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12 de octubre de 2014

Se atrasa el origen de la vida compleja

Uno de los grandes retos de la paleontología es saber de qué manera pudo brotar la vida multicelular a partir de los sencillos seres unicelulares, como las bacterias.

El hallazgo de un geobiólogo de la Universidad Virginia Tech, en colaboración con científicos de la Academia China de Ciencias, sugiere que esa revolución tuvo lugar bastante antes de lo que se pensaba.

Se trata de un fósil datado hace 600 millones de años, una época en que la comunidad paleontológica creía que la Tierra solo estaba habitada por criaturas extremadamente simples.

“Fósiles similares habían sido interpretados erróneamente como bacterias, eucariotas unicelulares, algas y formas de transición relacionadas con esponjas, anémonas y animales de simetría bilateral”, ha explicado Shunai Xiao, profesor de Virginia Tech y principal autor del descubrimiento.


Tras desenterrar el nuevo vestigio en la región china de Guizhou, Xiao y sus colaboradores han comprobado que mostraba signos de adhesión entre células, especialización y muerte celular programada, como los animales y plantas actuales. Hasta ahora solo se habían encontrado ejemplos de tal complejidad biológica en la fauna del Cámbrico, periodo que empezó hace 540 millones de años.

Fuente:

Muy

19 de mayo de 2014

¿Dónde nació el ají (chile)?


Chile

Es el fruto que se cultiva en más partes del mundo, pero nació en la región centro oriental de México.
Ingrediente indispensable en la cocina mexicana, sus primeros cultivos se remontan unos 6.500 años atrás.
Gracias a que Cristóbal Colón lo llevó a Europa, su uso como condimento se extendió por el mundo en pocos años.

Pero el exacto lugar de nacimiento del chile como cultivo domesticado no es un punto sino una región: un equipo de científicos acaba de determinar que el lugar en que se plantaron los primeros chiles para consumo humano es más al sur de lo que se pensaba, en la región centro oriental de México.

Chile

El chile es el cultivo de una especia más extendido del mundo.

Liderados por investigadores de la Universidad de California-Davis, en Estados Unidos, los expertos ubicaron el lugar de nacimiento del preciado condimento en un área que se extiende desde el sur de Puebla al norte de Oaxaca y al sureste de Veracruz.

Esta región, además, es diferente de las zonas de origen que se han sugerido para el frijol y el maíz común, que presumiblemente se domesticaron en el oeste de México.

La novedad, explican los científicos en su estudio, es que su análisis se basa en evidencias lingüísticas y ecológicas, además de la información arqueológica y genética más tradicional.

"Identificar el origen del chile no es sólo un ejercicio académico", dijo Paul Gepts, autor principal del trabajo que publica la revista Proceedings of the National Academy of Science.

"Al trazar la ascendencia de cualquier planta domesticada podemos entender mejor la evolución genética de esa especie y el origen de la agricultura, un gran paso en la evolución humana en diferentes partes del mundo", explicó Gepts.

"Esta información, a su vez, nos equipa mejor para desarrollar mejores programas de conservación genética y aumenta la eficiencia de los programas de mejoramiento genético, que serán muy importantes en el trabajo para hacer frente al cambio climático y proveer alimentos para una población global en rápido crecimiento", añadió el científico.

Protolenguas

Chile

Los chiles crecen en arbustos perennes que dan docenas de frutos. 

Como destaca Gary P. Nabhan, etnobiólogo de la Universidad de Arizona y coautor del estudio, esta es la primera investigación que integra varias líneas de evidencia para determinar dónde, cuándo y en qué condiciones ecológicas, y por quién fue domesticada una planta de alcance global.

Para su investigación los científicos se fijaron en las lenguas históricas en busca de la prueba lingüística más temprana del chile cultivado, además de los enfoques más tradicionales.

Así, como recogen en su estudio, la lengua protootomangue (previa a la familia lingüística a la que pertenecen el zapoteco y el mixteco) tenía una palabra para designar el chile hace unos 6.500 años.

Los científicos también desarrollaron un modelo de distribución de las especies de plantas emparentadas con el ají para predecir el medio ambiente más adecuado para el chile.

De esta forma, vieron que estos apreciados arbustos crecen en lugares con una temperatura anual media de 24ºC, lo que concuerda con el clima de la región señalada durante el Holoceno medio, es decir, hace unos 6.000 años.

La evidencia genética parecía apuntar más hacia el noreste de México como área de la domesticación del chile.

Sin embargo, los autores observaron que había en conjunto más pruebas de las otras líneas de investigación que apoyaban la región centro este como la zona de origen del famoso chile.

Fuente:

BBC Ciencia

11 de enero de 2014

La chispa de la vida: El experimento de Miller, sesenta años después


Durante 2013 estamos celebrando el sexagésimo aniversario del annus mirabilis en el que se produjeron tres hitos científicos con los cuales se inició la era de la biología molecular. Como es ampliamente conocido, en 1953 J.D. Watson y F.H.C. Crick publicaron la estructura en doble hélice del ADN, en base a los datos experimentales que habían obtenido otros investigadores entre los que destaca la gran química y cristalógrafa R.E. Franklin. Además, ese mismo año se publicó por F. Sanger y E.O.P Thompson la primera secuencia de aminoácidos de una proteína, en concreto la insulina bovina. Y el tercer fruto de la excelente cosecha del 53, a pesar de no haber sido galardonado con el Premio Nobel como los dos anteriores, fue un experimento que pronto se convertiría en uno de los más famosos y revolucionarios de la historia: el “experimento de Miller”.

Pero, ¿quién fue ese científico al que todos asociamos con el dibujo de un extraño conjunto de matraces y tubos de vidrio que aparecía en nuestros libros de texto? La respuesta rápida sería: uno de los químicos más relevantes del siglo XX. Stanley L. Miller nació en 1930 en Oakland, California, y tras manifestar una vocación temprana por la ciencia se licenció en Química por la Universidad de Berkekey en 1951. En septiembre de ese mismo año comenzó su doctorado en la Universidad de Chicago, y durante varios meses estuvo buscando un director de tesis para iniciar su carrera investigadora.

Dado que en principio la ciencia experimental le parecía demasiado laboriosa, comenzó trabajando con el prestigioso físico teórico Edward Teller sobre los modelos de síntesis de elementos en las estrellas. Pero durante ese tiempo asistió a un seminario sobre el origen de la Tierra y la atmósfera primitiva de nuestro planeta, impartido por el Premio Nobel Harold C. Urey, y lo que escuchó le llevó a dar un giro a su vida profesional. Así, en septiembre de 1952 Miller decidió cambiar su tema de tesis, y tuvo la osadía de proponer a Urey la realización en su laboratorio de un experimento radicalmente distinto a todos los que se habían llevado a cabo hasta entonces.

