Unidos, dicho planteamiento, ampliamente utilizado en el resto del mundo, tiene errores de base.

"A medida que una persona pierde peso su metabolismo se ralentiza y, finalmente, se estanca. Si usted quiere perder cinco kilos reduciendo 100 calorías al día, puede bajar la mitad en un año y el resto en tres. Después de ese tiempo se estancará y empeorará", detalló Kevin Hall, director de la investigación, en la reunión anual de la Asociación Americana de Avances Científicos.

El estudio subraya además la gravedad de enfatizar en dietas rápidas y milagrosas y en la necesidad de revaluar las políticas públicas sobre el tratamiento de la obesidad.

"No hay una dieta mágica o milagrosa. Cuando se deja de comer el cuerpo pone en marcha mecanismos para mantener el peso. Comer es uno de los instintos primarios del ser humano. El cuerpo se defiende, no quiere perder peso", explica a BBC Mundo Alber Lecube, coordinador del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Cuando se utilizan fármacos contra la obesidad, vas contra ese mecanismo de defensa y terminas atrofiando otras partes de tu cuerpo, señala el experto.

"De alguna manera uno no puede tener el peso que quiere, lo puede ajustar con un cambio de hábitos y un incremento en la actividad física, no necesariamente yendo al gimnasio sino caminando dos veces al día. Hay que tener en cuenta que hay una base genética importante que determina nuestro peso. Para muchas personas delgadas es más difícil ganar peso que para un obeso perderlo”, detalla Lecube.

Impuesto a la gordura

El estudio del Instituto de Salud de Maryland se detiene en la necesidad de ofrecer un asesoramiento más preciso y realista a las personas con sobrepeso y obesidad.

"Es mejor tener una idea real para saber qué intervención se necesita", detalló Hall.

En su ponencia, el médico examinó una vieja propuesta de "impuesto a la gordura", que añade un 20% al costo de los alimentos dulces y pocos saludables y que, según el organismo de salud estadounidense, reduciría las tasas de obesidad en el país del 67% al 50% en cinco años.

No obstante, cuando los expertos del Instituto de Salud de Maryland incluyeron los cambios metabólicos que experimenta la gente, los resultados no eran tan optimistas: solo caería este índice a un 62%.

"La teoría sobre las dietas la conocemos, la cuestión es llevarla a la práctica. Una dieta no sólo es dejar de comer sino comer bien, cumplir con todas las comidas del día, no dejar huecos para que no haya un efecto rebote. Lamentablemente en el mercado nos encontramos ofertas que no son realistas, que nos ofrecen adelgazar en uno o dos meses. Hay que asumir que es un proceso a largo plazo", comenta a BBC Mundo la nutricionista Yolanda Sanchis.

En ese sentido, Lecube comenta que "cuando se inicia una dieta también hay que trabajar en la autopercepción de la estética de cada persona, en los valores sociales. Hay gente baja y alta, gorda y delgada".

"Una persona que pesa cien kilos, con una base genética de obesidad, no puede pretender bajar hasta los 70. Si acaso puede ajustar su peso. Cuando se fuerzan las dietas se atrofian los mecanismos del hambre y el cuerpo defiende su territorio. No se nos puede olvidar que comer es un placer, tenemos que comer para vivir", subraya.

Fuente:

BBC Ciencia

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19 de diciembre de 2011

Comer poco mantiene el joven el cerebro... de los ratones

Científicos italianos descubren, por primera vez, el mecanismo molecular que provoca que una dieta hipocalórica tenga beneficios contra el envejecimiento cerebral.

Desde hace tiempo, distintas investigaciones científicas han coincidido en que, para mantenerse joven y conservar el cerebro en plena forma, no hay fórmula más eficaz que comer menos. Sin embargo, el mecanismo molecular preciso que hay detrás de los efectos positivos de una dieta hipocalórica seguía siendo un misterio. Ahora, un grupo de investigadores italianos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma ha descubierto en el cerebro de los ratones una molécula, llamada CREB1, provocada por la restricción calórica, que activa los genes relacionados con la longevidad y el funcionamiento apropiado del cerebro. La investigación, que aparece publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., podría dar lugar a nuevos fármacos que permitieran activar esta molécula «mágica» sin necesidad de pasar hambre.

Los ratones que participan en los experimentos y están sometidos a restricción calórica solo pueden comer hasta un 70% de los alimentos que consumen normalmente, una manera conocida -al menos de forma experimental- de prolongar la vida. Por lo general, si comen poco, los ratones no se convierten en obesos ni desarrollan diabetes, además de mostrar un mayor rendimiento cognitivo, más memoria y ser menos agresivos. Además, no desarrollan -y si lo hacen, sucede mucho más tarde-, la enfermedad de Alzheimer.

Futuras terapias

El equipo italiano descubrió que la molécula CREB1, que regula importantes funciones cerebrales como la memoria, el aprendizaje y el control de la ansiedad, se activa por la restricción calórica y provoca beneficios en el cerebro al «encender» a su vez otro grupo de moléculas relacionadas con la longevidad, las sirtuinas. Por otra parte, los investigadores se dieron cuenta de que la acción de CREB1 puede aumentar drásticamente por la mera reducción de la ingesta calórica y que la molécula es esencial para que ésta «funcione» en el cerebro. Es decir, los ratones que carecen de esta molécula no se ven premiados por los beneficios de comer menos y muestran las mismas discapacidades que sus compañeros viejos o sobrealimentados.

«Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para desarrollar futuras terapias para mantener el cerebro joven y prevenir su degeneración y el proceso de envejecimiento», concluye Giovambattista Pani, responsable del estudio.

Fuente:

ABC Ciencia


2 de septiembre de 2011

El fin de un mito: Las grasas no nos hacen engordar



Durante décadas nos han dicho que comer grasa es el problema. El problema es otro.

Un poco de historia. En los años 70 las enfermedades cardíacas se estaban disparando en EEUU. Los infartos eran cada vez más frecuentes. Por entonces se descubrió el colesterol “malo” o LDL, responsable de las placas que bloquean las arterias. Comer grasa hace que aumente el colesterol total, así que la solución parecía evidente: comer menos grasa. Las autoridades sanitarias empezaron la campaña que después se exportó a todo el mundo occidental. Muerto el perro, se acabó la rabia.

Son los años de la pirámide nutricional, en la que se aconsejaba basar la dieta en una gran cantidad de hidratos de carbono (cereales, pan, pasta), poca proteína y casi nada de grasa. En 30 años el consumo de grasa se redujo de un 30% de las calorías totales al 20%. Comenzó el auge de la comida light, baja en grasas, que hoy todavía perdura, y con el que muchas empresas han ganado y ganan mucho dinero.

Sin embargo, en todos estos años, el número de casos de enfermedad cardíaca ha aumentado en EEUU. Hay menos muertes gracias a la cirugía, pero hay más enfermos. Para colmo, se han disparado los casos de obesidad y diabetes. Reducir la grasa no ha funcionado.

Los últimos estudios están por fin liberando a la grasa de falsas acusaciones. El verdadero culpable hay que buscarlo en el otro ingrediente de los donuts: el azúcar. Mientras que bajaba el consumo de grasa, el de azúcar se disparaba. La comida sin grasa pierde sabor, así que a ese yogur bajo en grasa se le añadía más azúcar para hacerlo más apetecible. El azúcar está en todas partes, especialmente en la comida de los niños. El azúcar es el principal responsable de la actual generación de niños obesos en todo el mundo.

Además, el azúcar se descompone al digerirla en glucosa y fructosa. La glucosa se puede usar como energía inmediatamente, pero la fructosa pasa directamente al hígado donde se transforma en triglicéridos, es decir, grasa. Según los últimos estudios, estos triglicéridos procedentes de la fructosa son los verdaderos responsables de las enfermedades cardiovaculares y las arterias obstruídas. La yema de huevo es inocente.

Así que olvídate del azúcar y consume grasa sin culpa. Pero cuidado, porque simplificar es peligroso. Todo lo anterior no quiere decir que la grasa “no engorde”. Un gramo de grasa contiene muchas calorías, y comiendo más calorías de la cuenta engordaremos.

Una buena regla es mantener la grasa entre el 20% y el 30% de nuestras calorías diarias. Es fácil pasarse. Si comes 2.500 calorías al día, eso son 60 gramos de grasa, o cuatro cucharadas de aceite. Otros alimentos, como la carne, el pescado, los frutos secos y los lácteos contienen grasa, y esos gramos se suman en seguida.

La otra norma es comer grasas de buena calidad. Sobre todo aceite de oliva, frutos secos, aguacates, pescado azul que no sea de piscifactoría o (esto es más difícil) carne de vacuno que no haya sido criada con grano. Huye de cualquier cosa que contenga “grasa vegetal hidrogenada”, también llamada grasa trans, un verdadero tóxico que ya es ilegal en muchos países. Y elige la mantequilla antes que la margarina.

Fuente:

QUO

12 de agosto de 2011

Desvelado por qué las dietas de ayuno no adelgazan

Especial: Medicina

El hambre dispara un autocanibalismo de las neuronas que aumenta la necesidad de comer. Por lo tanto no dejes de desayunar... ¡tendrás mucha, mucha más hambre al mediodía! (Suena demasiado elemental, ¿no?).

Neuronas en cultivo

Neuronas en cultivo

Ayunar para hacer dieta no es una buena opción, porque, como ya habrá notado más de uno, no comer da más hambre. Las culpables de este apetito desmesurado son unas neuronas que se devoran a sí mismas en cuanto detectan alguna señal de huelga de hambre, según muestra un estudio realizado por la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York que publica hoy la revista Cell Metabolism.

El cuerpo necesita extraer energía de los azúcares para realizar cualquier actividad, desde intercambiar moléculas hasta correr una maratón. Cuando se pasa hambre, el organismo utiliza fuentes de energía alternativas como las grasas o lípidos, que rompe hasta dejar un residuo que son los ácidos grasos. La presencia de estos circulando libremente por el cuerpo está asociada al ayuno.

