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28 de enero de 2013

El cambio nclimático y la migración masiva de peces hacia el océano Ártico


El deshielo provocará la migración de peces hacia mayores latitudes. | E.M.

El deshielo provocará la migración de peces hacia mayores latitudes. | E.M.
Los impactos del cambio climático en el Ártico están provocando una migración masiva de peces hacia latitudes más altas, según han podido constatar los científicos, que intentan responder a la pregunta de qué especies marinas "colonizarán" el océano profundo cuando quede sin hielo.

La segunda fase del Congreso Internacional sobre el Ártico, 'Arctic Frontiers', que se celebra esta semana en la ciudad noruega de Tromso, ha reunido a varios centenares de científicos implicados en investigaciones sobre la vida subacuática en este océano, cada vez menos glacial.

El objetivo: que expongan su conocimiento sobre la zona más desconocida del Ártico: los aproximadamente 2,8 millones de kilómetros cuadrados de océano profundo que hasta ahora han permanecido permanentemente helados, pero que, según las previsiones más optimistas del propio Consejo Ártico, podrían quedar libres de hielo en verano entre los años 2030 y 2040.

¿Habrá productividad marina en las aguas, de unos 4.000 kilómetros de profundidad, que rodean el Polo Norte cuando quede libre de hielo? ¿Querrán colonizarlas ballenas, rodaballos y bacalaos? Y, en caso afirmativo, ¿habrá pesca comercial en estas aguas internacionales?

Impactos del cambio climático

La franja marina que rodea el núcleo helado del Ártico (el mar de Barents, el norte de Islandia, el noroeste y nordeste de Groenlandia y el mar de Bering, entre Estados Unidos y Rusia) es uno de los territorios pesqueros más productivos del planeta, de donde procede el 20 % del pescado que se consume en el mundo.

Sin embargo, los impactos del cambio climático están desplazando los caladeros cada vez más al norte, ante "la pérdida de productividad marina en la zona sur".

"El calor acumulado en la atmósfera debido al calentamiento se transfiere al océano y se traduce, a su vez, en estratificación y en pérdida de nutrientes en bajas latitudes", explica Paul Wassmann, profesor de Ecología Marina de la Universidad de Tromso.

Por el contrario, al perder el hielo "las zonas del Norte absorben una luz que antes no captaban, adquieren más nutrientes y por tanto, son más productivas", agrega.

De este modo, los científicos del Instituto de Investigación Marina de Noruega (IMR en sus siglas en inglés) han constatado un 'significativo' desplazamiento hacia el norte de poblaciones de especies comerciales como el capelán, el rodaballo de Groenlandia, el bacalao ártico o el arenque.

La pregunta es, de continuar estos cambios en sus ecosistemas como prevén los científicos, si seguirán las especies marinas migrando hacia el océano profundo.

"Necesitamos más ciencia para responder a esa pregunta", apostilla Wassmann en una entrevista con Efe, "pero todo indica que la respuesta estará en si hay o no disponibilidad de nutrientes".

Riesgo de colonización

"A medida que aumente el deshielo el mar captará más luz, pero para ser más productivo y atraer a las especies necesitará también nutrientes; es como un hortelano en España que reciba una luz excelente para hacer creer sus hortalizas pero no disponga de un suelo fértil", apunta este científico alemán afincado en Noruega.

Harald Loeng, director de Investigación del IMR, ha estudiado el potencial de las especies pesqueras comerciales de colonizar las inmediaciones del Polo Norte.

En sus investigaciones, ve un alto potencial 'colonizador' para las ballenas, el tiburón de Groenlandia, la raya ártica, el cangrejo de nieve o el bacalao ártico; y "posibilidades de expansión mucho más al norte" para el capelán, el arenque o el bacalao atlántico, aunque no en las latitudes más altas.

Loeng indica que todo dependerá del tiempo que dure la temporada de deshielo, la distancia a la que se sitúen sus nuevas zonas de reproducción y la fidelidad hacia las mismas, y, esencialmente, de la cantidad de comida disponible.

Tanto Loeng como Wassmann ven improbable que en el centro del océano Ártico haya pesca comercial en menos de diez o quince años, aunque no dudan de que a finales de siglo, como bromeó el científico canadiense Steven Fergunson, las ballenas hayan sustituido a los osos polares como los mayores predadores del Ártico.

Fuente:

El Mundo Ciencia

14 de diciembre de 2012

Medicamentos, los nuevos contaminantes de las aguas


Pescados

Los medicamentos llegan al océano después de ser consumidos.

¿Dolor de cabeza después de una jornada agotadora de trabajo? La solución la tenemos muchas veces al alcance de la mano en la mesa de noche: dos antiinflamatorios con un vaso de agua y se acabó el problema.

Fin del dolor para los humanos, pero probablemente el inicio de una real amenaza para las peces. Los residuos de los medicamentos son los nuevos contaminantes de las aguas del planeta.
Resulta que la próxima vez que vaya al baño, renovado y probablemente sin jaqueca, eliminará a través de la orina entre el 50 y el 90% de la pastilla que tomó para aliviar el dolor. Estos residuos viajan por el desagüe y van a parar a las aguas servidas.

Al no existir mecanismos de depuración 100% efectivos, los residuos regresan a las aguas donde peces, crustáceos y miles de especies marinas terminan consumiendo el resto de ese medicamento que los humanos desechamos.

Los científicos europeos están alarmados por la situación. En Francia, un grupo de investigadores encontró residuos de ibuprofeno, aspirina y antidepresivos en las superficies de ríos cercanos a Burdeos y hasta en el famoso río Sena, que atraviesa la ciudad de Paris.

Del cuerpo al océano

"Hemos recomendado realizar estudios para medir el impacto a largo plazo que puede tener para la salud humana la presencia de estos residuos en el agua "
María del Pilar González, ONU

"Estos residuos de medicamentos pueden causar problemas en la reproducción de la especie marina y además bajan las defensas de su sistema inmunitario", le dijo a BBC Mundo Philippe Garrigues, del Instituto Nacional de Investigación (CNRS, por sus siglas en francés) de Francia. El nivel de toxicidad y su impacto en las especies está en estudio.

En España, los investigadores encontraron residuos de medicamentos en los tejidos de algunos peces como anguilas y carpas en los ríos Llobregat, Júcar y Guadalquivir.

A un ser humano el diclofenaco (más conocido como Voltarén) le puede desinflamar un tobillo o eliminar su dolor de espalda. Pero el impacto es negativo cuando este fármaco llega a una especie marina. Puede, por ejemplo, disminuir su fertilidad.

También se han encontrado en ríos de España concentraciones de hormonas y esteroides provenientes de los residuos de las pastillas anticonceptivas.

"Esto altera el equilibrio de reproducción, inducen un cambio de sexo en los peces haciendo que las poblaciones sean fundamentalmente de hembras", le dijo Alberto Fernández del grupo ecologista WWF (World Wide Fund Nature) a BBC Mundo.

El champú y el maquillaje también

Nuestra higiene cotidiana también contribuye contaminar las aguas del planeta. Algunos de los componentes del champú que utilizamos en la ducha diaria o los compuestos del maquillaje femenino son una amenaza para las especies marinas.

Estos residuos tampoco están siendo eliminados en el proceso de purificación de las aguas. "Esto se debe a que cuando las estaciones de depuración fueron construidas en Francia, no fueron concebidas para tratar este tipo de productos en las aguas", dijo Garrigues.

