Hace unos meses recibí un correo de uno de vosotros (hola Fernando),
avisándome sobre algo que ocurría en el primer episodio de la serie Arrow (para los despistados, es una versión televisiva del superhéroe de DC, Flecha Verde).
En dicho episodio se realizaba una transferencia bancaria (de forma
fraudulenta) a través de un ordenador, y se nos mostraba una pantalla,
donde veíamos dos barras de progreso (una para la cuenta origen, y otra
para la cuenta destino) y un contador de dinero que iba creciendo
rápidamente, dolar a dolar.
Esta forma de mostrar una transferencia bancaria online, no es
exclusiva de la serie. Se ha convertido en un estereotipo, y la podemos
ver en casi cualquier película o serie de televisión, con distintas
variantes. En todas ellas vemos una barra de progreso avanzar a la vez
que un contador de dinero se incrementa o decrementa a gran velocidad,
pero siempre de unidad en unidad.
Como cualquiera que haya utilizado alguna vez la web de un banco
sabrá, la realidad es muy diferente. Y el motivo es muy sencillo: el
dinero no «viaja» por la red dolar a dolar. Cuando se realiza una
transferencia, en realidad se están haciendo apuntes en las cuentas
afectadas. A una se le resta una cantidad y a otra se le suma esa misma
cantidad. Y no importa si la transferencia es de 1 euro o de 1.000.000.
En lo que a los ordenadores se refiere, es exactamente lo mismo, y
tardan lo mismo en hacer la operación. Sólo cuando los números
implicados son muy grandes y exceden la longitud de su «unidad básica»
de aritmética (y con 64 bits, estaríamos hablando de números de 20
dígitos o más), hay que trocear la operación. Pero aún así, el tiempo de
cálculo sería casi inapreciable (la suma y la resta son operaciones muy
«baratas» en cuanto a proceso).
En realidad, lo que más tiempo puede llevar es la comunicación en sí a
través de la red. Es decir, el tiempo que tardan los datos (números de
cuenta e importe, por ejemplo) en ir desde nuestro terminal al servidor
correspondiente, y el tiempo que tarda el resultado en llegar, una vez
completada la operación. Y ese tiempo es también independiente del
importe (alguien podría decir que no es exactamente así, pero la
diferencia debida a los pocos bytes de más que podrían suponer el mandar
un número más grande, comparado con el resto de datos y metadatos, es
casi despreciable).
Es interesante hacer notar que, cuando la transferencia es de un
banco a otro, no siempre en inmediatamente efectiva. ¿Qué quiere decir
esto? Que aunque la información haya viajado en pocos segundos,
dependiendo de los acuerdos entre bancos, o incluso de la legislación,
es posible que una vez realizada la transferencia, en realidad pasen
unas horas (o días) hasta que el dueño de la cuenta destino vea
efectivamente su saldo incrementado (como también, muchos de vosotros ya
habréis experimentado). Y eso ya no depende de elementos técnicos (la
información ha viajado correctamente), si no de procedimientos internos
de cada banco.
Fuente:
Mala Ciencia
Mostrando las entradas con la etiqueta cine. Mostrar todas las entradas
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9 de mayo de 2014
12 de marzo de 2014
Dsarrollan un modelo matemático sobre los asesinatos en serie
He de reconocer que me gustan las series de televisión cuyo argumento gira en torno a investigaciones, por ejemplo Mentes Criminales (Criminal Minds), sin embargo, nunca me enganchó la serie Numb3rs porque no me convencía el argumento relativo a que los crímenes puedan resolverse aplicando modelos
matemáticos. En la Universidad de California - Los Ángeles, parece que han optado por abrir una línea de investigación que busca definir un modelo matemático que permita a los investigadores obtener un modelo del funcionamiento del cerebro de un asesino en serie.
¿Un modelo matemático que describa el funcionamiento del cerebro de un asesino en serie? ¿Es una investigación seria? La verdad es que me sorprendió muchísimo encontrarme con este trabajo pero es la base de una investigación científica bastante seria. Mikhail Simkin y Roychowdhury Vwani, los autores del trabajo, han realizado un análisis matemático del comportamiento de un asesino en serie que vivió en Rusia, Andrei Chikatilo (conocido como el carnicero de Rostov). Este asesino fue detenido en Rusia el 20 de noviembre de 1990 y, tras 9 días de detención, confesó haber asesinado a 36 niños, niñas y mujeres durante 12 años además de haber asesinado a otras 20 personas más, así que fue condenado a muerte tras probarse en un juicio el asesinato de 52 de las víctimas.
La investigación juega con los patrones de comportamiento de este psicópata e intentan asimilarlo con una ley de energía que sirva para modelar la activación neuronal del cerebro del sujeto. Esta teoría se basa en el comportamiento fundamental de las neuronas, es decir, una neurona no se vuelve a disparar hasta que haya recargado su energía. Gracias a este funcionamiento y que las neuronas están conectadas entre sí, cuando las condiciones son propicias (neuronas recargadas), se producen reacciones en cadena que se transmiten entre las distintas neuronas cargadas que están conectadas dentro de la misma cadena.
No podemos esperar que el asesino cometa un asesinato justo cuando la excitación neuronal alcanza cierto umbral. Necesita tiempo para planificar y preparar su crimen
Es decir, que según estos investigadores, un asesino en serie comete un asesinato cuando transcurre cierto tiempo desde que se haya superado el umbral de excitación neuronal y, si tenemos en cuenta que el asesinato tiene un efecto sedante para el asesino, la actividad neuronal volverá a caer por debajo del umbral.
Basándose en este comportamiento, los autores han confeccionado un modelo que simula el patrón de carga y descarga de las neuronas de un cerebro para ver con qué frecuencia se supera el valor umbral durante un tiempo suficiente como para que se incite a cometer un asesinato. Realizando una simulación que abarcó 12 años, los mismos que Chikatilo estuvo activo, con un salto de 2 milisegundos (el tiempo de disparo de una neurona normal), los investigadores encontraron una distribución muy similar a la de los asesinatos cometidos por este psicópata de origen ruso que han utilizado como terrorífico modelo con el que comparar los datos.
El modelo podría mejorarse si se introdujesen parámetros de corrección como una tasa de éxito del asesinato, es decir, una probabilidad que defina si el asesinato se cometió en el primer intento tal y como se había planeadoDe hecho, según este modelo, la probabilidad de que se cometa un asesinato es mucho más alta justo después de haber cometido un asesinato (y más baja si transcurre mucho tiempo). Curiosamente, estos modelos matemáticos relacionados con las leyes de energía sirven también para explicar el funcionamiento del cerebro ante un ataque epiléptico o para estudiar las réplicas de un terremoto.
Tomado de:
ALT1040
19 de febrero de 2014
Estudian enfermedad que hace al paciente ver la vida como en 'Matrix'
Científicos aseguran que estudiar la palinopsia, síntoma por el que una imagen observada reaparece horas después o por el que la vida se ve como en 'Matrix', podría ser muy útil para comprender mejor las funciones de las diferentes áreas del cerebro.
"La palinopsia es un síntoma muy poco frecuente, aunque quizá infradiagnosticado, porque suele ser transitorio y médicos generalistas pueden no reconocerlo", opina el neurólogo español Eduardo de Pablo, que ha descrito recientemente un caso observado en el Hospital 12 de octubre de Madrid (España).
Su paciente, una chica de 23 años, veía imágenes superpuestas de los objetos en movimiento, "como los agentes de la película 'Matrix' esquivando las balas de Neo", según describió la muchacha.
El artículo completo en:
Actualidad RT
"La palinopsia es un síntoma muy poco frecuente, aunque quizá infradiagnosticado, porque suele ser transitorio y médicos generalistas pueden no reconocerlo", opina el neurólogo español Eduardo de Pablo, que ha descrito recientemente un caso observado en el Hospital 12 de octubre de Madrid (España).
Su paciente, una chica de 23 años, veía imágenes superpuestas de los objetos en movimiento, "como los agentes de la película 'Matrix' esquivando las balas de Neo", según describió la muchacha.
