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18 de mayo de 2015

Tips para estudiar y hackear todo tipo de exámenes (la ciencia viene en nuestro auxilio)

El sitio Wonder How To ha compilado en un infográfico nueve extraños tips para estudiar mejor para un examen o incluso para tener un mejor desempeño en la vida en general. No son los típicos tips y eso es lo que los hace interesante: son sobre todo hacks, técnicas nootrópicas y lecciones de expertos tricksters que sintetizan viejos conocimientos con una nueva perspectiva. Después del infográfico, una traducción, comentarios y dos tips extras: uno tomado del estudio Feeling the Future, del psicólogo Daryl Bem (cómo usar el futuro o la ilusión del tiempo para sacar mejores calificaciones), y el último de la mnemotecnia de Giordano Bruno.
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1. El primer tip recomienda: “Masca chicle de un sabor específico mientras estudias; vuelve a masticar chicle del mismo sabor durante el examen, lo cual puede acarrear la memoria”. 
Este es probablemente el tip más importante, apoyado en la teoría de memoria que se conoce como “Memoria dependiente del estado”. Escribimos un artículo sobre este fascinante tema que muestra cómo una memoria está condicionada por el estado mental en el que encontraba cuando se formó esa memoria. Hay cosas que sólo recordamos cuando bebemos alcohol o cuando nos colocamos en cierta posición, oímos cierta música o estamos con cierta persona. Se puede aprender a utilizar estos detonadores de memoria a nuestro favor.    En inglés se dice “Neurons that fire together wire together”, un dicho popular entre neurocientíficos que sugiere que las neuronas que se activen de manera conjunta, en cierto momento, forman una relación duradera. Usar un cierto sabor de chicle, en esa acción de mascar, es una forma de activar y retrotraer la memoria, codificando una coordenada activa. Podríamos igualmente beber té verde cuando estudiamos y contestamos el examen (si nos lo permiten) u usar algún otros recurso similar.

2. “Haz la técnica del pomodoro. Coloca un reloj por 25 minutos para terminar una tarea específica. Tómate de tres a cinco minutos, descansa y repite. Después de cuatro sesiones de 25 minutos de estudio, toma un descanso largo”.
El método Pomodoro fue desarrollado por Francesco Cirillo para administrar el tiempo de manera más eficiente e incrementar la producción. Cirillo usaba un reloj en forma de tomate para marcar su ritmo en la universidad (de ahí el nombre).Esta técnica se sustenta en la teoría de que el ser humano funciona mejor en periodos cortos de gran concentración con intervalos de descanso. Aquí se pueden descargar apps gratuitas para utilizar este lifehack.

3. “Lee en voz alta al repasar una lectura en lugar de estar en silencio, esto te ayudará a retener la información”. 
Aquí la idea es utilizar una variación e involucrar al cuerpo, emplear el volumen como un mapa de visualización. Al leer en voz alta utilizamos la oralidad, una técnica de memoria ancestral –recordemos que antes de la escritura y luego de la imprenta, la memorización de largos textos era muy común. Leer en voz alta puede ser un acto de resonancia mórfica que abre el teatro de la memoria.

4. “Busca un video en YouTube acerca del tema que estudias, esto para obtener información en un formato diferente”. 
De nuevo una idea que busca ampliar la forma en la que atacamos un tema y absorbemos información, esta vez de manera visual. Dilo con manzanas. En una cultura preeminentemente visual estos nos ayuda a tener una comprensión general, más que aprender detalles.

5. “Come sushi. El pescado mejora el funcionamiento del cerebro. Las nueces, el chocolate amargo y las moras azules también son buenas opciones”. 
Este tip es es también uno de los más importantes y va más allá del “día del examen”, aunque también se puede puntualizar. Ciertos alimentos por su contenido de antioxidantes, Omega-3, aminoácidos y otras propiedades favorecen el funcionamiento cerebral sin tener efectos colaterales como ocurre con nootrópicos como el Adderall o la Ritalina. Algunos más benignos son los racetams. Para quien busque sólo lo natural, una buena opción es la bacopa, el goku kala y el ginkgo de  biloba, tres hierbas altamente estimadas en Oriente para estimular la memoria. 
El artículo completo en:

Roncar fuerte estaría relacionado con deterioro de la memoria


Según un estudio publicado reciéntemente en la edición digital de 'Neurology', el ronquido fuerte y la apnea del sueño pueden estar relacionados con el deterioro de la memoria a una edad temprana. 

"Patrones respiratorios anormales durante el sueño, como ronquidos fuertes y apnea del sueño son comunes en las personas mayores, que afectan a alrededor del 52% de hombres y el 26% de mujeres", afirma Ricardo Osorio, autor del estudio del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York .

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron las historias clínicas de 2 470 personas entre 55 y 90 años, quienes fueron clasificados en: "sin problemas de memoria", "en primeras etapas de deterioro cognitivo leve (DCL) o "con enfermedad de alzheimer".

También se examinó a personas con problemas respiratorios del sueño no tratadas en comparación con las que no mostraban trastornos respiratorios del sueño, así como a personas sin tratamiento frente a aquellos con problemas respiratorios del sueño. Así, vieron que aquellos con problemas respiratorios del sueño fueron diagnosticadas con DCL casi 10 años antes que las que no tenían ese problema.