En España hay un panorama similar. Solo se purifica el 50% de las aguas residuales urbanas, según le confirmó a BBC Mundo el grupo ecologista WWF.

Aspirinas

Cualquier aspirina que uno consume, en algún momento la expulsa. Ya después llega al mar y perjudica a los animales. 

La situación es aún más preocupante cuando estas aguas, que contienen nuestros desechos sin ser totalmente depurados, llegan a míticos lugares como el Parque Nacional de Doñana, situado en Andalucía, España, donde habitan más de 200 mil aves marinas.

A la lista de estos "nuevos" contaminantes también se suman el champú para perros y otros líquidos desinfectantes. En los ríos de Francia los científicos encontraron residuos de esos productos que se utilizan para el cuidado de animales.

"Muchas veces se trata de algunos nanogramos de estos productos por litro, pero aún es difícil establecer su toxicidad o establecer una relación de causa-efecto porque son productos de los cuales no tenemos muchos datos", señala Garrigues.

Qué dice la ONU

Para Naciones Unidas, hay un reconocimiento del impacto global de la situación.

"Hemos recomendado realizar estudios para medir el impacto a largo plazo que puede tener para la salud humana la presencia de estos residuos en el agua", le aseguró a BBC Mundo María del Pilar González, de la Oficina de la ONU para el apoyo al Decenio Internacional para la Acción del Agua.

Para los científicos una de las soluciones es modernizar y actualizar los métodos de depuración del agua. Hoy en día solo se elimina el 40% de estos incómodos residuos, según González.

Pero la otra parte de la solución está en nuestras manos. Los investigadores aseguran que hay que ir a la fuente del problema.

No tenemos que llegar al extremo de renunciar a tomar una ducha con champú, siempre que utilicemos cantidades razonables.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 50% de los fármacos son empleados de manera inapropiada.

Fuente:

BBC Ciencia

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27 de noviembre de 2012

¿Por qué no podemos respirar debajo del agua?

Seguramente, lector, se habrá preguntado alguna vez por qué los seres humanos no tenemos la habilidad para respirar bajo el agua, como lo hace Acuamán o el Hombre de la Atlántida, o… los peces. Una de nuestras fuentes de energía diaria es el oxígeno, el cual obtenemos del aire mediante la respiración. Pero en el agua también hay oxígeno, y los peces pueden obtenerlo justamente de allí, ¿así que por qué es que nosotros no? Hagamos un paseo evolutivo para ver cómo es que ha cambiado tanto la respiración.


Tiktaalik roseae

Una interesante pregunta que nos permite remontarnos a unos 400 a 380 millones de años, que es cuando los primeros seres anfibios se expanden fuera del agua. Hasta esos tiempos, sólo las plantas y los insectos habían colonizado la tierra, el resto de la vida animal tenía el océano como única morada desde hacía miles de millones de años. Así es que nosotros los humanos, que somos primates y mamíferos, evolucionamos a partir de aquellos peces que comenzaron a vivir en aguas bajas, y se ayudaban con las aletas delanteras para moverse por el bajo fondo así poder cazar las presas que surcaban la superficie del agua. De esas criaturas surgieron los tetrápodos, primeros reptiles cuadrúpedos de los que evolucionaron todos los animales terrestres, incluyendo a los reptiles, mamíferos y aves.

Volvamos al oxígeno, tan necesario para mantener nuestro cuerpo funcionando. Nosotros lo respiramos a través de la nariz o la boca, luego baja por la tráquea hacia los pulmones, donde se dispersa por los alvéolos, que se encargan de intercambiar gases con las células sanguíneas. Los desperdicios, como el dióxido de carbono, siguen el camino inverso, y son espirados hacia fuera por la boca o la nariz. Los peces hace más o menos lo mismo, pero sólo que no permiten la entrada de aire a su sistema, sino que lo que entra es agua. Esta pasa por sus órganos especializados, las branquias, y allí se extrae el oxígeno, y se descarta el dióxido de carbono.

Son dos sistemas incompatibles. Nuestro sistema respiratorio no está capacitado para poder extraer el oxígeno del agua, ni los peces con branquias pueden hacerlo del aire. Así que, pasamos de preguntarnos por qué no podemos respirar bajo el agua a querer saber ¿cómo sucedió que de unos peces evolucionamos todos los animales que respiran aire hoy en día?

Cuando nosotros los humanos no somos más que un embrión, no somos tan diferentes a un pez. Incluso tenemos unas hendiduras llamadas el arco branquial, situadas a ambos lados de nuestra faringe, es decir la garganta. En los peces, esas hendiduras se abren para formar las branquias por las que pueden respirar el agua, en nosotros los mamíferos esas hendiduras se cierran. Pero en raras ocasiones nacen niños en los que esas hendiduras branquiales no se han cerrado del todo, lo que puede provocarles quistes, y en casos más extremos niños en los que crezcan vestigios de cartílagos similares a las branquias de los peces.

Esos son vestigios de nuestro pasado evolutivo. Hoy en día existen unos peces que respiran como nosotros, y no hablamos de los delfines y ballenas, que no son peces, sino mamíferos, sino que nos referimos a los llamados peces pulmonados. Estos respiran aire, y no agua. Sus antepasados eran parientes de los que dieron origen a los tetrápodos, que comenzaron también a respirar aire, y nos alejaron de la posibilidad de respirar bajo el agua.

Si vieron alguna vez un pez que es sacado del agua, verán que mueve la boca, como queriendo respirar por ella. En cierto modo lo hacen, no están capacitados para aspirar aire como los animales terrestres, pero pueden tragar aire y el tejido del estómago llega a captar algo, muy poco, ya que esos vasos sanguíneos no están capacitados para el intercambio de gases. Los peces de hace 400 millones de años que reptaban por las aguas barrosas comenzaron a tener órganos un poco más eficientes en captar el oxigeno del aire, luego aparecieron los anfibios, que pueden obtenerlo a través de la piel o tragándolo, como hacen las ranas, y más tarde evolucionaron los reptiles, y a partir de ellos las aves y los mamíferos, grupo al que pertenecemos.

Fuente:

Sinapsit

1 de noviembre de 2012

¿Cómo soportan la presión los peces abisales?



Es cosa sabida que cuánto más se sumerge un submarinista, cuanta más profundidad alcanza, mayor es la presión que siente sobre su cuerpo.

Si la presión del aire a nivel de mar se toma como unidad, es decir, la llamamos una atmósfera; cada 10 metros que el submarinista se sumerja, la presión hidrostática aumentará una atmósfera. Por ejemplo, si desciende a una profundidad de 30 m estará sometido a una presión de 4 atmósferas.

A grandes profundidades los pulmones se comprimen y se reduce su volumen. Y si los pulmones han llegado a su mínimo y ya no se pueden comprimir más, la sangre sale de los vasos sanguíneos e inunda los pulmones formando un edema.

En fin, que si sigue bajando más la palma.

Pero más allá de los 1000 m de profundidad, mas allá de los 2000m (con una presión de más de 200 atmósferas) y hasta los 6000 m, nos encontramos con unos peces llamados abisales, por ser así llamada la franja de profundidad oceánica que ocupan.

Pero ellos no mueren aplastados, obviamente están adaptados a su entorno. Pero… ¿cómo?

La mayoría de peces abisales son pequeños para ofrecer poca superficie corporal y poseen cuerpos blandos y huesos (espinas) pequeños. Y no tienen oquedades que se puedan rellenas con ningún tipo de gas, como podría ser el caso de una vejiga natatoria.