Como el joven licenciado dijo al eminente geoquímico, si tal experimento era exitoso serviría para corroborar las hipótesis del propio Urey, que a su vez estaban basadas en la ideas de Aleksandr I. Oparin sobre el origen de la vida en una atmósfera compuesta por gases fuertemente reductores derivados del vulcanismo. El experimento propuesto consistía en mezclar los gases que se consideraban presentes en la atmósfera terrestre primitiva –metano, amoníaco, hidrógeno y vapor de agua–, y comprobar si al reaccionar entre sí podrían producir compuestos orgánicos fundamentales para la vida. Para ello se debía trabajar en ausencia de oxígeno, y lógicamente el experimento tenía que llevarse a cabo en condiciones abióticas, excluyendo la participación de cualquier agente o actividad biológica durante el proceso. Por tanto, era necesario esterilizar todo el material que se iba a utilizar. Además, se requería una fuente de energía que simulara los aportes energéticos que existieron en nuestro convulso planeta antes de la aparición de la vida. Pero el estudiante al que meses antes no parecían interesarle los experimentos estaba dispuesto incluso a fabricar todos los aparatos necesarios para probar su hipótesis.

 

El artículo completo en:

NAUKAS

30 de septiembre de 2013

La Tierra dejará de ser habitable dentro de 1.750 millones de años

Imagen de la Tierra captada por satélites de la NASA. | Efe

Imagen de la Tierra captada por satélites de la NASA. | Efe
  • 'Sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor'

Las condiciones de habitabilidad de la Tierra durarán por lo menos otros 1.750 millones de años, según concluyen astrobiólogos de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido. Los resultados de su investigación, publicados este jueves en la revista 'Astrobiology', revelan el tiempo de habitabilidad en el planeta Tierra, sobre la base de nuestra distancia del sol y temperaturas a las que es posible que el planeta tenga agua líquida.

El equipo de investigación observó las estrellas en busca de inspiración y, mediante el uso de planetas recientemente descubiertos fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas), como ejemplos, analizaron el potencial de estos planetas para albergar vida.

El director del estudio, Andrew Rushby, de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, ha detallado que se ha utilizado "el concepto de zona habitable para hacer estimaciones". "Es la distancia de la estrella de un planeta en la que las temperaturas son propicias para tener agua líquida en la superficie", ha precisado.

"Hemos utilizado los modelos de evolución estelar para estimar el final de la vida útil habitable de un planeta por la determinación de cuándo dejará de estar en la zona habitable. Estimamos que la Tierra dejará de ser habitable en algún lugar entre 1.750 y 3.250 millones de años. Después de este punto, la Tierra estará en la zona caliente del sol, con temperaturas tan altas que los mares se evaporarán. Habrá un evento de extinción catastrófica y terminal para todas las vidas", ha indicado.

"Por supuesto, las condiciones de los seres humanos y otras formas de vida complejas se volverán imposibles mucho antes, algo que está acelerando el cambio climático antropogénico. Los humanos tendrían problemas con incluso un pequeño aumento en la temperatura y, cerca del final, sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor", ha adelantado el experto.

"Mirando hacia el pasado una cantidad similar de tiempo, sabemos que hubo vida celular en la tierra. Tuvimos insectos hace 400 millones de años, los dinosaurios hace 300 millones de años y plantas florecientes hace 130 millones de años. Los seres humanos anatómicamente modernos sólo han existido durante los último 200.000 años, lo que supone que se necesita un tiempo muy largo para que se desarrolle la vida inteligente", prosigue.

A su juicio, la cantidad de tiempo habitable de un planeta es muy importante porque informa de la posibilidad de evolución de la vida compleja, que es la que probablemente requiera más un período de condiciones de habitabilidad. "La medición de habitabilidad es útil porque nos permite investigar la posibilidad de que otros planetas alberguen vida y comprender que la etapa de la vida puede estar en otro lugar de la galaxia", ha señalado.

Tras apuntar que gran parte de la evolución es cuestión de suerte, ha indicado que se sabe que complejas especies inteligentes como los humanos no podían existir después de sólo unos pocos millones de años, ya que a los hombres les ha costado evolucionar un 75% de toda la vida útil habitable de la Tierra. "Creemos que es probable que haya una historia similar en otro lugar", ha explicado.

Los astrónomos han identificado casi mil planetas fuera de nuestro sistema solar, algunos de los cuales fueron analizados por este equipo de expertos, estudiando la naturaleza evolutiva de la habitabilidad planetaria con el tiempo astronómico y geológico. "Comparamos la Tierra con ocho planetas que se encuentran actualmente en su fase habitable, incluyendo Marte. Encontramos que los planetas que orbitan estrellas de masa más pequeñas tienden a tener zonas de vida más habitables", ha relatado.

Uno de los planetas sobre el que aplicaron su modelo fue Kepler 22b, que tiene un tiempo habitable de entre 4.300 millones y 6.100 millones de años. Otro es Gliese 581d, un planeta que puede ser cálido y agradable durante diez horas durante todo el tiempo que nuestro sistema solar ha existido, con un espectacular tiempo habitable de entre 42.400 millones hasta 54.700 millones de años.

Mudanza a Marte

"Hasta la fecha, no se ha detectado un planeta como el terrestre. Pero es posible que haya un planeta habitable, similar a la Tierra, a 10 años luz, que está muy cerca en términos astronómicos. Pero llegar a él tomaría cientos de miles de años con la tecnología actual. Si alguna vez necesitamos movernos a otro planeta, Marte es probablemente nuestra mejor apuesta, ya que está muy cerca y se mantendrá en la zona habitable hasta el final de la vida del Sol, unos 6.000 millones de años a partir de ahora", ha concluido.
Tomado de:

19 de septiembre de 2013

La NASA no halla rastros de metano en el aire de Marte

Marte

Puede que las muestras halladas anteriormente hayan resultado de la mala interpretación de datos.

La búsqueda de vida en Marte sufrió un revés este jueves, luego de que el robot de la NASA, Curiosity, no encontrara restos de metano en la atmósfera del planeta.

El gas es un indicador clave de la presencia de organismos vivos.

Aunque algunos restos habían sido detectados anteriormente por telescopios y satélites, los científicos de la NASA dijeron que los sofisticados sistemas de detección del robot no encontraron ningún indicio del gas, tras ocho meses de análisis.

Según los investigadores, es posible que las muestras de metano encontradas anteriormente hayan sido el resultado de una mala interpretación de los datos.

El Curiosity ha estado explorando la superficie de Marte desde su aterrizaje en agosto pasado.
 
Fuente:
 
BBC Ciencia

12 de septiembre de 2013

La vida podría haber comenzado en Marte

¿Por qué no hay vida en Marte?
  • No hay campo magnético: el de Marte desapareció hace cuatro mil millones de años, lo que permitió al viento solar remover la atmósfera del planeta.
  • La atmósfera perdida: Marte tiene sólo 1% de la presión atmosférica de la Tierra, por lo que el calor del Sol se escapa hacia el espacio y hace que el planeta sea muy frío.
  • Demasiado frío para el agua líquida: Marte se ubica fuera de la llamada Zona Goldilocks o habitable, donde la temperatura apenas alcanza para mantener líquida el agua, esencial para la vida tal como la conocemos.
 Pero a pesar de ello podríamos tener ancestros marcianos.



La superficie de Marte era más propicia para la vida hace miles de millones de años.