Cuando unas neuronas llamadas AgRP (cuyo nombre deben a la hormona que producen) detectan ácidos grasos libres, lo toman como una señal de alerta del estado de hambruna; un aviso de que el organismo empieza a estar desnutrido. Estas neuronas inician entonces un proceso llamado autofagia, literalmente comerse a sí mismas. Es una especie de autocanibalismo con dos funciones. Por un lado, la neurona que se digiere a sí misma obtiene de este proceso la energía suficiente para mantenerse. Por otro, y esta es la novedad del estudio, la autofagia libera aún más ácidos grasos (restos de los lípidos que forman las estructuras de las neuronas) que estimulan la producción de la hormona AgRP. Como la describe Ana María Cuervo, investigadora española del proyecto, "es la hormona del necesito comer". Dicho de otro modo, no comer provoca autofagia que, a su vez, incita a comer.

En contra de la dieta radical

"No es que hacer dieta sea malo explica Rajah Singh, otro de los investigadores del proyecto, pero este estudio explica por qué es más difícil seguir una dieta radical en la que la grasa del cuerpo se moviliza de forma masiva".

Los investigadores creen que controlar la autofagia puede servir para luchar contra la obesidad. Singh explica que crearon ratones cuyas neuronas no podían autodevorarse. "Los ratones disminuyeron de peso y comían menos".

Además, la investigación da un paso más en los estudios que relacionan el envejecimiento con la obesidad. "Tenemos evidencias de que la autofagia podría disminuir con la edad, pero hay que estudiar más", concluye Singh.

Fuente:

Público Ciencia


10 de febrero de 2011

Comer mal, pensar más lento



Dos niños toman refrescos y patatas fritas.


  • Asocian la mala dieta a los tres años con un menor rendimiento en la infancia
  • Estudios con ratas muestran cambios neuronales debidos al exceso de grasas
Una mala dieta durante los primeros años de vida, con demasiadas grasas y azúcares, podría estar vinculada, según ha mostrado un nuevo estudio estadístico, con un descenso en el rendimiento intelectual del niño cuando se encuentre en edad escolar. Por el contrario, quienes se alimentan en su más tierna infancia de abundantes vitaminas y nutrientes obtienen, como media, mejores resultados en los tests de inteligencia que realizan durante la educación Primaria, siempre según la citada investigación.

El estudio, dirigido desde la Universidad de Leeds (Reino Unido) y publicado en 'Journal of Epidemiology and Community Health', ha mostrado una leve asociación entre la mejor alimentación recibida a los tres años y la puntuación obtenida en las pruebas de destreza. Esta relación, según admiten los propios autores, ofrece una evidencia aún "modesta" sobre los efectos de la nutrición en la inteligencia.

Sin embargo, los resultados son coherentes con anteriores investigaciones, que ya sugerían un peor rendimiento escolar a causa de la mala dieta, así como con otros estudios que han mostrado -por el momento en ratas de laboratorio- que el aumento de grasas puede causar desórdenes neuronales. Los autores atribuyen este efecto a que hasta los tres años el cerebro se está formando a gran rapidez, por lo que cualquier cambio en las condiciones alimentarias amplifica sus efectos a esa edad.

El presente estudio ha utilizado datos de unos 4.000 niños obtenidos durante los años 90 en el Reino Unido, y que ya habían sido usados para diversas investigaciones. Los padres rellenaron formularios con las bebidas, comidas y cantidades de cada producto que les daban a sus hijos, desde los tres años hasta los ocho y medio, que es la edad a las que se les somete a las 'pruebas de inteligencia Weschler', que tienen en cuenta tanto destrezas verbales como manuales.

Partiendo de estos datos, se distinguieron tres clases de dietas: 'procesada', alta en grasas y azúcares; 'tradicional', rica en carnes y vegetales; y 'preocupada por la salud', dominada por ensaladas, pasta y arroz. A partir de esta clasificación, se pudo comprobar una asociación entre la comida 'procesada' y bajas puntuaciones en el 'test Weschler', al mismo tiempo que la dieta 'preocupada por la salud' se relacionaba con mejores resultados en las pruebas.

Clase social y educación

Cabe destacar, sin embargo, que la estadística dejaba de ser significativa cuando se tenían en cuenta el resto de factores sociales y ambientales que pueden influir negativamente en la inteligencia, tales como la clase social, la educación de los progenitores, la edad de la madre y otros. Del mismo modo, no se pudo relacionar la dieta entre los cuatro y los siete años con la puntuación recibida a los ocho.

Con todo, los autores concluyen que "en la población de niños británicos contemporáneos, una dieta pobre, asociada con una gran ingesta de comidas procesadas, grasas y azúcar en la infancia temprana podría estar asociada con un menor cociente intelectual a la edad de 8,5 años".

"No existen evidencias al respecto", comenta sobre estos resultados el doctor Jesús Argente, catedrático de Pediatría en la Universidad Autónoma de Madrid. "Yo cogería las conclusiones con pinzas hasta que no hubiera resultados más concluyentes", añade.

En todo caso, este experto recuerda que "la mala nutrición desde la infancia no sólo genera obesidad", de manera que "parece presumible que provoque algún tipo de deterioro en la inteligencia". "Pero el tema es lo bastante serio como para no decir que está comprobado hasta que no lo esté realmente", resume.