En realidad sus tejidos están repletos de grandes cantidades de agua a la misma presión que la del entorno. 

Por eso, por esa igualdad de presión interior/exterior, no mueren aplastados.

Nota sabionda: Otra característica definitoria de estos peces es que generan su propia luz. Este fenomeno llamado bioluminiscencia lo consigen gracias a colonias de bacterias que desprenden luminosidad.

Nota sabionda: Los peces dragón pueden generar luz roja y luz azul. La luz azul la utilizan para atraer a sus víctimas y la luz roja, que solo puede ser vista por los de su especie, la utilizan para rastrear presas sin miedo a ser detectados por sus depredadores.

Fuente:

Un ceviche para salvar los arrecifes

CEVICHE DE PEZ LEÓN

  • 400 gr de filete de pez león sin piel cortado en cubitos de 2 cm
  • 50 gr de mango cortado en cubos de 1 cm
  • 50 gr de pepino cortado en cubos de 1 cm
  • 50 gr de piña cortada en cubos de 1 cm
  • 25 gr de concasse de tomate
  • 250 ml de leche de coco
  • Jugo de limón al gusto
  • Ají rojo picado fino al gusto
  • Unas hojitas de cilantro y perejil picadas finamente
  • Sal y azúcar al gusto
Mezclar la leche de coco con el jugo de limón y sazonar con sal y azúcar. Agregar el resto de los ingredientes y servir en copas de martini inmediatamente.

Receta: cortesía de Jorge Rausch, chef ejecutivo restaurante Criterión



Pez león

El pez león es considerado una amenaza para el ecosistema.

Los corales del caribe colombiano están bajo amenaza y Jorge Rausch quiere ayudar a salvarlos con un poco de jugo de limón, leche de coco, pepino, piña, mango y ají.

Y es que esos son algunos de los ingredientes empleados en la preparación de su ceviche de pez león (Pterois volitans), especie avistada por primera vez en el archipiélago de San Andrés y Providencia en 2008 y ahora presente en casi todo el caribe colombiano. 

"El pez león es un depredador activo que se come a los juveniles tanto de peces como de crustáceos, lo que lo convierte en una amenaza de gran impacto para el ecosistema y contra la seguridad alimentaria", le dijo a BBC Mundo Andrea Polanco, del Instituto Colombiano de Investigaciones Marinas y Costeras, INVEMAR.

"Y el problema es grave porque es una especie invasora, nativa de los océanos Índico y Pacífico, y aquí no tiene un depredador real que la consuma", explicó Polanco.
Para compensar esa carencia, sin embargo, siempre se puede contar con la vocación depredadora de los humanos.

Y ahí es donde entra en escena Jorge Rausch, uno de los más reconocidos chefs colombianos.

"Yo no soy el primero que piensa en comerse el pez león. Hay ciertas islas del Caribe, en las Bahamas, en Bonaire, donde ya hay iniciativas para pescar y comerse el pez león (como forma de control)", le dijo Rausch a BBC Mundo.

"Pero la gracia es que yo estoy en el punto donde puedo hablar, puedo escribir y la gente me escucha. Y ahí es donde yo puedo ayudar", explicó el cofundador del restaurante bogotano Criterión, dos veces ganador del Five Star Diamond Award.

Ceviche y a la plancha 
 Rausch preparó por primera vez pez león para una reunión de la justa directiva de la organización ambientalista Conservation International celebrada en Cartagena en marzo de este año, a la que asistió también el presidente Juan Manuel Santos.

"Y me di cuenta que ahí había algo que se podía explotar. No para mí, sino para ayudar. Por lo que me he puesto la meta de enterar a la gente de la problemática, que la gente sepa de qué se trata y que se puede hacer algo", explicó.

Ahora el ceviche de pez león ya forma parte de la oferta gastronómica de Criterión.

Y en el restaurante bogotano también es posible degustar este pescado preparado a la plancha, aunque la falta de una adecuada cadena de distribución aún no ha permitido la inclusión definitiva en el menú de ambos platos.

Rausch, sin embargo, es un gran entusiasta.

"Es un pez con cualidades gastronómicas distintas, muy chéveres. Tiene una carne muy blanca y un gusto yodado que le da un toque a mar, que es una cualidad gastronómica que no tienen muchos productos", le explicó a BBC Mundo.

"Y la idea no es que sea un elemento exótico en mi carta nada más. La idea es que todo el mundo, todos los restaurantes empiecen a venderlo y llegue a los supermercados si es posible".

De prosperar, la iniciativa podría ayudar a controlar la expansión de esta especie invasora.

Y al mismo tiempo podría convertirse en una nueva fuente de ingreso para los pescadores artesanales del caribe colombiano, pues al tratarse de un pez de arrecife no se lo puede pescar a gran escala.

Gastronomía ecológica

Por lo pronto, y como parte de la batalla contra el pez león, ya son varias las localidades del caribe colombiano las que han organizado, o se aprestan a organizar, festivales de pesca y educación gastronómica alrededor de la especie invasora.

Chef Jorge Rausch en la cocina del restaurante Criterión

Rausch quiere apostar por una gastronomía responsable con el medioo ambiente y las comunidades.

Y es que las espinas venenosas del Pterois volitans habían llevado a muchos a creer que el pez león no podía comerse.

"Si las espinas tanto de la parte dorsal como de la parte ventral del pez entran en contacto con la piel (humana) pueden ser irritantes", le explicó a BBC Mundo Andrea Polanco, de INVEMAR.
"Pero la carne no tiene ningún problema. De hecho, las comunidades ya lo están consumiendo, los pescadores lo están sacando y se lo están comiendo. Es carne buena, tiene un buen filete", añadió.

Y para Rausch, quien ya ha compartido sus experiencias con el pez león con otros chefs de la región gracias a eventos como Madrid Fusión México y Panamá Gastronómica, su consumo puede ayudar a la popularización de una cocina cada vez más comprometida con su entorno, que se beneficie a su vez de ese compromiso.

"Esto es solo el principio para hacer una gastronomía ecológica, una gastronomía que sea responsable con el medio ambiente y con las comunidades", le dijo el chef a BBC Mundo.

"Por ejemplo, hay varios pescados que se están extinguiendo, que están en peligro de extinción. Pero nuestros mares son muy ricos y hay un pocotón de especies que nadie conoce".

"Hay que dejar descansar a unas y empezar con otras. Esto enriquece la gastronomía, porque son cosas distintas, esto ayuda al medio ambiente y, si se apuesta por un comercio más justo, también ayuda a los pescadores artesanales", completó.

Fuente:

BBC Ciencia

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18 de octubre de 2012

¿Los peces beben agua?


A juzgar por el famoso villancico… “pero mira cómo beben los peces en el rio… beben y beben y vuelven a beber…” se diría que sí.

Pero, amigos y amigas, curiosos y curiosas, los peces del río no beben. En el sentido más amplio: no beben ni agua. Otra cosa son los peces marinos; ésos sí que beben agua.

¿Y a qué obedece la diferencia?

Los peces marinos viven en un medio hiperosmótico, un medio que tiene una mayor concentración de sales que el propio cuerpo del pez. Como el agua siempre fluye, por ósmosis, de las concentraciones menos salinas a la más salinas, el cuerpo del pez pierde agua y sufre una progresiva deshidratación.

Así que se ve obligado a beber agua con el fin de separar de la solución salina el agua pura que les permita satisfacer sus necesidades metabólicas.

