Ilustración de época de la botánica francesa Jeanne Baret. | Mitchell Library
Una de las plantas de jardín más coloridas y reconocibles, la trepadora buganvilla, debe su nombre al navegante francés Louis Antoine de Bougainville (1729-1811), quien la trajo a Europa desde Brasil al completar su viaje de exploración científica alrededor del mundo en el siglo XVIII.
La buganvilla es solo una de las miles de especies que Bougainville dio a conocer al terminar su viaje, realizado entre 1766 y 1769 y que tenía entre otras misiones encontrar tierras colonizables en el Pacífico. La expedición Bougainville contó con un equipo científico formado por el astrónomo Véron y el médico y naturalista Philibert Commerson.
A Philibert Commerson (1727-1773), como botánico de a bordo, se le atribuye desde entonces el hallazgo de las decenas de especies nuevas de plantas que la expedición aportó. Lo que los historiadores han empezado a desvelar ahora es que, en realidad, fue el ayudante de Commerson quien hizo la mayor parte del trabajo, pues durante gran parte del periplo el naturalista oficial de la nave estuvo enfermo.
Una buganvilla. | Ad Meskens
Y ese mozo que le ayudaba, además, no era tal mozo, sino una mujer. Se llamaba Jeanne Baret (1740-1807) y hoy se la reivindica como una botánica por derecho propio y como la primera científica que completó una vuelta al mundo. A Jeanne Baret se le atribuye la recolección y la clasificación de muchos especímenes recogidos durante la expedición Bougainville.
Ahora, los botánicos del siglo XXI están empezando a rendir homenaje a su colega del pasado y acaban de dedicarle una nueva especie recién descubierta en homenaje. Se llama Solanum baretiae y es un pariente de la patata, el tomate y la berenjena localizado en Sudamérica por el investigador estadounidense Eric Tepe. La descripción de la planta se acaba de publicar en la revista científica PhytoKeys.
¿Pero qué hacía Jeanne Baret embarcada en aquella expedición? Lo explica a ELMUNDO.es la profesora de la Universidad de Louisville (EEUU) Glynis Ridley , quien acaba de publicar e una biografía sobre ese singular personaje de la historia científica titulada The discovery de Jeanne Baret (El descubrimiento de Jeanne Baret).
La amante del botánico Commerson
Jeanne Baret era en realidad la amante del botánico Commerson. Había sido contratada por éste hacia 1760 para hacerse cargo de su hogar cuando Commerson enviudó de su primer esposa. Con el tiempo, el naturalista acabó entablando una relación con su asistenta que ocultó a ojos de todo el mundo. Incluso, tuvo un hijo con ella que fue dado en adopción.
Cuando en 1766 fue 'reclutado' para la expedición de varios años alrededor del mundo, Commerson no quiso viajar solo. La expedición estaba formada por dos naves bajo el mando de Louis Antoine de Bougainville y se esperaba que en tres años no volvieran a Francia. Commerson, por tanto, no quería estar tanto tiempo sin su pareja. Pero puesto que una ordenanza real impedía embarcar a las mujeres en los barcos de la Corona, la pareja tuvo que buscar un subterfugio para poder viajar juntos.
Commerson llevó el disimulo hasta el extremo de hacer embarcar a su ayudante, es decir, a Jeanne Baret, en un puerto distinto al suyo, y recibirla vestida de marinero, como si no lo conociera y se tratara de un joven al que había contratado por referencias.
Pero el mérito de Jeanne Baret, explica Glynis Ridley, no se limita solo a su atrevimiento o arrojo , sino que su valor tiene carácter científico. Los prejuicios y las costumbres de la época tenían totalmente alejadas a las mujeres de la práctica de la ciencia, así que ella fue una pionera al participar plenamente en las tareas de investigación durante la expedición, afirma la autora de su biografía.
