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29 de enero de 2018

El cambio climático está alterando la química del Ártico

La concentración de isótopos de radio en el océano se ha doblado en una década.

En menos de una década, la concentración de radio-228 en las aguas del océano Ártico casi se ha doblado. El acelerado deshielo provocado por el cambio climático estaría facilitando la aportación extra de este elemento químico radiactivo desde las costas que rodean el Polo Norte. Los científicos aún no tienen claras las consecuencias a largo plazo de este fenómeno.

El 228RA es un isótopo del radio de origen natural que surge del decaimiento de otro elemento radiactivo, el torio, presente en los sedimentos. "Pero a diferencia de este, se disuelve en el agua, donde los científicos pueden rastrear su origen, concentración, ratio y dirección de su flujo", dice en una nota la investigadora del Instituto Oceanográfico Wood Hole de EE UU y principal autora del estudio, Lauren Kipp. Más importante aún, para los científicos marinos toda esa información ha convertido al radio-228 en un sensor del estado de salud de los océanos y la composición de las aguas oceánicas.

Junto a un grupo de colegas, Kipp tomó muestras a distintas alturas de la columna de agua desde 69 estaciones de recogida distribuidas por el Ártico, desde el este del estrecho de Bering, entre Alaska y Rusia, hasta el mismo Polo Norte. Las mediciones, realizadas en el verano de 2015 a bordo de un rompehielos de los guardacostas estadounidenses, fueron comparadas después con las obtenidas en una expedición similar realizada en 2007 por científicos alemanes.

El artículo completo en:

El País Ciencia

21 de febrero de 2013

Así es la muerte de las estrellas

Supernova. Foto cedida por  NASA's Marshall Space Flight Center
Todos los días, cuando salimos a la calle o miramos por la ventana, somos conscientes del efecto que tiene el astro rey sobre el desarrollo de nuestras vidas. La supervivencia de los seres vivos depende íntegramente de su existencia y como si de una idea platónica se tratara, asumimos que Apolo seguirá arrastrando su carro a lo largo de las bóvedas celestes. Pese a que somos conscientes de que el Sol no es un cuerpo inmutable (un ejemplo aquí), sí es racional considerarlo como eterno. En esta entrada veremos cómo es la vida y muerte de una estrella. En general, puede decirse que la vida de una estrella es inversamente proporcional a su masa. Estrellas masivas dispondrán de vidas cortas e intensas, que concluirán de manera trágica. Sin embargo, las estrellas más pequeñas alargarán su existencia durante períodos mucho más largos y abandonarán este mundo sin pena ni gloria. 

Para comprender cómo acaba la vida de una estrella es necesario conocer cómo es su nacimiento. Una estrella comienza su vida a partir del colapso de una gran nube de materia, compuesta en su mayor parte por hidrógeno. Debido a la gran cantidad presente de materia, los átomos comienzan a acercarse entre sí por la acción de la gravedad. Quiero recalcar que si los átomos se atraen entre sí (sí, átomos pequeñitos) es porque su cantidad es desproporcionada. Por ello, cada vez es mayor  la presión y comienzan a chocar entren sí, aumentando la temperatura. Durante el transcurso de este proceso, los átomos de hidrógeno están tan cerca que comienzan a fundirse, lo cual produce energía, que contrarresta los efectos de la gravedad, haciendo que la estrella se hinche y tome la forma que mantendrá durante la mayor parte de su vida. Esta  fase que se conoce como secuencia principal es en la que se quema el hidrógeno para producir helio y energía.
Esquema del proceso de fusión nuclear. / Wykis
Las estrellas son enormes calderas. Se ven obligadas por la fuerza de la gravedad a convertir el hidrógeno, a 16 millones de grados Celsius, en helio. Afortunadamente, esto es lo único que necesitan durante la mayor parte de sus vidas.
En la figura situada a la izquierda puede verse, de manera esquemática, el proceso de fusión nuclear. A grandes rasgos, en el núcleo del cuerpo celeste, un átomo de deuterio y otro de tritio (isótopos de hidrógeno) se "funden", lo cual produce un átomo de helio y un neutrón, junto con, cómo no: energía.