Argente, que es también director del Laboratorio de Investigación del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y miembro de la red Ciber de Nutrición, formó parte de un grupo internacional que publicó el pasado mes de agosto, en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), un experimento con ratas que también relacionaba la mala alimentación con un deterioro cerebral.

"Las ratas que se habían sometido desde época neonatal a dietas altas en grasa presentaban claramente una alteración neuronal", explica el pediatra.

Fuente:

El Mundo Salud

31 de enero de 2011

Menú para salvar al planeta


Disminuyendo el consumo de carne, el Reino Unido podría reducir sus emisiones de gases de invernadero en un 25%, según el Fondo Mundial para la Naturaleza.

¿Carne con papas?¿Sopa de lentejas? ¿Yogur con cereales?

Lo que elijamos a la hora del desayuno, el almuerzo o la cena puede tener consecuencias para el futuro del planeta, asegura el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF en sus siglas en inglés.

Junto a científicos del Instituto Rowett de Salud y Nutrición de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, el Fondo acaba de publicar la "Dieta para Vivir Bien", un menú semanal que incluye platos saludables y al mismo tiempo de impacto reducido en el medio ambiente.

La dieta está dirigida a consumidores británicos, pero su influencia bien puede llegar a otros rincones del mundo. "En el Reino Unido importamos 40% de los alimentos que consumimos. Esto tiene un impacto directo en los países productores, incluyendo muchos países de América Latina", dijo BBC Mundo Mark Driscoll, director del programa "Un Planeta" de WWF, que busca reducir el impacto ambiental de la producción y consumo de alimentos.

Una de las principales recomendaciones es reducir el consumo de carne. Los británicos consumen un promedio de 79 kgs de carne al año (incluyendo todo tipo de carnes rojas y blancas). La dieta busca reducir ese consumo a 10 kgs al año, con lo que, según el Fondo, no sólo los británicos serían más saludables, sino que el Reino Unido reduciría en un cuarto sus emisiones de gases de invernadero.

Lea el artículo completo en :

BBC Ciencia

¿Comerías carne 'cultivada' en laboratorios?

  • Científicos sostienen que podría resolver una futura crisis de alimentos
  • Los defensores de los animales se muestran a favor porque "no sufre"

En un pequeño laboratorio en la Universidad Médica de Carolina del Sur, el doctor Vladimir Mironov, biólogo e ingeniero de tejidos, ha trabajado durante una década para producir carne en probetas.

Él es uno de los pocos científicos que trabajan en todo el mundo en la bioengienería del cultivo de la carne. Un producto que cree que podría a ayudar a resolver una futura crisis mundial de alimentos.

El cultivo de carne 'in vitro' ya está en marcha también en los Países Bajos, pero según denuncia Mironov, hace falta financiación para que la producción despegue y apenas reciben financiación en EE.UU.

Parte de ella llega de la NASA, que tiene interés en estos experimentos en el intento de alimentar de mejor forma a sus astronautas en el espacio.

"Sacar cualquier nueva tecnología al mercado puede costar mil millones. Nosotros no tenemos ni siquiera un millón" afirma.

Otro reto al que tiene que hacer reto la carne de laboratorio es la repulsión que puede generar a priori su consumo. "Hay un factor de asco cuando la gente se enfrenta a carne cultivada en laboratorio. No les gusta asociar tecnología con comida", explica Nicholas Genovese, estudiante de biología celular.

"Pero hay un montón de productos que comemos hoy en día que han sido producidos de manera similar, como el yogurt, la cerveza o el vino", afirma.

Los defensores de los animales, a favor

La carne cultivada tiene sus detractores, básicamente aquellos que se oponen a cualquier experimento genético. Pero también cuentan con un potente aliado. Grupos pro derechos de los animales como PETA, se muestran a favor del desarrollo de esta carne cultivada, ya que al no tener sistema nervioso no sufren dolor.

En declaraciones a Reuters, Mironov visualiza el futuro de la producción de esta carne de laboratorio en fábricas del tamaño de campos de futbol llenas de grandes biorreactores. La carne estará diseñada a la carta y se podrá elegir la textura, la forma y el sabor.

Fuente:

RTVE.es

20 de enero de 2011

El perro también fue alimento en América

Un estudio revela que hace 10 mil años, en Texas, Estados Unidos, los seres humanos se comían al llamado ‘mejor amigo del hombre’.



Samuel Belknap III posa con el cráneo de un perro. (AP)

El perro es conocido como el mejor amigo del hombre y se ha caracterizado por su gran lealtad –como en el caso del can que se negó a abandonar la tumba de su dueña en Brasil-, pero hace 10 mil años este fiel compañero también era una fuente ocasional de alimento.

Esa fue la conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad de Maine, en Orono, Estados Unidos, después de estudiar el fragmento de un hueso de un perro, considerado el más antiguo hallado en América.

Samuel Belknap III encontró la pieza mientras analizaba una muestra seca de desechos humanos desenterrada en el sudoeste de Texas, en la década de 1970. Un examen calculó la antigüedad del hueso en 9.400 años y un análisis de ADN confirmó que provino de un can.