La vida podría haber comenzado en Marte antes de llegar a nuestro planeta, según se planteó en una importante conferencia científica.

Nuevas investigaciones apuntan a que el planeta rojo era un lugar más propicio que la Tierra para el puntapié inicial biológico hace miles de millones de años.
El científico Steven Benner expuso los detalles de esta teoría en la conferencia Goldschmidt, un evento organizado por la Asociación Europea de Geoquímica, que este año se realiza en Florencia, Italia.

La idea se basa en cómo se ensamblaron las primeras moléculas necesarias para la vida.

Una de las preguntas que los expertos llevan años tratando de responder es cómo los átomos se juntaron por primera vez para formar los tres componentes moleculares fundamentales de los organismos vivos: ARN (ácido ribonucleico), ADN (ácido desoxirribonucleico) y proteínas.

Marte

Los científicos creen que la vida pudo haber comenzado en Marte y luego llegar hasta la Tierra. 

Las moléculas que se combinaron para formar material genético son mucho más complejas que la "sopa" prebiótica y primordial de productos químicos (basados en el carbono) que, según se piensa, existió en la Tierra hace más de tres mil millones de años. El ARN, parece, fue el primero en aparecer.

Pero la energía del calor o la luz por sí solas añadidas a las moléculas más básicas de la "sopa" no forman ARN: generan en cambio un material similar al alquitrán.

Para tomar forma, el ARN requiere la acción de átomos "formadores" de la superficie cristalina de minerales.

De acuerdo con Benner, los minerales más efectivos para modelar ARN se habrían disuelto en los océanos de aquella temprana Tierra. Sin embargo, eran más abundantes en Marte.

Esto sugiere que la vida comenzó allí antes de ser transportada a nuestro planeta en meteoritos, sostiene el científico del Instituto Westheimer de Ciencia y Tecnología en Gainesville, Estados Unidos.

Aunque la idea de que la vida se originó en Marte y desde allí llegó a la Tierra se ha discutido con anterioridad, las proposiciones de Benner le añaden un nuevo giro.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

17 de agosto de 2013

¿Podría existir la vida en un universo sin interacción débil?

Existen cuatro interacciones fundamentales en el universo conocido: la gravitatoria, la electromagnética y las dos nucleares: la fuerte y la débil. La primera es responsable de que existan los planetas, estrellas y galaxias, por ejemplo; la segunda de que la luz del Sol llegue hasta nosotros; la tercera explica que existan los núcleos atómicos.


Actualmente, la gran mayoría de los físicos y cosmólogos creen que nuestro universo se originó en un acontecimiento singular conocido como Big Bang. Cuando se generaron los protones, las partículas con carga positiva que constituyen, junto a los neutrones, los núcleos atómicos de todos los elementos que conocemos, la cuarta de las fuerzas fundamentales aludida en el párrafo anterior, fue la responsable de que grupos de cuatro protones se fusionasen para dar lugar a núcleos de helio-4 (formados por dos protones y dos neutrones, de ahí el 4, que indica el número másico). De hecho este es el proceso mediante el que nuestra estrella madre, el Sol, produce la energía que nos llega en forma de luz y calor a la Tierra.

Resulta muy difícil imaginar un universo en el que no estuvieran presentes las cuatro fuerzas fundamentales anteriores, especialmente las tres primeras. Sin embargo, parece ser que la cuarta de ellas, la fuerza nuclear débil, no es tan restrictiva como pudiera pensarse. Al menos esto es lo que han demostrado los físicos Alejandro Jenkins y Gilad Pérez, quienes han llevado a cabo una serie de simulaciones con ordenador en las que analizan la posibilidad de la existencia de universos capaces de albergar vida en ausencia de la interacción nuclear débil. Y han llegado a unas conclusiones, cuando menos, inesperadas.


Lea el artículo completo en:

El Tercer Precog

15 de marzo de 2013

Marte alguna vez tuvo las condiciones para albergar vida

(CC) NASA

(CC) NASA

Para la NASA, una de las preguntas fundamentales que el Curiosity debía responder estando en suelo marciano era si el planeta rojo tuvo alguna vez las condiciones para albergar vida. Ahora, los científicos de la agencia estadounidense ahora aseguran que ya conocen la respuesta: Sí.

Un análisis realizado al polvo de una roca sedimentaria que Curiosity taladró en un lecho cercano al Cráter Gale el mes pasado reveló que la roca contenía sulfuro, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono; los que son algunos de los ingredientes químicos básicos para la vida.

Los datos indican que probablemente el lecho donde está explorando el rover Curiosity, conocido como la Bahía Yellowknife, fue donde desembocaba un antiguo sistema de ríos –o era el lecho de un lago intermitente– que debió entregar la energía química y otras condiciones favorables para los microbios.

El rango de los ingredientes químicos que hemos identificado en la muestra es impresionante, y la presencia de sulfatos y sulfuros sugiere una posible fuente de energía química para microorganismos“, aseguró Paul Mahaffy, un científico de la NASA.

Links:
-NASA Rover Finds Conditions Once Suited for Ancient Life on Mars (NASA)
-Curiosity rover finds conditions once suited for ancient life on Mars (Phys.org)

Tomado de:

FayerWayer

24 de octubre de 2012

Calentamiento global dejó a la Tierra sin vida durante cinco millones de años

Un nuevo estudio indica que antes del período Triásico la falta de plantas dejó a la Tierra con temperaturas sobre los 50°C.
La Tierra en el período Pérmico  
 
© Dr. Ron Blakey
La Tierra en el período Pérmico

Un nuevo estudio sugiere que las extinciones previas al período Triásico ocurrieron debido a que los animales y plantas no podían soportar el calor.

Entre 247 y 252 millones de años atrás, la Tierra estaba tratando de sobrellevar una extinción en masa conocida como el período Pérmico. Al desaparecer la mayoría de plantas y animales, la Tierra se comenzó a calentar, y la poca vida que quedaba en el ecuador comenzó a tener problemas para sobrevivir. 

Sin plantas que se alimentaran del dióxido de carbono, "la Tierra se convirtió en un invernadero sin control" señala Paul Wignall, paleontólogo de la Universidad Leeds de Inglaterra y co-autor de la investigación. Las pocas formas de vida que habían sobrevivido a la extinción Pérmica, tales como caracoles y almejas, murieron instantáneamente, dejando a la Tierra con la zona intertropical sin vida por cinco millones de años. Por mucho tiempo, los científicos se preguntaron por qué a nuestro planeta le tomó tanto tiempo recuperarse de la extinción, y este nueva investigación encontró la respuesta en las temperaturas.

Para el estudio, Wignall y sus colegas estudiaron pequeños fósiles encontrados en mares poco profundos al sur de China, el cual en ese tiempo correspondía al ecuador. 

Al estudiar los isótopos de oxígeno de los fósiles, los investigadores encontraron que los mares post Pérmicos del ecuador llegaron a tener temperaturas sobre los 40° Celsius, mientras que en la superficie habían temperaturas entre los 50 y 60°C, niveles que los autores señalan son "letalmente calientes" tanto para la vida marina como para la terrestre. Con esos grados además, la fotosíntesis es imposible.
Las temperaturas actuales fluctúan entre los 25 y los 30 grados. 

