El 1 de setiembre, cuatro líderes indígenas asháninkas de la comunidad nativa Alto Tamaya–Saweto fueron asesinados por madereros ilegales en Ucayali, según informó La Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai).Esta información recién fue confirmada una semana después por la viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura, Patricia Balbuena.
Uno de ellos era Edwin Chota Valera (53), renombrado jefe de la comunidad de Alto Tamaya-Saweto,
ubicada a unos 95 kilómetros en dirección noroeste del Complejo de
Conservación del Purús. Su asesinato ha conmocionado las redacciones de The Wall Street Journal, The Guardian, BBC y varios medios internacionales.
Este caso es particularmente escandaloso porque Chota anunció su propia muerte hace un año
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El Útero de Marita
Cada vez hay más detalles sobre la salud mental del supuesto autor de la matanza en Colorado, James Holmes, que esta semana debe ser acusado formalmente del tiroteo en un cine que causó la muerte de 12 personas.
Se informó que el sospechoso estaba siendo tratado por un psiquiatra en la universidad donde estudiaba.
También se dijo que el individuo de 24 años había enviado a la universidad un cuaderno con apuntes donde describiía la matanza.
Los hechos han abierto una vez más el debate de si este tipo de actos son producto de un cerebro enfermo, o se trata de un hombre malvado que debe ser responsable por sus acciones y, por consiguiente, castigado por ellas.
Pero en las últimas décadas, gracias a los avances en la neurociencia y a que ahora es posible "observar" con escáneres el funcionamiento cerebral, los científicos han sido capaces de demostrar lo que ocurre en el cerebro de los seres violentos, sociópatas y psicópatas.
Ahora se sabe, por ejemplo, que los psicópatas
presentan anormalidades en las regiones cerebrales asociadas al
procesamiento de las emociones y las intenciones.
En un estudio reciente, publicado en Archives of General Psychiatry, el doctor Nigel Blackwood, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, sometió a escáneres cerebrales a unos 70 adultos varones acusados de crímenes violentos.
Algunos habían sido diagnosticados con trastorno de la personalidad antisocial, también llamado sociopatía, y otros tenían ese trastorno y además mostraban además psicopatía.
Encontró que los que tenían psicopatía mostraban volúmenes "significativamente más reducidos" de materia gris en la corteza prefrontal que los sociópatas y los adultos sanos.
"El daño en estas áreas está vinculado con una dificultad para empatizar con otras personas, una pobre respuesta al miedo y la angustia y una falta de emociones de autoconciencia, como culpabilidad o vergüenza" explica el científico.
"Poder identificar y diagnosticar a este subgrupo de individuos violentos con escáneres cerebrales tiene implicaciones importantes para el tratamiento" agrega.
Pero cuando se ven las acciones de estos individuos, como podría ser el caso de James Holmes, no todos están convencidos del argumento de "mi cerebro me hizo hacerlo".
Para algunos expertos, estos individuos están fingiendo una psicopatía para ser liberados de sus obligaciones y mitigar su responsabilidad criminal.
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El Mundo Ciencia
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Los hechos han abierto una vez más el debate de si este tipo de actos son producto de un cerebro enfermo, o se trata de un hombre malvado que debe ser responsable por sus acciones y, por consiguiente, castigado por ellas.
Neurociencia y cerebro
Hace cientos de años se considerada que la locura y las conductas insanas eran resultado de una posesión del demonio y por lo tanto la única cura posible era el exorcismo.Pero en las últimas décadas, gracias a los avances en la neurociencia y a que ahora es posible "observar" con escáneres el funcionamiento cerebral, los científicos han sido capaces de demostrar lo que ocurre en el cerebro de los seres violentos, sociópatas y psicópatas.
En un estudio reciente, publicado en Archives of General Psychiatry, el doctor Nigel Blackwood, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, sometió a escáneres cerebrales a unos 70 adultos varones acusados de crímenes violentos.
Algunos habían sido diagnosticados con trastorno de la personalidad antisocial, también llamado sociopatía, y otros tenían ese trastorno y además mostraban además psicopatía.
Encontró que los que tenían psicopatía mostraban volúmenes "significativamente más reducidos" de materia gris en la corteza prefrontal que los sociópatas y los adultos sanos.
"El daño en estas áreas está vinculado con una dificultad para empatizar con otras personas, una pobre respuesta al miedo y la angustia y una falta de emociones de autoconciencia, como culpabilidad o vergüenza" explica el científico.
"Poder identificar y diagnosticar a este subgrupo de individuos violentos con escáneres cerebrales tiene implicaciones importantes para el tratamiento" agrega.
Pero cuando se ven las acciones de estos individuos, como podría ser el caso de James Holmes, no todos están convencidos del argumento de "mi cerebro me hizo hacerlo".
Para algunos expertos, estos individuos están fingiendo una psicopatía para ser liberados de sus obligaciones y mitigar su responsabilidad criminal.
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