Al hacer el descubrimiento, Belknap estudiaba la dieta y nutrición de los habitantes de la región de Lower Pecos, en Texas, de mil a 10 mil años atrás. “Ocurre que esta persona que vivió hace 9.400 años comía perro”, dijo el investigador.

Él y otros científicos de los laboratorios de antropología molecular de las universidades de Maine y de Oklahoma, donde se efectuaron el análisis de ADN, escribieron un informe con sus conclusiones, el cual ha sido sometido a revisión y fue aceptado para ser publicado en la American Journal of Physical Anthropology este año.

Fuente:

Peru21

19 de enero de 2011

Desayunar bien para adelgazar resultaría ser un mito.

Se nos ha dicho que el desayuno es el alimento más importante del día. Y también que si queremos perder peso, debemos comer un desayuno abundante porque de esta forma no tendremos hambre y consumiremos menos calorías durante el día.

Pero científicos en Alemania decidieron comprobar la teoría y descubrieron que está equivocada.

Según la investigación publicada en Nutrition Journal (Revista de Nutrición), el desayuno abundante no reduce el consumo de calorías durante el día. Al contrario, terminamos ingiriendo más que si comemos un desayuno ligero.

El estudio, llevado a cabo en el Centro de Medicina Nutricional Else-Kröner-Fresenius de la Universidad Técnica de Munich, en Alemania, involucró a cerca de 400 personas, 280 de las cuales eran obesas y 100 tenían un peso normal.

Todos los participantes habían llegado a la clínica para consultar sobre problemas de peso y todos habían mantenido el mismo peso corporal durante al menos los 12 meses previos al estudio.

Los científicos les pidieron a los pacientes que llevaran un registro de todo lo que consumían diariamente durante diez días en el caso de los obesos y 14 días en aquello con peso normal.

El registro debía ser lo más detallado posible, incluyendo cada alimento, la hora del día en que lo consumían, la cantidad y la forma como había sido preparado.

Se les pidió que clasificaran a sus alimentos dentro de desayuno, almuerzo y cena y si comían algún refrigerio. Se les solicitó que consideraran como refrigerio matutino los que comían entre el desayuno y almuerzo, de media tarde los de entre el almuerzo y la cena, y vespertino los que se comían después de la cena.

Un refrigerio menos

Los científicos encontraron que entre los participantes algunos consumían un desayuno abundante, otros un desayuno pequeño y otros se saltaban el desayuno.

Pero todos, sin importar lo que hubieran comido de desayuno, consumían las mismas calorías durante el almuerzo y la cena.

"Esto significa que un desayuno abundante (de un promedio de 400 kilocalorías más que un desayuno pequeño) resultó en un incremento total de 400 kcal en las calorías consumidas durante el día", explica el doctor Volker Schusdziarra, quien dirigió el estudio.

"La única diferencia vista fue que cuando alguien comía un desayuno abundante, evitaba comer un refrigerio de media mañana".

"Sin embargo, esto no era suficiente para compensar las calorías adicionales que ya se habían consumido", agrega el científico.

Tal como señalan los investigadores, este trabajo es el primero que demuestra el impacto del desayuno en el consumo de energía total diario, un asunto que durante mucho tiempo ha sido tema de debate.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

12 de enero de 2011

La ‘panza chelera’ es solo un mito

La ‘panza chelera’ (la panza cervecera) es solo un mito.

Estudio realizado en España revela que consumir cerveza en cantidades moderadas no engorda y reduce el riesgo de diabetes e hipertensión.

Conocer Ciencia pone en duda estos estudios. Por dos sencillas y elementales razones:

En primer lugar: si uno sigue una dieta mediterránea y hace ejercicio con regularidad, por más que se tome unas chelas (vasos de cerveza) de vez en cuando no tendrá tendencia a incrementar la guata (barriga/panza). Pero si la dieta es rica en grasas y carbohidratos y no se lleva una vida sedentaria, entonces las cerveza que tomemos, aunque sea de vez en cuando, nos dejarán un vientre flácido.

En segundo lugar: Si bien existen numerosas investigaciones serias que demuestran que el consumo diario, y moderado de alcohl, como tomar una copa diaria de vino, es desaconsejable esta practica; ello, debido a que el cuerpo puede generar, a mediano o largo plazo, una adicción al alcohol; o sea deveneir en una enfermedad, física y mental, llamada alcoholismo.

Los dejo con el artículo:


La barriga pronunciada se debe más a falta de ejercicio y a comida grasosa. (USI)

Un estudio del Colegio Oficial de Médicos de Asturias revela que “la barriga cervecera es un mito” pues un consumo moderado de esta bebida –de hasta medio litro diario, asociado a una dieta como la mediterránea– no engorda y reduce el riesgo de diabetes e hipertensión.

El modelo de hombres o mujeres con vientres sobredimensionados es propio de la cultura anglosajona, donde se ingieren grandes cantidades de cerveza y comida rica en grasas saturadas con una actividad física casi nula, aseguraron hoy en la localidad asturiana de Gijón los autores del estudio.

El ensayo, realizado sobre una muestra de 1.249 participantes, hombres y mujeres mayores de 57 años que por la edad tienen un mayor riesgo cardiovascular, ha confirmado la hipótesis de que la cerveza es saludable, según los autores de la investigación.

