Tenemos una nueva incorporación a nuestra gran familia: una extinguida especie humana que vivió hace miles de años en Filipinas.
Se conoce como Homo luzonensis, en reconocimiento al lugar donde fue descubierta: la isla más grande del país, Luzón.
Su
descubrimiento es fruto del trabajo de un equipo multidisciplinar de
científicos y los detalles aparecieron publicados este miércoles en la
revista Nature.
Sus características físicas resultan de una mezcla de rasgos de ancestros humanos muy antiguos y de humanos más recientes.
Eso
puede significar que grupos de humanos primitivos abandonaron África y
llegaron hasta el sudeste asiático, algo que antes no se consideraba
posible.
El hallazgo sugiere además que la evolución de los humanos en esa
región debió ser un asunto altamente complicado, con tres o más especies
humanas coincidiendo en la misma época en la que llegaron nuestros
ancestros directos, los Homo sapiens.
Los nuevos especímenes fueron descubiertos en la cueva Callao, en el norte de Luzón, y su existencia se remonta a entre unos 67.000 y 50.000 años atrás.
Consisten
en 13 restos: dientes y huesos de la mano y del pie, así como parte de
un fémur, que pertenecen al menos a tres individuos. Fueron recuperados
en excavaciones que se realizan en la cueva desde 2007.
Hubo una época en que los portugueses se convirtieron en el asombro del mundo. El pequeño país en el rincón de Europa se lanzó a finales del siglo XV a una extraordinariaaventura naval que llevó a sus barcos y expedicionarios a traspasar los límites del mundo
conocido en Occidente. En una empresa caracterizada por el arrojo, las
penalidades, la codicia, el fanatismo religioso y una exacerbada
violencia, sin olvidar la curiosidad, los portugueses ganaron la carrera
por llegar a la India y se hicieron los amos del océano Índico para controlar el comercio de especies, conquistando a cañonazos los viejos predios del legendario Simbad. El historiador británico Roger Crowley (Cambridge, 1951), autor los éxitos Imperios del mar, Constantinopla 1453 y Venecia, ciudad de fortuna (todos en Ático de los Libros), publica ahora en la misma editorial El mar sin fin,
un ensayo apasionante en el que plasma toda la emoción de ese episodio
histórico, desconocido para muchos. Es una historia de treinta años, a
partir de 1497 (la vuelta al cabo de Buena Esperanza), llena de momentos
asombrosos, de maravillas, de anécdotas sensacionales, de barbaridades
–en Goa mataron a tanta gente que los famosos cocodrilos locales no
daban abasto- y de grandes personajes (Cabral, Vasco de Gama, el
terrible Alfonso de Albuquerque, Duarte Pacheco Pereira, De Almeida).
Crowley cuenta cosas como que los portugueses, que creían haber llegado a
los dominios del mítico Preste Juan y tomaban el hinduismo por una
forma rara de cristianismo, llevaron elefantes y rinocerontes de la
India a Lisboa, y enviaron un ejemplar de cada especie a Roma de regalo
para el Papa. ¿Por qué es tan desconocida la empresa portuguesa? “También lo era
para mí”, responde Crowley, un hombre simpático y tan apasionado como
sus libros. “Colón y 1492 han hecho sin duda sombra al imperio de los
portugueses”. ¿Se equivocaron dejando pasar la oportunidad de ser ellos
los que apoyaran a Colón? “En ese momento lo correcto, según todas las
evidencias que tenían, era no hacerle caso. Los cálculos de Colón
estaban obviamente mal. Hacía el mundo
un 25 % más pequeño de lo que en realidad era. Resultaba lógico que los
portugueses que poseían grandes astrónomos, matemáticos y geógrafos
–entre ellos judíos huidos de España-, con conocimientos mucho más
precisos, poco menos que se rieran de él. Era mejor ir al Este.
