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11 de junio de 2019

Los perros perdieron el sentido de la solidaridad al domesticarse

Los lobos son mucho más generosos con sus compañeros de manada, según un estudio.


Hace unos 15.000 años algunos lobos dejaron de serlo. Se convirtieron en animales dóciles y leales a su nueva compañía, la humanidad. Durante ese proceso de domesticación, lobos asiáticos y europeos comenzaron a acompañar a las personas en sus asentamientos gracias a su capacidad para adaptar su dieta a las basuras que desechaban. Además, tenían una gran comprensión de los comportamientos sociales humanos y a estos les venían de perlas durante sus cacerías. Poco a poco, se fue asentando esa amistad hasta que los lobos se transformaron en perros domésticos. Y al jurar fidelidad a sus nuevos compañeros, perdieron el sentido de la solidaridad con su propia especie.

"Nuestros hallazgos ciertamente sugieren que los perros perdieron cierta prosocialidad entre ellos, en comparación con los lobos", explica Rachel Dale, investigadora especializada en el comportamiento animal. Su equipo acaba de publicar los resultados de su trabajo con estos dos grupos de animales y su sentido de la solidaridad. El estudio, publicado en PLOS One, muestra que los lobos mantienen con salud de hierro esta camaradería, mientras que los perros parecen haber perdido la propensión a ayudar al compañero. "Esto sugiere que durante la domesticación, los perros perdieron cierta confianza mutua y, por lo tanto, ya no necesitan tener tanta consideración por las necesidades de los perros como los lobos", concluye Dale, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.

Lea el artículo completo en: El País (España)

13 de diciembre de 2013

España: El hombre que vivió 12 años entre lobos

Otros casos conocidos

John Ssabunnya
  • Rochom Pngieng: hallada en 2007 en una localidad remota del noroeste de Camboya. Cuando la encontraron andaba desnuda, con el pelo largo y en cuatro patas. Se cree que pudo haber pasado 18 años en la selva.
  • John Ssabunnya (en la foto): vivió desde los dos años en la selva de Uganda, criado por monos. Fue encontrado en 1991 cuando tenía 14 años. A John le gusta cantar y practicar deportes.
  • Vicente Caucau: hallado en el sur de Chile en 1984, cuando tenía unos 10 años. Se cree que vivía entre pumas.
  • Víctor de Averyron: encontrado en Francia en 1799. El médico Jean Marc Gaspard Itard intentó enseñarle a hablar y a desarrollar una conducta social sin éxito. Su historia fue llevada al cine por François Truffaut.

Marcos Rodríguez Pantoja

Marcos no tiene animales en su casa porque es muy pequeña pero tiene
un patio lleno de flores y plantas.

La primera vez que Marcos Rodríguez Pantoja se sentó frente a un plato de sopa no supo qué hacer. Lo miró detenidamente, ahuecó la palma de su mano y la introdujo en él. El contacto con el líquido hirviendo le hizo pegar un salto y el plato acabó hecho trizas en el suelo.

Corría el año 1965 y él tenía 19 años, pero hacía más de una década que no se sentaba frente a un ser humano que le ofrecía algo para comer.
Venía de pasar 12 años solo en medio de la sierra, con lobos, cabras, serpientes y otros animales como única compañía.

"Los animales eran mi familia, mis amigos, todo"

Cuando era pequeño –"yo tendría unos 6 o 7 años", recuerda- su padre, que se había vuelto a casar, lo vendió a un cabrero que se lo llevó a Sierra Morena, un lugar agreste y de difícil acceso en el sur de España, para ayudar a un viejo pastor a cuidar su rebaño.

Al poco tiempo el pastor murió y Marcos se quedó solo. Más asustado de la gente -después de años de maltratos y golpizas que le propinaba su madrastra- que de la soledad del monte, Marcos nunca intentó regresar, hasta que lo encontró la Guardia Civil en el 65 y se lo llevó por la fuerza a Fuencaliente, un pequeño pueblo a los pies de Sierra Morena.

Aunque ya han pasado casi 50 años, Marcos todavía recuerda vívidamente su paso por la sierra y el impacto que le produjo el regreso.

En el monte


"Al principio yo lo pasé muy mal. No sabía qué comer, le tenía miedo a los animales y al viejo. Pero después nos hicimos amigos y con los bichos también. Y así fue como empecé a sentirme muy bien. ¡Me sentía estupendamente!, le dice Marcos a BBC Mundo.

"Para mí aquello era la gloria porque ya no me pegaban palizas", añade.

Lo poco que le enseñó el pastor antes de morir fue suficiente para que no pasase hambre. Aprendió a cazar conejos y perdices con trampas hechas de palillos y hojas, y a despellejar a los animales para aprovechar su carne y su piel.

Casa de Marcos

Marcos hizo pintar esta leyenda en la entrada de su casa.

"Para comer me guiaba por los bichos. Lo que comían ellos lo comía yo", cuenta. "Los jabalíes comían unas patatas que estaban enterradas. Las encuentran porque las huelen. Cuando iban a desenterrarlas yo les tiraba una piedra, ellos se escapaban y entonces yo me robaba las patatas".

Librado a su suerte, Marcos estableció un vínculo especial con los animales.