En el estudio, los autores concluyen que este fenómeno podría ocurrir nuevamente (la temperatura de la Tierra ha aumentado en 0.8°C desde 1880), sin embargo toda la vida sobre el planeta se tendría que extinguir, lo cual Wignall apunta como "un escenario poco probable bajo nuestro estado actual".

Fuente:

La Tercera

5 de octubre de 2012

¿Llegaron del espacio las primeras bacterias?

asteroides-choque
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Aunque no sabemos si la vida se originó fuera de la Tierra, un nuevo estudio publicado en la revista Astrobiology demuestra que, al menos el transporte de microorganismos entre planetas, es técnicamente posible. Estos hallazgos apoyan la teoría de la litopanspermia, que postula que las formas de vida básica se pudieron dispersar por el Universo a bordo de rocas expulsadas de los planetas por erupciones volcánicas o colisiones de asteroides.

Los investigadores, de la Universidad de Princeton (EEUU), demuestran en su trabajo que el transporte interplanetario de bacterias es posible si los planetas están lo suficientemente cerca entre sí como para intercambiar porciones de material sólido. Para ello, realizaron simulaciones por ordenador del cúmulo de estrellas en el que se formó el Sol y comprobaron que la litopanspermia es posible debido al proceso de transferencia débil, en el que los fragmentos sólidos se alejarían lentamente de la órbita de un objeto y pasarían a la órbita de otro. "Esta investigación demuestra que la litopanspermia es un hecho factible", afirma Edward Belbruno, de la Universidad de Princeton. "De corroborarse este mecanismo, las implicaciones para el estudio de la vida en todo el Universo serían enormes. Este proceso de intercambio de microorganismos podría haber ocurrido en cualquier parte", añade.

Por otro lado, para demostrar completamente la teoría sería necesario comprobar que los microorganismos pueden sobrevivir tanto al viaje a través del espacio, como a los impactos de la salida del planeta de origen y de la llegada al destino.


Y además…


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21 de septiembre de 2012

Un estudio sobre virus gigantes sacude el árbol de la vida

Artículo publicado por Diana Yates el 13 de septiembre de 2012 en la Universidad de Illinois

Un nuevo estudio sobre virus gigantes apoya la idea de que los virus son organismos vivos antiguos, y no remanentes moleculares inanimados y desbocados, como algunos científicos han defendido. El estudio puede cambiar la forma del árbol familiar universal, añadiendo una gran cuarta rama a las tres que la mayor parte de los científicos están de acuerdo que representan los dominios fundamentales de la vida.

Los nuevos hallazgos aparecen en la revista BMC Evolutionary Biology.



El árbol de la vida © by AJC1

Los investigadores usaron un método relativamente nuevo para investigar el pasado lejano. En lugar de comparar las secuencias genéticas, que son inestables y cambian rápidamente con el tiempo, buscaron pruebas de eventos pasados en dominios tridimensionales de proteínas. Este diseño estructural, llamado plegamiento, es un fósil molecular relativamente estable – como los huesos animales o humanos – que ofrece pistas de antiguos eventos evolutivos, dice el profesor de Ciencias de los Cultivos de la Universidad de Illinois y el Instituto de Biología Genómica Gustavo Caetano-Anollés, que lideró el análisis.

“Como los paleontólogos, observamos las partes del sistema y cómo cambian con el tiempo”, dice Caetano-Anollés. Algunos plegamientos de proteínas aparecen solo en un grupo o en un subconjunto de organismos, dice, mientras que otros son comunes a todos los organismos estudiados hasta el momento.

“Hacemos unas suposiciones muy básicas sobre que las estructuras que aparecen más a menudo y en más grupos son las más antiguas”, comenta.

La mayor parte de trabajos de documentación de las relaciones entre todos los seres vivos han dejado a los virus fuera de la ecuación, dice Caetano-Anollés.

“Siempre hemos estado buscando ese último ancestro común universal comparando células”, dice. “Nunca añadimos los virus. Por lo que los pusimos en la mezcla para ver de dónde procedían”.

Los investigadores llevaron a cabo un censo de todos los plegamientos de proteínas que tuvieron lugar en más de 1000 organismos que representaban bacterias, virus, los microbios conocidos como arqueas y todo el resto de seres vivos. Los investigadores incluyeron virus gigantes debido a que son grandes y complejos, con genomas que rivalizan – y en casos superan – la herencia genética de las bacterias más simples, dice Caetano-Anollés.

“Los virus gigantes tienen una maquinaria increíble que parece ser muy similar a la que tienes en tus células”, dice. “Tienen cierta complejidad y tenemos que explicar el porqué”.

Parte de esta complejidad incluye a las enzimas implicadas en la traducción del código genético en proteínas, dice. Los científicos quedaron impresionados al encontrar estas enzimas en virus, dado que los virus carecen de la maquinaria de creación de proteínas y deben incautar las proteínas del huésped para que haga el trabajo por ellos.

En el nuevo estudio, los investigadores cartografiaron las relaciones evolutivas entre la herencia proteica de cientos de organismos y usaron la información para construir un nuevo árbol universal de la vida que incluía los virus. El árbol resultante tenía cuatro ramas claramente diferenciadas, cada una representando un “supergrupo” distinto. Los virus gigantes formaron una cuarta rama del árbol, junto con las bacterias, las arqueas y las eucariotas (plantas, animales y el resto de organismos con células con núcleo).

Los investigadores descubrieron que muchos de los plegamientos de proteínas más antiguos – los encontrados en la mayor parte de los organismos celulares – también estaban presentes en los virus gigantes. Esto sugiere que estos virus aparecieron en la evolución en una etapa bastante temprana, cerca de la raíz del árbol de la vida, dice Caetano-Anollés.

El nuevo análisis se añade a las pruebas de que los virus gigantes originalmente eran mucho más complejos de lo que son hoy y experimentaron una drástica reducción en sus genomas con el tiempo, señala Caetano-Anollés. Esta reducción probablemente explica su adopción final del estilo de vida parasitario, dice. Él y sus colegas sugieren que es más probable que los virus gigantes sean los ancestros originales que los virus más pequeños con genomas reducidos.

Los investigadores también encontraron que los virus parecía ser la clave “diseminadores de información”, dice Caetano-Anollés.

“La estructura de proteínas que otros organismos comparten con los virus tienen una cualidad concreta, está (más ampliamente) distribuida que otras estructuras”, dice. “Cada una de estas estructuras es un increíble descubrimiento de la evolución. Y los virus distribuyen esta novedad”, comenta.

La mayor parte de los estudios sobre virus gigantes “apuntan en la misma dirección”, dice Caetano-Anollés. “Y este estudio ofrece más pruebas de que los virus están incrustados en el tejido de la vida”.

Autor: Diana Yates
Fecha Original: 13 de septiembre de 2012

Enlace Original


Tomado de:

30 de abril de 2012

Descubierto un microorganismo que no encaja en ninguna de las ramas del árbol de la vida

Fue hallado en un lago de Noruega y podría ser el primer pariente del hombre.