Pero al pez de agua dulce le sucede lo contrario. Su concentración salina es superior a la del medio y por ello deben eliminar el agua dulce que contínuamente ingresa en sus cuerpos. Y, por supuesto, no necesitan beber, puesto que agua dulce les sobra.

Resumiendo: ¿los peces beben agua? Los de agua salada, sí. Los de agua dulce, no.

Nota sabionda: Los peces de algua dulce toman a través de las branquias las pocas sales presentes en el agua que les rodea. Los peces marino excretan el exceso de sal a través de las branquias y de algunas glándulas rectales.

Fuente:

1 de octubre de 2012

Peces más pequeños "debido al cambio climático"

Gráfico mostrando las reducciones proyectadas por William Cheung y sus colegas en el tamaño de algunas especies

El aumento de temperatura oceánica podría llevar a una reducción de entre 14% y 24% en el tamaño de algunas especies, según el nuevo estudio.

El tamaño de los peces podría reducirse hasta en un 24% debido al calentamiento global, según un nuevo estudio. 

Investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, usaron modelos computarizados para predecir el impacto del aumento de temperatura en más de 600 especies de peces entre 2001 y 2050.

El incremento de temperatura puede reducir el nivel de oxígeno disponible en el agua, lo que a su vez afectará el crecimiento de los peces, según el Dr. William Cheung, autor principal del estudio, y sus colegas. 

Los científicos señalan que la falta de medidas para reducir las emisiones de gases de invernadero tendrá un impacto en los ecosistemas marinos mayor de lo que se pensaba.
Investigaciones anteriores ya habían indicado que el cambio en las temperaturas oceánicas influirá en la distribución y capacidad reproductiva de muchas especies. El nuevo estudio afirma que también el tamaño de los peces será severamente afectado.

Los científicos diseñaron un modelo para analizar el impacto de niveles de oxígeno menores en los peces. Para ello se basaron en uno de los escenarios posibles de altos niveles de emisiones de CO2 proyectados por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

Metabolismo

Pez

El ritmo del metabolismo de los peces aumentará con el incremento de temperatura, según Cheung y sus colegas. Foto: SPL

Si bien los datos del IPCC prevén variaciones pequeñas de temperatura en el fondo de los océanos, el impacto de estos cambios en el tamaño corporal de los peces es "inesperadamente grande", según el estudio.

A medida que aumente la temperatura oceánica también se incrementará la temperatura corporal de los peces. Y uno de los factores clave a tener en cuenta, según el Dr. Cheung, es el nivel de oxígeno.

"El aumento de temperatura incrementará el ritmo del metabolismo de los peces", le dijo Cheung a la BBC.

"Y esto llevará a un aumento en los requerimientos de oxígeno. Los peces no tendrán suficiente oxígeno para llegar a los tamaños actuales".

Cheung y sus colegas también usaron el modelo para predecir los movimientos de diferentes especies de peces. Los investigadores creen que muchas poblaciones se desplazarán hacia los polos a un ritmo de hasta 36 km por década.

"Esperamos ver más especies de aguas tropicales en el Mar del Norte en el futuro", dijo Cheung.

Modelo conservador

Considerando los desplazamientos y el impacto fisiológico de los cambios de temperatura, los científicos concluyeron que el tamaño de los peces podría disminuir entre un 14% y un 24%, con las mayores variaciones en los océanos Índico y Atlántico.

Pesca

El calentamiento global podría impactar negativamente la industria pesquera, según el estudio. Foto: SPL

Pero el impacto en la realidad puede ser aún mayor de lo que proyecta el modelo.

Cheung y sus colegas estudiaron especialmente el caso de dos especies, el bacalao común o bacalao del Atlántico (Gadus morhua) y el eglefino (Melanogrammus aeglefinus). Los registros actuales sobre estas especies ya muestran reducciones en tamaño corporal mayores de las que predice el modelo.
Otros científicos concuerdan en que el aumento de temperatura en las aguas oceánicas tendrá un impacto amplio.

Alan Baudron, investigador de la Universidad de Aberdeen en Escocia, ha venido estudiando los cambios en el crecimiento del eglefino en el Mar del Norte.

Baudron cree que las variaciones de temperatura podrían afectar negativamente tanto los volúmenes de captura de la industria pesquera como la capacidad reproductiva de los peces.

Bacalao del Atlántico

Las reducciones en algunas especies como el bacalao del Atlántico ya son mayores de lo que predice el modelo.

"Los individuos de menor tamaño producen menos huevos, que además son más pequeños. Esto podría afectar el potencial reproductivo de algunas poblaciones y su capacidad de respuesta a otros factores como la sobrepesca y la contaminación", dijo Baudron.

Los autores del nuevo estudio apuntan a factores limitantes en su trabajo, como los niveles de incertidumbre en las predicciones sobre clima y temperatura oceánica. De acuerdo a Cheung, se requieren nuevos estudios.

"Nuestro trabajo muestra que el cambio climático puede llevar a una reducción sustancial en el peso corporal máximo de los peces. Debemos investigar con mayor profundidad las posibles respuestas biológicas antes estos cambios".

El estudio fue publicado en la revista científica Nature Climate Change

Fuente:

BBC Ciencia

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26 de septiembre de 2012

Una mutación genética favoreció la expansión del 'Homo sapiens' en África

La variante habría permitido a los hombres primitivos en África convertir ácidos grasos de plantas en compuestos necesarios para aumentar el tamaño cerebral.


Tres equipos científicos estadounidenses que han analizado patrones de variación genética en diferentes poblaciones han dado con una mutación, que debió producirse hace más de 85.000 años, y que permitiría a los Homo sapiens del centro de África migrar por todo el continente. La mutación está en un grupo de genes del cromosoma 11 implicados en al conversión de ácidos grasos poliinsaturados de origen vegetal en ácidos poliinsaturados necesarios para aumentar el tamaño del cerebro, su complejidad y sus funciones, según explican los investigadores, que logran así asociar la base genética con la llamada gran expansión africana del Homo sapiens.

Diversas investigaciones genéticas y arqueológicas apuntan hacia el origen del H.sapiens hace unos 180.000 años, pero permanecerían confinados unos 100.000 años en una zona con abundantes lagos en el centro de África, según explican los investigadores del Centro Médico Wake Forest Baptist que forman uno de los tres equipos de la investigación, presentada en la revista Plos One y liderada por Joshua M. Akey (Universidad de Washington). Su hipótesis es que este confinamiento territorial se debió, al menos en parte, a que los humanos primitivos necesitaban, para alimentar sus funciones cerebrales, un ácido graso específico (DHA) que contienen los peces. Y en la región centroafricana habría agua y, por tanto, fuentes de alimentos con DHA.

“Ha habido un considerable debate acerca de cómo los humanos primitivos lograban obtener el suficiente DHA necesario para mantener su tamaño cerebral y su complejidad”, comenta Floyd Chilton, uno de los autores de la investigación, en un comunicado de Wake Forest. “Es sorprendente que hayamos descubierto la región de la variación genética que debió surgir aproximadamente al tiempo que aquellos hombres primitivos salieron de esa región africana central en lo que se ha llamado la gran expansión”, añade.

Con la variación genética los humanos podían alejarse de las zonas con agua y los productos alimenticios necesarios que en ella obtendrían. Y a partir de ese momento, según muestran los resultados expuestos en Plos One, se produjo una intensa presión selectiva en la población y rápidamente se difundió la mutación por todo el continente africano.