El artículo completo en:
Actualidad RT
13 de diciembre de 2013
España: El hombre que vivió 12 años entre lobos
Otros casos conocidos
- Rochom Pngieng: hallada en 2007 en una localidad remota del noroeste de Camboya. Cuando la encontraron andaba desnuda, con el pelo largo y en cuatro patas. Se cree que pudo haber pasado 18 años en la selva.
- John Ssabunnya (en la foto): vivió desde los dos años en la selva de Uganda, criado por monos. Fue encontrado en 1991 cuando tenía 14 años. A John le gusta cantar y practicar deportes.
- Vicente Caucau: hallado en el sur de Chile en 1984, cuando tenía unos 10 años. Se cree que vivía entre pumas.
- Víctor de Averyron: encontrado en Francia en 1799. El médico Jean Marc Gaspard Itard intentó enseñarle a hablar y a desarrollar una conducta social sin éxito. Su historia fue llevada al cine por François Truffaut.
La primera vez que Marcos
Rodríguez Pantoja se sentó frente a un plato de sopa no supo qué hacer.
Lo miró detenidamente, ahuecó la palma de su mano y la introdujo en él.
El contacto con el líquido hirviendo le hizo pegar un salto y el plato
acabó hecho trizas en el suelo.
Lea también:
"Los animales eran mi familia, mis amigos, todo"
Al poco tiempo el pastor murió y Marcos se quedó solo. Más asustado de la gente -después de años de maltratos y golpizas que le propinaba su madrastra- que de la soledad del monte, Marcos nunca intentó regresar, hasta que lo encontró la Guardia Civil en el 65 y se lo llevó por la fuerza a Fuencaliente, un pequeño pueblo a los pies de Sierra Morena.
Aunque ya han pasado casi 50 años, Marcos todavía recuerda vívidamente su paso por la sierra y el impacto que le produjo el regreso.
En el monte
"Para mí aquello era la gloria porque ya no me pegaban palizas", añade.
Lo poco que le enseñó el pastor antes de morir fue suficiente para que no pasase hambre. Aprendió a cazar conejos y perdices con trampas hechas de palillos y hojas, y a despellejar a los animales para aprovechar su carne y su piel.
"Para comer me guiaba por los bichos. Lo que comían ellos lo comía yo", cuenta. "Los jabalíes comían unas patatas que estaban enterradas. Las encuentran porque las huelen. Cuando iban a desenterrarlas yo les tiraba una piedra, ellos se escapaban y entonces yo me robaba las patatas".
Librado a su suerte, Marcos estableció un vínculo especial con los animales.
"Un día me metí en una lobera a jugar con unos cachorritos que vivían allí y me quedé dormido. Cuando desperté, la loba estaba cortando carne de ciervo para los cachorros. Yo traté de quitarle un pedazo, porque también tenía hambre y me pegó un zarpazo", dice imitando el gesto de la loba.
"Cuando terminó de alimentar a sus cachorros, me miró y me tiró un trozo de carne. No quería tocarlo porque pensé que me iría a atacar, pero me lo fue acercando con el hocico. Lo cogí, lo comí y ella se me acercó. Pensé que me iba a morder, pero sacó la lengua y me empezó a lamer. Después de eso, ya era uno más de la familia. Íbamos a todos lados juntos", recuerda.
Marcos cuenta además que tenía una serpiente como compañera.
El artículo completo en:
BBC Ciencia
9 de octubre de 2013
Crean nuevo estado de la materia que se parece a una espada láser de Star Wars
Investigadores lograron crear moléculas de fotones.
Un grupo de científicos de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lograron hacer que los fotones se juntaran para formar moléculas, un estado de la materia que hasta ahora era solo teórico. La materia resultante se parece a los sables láser que hemos visto en Star Wars.
El trabajo fue publicado en la revista Nature, y desafía décadas de conocimiento sobre la naturaleza de la luz. Los fotones han sido descritos tradicionalmente como partículas sin masa, que no interactúan entre sí. Si enfrentas un láser a otro, simplemente se atraviesan.
Las "moléculas fotónicas", sin embargo, no se comportan como los lásers tradicionales. "No es una mala analogía comparar esto a los sables de luz. Cuando estos fotones interactúan entre sí, están empujando contra y desviándose unos a otros. La física de lo que sucede en estas moléculas es similar a lo que vemos en las películas", afirmó el profesor de física de Harvard, Mikhail Lukin.
Lo que hemos hecho es crear un tipo especial de medio en el cual los fotones interactúan entre sí tan fuertemente que comienzan a actuar como si tuvieran masa, y se juntan para formar moléculas. Este tipo de estado unido de fotones ha sido discutido fuertemente en la teoría por bastante tiempo, pero hasta ahora no había sido observado", comentó.
Para hacer que los fotones normalmente sin masa se junten, los investigadores no usaron la Fuerza sino átomos de rubidio y una cámara al vacío. Luego usaron lásers para enfriar la nube de átomos hasta un nivel apenas superior al cero absoluto. Usando lásers muy débiles, dispararon fotones individuales a la nube de átomos. Al ingresar a esta nube fría, la energía del fotón excita a los átomos en su camino, provocando una desaceleración del fotón. Al ir avanzando, esa energía pasa de átomo en átomo y luego abandona la nube junto al fotón.
"Cuando el fotón abandona el medio, su identidad se preserva. Es el mismo efecto que vemos en la refracción de la luz en un vaso de agua. La luz entra en el agua, entrega parte de su energía al medio, y dentro existe como luz y materia combinadas, pero cuando sale, sigue siendo luz. El proceso que ocurre es el mismo, solo que un poco más extremo. La luz es desacelerada considerablemente y mucha más energía es entregada que lo que ocurre en la refracción", explicó Lukin.
Al disparar dos fotones dentro de la nube, los investigadores descubrieron que ambos salieron juntos, como una sola molécula. "Es una interacción fotónica mediada por la interacción atómica. Eso hace que estos dos fotones se comporten como una molécula, y cuando abandonan el medio es más probable que lo hagan juntos que como fotones individuales", señala Lukin.
El descubrimiento podría ser usado en la computación cuántica al permitir que los fotones interactúen entre sí, o bien darle otros usos que se inventen más adelante.
Tomado de:
FayerWayer
8 de octubre de 2013
La película más pequeña del mundo (con átomos)
Hecha con un potente microscopio, muestra los movimientos de los átomos expandidos 100 millones de veces.
Científicos de IBM han presentado la "película más pequeña del mundo",
una obra revolucionaria hecha con un potente microscopio que muestra
los movimientos de los átomos expandidos 100 millones de veces. Este
cortometraje, que dura alrededor de 1 minuto y 30 segundos, se titula 'Un muchacho y su átomo'
y cuenta la historia de un pequeño personaje que juega con un átomo y
sigue sus movimientos, bailando y saltando, en una manera educativa de
explicar la ciencia.
"Filmar, posicionar y dar forma a los átomos para crear una
película de animación original es una ciencia exacta y completamente
nueva", ha dicho Andreas Heinrich, científico de IBM Research. "En IBM
no nos limitamos a leer libros sobre ciencia, la hacemos. Esta película
es una forma divertida de compartir el mundo a escala atómica al tiempo
que permite un diálogo abierto con los estudiantes y otros sobre las
nuevas fronteras de las matemáticas y la ciencia", ha agregado.
Para hacer esta película, los átomos son desplazados con un microscopio desarrollado hace algunos años por IBM, un invento que le valió el Premio Nobel a
sus diseñadores. Este instrumento "es el primero que permite a los
científicos ver el mundo de lo infinitamente pequeño, los átomos", ha
explicado Christopher Lutz, investigador de IBM.
Muy frío
El aparato no parece un microscopio tradicional, ya que
pesa dos toneladas y opera a una temperatura de -268°C. Es capaz de
ampliar 100 millones de veces los objetos colocados en la placa. "La
posibilidad de controlar la temperatura, la presión y las vibraciones a
niveles tan específicos hace del laboratorio de investigación de IBM uno
de los pocos lugares en el mundo donde los átomos se pueden mover con
tanta precisión", ha dicho Lutz.