Este diminuto organismo unicelular es una de las criaturas más viejas del mundo y no encaja en ninguna de las categorías conocidas del árbol de la vida. 


El primer pariente del hombre, hallado en un lago noruego
 

Esta diminuta criatura que se observa en la imagen puede ser el «pariente» más antiguo de la especie humana. El organismo unicelular hallado en el fango de un lago de Noruega parece ser uno de los más viejos del mundo -se desarrolló hace mil millones de años-, y los científicos, después de examinarlo durante años, son incapaces de colocarlo en ninguno de los reinos conocidos del árbol de la vida. Es decir, no es un animal, ni un vegetal, ni un hongo, ni una bacteria ni un alga...

«Hemos encontrado una rama desconocida en el árbol de la vida que vive en este lago. ¡Es único!», dice el investigador de la Universidad de Oslo Kamran Shalchian-Tabrizi. «Hasta ahora no conocíamos ningún otro grupo de organismos que desciendan desde más cerca de las raíces del árbol de la vida que esta especie», a la que han clasificado como un nuevo género llamado Collodictyon. Los científicos creen que el descubrimiento puede arrojar luz sobre el aspecto de la vida en la Tierra hace cientos de millones de años.

El Collodictyon vive en el fango del pequeño lago As a 30 kilómetros al sur de Oslo. Se alimenta de algas, tiene cuatro flagelos (hélices con aspecto de cola que utiliza para moverse) y mide de 30 a 50 micrómetros de largo, por lo que solo puede ser visto con un microscopio.

Al igual que las plantas, hongos, algas y animales, incluidos los seres humanos, los Collodictyon son miembros de la familia eucariota que, a diferencia de la bacterias, poseen su material hereditario encerrado dentro de una doble membrana, la envoltura nuclear.

Canibalismo

«No son criaturas sociables», dice Klaveness Dag, uno de los autores de la investigación, que ha criado millones de estos pequeños organismos para su estudio. «Crecen mejor solos. Una vez que han tomado su alimento, el canibalismo está a la orden del día».

«Es fascinante que todavía podemos encontrar este tipo de organismos después de tantos años», admite Tabrizi. «Ha estado aquí durante millones de años y no lo hemos visto hasta ahora».

El Collodictyon fue encontrado por primera vez en el lago hace unos 20 años por científicos la Universidad de Oslo. Los investigadores reconocieron que era inusual, pero «no sabían lo importante que era».

Fuente:

19 de diciembre de 2011

Nanotecnología para explicar el origen de la vida

NASA-Astrobiology

NASA-Astrobiology

A día de hoy aún no existe un modelo científico generalizado para explicar el origen de la vida. Una de las hipótesis más recientes mantiene que las superficies podrían haber jugado un papel clave: cerca de una fuente hidrotermal, sobre las superficies de las chimeneas submarinas, las primeras moléculas sencillas se habrían encontrado e interaccionado las unas con las otras para formar las primeras moléculas con entidad biológica. Este es uno de los apasionantes temas de investigación de José Ángel Martín Gago en el Centro de Astrobiología (CAB-INTA-CSIC), quien también dirige un grupo de investigación en el Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC) en donde su labor está enfocada al estudio de moléculas orgánicas con aplicaciones tales como células solares o pantallas de dispositivos electrónicos. Además, J. A. Martín Gago ha coordinado una Unidad Didáctica de Nanociencia y Nanotecnología, una publicación divulgativa que se puede descargar libremente.

J. A. Martín Gago

J. A. Martín Gago

Mónica Luna.- Parece difícil que se pueda combinar el estudio de la nanotecnología con el origen de la vida. ¿hay una relación entre ambos campos?

José Ángel Martín Gago.- A primera vista pudiera parecer que estas disciplinas no tienen relación entre sí, sin embargo, éste no es el caso. Uno de los factores más importantes de la nanotecnología es la construcción de dispositivos o nuevos materiales a partir de sus unidades constituyentes, es decir, fabricar tecnología poniendo un 'ladrillo' al lado del otro. Los ladrillos que forman la materia son los átomos y las moléculas. El sueño de un nanotecnólogo sería descubrir una manera para ensamblarlos y así poder 'edificar' con ellos, como quien construye un lego. Unir las partes últimas que forman un dispositivos para fabricar sensores, aparatos electrónicos, motores químicos de tamaño nanométrico. Ese es uno de los objetivos importantes de la nanotecnología, y que a día de hoy, es un reto. Pero, justamente eso es lo que está pasando constantemente en nuestras células. Ahora mismo, sin que nos demos cuenta, se están produciendo en nuestro cuerpo cientos de reacciones bio-químicas y como consecuencia de ellas se están formando nuestras proteínas mediante el ensamblado de moléculas más simples. Podemos afirmar que la vida es el único sistema conocido que funciona siguiendo las ideas o preceptos de la nanotecnología.

M. L.- ¿Cómo puede la nanotecnología contribuir a encontrar respuestas sobre el gran enigma del origen de la vida?

J. A. M. G.- La aproximación científica al tema del origen de la vida tiene planteados muchos problemas abiertos. La dificultad principal para avanzar es la ausencia de datos experimentales de lo que pasó en la Tierra hace unos 4000 millones de años. Para solventar este inconveniente tenemos que utilizar modelos teóricos y simulaciones que nos permitan entender cómo en un momento preciso de la historia de la Tierra pudo darse un paso desde la química hasta la biología; cómo moléculas simples se fueron combinando para formar moléculas más complejas y especializadas, con las características de la biología.

M. L.- ¿Y esa es la razón de poder utilizar herramientas nanotecnológicas para lograr entender cómo se originó la vida en este planeta?

Equipo para simular la Tierra primitiva.

Equipo para simular la Tierra primitiva.

J. A. M. G.- Exacto. La nanotecnología ha desarrollado una serie de técnicas experimentales con las que manipular los objetos pequeños, de tamaño nanométrico. Actualmente disponemos de herramientas que nos permiten determinar a nivel molecular cómo se reconocen las moléculas entre si, la forma en la que se organizan entre ellas. Disponemos de sistemas de vacío en los que podemos controlar las condiciones de presión, composición de la atmósfera y temperatura que pudieron haberse dado en la Tierra primitiva. Intentamos recrear este entorno para aprender sobre la forma en la que se reconocen distintas moléculas sobre las superficies de los materiales.

M. L.- Utilizando el símil anterior de una casa, podríamos decir que investigan la formación de los 'ladrillos' fundacionales de la vida.

J. A. M. G.- Más que la formación de los ladrillos investigamos como han podido unirse entre ellos. Para la formación de los ladrillos se han propuesto varios mecanismos plausibles, pero el problema reside en explicar cómo se unieron entre sí. De dónde pudo aparecer 'el cemento' que los une para formar esa casa. Aquí es donde la nanociencia puede explicar muchos de estos procesos.

