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26 de diciembre de 2019

China emite un gas prohibido que destruye la capa de ozono

El incremento de triclorofluorometano (CFC-11) se produce en las áreas industriales de la zona este de China.


Un equipo internacional pudo determinar el origen de las emisiones de un peligroso gas que había sido prohibido desde hace años por considerarse un potente destructor de la capa de ozono. El año pasado, un observatorio de Hawái detectó el repunte de los niveles de triclorofluorometano o CFCs, pero los científicos ignoraban su procedencia. Ahora, una investigación publicada en la revista Nature afirma tener la respuesta a esta interrogante.

Al menos entre el 40 % y el 60 % del incremento de las emisiones en los últimos años de CFC-11 provendrían de la zona este de la China continental, según concluye la investigación. Todo parece indicar que el sector de la construcción del país asiático usa clandestinamente este producto, lo que podría ralentizar la recuperación de la atmósfera terrestre.

¿Qué es el CFC-11 y por qué es peligroso?

Se trata de tipo de CFCs, que es una serie de sustancias químicas desarrolladas inicialmente como refrigerantes en la década de 1930. Se utilizaron también para formar agujeros en productos de espuma blanda, como almohadas, alfombras acolchadas, cojines y asientos, rellenos en autos e incluso en la construcción de edificios. La utilización de productos de espumas aislantes aumentó en el último cuarto de siglo debido al interés con respecto a la conservación de energía.

A los científicos les llevó décadas descubrir que cuando los CFCs se descomponen en la atmósfera, liberan átomos de cloro que rápidamente destruyen la capa de ozono que nos protege de la luz ultravioleta. Recién a mediados de la década de 1980 se descubrió el gran agujero en este manto protector.

En 1996, los países más desarrollados dejaron de producir CFC-11 en aplicación del Protocolo de Montreal. Tras una moratoria para los países en vías de desarrollo, su producción se prohibió en todo el planeta en 2010.

El artículo completo en: El Comercio (Perú)

23 de julio de 2014

¿Qué le pasaría a la Tierra después de una Guerra Nuclear?

Hemos visto en muchas ocasiones qué sucedería tras una guerra nuclear entre las dos grandes superpotencias, pero ¿Qué es lo que podría suceder después de una guerra de nivel regional, entre dos países poseedores de armamento nuclear como pueden ser India y Paquistán? Un equipo técnico de EE.UU: ha presentado un estudio sobre cuáles serían las consecuencias.



El supuesto contempla la explosión de simplemente cien ojivas nucleares del tamaño de la bomba lanzada en Hiroshima, sobre el subcontinente indio. Cinco megatones de carbono negro entrarían en la atmósfera inmediatamente, absorbiendo el calor del sol antes de que pudiera llegar a la Tierra.

Un año después del hipotético conflicto nuclear la temperatura de la superficie de la Tierra caería unos dos grados, tras cinco años nuestro planeta sería tres grados más frío de lo que es actualmente. A los veinte años de la guerra, la temperatura media seguiría un grado por debajo de la temperatura media actual. 

La bajada de las temperaturas reduce la cantidad de agua de lluvia recibida, un año después de la guerra, las precipitaciones se han reducido un nueve por ciento, veintiséis años después la Tierra recibe un cuatro y medio menos de lluvia.

Entre dos y seis años después la temporada de crecimiento de los cultivos se ha reducido entre diez y cuarenta días dependiendo de la región.

Las reacciones químicas en la atmósfera aumentan el agujero de la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta. Cinco años después de la guerra la capa de ozono se ha vuelto entre un 20 y un 25 por ciento más delgada. Diez años después la capa de ozono se ha recuperado, pero continúa siendo un ocho por ciento más delgada.

La protección UV ha disminuido produciendo más quemaduras solares y un aumento de la incidencia de cáncer entre la población. 

Para evitar esta supuesta catástrofe, la comunidad científica quiere estimular a los países a destruir las aproximadamente 17.000 armas nucleares que todavía mantienen.

Vía | popsci

Tomado de:

Xakata Ciencia

20 de mayo de 2013

¿Qué pasaría si el centro de la Tierra se enfriara?

Nucleo de la Tierra

El núcleo de la Tierra tiene una porción interna sólida, rodeada por una capa líquida de unos 2.266km de gruesa.

Las corrientes de convección en esa parte externa del núcleo son las que generan el campo magnético de la Tierra.

Si el núcleo del planeta se enfriara y solidificara, el campo magnético se reduciría a casi nada y las partículas cargadas del viento solar podrían llegar a la atmósfera superior.

Eso podría desgastar la capa de ozono y exponernos a niveles de luz ultravioleta letales.

Lo que es quizás sorprendente es que la parte externa del núcleo está efectivamente congelándose, pero a un ritmo de 1 milímetro al año, así que pasarán 2.000 millones de años antes de que se congele del todo.

Fuente:

BBC Ciencia

3 de diciembre de 2012

El agujero de ozono afecta el crecimiento de los árboles

Ejemplares de araucaria (gentileza Ianigla)

Árboles emblemáticos de la Patagonia, como la araucaria, crecieron menos por el agujero de ozono.

En los años ’80 los científicos descubrieron que una zona de la estratosfera conocida como la capa de ozono, vital para proteger a la Tierra de los rayos del Sol, tenía niveles anormalmente bajos en algunas partes, en especial en una extensa zona sobre la Antártida.

En vista de que la capa de ozono absorbe casi el 99% de la radiación ultravioleta (UV) que llega hasta la Tierra el descubrimiento de este enorme agujero generó gran preocupación por los efectos nocivos que podrían provocar estos rayos solares en el hemisferio sur. 

Los líderes mundiales acordaron tomar medidas para frenar el problema y a través de la firma del llamado Protocolo de Montreal (1987) eventualmente lograron reducir la emisión de los compuestos químicos que estaban generando la pérdida de ozono, lo que impidió que el agujero siga creciendo.

Lo que no sabían los expertos entonces es que los efectos de este fenómeno irían mucho más allá de un aumento en los niveles de radiación UV.

Casi treinta años después de que fuera detectado, un equipo internacional de científicos halló evidencia de que el agujero en la capa de ozono provocó un cambio climatológico que afectó notoriamente el crecimiento de árboles en las regiones más australes del mundo.

El estudio, liderado por el ingeniero forestal argentino Ricardo Villalba, fue tapa de la edición de noviembre de la revista científica Nature Geoscience

Villalba, director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), contó a BBC Mundo que en las últimas tres décadas los bosques más emblemáticos de la Patagonia tuvieron la tasa de crecimiento más baja de los últimos 600 años, como consecuencia del agujero de ozono.

Cómo están conectados

El motivo de esta baja de crecimiento es una caída de entre el 20% y el 30% en los niveles de precipitaciones durante los últimos 20-30 años, explicó Villalba.