Cuando los investigadores examinaron solo a quienes desarrollaron Alzheimer o DCL durante el estudio, aquellos con problemas respiratorios del sueño desarrollaron DCL a una edad promedio de 77 años, en comparación con un promedio de 90 años para los que no sufren problemas respiratorios del sueño. Entre ese grupo, los que padecían problemas respiratorios del sueño también desarrollaron la enfermedad de Alzheimer cinco años antes que los de sin trastornos, a una edad media de 83 años frente a 88 años.

Por otro lado, la investigación halló que aquellos que trataron sus problemas respiratorios del sueño con una máquina de presión positiva contínua en la vía aérea fueron diagnosticados con DCL unos 10 años más tarde que las personas cuyos problemas no fueron tratados, o sea a los 82 años en lugar de los 72.

"La edad de inicio del DCL para las personas cuyos problemas de respiración fueron tratados era casi igual a la de las personas sin ningún problema de respiración", dice Osorio. "Tenemos que examinar si el uso de CPAP podría ayudar a prevenir o retrasar los problemas de memoria y de pensamiento", agregó.

"Estos hallazgos se hicieron en un estudio observacional y, como tal, no indican una relación de causa y efecto. Ahora estamos centrando nuestra investigación sobre el tratamiento con CPAP y el declive de la memoria y el pensamiento durante décadas, así como específicamente en los marcadores de la muerte y el deterioro de las células cerebrales", concluye Osorio.

Tomado de:

RPP 

15 de mayo de 2015

¿Quieres un cerebro joven? Practica estos deportes

Cuerpo sano, mente sana. Esta podría ser la versión del siglo XXI de la cita extraída de las Sátiras de Juvenal en la que se implicaba que para tener un cuerpo equilibrado había que lograr primero un espíritu sano a través de la oración.

El nuevo orden de la cita estaría respaldado por las investigaciones científicas que han comprobado los beneficios que le ofrece al cerebro tener un cuerpo sano a través de la actividad física.
"Hace varias décadas que se ha estado acumulando la evidencia científica que indica los beneficios de la actividad física, tanto aeróbica como de fuerza (o resistencia), en la función cognitiva, tiempo de reacción y memoria, entre otras propiedades", le explicó a BBC Mundo el doctor César Kalazich, especialista en medicina deportiva de Clínica MEDS, en Chile.
Si bien las investigaciones apuntan a cualquier actividad física, incluso caminar, hay evidencia que no todas contribuyen de igual manera ni generan los mismos efectos.
El artículo completo en:

4 de mayo de 2015

Lo que "Alicia en el país de las maravillas" te revela sobre el cerebro

Alicia en el país de las maravillas, la obra que hace 150 años escribió el británico Lewis Carroll, ha inspirado incontables películas, pinturas e incluso piezas de ballet. Pero pocos saben todo lo que aportó al conocimiento del cerebro humano, así como su influencia no sólo en la psicología freudiana y al psicoanálisis, sino también a la neurociencia moderna.

Y es que, mucho antes de que se contara con la tenología para mapear las maravillas del cerebro, Carroll ya había trazado sus contornos con sus experimentos mentales.
"Exploró tantas ideas", exclama Alison Gopnik, de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos.
Todos podemos aprender algo de nosotros mismos de Alicia en el país de las maravillas. BBC Future sigue su viaje a los límites exteriores del cerebro.

"Bébeme"

Si me hace crecer podré coger la llave; y si me hace encoger, podré deslizarme bajo la puerta; así que de cualquier manera entraré en el jardín, ¡y no me importa lo que ocurra!".
Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carrol
Getty
En una de sus primeras aventuras, Alicia encuentra una poción con una etiqueta que dice "bébeme" y tras tomársela mengua hasta medir sólo 25 centrímetros.
Y un pastel mágico produce justo el efecto contrario en ella: crece tanto, que toca el techo con su cabeza.
Estas escenas fueron las primeras en llamar la atención de los científicos.
En 1955 un psiquiatra llamado John Todd se encontró con varios pacientes que aseguraban tener esa misma sensación de "alargarse como un telescopio".
Todos ellos sufrían un transtorno neurológico que afecta a la percepción visual y que hoy se conoce como micropsia o síndrome de Alicia en el país de las maravillas (AIWS, por sus iniciales en inglés), un mal que afecta principalmente a niños.
"He escuchado a pacientes decir que las cosas están patas arriba, incluso que sus madres están a su lado cuando en realidad se encuentran en el otro extremo de la habitación", dice Grant Liu, un neurólogo de la Universidad de Pensilvania, en EE.UU., quien ha estudiado el fenómeno.
Los diarios de Carroll revelan que sufrió migrañas, episodios que con frecuencia desencadenan en el síndrome. Y eso hizo a muchos especular sobre que el escritor se inspiró en sus propias experiencias.
El artículo completo en:

23 de abril de 2015

¿Cómo entrenar a tu cerebro para abandonar los malos hábitos?

Solo la práctica y la recurrencia lograrán modificar nuestras neuronas. Te mostramos el camino para lograrlo.