M. L.- ¿Cuáles son los resultados más destacados que han obtenido?

J. A. M. G.- En realidad me atrevería a decir que este proyecto no ha hecho más que comenzar y que estamos abriendo un camino científico. Ese es justamente el primero de los resultados: probar que las herramientas y metodologías utilizadas en nanociencia son válidas para estudiar el tema del origen de la vida. Respecto a resultados científicos, hemos trabajado con una molécula llamada ácido nucleico peptídico (PNA). Esta molécula está a mitad de camino entre las proteínas y los ácidos nucleicos, como el ADN. Es decir, confluyen en ella dos de las características principales de la vida: La estructura y la replicación. Esta molécula pudo haber existido y jugado un papel importante en el llamado mundo pre-RNA. Estamos estudiando como se comporta sobre superficies sólidas y al ser tan estable hemos conseguido inmovilizarla sobre superficies y nanopartículas para fabricar biosensores más eficientes que los actuales.

Esquema de una molécula de PNA. | J. A. Martín Gago.

Esquema de una molécula de PNA. | J. A. Martín Gago.

No sólo trabajamos con esta molécula, también intentamos unir aminoácidos entre si, o ensamblar cadenas de RNA a partir de las bases y azúcares que lo forman. Si conseguimos hacerlo en el laboratorio habremos dado un paso importante para conocer cuales fueron los mecanismos que pudieron operar en la Tierra primitiva para permitir la emergencia de la vida.

M. L.- ¿Qué otros tipos de moléculas orgánicas están estudiando en la actualidad?

J. A. M. G.- En nuestro grupo de investigación en el ICMM estudiamos un amplio abanico de sistemas moleculares orgánicos. Desde sistemas muy ideales hasta otros cercanos a la tecnología, es decir, a las aplicaciones. Por una parte trabajamos con moléculas orgánicas que responden a la luz de una manera determinada y que podrían llegar a ser utilizadas en células fotovoltaicas orgánicas o como emisores de luz. Éstas capas orgánicas presentarán muchas ventajas con respecto a las células de silicio convencionales. Serán más económicas, ecológicas y flexibles. Por otra parte estudiamos cómo ciertas moléculas orgánicas se combinan para ofrecer unas propiedades electrónicas deseables, con el fin de disponer en el futuro de pantallas para dispositivos electrónicos flexibles y ligeras.

Átomos del grafeno. | J. A. M. G.

Átomos del grafeno. | J. A. M. G.

M. L.- También tiene resultados relevantes estudiando el grafeno.

J. A. M. G.- El grafeno está considerado en la actualidad como el material con más posibilidades tecnológicas para los próximos años. Será la primera gran aplicación en nanoelectrónica. Nosotros intentamos comprender cómo se forma y cómo modifica ligeramente sus propiedades electrónicas cuando se coloca sobre una determinada superficie. También investigamos cómo se puede formar grafeno a partir de moléculas orgánicas.

Fuente:

El Mundo Ciencia

12 de diciembre de 2011

La obsesión por una Tierra gemela

El descubrimiento de un planeta similar a la tierra ha generado una ola de entusiasmo, pero nuestra fascinación con encontrar otros mundos habitables se retrotrae mucho tiempo atrás, sostiene el escritor de ciencia ficción Robert J. Sawyer.


Las palabras más famosas en la historia de la ciencia ficción son las que pronunció el capitán Kirk en la narración inicial de Star Trek, en la que explica que la misión de la nave Enterprise es "explorar nuevos mundos".

Representación del planeta Kepler 22b

¿Será Kepler-22b el gemelo de la tierra que buscan los científicos?

Pero lo que realmente queremos es explorar nuevos mundos que nos sean familiares, mundos como la vieja madre Tierra, mundos en los que podríamos encontrar "vida nueva y civilizaciones nuevas".

La noción de que en mundos similares al nuestro podría haber vida se retrotrae al amanecer de la ciencia ficción. En la obra maestra de Herbert G. Wells La guerra de los mundos (1898), Marte es un mundo más antiguo que la Tierra que se está muriendo.

Nuestro planeta les recordaba a los marcianos qué húmedo y verde había sido el suyo. En palabras de Wells, esto hizo que "vieran a nuestra tierra con ojos envidiosos, y que de a poco hicieran planes contra nosotros".

La novela de Wells empieza con una frase de Johannes Kepler, el gran astrónomo que murió hace 381 años. El telescopio en órbita que lleva su nombre recientemente descubrió lo que los científicos rápidamente llamaron un planeta gemelo de la Tierra en la órbita de una estrella ubicada a 600 años luz.

Decir "gemelo" es una exageración. El planeta descubierto hace poco, llamado Kepler-22b, es mucho más grande que el nuestro, pero aun así, es el más pequeño que se conoce fuera de nuestro sistema solar. Su hallazgo nos hace presagiar el eventual hallazgo de un verdadero gemelo, un planeta que sea realmente una segunda Tierra.

Los planetas pequeños, como los cuatro más cercanos al sol en nuestro sistema, son rocosos. Los más grandes, como los cuatros más lejanos, no son mucho más que bolas de gas. Kepler-22b es un poco más extenso que el planeta rocoso más grande de nuestro sistema solar, que no es otro que la Tierra, pero mucho más pequeño que el más chico de nuestros planetas gaseosos (Neptuno).

Realmente no sabemos qué tipo de composición tiene un planeta del tamaño de Kepler-22b. Pero si es rocoso su gravedad sería aproximadamente de 2,4 veces la de la Tierra. Podría haber vida allí, pero no esperaría ver nada tan grácil como nuestras jirafas o grullas.

No sólo importa el tamaño, sin embargo. Para ser similar a la Tierra también se necesita un sol como el nuestro y Kepler-22b lo tiene.

También se necesita una órbita apropiada, que no lo ubique ni muy lejos ni muy cerca del calor de la estrella y que permita que el agua permanezca en estado líquido, lo que muchos científicos consideran necesario para la vida. Kepler-22b cumple con ese requisito también. Si tiene una atmósfera como la nuestra, con su respectivo efecto invernadero, su temperatura en la superficie rondaría los 22ºC.

Seguir buscando

Pero todo esto es muy hipotético. Nuestro propio vecino Venus se acerca más a ser un gemelo de la Tierra en cuanto a tamaño. Además, tiene su órbita dentro de un rango de distancias con respecto al sol que pueden hacer viable el agua líquida. Pero tiene una atmósfera tremendamente densa y un efecto invernadero descontrolado que da como resultado una temperatura promedio en la superficie de 460ºC. No puede haber allí vida tal cual la conocemos.

Las chances son muy pocas de que Kepler-22b realmente sea húmedo y habitable como esperamos. Así las cosas, hay que seguir buscando.

El capitán Kirk y la tripulación visitaban un nuevo planeta cada semana. Nosotros encontramos nuevos planetas con una frecuencia aún mayor. Dentro de poco descubriremos lo que estamos buscando. No un mundo extraño y nuevo, sino uno que nos sea familiar con océanos, grandes extensiones de tierra y polos helados, con una atmósfera transparente y rica en oxígeno, y con una gravedad confortable.

¿Y qué entonces? El capitán Kirk lo dijo mejor que nadie, querremos ir a donde nadie haya ido antes.