El agujero en la capa de ozono.

El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida se ha estabilizado.

Los expertos investigaron si esta disminución de lluvias estaba relacionada con fenómenos climatológicos como El Niño o La Niña, pero no encontraron evidencia que los conectara.

En vez, descubrieron que la caída en las precipitaciones estaba asociada a otro fenómeno conocido como la Oscilación Antártica del Hemisferio Sur (OAHS).

"La OAHS es como un anillo de diferencias de presiones que se forma en la atmósfera del continente antártico y controla la variabilidad climática en el hemisferio sur", detalló el experto.

El ciclo consiste de dos fases: la positiva, durante la cual los vientos del oeste –los que traen las lluvias- se mueven hacia el sur, provocando una disminución de las precipitaciones, y la negativa, durante la cual los vientos se mueven hacia el norte y vuelven las lluvias.

Los científicos creen que el agujero en la capa de ozono generó un cambio en el ciclo de la OAHS, prolongando la fase positiva.

Eso, según Villalba, habría provocado la mayor sequía y un aumento de las temperaturas en las zonas alrededor de la Antártida.

Efecto contrario

El equipo del Ianigla descubrió esta anomalía luego de estudiar los anillos de araucarias y cipreses, dos de los árboles más característicos de la Patagonia, que viven entre 500 y 800 años.

Hallaron que tanto en Argentina como en Chile estos árboles habían sufrido un fuerte retroceso en su crecimiento en las últimas tres décadas.

Ante esta evidencia, los expertos decidieron contactarse con sus pares del otro lado del mundo, en Australia y Nueva Zelanda, para ver si esos países australes registraban un patrón parecido.

Muestreando ejemplares de ciprés (gentileza Ianigla)

Los investigadores analizaron los anillos de más de 3.000 árboles en Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia.

Los resultados fueron sorprendentes: la investigación mostró una clara alteración en la evolución de los árboles desde la década del ’80. Pero mientras que los bosques patagónicos habían frenado su crecimiento los de Oceanía crecieron más que nunca.

¿Cómo se explica? "Nuestros colegas australianos y neozelandeses analizaron los anillos de árboles en bosques húmedos y fríos, que se beneficiaron con las temperaturas más altas", explicó Villalba.

En cambio, los investigadores argentinos realizaron sus estudios en el norte patagónico, donde el clima es más seco.

"El paso siguiente es investigar el impacto del agujero de ozono sobre otras especies y en otras regiones", anticipó el científico.

Según los especialistas, si el Protocolo de Montreal se sigue aplicando con éxito para 2050 la capa de ozono podría volver a sus niveles normales y los agujeros se cerrarían.

Lo que no pueden anticipar los expertos es cuánto daño habrá ocurrido para entonces.

Fuente:

BBC Ciencia

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14 de noviembre de 2012

Smog (¿y qué es eso?)

http://londonincognito.files.wordpress.com/2011/05/smog-52.jpg
La traducción de este término inglés sería "neblumo", pero considero que es mejor emplear el anglicismo como tal. La palabra viene de smoke (humo) y fog (niebla). Existen dos tipos de smog, el fotoquímico y el sulfuroso. El caso más sonado de smog sulfuroso ocurrió en Londres, y produjo varias muertes. El smog sulfuroso es fácil de evitar, una vez conocida su causa, que eran las pequeñas cantidades de azufre que se encontraban en el carbón utilizado en las calefacciones. Al quemar el carbón para obtener calor, el azufre presente se transformaba en dióxido de azufre (por contacto con el oxígeno del aire), de manera que salía  a la atmósfera en forma de gotitas de ácido sulfúrico, dióxido de azufre y partículas en suspensión.

El smog fotoquímico se forma en ciudades tipo Los Ángeles, que tienen una disposición geográfica determinada, que hace que en temporadas de anticiclón los contaminantes emitidos permanezcan en la atmósfera urbana y reaccionen. Al incidir la luz solar sobre los gases que expulsan los vehículos, que suele contener óxidos de nitrógeno tóxicos (en cualquier combustión se forman, o bien derivados del monóxido de carbono por combustión incompleta, o óxidos nitrogenados ya que en el aire de nuestra atmósfera está presente el nitrógeno en una proporción de aproximadamente el 79%), se generaban especies radicalarias que reaccionaban a su vez con el oxígeno normal en el aire produciendo ozono. 
http://www.engin.umich.edu/~cre/web_mod/la_basin/smog.jpg

Pero, si el ozono es bueno, nos protege de la radiación del sol y hay que cuidar la capa de ozono... Efectivamente, el ozono es "bueno" en altas capas de la atmósfera, en la famosa capa de ozono donde actúa como filtro de la radiación ultravioleta. Pero el ozono en la troposfera o capa baja de la atmósfera es un contaminante que causa serios perjuicios sobre la salud humana. Se observan picos en la actividad de las especies radicalarias fotoquímicas: a primera hora cuando todo el mundo se dirige al trabajo se acumulan los contaminantes de los tubos de escape, a mediodía cuando el sol incide con más fuerza se generan el ozono y las especies nitrogenadas de radicales, y vuelve a descender según la luz solar desaparece.
 
http://www.tecnun.es/asignaturas/Ecologia/Hipertexto/10CAtm1/10-5Fot.jpg

Para evitar el smog sulfuroso, ha de tenerse más cuidado para que el carbón no presente trazas ni restos de azufre. El fotoquímico tiene más miga... De hecho, los vehículos llevan instalado en el tubo de escape una doble cámara para evitar que se produzcan derivados de óxidos de nitrógeno o del monóxido de carbono. Consiste en un recipiente de acero inoxidable que contiene en su interior una pieza cerámica dividida en celdillas (para aumentar la relación superficie/volumen) recubiertas por catalizadores, es decir, metales nobles como el rodio o el platino, que lo que hacen es acelerar las reacciones para evitar contaminar (o al menos contaminar menos).
 
Fuente:
 

24 de septiembre de 2012

¡Peligro!: Respirar aire en Europa acorta la vida

Boina de contaminación en Madrid. | Diego Sinova
Boina de contaminación en Madrid. | Diego Sinova
El aire europeo está repleto de partículas nocivas. Esa conclusión se puede extraer del estudio presentado este lunes por la Agencia Europea de Medio Ambiente que evalúa la calidad del aire y la presencia de contaminantes que afectan a la salud de las personas.

El informe se basa en datos del año 2010 y analiza la presencia de ocho tipos de sustancias (partículas contaminantes en suspensión, ozono, dióxido de nitrógeno, CO2, metales pesados, benzeno y benzopireno y dióxido de sulfuro).