Evidentemente luego quedó claro que Colón había descubierto algo grande,
pero el propio Colón no sabía ciertamente qué. Creía haber llegado a
Japón. Nadie sabía que América existía. Todo el mundo quedó muy sorprendido al ver que regresaba y con gente como souvenir
que no parecían de la India. No fue hasta Magallanes que quedó claro
para los portugueses que se había descubierto un nuevo continente”. ¿Se comportaban de manera diferente los conquistadores portugueses de
los españoles? “Los españoles desembarcaban con intención de apoderarse
de tierras, eran un imperio colonial terrestre. Los portugueses no eran
muchos, su imperio era más marítimo y se basaba en el control de puntos
estratégicos, en los que construían fuertes, y en el poder naval y no
en la conquista de grandes extensiones de tierra, excepto en el caso del
Brasil”. Crowley señala que los portugueses crearon el primer imperio
marítimo prefigurando el de los holandeses y el de los británicos. ¿Cómo
pudo Portugal hacer eso? “Sí, parece difícil de entender, es extraordinario;
pero tenían 60 años de aprendizaje previo en la costa africana, durante
ese tiempo desarrollaron conocimientos de navegación, de ingeniería
naval, de cartografía y un proyecto nacional. Una diferencia con los
españoles es que ese proyecto fue dirigido directamente por los reyes y
controlado absolutamente por ellos, mientras que en el caso español hubo
muchos aventureros que actuaron por su cuenta, como free lancers”. Le ael artíoculo completo en: El Páís (España)
La civilización caral abandonó sus templos hace 3.800 años para
escapar de la escasez de alimentos que los estaba matando de hambre,
según las investigaciones. Sus habitantes dejaron el valle del río Supe y
migraron a lugares vecinos, más cerca del mar. Ahí construyeron nuevos
templos, en los que dejaron registro de la gran sequía que padecieron. Vichama
es una antigua ciudad agropesquera que surgió con el éxodo de Caral. La
arqueóloga Ruth Shady, que dirige el Proyecto Arqueológico Caral,
empezó a investigar el sitio en el 2007. Desde ese año, los
descubrimientos no han dejado de sorprender al mundo.
Arqueólogos
del proyecto Caral desenterraron un mural de alrededor de 3.800 años de
antigüedad en Vichama, en la provincia de Huaura, región Lima.
(Alessandro Currarino / El Comercio)
El más reciente hallazgo: un mural Un nuevo hallazgo arqueológico de 3.800 años de antigüedad en las
costas de Perú evidencia la escasez y hambruna que padeció la zona en
dicha época, según sus descubridores, que apuntan a que el cambio
climático y la escasez del agua habrían generado dicha situación. Se trata de un muro con decoraciones en relieves hallado en Vichama, en la provincia de Huaura, al norte de Lima, la capital de Perú. Los relieves de la pared develada representan cuatro cabezas humanas
con los ojos cerrados, una al lado de la otra, y dos serpientes que se
desplazan entre estas cabezas. Estas víboras se dirigen a lo que ha sido
identificado como una semilla con características humanas de la que
salen cinco líneas hacia la tierra. Según Ruth Shady, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), lo
relieves simbolizarían la fertilización de la tierra. Las serpientes
serían una deidad vinculada al agua, que filtra en la tierra y hace
germinar a la semilla, según recoge la agencia oficial Andina.
El relieve
recién descubierto simbolizaría la fertilidad de las tierras y da más
indicios sobre el final de la hambruna en el pueblo milenario.
(Alessandro Currarino / El Comercio)
Vichama es considerada una antigua ciudad agropesquera "El nuevo relieve refuerza el planteamiento de plasmar, en la memoria
colectiva, las dificultades que afrontó la sociedad debido al cambio
climático y la escasez del agua, que causó fuertes afectaciones a la
productividad agrícola", explicó Shady en declaraciones a Andina. Este muro sería parte de una zona previa al salón ceremonial de un
edificio público de Vichama. Este apuntaba a campos de cultivo del valle
de Huaura. Según Andina, esta construcción alcanzó un área de 874
metros cuadrados y fue remodelado continuamente.