Hay serias discusiones para hacer eso posible. En octubre, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) me invitó junto a otros escritores de ciencia ficción a compartir visiones con científicos e ingenieros en el primer simposio público sobre el 100 Year Starship Project, una iniciativa para enviar seres humanos a un planeta fuera de nuestro sistema solar dentro de cien años.

El consenso del encuentro -que tuvo lugar no muy lejos de Cabo Kennedy- fue que este es un objetivo verdaderamente realista. Cuando Neil Armstrong pisó por primera vez la Luna, comentaristas del mundo entero dijeron que la ciencia ficción se había convertido en una ciencia fáctica.

En el futuro, ese pequeño paso será seguido por un gran salto si los humanos caminamos sobre un planeta fuera del sistema solar. Si el planeta que visitemos es realmente un gemelo de la Tierra, quizás haya nativos en él para recibirnos a nuestra llegada.

Esperemos que todo se desarrolle de forma más parecida a los amistosos encuentros de Star Trek que a los que H. G. Wells describió. De cualquier forma, mientras avanzamos hacia la frontera final, una vez más la ciencia ficción se convertirá en una ciencia fáctica.

Fuente:

BBC Ciencia

7 de diciembre de 2011

Descubren planeta muy similar a la Tierra

El telescopio 'Kepler' encuentra un planeta en la zona habitable de una estrella como el Sol...

Recreación artística del planeta 'Kepler 22b'. | NASA

Recreación artística del planeta 'Kepler 22b'. | NASA

  • 'Kepler-22b' orbita una estrella parecida al Sol y está a 600 años-luz
  • Los científicos creen que este exoplaneta podría tener agua líquida
  • La NASA considera su hallazgo un paso importante en la búsqueda de planetas similares a la Tierra

La misión 'Kepler' de la NASA ha confirmado su primer hallazgo de un exoplaneta en la denominada 'zona de habitabilidad', la región en un sistema planetario donde puede existir agua líquida en la superficie del planeta. Además, ha descubierto 1094 nuevos objetos candidatos a planetas, según ha anunciado la agencia espacial estadounidense durante la rueda de prensa en la que ha presentado los últimos hallazgos de su telescopio y los datos estadísticos actualizados desde el 1 de febrero.

A continuación, ha comenzado el congreso científico que durante esta semana reunirá a expertos en astrofísica para hacer balance de los descubrimientos de 'Kepler'.

El nuevo planeta confirmado, 'Kepler-22b', está fuera de nuestro Sistema Solar y se encuentra a una distancia de 600 años-luz de la Tierra. Orbita en torno a una estrella parecida a nuestro Sol. Es el más pequeño que se ha encontrado orbitando en la zona habitable de una estrella similar a la nuestra.

Su órbita alrededor de su estrella dura 290 días. Tiene 2,4 veces el radio de la Tierra y los científicos aún no saben si se trata de un objeto rocoso, gaseoso o de composición líquida, aunque la NASA considera que su hallazgo es un paso importante en la búsqueda de planetas similares a la Tierra. "Se trata de un importante hito en el camino para encontrar un gemelo de la Tierra", ha asegurado Douglas Hudgins, científico del programa Kepler de la NASA en Washington.

La NASA anunció el pasado mes de febrero el hallazgo de 54 candidatos a planetas en la zona habitable, entre los que figuraba 'Kepler-22b', que ha sido el primero en ser confirmado.

Otros mundos 'potencialmente habitables'

Investigaciones previas ya habían sugerido la existencia de planetas con un tamaño parecido al de la Tierra en 'zonas habitables'. Otros dos pequeños planetas orbitando estrellas más pequeñas y frías que nuestro Sol fueron confirmados recientemente en los bordes de la 'zona habitable', con órbitas más parecidas a las de Venus y Marte.

En torno a la estrella 'Gliese' los astrónomos han encontrado varios planetas en los que podrían darse condiciones de habitabilidad.

El pasado mes de noviembre un equipo de investigadores propuso el primer sistema para clasificar todos estos nuevos hallazgos y disponer de un catálogo de exoplanetas potencialmente habitables hacia los que dirigir la mirada. El sistema propone dos índices diferentes para clasificar estos objetos en función de determinadas características. Encabezan la lista 'Gliese 581g' y 'Gliese 581d'.

Mil nuevos candidatos a planetas

Según ha anunciado este lunes la NASA, 'Kepler' ha descubierto más de 1.000 nuevos objetos candidatos a planetas, que casi dobla el censo anterior de sus hallazgos. Sin embargo, los científicos señalan que harán falta más observaciones para verificar que, efectivamente, se trata de planetas.

Los investigadores actualizaron la cifra de los candidatos a planetas, que desde que se comenzó a elaborar la lista, en 2009, ha aumentado hasta 2.326. De ellos, 207 tienen un tamaño aproximado al de la Tierra y 680 son mayores y se denominan 'súper Tierras'. Del resto, 1.181 tienen el tamaño de Neptuno, 203 son equivalentes a las dimensiones de Júpiter y 55 son todavía más grandes que este planeta, el mayor de nuestro Sistema Solar.

Desde que fue lanzado, en marzo de 2009, 'Kepler' ha recorrido la galaxia en busca de planetas en los que pueda existir agua líquida y, por tanto, que sean potencialmente habitables.

La avanzada tecnología con la que está equipado le permite detectar planetas y posibles candidatos con un amplio rango de tamaños y en distancias de órbitas también muy variada.

Congreso científico sobre 'Kepler'

En la sesión informativa de este lunes han participado el director del Centro de Investigación Ames de la NASA en California, Pete Worden; así como el director del Centro de Investigaciones del Instituto de Investigaciones sobre Inteligencia Extraterrestre (SETI), Jill Tarter. También han asistido la subdirectora del equipo científico de Kepler en el Centro Ames, Natalie Batalha y el principal investigador de Kepler en el Centro Ames, Bill Borucki.

Tras la rueda de prensa ha comenzado un congreso científico sobre 'Kepler' que reunirá del 5 al 9 de diciembre a más de un centenar de científicos expertos en distintas materias como astrofísica, ciencias planetarias y exoplanetas, que analizarán los avances realizados gracias al observatorio espacial.

'Kepler' es la primera misión de la NASA capaz de encontrar planetas del tamaño de la Tierra cerca de la llamada 'zona habitable', la región en un sistema planetario donde puede existir agua líquida en la superficie del planeta en órbita.

Lanzado en marzo de 2009, su misión es recoger datos y pruebas de planetas que orbitan alrededor de estrellas con condiciones de temperatura medias donde pueda existir agua líquida.

Fuente:

El Mundo CienciaEnlace


1 de diciembre de 2011

Por qué el Curiosity no encontrará vida


Cráter Gale, destino de Curiosity


Cualquier persona mínimamente interesada en la ciencia sabe que el pasado sábado despegó rumbo a Marte el rover Curiosity como parte de la misión Mars Science Laboratory (MSL) de la NASA. Algunos medios (ejemplos, aquí y aquí) y, en buena medida, el imaginario popular, afirman que el objetivo de MSL es encontrar “vida” o “rastros de vida”. Pero esto no es así. Por ello vamos a presentar muy sucintamente no sólo cuales son los objetivos científicos de MSL sino también el contexto en el que se han fijado estos objetivos. De esta forma sabremos qué resultados esperar de MSL y no nos llevaremos decepciones innecesarias.