Los datos extraidos son preocupantes. Inquieta especialmente la exposición de una gran parte de la población europea a partículas contaminantes en el aire puesto que son unas de las más nocivas para la salud, al perjudicar a zonas sensibles de las vías respiratorias. El estudio señala que casi un tercio de la población urbana del continente está expuesto a concentraciones excesivas de estos contaminantes, según los límites anuales de la Unión Europea. Aún más alarmante es el dato si se compara con el límite máximo impuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este caso es el 95% de los habitantes de Europa el que se enfrenta a estas partículas perjudiciales para su salud. Los peor parados en este caso son los países de Europa del Este.

La UE ha dado importantes pasos en la reducción de las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, a la vista de los resultados, aún queda mucho por hacer. "En muchos países, las concentraciones de contaminantes atmosféricos todavía son superiores a los límites legales y recomendados establecidos para preservar la salud de los ciudadanos europeos", explica la profesora Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la AEMA.

Para la AEMA este es un paso esencial para apoyar futuras políticas de lucha contra la contaminación. Una lucha prioritaria, puesto que la contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida humana aproximadamente en dos años en las ciudades y las regiones más contaminadas.

El ozono es otro de los elementos más peligrosos presentes en el aire, puesto que puede provocar problemas respiratorios e incluso muerte prematura. En este caso, son los países mediterráneos los más afectados por este tipo de contaminación. Una vez más, los datos tampoco son halagüeños: en las ciudades el 17% de los habitantes europeos está expuesto a niveles excesivos según el límite de la UE, mientras que basándose en el de la OMS, una vez más el dato, un 97%, produce escalofríos.

Otros datos reflejan luces y sombras: por un lado, las emisiones de dióxido de azufre se han reducido considerablemente gracias a las políticas de la UE que ha exigido tecnologías de depuración de las emisiones y un menor contenido de azufre en los combustibles; por otro, preocupa la exposición excesiva de casi un tercio de la población al benzopireno, peligrosas partículas carcinógenas.

Resultados de España

España no es de los países peor parados en el informe de la agencia. Incluso refleja una destacada mejoría en cuanto a la presencia de partículas contaminantes en el aire junto a Gran Bretaña, Suecia y Portugal.
No ocurre lo mismo en el nivel de ozono, puesto que se encuentra entre los países con mayor cantidad de emisiones, sin llegar a superar el límite establecido por la UE.

Queda mucho camino por recorrer para proseguir con la reducción de contaminantes perjudiciales para la salud de las personas. Todo eso para conseguir que 2013 "sea el año de la atmósfera", en palabras del comisario de Medio Ambiente Janez Potočnik.

Fuente:

El Mundo Ciencia


 

12 de marzo de 2012

Muere el hombre que descubrió el agujero de la capa de ozono


Sherwood Rowland

Sherwood Rowland escribió su polémica investigación sobre el desgaste de la capa de ozono en 1974.

Fue el primero que sospechó que la capa de ozono que protege a la Tierra se estaba acabando debido a sustancias químicas fabricadas por el hombre. El estadounidense Sherwood Rowland, de 84 años de edad, murió este lunes dejando una estela de investigaciones científicas que, no obstante, fueron ridiculizadas en su momento.

En 1974 Rowland trabajaba como profesor de química en EE.UU. cuando escribió un polémico artículo sobre los peligros de los CFC, los cloroflurocarbonos. La comunidad científica y la industria químico no sólo no lo tomaron en serio sino que se burlaron de sus hallazgos.

Veinte años después el científico recibía el premio Nobel de química por su trabajo.

Investigador de la Universidad de California en Irvine (UCI) compartió el premio con Mario Molina del Instituto de Tecnología de Massachusetts y Paul Crutzen, del Instituto Max Planck de Química en Mainz, Alemania.

"Hemos perdido a nuestro mejor amigo y mentor", señaló el decano de Ciencias Físicas de la UCI Kenneth Janda, al conocer la muerte de Sherry como le llamaban sus amigos.

"Salvó al mundo de una enorme catástrofe. Nunca vaciló en su compromiso con la ciencia, la verdad y la humanidad", subraya Janda.

Rowland y los cálculos de sus colegas llevaron a finales de la década de 1970 a algunas restricciones al uso de los CFC, que eran ampliamente utilizados como refrigerantes, en aerosoles, solventes y agentes para hacer espumas.

Sin embargo, no fue hasta 1985 cuando se le dio impulso a un tratado de prohibición de los CFC, el llamado Protocolo de Montreal. Ese año se confirmó que los productos químicos estaban provocando un agotamiento severo o "agujero" en la capa de ozono sobre la Antártida.

"Salvó a la Tierra de una tragedia"

Agujero en la capa de ozono

El agujero de la capa de ozono en la Antártida se ha estabilizado.

El ozono, una molécula que se compone de tres átomos de oxígeno, es el responsable de filtrar la radiación ultravioleta dañina del sol.

El gas se produce y se destruye constantemente en la estratosfera, a unos 30 km sobre la Tierra. En una atmósfera no contaminada ese ciclo de producción y descomposición se encuentra en equilibrio.

Los CFC y otras sustancias químicas restringidas en Montreal ascendían a la estratosfera y liberaban bromo y átomos de cloro que luego actuaban como catalizadores de la descomposición del ozono.

"Mario y yo nos dimos cuenta de que esto no era sólo una cuestión científica, sino un problema ambiental potencialmente grave que implicaría el agotamiento sustancial de la capa de ozono estratosférica", detallaba Rowland.

"Sistemas biológicos enteros, incluyendo los seres humanos, estarían en peligro al estar expuestos a los rayos ultravioletas", explicaba el científico.

El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, que aparece en la primavera austral debido a la meteorología singular del polo, se ha estabilizado en los últimos años.

El agujero correspondiente al Ártico alcanzó su medida más grande en 2011, pero al igual que el sur se espera una recuperación a largo plazo ahora que el uso de los CFC está muy restringido.

Fuente:

BBC Ciencia

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2 de marzo de 2012

La luz de la Tierra reflejada en la Luna permite ‘redescubrir’ la vida

  • Las mediciones pueden servir para buscar bioseñales en planetas extrasolares
  • Los análisis permiten identificar la vegetación, el oxígeno, el ozono y el agua del aire, así como los océanos y las nubes

Para buscar algo es muy útil saber qué aspecto tendrá lo que uno busca. ¿Qué firmas biológicas podrían identificar los científicos que observan los planetas extrasolares? Muchos de esos cuerpos tienen tamaño terrestre y están en zonas alrededor de sus astros donde podría haber agua en estado líquido, pero ¿qué se podría ver desde aquí como prueba de vida allí? Unos astrónomos han ideado una estrategia para identificar marcadores de actividad biológica en la luz de nuestro propio planeta, donde, obviamente saben que existe. Para probarla se han servido de la Luna, apuntando hacia ella el VLT, el mayor conjunto de telescopios terrestres, instalado en Chile, y han analizado la luz reflejada en el satélite natural desde el planeta, logrando reconocer así áreas de vegetación, el oxígeno, ozono y agua del aire así como los océanos y las nubes. Ciertas combinaciones de gases en la atmósfera son indicadores de actividad de seres vivos.