Las personas que participaron en el estudio alimentándose con una dieta mediterránea (rica en vegetales) acompañada por cerveza en cantidades de entre un cuarto y medio litro por día, “no solo no han engordado, sino que en algunos casos han bajado de peso”, indicaron los científicos.

La dosis recomendada por los médicos es de dos vasos diarios para las mujeres y de tres para los hombres, con comidas equilibradas y siempre que las personas realicen una vida normal, con algo de ejercicio.

Además, estas personas “manifestaron consumir una mayor cantidad de verduras, legumbres, pescado, cereales y aceite de oliva y realizar una mayor actividad física”, indicó uno de los autores del trabajo, Ramón Estruch, médico del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic.

Fuente:

Peru21

28 de diciembre de 2010

El hombre de Neandertal cocinaba y comía plantas, reveló investigación




Los neandertales cocinaban y comían plantas y hortalizas, según revela un nuevo estudio de investigadores de Estados Unidos que ha sido publicado en las Actas de la Academia Nacional de las Ciencias.

El equipo de investigadores encontró restos de vegetales cocidos en los dientes de estos hombres primitivos.

Este estudio es el primero en confirmar que la dieta de los neandertales no se limitaba a la carne y que era más sofisticada de lo que se pensaba.

Hasta ahora, la imagen que más se ha divulgado de los neandertales era la de grandes consumidores de carne, algo que estaba respaldado en algunas pruebas circunstanciales como el análisis químico de sus huesos que sugería que comían pocas verduras o casi ninguna.

Esta idea de la dependencia de la carne ha sido presentada por algunos como una de las razones por la que estos seres humanos se extinguieron al igual que algunos animales grandes, como los mamuts, en la Edad del Hielo.

Sin embargo, un nuevo análisis de los restos neandertales de todo el mundo contradice esos estudios químicos, ya que los investigadores encontraron granos fosilizados de materia vegetal en sus dientes y algunos de ellos estaban cocinados.

Más parecidos al hombre actual

A pesar de que antes se habían encontrado granos en lugares que fueron habitados por los neandertales, esta es la primera investigación que reúne pruebas claras de que estas personas comían vegetales.

"Hemos encontrado semillas de polen en los sitios neandertales antes, pero no se sabía si estaban comiendo los vegetales o durmiendo sobre ellos", le dijo a la BBC Alison Brooks, de la Universidad George Washington.

"Pero aquí tenemos un caso en que un pedazo de la planta está en la boca por lo que sabemos que los neandertales lo consumían como alimento", sostuvo.

Una de las cuestiones planteadas por la investigación es por qué los estudios químicos en los huesos de los neandertales hechos hasta ahora fallaron tanto en cuanto a la percepción de su alimentación.

Según Brooks, lo que hicieron las pruebas publicadas hasta ahora fue medir los niveles de proteínas, que los investigadores suponían que provenían de la carne.

"Hemos asumido que si tienes un valor muy alto de proteínas debe venir de la carne. Pero es posible que algunas de las proteínas procediesen de las plantas", dijo.

Este estudio es el último que sugiere que, lejos de ser salvajes y brutales, los neandertales se parecían más a nosotros de lo que se pensaba antes.

Fuentes:

BBC Ciencia

El Mundo Ciencia

El Comercio (Perú)

Peru21

12 de diciembre de 2010

La dieta más barata para adelgazar, imaginarse a uno mismo comiéndose la comida antes de comérsela

Se inicia el verano en toda Sudamérica. Y las dietas, para lucir el traje de baño en el verano, están a la orden del día. Aquí les ofrecemos lo último en dietas, y, lo mejor de todo, es la dieta más económica de todas las dietas!!!

Le dicen que piense en meter 3 trapos en una lavadora, luego en comerse 30 M&M’s, le ofrecen un cuenco de M&M’s con 40 gramos para que se coma los que quiera y resulta que solo se come en media 2’21 ± 0’48 g. Ahora bien, si le dicen que piense en meter 30 trapos en una lavadora, luego en comerse 3 M&M’s, y le ofrecen el mismo cuenco, se come casi el doble, 4’18 ± 3’26 g. (en media); casi lo mismo que si no le dicen nada y le ofrecen directamente el cuenco, en cuyo caso se come 4’08 ± 0’33 g. (en media). Así lo indica el primer experimento (de un total de cinco) de un estudio psicológico publicado en Science por investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon, Pittsburgh, EE.UU. Igual que cuesta más comerse el décimo bocado de una tableta de chocolate que el primero, resulta que pensar en comer genera una respuesta en el cerebro similar a comer y si se repite muchas veces acaba uno comiendo menos. Curioso. Un estudio que nos ofrece la mejor dieta posible para adelgazar, la dieta más barata: antes de comer cada plato, hay que pensar 30 veces en estar comiéndoselo. Pero qué pasa si se imagina uno comer un alimento diferente al que luego se consume; según otros experimentos del estudio no influye en absoluto. Hay que imaginar que se come uno la misma comida que realmente se acabará comiendo. Un curioso estudio de Carey K. Morewedge, Young Eun Huh, and Joachim Vosgerau, “Thought for Food: Imagined Consumption Reduces Actual Consumption,” Science 330: 1530-1533, 10 December 2010.