La capacidad de conversión de ácidos grasos de origen vegetal en alimento del cerebro significaría que los primeros humanos ya no dependían de una única fuente, el pescado, y eso era importante porque cuando aparece esta mutación aún no existía la caza y pesca organizada que pudiera mejorar el suministro de esos ácidos grasos, recuerda Akey.

Los investigadores han analizado los genomas de poco más de mil individuos de 15 poblaciones humanas diferentes que formaban parte del proyecto Genoma Humano más otros tantos de 52 poblaciones de la base de datos Diversidad del Genoma Humano. Los científicos de Wake Forest se han ocupado de los estudios de bioquímica de los ácidos grasos, los de la Universidad de Washington han hecho la genética de poblaciones y otro equipo, de la Universidad John Hopkins, se ha ocupado de la genética estadística.

Fuente:

El País Ciencia

4 de septiembre de 2012

El SOS de las truchas

Un ejemplar de trucha. | Robeposse
Un ejemplar de trucha. | Robeposse
A finales de siglo la trucha se habrá extinguido en la Península Ibérica. A esa conclusión ha llegado un estudio a esta especie ('Salmo Trutta') de la Universidad Complutense de Madrid. Las causas son las mismas que amenazan otras tantas especies: el calentamiento global, la contaminación, la extracción de agua para regar los cultivos y la sobrepesca.

El principal motivo de esta amenaza para la trucha es el aumento global de las temperaturas, que afecta especialmente a la familia de los salmónidos, muy sensibles a las alteraciones de temperatura al necesitar de aguas claras y frescas para vivir.

El estudio, publicado en la revista 'Global Change Biology', advierte también de la sensibilidad del hábitat a los cambios del entorno. Este se habrá reducido a la mitad en 2040 y antes de 2100 habrán desaparecido y con él, las poblaciones de trucha.

Los científicos analizaron el registro de temperatura de Navarra entre 1975 y 2007, y mediante un modelo matemático calcularon la del agua de los ríos de esta región. "Observamos una clara tendencia al alza y una pronunciada subida sobre 1986", señala Ana Almodóvar investigadora y primera autora del estudio. Además, el equipo monitorizó la población de truchas en 12 ríos de la cuenca del Ebro, y observó que el calentamiento estaba asociado a una disminución en las poblaciones de este pez. Gracias a estos análisis y registros temporales los investigadores han podido predecir el estado de la especie en un futuro.

"En el mejor de los escenarios –el que considera un cambio climático más leve– la situación de la trucha es desastrosa", afirma Almódovar.

Resultados extrapolables a otras regiones

Según el equipo de investigación, estos resultados son extrapolables a otras regiones ibéricas y mediterráneas como las penínsulas Itálica, Balcánica y Anatólica. "La región del Mediterráneo es una zona muy vulnerable a las variaciones climáticas y a la disminución de la disponibilidad de agua", comenta.

La trucha de la Península Ibérica tiene una gran variabilidad genética y se la considera un punto caliente de la biodiversidad de esta especie en todo el continente. "Las cuencas hispánicas son muy antiguas y han servido de refugio a la fauna europea durante las glaciaciones pleistocenas", explica la experta.

Los científicos denuncian que esta variabilidad no solo está amenazada por el cambio climático sino porque "a lo largo de los años se han repoblado los ríos españoles con truchas de otras procedencias genéticamente distintas a las nuestras".

Otras muchas amenazas

Debido a la contaminación, a la extracción del agua fluvial para regadío y al aumento de la temperatura, "el estado ecológico de los ríos es cada vez más precario y ahora mismo solo hay truchas en las cabeceras de los ríos", constatan los científicos.

Además, la trucha es una especie prioritaria en la pesca deportiva en España y representa un recurso socioeconómico "muy importante". Almodóvar subraya que la demanda de pesca de este animal es cada vez mayor y desde hace años algunos estudios científicos alertan sobre los problemas de la sobrepesca.
"Una característica común de las poblaciones sometidas a la pesca deportiva es el descenso en el número de individuos mayores, debido a las extracciones de los ejemplares de gran tamaño", concluye la experta.

Fuente:

El Mundo Ciencia

17 de agosto de 2012

Chequeo a la salud de los océanos

Un buzo con peces pala. | Mark Erdman / Conservation Internationl
Un buzo con peces pala. | Mark Erdman / Conservation Internationl
En un mundo con más de siete mil millones de personas, donde casi la mitad de ellas residen en zonas costeras, se necesitan análisis cada vez más completos sobre el estado de los océanos. Ese es el objetivo de un ambicioso estudio publicado esta semana en la revista 'Nature', que ha llevado a cabo el primer 'chequeo' global de los océanos.

Los científicos han desarrollado un nuevo índice sobre la salud global de los mares. El estudio se realizo en 171 países costeros, que han obtenido una nota media de 6. Los investigadores, además, han alertado sobre las principales amenazas para la salud de los océanos, como el calentamiento global, la acidificación o la sobrepesca.

En esta investigación han participado más de una treintena de universidades, ONG y agencias gubernamentales, lideradas por 'Conservation International' y el 'National Center for Ecological Analisis and Synthesis' (NCEAS) de la UC (Universidad de California) de Santa Bárbara.

Los análisis se han elaborado en las denominadas Zonas Económicas Exclusivas (EEZ por sus siglas en inglés), que representan las áreas cercanas a la costa, donde se desarrolla la mayor parte de la actividad. Es una evaluación que rompe con los tradicionales estudios sobre los sistemas oceánicos. Hasta ahora no existía un modo de 'medir' esa salud. "El índice convierte la metáfora de la salud oceánica en algo concreto y transparente" expresa Karen McLeod una de las científicas que ha participado en la investigación. El estudio aclara cuantitativamente el estado de los océanos a través de diez indicadores que relacionan las dimensiones humanas y naturales.

Los parámetros que utiliza el estudio son: la protección costera, la economía en la costa y su efecto social, la limpieza de las aguas, el impacto del turismo, la biodiversidad del mar, la cantidad de alimentos extraídos de modo sostenible, la pesca artesanal, la extracción de productos marinos no alimenticios, la capacidad de almacenamiento de carbono en el mar y la identidad cultural de las poblaciones.

Todos estos indicadores construyen un sistema de evaluación que capta la mayor cantidad de condiciones posibles para analizar los ecosistemas marinos, tratando al ser humano y a las propias condiciones naturales como partes de un todo. Ahí reside otra particularidad del estudio: "el indice de la salud de los océanos es único porque establece al ser humano como parte de los ecosistemas oceánicos. No solo somos el problema, sino también parte de la solución", reconoce Ben Halpern, científico de la UC de Santa Bárbara.

El índice se centra especialmente en la sostenibilidad de los océanos atendiendo a su capacidad para mantener y generar recursos en un futuro. Si bien los humanos somos la principal amenaza, el estudio intenta obtener lecturas positivas. Los análisis establecen combinaciones sobre la población, su impacto y los posibles beneficios mutuos, tanto para el ser humano y como para los océanos.

Una nota de 6 sobre 10

Sobre una escala de 100, el resultado global ha sido de 60. Un resultado modesto que permite diversas interpretaciones. "Puede estar lejos de ser perfecto. Pero también se puede pensar que más de la mitad del camino está recorrido. Hay un poco de las dos cosas", reconoce Halpern. "Lo que hace el estudio es separar nuestros sentimientos viscerales sobre lo bueno y lo malo y mostrarnos lo que está pasando", admite.