Esquema de las observaciones de la luz de la tierra reflejada en la superficie de la Luna para buscar en ella marcadores de actividad biológica. / ESO / L.CALÇADA

“Hacemos un truco: utilizamos el brillo de la Tierra para observarla como si fuera un exoplaneta”, explica el líder del equipo, Michael Sterzik, astrónomo del Observatorio Europeo Austral (ESO). “El Sol ilumina la Tierra y su luz se refleja a la superficie lunar, que actúa como un gigante espejo que vuelve a reflejarla hacia nosotros, y eso es lo que hemos observado con el VLT”, añade.

La técnica desarrollada por estos investigadores es muy prometedora, asegura el ESO, pero habrá que esperar para probarla en otros sistemas planetarios con telescopios más potentes que los actuales (cada uno de los VLT mide 8,2 metros de diámetro), como el futuro gigante europeo E-ELT, de unos 40 metros de diámetro. Aunque, tal vez, ni siquiera sea suficiente esa enorme máquina astronómica para estos sutiles análisis y haya que esperar a tener nuevos potentes telescopios espaciales que se están planeando. De momento, se trata de ir haciendo pruebas.

La espectropolarimetría, como se llama la técnica empleada por estos científicos, “puede llegar a decirnos si una vida vegetal simple, basada en procesos fotosintéticos, ha emergido en algún otro lugar del Universo”, señala Sterzik, advirtiendo que “desde luego no estamos pensando en buscar hombrecillos verdes o indicios de vida inteligente”.

En la atmósfera terrestre, los principales gases producidos biológicamente son el oxígeno, el ozono, el metano y el dióxido de carbono. Por supuesto todos ellos se pueden producir sin la presencia de vida en el planeta, pero la existencia simultánea de ellos en proporciones determinadas son biomarcadores y eso es los han buscado y analizado Sterzik, Stefano Bagnulo (del Observatorio Armagh británico) y Enric Pelle (del Instituto de Astrofísica de Canarias).

La superficie lunar actúa como un espejo gigante

Con la técnica de espectropolarimetría, en lugar de fijarse solo en cómo brilla la luz reflejada en diferentes colores, se mira también la polarización de la luz, cuando su campo eléctrico y su campo magnéticos tienen una orientación determinada. Con sus análisis, los científicos identifican en áreas locales de la luz terrestre las firmas del oxígeno, del ozono y del agua, datos que utilizan para caracterizar las propiedades de las nubes y de las partículas en suspensión, según explican en la revista Nature.

El experto Christoph U.Keller (Universidad de Leiden, Holanda) advierte en un artículo en Nature que “estamos todavía muy lejos de detectar vida en planetas extrasolares con técnicas de análisis remoto”, pero adelanta que los análisis de este tipo de la luz de astros reflejada por exoplanetas se va a convertir en breve en una herramienta habitual para caracterizar otros mundos.

“La luz de un planeta extrasolar lejano está sobresaturada por el resplandor de su estrella y es muy difícil de analizar, es como intentar estudiar un grano de polvo que está junto a una bombilla encendida”, señala Bagnulo. “Pero la luz reflejada por un planeta esta polarizada, mientras que la de la estrella no, de manera de estas técnicas nos ayudan a aislar esa luz tenue de la del astro”.

Palle, por su parte, aclara que “encontrar vida fuera del Sistema Solar depende de dos cosas: de que exista esa vida y de tener la capacidad técnica de detectarla, y este trabajo es un paso importante para alcanzar esa capacidad”.

Al estudiar en la Luna el color y el grado de polarización de la luz procedente de la Tierra, los tres investigadores han logrado deducir cosas sabidas, pero nunca con esta técnica: que la atmósfera terrestre está parcialmente nublada, que parte de la superficie está cubierta por océanos y que hay vegetación. Incluso han detectado cambios en la cubierta de nubes y la cantidad de vegetación en diferentes partes del planeta, aseguran los expertos del ESO.

Fuente:

El Paìs Ciencia

12 de octubre de 2011

La sorpresiva capa de ozono de Venus

venus

Un equipo científico europeo ha descubierto que Venus tiene una delgada capa de ozono, cientos de veces menos densa que las de la Tierra.

El descubrimiento se realizó gracias a la sonda Venus Express de la Agencia Especial Europea, cuyos científicos publicaron el hallazgo en Icarus, la publicación dedicada a estudios planetarios de la Sociedad Astronómica Estadounidense.

Hasta ahora sólo se habían detectado capas de ozono en la Tierra y Marte. Ahora se encuentra esta en el segundo planeta del Sistema Solar.

El hallazgo podría ayudar a los astrónomos a refinar los parámetros para la búsqueda de vida en otros planetas.

Filtro planetario

La nave espacial se topó con la capa cuando intentaba enfocar estrellas viéndolas a través de la atmósfera venusina.

La intensidad de las estrellas era más débil de lo esperado, porque el ozono absorbe parte de la luz ultravioleta

El líder del grupo investigador, Franck Montmessin, del Centro de Investigación Atmosférica Latmos, de Francia, explicó que la capa de ozono de Venus está ubicada a una altura de 100 kilómetros, tres veces más que la de nuestro planeta.

El ozono es una molécula que contiene tres átomos de oxígeno, que se formó cuando la luz solar escindió el dióxido de carbono de la atmósfera venusina para formar moléculas de oxígeno.

En la Tierra un proceso similar permite la formación del ozono, que absorbe parte de los dañinos rayos ultravioletas del Sol, evitando que lleguen a la superficie.

Sin embargo, este proceso se ve suplementado por el oxígeno liberado por los microbios que "comen" dióxido de carbono.


"Podemos usar estas nuevas observaciones para probar y refinar los escenarios para la detección de vida en otros planetas "

Franck Montmessin, Centro de Investigación Atmosférica Latmos


Nuevas pistas

"La detección de este ozono nos dice mucho acerca de la circulación y la química de la atmósfera de Venus", dijo Kakan Svedhem, miembro del proyecto de la misión del Venus Express

"Más allá de eso, es evidencia adicional de las similitudes fundamentales entre los planetas rocosos y muestra la importancia de estudiar Venus para entenderlos a todos".

Algunos biólogos asumen que la presencia de oxigeno, carbón y ozono en una atmósfera es indicativo de que existe vida en la superficie de ese planeta.