Más datos
Vichama se ubica en la falda norte del cerro Halconcillo,
a pocos metros del mar y de los campos agrícolas que se extienden a lo
largo y ancho de la sección inferior del río Huaura en la margen
derecha, distrito de Végueta, provincia de Huaura, región Lima.
Los trabajos, en este importante sitio, se iniciaron el 2007
gracias a un convenio suscrito entre la municipalidad distrital de
Végueta y el Proyecto Especial Arqueológico Caral/Supe (ahora ZAC) y se desarrolla, ininterrumpidamente, hasta la actualidad.
También fueron encontrados otros vestigios arqueológicos en la provincia de Jaén. Directora de Cultura de Cajamarca afirma que con este hallazgo se reescribe la historia en la región Cajamarca.
Hay que reescribir la historia. A esa conclusión llegó la directora
de la Dirección Desconcentrada de Cultura, Judith Padilla Malca, quien
reveló el hallazgo de vestigios arqueológicos y óseos que datan de hace
más de cinco mil años, figurando entre ellos, los restos de una mujer
que ocupaba en ese entonces un alto cargo político-religioso.
La funcionaria explicó que ambos hallazgos preincaicos se realizaron en las localidades de Pacopampa, provincia de Chota y en Ingatambo, provincia de Jaén.
“En Pacopampa se hallaron los restos de un templo en cuyo interior, se
hallaron enterrados los vestigios óseos, específicamente el cráneo de
una mujer que habría tenido un gran poder y junto a ella, diversas
piezas de cerámica”, explicó.
Indicó que este hallazgo fue realizado por el arqueólogo japonés Yuji Seki, quien es patrocinado por el Museo Nacional Etnográfico de Japón y data del período formativo previo a la Cultura Caxamarca, unos 3,000 a.C.
“Se tratan de muros que en su tiempo pertenecían a un templo en el cual
se hacía sacrificios a sus dioses”, manifestó Padilla Malca.
RESTOS EN INGATAMBO
Otro hallazgo fascinante son los muros de una construcción que data del
250 a.C y que también son del período formativo, aunque más avanzado. “Estos
antiguos cajamarquinos tenían contacto comercial fluido con la
civilización Chimú, tanto en Piura y Lambayeque, lo que es confirmado
por los restos hallados en el lugar”, dijo la directora de Cultura de Cajamarca.
Manifestó, que, en este lugar, las investigaciones están a cargo del
reconocido arqueólogo, también de nacionalidad japonesa, Atsushi
Yamamoto, quien es auspiciado por la Universidad Yamagota. “Estamos
seguros de que estos descubrimientos impulsarán aún más el turismo hacia
nuestra región, con lo cual impulsaremos la economía”, añadió Judith Padilla.
Le pasa hasta al más precavido de
los mortales: en algún momento, distracción mediante, el celular se
escapa de las manos y acaba en el suelo con la pantalla hecha añicos.
Reemplazarla
suele ser costoso, con lo cual muchos, si tienen la suerte de que el
teléfono siga funcionando, prefieren ir por la vida con la pantalla
rota. Pero ahora, un equipo de investigadores japoneses parece haber encontrado una solución al problema. Liderados por el profesor Takuzo Aida de la Universidad de Tokio, crearon un nuevo tipo de cristal que tiene la capacidad de repararse a sí mismo. El
vidrio, que tiene el potencial de ser utilizado para la pantalla del
móvil y otros dispositivos frágiles, está hecho en base a un polímero liviano que recompone sus propias roturas cuando se lo presiona con las manos. A
diferencia de otros materiales creados anteriormente que "cicatrizan"
solos, este polímero no necesita temperaturas del orden de los 120º C
para reorganizar su estructura. Se repara simplemente presionando manualmente durante 30 segundos, a una temperatura de 21º C. El artículo completo en: BBC Mundo
El descubrimiento de la penicilina
es considerado como uno de los grandes avances de la medicina
terapéutica, porque introdujo la era de los antibióticos salvando
millones de vidas.
Durante largo tiempo, los científicos buscaban la manera de combatir serias infecciones que podían ser mortales como la neumonía, gonorrea, fiebre reumática y otras.
Los
hospitales solían estar atestados de pacientes con graves infecciones
en la sangre por lo que parecerían ser simples rasguños o cortes
inocuos. En ese entonces los médicos no podían hacer nada sino esperar y
cruzar los dedos.
Alexander Fleming, un bacteriólogo y farmacólogo británico, vio cómo durante la Primera Guerra Mundial numerosos soldados morían de sepsis por heridas infectadas.
También
pudo comprobar que los tratamientos antisépticos de la época mataban
más soldados que las infecciones mismas y se necesitaba algo más que
llegara a las heridas profundas que albergaban bacterias en la sangre en
condiciones anaeróbicas.
Después del conflicto, Fleming continuó sus investigaciones de sustancias antibacterianas en el Hospital St. Mary´s de Londres.
Pero
fue una casualidad, y el aparente desorden de su laboratorio, lo que
le ayudó a descubrir el arma vital contra las infecciones.
Fleming estaba trabajando con colonias de estafilococo, una bacteria que causa forúnculos, dolores de garganta y abscesos.
Como se iba de vacaciones, decidió amontonar las placas de Petri con los cultivos en una esquina del laboratorio.
El 3 de septiembre de 1928 regresó para descubrir que uno de los cultivos había sido contaminado con un hongo, o moho, y alrededor de este había un área vacía donde la colonia de estafilococo había sido destruida.
Le quedó claro que el moho, luego identificado como una cepa de Penicillium notatum, había secretado algo que inhibía la propagación bacteriana.
El bacteriólogo descubrió que esta "secreción de moho" podía matar una amplia gama de bacterias peligrosas como el estreptococo, el meningococo y el bacilo de la difteria.
Fleming se dio a la difícil tarea de aislar la penicilina pura de esta secreción pero resultó muy inestable.
Publicó
sus descubrimientos en una revista especializada de patología
experimental, en 1929, pero apenas hizo una referencia pasajera al
potencial terapéutico de la penicilina.
No solemos pararnos a pensar en la genialidad oculta tras su
existencia. Pero la invención del clip, la pinza, la tirita, el
sacacorchos y otros objetos hoy en día tan indispensables y habituales que apenas reparamos en ellos supusieron todo un ejercicio de creatividad y tesón para sus creadores.
Como homenaje a estos inventores desconocidos y para
reconocer el valor del emprendimiento, el Vitra Design Museum y Hi-Cone
estrenan el viernes 18 de marzo la exposición Héroes ocultos. Inventos geniales. Objetos cotidianos, producida y organizada por la Obra Social la Caixa, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid.
Una carpa levantada en la plaza de Salvador Dalí, en Madrid,
recoge 27 de estos objetos que, a lo largo de los años, han mantenido
su relevancia y su utilidad sin fecha de caducidad. Para Guillem Ferran,
comisario de la exposición, el invento más destacado y el que mejor representa los valores que quiere transmitir la muestra es la bombilla.
Antes de dar con el filamento de tungsteno que la hace funcionar,
Thomas Edison hizo más de 300 experimentos con otros materiales como el
pelo humano, pelo de animales o cuerdas. "Representa el esfuerzo de la
experimentación, la tenacidad. Si se hubiese rendido en el intento
número 299, no habría dado con este objeto que revolucionó la vida de
las personas".
Es el Polo Sur un lugar inhóspito y desolador.
Extensión inmensa blanca de hielo y nieve. A veces en larga penumbra
otras en plenitud duradera de luz.
Aquel silencio sería perturbado por la curiosidad humana
especialmente a comienzos de la segunda década del prodigioso siglo XX.