Sin embargo, el análisis es más complejo que un simple dato. Las diferencias entre países son acusadas. Mientras muchos estados de África Occidental y Centroamérica puntúan bajo, otras regiones del norte de Europa, además de Canadá, Australia, Japón y otras islas tropicales tienen altas puntuaciones. Generalmente los países desarrollados actúan mejor que los que están en vías de desarrollo, debido a sus mejores políticas regulatorias sobre la presión en los océanos. Así, los resultados suelen estar relacionados con el Índice de Desarrollo Humano, aunque siempre hay excepciones como las de Polonia, país desarrollado con baja nota o Surinam, el caso contrario.

Esta escala va más allá de una mera investigación, según los científicos. Otorga una poderosa herramienta a la hora de tratar la gestión de los recursos oceánicos y mejorar las políticas en un futuro. Según ellos, esta escala podrá ser usada por científicos, gestores y políticos para comprender mejor los océanos y diseñar futuras estrategias que permitan luchar contra las numerosas amenazas que sufren.

Fuente:

El Mundo Ciencia

9 de julio de 2012

¿Cuánto tiempo tardarían las pirañas en comerse a un ser humano?



A pesar de las películas rodadas al respecto o al imaginario colectivo que campa a sus anchas, lo cierto es que las pirañas tienen una mala fama inmerecida. Generalmente, si os estáis dando un chapuzón en el Amazonas, las pirañas no irán a hincaros el diente: se conforman con otro peces o con plantas. Eso sí, evitad las heridas abiertas, pues la sangre sí que atrae a las pirañas.


Pero imaginemos que se nos acerca un banco de arñas psicóticas dispuesto a devorarlos por completo. ¿Cuánto tiempo necesitarían?

Según Ray Owczarzak, asistente del conservador de peces del Acuario Nacional de Baltimore, se necesitarían entre 300 y 500 pirañas para devorar toda la carne de un humano que pesara 80 kg en 5 minutos.

Fuente:

30 de abril de 2012

Piraña 3D

Carátula de la película

Por fin he visto la película Piraña 3D (sí, ya sabéis que me encantan este tipo de pelis), así que voy a comentar algo de lo que algunos de vosotros ya me habíais avisado. En la peli, un movimiento sísmico abre una cueva en un lago, en la que una población de pirañas llevaba atrapada desde épocas prehistóricas, de forma que los bichos salen a buscar comida fresca (es decir, bañistas). Ante la obvia pregunta de cómo han podido sobrevivir durante tando tiempo, sin comida, la respuesta del científico de turno (Christopher Lloyd, que a veces parece no poder librarse de Doc Emmet Brown) es una sola palabra: «canibalismo». Es decir, durante millones de años, generaciones de pirañas se han alimentado de sí mismas.

Los que recordéis el post sobre Matrix, sabréis por qué esto es totalmente imposible. Los seres vivos somos endotérmicos, es decir, consumimos más energía de la que se puede obtener de nosotros. Así de simple.

En el caso concreto de los animales, para «crear» uno y que crezca un poco, necesitamos proporcionarle una cantidad de nutrientes mucho mayor de la que podemos obtener de él si decidimos comérnoslo. 

Nuestro ecosistema depende de la energía que nos proporciona el sol. Dicha energía permite a las plantas realizar la fotosíntesis y transformar minerales en nutrientes. Los animales hervívoros se comen las plantas, obteniendo nutrientes de ellas, y los carnívoros se comen otros animales. Sin sol, se rompe el primer eslabón de la cadena. Las plantas morirían, y cualquier población animal desaparecería en poco tiempo, aunque se comieran unos a otros. Creo que es bastante evidente que para cualquier especie que podamos imaginar (pirañas incluidas), no bastan los nutrientes de un único ejemplar para alimentar a otro desde el estado embrionario, hasta una edad que permita la reproducción.

Hay otro aspecto en esta historia que también podría ser mala ciencia. Como sabéis, las especies cambian para adaptarse al entorno. Es la famosa evolución. No puedo imaginar un cambio más drástico que quedar aislado del resto del mundo en un entorno cerrado y sin luz. Entonces ¿cómo es que las pirañas prehistóricas no han cambiado en nada? El aislamiento no es una explicación plausible en este caso, ya que no se ha mantenido un ecosistema completo. Sólo están ellas, y entre otras cosas, han perdido la luz, y han cambiado su dieta. A menos que pensemos que en su origen, esa especie ya vivía en esas condiciones.

Fuente:

Mala Ciencia

22 de abril de 2012

Investigan muertes de delfines en Perú



En esta infografía usted se hará una idea de cómo están muriendo los delfines en la costa norte del Perú por obra y gracia de la "burbuja marina". Conocer Ciencia repudia este hecho y hace un llamado a la protesta ante este tipo de acciones que representan un crimen contra el delicado equilibrio de nuestro maravillosos medio ambiente.

Delfín muerto en costa peruana

 La siguiente nota apareció en BBC Mundo, la prensa nacional casi ni le ha dado importancia a este hecho:

Los delfines muertos han aparecido en la costa del Perú, 750 kilómetros al norte de Lima.

Científicos y funcionarios peruanos están investigando las muertes de centenares de delfines en la costa norte del país.

El viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente, Gabriel Quijandría Acosta, explicó este jueves que podría tratarse del morbillivirus -similar al distémper- o del virus de brucella, tras indicar que se espera tener los resultados de los análisis la próxima semana.

Dijo que se han encontrado 877 delfines muertos, en su mayoría en estado de descomposición, en las regiones de Piura y Lambayeque.

Agregó que no es la primera vez que ocurre y que ha habido casos también en México y Estados Unidos.

22 de marzo de 2012

Y los peces... ¿beben o no beben agua?

Especial: Día del Agua

Llega el frío, y dentro de poco cantará, a todo trapo, ese villancico “Pero mira como beben, los peces en el río…”. ¡Mal! ¡Muy mal! Pero, es que ¿acaso los peces no beben agua?, bueno sí, beber beben. Pero no. ¿En que quedamos?, en que depende de qué peces sean.

Simplifico, que ya estaréis pensando en odiarme profundamente: Los peces de río no beben agua y los de mar sí. ¿Por qué?. Muy sencillito, piensa en el río de agua “Dulce”. Esto es así por que el contenido en sales del agua es mucho menor que, por ejemplo, el...


del mar, agua salada. Y el pez tiene también más contenido de sales en sus células, en su citoplasma, que hace, por una cosa llamada osmosis, que pierda gran cantidad de sales arrojadas al medio. Esto lo evita con varios mecanismos de recogida de sales a través de las branquias, por ejemplo, cosa harto complicada , y es que, como ya tiene agua de sobra, si encima la bebiese, pues pare usted de contar. A estos animales se les llama “hiperreguladores”.

¿Y los peces de mar? Justo al contrario. Han de beber y deben “echar de vuelta” grandes cantidades de sales que también ingieren además de las que absorben del propio medio por osmosis. Su mecanismo de regulación es bastante complicado y fino, y evita que el animal muera “deshidratado” por el medio. Estos son los “hiporreguladores”

Y luego están el caso de los especialistas superfantásticos, como algunos Salmónidos, que son capaces de nacer en agua dulce, vivir en agua salada y volver a reproducirse en agua dulce, y que tienen un lujo de adaptaciones citológicas para funcionar.