El dispositivo utiliza una aguja muy fina, sobre una
superficie de cobre, para atraer o repeler a los átomos y las moléculas
en una ubicación específica. La película ha sido certificada por el Libro Guinness de los Récords como la "animación más pequeña del mundo", según IBM.
Fuente:
25 de septiembre de 2013
Tienes el cerebro de un pingüino (de Madagascar)
Los “Pingüinos de Madagascar” son una suerte de actualización
infantil del “Equipo A” de los 80. Un equipo de “pingüínos
militarizados” que en cada episodio cumplen misiones tan descabelladas
como entretenidas. Este equipo de cuatro pingüinos (al igual que pasaba
en el “Equipo A”) llama especialmente la atención por tener 4 miembros
con personalidades muy diferenciadas pero complementarias.
Para entender por qué este tipo de equipos (extremadamente diferentes pero complementarios tiene éxito) tenemos que viajar a Suiza a principios del siglo XX. Allí encontramos a Carl Gustav Jung, padre de la Psicología Analítica. Este coetáneo (y amigo) de Sigmund Freud sentó las bases para entender de forma clara por qué cada persona reacciona de una forma distinta ante situaciones idénticas. En su libro “Tipos Psicológicos” (Psychologische Typen, 1921), Jung detallaba dos actitudes básicas (introversión y extraversión) y cuatro funciones (pensamiento, sentimiento, sensación e intuición).
En una persona equilibrada, una de las funciones será dominante mientras que otras dos serán las auxiliares. Una de las funciones suele quedar inerte quedando únicamente como opuesta a la principal. En cada cuadrante estarán los pensamientos, sentimientos y repertorio conductual de cada indivíduo.
Si contrapusiésemos los dos cuadros, se formaría un cubo con 4 zonas diferenciadas.
De este modo, Jung nos presentaba que cualquier persona más allá de la actitud con la que decidiera (consciente o inconscientemente) actuar en cada momento o situación (introvertida o extrovertida) tenía una serie de pensamientos, sentimientos y repertorio conductual idénticos.
De forma muy simplificada, podríamos decir que podemos clasificar a las personas en 4 tipos básicos, de los que podríamos conocer tanto la personalidad como la forma preferente de actuación en cada situación.
A decir verdad, lo único que Jung hizo fue plasmar de forma analítica lo que todos sabíamos desde hace siglos. Frases como: “la cabra tira al monte” y fábulas como la del escorpión y la rana no hacen más que aclarar que desde la antigüedad, podemos saber (aproximadamente) como se comportará una persona a la que conocemos bien en una situación concreta.
Vamos a hacer una pequeña prueba:
● Escribe en un papel una situación que consideres límite (un incendio en casa, un accidente en la piscina, una boda…)
● Ahora piensa en como se comportarían en ese caso las siguientes personas:
○ Tu jefe
○ Tu madre
○ Tu mejor amigo
○ Tu camarero favorito de tu bar favorito
Lea el artículo completo en:
NAUKAS
Para entender por qué este tipo de equipos (extremadamente diferentes pero complementarios tiene éxito) tenemos que viajar a Suiza a principios del siglo XX. Allí encontramos a Carl Gustav Jung, padre de la Psicología Analítica. Este coetáneo (y amigo) de Sigmund Freud sentó las bases para entender de forma clara por qué cada persona reacciona de una forma distinta ante situaciones idénticas. En su libro “Tipos Psicológicos” (Psychologische Typen, 1921), Jung detallaba dos actitudes básicas (introversión y extraversión) y cuatro funciones (pensamiento, sentimiento, sensación e intuición).
En una persona equilibrada, una de las funciones será dominante mientras que otras dos serán las auxiliares. Una de las funciones suele quedar inerte quedando únicamente como opuesta a la principal. En cada cuadrante estarán los pensamientos, sentimientos y repertorio conductual de cada indivíduo.
Si contrapusiésemos los dos cuadros, se formaría un cubo con 4 zonas diferenciadas.
De este modo, Jung nos presentaba que cualquier persona más allá de la actitud con la que decidiera (consciente o inconscientemente) actuar en cada momento o situación (introvertida o extrovertida) tenía una serie de pensamientos, sentimientos y repertorio conductual idénticos.
De forma muy simplificada, podríamos decir que podemos clasificar a las personas en 4 tipos básicos, de los que podríamos conocer tanto la personalidad como la forma preferente de actuación en cada situación.
A decir verdad, lo único que Jung hizo fue plasmar de forma analítica lo que todos sabíamos desde hace siglos. Frases como: “la cabra tira al monte” y fábulas como la del escorpión y la rana no hacen más que aclarar que desde la antigüedad, podemos saber (aproximadamente) como se comportará una persona a la que conocemos bien en una situación concreta.
Vamos a hacer una pequeña prueba:
● Escribe en un papel una situación que consideres límite (un incendio en casa, un accidente en la piscina, una boda…)
● Ahora piensa en como se comportarían en ese caso las siguientes personas:
○ Tu jefe
○ Tu madre
○ Tu mejor amigo
○ Tu camarero favorito de tu bar favorito
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NAUKAS
22 de septiembre de 2013
Las bebidas gaseosas ¡que te harán volar hasta el techo!
Sé positivamente
que muchos de vosotros, al igual que yo mismo, guardáis en vuestro corazoncito
un pequeño hueco para la nostalgia y seguro que recordáis películas que, siendo
niños, os marcaron para siempre y aún os vienen a la memoria, de vez en cuando,
en ciertos momentos de melancolía.
Una de esas
cintas, para mí inolvidable, fue Un mundo
de fantasía, también conocida como Willy
Wonka y la fábrica de chocolate (Willy
Wonka & The Chocolate Factory, 1971), a cuyo reciente “remake”, llevado
a la pantalla por el indescriptible Tim Burton, dediqué no hace mucho una
entrada en este mismo blog.
En esta segunda
ocasión, me gustaría platicar alegremente acerca de un curioso pasaje que
aparece en el libro de Roald Dahl, en el cual están basadas las dos películas
arriba citadas. Os recuerdo que Charlie, en compañía de su abuelo Joe y del
resto de invitados se encuentran en el interior de la fábrica de chocolate de
Willy Wonka. En un momento dado, en el texto se puede leer, más o menos
traducido al español, lo siguiente:
«BEBIDAS GASEOSAS QUE LEVANTAN», decía en la próxima
puerta.
—¡Oh, ésas son fabulosas! —gritó el señor Wonka—. Te llenan
de burbujas, y las burbujas están llenas de un gas especial, y este gas es tan
potente que te levanta del suelo como si fueras un globo, y te elevas hasta que
tu cabeza se da contra el techo, y allí te quedas.
—Pero, ¿cómo se vuelve a bajar otra vez? —preguntó el
pequeño Charlie.
—Eructando, por supuesto —dijo el señor Wonka—. Haciendo un
largo, vigoroso, grosero, eructo, con lo que el gas sube y tú bajas. ¡Pero no
las bebáis al aire libre! No se sabe hasta dónde podéis ascender si lo hacéis.
Yo le di un poco a un Oompa-Loompa una vez en el jardín y empezó a subir y a
subir y a subir hasta que desapareció. Fue muy triste. Nunca más le volví a
ver.
—Debía haber eructado —dijo Charlie.
—Claro que debía
haber eructado —dijo el señor Wonka—. Yo le gritaba: «Eructa, tonto, eructa, o
no podrás volver a bajar.» Pero no lo hizo, o no pudo hacerlo, o no quiso
hacerlo. No lo sé. Quizá fuese demasiado educado. Ahora ya debe estar en la
Luna.
Estaréis de
acuerdo conmigo en que es un texto chupi, requetechupi y megaguay para
explayarse y para aplicarle las cachondas y siempre sorprendentes leyes de la
física (lo de los eructos es macanudo). Además, me recuerda a un relato breve
del mismísimo H.G. Wells titulado “La verdad sobre Pyecraft” (no os contaré
ningún detalle sobre el mismo y así puede que os dé por leerlo), el cual
resulta estupendo para explicar, a los eternamente predispuestos al aprendizaje,
estudiantes la diferencia entre masa y peso, dos conceptos que no siempre se
distinguen claramente.