Siempre te lo propones, pero nunca lo consigues. No te preocupes porque es algo que nos ha pasado a todos. Lo intentas, vuelves a intentarlo, te prometes que esta vez no decaerás en tu cruzada por abandonar esa costumbre que te encanta aunque tanto te perjudica. ¿Pero por qué no lo logras? La solución está en tu cerebro. Sea cual sea el mál hábito que quieras corregir, te aseguramos que si sigues unas pautas y logras escuchar a tu cuerpo y entrenar a tu cerebro no habrá nada que te frene en tu camino hacia una nueva vida.
Silvia Escribano, psicóloga, coach y autora de «Neurocoaching», nos da las pautas para aprender a escucharnos, a salir de la temida «zona de confort» y a abandonar, de una vez por todas, esos malos hábitos que tanto nos atormentan:
— Escúchate a ti mismo. Desconecta el piloto automático en el que sueles vivir y no dejes que se conecte solo. En opinión de la experta, habitualmente «vamos por la vida sin vivir el presente, sin darnos cuenta de lo que nos rodea. Vivimos desde los hábitos del comportamiento y con pocos momentos para ser conscientes». Además, Escribano apunta que «ese piloto automático es una rutina de defensa, pues todo lo que sea nuevo descoloca al cerebro. Debemos salir de nuestra zona de confort».
— Decide que quieres cambiar de vida y ponte manos a la obra. ¿Qué es lo que nos lleva a iniciar un mal hábito? En opinión de la experta, «las personas funcionamos porque obtenemos un beneficio de forma consciente o inconsciente. Seguimos haciendo ciertas cosas porque para nuestro inconsciente es beneficioso, aunque no seamos capaces de verlo. Debemos pensar, hacer balance de qué hábitos nos compensan y cuáles no» y, por supuesto, tener muy en cuenta todo lo que ganas si logras dejarlo.
— Tu estado emocional cuenta. «Tus emociones implican una tendencia a sentirte de una manera y actuar de una forma determinada. El cambio de hábito, por tanto, se inicia en tu interior», dice Escribano. Pero, ¿cómo saber si realmente estamos preparados para iniciar ese nuevo camino? «Todo depende de la motivación y el grado de compromiso. Pregúntate qué te motiva o qué quieres incorporar a tu nueva vida».
— Presta atención a tu cuerpo y a tus sentidos. Nuestro sistema nervioso, dice la experta, nos envía constantemente mensajes que debemos escuchar y analizar con calma. «Hay veces que esas señales se materializan en tensiones musculares, hábitos de sueño, irritabilidad, frustración... La única manera de escuchar al cuerpo es estableciendo paradas programadas en las que te preguntes '¿cómo estoy?' '¿cómo ha ido el día?' ¿qué emociones tengo?'»
— Cuestiónate: ¿Qué quieres? Presta atencion de forma abierta a lo que diga tu interior y define con claridad tus objetivos sabiendo qué no quieres tener más dentro de tu vida. «Cuando quiero hacer algo y lo hago es porque he tomado la decisión de hacerlo. Cuando hay algo que no hago es porque no he sido capaz de tomar la decisión». Para lanzarnos a dar ese paso y salir de nuestra zona de confort, dice la experta, «deberemos buscar espacio en nuestro interior, escucharnos de verdad».
— Presta atención de forma abierta a todo lo que ocurra con aceptacion. No te aferres a determinadas rutinas. Sustituye hábitos ineficaces por buenos hábitos.
— Sé constante en la incorporación del nuevo hábito. El cuerpo aprende en la recurrencia.
— Voluntad y determinación son dos buenos compañeros de viaje.
— Haz que el cambio de hábito sea divertido. Celebra cada paso que des en la consecución de tu objetivo y date un premio.
— Tus neuronas comenzarán a modificarse: «Las conexiones entre neuronas se modifican cuando aprendes algo, cuando dedicas determinadas neuronas y conexiones específicamente para ello. No basta con aprender, es necesario aplicar lo que aprendes y experimentar las emociones de esa experiencia, solo así tus neuronas se darán por enteradas».
— No te pongas plazos: No hay un tiempo estipulado para saber que has conseguido cambiar de hábitos. Dependerá de lo que quieras dejar, de tu motivación e incluso de tu genética. «No todos los aprendizajes son iguales. Hay algunos aprendizajes más complicados que dependen de talentos o habilidades naturales, esfuerzo dedicado, grado de complejidad, grado de conocimiento…», asegura la experta.
Tomado de:

17 de abril de 2015

Las desventajas de ser muy inteligente

En un episodio de Los Simpsons, vemos a Lisa explicarle a su padre que mientras más inteligentes se es, menos feliz uno se vuelve. Es decir ella establece que los niveles de felicidad son inversamente proporcionales a los niveles de inteligencia. Veamos:


Lisa Simpson. The Simpsons. Episode 257. January 7, 2001.“A mayor inteligencia, menor felicidad. Mira, tengo un gráfico. Hago montones de gráficos”El vídeo completo aquí. Más frases de Lisa Simpson aquí.
Si la ignorancia da la felicidad, ¿es la inteligencia sinónimo de tristeza? La opinión general parece decir que sí. En este informe la BBC analiza este tema.
A pesar de las ventajas que tiene ser más listo que los demás, la realidad es que poseer un coeficiente intelectual alto no está relacionado directamente con tomar mejores decisiones, de hecho, muchas veces puede implicar exactamente lo contrario. La búsqueda de la inteligencia ha sido una constante a lo largo de la historia, pero, ¿qué pasaría si esa búsqueda ha sido en vano? Los primeros pasos por identificar a los más inteligentes de entre nosotros se dieron hace casi un siglo, cuando una prueba del coeficiente intelectual (CI) empezó a ganar popularidad.



En 1926 el psicólogo Lewis Termin decidió usar esta prueba para estudiar a un grupo de niños superdotados, muchos con más de 170 de CI, que fueron conocidos como los Termitas.

Como era de esperar, muchos de los niños que participaron en el experimento alcanzaron fama y fortuna a lo largo de sus vidas, pero otros eligieron profesiones mucho más humildes, como policía, marinero o mecanógrafa. Además, la felicidad tampoco estaba asegurada para los más inteligentes.