En psicología, la habituación se refiere al proceso de acostumbramiento o aprendizaje no asociativo a los estímulos del medio interno o externo. La habituación es un descenso de la respuesta ante un estímulo moderado, repetitivo. Por ejemplo, las personas se sobresaltan con los primeros fuegos artificiales en las Fallas valencianas, pero cuando avanza el día se van acostumbrando progresivamente al ruido. El estudio de Morewedge et al. sugiere que la habituación al estímulo de comer se puede lograr simulando mentamente el acto de su consumo. Para ello presentan cinco experimentos que demuestran que la simulación mental repetida, por sí sola, puede generar habituación.

El estudio más allá de sugerir una “dieta barata,” pero poco práctica, podría tener implicaciones clínicas en el tratamiento de la adicción (por ejemplo, al tabaco) o para reducir las fobias. La repetición (simulada) de una acción puede desencadenar un comportamiento opuesto al esperado, debido a la inducción de habituación. La diferencia entre lo que pensamos que hacemos y lo que realmente hacemos es mucho más pequeña de lo que la mayoría de nosotros se imagina.

Fuente:

Francis Science News

26 de noviembre de 2010

Las dietas de restricción alimentaria tienen secuelas psicológicas

Los tratamientos basados en dietas de restricción alimentaria tienen consecuencias psicológicas como depresión, irritabilidad, trastornos del sueño, alteraciones del humor, obsesiones con el alimento y hasta accesos bulímicos que acaban con un alto número de fracasos, según afirma la vicepresidenta del Instituto Danone, la doctora Ana Sastre.

En el marco de la 'Jornada de Nutrición para Médicos de Atención Primaria', celebrada esta semana en Madrid, los expertos del Instituto Danone han expuesto cómo, desde un punto de vista exclusivamente fisiológico, se podría ofrecer una "dieta perfecta", pero sería "inaplicable", pues a muchas personas "les podría recordar al pienso", por eso "no es fácil determinar qué es una alimentación adecuada".

Para la profesora de Nutrición y Dietética de la Universidad de Barcelona (UB) Pilar Cervera, unos buenos hábitos alimentarios "no pueden imponerse" y una buena nutrición "no debe basarse en una dieta exacta y estricta", basta con que sea "suficiente" (y no excesiva), equilibrada (55% de hidratos de carbono, 30% de grasas y 15% de proteínas), variada (conteniendo alimentos de todos los grupos) y adecuada.

Además, la doctora Cervera ha añadido que "cualquier dieta debe adaptarse a los gustos, las costumbres, las creencias y las posibilidades de cada individuo, ya que comer no debe ser solo nutrirse". La propuesta de los profesionales sanitarios, como ha puesto de manifiesto el profesor de Nutrición y Bromatología de la UB Abel Mariné, pasa por "una adecuada educación alimentaria".

En ella, apunta, "deben estar implicados todos los estamentos sociales, la escuela, las administraciones, los medios de comunicación, la industria y los profesionales sanitarios y en la que participen activamente los sujetos".

En este sentido, los programas de educación nutricional "deben aspiran a generar actitudes y conductas alimentarias positivas para la salud, al tiempo que tratan de generar hábitos de vida saludable, una alternativa con más éxito que las dietas restrictivas".

Fuente:

Yahoo Ciencia

25 de septiembre de 2010

Beber cerveza, con moderación, puede ser beneficioso para a salud


Perú es un país cervecero, casi nadie en Perú dice: tomémonos un vermut o quiero brandy, no, nada que ver! En Perú decimos: ¡Un par de chelas (dos botellas de cerveza) bien Helenas (heladas, para los no iniciados)! En Lima, capital de Perú se gastan, a la semana, entre 30 y 40 soles en cerveza, según un estudio de la Universidad San Ignacio de Loyola. Inclusive a mismísima BBC de Londres realizó un reportaje especial sobre el ritual de beber cerveza luego de un partido de fútbol, o fulbito, recacando nuestra muy peruana costumbre de beber de un mismo vaso y de botar la espuma al piso:




A pesar de todo el Perú es un país con un consumo moderado de cerveza. Actualmente el consumo per cápita en el país se ubica en 42 litros al año, lo cual está aún por debajo del promedio latinoamericano. En la región existen países como Estados Unidos con más de 100 litros per cápita, Venezuela con más de 80 litros, México con más de 60 litros y Colombia con más de 50 litros.Y en Europa Central, específicamente en países como Alemania, Bélgica o Republica Checa, el consumo puede llegar a 150 litros por persona al año.

Bien, primero se descubrió que el consumo de esta bebida ayudaba a mantener huesos sanos y fuertes. Luego que la cerveza era buena para la piel. Después vino la noticia de que se puede adelgazar bebiendo cerveza. Y ahora...


Un estudio revela que bebedores moderados tienen menores riesgos cardiovasculares. En exceso no es beneficiosa, pero tiene sus ventajas.