Pero retornemos rauda y velozmente cual felinos intrépidos al temita de Charlie y las “bebidas gaseosas que levantan”, unas viagras líquidas estupendas si uno las ingiere por el orificio adecuado. Permitidme, asimismo, advertiros que lo que me dispongo a desvariar a continuación me vino a la quijotera después de ver este mismo problema tratado en el libro Don’t try this at home, de Adam Weiner. Pero pasa lo que pasa casi siempre cuando comparo mi estilo con el de los demás divulgadores. Éstos últimos casi siempre cuentan las cosas en plan científico sabio, serio y formal, sin verle la gracia al asunto. Hasta el mismísimo Roald Dahl parece haber perdido el sentido del humor porque, además de los eructos, podría haber añadido los pedetes, que son otra estupenda y mucho más musical manera de evacuar gases molestos del interior del cuerpo humano. Un buen cuesco después de una comida pesada es mejor que cien eructos. Doy fe, mis queridos y apreciados lectores.
Al menos los que
leéis este blog de forma habitual ya sabéis que podéis disfrutar de mi
inconfundible estilo: genial, cachondo, gracioso, ameno, perfecto. Dicho esto
con toda la modestia de la que he sido capaz, considero justo añadir que me
parecería contradictorio y un tanto falso dedicar una entrada de mi blog a una
cuestión idénticamente tratada por un colega y por eso también os digo que la
verdadera razón por la que he decidido proceder es que albergo la opinión de
que el señor Adam Weiner (con todos mis respetos para tan ilustre colega)
resuelve el problema de una forma un tanto incompleta e incluso incorrecta,
dependiendo de cómo se mire. Os aclararé esto a medida que vaya resolviendo la cuestión
yo personalmente.
Bien, se trata
de lo siguiente. En la primera de las dos películas basadas en el relato de
Dahl, el abuelete Joe decide, muy traviesamente, hacer caso omiso de las
advertencias del señor Wonka y, cual pérfida Eva bíblica, convence a su nieto
para que él también beba de la bebida prohibida. Casi inmediatamente, ambos
comienzan un ascenso vertiginoso hacia las alturas, donde un poderoso
ventilador amenaza con despedazarlos. Sangre y vísceras se disponen a hacer su
estelar aparición.
¿Se puede pegar
un lingotazo a una botella de refresco gaseoso y salir flotando por los aires?
Y, en caso afirmativo, ¿se puede descender de nuevo al suelo simplemente
eructando (o ventoseando sin piedad)? Atentos, que la física tiene cosas muy
interesantes que contarnos al respecto.
Sobre Charlie,
su abuelo Joe o cualquier otra persona que se encuentre en un lugar más o menos
normal, como es el caso de la fábrica del señor Wonka, actúan básicamente dos
fuerzas (como siempre, despreciaré el rozamiento), que son el peso de la
persona y el llamado empuje de Arquímedes. La primera tira hacia abajo, hacia
el centro de la Tierra, más o menos, y la segunda empuja hacia arriba.
Normalmente, no ascendemos en el aire
porque el peso de nuestro body depende de la masa de la persona, mientras que
el empuje de Arquímedes depende de la masa del fluido que desaloja la persona
y, en el caso particular del aire, el peso supera en mucho al empuje. Pero
podríamos plantearnos, como hace el señor Weiner en su libro, cuál debería ser
el volumen del cuerpo del abuelo Joe para que el empuje de Arquímedes fuese
igual al peso del anciano y éste pudiese ser capaz de flotar como un globo. Un
cálculo tan elemental no merece comentario alguno más y el valor obtenido
(suponiendo que la masa del abuelillo graciosete es de 70 kg) resulta ser de
unos 54 metros cúbicos (más o menos el de una esfera de 5 metros de diámetro).
Como resulta que el volumen del cuerpo humano es muchísimo menor que este
valor, se puede suponer que semejante volumen está compuesto enteramente por el
gas especial y secreto que comenta Willy Wonka. Ahora bien, mi colega Weiner,
en su libro, procede a continuación a determinar el número de moles al que
equivalen los 54 metros cúbicos hallados antes. Suponiendo que el misterioso
gas está a una temperatura de 20 ºC y a la presión normal de una atmósfera, le
salen 2200 moles. Una cifra realmente increíble y aquí es donde vienen mis
pegas (que pueden ser más o menos compartidas por vosotros o por el señor
Weiner). ¿Cuánto pesan esos 2200 moles de gas X?
Poniéndome en el
caso más favorable, se me ocurre que el susodicho gas de mágicas propiedades
podría ser el hidrógeno, que es el más ligero de todos los gases conocidos.
Pues bien, 2200 moles de hidrógeno suman nada menos que 2,2 kg. Esto significa
que tanto al peso del abuelo Joe como al de Charlie habría que añadirles otros
22 newtons más, con lo cual ahora sus nuevos pesos superarían al empuje de
Arquímedes, anulando la condición que habíamos impuesto de que fueran idénticos.
Por otro lado, se podría objetar, que 2,2 kg frente a 70 kg no es mucho, pero
igualmete yo podría contraobjetar que he usado el gas más ligero de todos, el
hidrógeno, altamente inflamable y nada recomendable, como pudieron comprobar
los viajeros del tristemente célebre dirigible Hindenburg el 6 de mayo de 1937.
El segundo gas
más ligero es el helio, cuya masa
atómica resulta ser cuatro veces mayor que la del hidrógeno, con lo cual ahora
la cantidad de gas ingerida por nuestros desobedientes amigos ascendería hasta
los 8,8 kg y la cosa continuaría empeorando cada vez más. ¿Cuál es la forma de
solucionar esta especie de círculo vicioso?
Pues muy
fácilmente, sólo se trata de incluir en el cálculo del volumen de gas ingerido
el peso del mismo. De esta sencilla forma, se puede demostrar que la masa
molecular de la sustancia X nunca puede superar los 32 g/mol, una condición que
marca un límite muy claro a la hora de sintetizar la misteriosa pócima (he
supuesto una presión de una atmósfera y una temperatura de 27 ºC). Y digo esto
porque una bebida gaseosa común de vuestra marca favorita (de las otras
también) contiene anhídrido carbónico disuelto a alta presión en una proporción
de unos 8 gramos por cada litro de refresco. Desgraciadamente, el CO2 posee
una masa molecular de 44 g/mol y, según lo anterior, no sirve para flotar
alegremente en el aire.
Juguemos, pues,
un poco con los números, que es lo divertido de toda esta parrafada. Cojamos el
valor límite de 32 g/mol. ¡Horror! El volumen del cuerpo del abuelo Joe debería
ser de 4268 metros cúbicos. La masa de gas de 5480 kg (nada menos que 171.250
moles) y su densidad de 1,28 kilogramos por cada metro cúbico, un valor
ligeramente inferior al del aire, cosa lógica por otra parte, ya que ningún
cuerpo podría ascender sumergido en un fluido cuya densidad fuese menor. Y todo
lo anterior, con un solo trago de bebida, como puede verse en la película de
1971. Al menos podían haber disimulado un poquito bebiendo todo el contenido de
la botella, aunque me temo que tampoco les habría servido de mucho, pues
manteniendo la proporción de 8 gramos por litro de las bebidas gaseosas
tradicionales, se hubiesen tenido que trincar casi 3,5 millones de botellas de
200 ml cada una. Os dejo como ejercicio la estimación del número de eructos y/o
pedos necesarios para poder evacuar tan ingente cantidad de molesto gas X.
Llegados a este
punto, cabe preguntarse, al igual que hace el profesor Adam Weiner, cuál sería
la presión del gas ingerido por nuestros intrépidos visitantes de la fábrica de
chocolate de Willy Wonka, suponiendo que el estómago, en su estado de máxima
expansión, es una esfera de unos 8 cm de radio (por término medio) y que en
lugar de hincharse como un globo, lo que ocurriese fuera un aumento paulatino
de su presión interior. Utilizando la ecuación de los gases perfectos, se
obtiene la nada despreciable cifra de 2 millones de atmósferas, es decir, algo
parecido a tener el centro de la Tierra alojado a la altura del ombligo.