"Un día me metí en una lobera a jugar con unos cachorritos que vivían allí y me quedé dormido. Cuando desperté, la loba estaba cortando carne de ciervo para los cachorros. Yo traté de quitarle un pedazo, porque también tenía hambre y me pegó un zarpazo", dice imitando el gesto de la loba.

"Cuando terminó de alimentar a sus cachorros, me miró y me tiró un trozo de carne. No quería tocarlo porque pensé que me iría a atacar, pero me lo fue acercando con el hocico. Lo cogí, lo comí y ella se me acercó. Pensé que me iba a morder, pero sacó la lengua y me empezó a lamer. Después de eso, ya era uno más de la familia. Íbamos a todos lados juntos", recuerda.

Marcos cuenta además que tenía una serpiente como compañera.

El artículo completo en:

BBC Ciencia

26 de enero de 2013

Cómo la basura convirtió a los lobos en perros

Lobo

La costumbre de los perros de hurgan en el basurero podría estar vinculada a su domesticación.

Cualquiera que tenga un perro está acostumbrado a que su mascota hurgue en el basurero de la cocina en busca de comida cada vez que puede.

Este molesto comportamiento podría tener un trasfondo mucho más profundo de lo que parece, afirman los científicos.
Un estudio realizado por un equipo de investigadores estadounidenses y suecos publicado ayer en la revista Nature, demuestra que los perros tienen más genes involucrados en el metabolismo de almidones que los lobos. 

El hallazgo lleva a pensar que el cambio de alimentación fue un factor fundamental en la evolución del animal salvaje.

Nadie sabe exactamente cuándo o cómo nuestros antepasados se empezaron a vincular de manera tan cercana a los perros, pero la evidencia arqueológica indica que fue hace miles de años.

Una teoría sugiere que el comportamiento moderno de los perros surgió a partir de que los cazadores usaran a los lobos como guardas o compañeros de caza.

Pero otra teoría - la que sustenta el estudio - plantea que la domesticación se inició cuando los lobos empezaron a acercarse a los poblados en busca de comida, robándose los restos que dejaban las personas.

Esta costumbre se volvió cada vez más frecuente y como consecuencia, empezaron a vivir en torno a los seres humanos.

"Según esta segunda hipótesis, cuando nos volvimos sedentarios, y dependientes de la agricultura, creamos depósitos de desechos alrededor de nuestros asentamientos, que pronto se convirtieron en la fuente de alimentación de muchos lobos", explicó Erik Axelsson, de la Universidad de Uppsala.

"Estos lobos son los ancestros de los perros modernos", explicó Erik Axelsson la Universidad de Uppsala.

"Por eso, creemos que nuestros hallazgos concuerdan con la teoría de que el perro se desarrolló a partir de los basureros", le dijo a la BBC.


Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

20 de noviembre de 2012

Como "evolucionar" zorros en "perros" en 30 años

Conscientemente o no, el Hombre consiguió ir amansando a los lobos salvajes a lo largo de generaciones, de forma que hace unos 10.000 años ya se había creado una nueva especie: lobos domesticados, o perros.

Para dar una idea de lo fácil y rápido que puede darse esta conversión de una especia en otra distinta, tanto físicamente como en comportamiento, hoy vamos a ver la increíble historia de Dmitri Beliáyev.

Aunque el zorro nunca se ha domesticado (edit: de hecho el pueblo Yagán llegó a domesticar zorros, creando el perro yagán) , a este científico ruso y a su equipo se le ocurrió que quizás fuera posible hacerlo en pocas generaciones manteniendo un linaje de zorros en una granja bajo estricta selección reproductiva. Así que se pusieron manos a la obra, y los resultados fueron espectaculares.

Todo comenzó en el Instituto de Citología y Genética de Novosibirsk, en 1959. Comenzaron con 130 zorros, seleccionados de entre los salvajes por ser los que menos evitaban el contacto con personas.
En cada generación de animales, se les hacía pruebas objetivas de comportamiento siguiendo un riguroso protocolo (como las del primer vídeo de abajo):
  • El cuidador se acerca a la jaula.
  • 1 minuto cerca de la jaula cerrada.
  • 1 minuto con la puerta abierta, sin tocar al animal.
  • 1 minuto intentando tocar al animal.
  • 1 minuto con la puerta cerrada de nuevo.
Esto se grababa en vídeo y una misma persona evaluaba, de entre todos, los más dóciles. A esos es a los que más se les dejaba reproducirse.

El vídeo muestra un ejemplo de zorros normales (aunque no parezcan muy agresivos, ¡esperad a ver el resultado final para comparar!).

Zorros de comportamiento "normal" / "agresivo":



Al cabo de 10 generaciones, el 18% de los zorros mostraban conductas extremadamente dóciles. Lo más sorprendente del asunto es que no sólo se asimilaban cada vez más a los perros en conducta, sino también físicamente. Un vídeo vale más que mil palabras:

Zorros "mansos" / evolucionando hacia "perros":

 

 En la actualidad el experimento sigue adelante con vistas a estudiar más a fondo los vínculos entre el comportamiento y el ADN mediante comparación directa de los genes de los dos grupos de zorros. Durante los años 70 ya consiguieron demostrar (mediante trasplantes de embriones, etc...) que los cambios en la conducta eran puramente genéticos, heredados, por si quedaba alguna duda.

Fuente:

Ciencia Explicada 
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