Las reservas de hidrógeno pueden parecer eternas desde la perspectiva de un ser humano, pero llega un punto en el que no hay más hidrógeno disponible que contrarreste el efecto de la gravedad y la estrella comienza su declive. Esto se traduce en una muerte, larga y violenta. La violencia se traduce en que su volumen aumenta, pasando a ocupar un espacio cientos de veces mayor al que disponían durante su secuencia principal. Agonizante, la estrella es incapaz de mantener la temperatura de su superficie y su color se apaga, de ahí que se denomine a estas estrellas moribundas con el término de gigantes rojas.


Foto cedida por Andrea Dupree
El ejemplo de gigante roja por antonomasia es Betelgeuse. A la derecha de este párrafo podemos ver una foto tomada por el telescopio Hubble. Aunque tal vez no lo parezca, su radio es lo suficientemente grande como para que si el Sol se encontrara en el centro, todo el sistema solar cupiese dentro de esta estrella hinchada y y a punto de morir. Un hecho curioso es que la estrella se encuentra a 600 años luz de nosotros, por lo que podría haber muerto hace tiempo, pero todavía no habernos llegado su funesto destello.

En el interior de estos gigantes moribundos la gravedad empieza a ganar la batalla. Esto es debido a que por falta de hidrógeno, el proceso de fusión se está apagando. Este declive hace que los átomos cedan a la influencia de la gravedad y la distancia entre ellos disminuya. Por tal razón, las reacciones de fusión se reactivan, debido a que aún queda materia en el núcleo. Sin embargo, no se  trata de la misma situación que en la secuencia principal. Ahora ya no queda hidrógeno que fundir, sino helio; y debido a que la presión en el núcleo ha aumentado, las temperaturas son mayores (alrededor de unos 100 millones de grados Celsius). Esta situación hace posible que los átomos de helio se fundan entre sí, y producen la aparición del carbono, del oxígeno y de la energía suficiente para detener el colapso, al menos temporalmente. He aquí una de las ironías del universo. Para que se originen dos de los elementos más importantes para la presencia de la vida, una estrella debe morir. 

En el caso de nuestro Sol, al poseer una masa comedida, cuando el helio se agote, detendrá su proceso de fusión, ya que no quedará suficiente masa en su núcleo para plantarle cara a la gravedad. En ese momento el Sol se desprenderá de sus capas más externas,  y tan sólo quedará su núcleo, el cual  pasará a tomar el nombre de enana blanca, que irá apagándose a lo largo de las eras, hasta convertirse en una enana negra

Antes de retomar la muerte de Betelgeuse, debemos hablar de las estrellas menos masivas, es decir, aquellas cuya masa es menor que la mitad que la que posee el Sol. Como decíamos antes, la intensidad de la vida de una estrella depende de su masa. Las estrellas más grandes requieren mayor energía del proceso de fusión nuclear para contrarrestar la gravedad producida por este exceso de materia. Una enana roja, sin embargo, quema su combustible de manera lenta durante toda su vida, por lo que poco se conoce sobre su muerte, pero se espera que no sea muy violenta.

Si la masa de la estrella es superior a la del Sol, pueden darse nuevas fases de colapso y reinicio del proceso de fusión. Es decir, el proceso continúa más allá de la fusión del helio, siempre y cuando quede suficiente materia. De esta manera se consiguen todos los elementos de la tabla periódica hasta llegar al hierro. De hecho, el final de una estrella de menos de nueve masas solares, consiste en que gran parte del volumen de la estrella se estructura como una esfera con capas. Además, su centro está compuesto por hierro y las capas externas de elementos menos pesados, hasta llegar a una superficie de hidrógeno. Una vez se ha alcanzado este estado, mediante una violenta explosión, la estrella muerta esparce al universo todo su contenido en forma de una nebulosa estelar.