Pobrecitos abuelo Joe y Charlie, van a tener una digestión pesada.
Y, hablando de pesada, se me acaba de ocurrir una idea que no tiene gran relación con lo anterior, pero que me apetece contaros de todas formas. No sé cuántos de vosotros conocéis el célebre y castizo dicho éste de “Tienes los cojones como el caballo de Espartero”. El origen de semejante frase viene de la estatua ecuestre que se puede encontrar en la calle Alcalá de Madrid, la cual representa al general Espartero en magistral pose sobre una equina figura magníficamente dotada para las alegrías sexuales. Se me ocurre que con el valor hallado en el párrafo anterior para la presión en el estómago del abuelo del bueno de Charlie, se puede determinar lo que pesan las susodichas gónadas caballunas. Teniendo en cuenta que el famoso caballo se apoya sólo sobre tres de sus cuatro patas y asumiendo unos valores más o menos razonables para el peso del general Espartero y su montura, así como la superficie de las patas del caballo, si bajo éstas hubiese una presión de 2 millones de atmósferas, las partes pudendas de tan insigne animal deberían pesar algo menos de 1,2 millones de toneladas. Esto justifica sobradamente el dicho popular. Dicho lo cual, finalizo ésta mi entrada, a 9 de septiembre de 2013.
Fuente.
16 de septiembre de 2013
Científicos descartan teoría planteada en el filme Parque Jurásico
Científicos han descartado la
idea de que los dinosaurios podrían ser resucitados mediante la
extracción de ADN de insectos fosilizados en ámbar, una teoría
popularizada por la película de 1993 Parque Jurásico (Jurassic Park).
Los expertos llegaron a la conclusión de que el ADN no puede sobrevivir en esa sustancia.
Esto sugiere que las posibilidades de hallar ADN en muestras más antiguas, de millones de años, son aún más remotas. Uno de los investigadores, el experto en ámbar David Penney, dijo que el escenario de Parque Jurásico debe permanecer en el terreno de la ficción.
Tomado de:
BBC Ciencia
31 de julio de 2013
La ciencia de la película John Carter
Hoy voy a comentar algunas cosillas de John Carter,
una película basada en el personaje creado por Edgar Rice Burroughs (el
mismo que creó a Tarzán). Antes de empezar diré que ya sé que el
personaje fue creado en 1912, y que por aquella época no se sabía tanto
de Marte como ahora.
Para los que no hayan visto la peli, y ni siquieran sepan de qué va, el resumen de rigor: John Carter es un oficial del ejército confederado, que se ve transportado misteriosamente (casi mágicamente) a Marte, al que sus habitantes llaman Barsoom. Debido a su baja gravedad, Carter es capaz de dar grandes saltos, y es comparativamente más fuerte que cualquier individuo de las dos especies de humanoides que habitan el planeta.
Vamos a obviar el que haya vida en Marte, similar a la nuestra. A principios del siglo XX, no se conocía la composición ni la densidad de la atmósfera marciana, y se especulaba con que pudiera haber realmente algún tipo de vida allí. Tenemos el famoso descubrimiento de los «canales» de Marte. Además, el color del planeta varía levemente de forma estacional, lo que algunos asociaban entonces al florecimiento de algún tipo de vegetación (como ocurre en nuestros campos). En aquella época, la vida en Marte era una posibildad bastante plausible para muchos.
Así que vamos al tema de la gravedad. Cuando Carter despierta en la superficie del planeta rojo, intenta caminar, y tropieza varias veces, dando largos saltos de forma involuntaria. Este detalle es bastante acertado. Cuando caminamos, ejercemos con nuestras piernas una fuerza determinada contra el suelo, y lo hacemos de forma instintiva. No nos paramos a pensar en cuánta fuerza tenemos que hacer. La gravedad de Marte es menor que la de la Tierra, así que si nos encontramos allí, es esperable que nuestros primeros pasos sean erráticos, y que ejerzamos demasiada fuerza sin darnos cuenta.
El problema es que durante la película, Carter llega a dar exagerados saltos de cien metros o más. En una ocasión, salta a lo largo de una ciudad, con un marciano adulto en brazos. La gravedad marciana es 0.376 veces la terrestre. Una persona con una masa de 70 kg, por ejemplo, tendría en Marte el mismo peso que una masa de 26 kg en nuestro planeta, que para hacernos una idea, es la que podría tener un niño de entre 8 y 9 años. Pensad ahora cuán lejos podría uno lanzar un objeto de 26 kg. Si queréis ser más exactos, dado que nuestras piernas suelen tener más fuerza que nuestros brazos, pensad en cuán lejos podríais lanzar a un niño de 8 años con ambas piernas, al estilo de la catapulta infernal de Campeones (no se os ocurra intentarlo con un niño de verdad). ¿Alcanzaría 100 metros? ¿50 metros? ¿25? Más bien no ¿verdad?
Carter es también más fuerte que los marcianos. Es una consecuencia lógica de lo anterior, dado que su musculatura se ha desarrollado con una gravedad mayor a la de los habitantes de Barsoom. Pero lo que ya no es tan lógico es que pueda romper cadenas de hierro, o arrancar un trozo de roca, como vemos en la película. No es que Carter se haya hecho más fuerte por algún elemento extraño de Marte, sino que los marcianos son más débiles al haber crecido en un ambiente de menor gravedad, y el és más fuerte que ellos solamente por comparación. Su fuerza sigue siendo la de un humano normal y corriente, y el hierro es hierro, aquí y en Marte. A menos que pensemos que los marcianos usan cadenas de algún material más cutre, no tiene sentido que Carter sea capaz de romperlas.
Hay otro detalle que en seguida llama la atención. Todos los personajes van bastante ligeros de ropa. Bien, esto es algo habitual en este tipo de ambientaciones fantásticas, pero resulta que Marte está bastante más lejos del Sol que nuestro querido planeta, por lo que sus temperaturas son mucho más bajas. Si bien en verano, en el ecuador marciano, pueden alcanzarse máximas de 35 ºC, la media está por debajo de 0 ºC, llegando a mínimas por debajo de -60 ºC, incluso en verano. No parece un clima adecuado para pasearse con el torso desnudo. Y si bien, los marcianos pueden estar aclimatados a esa temperatura, John Carter es un humano, y debería ponerse algo más que un taparrabos en un clima tan frío.
Es interesante señalar que la brutal diferencia de temperaturas entre la máxima y la mínima, es debido a que la atmósfera marciana es mucho menos densa que la nuestra (debido a la menor gravedad del planeta). En la Tierra, la atmósfera nos provee de cierta inercia térmica, suavizando la diferencia de temperatura entre el día y la noche (en la costa, la diferencia es aún menor, debido a la inercia térmica del mar). Pero en Marte, donde la presión atmosférica es de unas 0,006 atm, la diferencia de temperaturas entre el día y la noche es enorme.
Ya que hablamos de presión, no es necesario decir que un hombre no podría sobrevivir en Marte sin un traje espacial. No sólo lo necesitaría para recibir el oxígeno necesario (el 95.32% de la atmósfera marciana es CO2, y tan sólo un 0,13% es oxígeno), sino para sobrevivir a una presión 166 veces inferior a la terrestre. Aunque como ya he mencionado, la composición y densidad de la atmósfera marciana no era conocida en la época de Burrough.
Tomado de:
Mala Ciencia
Para los que no hayan visto la peli, y ni siquieran sepan de qué va, el resumen de rigor: John Carter es un oficial del ejército confederado, que se ve transportado misteriosamente (casi mágicamente) a Marte, al que sus habitantes llaman Barsoom. Debido a su baja gravedad, Carter es capaz de dar grandes saltos, y es comparativamente más fuerte que cualquier individuo de las dos especies de humanoides que habitan el planeta.
Vamos a obviar el que haya vida en Marte, similar a la nuestra. A principios del siglo XX, no se conocía la composición ni la densidad de la atmósfera marciana, y se especulaba con que pudiera haber realmente algún tipo de vida allí. Tenemos el famoso descubrimiento de los «canales» de Marte. Además, el color del planeta varía levemente de forma estacional, lo que algunos asociaban entonces al florecimiento de algún tipo de vegetación (como ocurre en nuestros campos). En aquella época, la vida en Marte era una posibildad bastante plausible para muchos.