Los niveles de divorcio, alcoholismo o suicidio eran igual que los de las personas normales. La conclusión que se pudo sacar de los Termitas es que, mirando el lado positivo, un gran intelecto no implica ninguna diferencia a la hora de medir la felicidad, y mirando el lado negativo, puede significar una menor satisfacción con la vida. ¿Por qué entonces los beneficios de un coeficiente superior no se amortizan a largo plazo?

Una carga pesada

Una de las posibles respuestas es que el mismo conocimiento de tu propio talento se puede convertir en una carga a la que estar atado.

En los años 90 del siglo pasado se les preguntó a los Termitas que sacasen conclusiones sobre su vida, y en vez de reconocer sus éxitos muchos parecían tener la sensación de no haber cumplido con las expectativas que tuvieron de jóvenes.

El artículo completo en:


9 de febrero de 2015

Tenemos tres sistemas cerebrales para el amor

La evolución de la especie humana nos ha legado tres sistemas cerebrales diferentes (pero interrelacionados) para el apareamiento y la reproducción: el deseo carnal, el amor romántico y los profundos sentimientos de apego a largo plazo hacia una pareja.


sistema cerebral amor


El deseo carnal: este sistema está relacionado principalmente con la hormona testosterona (tanto en hombres como mujeres) se basa en el desarrollo de la motivación para buscar sexo con una serie de potenciales parejas.

El amor romántico: relacionado con el neurotransmisor dopamina, este sistema evolucionó para permitirnos centrar nuestro tiempo y energía metabólica en una persona a la vez.

El sistema de apego: asociado principalmente a las hormonas oxitocina yvasopresina, surgió para motivarnos a mantener un vínculo de pareja el tiempo suficiente como para criar al menos un hijo.


Estos tres sistemas cerebrales tienen muchas interacciones complejas. Por ejemplo, la estimulación de los genitales desencadena la liberación de dopamina, lo que puede empujar a la persona al umbral del enamoramiento, a su vez, el orgasmo libera oxitocina y vasopresina, lo que puede estimular los sentimientos de apego.

Sin embargo, estos tres sistemas cerebrales no siempre están bien conectados, de hecho, pueden operar de forma independiente. Razón por la cual una persona puede sentir un profundo apego por su pareja y al mismo tiempo sentir amor romántico intenso por otra persona, y además sentir lujuria por otra persona. 

A pesar de que la evolución nos ha provisto de una enorme corteza cerebral con la que tomamos las decisiones sobre nuestros apareamientos y nuestra vida reproductiva, muchos son factores los que contribuyen a decidir como expresamos estos tres sistemas básicos de apareamiento, que forman parte de los numerosos patrones de nuestro sistema neural para impulsar la vinculación y la afinidad humana.

Fuente:

8 de febrero de 2015

Esta es la asombrosa eficiencia energética del cerebro



Nuestro cerebro, a pesar de toda la información que procesa, apenas consume energía. Tal y como explica ampliamente el neurocientífico Read Montague en su libro Your Brain Is (Almost) Perfect, no hay punto de comparación si observamos el consumo de energía de Gary Kaspárov y Deep Blue(una supercomputadora desarrollada por IBM) cuando se disputan una partida de ajedrez.
Según Montague, el cerebro del jugador humano estaría gastando del orden de quince o veinte vatios de energía, mientras que Deep Blue estaría gastando del orden de miles de vatios. De igual forma, si bien Deep Blue necesitaba una gran cantidad de ventiladores para combatir el calor que generaba al realizar tantos miles de cálculos (era capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo, dos veces más rápido que la versión de 1996), el cerebro de Kaspárov jugo la partida a temperatura normal.
En parte, el secreto de la eficiencia energética del cerebro de Kaspárov reside en el hecho de que ha pasado toda su vida incorporando las estrategias del juego hasta transformarlas en algoritmos mecánicos y económicos. Casi como nosotros cuando nos cepillamos los dientes o conducimos el coche a casa pensando en otras cosas.
A medida que la estrategia cognitiva de Kaspárov mejoraba, ya no debía recorrer de forma consciente los pasos de apertura de una partida: le bastaba con percibir el tablero de manera rápida, eficiente y con menos interferencia de la conciencia. Y así apenas tenía un consumo energético de una bombilla de quince vatios, tal y como explica Dick Swaab en su libro Somos nuestro cerebro:
Esto significa que el gasto total de energía del cerebro de una persona a lo largo de una vida de unos ochenta años no supondría más que 1.200 euros, según los precios vigentes, como ha calculado Michel Hofman. Por ese precio es imposible conseguir un ordenador con una vida útil tan larga. ¡Por 12 euros se puede suministrar energía a mil millones de neuronas a lo largo de toda la vida! Una fantástica y eficiente máquina dotada de conexiones paralelas y, además, mejor preparada para el procesamiento de imágenes y asociaciones que cualquier ordenador.
Imagen | malias
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25 de enero de 2015