Las estrellas más grandes, cuya masa es superior a nueve veces la masa solar, producen el resto de elementos que conocemos. Es tanta la materia que queda en la esfera metálica del final de sus vidas, que tras su colapso, se produce un "rebote" de materia, que choca contra las capas externas, y fuerza a que se alcancen temperaturas de miles de millones de grados Celsius. Durante esta tremenda explosión, denominada supernova, se dan las condiciones necesarias para formar el resto de elementos pesados como el oro, la plata o el uranio. Esta brutal explosión disemina la esencia de la estrella en el espacio, y deja  una densa estrella de neutrones donde anteriormente se encontraba el núcleo, la cual gira frenéticamente hasta el fin de la eternidad.

Con todo lo anterior quiero decir una cosa: nada es eterno, ni siquiera una gloriosa estrella. Lo importante de la muerte de estos cuerpos es  lo que nos enseñan. De las cenizas de algo grande, siempre puede volver a surgir algo nuevo. De cada una de las nebulosas que se producen tras la muerte de cualquier estrella lo suficientemente masiva, hay suficiente materia para que nazcan nuevos astros.

Foto cedida por NASA Goddard Photo and Video

El Sol,
los planetas del sistema solar, la vida, 
 se sustentan sobre el cadáver de innumerables astros. 
Nunca mejor dicho, somos polvo de estrellas.


Pepe "Puertas de Acero" Pérez

Fuente:

Mente Enjambre

17 de octubre de 2012

El choque de planetas que formó la Luna

Recreación del impacto que formó la Luna. | Nature 
Recreación del impacto que formó la Luna. | Nature
 
Un grupo de científicos de la Washington University en San Luis (EEUU) ha demostrado que la Luna se formó tras el impacto de un cuerpo planetario del tamaño de Marte contra lo que era aún una Tierra primitiva. El trabajo, publicado en 'Nature', fue posible gracias al análisis de los distintos isótopos -diferente cantidad de neutrones que puede tener un mismo elemento- de zinc presentes en 20 rocas lunares diferentes traídas en cuatro misiones 'Apolo'.

El equipo liderado por Frèdèric Moynier y por su estudiante de doctorado Randal Paniello, ambos del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Washington University, ha logrado así despertar una teoría que había permanecido en el limbo durante más de 30 años.

El debate sobre cómo se formó la Luna se ha debilitado en los últimos años ante la aparición de nuevos focos de atención en el campo de la Astronomía. Pero en los años 70 una hipótesis llamada la Teoría del Impacto Gigante cobró una gran fuerza en la comunidad científica. El problema es que nunca se pudo demostrar. Ni siquiera tras analizar las muestras traídas a la Tierra por las misiones Apolo durante la época de la exploración lunar.

Miles de veces más grande que el que acabó con los dinosaurios

A modo de comparación, el asteroide que condujo a los dinosaurios a la extinción a finales del Cretácico (hace 65 millones de años) tenía el tamaño de la isla de Manhattan en Nueva York, mientras que Tea tendría las dimensiones del planeta Marte.

Para demostrar la teoría era necesario encontrar en las rocas lunares una distribución isotópica concreta de algunos elementos en la que hubiera más presencia de las variantes más pesadas. Esto, llamado fraccionación, se debe a que tras una gran colisión que libera una enorme cantidad de energía los isótopos más ligeros se vaporizan dejando una distribución isotópica concreta.

Muchos equipos científicos han buscado pruebas de fraccionación en las rocas lunares, pero nunca se había logrado. Moynier y su equipo han sido los primeros en encontrarlo, lo que reabre el debate sobre el origen de la Luna.