Así que vamos al tema de la gravedad. Cuando Carter despierta en la superficie del planeta rojo, intenta caminar, y tropieza varias veces, dando largos saltos de forma involuntaria. Este detalle es bastante acertado. Cuando caminamos, ejercemos con nuestras piernas una fuerza determinada contra el suelo, y lo hacemos de forma instintiva. No nos paramos a pensar en cuánta fuerza tenemos que hacer. La gravedad de Marte es menor que la de la Tierra, así que si nos encontramos allí, es esperable que nuestros primeros pasos sean erráticos, y que ejerzamos demasiada fuerza sin darnos cuenta.
El problema es que durante la película, Carter llega a dar exagerados saltos de cien metros o más. En una ocasión, salta a lo largo de una ciudad, con un marciano adulto en brazos. La gravedad marciana es 0.376 veces la terrestre. Una persona con una masa de 70 kg, por ejemplo, tendría en Marte el mismo peso que una masa de 26 kg en nuestro planeta, que para hacernos una idea, es la que podría tener un niño de entre 8 y 9 años. Pensad ahora cuán lejos podría uno lanzar un objeto de 26 kg. Si queréis ser más exactos, dado que nuestras piernas suelen tener más fuerza que nuestros brazos, pensad en cuán lejos podríais lanzar a un niño de 8 años con ambas piernas, al estilo de la catapulta infernal de Campeones (no se os ocurra intentarlo con un niño de verdad). ¿Alcanzaría 100 metros? ¿50 metros? ¿25? Más bien no ¿verdad?
Carter es también más fuerte que los marcianos. Es una consecuencia lógica de lo anterior, dado que su musculatura se ha desarrollado con una gravedad mayor a la de los habitantes de Barsoom. Pero lo que ya no es tan lógico es que pueda romper cadenas de hierro, o arrancar un trozo de roca, como vemos en la película. No es que Carter se haya hecho más fuerte por algún elemento extraño de Marte, sino que los marcianos son más débiles al haber crecido en un ambiente de menor gravedad, y el és más fuerte que ellos solamente por comparación. Su fuerza sigue siendo la de un humano normal y corriente, y el hierro es hierro, aquí y en Marte. A menos que pensemos que los marcianos usan cadenas de algún material más cutre, no tiene sentido que Carter sea capaz de romperlas.
Hay otro detalle que en seguida llama la atención. Todos los personajes van bastante ligeros de ropa. Bien, esto es algo habitual en este tipo de ambientaciones fantásticas, pero resulta que Marte está bastante más lejos del Sol que nuestro querido planeta, por lo que sus temperaturas son mucho más bajas. Si bien en verano, en el ecuador marciano, pueden alcanzarse máximas de 35 ºC, la media está por debajo de 0 ºC, llegando a mínimas por debajo de -60 ºC, incluso en verano. No parece un clima adecuado para pasearse con el torso desnudo. Y si bien, los marcianos pueden estar aclimatados a esa temperatura, John Carter es un humano, y debería ponerse algo más que un taparrabos en un clima tan frío.
Es interesante señalar que la brutal diferencia de temperaturas entre la máxima y la mínima, es debido a que la atmósfera marciana es mucho menos densa que la nuestra (debido a la menor gravedad del planeta). En la Tierra, la atmósfera nos provee de cierta inercia térmica, suavizando la diferencia de temperatura entre el día y la noche (en la costa, la diferencia es aún menor, debido a la inercia térmica del mar). Pero en Marte, donde la presión atmosférica es de unas 0,006 atm, la diferencia de temperaturas entre el día y la noche es enorme.
Ya que hablamos de presión, no es necesario decir que un hombre no podría sobrevivir en Marte sin un traje espacial. No sólo lo necesitaría para recibir el oxígeno necesario (el 95.32% de la atmósfera marciana es CO2, y tan sólo un 0,13% es oxígeno), sino para sobrevivir a una presión 166 veces inferior a la terrestre. Aunque como ya he mencionado, la composición y densidad de la atmósfera marciana no era conocida en la época de Burrough.
Tomado de:
Mala Ciencia
18 de junio de 2013
¿Qué hay de cierto científicamente en «Good Bye, Lenin!»?
La película alemana estrenada en 2003 puede
ayudar a que nos preguntemos algunas cuestiones sobre el cerebro, el
estado de coma y cómo una persona puede permanecer inconsciente, tal y
como le ocurre a la madre del protagonista.
La película que reseñamos hoy, Good Bye, Lenin!, es una obra clásica del cine contemporáneo. Dirigida por Wolfgang Becker, y protagonizada por Daniel Brühl, aborda de forma crítica aspectos sobre un sistema comunista en caída libre, en 1989, y las rarezas de la llegada del capitalismo a Berlín, tras la caída del Muro.
Alex vive con su madre, Christiane, en la República Democrática Alemana, una mujer entregada al socialismo, que cuida de sus dos hijos desde que años atrás su marido se exiliara a la Alemania Occidental. Tras ver a su hijo en unos disturbios con la policía, la mujer pierde el conocimiento, y permanece en estado de coma durante ocho meses.
Transcurrido ese tiempo, todo ha cambiado en la vieja ciudad de Berlín. Cuando Christiane despierta, el Muro ya ha caído, y ha comenzado la reunificación de las dos Alemanias, entrando con fuerza el capitalismo sobre la capital. Para evitar el shock que podría sufrir su madre, que podría ver cómo sus ideas se han esfumado, Alex concibe con su familia y amigos un plan para hacerla creer que todo sigue igual tras despertar del coma.
¿Qué perspectiva científica podríamos extraer de la película? A priori, ninguna. Pero si escarbamos un poco más, me ha dado por pensar, revisando esta película, el lado más científico de las situaciones de los personajes. En particular, por qué entra la madre de Alex en coma, y qué sabemos hoy en investigación sobre la pérdida de consciencia y el estado del cerebro en estas situaciones.
La película que reseñamos hoy, Good Bye, Lenin!, es una obra clásica del cine contemporáneo. Dirigida por Wolfgang Becker, y protagonizada por Daniel Brühl, aborda de forma crítica aspectos sobre un sistema comunista en caída libre, en 1989, y las rarezas de la llegada del capitalismo a Berlín, tras la caída del Muro.
Alex vive con su madre, Christiane, en la República Democrática Alemana, una mujer entregada al socialismo, que cuida de sus dos hijos desde que años atrás su marido se exiliara a la Alemania Occidental. Tras ver a su hijo en unos disturbios con la policía, la mujer pierde el conocimiento, y permanece en estado de coma durante ocho meses.
Transcurrido ese tiempo, todo ha cambiado en la vieja ciudad de Berlín. Cuando Christiane despierta, el Muro ya ha caído, y ha comenzado la reunificación de las dos Alemanias, entrando con fuerza el capitalismo sobre la capital. Para evitar el shock que podría sufrir su madre, que podría ver cómo sus ideas se han esfumado, Alex concibe con su familia y amigos un plan para hacerla creer que todo sigue igual tras despertar del coma.
¿Qué perspectiva científica podríamos extraer de la película? A priori, ninguna. Pero si escarbamos un poco más, me ha dado por pensar, revisando esta película, el lado más científico de las situaciones de los personajes. En particular, por qué entra la madre de Alex en coma, y qué sabemos hoy en investigación sobre la pérdida de consciencia y el estado del cerebro en estas situaciones.
¿Qué significa para la neurociencia estar conscientes? ¿Cómo podemos evaluar si una persona está saliendo del coma o su cerebro se encuentra en estado vegetativo? ¿Existe algún tipo de escala que puedan usar los médicos para saber si los pacientes, como Christiane en la película, están conscientes o no? Hoy trataremos de responder a estas cuestiones.
Podríamos pensar que la diferencia entre una 'persona consciente' y una que no lo está, sería lo mismo que distinguir a una persona que está dormida de una que permanece despierta. Incluso, más que la observación empírica sobre si alguien mantiene los ojos abiertos o puede realizar diversos gestos o movimientos, podríamos usar herramientas médicas como el encefalograma para así detectar las distintas señales eléctricas del cerebro.