Los nuevos resultados niegan esa presunción. La sola presencia de oxigeno en una atmósfera no es ya evidencia suficiente para empezar a buscar vida.

Sin embargo, la presencia de grandes cantidades de esos gases, como en la atmósfera terrestre, es probablemente una buena señal, dicen los científicos.

"Podemos usar estas nuevas observaciones para probar y refinar los escenarios para la detección de vida en otros planetas", aseguró Montmessin.

Fuente:

BBC Ciencia

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4 de octubre de 2011

El Polo Norte también tiene su agujero de ozono

Niveles de ozono sobre el Polo Norte, en marzo de 2011. | Nature

Niveles de ozono sobre el Polo Norte, en marzo de 2011. | Nature

  • Algunas zonas perdieron hasta el 80% de ozono en la primavera de 2011
  • Una presencia inusualmente larga de aire frío en altura acelera el fenómeno
  • También hubo más niveles de gases dañinos para el ozono que en otros años
  • Los gases clorados que dañan el ozono fueron prohibidos a finales de los 80
  • La atmósfera todavía sufre el efeto de los químicos liberados hace décadas

La pérdida de ozono sobre el océano Ártico este año ha sido tan severa que por primera vez se le puede llamar "agujero de ozono", afirma un grupo de científicos que acaba de publicar sus conclusiones en la revista 'Nature'. Aseguran también que la pérdida de ozono en el norte este año es equiparable a la que ocurre desde hace tiempo sobre la Antártida. Hay que tener en cuenta que hasta ahora, cuando se hablaba de pérdida de ozono era en el hemisferio sur, pero este fenómeno no había sido noticia en el extremo norte del planeta.

A una altura de 20 kilómetros sobre el Polo Norte, el 80% del ozono se ha perdido, afirman los científicos. La causa ha sido una presencia inusualmente larga de aire frío a gran altura además de una mayor cantidad de gases destructores del ozono sobre la zona. Los compuestos clorados producidos por el hombre que destruyen el ozono son mucho más activos en ambientes fríos. Las causas de la pérdida de ozono han sido por tanto relativamente circustanciales, por lo que es imposible saber si el fenómeno observado este año se repetirá en próximas ocasiones.

La destrucción del ozono atmosférico por la presencia de compuestos clorados ocurre en primavera sobre las dos regiones polares. Sin embargo, puesto que esa estación es relativamente más templada en el Polo Norte que en el sur, los daños no son tan graves en aquel como en éste y la mayoría de los años la disminución de la capa de ozono es mucho menor en el Ártico que en la Antártida.

Sin embargo, el trabajo aparecido en 'Nature' revela que este año, en determinadas altitudes, el periodo de bajas temperaturas en el Ártico duró 30 días más que cualquier otro invierno ártico, dando lugar a una destrucción de ozono sin precedentes. Para determinar los factores que motivaron que este periodo de bajas temperaturas fuera tan persistente serán necesarios otros estudios.

'Durante el invierno 2010-11, las temperaturas diarias no alcanzaron valores más bajos que en anteriores inviernos árticos', ha afirmado Gloria Manney, autora principal del estudio, que pertenece al Jet Propulsion Laboratory de la NASA de Pasadena (California), y al New Mexico Institure of Mining and Technology, de Socorro (Nuevo México). "La diferencia con respecto a anteriores inviernos es que las temperaturas extremadamente bajas persistieron durante un periodo mayor. Esto implica que si en el futuro las temperaturas estratosféricas disminuyeran ligeramente, como resultado del cambio climático, por ejemplo, la pérdida de ozono del Ártico podría ocurrir con mayor frecuencia.»

Gloria Manney, del California Institute of Technology, es la autora líder del artículo aparecido en 'Nature'. Los autores han analizado los datos de ozono sobre el Polo Norte a finales de 2010 y comienzos de 2011 y aseguran que la pérdida de este gas supera cualquier observación científica anterior.

En la investigación han participado científicos de 19 instituciones de nueve países (Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Canadá, Rusia, Finlandia, Dinamarca, Japón y España) que han analizado datos procedentes de un amplio conjunto de medidas. Se han empleado observaciones diarias de gases y nubes facilitadas por los satélites de la NASA Aura y CALIPSO, datos de ozono medidos por globos instrumentados, datos meteorológicos y modelos atmosféricos.

La aportación española corrió a cargo del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), que desde 1991, en colaboración con el Instituto Meteorológico Islandés, participa en proyectos europeos para la medida de destrucción de ozono en la región Sub-Ártica, realizando sondeos de ozono desde la base de Keflavik (Islandia).

Salvados gracias al acuerdo de Montreal

El ozono es una forma de oxígeno que se acumula de forma natural en la la parte alta de la atmósfera - desde los 15 a los 35 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra - y protege la vida en la Tierra de los rayos ultravioleta solares.

Ciertos gases clorados producidos industrialmente por el hombre - CFCs - tienen la capacidad de destruir este ozono. El Protocolo de Montreal, que entró en vigor en 1989, fue un acuerdo internacional para dejar de usar y producir estos gases, que se empleaban como refrigerantes para frigoríficos o como propelentes para sprays, y sustituirlos por otros que no dañaran el ozono. El Protocolo de Montreal fue un éxito, pues se consiguió retirar del mercado mundial esos dañinos productos y frenar el problema.

Si dos décadas después el ozono sigue desapareciendo es porque los gases clorados o CFCs tienen una larga vida en la atmósfera. Los daños que se observan hoy se deben a los gases que se emitiron antes de la prohibición y que aún perduran. Los científicos, de hecho, aseguran que el agujero de ozono seguirá haciéndose mayor en las próximas décadas, y que no será hasta 2050 cuando empiece a remitir. Será para entonces cuando hayan desaparecido los CFCs emitidos en el pasado por el hombre. De no haberse prohibido su uso en 1989, el problema se habría acelerado y durado para siempre.

De hecho, la autora líder del estudio en 'Nature', Gloria Manney ha manifestado que sin el Protocolo de Montreal, los niveles de cloro serían ya tan altos que en el Ártico se formaría también cada primavera un agujero de ozono.

La persistencia en la atmósfera de las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono implica que los agujeros de ozono de la Antártida, y la posibilidad de una futura pérdida severa de ozono en el Ártico, puedan seguir ocurriendo durante décadas, asegura el INTA en comunicado de prensa.

Fuente:

El Mundo Ciencia

17 de septiembre de 2011

El Día del Ozono identifica un nuevo enemigo para la capa vital del planeta

Especial: Calentamiento Global

La Organización de Naciones Unidas aprovechó el día de ayer (16 de septiembre) el Día Internacional de la protección de la capa de ozono para identificar un nuevo enemigo para ese escudo del planeta: los HFC, y recordó la "oportunidad única" que ofrece la nueva tecnología para no utilizarlos.

HCFC (Hidroclorofluorocarburos)


¿Qué es?

Los HCFCs son compuestos formados por átomos de cloro, flúor, hidrogeno y carbono. Aunque son destructores de la capa de ozono, han sido introducidos temporalmente como sustitutos de los CFCs.

Fuentes de emisión y aplicaciones de los HCFCs.

La principal fuente de contaminación de estas sustancias son los equipos de refrigeración, tanto en estado operativo, como al final de su vida útil. También se encuentran presentes en aerosoles, pinturas, barnices, etc.

No existen fuentes naturales de contaminación, ya que se trata de sustancias sintetizadas por el hombre.

Efectos sobre la salud humana y el medio ambiente.

Los efectos producidos por la inhalación de los HCFCs suelen ser confusión mental y somnolencia, pero en elevadas concentraciones se puede llegar a la pérdida del conocimiento y asfixia. El contacto con el líquido provoca congelación en la piel y enrojecimiento y dolor en los ojos.

Los HCFCs se usaron como sustancias sustitutivas de los CFC debido a su menor toxicidad y persistencia en el medio ambiente, aun así son sustancias cloradas destructoras Enlacede la capa de ozono. Por lo general son sustancias con un potencial de bioacumualación bastante bajo, aunque el 2,2-dicloro -1,1,1- trifluoroetano, según estudios realizados en el alga Daphnia, presenta un nivel moderado de toxicidad en los organismos acuáticos.

Más información en la web del Ministerio de Medio Ambiente de España.


La Organización de Naciones Unidas aprovechó hoy el Día Internacional de la protección de la capa de ozono para identificar un nuevo enemigo para ese escudo del planeta: los HFC, y recordó la "oportunidad única" que ofrece la nueva tecnología para no utilizarlos.

Con el doble objetivo de proteger la capa de ozono y atajar el cambio climático, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) subraya que los hidrofluorocarbonos (HFC), si bien no atentan contra la ozonosfera, provocan el efecto invernadero.

El propio Ban Ki-moon señala en un escrito a propósito del Día Internacional de la Protección de la Capa de Ozono, la posibilidad de que se incluya en los acuerdos internacionales una recomendación sobre los HFC para evitar el calentamiento global.

Los HFC, si bien no agotan la capa de ozono, son gases de efecto invernadero muy potentes, y su consumo ha ido aumentando rápidamente a medida que se utiliza para reemplazar a los HCFC, químicos antropogénicos dedicados a la refrigeración y fabricación de aerosoles con los que se sustituyó a los ya prohibidos clorofluorocarbonos (CFC).

En esta fecha se conmemora desde 1995, por decisión de la Asamblea General de la ONU, la firma del Protocolo de Montreal (1987), que identifica y restringe las sustancias que agotan la capa de ozono.

"Las Partes en el Protocolo de Montreal están ahora examinando nuevas enmiendas, incluidas propuestas encaminadas a incorporar a los hidrofluorocarbonos (HFC) en el régimen del Protocolo, en una forma que complemente los esfuerzos emprendidos al amparo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y su Protocolo de Kyoto", añade el secretario de la ONU en el escrito publicado en la página de la Secretaría para el Ozono de la organización.

La tecnología que se elija para reemplazar a los HCFC "será determinante" a futuro y se invita a gobiernos e industrias a aprovechar la "oportunidad singular" de adquirir tecnologías de vanguardia, que eliminen los compuestos que agotan la capa de ozono, disminuyan los costos de energía y respeten el clima.

"Los HCFC son tanto sustancias que agotan la capa de ozono como potentes gases de efecto invernadero: el HCFC más utilizado es casi 2.000 veces más potente que el dióxido de carbono en sus efectos sobre el calentamiento de la Tierra", precisa Ban Ki-moon en su nota.

Para facilitar esa "transición" en los países en desarrollo, el Protocolo de Montreal ofrece una "financiación ampliada", apunta el diplomático coreano, quien reconoce que en más de 24 años de "aplicación satisfactoria", el documento se ha reforzado gradualmente hasta abarcar la eliminación de casi 100 sustancias que atacan el ozono.

"La Eliminación de los HCFC: una oportunidad única", el lema de este año, se suma a otras campañas internacionales que desde 1985, cuando científicos del Centro de Investigación Británico identificaron el agujero antártico de la capa de ozono, conciencian sobre este problema global.

Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se anima a las administraciones de todo el mundo a revisar, ampliar y aplicar las medidas encaminadas a reducir los gases que atacan directamente la ozonosfera, el área de la estratosfera que absorbe la radiación ultravioleta de alta frecuencia que emite el sol y el primer "escudo" de vida del plante.

En España se anunció ya la próxima puesta en marcha de un modelo de "transporte químico" acoplado a los modelos meteorológicos para identificar especies químicas atmosféricas (aerosoles y radiación ultravioleta) en zonas de interés, como la Antártica.

Tomado de:

La InformaciónEnlace

5 de abril de 2011

La destrucción de la capa de ozono alcanza los peores niveles de su historia

La Organización Metereológica Mundial afirma que este invierno se destruyó el 40% de la capa de ozono sobre el Ártico, muy por encima del 30% del año anterior y lo que supone el peor récord del que se tiene historia.

El daño se ha producido por el efecto de los químicos industriales que han resultado más destructivos que de costumbre debido a las temperaturas inusualmente altas de la parte alta de la atmósfera.

La capa de ozono sirve para proteger la vida en la Tierra de los efectos dañinos de los rayos ultravioletas.

Las autoridades en Escandinavia y Groenlandia están vigilando de cerca la capa por si se producen situaciones peligrosas para la salud.

El uso de químicos que destruyen el ozono está siendo eliminado de forma gradual según un tratado de Naciones Unidas.

Sin embargo el corresponsal de medioambiente de la BBC, Richard Black, afirma que llevará décadas reparar por completo el daño que se ha producido en la capa.

Fuente:

BBC Ciencia

8 de septiembre de 2010

Así nació el "Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono"

La creación del 16 de septiembre como “Día Internacional de la Capa de Ozono”, responde a una idea que se me ocurrió a comienzos de octubre del año 93, como ambientalista preocupado por el creciente deterioro de la capa de ozono, el agujero de la capa ozono que medía en 1985 aproximadamente 7.000.000 Km2, en el referido mes alcanzaba un record de 25 millones de km2




La información pública sobre el tema en ese entonces era muy puntual, consideré oportuna la creación de un “Día Mundial dedicado a la Capa de Ozono” para crear una fecha en cual se pudiese cada año, hacer público un inventario sobre los logros del “Protocolo de Montreal” y sus Partes, y se alertara sobre los graves efectos del deterioro de la capa de ozono, en especial su relación con el incremento del “Cáncer de Piel”.