Grandes hombres lanzados a su exploración emulando a antecesores de
otros tiempos.
Roald Admunsen estudiando mapas
Surge así una historia, los hechos protagonizados por un noruego, Admunsen, y un británico, Scott. Sería el primero quién ganaría la partida a su gran rival el 14 de diciembre de 1911. Pero su aventura y logro magno ha sido siempre eclipsada por la tragedia sufrida por Scott.
Eran dos personalidades antagónicas. Admusen, reservado, meticuloso,
vivía sus exploraciones con modestia, sin apenas apoyo financiero. Para
el todo significaba un escape y vía de superación. Soñó desde pequeño
en ser el primer hombre en pisar el Polo Norte (su identidad noruega le
inspiraba). Pero serían Frederick Cook y Robert F. Scott quienes se les adelantarían.
Ernest Shackleton y el condecorado Robert F.. Scott
Propiamente, Scott, era un prestigioso científico y Hombre del
Imperio, que como tan contaba con el inmenso respaldo de la Corona
Británica. Tuvo siempre un gran apoyo mediático y financiero que le
animaba a realizar sus conquistas y exploraciones en pro de la Gran
Familia Científica y del Imperio Británico.
Scott inició primero su apuesta por llegar a extremo sur del planeta.
Había logrado gran experiencia acompañando al fantástico marino Ernest Shackleton en su estudio del Antártico. Incluso llegaron a estar a escasos 180 km de la meta, el Gran Polo Sur.
Logró Robert, rápidamente las fuentes para desarrollar la epopeya. Y
en la vorágine surgió la rivalidad, sana entre los dos protagonistas.
Scott pensó en Roald Admunsen,
gran estudioso de los polos y fantástico marinero (había nacido en
pueblo de pescadores). Había una barrera, y es que la Corona quería que
toda la expedición fuese netamente formada por grandes conocidos por el Imperio Británico. Así que, literalmente, el científico escandinavo, “recibió” la invitación a irse por su cuenta a la expedición. Y así hizo.
Estuvieron dos años de preparativos. Dese 1909 hasta comienzos de 1911. En todo ese periodo se sucedieron episodios de rivalidad y
espectáculo científico. Scott lo promulgaba todo: sus excelentes perros,
sus excelentes ponis, el magnífico equipo que la Reina había donado
para la gloria de la Ciencia y Gran Bretaña. Por el contrario
Roald, hablaba con esquimales, solo adiestró a perros y se pertrecho de
gran cantidad de víveres para conseguir el logro. Admunsen, casi obvió
la ciencia, de hecho apenas hay fotos de su viaje y no paró para recoger
una sola muestra. Todo lo contrario sería el viaje de Robert Scott.
Expedición noruega preparando un igú en campo base de Framheim.
En 2011 ya estaban instalados en la Antardida. Admunsen había elegido como base la costa junto a la Bahía de las Ballenas, lo llamaría Framheim.
Scott, por su parte eligió el lado opuesto, no era recomendable para el
honor el Imperio cruzarse con otros exploradores. Sus cálculos no eran
muy acertados. Había elegido el lado contrario a la Bahía de Ross, frente al estrecho de McMurdo. Resumiendo estaba 100 kilometros a mayor distancia de la meta que sus “rival”. Esto fue determinante.
Ya estaban los dos en la carrera. Tras años de desavenencias. Los
británicos acusaban a Admusen de desleal, pues supuestamente se había
estado preparando para la reconquista de Polo Norte. Fue en una parada
en la isla de Madeira con su mítico buque, el Fram, cuando ya
informaría de su real intención de ir al sur. El explorador noruego era
consciente que a sus rivales no les habían gustado sus grandes éxitos en
las conquistas de los Pasos del Noroeste y del Noreste… ¿para qué
darles en bandeja sus conocimientos y planes de la conquista del Sur?
