La estrella masiva más magnética vista hasta ahora está arrastrando
una capa gigante de partículas cargadas atrapadas a su alrededor.
Esta estrella recién descubierta, NGC 1624-2, podría ayudar a arrojar
luz sobre el papel que el magnetismo de las estrellas tiene en
la evolución de las estrellas y sus galaxias.
NGC 1624-2, que se encuentra a unos 20.000 años luz de la Tierra, en
la constelación de Perseo, tiene cerca de 35 veces la masa del sol. Su
gran masa indica que posee una gran cantidad de combustible, lo que
indica que es brillante y caliente, y, por lo tanto, es probable que se
queme con relativa rapidez, después de una vida de unos 5 millones de
años, o una décima parte del 1 por ciento de la actual edad de muestro
sol.
Esta estrella masiva posee un campo magnético 20.000 veces más fuerte
que el del propio sol y casi 10 veces más fuerte que el detectado en
torno a cualquier otra estrella de gran masa.
“Los campos magnéticos de esta fuerza son extremadamente raros, sólo
se sabe que existen en algunas estrellas con una masa mucho menor”,
comento el autor principal del estudio Gregg Wade, un astrónomo del
Royal Military College de Canadá. ”Encontrar un campo tan fuerte es ser
muy afortunado.”
“Este campo magnético potente une y controla el viento estelar de
partículas energéticas que fluyen de NGC 1624-2 arrastrándolo a una gran
distancia de la estrella, 11,4 veces el radio de la estrella. El gran
volumen de esta magnetosfera es notable. Esto es más de cuatro veces
mayor que la de cualquier otra estrella masiva comparable, y en términos
de volumen es unas 80 veces más grande.”
Aunque NGC 1624-2 es la más magnética de todas las estrellas masivas
conocidas, algunas estrellas de masa intermedia tienen campos magnéticos
tal vez dos veces más fuerte, dijo Wade. (Nuestro sol y otras estrellas
similares están considerados como astros de baja masa.)
Además, este poderoso campo magnético de NGC 1624-2 podría palidecer
en comparación con el que exhiben los magnetares – densos restos de
estrellas muertas que son a menudo considerados como los objetos con
mayor campo magnetico del universo.
El campo magnético de NGC 1624-2 es de aproximadamente 20.000 gauss
en la superficie de la estrella. Un magnetar típico puede tener un campo
en el orden de 10 billones de gauss, por lo que la fuerza del campo del
magnetar es mucho más grande, unos 500 millones de veces mayor.
Sin embargo, la base estándar para comparar como de grande es un
campo magnético implica al flujo magnético sobre todo el área de la
superficie de la estrella, por lo que, en este caso, el flujo de NGC
1624-2 es casi 700 veces mayor que el de un magnetar típico.
En otras palabras, si NGC 1624-2 se derrumbase súbitamente hasta
alcanzar el tamaño de un magnetar, conservando todo su magnetismo,
tendría un campo magnético superficial de cerca de 10.000 billones de
gauss.
El campo magnético de la estrella influye en la estructura interna de
la materia dentro de NGC 1624-2, afectando a su vida desde el
nacimiento hasta que finalice su existencia con una muerte violenta como
una explosión de supernova. Sin embargo, los procesos fundamentales que
producen los campos magnéticos de las estrellas masivas siguen sin
comprenderse bien.
“Necesitamos observaciones de estrellas similares a NGC 1624-2 para enseñarnos lo que realmente está pasando”, dijo Wade.
La estrella es a la vez distante y se encuentra rodeada por el
polvo. Para estudiar su luz en detalle, el equipo internacional de
científicos observó esta estrella con el inmenso poder de recolección de
luz del espejo del Telescopio Hobby-Eberly en el McDonald
Observatory de la Universidad de Texas en Austin. Sus observaciones
sugieren que la estrella está rotando muy lentamente, tomando unos 160
días terrestres en girar una vez sobre su eje. En comparación, el sol
tarda cerca de 25 días.
“Creemos que la estrella es más lento porque tiene que arrastrar su
viento que la rodea -ya que el viento está enlazado con el campo
magnético”, dijo Wade. ”Esto es algo que tiene que ser probado, pero
parece lo más probable.”
El equipo también midió la fuerza del campo magnético de la estrella
usando el Telescopio Canadá-Francia-Hawaii en Mauna Kea en
Hawai. Específicamente, observaron pequeñas variaciones en la dirección
de la rotación de las ondas electromagnéticas absorbidas o emitidas por
los átomos situados en el campo magnético.
“Un exceso de rotación de las ondas en el sentido de las agujas del
reloj indican que el campo magnético está apuntando hacia nosotros,
mientras que un exceso de rotación en sentido antihorario señalaría que
el campo magnético se encuentra en la dirección opuesta a nosotros”,
dijo Wade. ”Cuanto mayor sea el exceso, mayor será el campo magnético.
Estos excesos son generalmente muy pequeños, y requieren muchas
observaciones, además de un cuidadoso procesamiento de los datos para
desentrañar la señal. Pero en el caso de NGC 1624-2, era obvio desde
nuestras propia primeras observaciones de que un campo magnético muy
fuerte estaba presente.”
Aun se necesita una mayor comprensión en como intervienen las
estrellas masivas en la formación de otros soles o dan forma a las
galaxias enteras. El poderoso campo magnético de NGC 1624-2 y sus
efectos sobre su viento estelar bien pueden haber influido en el tasa de
nacimiento de estrellas en la nebulosa donde nació y el clúster
circundante “, dijo Wade. ”El magnetismo es un fenómeno esencialmente
invisible incluso para la mayoría de los astrónomos y puede tener un
impacto extraordinario”.
“La pregunta más importante que tratamos de responder es: ¿Cuál es el
origen del magnetismo en las estrellas masivas?¿de dónde y cómo nacen
los intensos campos magnéticos?” ”Creemos que esto debe suceder cuando
las estrellas son muy jóvenes. Recientemente se ha sugerido que las
colisiones estelares y las fusiones durante la formación de las
estrellas puede ser responsables de estos efectos. Un próximo paso
importante es investigar estas primeras etapas de la evolución así como
examinar las propiedades magnéticas de los sistemas estelares binarios,
ya que estos pueden representar ejemplos de sistemas que sufrieron
encuentros al principio de su historia”.
Los científicos detallaron sus hallazgos en la edición del 11 de
septiembre de la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical
Society.
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