"Durante todo el tiempo que estuvo a bordo del barco, recolectó plantas junto a Commerson en localizaaciones como Río de Janeiro, el Estrecho de Magallanes, Tahití, Isla Mauricio y Madagascar. Cuando la mala salud de Commerson le impidió llevar a cabo trabajo de campo, Baret fue la responsable de todas las colecciones, incluyendo la recolección de la especie mas famosa de la expedición, la Bougainvillea", explica Ridley, quien añade: "Baret era una botánica por derecho propio".
Sin reconocimiento hasta ahora
Commerson y Baret recogieron más de 6.000 especímenes, que se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Durante la expedición y en los años venideros, unas 70 especies fueron bautizadas con el nombre específico de 'commersonii' en homenaje al botánico Commerson.
La planta solanácea dedicada a Jeanne Baret. | Eric Tepe
Sin embargo, hasta 2012, ninguna llevaba el nombre de Baret. Y eso a pesar de que el propio Commerson quiso dedicarle alguno. Murió prematuramente, a los 45 años, durante una estancia en la isla Mauricio, antes de terminar muchas de sus descripciones de plantas. Y entre las notas que dejó se encuentra una en la que pretendía denominar no a una especie, sino a todo un género con el nombre Baretia. Hoy, esas plantas se engloban en el género Turraea de la familia Meliaceae.
Así que Baret seguía sin tener nada que la recordara hasta que Eric Tepe, un botánico de 41 años adscrito a las universidades de Utah y Cincinnati (EEUU), le ha dedicado una. Se llama 'Solanum baretiae' y es una especie sudamericana, perteneciente al mismo género que la patata, el tomate y la berenjena.
Tepe ha explicado a ELMUNDO.es el motivo por el que ha dedicado la nueva especie a Jeanne Baret: "Debió de ser una mujer admirable, muy valiente y decidida. Disfrazarse de hombre y enrolarse en un barco para participar en una expedición de ese calibre no lo hace cualquiera. Lo que me parece más interesante es que la historia la ha retratado hasta ahora como poco más que la amante del famoso botánico Commerson, pero ahora sabemos que era una gran botánica y exploradora por derecho propio, y que sus contribuciones sin duda merecen ser reconocidas".
Tepe no había oído hablar de Jeanne Baret hasta hace poco, pero quedó fascinado por su colega del pasado cuando escuchó a Glynis Ridley hablar de ella en una entrevista radiofónica: "La idea de nombrar la planta en homenaje a Jeanne Baret surgió al escuchar a la escritora Glynis Ridley. Ella mencionaba que, a pesar de las importantes contribuciones de Baret a la botánica, su nombre había caído en el olvido, y no tenía ni siquiera una planta que llevara su nombre. En mi trabajo como investigador he llevado a cabo varias expediciones a Latinoamérica en busca de especies de Solanum, y he descubierto varias especies nuevas. Se me ocurrió que Baret merecía reconocimiento por su trabajo, así que contacté a Glynis Ridley para proponerle el nombrar una de estas nuevas especies en honor a Baret, y enmendar así de alguna manera la amnesia histórica en relación a Baret".
La especie en cuestión es una planta trepadora que se encuentra en el sur del Ecuador y el norte del Perú, explica Tepe, quien añade que aunque no tiene tubérculos comestibles, es un pariente cercana de la patata. Desde luego, 'Solanum baretiae' no es tan vistosa como la buganvilla, que en justicia también tendría que haberse llamado con el nombre de Baret, pero al menos es una planta dedicada a ella y, según Tepe, quizá no sin motivo.
El botánico lo explica de esta sugerente forma: "Las flores son en su mayor parte violetas, pero también tienen manchas blancas o amarillas. Las hojas en un solo individuo varían de estar compuestas por hasta siete foliolos a ser simples. Esa variación de hojas en un individuo es poco común, y nos parecía un reflejo interesante del personaje de Baret que, al igual que la planta, reunía cualidades aparentemente contradictorias: una mujer vestida como hombre, una botánica en un mundo dominado por hombres, y una mujer de clase humilde que viajó mucho más lejos que muchos aristócratas".
Fuente: