Le dicen que piense en meter 3 trapos en una lavadora, luego en comerse 30 M&M’s, le ofrecen un cuenco de M&M’s con 40 gramos para que se coma los que quiera y resulta que solo se come en media 2’21 ± 0’48 g. Ahora bien, si le dicen que piense en meter 30 trapos en una lavadora, luego en comerse 3 M&M’s, y le ofrecen el mismo cuenco, se come casi el doble, 4’18 ± 3’26 g. (en media); casi lo mismo que si no le dicen nada y le ofrecen directamente el cuenco, en cuyo caso se come 4’08 ± 0’33 g. (en media). Así lo indica el primer experimento (de un total de cinco) de un estudio psicológico publicado en Science por investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon, Pittsburgh, EE.UU. Igual que cuesta más comerse el décimo bocado de una tableta de chocolate que el primero, resulta que pensar en comer genera una respuesta en el cerebro similar a comer y si se repite muchas veces acaba uno comiendo menos. Curioso. Un estudio que nos ofrece la mejor dieta posible para adelgazar, la dieta más barata: antes de comer cada plato, hay que pensar 30 veces en estar comiéndoselo. Pero qué pasa si se imagina uno comer un alimento diferente al que luego se consume; según otros experimentos del estudio no influye en absoluto. Hay que imaginar que se come uno la misma comida que realmente se acabará comiendo. Un curioso estudio de Carey K. Morewedge, Young Eun Huh, and Joachim Vosgerau, “Thought for Food: Imagined Consumption Reduces Actual Consumption,” Science 330: 1530-1533, 10 December 2010.
En psicología, la habituación se refiere al proceso de acostumbramiento o aprendizaje no asociativo a los estímulos del medio interno o externo. La habituación es un descenso de la respuesta ante un estímulo moderado, repetitivo. Por ejemplo, las personas se sobresaltan con los primeros fuegos artificiales en las Fallas valencianas, pero cuando avanza el día se van acostumbrando progresivamente al ruido. El estudio de Morewedge et al. sugiere que la habituación al estímulo de comer se puede lograr simulando mentamente el acto de su consumo. Para ello presentan cinco experimentos que demuestran que la simulación mental repetida, por sí sola, puede generar habituación.
El estudio más allá de sugerir una “dieta barata,” pero poco práctica, podría tener implicaciones clínicas en el tratamiento de la adicción (por ejemplo, al tabaco) o para reducir las fobias. La repetición (simulada) de una acción puede desencadenar un comportamiento opuesto al esperado, debido a la inducción de habituación. La diferencia entre lo que pensamos que hacemos y lo que realmente hacemos es mucho más pequeña de lo que la mayoría de nosotros se imagina.
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