Fuente:

El Mundo Ciencia

3 de octubre de 2012

Los árboles que cuentan la historia de la lluvia en la Amazonía


Los Isótopos y la Amazonía
  • Los elementos como el oxígeno ocurren no sólo en una forma sino en varias formas similares que diferen por su masa. Esas formas diferentes del mismo elemento se llaman isótopos.
  • Los investigadores midieron las variaciones de los coeficientes entre dos isótopos, los de oxígeno 16 y oxígeno 18 atrapados en los anillos de madera.
  • En los años con más lluvias, más agua con oxígeno 18 cae durante su transporte hacia el oeste de la Amazonía, lo que resulta en valores menores de ese isótopo en la madera formada ese año.

Roel Brienen en la Amazonía boliviana

Los investigadores de la Univ. de Leeds obtuvieron muestras de ocho cedros en Bolivia. Fotos: Univ. de Leeds

Son como los libros antiguos preciados e invaluables guardados tras vitrinas en museos. Los "textos sagrados" que cuentan la historia de la Amazonía son los anillos en los troncos de cedros en territorio boliviano.

Esos anillos de crecimiento de árboles revelan los patrones de lluvias durante el último siglo en toda la cuenca amazónica, según investigadores de la Universidad de Leeds, en Inglaterra.

"En la misma forma en que las capas anuales de hielo polar han sido usadas para estudiar las temperaturas del pasado, logramos ahora utilizar los anillos de crecimiento en esta especie como un archivo natural de las precipitaciones en la Amazonía", explicaron los autores del estudio, Roel Brienen y Manuel Gloor.
"Sabíamos que algunas especies tropicales forman anillos anuales, pero lo que nos sorprendió es que solo ocho árboles de un único sitio transmitieran tanta información no sólo sobre la lluvia en ese lugar, sino en toda la cuenca"
Roel Briener y Manuel Gloor, Universidad de Leeds

Los científicos descifraron el pasado midiendo dos formas diferentes (isótopos) de oxígeno en la madera de los ocho especímenes de la especie Cedrela odorata.

En los bosques tropicales y subtropicales las variaciones estacionales en la temperatura y luz son menores, por lo que los anillos de crecimiento en los árboles son menos pronunciados que en las regiones templadas. Sin embargo, algunas especies como Cedrela forman anillos distintos causados por variación en la lluvia.
"Sabíamos que algunas especies tropicales forman anillos anuales, pero lo que nos sorprendió es que sólo ocho árboles de un único sitio transmitieran tanta información no sólo sobre la lluvia en ese lugar, sino en toda la cuenca", dijeron Brienen y Gloor.

Anillos de crecimiento en un cedro de la especie Cedrela odorata en Bolivia.

Anillos de crecimiento en un cedro de la especie Cedrela odorata en Bolivia.

Agua pesada

El cedro tropical es una especie con anillos muy claros y por lo tanto puede ser usado para determinar la historia cronológica del árbol, identificando cada anillo de crecimiento con un año en particular. Esta especie tiene además raíces poco profundas, que captan el agua de lluvia acumulada en la superficie del suelo, señalaron los autores del estudio. 

Los científicos le explicaron a BBC Mundo que los cedros se encuentran "en el extremo oeste de la cuenca y por tanto los coeficientes de isótopos en la lluvia en el sitio de los árboles reflejan lo que ocurrió en todo el trayecto del vapor de agua desde el Océano Atlántico hasta el sitio de los árboles. Es una distancia muy larga, de unos 2.500 kilómetros y cubre la mayoría de la cuenca amazónica".

El agua se evapora en la región norte tropical del Océano Atlántico y viaja desde allí sobre la cuenca amazónica hasta el sitio del estudio. Luego de ese trayecto sobre el bosque finalmente cae en forma de lluvia y es absorbida por los árboles, precisaron los investigadores.

"La parte crucial de esta historia es que el coeficiente entre los isótopos en el agua de lluvia está influenciado por lo que sucede con el agua desde que se evapora en el océano hasta que cae en forma de lluvia varios días después. Este coeficiente entre el oxígeno 18, el isótopo más pesado, y el oxígeno 16, el más liviano, varía gradualmente a medida que el vapor de agua avanza en su trayectoria".