La fecha escogida fue el 16 de septiembre, por ser la fecha aniversaria de la firma del “Protocolo de Montreal” (16/09/87), como homenaje al “mas útil Acuerdo Internacional para la Defensa de la Vida en Nuestro Planeta” al poner de acuerdo a Gobiernos, Ambientalistas, Industriales y Científicos, en acordar fechas para la eliminación de las substancias agotadoras de la capa de ozono” y crear mecanismos de ayuda a los países más pobres para tales logros como el “Fondo Multilateral”.

La propuesta inicialmente citada, la hice a la Cancillería Venezolana el 23 de 0ctubre de 1993, como Presidente del Club Amigos de la UNESCO de Venezuela, contando con apoyo de la UNESCO y en especial de su Director General Federico Mayor, fue gestionada y llevada a las Naciones Unidas por la Cancillería Venezolana, apoyada por el Grupo Latinoamericano y del Caribe (GRULAC), finalmente la resolución que crea el referido día internacional, fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 19 de Diciembre de 1994 (Resolución 49/114). La mencionada resolución fue publicada el 23/01/95.

Es a partir del 16 de septiembre de 1995 cuando las Naciones Unidas comienzan a promover el “Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono”.

Fuente:

Analitica

11 de julio de 2010

Mario Molina, descubridor del agujero de la capa de ozono

Domingo, 11 de julio de 2010

Mario Molina, descubridor del agujero de la capa de ozono

Sin ella, el bronceado se convertiría en una quemadura de tercer grado. Mirad al cielo, es invisible, pero nos protege de los rayos del sol. Es nuestro escudo. La capa de ozono. Pero un pequeño agujero en ella nos ha puesto a todos alerta: por primera vez en la historia sabemos que podríamos desaparecer como especie si no ponemos remedio, como en una película de catástrofes de Hollywood. El descubridor de este agujero, sin embargo, no es un personaje de película: es mexicano y se llama Mario Molina.



Mario José Molina Henríquez nació en Veracruz, México, en 1942. Desde muy temprano, como estudiante de preparatoria, se sintió seducido por la investigación científica al contemplar por primera vez un protozoo a través de su microscopio de juguete.

Más tarde, fascinado por la química, en vez de jugar a soldados o a armar rompecabezas, el joven Molina transformó el baño de su casa en un improvisado laboratorio. Por esa razón, con sólo 11 años, el Molina fue enviado a una escuela en Suiza, aunque allí sus nuevos amigos tampoco estaban tan interesados en la ciencia como él.

Además de su actividad docente, el Dr. Molina ha destacado por sus investigaciones sobre el problema del medio ambiente. En 1995 recibió el Premio Nobel de Química. La noticia le llegó a través de una llamada telefónica y, en un primer momento, Molina creyó que le estaban gastando una broma pesada. Pero el 10 de diciembre se esfumó toda sospecha de broma, cuando recibió el premio de manos del Rey de Suecia, al que siguió un banquete con mil invitados.

Molina fue el descubridor del agujero de la capa de ozono y el peligro de los clorofluorocarbonos (CFC), empleados en aerosoles, tanto industriales como domésticos. Su hallazgo fue emocionante pero a la vez sombrío: se daba cuenta que había descubierto un problema global que amenazaba el futuro de la humanidad.

Así pues, depositario de una gran responsabilidad, se vio en la obligación de divulgar lo antes posible su descubrimiento. El 28 de junio de 1974, publicó sus descubrimientos sobre esta materia en la revista Nature y asesoró a empresas públicas y privadas.



En 1995 recibió el Premio Nobel de Química, junto al profesor Sherwood Rowland, por sus trabajos sobre la química de la atmósfera, especialmente sobre la formación y descomposición del ozono. Era la primera vez que se otorgaba este premio por un estudio sobre el medio ambiente, y también la primera vez que se otorgaba a un científico nacido en México.

A pesar de todos estos reconocimientos académicos, la opinión pública no acababa de entender a qué venía tanta importancia por unos gases que, al parecer, servían como escudo invisible para no evitar el paso de unos rayos solares maléficos. Sonaba a historia de ciencia ficción. Pero, poco a poco, y gracias a los esfuerzos de los divulgadores científicos por traducir en palabras comprensibles lo importante que era lo que había sobre nuestras cabezas, el público empezó a tomar verdadera conciencia del problema.

Ahora todos podemos imaginar el efecto que produce una lupa que amplifica la luz del sol sobre una pequeña hormiga para entender la amenaza a la que nos enfrentamos: las indefensas hormigas somos nosotros, y el agujero de la capa de ozono es la enorme lupa que pretende achicharrarnos.

El clorofluorocarbono. Parece una palabra muy complicada que, sin embargo, designa algo muy cotidiano. Es un gas que se emplea para fabricar toda clase de productos, como los envases que usan los restaurantes de fast food. También se usa como gas impulsor para los sprays de aerosol, como la laca para el pelo o el desodorante. En los aparatos de aire acondicionado y en los frigoríficos. O en disolventes para limpiar equipos electrónicos.

El gas es tan estable que, una vez liberado, es arrastrado lentamente hasta la atmósfera. Hasta aquí, el gas no es peligroso. Sin embargo, al ser bombardeado por los rayos ultravioleta del sol, el gas se descompone y libera cloro, que es el componente que realmente venenoso, el responsable de la destrucción de las moléculas de ozono, saltando de unas a otras como si fuera un serial killer atmosférico. Y es que una simple molécula de cloro puede viajar durante un siglo por la atmósfera, eliminando una a una hasta 100.000 moléculas de ozono.

El daño ya ha sido tan elevado, que si ahora mismo dejáramos de emitir CFC a la atmósfera, el agujero detectado en la Antártida no desaparecería hasta el año 2100.

Según un informe de Greenpeace que analiza los niveles de producción de CFC en nuestro planeta, la comunidad europea ostenta el primer puesto: suyo es el 39,9 % de todo el gas que se libera. El segundo lugar es para Estados Unidos, que libera un 37,7 %. Luego viene China con un 7,2 %. Las 5 empresas que más CFC producen en el mundo son: La Dupont, de los Estados Unidos, la ICI, de Inglaterra, Hoeschst, de Alemania, la Atochem, de Francia y la italiana Montefluos.

Gracias a esta aplicación de la NASA, podréis conocer en tiempo real cómo cambian los índices de masa de hielo en el mar, el dióxido de carbono, nivel del mar, temperatura global y el tamaño del agujero de ozono.

Lea el artículo en:

Gen Ciencia

1 de mayo de 2010

El monóxido de cloro juega un papel clave en la destrucción de la capa de ozono


Sábado, 01 de mayo de 2010

El monóxido de cloro juega un papel clave en la destrucción de la capa de ozono


¿Qué es el monóxido de carbono?