Pero los más curiosos, a mi gusto, son los elasmobranquios, los tiburones, que tienen una concentración iónica igual a la del medio, pero sus sales muy por debajo, y para ello utilizan la urea regulando los niveles de Na+ y Cl- en sangre. Tienen tanta urea en sangre, la causante de la gota en humanos, que sus niveles serían mortales para cualquier persona. Ah, y por si te lo preguntabas, Sí, existen tiburones de agua dulce. Pero poquitos; otro día hablaremos de ello…

Fuente:

Caramelos (sabor ciencia)

18 de enero de 2012

El aumento del CO2 en el mar trastorna el sistema nervioso de los peces

Peces utilizados en el estudio | Simon Foale/ARC

Peces utilizados en el estudio | Simon Foale/ARC

  • Los océanos absorben cada año unas 2.300 millones de toneladas de CO2

El aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en los mares trastorna el sistema nervioso de los peces y reduce sus posibilidades de supervivencia, advierte un estudio científico difundido hoy en Australia.

"La concentración de dióxido de carbono que se calcula habrá en los océanos a finales de siglo afectará la habilidad de los peces para oír, oler, moverse y escapar de los depredadores", afirmó el jefe del equipo investigador, Phillip Munday, del 'Centre of Excellence for Coral Reef Studies ARC' y la Universidad James Cook de Australia, según un comunicado de prensa.

Los océanos absorben cada año unas 2.300 millones de toneladas de CO2 producidas por el hombre, cantidad que producen un cambio en el mar como la acidificación del agua.

El equipo de científicos analizó durante varios años zonas marinas con grandes concentraciones de dióxido de carbono y el efecto que este tenía en bebés de peces de arrecife, como el pez payaso y la doncella amarilla, y los depredadores.

Daña sus sentidos

Lo primero que descubrieron es que los pececillos perdían sentido del olfato, "lo que significa que les resultaba más difícil hallar atolones donde vivir o reconocer los olores que avisan de la presencia de un depredador", explicó Munday.

Después se dieron cuenta que el siguiente sentido afectado fue el del oído y luego la habilidad para darse la vuelta, un movimiento importante para permanecer unidos y evitar ser víctima de los depredadores.

"Todo esto nos llevó a sospechar de que no se trataba solamente del daño a determinados sentidos, sino que la concentración de dióxido de carbono estaba afectando a todo el sistema nervioso central", apuntó el científico.

"Hemos establecido que no es simplemente la acidificación de los océanos lo que causa perturbaciones, como en el caso de los mariscos y plancton con esqueletos calcáreos, sino que es el CO2 disuelto lo que daña el sistema nervioso de los peces", afirmó Munday.

El efecto del dióxido de carbono en los depredadores es mucho más suave, según el estudio publicado recientemente en la revista 'Nature' sobre Cambio Climático.

Fuente:

El Mundo Ciencia

17 de enero de 2012

Traseros, árboles, bocas... los insólitos lugares en donde viven los peces

Durante la grabación de un documental en la Gran Barrera de Coral en Australia, un equipo de la BBC obtuvo imágenes de un perlero (un pez de la familia Carapidae) ingresando a su guarida: el trasero de un holoturoideo, una criatura marina conocida vulgarmente como pepino de mar.

Curiosamente, éste no es el único animal que elige para vivir un lugar inusual. ¿En qué otros lugares curiosos habitan los peces?


En traseros: perlero

Pez

Aunque el perlero vive dentro del trasero de otro animal, no es un pez parásito.

El interior del trasero de un animal no parece, como mencionábamos en la introducción, el sitio más usual y agradable para vivir. Sin embargo, ofrece grandes ventajas (ver el clic video de arriba).

"Lo más importante para los peces que viven en arrecifes de coral es encontrar un escondite, para resguardarse de los depredadores", explica Martin Attril, director del Instituto Marino de la Universidad de Plymouth, en Inglaterra.

Este "fascinante estilo de vida", añade, es propio de este grupo de peces, que también puede vivir dentro de almejas, estrellas de mar o, dentro de cualquier cosa "que tenga un agujero".

Por otra parte, el perlero no representa una amenaza para su anfitrión, ya no que establece una relación parasitaria.

En árboles: Kryptolebias marmoratus

Pez

Este pez puede sobrevivir fuera del agua durante 66 días.

Este pequeño pez puede sobrevivir hasta 66 días fuera del agua. El Kryptolebias marmoratus vive en los manglares del Atlántico y tiene la capacidad de sobrevivir por un largo período de tiempo en árboles y troncos, "siempre y cuando estos estén húmedos", explica Attrill.

Puede hacerlo porque sus branquias están especialmente adaptadas: excreta residuos de nitrógeno a través de su piel cuando está fuera del agua, y los científicos han comprobado que sobrevivir 66 días consecutivos, gracias a la respiración cutánea.

Un sólo pez también puede repoblar el área aunque se haya quedado sólo.

"Son hermafroditas -tienen órganos femeninos y masculinos- algo que es poco frecuente en los invertebrados", comenta Attril.

En agua supercaliente: Cyprinodon macularius

Cyprinodon macularius

Este pez sobrevive en aguas extremadamente cálidas y saladas.

En el verano, las temperaturas aumentan marcadamente en el Valle de la Muerte, en California.

Para sobrevivir en estas condiciones extremas -en lagunas saladas donde el agua llega a los 40º de temperatura- el Cyprinodon macularius tuvo que adaptarse a lo largo del tiempo.

A pesar de que se trata de un criatura resistente, este pez está amenazado, principalmente por la pérdida de su hábitat y por la competencia con otras especies de peces.

Machos que viven dentro de las hembras: los lophiiformes

Lophiiformes

El macho se fusiona con la hembra. Se incorpora a su cuerpo como una especie de bulto.

En las zonas más profundas y oscuras del océano es bastante difícil encontrar pareja. Pero los lophiiformes, unos peces de boca enorme y aletas sin espinas, encontraron una solución al problema.

Cuando un macho encuentra a una hembra se agarra a ella con sus dientes y no la suelta.

Es un forma de adaptación extrema: la hembra carga consigo al macho, al que alimenta, y eventualmente se va fundiendo con ella hasta que sólo se ve como si fuese un bulto en el cuerpo de la hembra.

"Como es difícil encontrar otro pez de la misma especie, lo mejor es llevar uno consigo", explica Attrill.

En bocas: los bocones (opistognathidae)

Bocón

En su boca, el macho puede albergar hasta 400 huevos.

Los padres suelen proteger a sus hijos y los bocones llevan esta premisa al extremo: los llevan dentro de sus bocas.

Los bocones son unos de los pocos peces de agua salada que emplean esta táctica, utilizada en mayor medida por los peces de agua dulce.

La hembra pone los huevos y el macho los guarda en su boca.

En las anémonas: pez payaso

Pez payaso

Para el pez payaso, las anémonas son el lugar ideal para vivir.Enlace

Para la mayoría de los peces pequeños vivir cerca de los tentáculos de las anémonas representa un gran peligro.

Pero al pez payaso (Amphiprion percula) el latigazo de los tentáculos no lo afecta. Su cuerpo está cubierto por una sustancia gelatinosa que los protege de estos depredadores.

Fuente:

BBC Ciencia

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13 de diciembre de 2011

El pez caminante, un eslabón clave en la evolución de la vida

El ejemplar de 'lungfish', utilizado en el estudio, caminando. | PNAS

El ejemplar de 'lungfish', utilizado en el estudio, caminando. | PNAS

  • Los investigadores estudian un pez que vive en lagos africanos
  • Aseguran que puede ser el 'eslabón' previo a los tetrápodos primitivos

La conquista de la tierra por parte de los primeros seres vivos, acuáticos, que habitaron en el planeta fue un paso fundamental en la historia de la biología en el que aún faltan algunos eslabones por descubrir. Uno de ellos podrían ser los peces pulmonados africanos o 'lungfish', de la especie 'Protopterus annectens', que son capaces de levantar su cuerpo del fondo del fango con sus dos finos miembros pélvicos y caminar.