Desde hace años, la ciencia se esfuerza por definir exactamente qué es la consciencia. En un seminario organizado en 1983, ya se estableció que los límites de la consciencia eran difíciles de determinar de manera cuantitativa y satisfactoria. Pero quizás debamos plantear este concepto a la inversa. En otras palabras, si no sabemos establecer con claridad qué es la consciencia, probemos analizando los estados de no consciencia.
De esta manera, desde la psicología se diferencian en general tres 'desórdenes de la consciencia': el estado de coma, el estado vegetativo y lo que se conoce como estado de mínima consciencia. Estos tres conceptos son diferentes, y los pacientes que los sufren muestran diferentes capacidades cognitivas y motoras. Incluso hay quien habla de las personas anestesiadas como buenos individuos para evaluar los estados de consciencia controlada.
Lo que sí sabemos en muchos casos es el origen de los diferentes estados de inconsciencia. En particular, tal y como le ocurre a Christiane en la película, frecuentemente el coma o el estado vegetativo están provocados por un traumatismo. En estas situaciones, se sabe que existe daño cerebral localizado. Gracias a estos estudios y análisis, hoy sabemos que la responsabilidad sobre la consciencia recae en el conocido como sistema activador reticular ascendente o sistema SARA.
SARA está definido por los neurocientíficos como una compleja red neuronal en la que participan dos vías, de nombres un tanto complicados: la reticulotalamocortical y la extratalámica. Ambas rutas lo que hacen es trasladar la información sensorial a nuestra corteza cerebral, y en el caso de que seamos plenamente conscientes, podamos administrar de manera correcta esta información y procesarla.
Si analizamos la consciencia desde el punto de vista fisiológico, hay estudios que la dividen en dos componentes: el propio despertar y el contenido. El primero resulta interesante, ya que resulta lógico pensar que en el caso de personas sonámbulas, no existe una consciencia plena de su estado, a pesar de que sí sean capaces de realizar comportamientos motores complejos, como caminar. Respecto al segundo componente, el contenido, se entiende que es la suma de las funciones mentales cognitivas, las afectivas y otras funciones corticales superiores.
Y es que autores como Plum han dibujado el estado consciente en tres peldaños, que debemos ir ascendiendo a nivel cognitivo y motor, para percibir plenamente la realidad que nos rodea y nuestra propia situación individual:
- La capacidad de 'despertar' sería el primer nivel consciente, algo que entendemos no es posible en los ocho meses en que está en coma la madre de Alex en Good Bye, Lenin!
- En segundo lugar, ser consciente significaría regular nuestro estado en base a la función afectiva, la atención o la integración cognitiva. Es decir, no se trataría solo de 'abrir los ojos', sino de comenzar a detectar nuestras funcionalidades cerebrales. No solo estamos despiertos, también podemos sentir y percibir lo que ocurre a nuestro alrededor. En este segundo escalón dependemos de la integridad del sistema límbico, y también participan el hipotálamo, la amígdala, el cíngulo y el área septal del cerebro.
- Por último, en nuestro tercer peldaño de la consciencia, deberíamos encontrarnos con percepciones mucho más complejas, como la orientación respecto a nosotros mismos y al medio, la actividad motora o nuestra propia conducta.
Aunque ese último tema lo abordaremos otro día, lo cierto es que el cerebro sigue constituyendo un desafío misterioso para los investigadores, por lo que proyectos como el europeo Human Brain Project pueden ir ayudando a responder a algunas de estas intrigantes cuestiones. Quién sabe, quizás algún día podamos resolver de manera definitiva las dudas e interrogantes sobre la consciencia y las situaciones patológicas relacionadas.
Fuente:
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17 de mayo de 2013
La tecnología de Star Trek que se convirtió en realidad (y la que no)
¿2260 o 2013?
En 1966, Gene Roddenberry creó un programa de televisión que seguía las aventuras de la nave interestelar Enterprise mientras se desplazaba por ciertas zonas del cosmos a donde ningún hombre había llegado antes. La tripulación conoció a muchos alienígenas sexys, jugó con tribbles (animales del universo de la serie) e inclusive tuvieron un altercado con sus malvados clones en un universo paralelo.
Estando cerca el lanzamiento de la película “Star Trek: En la oscuridad”, es un buen momento para volver la vista atrás y ver qué tecnologías cautivantes de la serie original de 1966 se han convertido en realidad, o están en camino de serlo.
A continuación están algunos ejemplos de la tecnología de Star Trek en la era Shatner (el actor que personificó al capitán de la nave) que prácticamente ya está aquí.
Lea el artículo completo en:
PC World Perú
22 de abril de 2013
'Tierra prometida', la nueva película de Matt Damon, aviva el debate sobre el 'fracking'
Explotación de gas mediante fracking en Dakota del Norte (EEUU). | Reuters
El Parlamento de Cantabria -presidido por el Partido Popular- aprobó recientemente por unanimidad una ley que prohíbe el 'fracking' en la comunidad autónoma. Pero apenas 24 horas después, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, aseguraba que España no puede permitirse el lujo de perder de esta forma la carrera para la obtención de gas natural. De hecho, también sugirió que la propuesta de inclusión del 'fracking' en la ley de hidrocarburos hará que la normativa sobre esta técnica afecte a todas las comunidades autónomas. La polémica estaba servida.
La defensa de Soria de la técnica va siempre acompañada de la coletilla de que cualquier permiso de exploración necesita una declaración de impacto ambiental favorable. "Es positivo que se obligue a que la fractura necesite una declaración de impacto ambiental con independencia del volumen que se vaya a extraer. Pero la ley que se está tramitando en Industria también trata de quitarle competencias a las autonomías", asegura Paco Ramos, de Ecologistas en Acción. Esta organización y Amigos de la Tierra han organizado estos días un preestreno de la nueva película de Damon con pases especiales.
Retrasos para la industria
Para la industria, la necesidad de informes ambientales retrasa los plazos para solicitar autorizaciones para investigar el potencial gasístico de una zona de los cuatro meses que se tardaba hasta ahora, a los 18 meses que tardarán en lo sucesivo.Sin embargo, para los ecologistas esto no es suficiente. "La ley de Cantabria no es garantía definitiva de que no se hará 'fracking'", asegura Héctor de Prado, responsable del área de Cambio Climático y Energía de Amigos de la Tierra. "Suena a moratoria. Incluso los promotores de la norma admiten que podría ser algo temporal hasta que se consigan las salvaguardas ambientales necesarias", explica. De momento, la nueva legislación prohíbe los nuevos permisos, pero no se han derogado las seis autorizaciones que ya hay concedidas en la región.
Uno de los aspectos que más preocupa a los colectivos ecologistas es la posibilidad de que las aguas subterráneas cercanas a las explotaciones resulten contaminadas. Este tipo de gas no convencional se encuentra impregnado en la roca en pequeñas burbujitas y no en bolsas, como es habitual, por lo que su extracción es más difícil y costosa. Para lograrlo, la industria tiene que perforar túneles de hasta 5.000 metros de profundidad e introducir agua a presión mezclada con arena, productos químicos y, en ocasiones, incluso pequeños explosivos.
En España, el 80% de los permisos de investigación pedidos o concedidos está situado sobre acuíferos. Y, según un informe de Ecologistas en Acción, de ese 80%, el 56% son acuíferos calcáreos, mucho más sensibles a esta técnica debido a la capacidad de esta roca para que el agua circule.
Puede producir terremotos
La industria, representada por Shale Gas España, asegura que la fractura hidráulica se realiza a mucha más profundidad de la que alcanzan los acuíferos y que la parte superior se protege con tubos de acero y cemento de alta calidad para evitar la contaminación. Sus portavoces reconocen que el líquido que se recupera es un porcentaje menor del que se inyecta, pero aseguran que éste no tiene impactos sobre el terreno.Otro de los posibles riesgos del 'fracking' es la capacidad que tiene la técnica para interferir en la sismicidad de una zona. No obstante, Shale Gas España asegura que estos riesgos se pueden controlar haciendo estudios geológicos y evitando las zonas inestables.