Radiografía del cerebro de un terrorista

El atentado de París contra la sede del semanario satírico Charlie Hebdo volvió a recordarnos, una vez más, y de manera brutal, que el terror y la violencia no piden permiso para desatar el pánico. Europa vivió hace unas semanas una auténtica psicosis a raíz de una ola de ataques con los que los cuerpos de seguridad estuvieron en estado de máxima alerta. En un momento en el que decenas de jóvenes occidentales viajan a países como Irak o Siria para unirse a la yihad, los Estados no dejan de trabajar para hacer más seguras sus fronteras.
Las disciplinas que pueden ayudar a luchar contra el terror son muchas: desde las agencias de inteligencia o la política, hasta la informática o la psicología. La prestigiosa revista científica Nature se fija en estas últimas en una serie de artículos que acaba de publicar y que intentan dar respuesta a cuestiones tan cruciales como si es posible predecir el terrorismo, o qué puede llevar a una persona a dejar de lado su vida normal y pasar a ser un asesino.
Aquí destaca especialmente el trabajo del antropólogo Scott Atran, profesor e investigador en la Universidad de Michigan. Este periódico ha contactado con él para que, en la medida de lo posible, intente definir el perfil de estas personas.
"La mayoría son jóvenes que están en una etapa de transición en sus vidas -estudiantes o inmigrantes en una época de cambio entre trabajos o pareja -que han dejado a su familia y buscan otra que dé sentido a su vida", cuenta Atran en conversación con EL MUNDO. Preguntado por cómo es el terrorista típico, si es que tal cosa existiera, cuenta que "tres de cada cuatro personas que se unen a la yihad lo hacen a través de amigos. El 15% a través de familiares", y enfatiza: "Muy pocos son captados en las mezquitas".
Sin embargo, es obvio que ser un adolescente perdido no te convierte en terrorista. "Las personas marginadas son especialmente susceptibles a los cantos de sirena de la yihad, pero también lo son los jóvenes de clase media que quieren dejar su huella en el mundo", cuenta Atran. En Europa, explica, "las redes criminales cuentan con un gran porcentaje de musulmanes marginados que acaban convirtiéndose en delincuentes de poca monta por las pocas oportunidades que le ofrece la sociedad".
"El problema es que ahora la yihad está ofreciendo a estos jóvenes gloria, aventura e importancia, y son precisamente ellos quienes menos tienen que perder, y quienes son más propensos a arriesgar su vida", explica a este periódico este especialista en terrorismo y política internacional.
El artículo completo en:

5 de enero de 2015

El cerebro masculino tiene más volumen que el femenino


El cerebro del hombre y el de la mujer son diferentes pero, hasta este momento, no se había realizado un estudio específico sobre qué estructuras marcan esa diferencia. Ahora, gracias a una investigación de la Universidad de Cambridge, las evidencias han sido reveladas y publicadas en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews.

Para el meta-análisis del tema, el equipo de investigadores realizó una revisión de toda la literatura existente de imágenes cerebrales de individuos de entre 0 y 80 años que mostraran las diferencias en los volúmenes de los cerebros de ambos sexos. En total, se analizaron 126 artículos de entre todos los publicados entre 1990 y 2013.

El análisis final determinó que los hombres tienen un mayor volumen promedio de cerebro que las mujeres (entre un 8-13% más). Sin embargo, las diferencias de volumen entre sexos están localizadas en regiones muy concretas del cerebro, sobre todo en el sistema límbico (donde se originan las emociones).

Los resultados ponen de relieve un efecto asimétrico en el desarrollo del cerebro según el sexo, confirmando la diferencia de tamaño y estructura de ambos. Así que, partir de ahora, el género de un paciente también deberá formar parte de las consideraciones a tener en cuenta de cara a un estudio psiquiátrico, por ejemplo, ya que el sistema límbico está relacionado con la esquizofrenia y otras enfermedades psiquiátricas.

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Muy Interesante

27 de noviembre de 2014

Para tu cerebro, lo que le pasa a un ser querido te pasa a ti mismo

La neurociencia descubre que en el cerebro humano lo que le sucede a un ser querido se experimenta como si nos sucediera a nosotros mismos. 


No le pregunto a la persona herida cómo se siente,
yo mismo me transformo en esa persona herida.
-Walt Whitman, Song of Myself 


El amor, el cariño, el respeto por el otro y la amistad podrían agruparse en torno a una habilidad que poseemos los seres humanos: la empatía. Indudablemente esta capacidad empática es materia prima fundamental de nuestra existencia y, tal vez, apela al sentimiento más auténtico que una persona puede gestar. Incluso podríamos especular sobre el papel que juega la empatía en la evolución y la supervivencia de nuestra especie o, como advertía Roger Ebert, “creo que la empatía es la máxima virtud de una civilización”.
Si bien los alcances de la empatía son, creo, plenamente comprobables mediante la experiencia individual, lo cierto es que la nitidez de este fenómeno se manifiesta tangiblemente incluso a nivel neuronal. Hace unos meses, investigadores de la Universidad de Virginia concluyeron, tras una serie de experimentos con escáneres de resonancia magnética para monitorear la actividad cerebral, que cuando existe un lazo de afecto y familiaridad con otra persona, nuestro cerebro la experimenta como si fuésemos nosotros mismos. 

Lo primero que descubrieron fue que nuestro cerebro distingue tajantemente entre los extraños y aquellos a quienes ‘conocemos’. Y luego hallaron que aquellas personas que asignamos a nuestra red social se funden con nuestro sentido de ser a un nivel neuronal –fenómeno que se intensifica entre mayor es el lazo de afecto. James Coan, uno de los psicólogos involucrados en el estudio, advierte al respecto:

Notamos que, mediante la familiaridad, otras personas pasan a formar parte de nuestro propio ser [...] Nuestro yo termina por incluir a esas personas con quienes experimentamos cercanía. Esto posiblemente se debe a que los humanos necesitan de amigos y aliados con quienes puedan unir fuerzas y concebirlos de la misma manera en que se autoconciben. Y cuando las personas pasan más tiempo juntas, entonces esta similaridad se refuerza. 