Así lo cree un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago, que han estudiado a fondo la fisonomía y el comportamiento de este 'lungfish' y han comprobado que sus finos miembros no sólo les ayudan a levantar el cuerpo, sino también a propulsarse hacia adelante.

Estas características se atribuían hasta ahora a los tetrápodos más primitivos, los primeros en tener patas para caminar y adaptarse a la vida terrestre. Es más, puede que rastros fosilizados atribuidos a estos animales fueran hechos, realmente, por antepasados de los actuales 'lungfish'.

"En algunos de estos rastros, los animales alternaron sus miembros, lo que sugería que los hicieron tetrápodos que caminaban sobre un suelo sólido, pero ahora vemos animales acuáticos con morfologías muy diferentes que pudieron dejar huellas muy similares", apunta la investigadora Melinda Hale, coautora del trabajo, publicado en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS).

Desde siempre el 'lungfish' ha sido popular entre los paleontólogos por su peculiar historia evolutiva, al estar vinculado con animales que podían desarrollarse y salir del agua. Sin embargo, y pese a que había rumores entre los científicos de que era un pez que caminaba, nadie lo había comprobado en una investigación exhaustiva.

Experimento en el laboratorio

El 'lugnfish' del experimento estaba en el laboratorio de Michael Coates. A miembros de su equipo se les ocurrió diseñar un tanque especial en el que podían grabar todos los movimientos del pez. Descubrieron así que sus dos miembros le servían para avanzar hacia adelante una vez que levantaba el cuerpo sin apoyar las caderas. "Es algo que sólo se puede observar en un animal vivo, porque mirando los huesos fosilizados sería imposible adivinar que se movía de este modo2, asegura Heather King, otro de los autores.

En su caminar, el pez iba alternando el movimientos de sus dos miembros hacia adelante, en un movimiento similar al de los tetrápodos. El hecho de que bastaran dos miembros tan finos para trasladarse, apuntan que puede deberse a que la gravedad es menor debajo del agua. Además, al llenar sus pulmones de aires, el 'lungfish' aumenta su flotabilidad, lo que facilita el levantameinto del cuerpo.

"Si me enseña un esqueleto de esta criatura y me pregunta si podía caminar, le habría dicho que no", afirma en un comunicado Neil Shubin, otros de los investigadores implicados.

En todo caso, este descubrimiento sugiere que antes de que los tetrápodos primitivos, como el Tiktaalik, llegaran a tierra, ya hubo desarrollos previos en la transición del agua a la tierra. Los antepasados de estos peces pudieron desarrollar la propulsión con sus apéndices millones de años antes en los fondos de los lagos o los pantanos.

Fuente:

El Mundo Ciencia

26 de noviembre de 2011

Los anzuelos de los primeros 'sapiens' pescadores

Uno de loas anzuelos realizados con conchas en el Pleistoceno. | 'Science'

Uno de loas anzuelos realizados con conchas en el Pleistoceno. | 'Science'

  • Encuentran en una cueva de Timor Oriental más de 40.000 restos de peces
  • La tecnología pesquera ayudó a la especie a llegar a Australia

La colonización del ser humano moderno de las lejanas tierras de Australia está rodeada de incógnitas, aunque existen muchas pruebas, paleontológicas y genéticas, de que hace 50.000 años la especie ya era que cruzar las largas distancias marítimas que separan a este continente. El hallazgo, en la lejana isla de Timor Oriental, de restos de grandes peces y anzuelos revela que aquellos antepasados ya eran grandes pescadores, capaces de hacer sus capturas en aguas muy profundas, alejadas de la costa.

Los paleontólogos descubrieron hace pocos años, en unos yacimientos en Gibraltar, que los neandertales aprovechaban, hace 28.000 años, los recursos marinos para su supervivencia, pero siempre los que eran más accesibles desde la costa. También se encontraron restos de conchas y de peces de aguas bajas en la Cueva de Blombos (Sudáfrica), de hace unos 75.000 años. En este caso fueron capturados por humanos modernos. Pero ni en Gibraltar ni en Cabo de Buena Esperanza había rastro de la tecnología que utilizaron para ello.

Estas pruebas son las que han localizado en el yacimiento de Jerimalai, en la isla de Timor Oriental, tres paleontólogos australianos, dirigidos por Sue O'Connor, de la Universidad Nacional de este país. Allí aparecieron, en la campaña de 2005, restos de grandes peces pelágicos (de aguas oceánicas) de hace 42.000 años, hallazgo que publican ahora en 'Science'.

Cueva de Jerimalai, en Timor Orienta. |'Science'

Cueva de Jerimalai, en Timor Orienta. |'Science'

Miles de utensilios

Jerimalai se encuentra en unas terrazas coralinas que corren paralelas a la costa de Timor, una zona en la que hay numerosas cuevas que fueron lugar de asentamiento de los humanos modernos del Pleistoceno. Estos ocupantes dejaron infinidad de utensilios de piedra (más de 9.700) y casi 40.000 huesos de diferentes pescados, además de fósiles de otros animales terrestres del entorno, de los que también se alimentaron.

Fue el posterior estudio de todo este material el que sorprendió a los investigadores. Frente a lo que ocurría en Blombos y otros yacimientos, en Jerimalai no sólo había más pescado que en cualquier otro (un 56%), sino que casi la mitad correspondía a grandes peces oceánicos, como el atún.

Tras un arduo trabajo de recomposición de las piezas, concluyeron que allí había restos de 2.822 especímenes de 22 taxones diferentes, una variedad mayor de la que se encuentra hoy en la mayoría de las pescaderías. Además, 15 de estas especies fueron explotadas en el periodo más primitivo de ocupación de la cueva, hace entre 42.000 y 38.000 años.

No hay indicios de cómo pudieron capturar tan grandes presas en alta mar, pero los autores apuntan que lo más probable es que utilizan redes hechas con piel y practicaran la pesca al cerco. Los restos de huesos de ejemplares relativamente pequeños indican que seguramente eran atrapados de este modo, y no con una especie de caña.

Dos anzuelos primitivos

Los dos anzuelos encontrados son más recientes. Aún así, uno de ellos es de hace unos 20.000 años, el más primitivo que se conoce. El otro, tiene unos 11.000 años. Ambos fueron hechos de conchas y no parecen adecuados para la pesca del atún y ejemplares de gran tamaño aunque, como dicen O'Connor y sus colegas, pudieron hacer otros más grandes que no se han conservado.

"Estos hallazgos demuestran el alto nivel de tecnología pesquera que tenían los humanos modernos que colonizaron las islas de Wallacea, instrumentos que facilitaron la temprana colonización de Australia", señalan.

Durante el Pleistoceno se sabe que el nivel del mar era bajo, pero aún así entre Eurasia y Australia había 1.500 kilómetros en los que sólo había islas, hasta 17.000, que no estaban unidas por tierra.

La única posibilidad de ir de una a otra era utilizando balsas, aunque no ha quedado ningún resto que lo confirme. Y, además, ¿cómo conseguían comida cuando viajaban hacia costas que no se veían en el horizonte? Las redes y los anzuelos son la respuesta.

Fuente:

El Mundo Ciencia

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