Fram. El mítico buque expedicionario de Admunsen
Quizás eso también provocaría el fracaso de Scott. El se había hecho
acompañar de grandes científicos, pero pocos acostumbrados a los
extremos que les esperaban. Iniciada la carrera, a pocas jornadas surgieron las primeras
complicaciones para la mitificada, pero poco preparada expedición Scott.
Llevaban perros y caballos pertrechones, que si eran más resistentes,
pero no para el extremo donde se encontraban. Así estos últimos serian
sacrificados. Admunsen, con solo perros, pero muchos avanzaba sin demora
(y si se moría un perro, servía de alimento, literal). Los británicos
registraban y se paraban cada poco, en pro de la Ciencia.
Expedición británica en una de sus paradas
Así, con toda obviedad, Roald Admunsen, logró su sueño a la inversa.
No sería el primero del Norte, pero si el primero en el Polo Sur. Plantó
la bandera noruega y dejó dos cartas: una al rey Haakon VII de Noruega y otra…para su gran rival Robert F. Scott, quiñen lo leería el 17 de enero de 1912, casi un mes después de la h.
La bandera Noruega en el Polo Sur
El 25 de enero,
94 días después del comienzo, llegó a la Bahía de las Ballenas la libre
expedición noruega. Había recorrido 2.824 kilómetros y solo les
acompañaban en los trineos 11 de los 54 perros con que comenzaron. Hasta
el 7 de marzo cuando llegan a Hobart, Australia, no sabría el mundo del extraordinario evento logrado. Pero….y Scott.
El malogrado caballero británico, no sería localizado hasta el 12 de
noviembre de 1912, cuando una expedición de búsqueda dió con una tienda
de campaña con tres cuerpos, uno de ellos del Robert F. Scott. A tan
solo seiscientos kilómetros del campo base en su regreso. Los cuerpos
del resto de la expedición se localizarían en el camino hacia el polo.
Según el diario que el propio gran científico llevaba consigo, el debió
ser el último en morir, siendo la anotación definitiva el 29 de marzo de aquel 1912.
Las anotaciones que ese diario aportó y las fotografías encontradas
glorificaron aquella expedición, y aplicaron sordina a la h noruega.
Scott no gozó de suerte, pero sus decisiones no colaboraron en su
expedición. Analizamos a elección de los caballos (no los utilizó de
alimento), la falta de provisiones, personal no cualificado para
extremos (algunos se darían la vuelta antes de llegar a la meta
desautorizando al jefe de la expedición). No abandonó a los heridos y
debilitados Oates o Evans, algo loable, sin duda, pero
gran inconveniente en el avance a su propia supervivencia. Así una
ventisca y una extremadamente baja temperatura les pilló por sorpresa y
no lo soportarían.
Admunsen. Fue el héroe y vencedor de aquella epopeya. Y como aventurero consumado siguió en el empeño de logros.
Roald Admunsen inmortalizado en un trineo con sus perros junto a la bandera en el Polo Sur
Con los años volvería a encontrar un nuevo gran rival, a semejanza de su recordado Scott, Umberto Nobile.
A quién conoció logrando la h de sobrevolar el Polo Norte en un
dirigible. Roald criticó después el diseño del dirigible (obra del
italiano), y eso desencadenó la curiosa rivalidad. Un 28 de mayo de 1928,
un ya veterano Admunsen conoce la noticia de que su “enemigo”, Nobile,
había caído al Ártico con su nuevo aparato, el Italia. No dudo en partir
y liderar su búsqueda. Meses después se halló un flotador de su
hidroavión en el mar de Noruega septentrional, pero Roald jamás fue
encontrado. (Nobile y su expedición fueron rescatados el 22 de junio.).
La paradoja del hombre que
soñó con ser el “conquistador” de los Polos, el gran dominador del
Océano Ártico,… y halló allí su tumba.
Mapa de la Antardida refejando las expediciones historicas de Roald Admunsen y Robert F. Scott.