El experimento consistió en escanear la actividad cerebral de 22 personas. Los voluntarios eran advertidos de que recibirían sutiles shocks  eléctricos. Ante esta amenaza, sus reacciones fueron contrastadas con aquellas en que existía la posibilidad de que un ser querido fuese a recibir el mismo tratamiento. La respuesta neuronal era casi idéntica en ambos casos, lo cual no ocurría cuando se trataba de una virtual amenaza contra un desconocido (consulta aquí el estudio completo).  

Esencialmente se diluye la frontera entre el “yo” y el “otro”. Nuestro ser pasa a incluir aquellas personas que nos son cercanas. Si un amigo está bajo amenaza, en nuestro interior ocurre lo mismo que si nosotros estuviésemos amenazados. Somos capaces de entender el dolor o la contrariedad que él puede estar atravesando, tal como podemos entender nuestro propio dolor. 

In Lak’ech (tú eres mi otro yo)
Saludo tradicional Maya
Algunas reflexiones al respecto

Al leer el estudio en cuestión, además de emocionarme, no pude evitar preguntarme qué sucede, entonces, cuando lastimamos a un ser querido. Seguramente al estar molesto con un amigo, porque a su vez nos sentimos ofendidos, nuestro cerebro es capaz de removerlo temporalmente de esa región neuroafectiva y por lo tanto podríamos infligirle un daño. Sin embargo, para que eso ocurriese primero él habría tenido que hacer lo propio, previo a incurrir en el acto que produjo nuestra reacción. Y en este sentido sólo quedaría apelar al sentimiento de autodestrucción, es decir, el concebir a alguien como un “yo mismo” no le exime de mi deseo de, en ciertas circunstancias, lastimarlo, pues ni siquiera mi propio “yo” está a salvo de mi propia destrucción. Consecuentemente, si yo dejase a un lado las prácticas autodestructivas, difícilmente lastimaría a mis seres queridos. 

La segunda reflexión que podría detonar este fenómeno es cómo podríamos llegar a ese paraíso empático en el cual realmente concibiésemos a cualquier persona, querida o no, como un propio yo. Cómo eliminar esa distinción entre aquellos a quienes me une el afecto y esas personas a quienes considero simples desconocidos. Lo anterior no para demeritar los lazos de afecto que experimento por “los míos”, sino para derramar este mismo sentimiento de forma incluyente, y así consumar una postura, asumo, impecable, en lo que respecta a la tolerancia, la comprensión, y el respeto por el otro.

En fin, supongo que nos toca, a cada uno, encontrar este tipo de respuestas, pero no por ello deja de resultar fascinante la simple idea de concebir que, más allá de la poesía o la metáfora, realmente tenemos la capacidad de fundir el yo con el otro. 

Twitter del autor: @ParadoxeParadis

Tomado de:

Pijama Surf

11 de octubre de 2014

Perú: 1 700 000 sufren depresión y no son atendidas

Se calcula que en el Perú un millón 700 mil personas anualmente tienen depresión y requieren de atención, manifestó Yuri Cutipe, director de Salud Mental del Ministerio de Salud. Preocupante, y con el avance las reformas neoliberales la depresión será la enfermedad número en el Perú, si es que ya no lo es. Sin empleos de calidad, con slarios míseros, sin sindicatos y con los derechos pisoteados, con jornadas laborales extralargas, sin poder planificar un futuro... ¿quién no se deprimiría?




Cutipe dijo que es cierto que la bonanza económica en el Perú, especialmente en Lima, ha tenido repercusiones en la disminución en la frecuencia en la población de determinadas enfermedades mentales, especialmente los trastornos de ansiedad.

Sin embargo, aun cuando la prevalencia ha disminuido, encontramos un enorme volumen de la población afectada por los problemas de salud mental.

Agregó que la depresión en el Perú afecta la productividad del país en la regularidad a la asistencia en los trabajos y en la regularidad de continuar su formación académica.

Cutipe confesó que en la época incaica, los antiguos curanderos peruanos no solo se fijaban en la fractura (de un cerebro) si no también como se sentía una persona.

Sin embargo, dijo que en el mundo occidental la ciencia ha hecho que se desligue lo mental de lo físico y lo relacional; como si fueran mundos aparte de una misma persona.

Reveló que el sistema de salud peruano tiene una capacidad muy pequeña de reacción ante las necesidades de recuperación de los enfermos mentales como también de los problemas de prevención.

"El Perú, como muchos países vecinos, tiene un sistema de salud mental centrado en el aspecto psiquiátrico o psicológico; sin una visión psicosocial de utilizar los recursos en el medio donde vive la persona. Siendo esto un ejemplo claro de caso de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los niños", puntualizó.

Fuente:

RPP

6 de octubre de 2014

¿Cómo se le llama a las personas que no se desilusionan ni se enfadan por nada nunca?

¿Qué es la ataraxia?