El monóxido de cloro es un compuesto químico. Desempeña un papel importante en el proceso de agotamiento del ozono . En la estratosfera , el cloro reacciona con los átomos de ozono para formar moléculas de monóxido de cloro y oxígeno .
Cl· + O 3 → ClO· + O 2

Esta reacción produce la destrucción de la capa de ozono.

Foto de la Noticia

Foto: NASA/JPL


Un nuevo estudio de la capa de ozono polar de la Tierra realizado por la NASA refuerza la comprensión de los científicos sobre cómo los productos químicos del cloro producidos por el hombre, implicados en la destrucción de la capa de ozono, interactúan unos con otros.

Un equipo de científicos liderado por Michelle Santee, del Jet Propulsion Laboratory, examinó cómo las temperaturas nocturnas afectan al monóxido de cloro, un producto químico clave que participa en la destrucción del ozono. La combinación de las mediciones por satélite de la NASA con un modelo químico de última generación, encontraron que esta relación es más consistente con los últimos trabajos de laboratorio que con otros más antiguos, tanto de laboratorio como de campo.

Esta verificación es importante, porque los científicos no han podido llevar a cabo experimentos de laboratorio adecuados relevantes para la comprensión de cómo se comporta el monóxido de cloro en la noche en las temperaturas más bajas de la estratosfera, la segunda capa más baja de la atmósfera terrestre. Los datos provienen del satélite Aura de la NASA y el estudio ha sido publicado en la revista Proceedings.

"Al tener un mejor conocimiento de este equilibrio, los científicos serán capaces de hacer predicciones más exactas de la pérdida de ozono polar, especialmente en el crepúsculo y en el Ártico, donde las condiciones suelen ser sólo ligeramente favorables para la destrucción del ozono."

Por la noche, las moléculas de monóxido de cloro se combinan para formar peróxido de cloro, y el equilibrio entre estos dos productos químicos es altamente sensible a la temperatura. El estudio de este balance cuantitativo es un reto. Estudios previos en el laboratorio y mediante aviones y satélites habían encontrado significativamente diferentes grados de equilibrio. La nueva investigación contribuye a la comprensión científica del fenómeno más conocido como agujero de ozono.

Cada año, a finales del invierno y principios de primavera en el hemisferio sur, el cloro y el bromo a partir de compuestos producidos por el hombre causa la destrucción casi total de ozono en la estratosfera de la Tierra en una capa de unos 20 kilómetros sobre la Antártida.

Fuente:


Europa Presses,

11 de diciembre de 2009

¡Nuestra atmósfera tiene un origen extraterresre!


Viernes, 11 de diciembre de 2009


¡Nuestra atmósfera tiene un origen extraterresre!

¿Qué es la atmósfera terrestre?

La atmósfera terrestre es la capa gaseosa que rodea a la Tierra. Juntamente con la hidrosfera constituyen el sistema de capas fluidas terrestres, cuyas dinámicas están estrechamente relacionadas.

Protege la vida de la Tierra absorbiendo en la capa de ozono gran parte de la radiación solar ultravioleta, reduciendo las diferencias de temperatura entre el día y la noche, y actuando como escudo protector contra los meteoritos. El 75% de la atmósfera se encuentra en los primeros 11 km de altura desde la superficie planetaria.

Conozca más en Wikipedia.


Los gases que formaron la atmósfera terrestre, y posiblemente los océanos, llegaron del espacio exterior y no del interior del planeta, según afirma un estudio publicado hoy por la revista Science.

Usando técnicas analíticas avanzadas que permiten identificar pequeñas cantidades de criptón y xenón, los investigadores han descubierto claras huellas de meteoritos en los gases volcánicos. “Por lo que sabemos ahora los gases de los volcanes, estos no han contribuido de manera significativa a la formación de la atmósfera”, explica Greg Holland, investigador de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y coautor del estudio. "Por lo tanto, la atmósfera y los océanos deben venir de alguna otra parte, posiblemente de bombardeo de gases y cuerpos ricos en agua, similares a cometas”, añade.

Tras el hallazgo tendrán que modificarse las imágenes que aparecen en los libros de texto mostrando enormes volcanes esparciendo gases que después se transforman en la atmósfera, según ha apuntado Chris Ballentine, que también ha participado en la investigación.

Fuente:

Muy Interesante

20 de octubre de 2009

La salud de la capa de ozono

Miércoles, 21 de octubre de 2009

La salud de la capa de ozono

En una franja situada entre 20 y 30 kilómetros sobre nuestras cabezas, en una región de la atmósfera conocida como estratosfera, la capa de ozono protege a la Tierra de las radiaciones ultravioleta dañinas (UV-B) procedentes del Sol.




En la década de los setenta, los científicos observaron por primera vez que ciertos productos químicos podían dañar la capa de ozono, reduciendo su grosor y, por lo tanto, su eficacia como pantalla protectora. Y lo que es más grave, detectaron que sobre la Antártida el adelgazamiento de esta capa era tan intenso que, a efectos prácticos, se estaba formando una especie de “agujero” en la capa de ozono que podía tener efectos catastróficos. Investigaciones posteriores revelaron que los principales causantes de la reducción del ozono eran los compuestos clorofluorocarbonados (CFCs), presentes sobre todo en sprays, sistemas de refrigeración y aires acondicionados.

Alertados ante esta situación, representantes de decenas de países se reunieron en 1987 para adoptar medidas globales, creando el Protocolo de Montreal. En la actualidad 191 países secundan este tratado, que ha sido calificado el acuerdo medioambiental multinacional más exitoso alcanzado hasta la fecha. Gracias a este convenio se ha logrado reducir en más de un 95% las sustancias perjudiciales para la capa de ozono.

Y menos mal que ha sido así. Un mayor déficit de ozono en la atmósfera habría causado un importante incremento de los casos de cáncer de piel y cataratas. Además, el aumento en las radiaciones ultravioleta que alcanzan la Tierra reduciría drásticamente los niveles de fitoplancton, base de la pirámide alimenticia en los océanos, afectando a la biodiversidad. Los daños en la capa de ozono también tendrían efectos negativos sobre el crecimiento de las plantas, con importantes repercusiones en la agricultura.

No obstante, y a pesar del éxito del protocolo, el daño perpetrado a la capa de ozono durante el siglo pasado fue demasiado grave. Según los expertos, esta capa registra actualmente "una progresiva pero lenta recuperación”, y habrá que esperar hasta 2050 para igualar los niveles anteriores a los años ochenta. Las perspectivas que aún son más pesimistas en el área antártica, donde se estima que hasta 2065 no se alcanzarán esos niveles.

Fuente:

Muy Interesante
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