Objetivos científicos de MSL

En general, la MSL estudiará si el cráter Gale presenta signos de ambientes habitables actualmente o en el pasado. Este estudio será parte de un examen más amplio de los procesos pasados y actuales en la atmósfera y superficie marcianas. Para llevarlo a cabo se realizarán mediciones instrumentales soportadas por la capacidad de recoger muestras, suministrar energía y comunicaciones y la movilidad del rover Curiosity. Es decir, no buscará “vida”, sino las condiciones que, según las hipótesis consideradas, serían favorables para la vida.

Esta misión general se articula en cuatro objetivos científicos para MSL (entre comillas nuestra traducción de los objetivos oficiales marcados por la NASA):

a) “Evaluar el potencial biológico de al menos una ambiente objetivo mediante la determinación de la naturaleza y el inventario de compuestos de carbono, buscando específicamente los relacionados con la vida (según la hipótesis terráquea de que la vida se basa en carbono) e identificando las características que podrían registrar las acciones de los procesos biológicamente relevantes”. Es decir, se va a detectar y cuantificar cualquier molécula orgánica, sobre todo las complejas y las que podrían ser consecuencia de procesos metabólicos, como el metano.

b) “Caracterizar la geología del terreno del rover en todas las escalas espaciales apropiadas investigando la composición mineralógica, química e isotópica de la superficie y cercana a la superficie e interpretar los procesos que han formado las rocas y los suelos”. Esto es, análisis químico inorgánico exhaustivo.

c) “Investigar los procesos planetarios de relevancia para la habitabilidad pasada (incluyendo el papel del agua) mediante la evaluación de la evolución atmosférica a largo plazo y la determinación del estado actual, distribución y ciclos del agua y el dióxido de carbono”. Muy llamativamente no se menciona el metano.

d) “Caracterizar el espectro completo de la radiación en superficie, incluyendo la radiación cósmica galáctica, los sucesos de protones solares y los neutrones secundarios”

Si nos damos cuenta a) y b) se resumen en análisis químico cualitativo y cuantitativo completo del suelo y la atmósfera en, al menos, el lugar de amartizaje; d) es lo mismo pero de la radiación. Finalmente c) es registrar los datos de una estación meteorológica. No existe pues ningún experimento directamente biológico destinado a detectar vida. Como decíamos más arriba sólo se va a investigar si Marte fue habitable (según ciertas hipótesis) o lo es hoy día. Si hay microbios en el lugar de aterrizaje Curiosity no los detectará.

Pero, ¿por qué estos objetivos y no otros?¿Por qué no se incluye ningún experimento directamente diseñado para detectar vida? La respuesta corta es por la historia de la exploración de Marte y porque la NASA no se puede permitir crear falsas expectativas.

Sigue al agua

La hipótesis de que en Marte hay o hubo vida viene de lejos. Una idea es que como Marte es más pequeño que la Tierra se enfrió antes y, probablemente, habría podido tener un ambiente compatible con la vida mucho antes. Por tanto, cabe la posibilidad de que la vida empezase allí y que los impactos de asteroides arrancasen trozos de marte que contenían microbios que terminaron llegando a la Tierra en forma de meteoritos, sembrando la vida. En otras palabras, descenderíamos de marcianos.

Teorías como esta y otras por el estilo, así como las presuntas observaciones de canales, etc., dispararon la imaginación de científicos y literatos sobre la existencia de algo más que simple vida en Marte.

Pero cuando el Mariner 4, la primera sonda espacial que pasó cerca de Marte en 1965, mandó fotos de desiertos yermos sólo salpicados por rocas, los ánimos comenzaron a enfriarse. Posteriormente las Viking aterrizaron en la superficie del planeta y realizaron experimentos diseñados espacíficamente para la detección de vida, con resultados negativos. En 1976 a Marte se le daba ya por muerto y la enorme inversión en estas dos misiones Viking y las expectativas defraudadas crearon una enorme decepción en el público y en el gobierno de los Estados Unidos.

A partir de ese momento la NASA ya no jugó tanto con el concepto de vida en Marte y en vez de ello se embarcó en una campaña metódica de exploración de la historia geológica y el clima del planeta. Aunque Marte hoy día parezca seco y frío, lo que se dice muerto, señales geológicas como rieras, lechos lacustres secos y cañones gigantescos apuntan a un pasado en el que el agua corría por la superficie. El lema “sigue al agua” se convirtió en el principio rector de la exploración. Los dos últimos rovers de la NASA, Spirit y Opportunity, encontraron pruebas convincentes de que hubo ambientes habitables en el pasado de Marte. El objetivo de Curiosity es dar un paso más y buscar moléculas basadas en carbono, incluyendo metano, como posibles bases de una vida pasada. Suponiendo que ésta se basase en carbono, claro está.

Una actitud conservadora si se quiere, pero es que los datos disponibles no permiten arriesgar más. No cuando el presupuesto pende de un hilo y defraudar al contribuyente norteamericano puede significar la cancelación de programas completos.

Indicios no son pruebas

Imagenes orbitales recientes indicarían que el agua podría estar fluyendo ocasionalmente en la superficie de Marte. Nuevos hallazgos realizados en la Tierra acerca de cómo la vida puede florecer en ambientes aparentemente hostiles, como en la oscuridad de las aguas cercanas a las fumarolas volcánicas submarinas, ayudan a que los científicos sean más abiertos a la hora de considerar la posible pervivencia de la vida en Marte. Pero estos son indicios circunstanciales, no pruebas.

Las pruebas directas existen pero son, cuando menos, controvertidas. Así en 1996, un equipo de científicos de la NASA anunció que había encontrado microbios fosilizados en un meteorito marciano que había impactado en la Antártida. Esta conclusión fue discutida inmediatamente por otros grupos de investigadores y aún hoy se sigue discutiendo casi tanto como la presencia de metano en Marte. La irregularidad de la presencia de metano en el planeta podría ser un indicio de la existencia de agua líquida subterránea o vida, pero aún se discute si la detección es fiable.

Los éxitos de Spirit y Opportunity han permitido que Curiosity esté de viaje ahora mismo. Pero el reciente fracaso de Phobos-Grunt no ayuda precisamente a que los dos próximos lander, proyectos conjuntos NASA-ESA previstos inicialmente para 2016 y 2018, salgan adelante. De hecho, el gobierno Obama está seriamente considerando cancelarlos. La posibilidad de saber si existe vida en Marte puede que tenga que esperar todavía muchos años.

Más información:

· Una descripción completísima de la misión puede encontrarse en Curiosity, el robot marciano más complejo de la historia.

· Una presentación de los antecedentes sobre la presencia de metano en Marte está en ¿Hay o no hay metano en Marte?

Fuente:

Experientia Docet
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