La ataraxia es la incapacidad del ser humano para sentir frustración. A pesar de que esto puede parecer positivo, se trata de un trastorno provocado por un ictus o incluso por un golpe en la cabeza (en la parte frontal), en el que el cerebro queda dañado; la falta de voluntad para enfadarnos o simplemente desilusionarnos, nos impide evolucionar como personas, puesto que la frustración nos ayuda a mejorar cuando algo no nos gusta o no estamos satisfechos con ello.
Su etimología procede del griego que significa literalmente “ausencia de turbación”. Sin embargo, a pesar de que la ataraxia podríamos relacionarla con una sensación permanente de tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos, vemos que hay que pagar un alto precio por ello, ya que las personas que sufren de ataraxia no son conscientes de sus limitaciones ni de las consecuencias que pueden acarrear sus actos

Fuente:

Muy Interesante

3 de octubre de 2014

En 2025, la mitad de los niños serán autistas por el glifosato

El de la doctora Stephanie Seneff es uno de los nombres más polémicos de la ciencia estadounidense, especialmente después que denunciase que los alimentos genéticamente modificados (OGM) han disparado el número de enfermedades crónicas, así como las alergias alimentarias y otras dolencias como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o el síndrome de colon irritable, entre muchos otros. Los últimos trabajos de esta científica del MIT ponen su foco en el autismo, una enfermedad cada vez más frecuente y de la que, sin embargo, aún disponemos de poca información. 

Según la presentación que realizó el pasado mes de junio, el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, es el principal causante de que estas enfermedades se hayan disparado de forma tan rápida, así como la intolerancia al gluten. El problema es que dicho herbicida es producido por Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas y una de las multinacionales más poderosas del mundo, que ha defendido la seguridad de su producto en su propia página web. Muchos no han tardado en desacreditar la teoría de Seneff, como ocurre con la veterana periodista de nutrición Tamar Haspel en las páginas de The Huffington Post. En dicho artículo, la autora recuerda que no se trata más que pura especulación, no refrendada por ningún dato y, además, desvela que Seneff está especializada en ciencia computacional e ingeniería eléctrica, y que su interés por la alimentación es reciente. 



Sea como sea, lo que es innegable es que la prevalencia del autismo ha aumentado sensiblemente durante las últimas décadas, y aún no hemos sido capaces de llegar a un consenso sobre la misma. Actualmente, alrededor de uno de cada 175 niños de todo el mundo nace con este trastorno, aunque varía en cada país. En Estados Unidos, la prevalencia se encuentra actualmente en el 1,5%, mientras que en 1975, tan sólo uno de cada 5.000 niños tenía autismo, según los datos publicados por K. Wintraub en un artículo publicado en Nature. Seneff utiliza este cuadro para trazar su previsión y asegurar que, si el crecimiento sigue estable, para el año 2025 la mitad de los niños podría sufrir autismo. "Al ritmo actual, uno de cada dos niños será autista", anunció en la conferencia celebrada en Groton, Massachusetts. 

Uno de los principales problemas con el autismo es que, en la mayor parte de casos, sus causas son desconocidas. Como explicaba dicho artículo de Wintraub, en un 46% es imposible explicar el origen del trastorno, aunque aduce otras razones por las que se haya disparado el número de diagnósticos. Es el caso de que algunos de los que simplemente habrían sido considerados como víctimas de retraso mental ahora se clasifican como autistas (25%) o aquellos que encajan en la descripción por un mayor conocimiento de la enfermedad (15%). No existe un consenso sobre los orígenes de la enfermedad, que se atribuyen tanto a causas genéticas (los hermanos mellizos suelen desarrollar de igual manera la enfermedad) o alteraciones neurológicas

Más preocupante aún resulta que el autismo se deba a agentes ambientales, como la exposición a determinadas sustancias durante el embarazo, algo se encontrarían en sintonía con la tesis defendida por Seneff.

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Eco Portal

2 de octubre de 2014

¿Por qué no pensamos ni sentimos con el corazón? La primera evidencia, por Galeno (s. 2 DC)

¿Alguna vez has tenido “el corazón en un puño”, o has sentido una “corazonada”? ¿Nunca has oído en boca del consejero emocional de turno esa frase que sintetiza milenios de  sabiduría popular y que reza “escucha y obedece a tu corazón”? Estas expresiones seguramente contribuyen o, más bien, reflejan una creencia bastante general y sin embargo falsa sobre nuestra psicobiología: que el corazón es el órgano donde residen algunas de nuestras facultades mentales más elevadas, especialmente el sentimiento. Para ser justos, esta opinión es de algún modo razonable porque resulta intuitiva. ¿Quien no ha sentido la presión en el cuello ante una desgracia cercana, o el cosquilleo interior al enamorarse? Amor, tristeza, alegría y muchas otras emociones y sentimientos se perciben internamente como experiencias intensas que parecen tener lugar dentro del cuerpo en algún lugar entre las entrañas y la garganta. Por esto, puede parecer intuitivo tener la impresión de que esas emociones, y en general el pensamiento o el conjunto de las funciones mentales, dependan de ese órgano vital llamado corazón.


 Pero no es así como sucede. Hoy en día, los científicos tienen bastante claro que el pensamiento, el sentimiento y todas las funciones mentales no residen en el corazón sino en el cerebro. Curiosamente, en el pasado esto no era en absoluto evidente. Se trata de hecho de un debate muy antiguo y que dio luz accidentalmente a uno de los experimentos más famosos de la historia de la neurociencia (donde se encontró por primera vez evidencia de que la conducta depende del cerebro). La historia se remonta, nada más y nada menos, a los pensadores de la Grecia clásica. En el siglo 4 AC, los filósofos hipocráticos y el mismísimo Platón proponían un papel hegemónico al cerebro en la sensación, movimiento y el pensamiento (una idea que ya habían planteado dos siglos antes los médicos y filósofos pre-socráticos). A pesar de su acierto, esta idea  quedó en el olvido durante mucho tiempo debido a las ideas contrarias de un pensador muy influyente en la época. Contemporáneo del siglo 4AC, Aristóteles defendía que el corazón era el órgano donde residía la mente. Esta postura dominó el debate durante siglos, hasta tal punto, que cuando Galeno mostro 400 años después la primera evidencia en su contra, muchos de los allí presentes no pudieron aceptar lo que sus propios ojos estaban viendo.