"Cuanto mayor sea la cantidad de precipitación durante esa trayectoria, más agua con oxígeno 18 se pierde y esto está reflejado en el coeficiente de isótopos en nuestro sitio de estudio en el oeste de la cuenca. Por lo tanto, la lluvia en ese lugar integra todo lo que sucede durante el desplazamiento del vapor de agua a lo largo de la cuenca".

"El agua pesada se condensa más fácilmente. Por ello, en cada evento de precipitación, relativamente más agua pesada desaparece del vapor de agua, por lo que el vapor que luego sigue su viaje hacia el oeste contiene un poco menos de esa agua pesada. Si esto sucede una y otra vez, gradualmente más agua pesada desaparece".

Los valores isotópicos registrados en los anillos están estrechamente relacionados con las variaciones anuales en los niveles de los ríos en la Amazonía y por tanto de la cantidad de lluvia que fluyó hacia los océanos, señalaron los investigadores.

Cerca del 17% del vertido anual de ríos en los océanos de la Tierra viene de la Amazonía. Y el ciclo hidrológico está además vinculado al ciclo de carbono en el bosque tropical, que es uno de los mayores depósitos de carbono del planeta.

"El registro es tan sensible, que cuando vemos los anillos podemos decir exactamente de qué año se trata. Por ejemplo, el año de 1925-26, con un fenómeno de El Niño extremo, se destaca claramente", explicaron Brienen y Gloor.

¿Pistas para el futuro?

La investigación fue comenzada por Roel Brienen. El científico quería determinar qué edad pueden alcanzar los árboles en las regiones tropicales y reconstruir sus índices de crecimiento en el pasado con el fin de evaluar la sostenibilidad del manejo de bosques en Bolivia.

"El cedro es una especie muy valorada por su madera y sus anillos no sólo ayudan a reconstruir el clima del pasado, sino a comprender la ecología de estas especies y a evaluar la sostenibilidad de la tala de cedros en Bolivia", le dijeron a BBC Mundo los autores del estudio.

¿Qué pueden decirnos los anillos de los cedros sobre el futuro de la Amazonía y su posible respuesta al cambio climático?

"Estamos analizando actualmente una tendencia a largo plazo que nos intriga", dijeron los investigadores.

"Y podría revelar, por ejemplo, cómo está cambiando el ciclo hidrológico debido al calentamiento global. Existen indicios de que la hidrología se está intensificando, pero no estamos totalmente seguros. Si expandimos el estudio a otros sitios en la cuenca podremos indentificar la causa de estos cambios".
El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS. 

Bosque en la Amazonía boliviana

Los ocho árboles se encuentran en el extremo oeste de la cuenca amazónica. El vapor de agua debe viajar unos 2.500 kms para llegar al sitio y finalmente caer en forma de lluvia.

Fuente:



24 de marzo de 2011

Conozca el único reactor nuclear con que cuenta el Perú

La planta Óscar Miró Quesada de la Guerra es de las más modernas y no genera riesgos de contaminación radiactiva


Cuando pensamos en centrales nucleares, lo primero que se nos viene a la cabeza son los efectos negativos que nos pueden generar, teniendo como ejemplo las fallas que presentó Fukushima tras el terremoto en Japón. Sin embargo, en estas plantas también se producen elementos que pueden prevenir enfermedades.

En Sudamérica, solo tres países tienen tecnología de reactores nucleares de potencia eléctrica y uno de ellos es el Perú. Ubicada a una hora del Centro Histórico de Lima, en el distrito de Carabayllo, la central nuclear Óscar Miró Quesada de la Guerra (Racso), conocida como “El Huarangal,” cuenta con más de 21 años de funcionamiento.

