Durante la grabación de un documental en la Gran Barrera de Coral en Australia, un equipo de la BBC obtuvo imágenes de un perlero (un pez de la familia Carapidae) ingresando a su guarida: el trasero de un holoturoideo, una criatura marina conocida vulgarmente como pepino de mar.
Curiosamente, éste no es el único animal que elige para vivir un lugar inusual. ¿En qué otros lugares curiosos habitan los peces?
En traseros: perlero
El interior del trasero de un animal no parece, como mencionábamos en la introducción, el sitio más usual y agradable para vivir. Sin embargo, ofrece grandes ventajas (ver el clic video de arriba).
"Lo más importante para los peces que viven en arrecifes de coral es encontrar un escondite, para resguardarse de los depredadores", explica Martin Attril, director del Instituto Marino de la Universidad de Plymouth, en Inglaterra.
Este "fascinante estilo de vida", añade, es propio de este grupo de peces, que también puede vivir dentro de almejas, estrellas de mar o, dentro de cualquier cosa "que tenga un agujero".
Por otra parte, el perlero no representa una amenaza para su anfitrión, ya no que establece una relación parasitaria.
En árboles: Kryptolebias marmoratus
Este pequeño pez puede sobrevivir hasta 66 días fuera del agua. El Kryptolebias marmoratus vive en los manglares del Atlántico y tiene la capacidad de sobrevivir por un largo período de tiempo en árboles y troncos, "siempre y cuando estos estén húmedos", explica Attrill.
Puede hacerlo porque sus branquias están especialmente adaptadas: excreta residuos de nitrógeno a través de su piel cuando está fuera del agua, y los científicos han comprobado que sobrevivir 66 días consecutivos, gracias a la respiración cutánea.
Un sólo pez también puede repoblar el área aunque se haya quedado sólo.
"Son hermafroditas -tienen órganos femeninos y masculinos- algo que es poco frecuente en los invertebrados", comenta Attril.
En agua supercaliente: Cyprinodon macularius
En el verano, las temperaturas aumentan marcadamente en el Valle de la Muerte, en California.
Para sobrevivir en estas condiciones extremas -en lagunas saladas donde el agua llega a los 40º de temperatura- el Cyprinodon macularius tuvo que adaptarse a lo largo del tiempo.
A pesar de que se trata de un criatura resistente, este pez está amenazado, principalmente por la pérdida de su hábitat y por la competencia con otras especies de peces.
Machos que viven dentro de las hembras: los lophiiformes
En las zonas más profundas y oscuras del océano es bastante difícil encontrar pareja. Pero los lophiiformes, unos peces de boca enorme y aletas sin espinas, encontraron una solución al problema.
Cuando un macho encuentra a una hembra se agarra a ella con sus dientes y no la suelta.
Es un forma de adaptación extrema: la hembra carga consigo al macho, al que alimenta, y eventualmente se va fundiendo con ella hasta que sólo se ve como si fuese un bulto en el cuerpo de la hembra.
"Como es difícil encontrar otro pez de la misma especie, lo mejor es llevar uno consigo", explica Attrill.
En bocas: los bocones (opistognathidae)
Los padres suelen proteger a sus hijos y los bocones llevan esta premisa al extremo: los llevan dentro de sus bocas.
Los bocones son unos de los pocos peces de agua salada que emplean esta táctica, utilizada en mayor medida por los peces de agua dulce.
La hembra pone los huevos y el macho los guarda en su boca.
En las anémonas: pez payaso
Para la mayoría de los peces pequeños vivir cerca de los tentáculos de las anémonas representa un gran peligro.
Pero al pez payaso (Amphiprion percula) el latigazo de los tentáculos no lo afecta. Su cuerpo está cubierto por una sustancia gelatinosa que los protege de estos depredadores.
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