Siempre se recuerda las consecuencias negativas del consumo excesivo de cerveza: cirrosis, problemas en el corazón y en el sistema nervioso, además de ser causante de esa molesta pancita. Sin embargo, si se bebe moderadamente, puedes proteger tu organismo sin problemas.

Un reciente estudio del Hospital Clínic, de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Salud Carlos III de España revela que su consumo puede tener efectos positivos en relación con las enfermedades cardiovasculares, que afectan el corazón y los vasos sanguíneos.

Asimismo, se comprobó que los participantes que beben cerveza mantienen un nivel más elevado de proteínas y carbohidratos. Incluso, presentaron un índice de masa corporal menor que las personas no consumidoras.

Lo positivo

Según la investigación, quienes incluyen la cerveza en su dieta –sin exagerar en la cantidad– se ven poco afectados por males como la diabetes mellitus (de tipo 2) e hipertensión.

Rosa María Lamuela, profesora del Departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad de Barcelona, explicó que estas personas también tienen menor incidencia en perfiles lípidos con elevación de HDL-colesterol (colesterol bueno) y presentan una disminución del perfil LDL-colesterol (colesterol malo). Recuerda que las personas adultas y sanas podrán ser beneficiadas con esta bebida y otros ingredientes naturales.

Fuente:

Peru21

Conocer Ciencia difunde investigaciones científicas serias y publicadas en la prensa nacional y mundial. Conocer Ciencia no hace apología del alcoholismo, todo lo contrario recomendamos no beber bebidas acohólicas, y si o hace no lo haga en exceso. Y si bebió en exceso ¡por favor: no conduzca!

Leonardo Sánchez Coello
conocerciencia@yahoo.es

6 de septiembre de 2010

Descubren como las bacterias sobreviven a los jugos gástricos

Investigadores del Colegio Universitario de Cork en Irlanda describen en un trabajo reciente cómo las bacterias utilizan diferentes trucos que ayudan a su supervivencia dentro del organismo y que ayudan a explicar por qué las intoxicaciones alimentarias son impredecibles. Los resultados de la investigación se han hecho públicos en la reunión de la Sociedad de Microbiología General que se celebra en Nottingham (Reino Unido) Uno de los retos más grandes que afrontan las bacterias que proliferan en los alimentos es sobrevivir a los ambientes ácidos, en particular en el estómago y los intestinos, donde mueren la mayoría de microbios que se encuentran en la comida contaminada.



El trabajo, dirigido por Colin Hill, revela que la bacteria Listeria, que se encuentra en los quesos blandos y los alimentos fríos preparados para su consumo, puede superar las duras condiciones acídicas al explotar los ingredientes clave de la comida. Las bacterias Listeria que sobreviven pueden causar infecciones graves y algunas veces mortales, en particular en los mayores y las mujeres embarazadas.


Ciertos elementos de la comida como el aminoácido glutamato puede ayudar a las bacterias a neutralizar el ácido, lo que permite a las bacterias pasar a través del estómago indemnes.

Hill señala en relación a esto que las personas que consumen alimentos que están contaminados con listeria y tienen alto el glutamato, como en el caso de los quesos blandos o los productos cárnicos, tienen una mayor probabilidad de desarrollar una infección grave que alguien que coma la misma cantidad de bacterias en un alimento bajo en glutamato. El investigador señala que esto se complica si un alimento contaminado bajo en glutamato se come en combinación con otro alto en este elemento como el zumo de tomate, que podría también aumentar el riesgo de infección.

La listeria puede también aprovecharse para sobrevivir del procesamiento de los alimentos y de las condiciones de almacenamiento. "Las bacterias que están expuestas a un pH bajo antes de entrar en el organismo podrían volverse más tolerantes al ácido y por ello estar mejor equipadas para afrontar las condiciones acídicas del organismo. Por ejemplo, la Listeria que contamina alimentos ácidos por naturaleza como el queso podrían ser más propensa a provocar una infección que aquella que se encuentra en un agua con un pH más neutral".

Hill explica cómo el trabajo de su grupo podría ayudar a reducir la incidencia de las infecciones de Listeria. "el número de casos de listeriosis casi se ha doblado en la última década en Europa. Esto se debe a que la bacteria es muy buena en superar los retos presentes en la comida y el organismo".

Para el investigador el trabajo de su grupo muestra que el consumo de Listeria en un alimento podría ser bastante seguro mientras que consumir la misma cantidad en otro alimento podría ser letal. "Al conocer el papel de la configuración del alimento podremos identificar y eliminar los alimentos de mayor riesgo de la dieta de las personas susceptibles".

Fuente:

14 de junio de 2010

El triunfo de los herbívoros

Lunes, 14 de junio de 2010

El triunfo de los herbívoros

La épica del mundo natural se cuenta habitualmente desde el punto de vista de los carnívoros. Sin embargo, en esta carrera armamentista entre presas y depredadores, los herbívoros han desarrollado algunas capacidades absolutamente portentosas que los colocan entre las criaturas más veloces, ágiles y bien adaptadas del mundo animal. El siguiente fragmento de la serie "Life of mammals", de BBC Earth, es un homenaje a los herbívoros, un trepidante repaso en imágenes con una sorpresa final. Agarráos al ratón:



Fuente:

Fogonazos
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