El jefe de Reactores de Racso, Rolando Arrieta, aseguró que el reactor de “El Huarangal” es el más potente de toda Latinoamérica. “Tiene mejor condición física, en comparación con el de Brasil, Argentina, Chile y México”, señaló.

En tanto, el jefe de Seguridad Radiológica del RP-10 (núcleo del reactor), Luis Alejandro Zapata, aclaró que “Huarangal” es un reactor de investigación y no de energía, como sí lo es el de Fukushima. Esto quiere decir que, al no tener una turbina para producir electricidad, su temperatura no llega a los 50 grados centígrados. Indicó que este tipo de reactores, como Racso, solo sirven para irradiar objetos con fines científicos.

Beneficios en la lucha contra el cáncer

Entre las funciones más importantes de esta planta, figura la producción de radioisótopos y gammagrafías, que pueden emplearse para diagnosticar cáncer y realizar estudios sobre los tejidos humanos. Además, en los laboratorios se producen fármacos útiles para la agricultura y el cuidado del medio ambiente.

El director del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), Manuel Castro, detalló que, por ejemplo, el radioisótopo “Tecnecio 99” se emplea para el radiodiagnóstico de diferentes órganos, como el cerebro, el pulmón o el hígado. Asimismo, otro radioisótopo puede usarse para apalear el dolor que produce cáncer de hueso.

Fuente:

El Comercio (Perú)

18 de marzo de 2011

Radiactividad: El enemigo invisible




La radiactividad

La radiactividad puede considerarse un fenómeno físico natural por el cual algunos cuerpos o elementos químicos, llamados radiactivos, emiten radiaciones que tienen la propiedad de impresionar placas fotográficas, ionizar gases, producir fluorescencia, atravesar cuerpos opacos a la luz ordinaria, etc. Debido a esa capacidad, se les suele denominar radiaciones ionizantes (en contraste con las no ionizantes). Las radiaciones emitidas pueden ser electromagnéticas, en forma de rayos X o rayos gamma, o bien corpusculares, como pueden ser núcleos de helio, electrones o positrones, protones u otras. En resumen, es un fenómeno que ocurre en los núcleos de ciertos elementos, que son capaces de transformarse en núcleos de átomos de otros elementos.

La radiactividad se aprovecha para la obtención de energía nuclear, se usa en medicina (radioterapia y radiodiagnóstico) y en aplicaciones industriales (medidas de espesores y densidades, entre otras).

La radiactividad puede ser:

  • Natural: manifestada por los isótopos que se encuentran en la naturaleza.
  • Artificial o inducida: manifestada por los radioisótopos producidos en transformaciones artificiales.

Contaminación radiactiva

Se denomina contaminación radiactiva o contaminación radioactiva a la presencia no deseada de sustancias radiactivas en el entorno. Esta contaminación puede proceder de radioisótopos naturales o artificiales.

La exposición de radiaciones ionizantes en el aire se mide en roentgen. Esta unidad se define

como la cantidad de radiación capaz de producir un número dado de iones o átomos cargados eléctricamente en una cantidad determinada de aire bajo condiciones fijas.

El rad es la unidad de medida depósito de energía por la radiación en una cantidad de masa y equivale a 100 ergios por gramo. El equivalente biológico rem es la radiación que produce sobre el ser humano el mismo daño que un rad de rayos X y se utiliza como medida de los efectos biológicos de la radiactividad.

Los límites de aceptación de radiactividad por el cuerpo humano sin daño se sitúan en torno al medio rem por semana. La tolerancia de radiactividad varía levemente entre distintos organismos, aunque una dosis generalizada de cientos de rem ocasionan siempre graves lesiones e incluso la muerte.