El experimento del cerdo chillón


 Galeno fue un famoso médico en la época del imperio Romano. Hizo los primeros estudios sistemáticos de anatomía donde describió por primera vez la estructura general de muchísimos órganos y sistemas corporales. Galeno conocía la organización general del sistema nervioso central, formado por el cerebro y la médula espinal, del que emanan los numerosos nervios del sistema nervioso periférico que se extienden hacia casi todas las partes del cuerpo. También conocía el ordenamiento de lo que hoy conocemos como sistema vascular con el corazón en un lugar central del que salían arterias y al que llegaban venas. Con todo, desconocía muchísimas cosas. No sabía por ejemplo que el corazón bombeaba sangre y ni por asomo podía imaginar de qué forma el corazón o el cerebro podía dar lugar a nuestra capacidad de reflexionar y pensar sobre nosotros mismos. En aquella época, esta discusión entre cerebro y corazón era un tema abierto. Un día y por accidente, en el transcurso de uno de sus numerosos estudios anatómicos, Galeno encontró algo que le llevo a decidirse.

Casi siempre en cerdos, Galeno hizo muchos experimentos para identificar cuáles eran los nervios que controlan la respiración. En uno de estos experimentos, por accidente seccionó los nervios laríngeos recurrentes (unas fibras nerviosas que transcurren por la garganta, y que transportan información sensorial sobre la temperatura de lo que tenemos en la boca y también comandos motores para mover las cuerdas vocales). El resultado no pasó desapercibido a  Galeno: el cerdo siguió forcejeando como de costumbre, pero dejó de gritar. Se quedó mudo (el cerdo, aunque me imagino Galeno también). Sorprendido (Galeno, tal vez también el cerdo) por esta observación, Galeno continúo sus estudios sobre este nervio laríngeo. Primero analizó en detalle la trayectoria que siguen estos nervios hasta el cerebro (descubrió su origen en el nervio vago que se extiende hacia abajo más allá de la laringe y entonces rodea la arteria aorta -en la izquierda- o subclaviana -en la derecha- para después volver a la laringe). A continuación, reprodujo su experimento anterior en muchos animales distintos (vacas, leones, cabras y otros) y en todos observo que un corte de este nervio laríngeo consistentemente dejaba mudos a los animales, confirmando así su observación anterior.



Entusiasmado por este descubrimiento, el patrón de Galeno en Roma, Boethus, organizó una demostración pública de este experimento para una prestigiosa audiencia compuesta de políticos e intelectuales. Galeno comenzó su discurso explicando la morfología del nervio laríngeo y las consecuencias de su interrupción. En sus propias palabras: “hay un par de nervios con forma de pelo en ambos lados de la laringe, que si son ligados o cortados dejan al animal sin voz sin afectar su vida o actividad funcional”. Ya en ese punto algunos miembros del público exclamaron su asombro e indignación. Antes siquiera de que Galeno pudiera comenzar la cirugía, un conocido filosofo aristotélico llamado Damascenus le interrumpió: “aunque nos muestres que la sección de estos nervios en animales los deja sin voz, no necesariamente lo mismo tiene por que suceder en lo seres humanos. Y en cualquier caso, no me lo creería”. De algún modo, esta opinión reflejaba un escepticismo general sobre el valor que la información sensorial en contraposición a la lógica y la geometría tenían a la hora de establecer pruebas, así como la visión Aristotélica de que el pensamiento y por tanto el lenguaje debían estar  controlados por el corazón y no por el cerebro.


El cerebro pensante en la actualidad
 
 Con el tiempo y el paso de los años, el experimento del cerdo chillón de Galeno ha llegado a ser uno de las demostraciones fisiológicas más famosas de todos los tiempos. Algunos historiadores de la neurociencia consideran este experimento como la primera evidencia empírica a favor del cerebro pensante, es decir que el cerebro (y no el corazón) es el principal órgano donde se produce el control del comportamiento. También sabemos hoy que cambios en la actividad cardiaca tienen influencia en el comportamiento, pero esto ocurre debido a que afectan el funcionamiento del cerebro.


Evidentemente, el experimento de Galeno queda todavía lejos de demostrar que el pensamiento se produce en el cerebro. Hoy entendemos que aquello representa la primera evidencia experimental de esta idea del cerebro pensante porque sabemos que los nervios motores (como el nervio laríngeo que Galeno interrumpió) transportan los comandos del cerebro hasta los músculos de la periferia para realizar las acciones que en el cerebro se computaron. Pero nada de esto se conocía en aquella época, seguramente de ahí la resistencia a aceptarlo. Lo que hoy si tenemos es una gran colección de evidencias de personas con lesiones en distintos lugares del cerebro que manifiestan incapacidades en aspectos concretos de la mente, el pensamiento o la emoción. Por ejemplo, los pacientes de Alzheimer, o el más extremo caso de las personas en estado de coma que no pueden hablar ni seguramente reconocer ningún estimulo pero que mantienen sus constantes vitales y el corazón intactos. Y con todo, para ser precisos, todavía estamos lejos de entender con detalle de qué manera la actividad en el cerebro da lugar al proceso de pensar.


Referencia


Fuente:

Neuro Enredos
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