En España hay multitud de permisos solicitados y concedidos para investigar el potencial gasístico. La industria estima que el 'fracking' podría cubrir las necesidades de gas españolas actuales durante 70 años. Para los ecologistas esa cifra es muy optimista y creen que en realidad no cubriría ni 35 años. La polémica ya ha salido de la gran pantalla.
Fuente:
El Mundo Ciencia
22 de marzo de 2013
Esta es la verdadera historia del guerrero número 13
Si has visto la película El guerrero número 13 (The 13th warrior), es posible que sepas que está basada en una novela de Michael Crichton llamada Devoradores de cadáveres (Eaters of the Dead). Lo que quizá no sepas es que el personaje interpretado por Antonio Banderas, Ibn Fadln, está inspirado en alguien real. Al igual que en el film, se llamaba Ahmad Ibn Fadlān ibn al-Abbās ibn Rāšid ibn Hammād, y era el secretario de un embajador enviado por el califa de Bagdad Al-Muqtadir para negociar con el rey de los búlgaros, en la región del Alto Volga, allá por el año 920.
Por desgracia para Ibn Fadlān y el resto
de su comitiva, el viaje, que estuvo plagado de peligros, nunca llegó a
buen término pues, cuando llevaban más o menos un año en el camino,
fueron interceptados por un grupo al que Ibn Fadlān denomina en su
crónica los rus o rūsiyyah, quienes los tomaron como prisioneros. Estos rūsiyyah,
gentes que habrían partido de la península de Escandinavia y se habían
establecido para comerciar en la región del Alto Volga eran, en opinión
de la mayor parte de los historiadores, un grupo de rudos y temibles vikingos (otros
autores sugieren un origen eslavo). A raíz de este fortuito encuentro,
Ahmad Ibn Fadlān se sintió fascinado por las costumbres de este pueblo, y
dejó por escrito sus impresiones sobre todo aquello que tuvo ocasión de
presenciar.
Durante mucho tiempo los expertos sólo conocían un fragmento de aquel manuscrito, titulado Risala
(literalmente, “descripción de un viaje”), que se había conservado a
través de un diccionario elaborado por el geógrafo y sabio sirio Yāqūt. Por suerte, en el año 1923 se descubrió una copia completa del texto de Ibn Fadlān en la Biblioteca de Astan Quds Razavi
(Irán). Hoy constituye una de las principales y más valiosas fuentes
históricas sobre estos antiguos pueblos del norte y sus costumbres.
Fotograma de ‘El guerrero nº13′ | Crédito: Touchstone Pictures
Así describía Ibn Fadlān a quienes se
habían convertido en sus inesperados amos: ”Nunca he visto personas con
un cuerpo tan perfecto, son como palmeras y rosados de piel. No llevan
quartac ni caftán, sino que los hombres llevan un vestido que les cubre
medio cuerpo (…) Cada uno lleva un hacha, una espada o un cuchillo. Las
espadas son de hoja ancha y las empuñaduras tienen adornos francos (…)
Cada individuo lleva, desde la raíz de las uñas hasta el cuello, árboles
verdes, imágenes y otras cosas (tatuajes) (…) Cada mujer lleva sobre el
pecho una cajita de plata, plomo o hierro, según lo rico que sea su
marido. Cada caja tiene un anillo al que va unido un cuchillo que
también reposa sobre el pecho. llevan collares de oro y plata alrededor
del cuello, porque cada hombre que posee 10.000 dirham hace forjar un
collar para su mujer; cuando tienen 20.000, dos, y etc., por lo que se
ven algunas mujeres con muchos collares”.
Para alguien de la refinada educación y
modales de Ibn Fadlān, algunas de las costumbres de los rudos vikingos
resultaban sin duda desagradables, en especial aquellas que tenían que
ver con la higiene (o más bien la falta de ella). De este modo recordaba
el enviado del califa de Bagdad la limpieza diaria de sus captores,
detalle que por cierto se refleja en una de las escenas de la película
protagonizada por Banderas:
“Son las criaturas más sucias de Alá. No
se lavan ni tras sus necesidades corporales, ni después de mantener
relaciones sexuales, ni mucho menos se lavan las manos después de comer
(…) Sin excepción, cada día se lavan el rostro y el cuerpo en el agua
más sucia e inmunda que se pueda imaginar. (…) Cada uno se suena la
nariz, escupe y se lava la cara y el cabello en el mismo recipiente”.
Fotograma de ‘El guerrero nº 13′ | Crédito: Touchstone Pictures.
Más interesantes son sus comentarios sobre algunas costumbres funerarias de los rūsiyyah, como el relato que realiza del funeral de un jefe vikingo:
“Me contaron que cuando muere uno de sus
jefes, consumen su cuerpo con fuego. Cuando supe que uno de sus líderes
había muerto, quise verlo con mis propios ojos. Primero lo dejaron en
su tumba (…) por espacio de diez días, hasta que hubieron terminado sus
ropas fúnebres (…) Juntaron sus bienes y los dividieron en tres partes.
La primera era para su familia. La segunda se gastó en las ropas y con
la tercera compraron bebidas que tomarían el día en que se quemara a una
muchacha para que muriese con su maestro”.
Esta insólita práctica, la del
sacrificio de un joven o una muchacha junto al fallecido, fue sin duda
una de las que más llamó la atención de Ibn Fadlān: “Cuando uno de sus
jefes muere, su familia pregunta a sus chicas y pajes: ‘¿Quién de
vosotros morirá con él?’ Uno responderá: ‘Yo’. Desde el momento en que
pronuncia esas palabras, ya no puede dar marcha atrás. Habitualmente, es
una de las chicas la que se ofrece voluntaria”.
A continuación, el musulmán refiere cómo
se procedió a realizar el ritual en el caso que tuvo oportunidad de
presenciar: “Cuando una joven respondió ‘Yo lo haré’, otras dos chicas
la acompañaron desde entonces, yendo con ella allá donde fuere. Mientras
la gente estaba preparando las ropas para el funeral del jefe, la chica
se entregó a la bebida y al canto, y fue alegre. Cuando llegó el día en
que el muerto y la chica serían devorados por las llamas, acudí al río
donde estaba su barco (…) Trajeron un sillón, lo colocaron en el barco y
lo cubrieron con ropas griegas doradas y acolchadas, con almohadas del
mismo material. Entonces vino una mujer a la que llamaban ‘Ángel de la
muerte’, y dispuso objetos sobre el sillón. Era ella quien debía matar a
la joven.
Fotograma de ‘El guerrero nº 13′ | Crédito: Touchstone Pictures.
Sacaron al muerto de su tumba y lo
vistieron. Lo llevaron al barco, sentándolo en el sillón acolchado,
apoyándolo en las almohadas, y trajeron las bebidas, las frutas y las
hierbas, colocándolas junto a él. (…) Mientras la chica caminaba de aquí
para allá, y después entró en una de las tiendas que había allí. Varios
hombres acudieron a la tienda para acostarse con ella, diciendo: ‘Dile a
tu maestro que hice esto sólo por amor hacia ti’”.
Finalmente llevaron a la muchacha al
barco y allí le hicieron beber una bebida con alcohol que la dejó
aturdida. “En este momento –recuerda Ibn Fadlān– los hombres comenzaron a
golpear sus escudos para ocultar el llanto de la joven (…) La tumbaron y
ataron de manos y piernas. El ‘Ángel de la muerte’ rodeó su cuello con
una cuerda y entregó los extremos a dos hombres para que tiraran de
ellos. Luego, con una gran daga la apuñaló entre las costillas mientras
los hombres la estrangulaban. Así murió”.
Cuando la joven estaba ya muerta, los
familiares del difunto prendieron fuego al barco, que no tardó en arder
por los cuatro costados. Ante la sorpresa y el horror de Fadlān, uno de
los vikingos le contestó: ”Vosotros los árabes sois tontos. Cogéis el
cuerpo de quien más respetáis, de quien más habéis honrado en vida, y lo
dejáis en la tierra donde será devorado por los gusanos y por la misma
tierra. Nosotros lo quemamos en un momento; así puede llegar pronto al
Paraíso”.
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