Esta breve reseña apareció en el diariom ABC de España:

No se ve como las balas en medio de una batalla ni se huele como un escape de gas. Tampoco se siente como la venenosa picadura de una serpiente. Pero su daño se mantiene durante años... si no llega a ser letal. Usted puede pasearse por una zona altamente radiactiva como la central japonesa de Fukushima y el cuerpo no se inmuta en ese momento. Ni un mínimo cosquilleo, una erupción cutánea o una señal de que algo va mal. Hasta que unos días después, o quizás años, salta la voz de alarma que confirma que se había topado de lleno con la silenciosa amenaza.

"Siempre te das cuenta en diferido", detalla Eduardo Rodríguez-Farré, radiobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien estos días mira con preocupación hacia Japón y las posibles consecuencias que el escape nuclear tendrá en la población. "Todo esto puede ser peor o igual que Chernóbil, pero tardaremos meses en saberlo al estar minimizándose los datos. Aun así, seguro que en unos años se seguirá hablando de esto", matiza el experto.

Él lo tiene claro: "Si estuviera allí, me iría". Autor de varios estudios sobre los efectos del desastre ucraniano y del de Palomares, el científico entiende perfectamente la postura tomada por parte de los corresponsales de la prensa extranjera pese a que la población nipona respire tranquilidad. Algunos periodistas han optado por evitar el riesgo de acercar sus micros y cámaras a la central nuclear, donde ya dos fotógrafos se expusieron a niveles de radiación superiores a los normales, aunque aseguran que no fueron perjudiciales para la salud.

"Ni encerrado te libras"

Curtidos en guerras, conflictos y desastres naturales, para los reporteros la crisis nuclear está siendo más dura de capear de lo esperado. ¿Cómo informar con un peligro que no sienten y del que no se pueden camuflar? Es el pánico a lo invisible. La única ayuda: aparatos para medir la radiactividad y fármacos para contrarrestar sus efectos. Pero ni por esas. "Encerrado durante días en una habitación no te vas a librar de la amenaza", matiza el científico del CSIC. Los radioelementos se dispersan por el ambiente en función de la climatología, de ahí que puedan llegar muy lejos. A muchos kilómetros. Muchos más del cerco fijado en 80 kilómetros o de los 400 donde se ha atrincherado buena parte de la prensa internacional. "Chernóbil llegó hasta el Ártico por un lado y al borde de España por otro", recuerda Rodríguez-Farré casi 25 años después de aquella tragedia.

Por eso la histeria se ha extendido a los Estados Unidos. "En los últimos tres días hemos vendido más pastillas de yodo que en los últimos tres años", comenta Jim Small, presidente de Recipharm, compañía sueca que es la mayor distribuidora de yoduro potásico en América, fármaco que ayuda a evitar los daños en el tiroides. En España también hay un buen aprovisionamiento de este medicamento debido a las centrales nucleares existentes: 862.339 cápsulas de tabletas de yodo y 17.480 dosis infantiles, según el Gobierno. Aunque los especialistas recalcan que los efectos de la radiactividad de Fukushima no llegarán a nuestro país, muy pocos se atreven a vaticinar cuál será el saldo final de este enemigo invisible.

Fuente:

ABC España

14 de marzo de 2011

Japón: los riesgos de la radiación para la salud



En Japón, las autoridades extendieron a 20 kilómetros la zona de evacuación alrededor de la central nuclear de Fukushima, cerca de Tokio, tras clic la explosión de dos reactores y los intentos por estabilizar un tercero en la planta afectada por el terremoto del viernes.

Tras el primer estallido, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) dijo que "se declaró un alerta como consecuencia de lecturas radiactivas que excedían los niveles permitidos en el área que rodea a la planta".

Hasta ahora no ha habido informes oficiales sobre cuál ha sido el nivel de material radiactivo que se ha escapado de la central.

Trabajadores en trajes antiradiación

Hasta ahora se ignora cuáles son los niveles de material radiactivo liberado.

Pero muchos se preguntan: ¿cuáles son los efectos de la exposición nuclear en la salud?, ¿debemos preocuparnos?

Tal como le explicó a la BBC el profesor Paddy Regan, experto en radiación y protección ambiental de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, "para las personas que viven en las inmediaciones de la planta, el riesgo dependerá del nivel de radiación que se liberó en las explosiones".

"El vapor que escapó de los reactores en los estallidos puede medirse, y el nivel de radiación dependerá en particular del cóctel de isótopos radiactivos que contenía ese vapor".

Según el experto, los informes hablan de niveles menores de contaminación radiactiva. Pero mientras no se conozca con precisión qué cantidad de material se escapó, tampoco se sabrá cuál es el riesgo para el ser humano.

clic Lea también: Japón reactiva el temor a la energía nuclear

Minimizar el riesgo

De cualquier forma, dice el profesor Regan, si las autoridades actúan con rapidez es posible minimizar el peligro para la salud humana.

"Lo primero es evacuar a la población. En segundo lugar, y estoy seguro que las autoridades ya lo hicieron, es suministrar a los residentes locales tabletas de yoduro de potasio. La radiación emite yodo radiactivo y estas píldoras de yodo no radioactivo evitan que la glándula tiroides absorba esa radiación", explica.

Los efectos inmediatos de una exposición moderada a la radiación pueden incluir náuseas y vómitos, los que a menudo comienzan pocas horas después de la contaminación, seguidos de diarrea, dolor de cabeza y fiebre.

Algunos países vecinos de Japón han dicho que suspenderán sus importaciones de alimentos japoneses por temor a la radiación.

Según el profesor Regan, quizás están siendo "un poco alarmistas" porque la radiación, tanto en la ropa, la piel y el agua como en los alimentos, fácilmente puede medirse para ver si el producto o la persona están contaminados.

Por eso, hemos visto largas filas de residentes japoneses que son sometidos a lecturas de radiación llevadas a cabo por trabajadores de rescate cubiertos totalmente con trajes y mascarillas antirradiación.

En el largo plazo, una exposición moderada a la radiación puede causar problemas de inducción de cáncer, pero por lo general en porcentajes muy bajos de la población.

Envenenamiento

Cuando la persona se ve expuesta a niveles excesivos de radiación se habla ya de envenenamiento por radiación.

Este tipo de exposición, llamada radiación ionizante, tiene suficiente energía para ionizar la materia, es decir, interferir con su estado básico y, en el caso del organismo, interferir con el proceso de división celular.

Este tipo de radiación causa problemas graves que, después de la primera ronda de síntomas moderados, puede provocar un período breve sin enfermedad aparente.

Trabajador de rescate

Unas 200.000 personas han sido evacuadas de la zona donde se encuentra la planta de Fukushima.

En ese lapso, sin embargo, pueden ocurrir lesiones potencialmente fatales en los órganos internos.

La unidad que se utiliza para medir la dosis absorbida de radiación es el gray (Gy).

Una exposición a una cantidad de radiación de cuatro Gy típicamente provoca la muerte en la mitad de los adultos sanos afectados.

En comparación, la terapia de radiación para tumores por lo general involucra varias dosis de entre uno y siete Gy por tratamiento, pero son dosis totalmente controladas y dirigidas a regiones u órganos específicos del paciente.

Existen medicamentos disponibles que pueden incrementar la producción de glóbulos blancos para contrarrestar los daños que pueden ocurrir en la médula ósea y reducir el riesgo de lesiones en el sistema inmunológico.

También hay fármacos específicos para ayudar a reducir los perjuicios a órganos internos causados por las partículas radiactivas.

Sin embargo, la radiación ionizante tiene la capacidad de causar daños importantes en los procesos químicos internos del organismo.

Cáncer

La gravedad del daño causado a un individuo dependerá de cuánto tiempo se vio expuesto a la radiación y en qué nivel.

Pero uno de los principales riesgos a largo plazo es el cáncer, porque la radiación puede trastornar totalmente el proceso de crecimiento y división de las células.

Y los daños que causa la radiación también pueden resultar en cambios -o mutaciones- en el ADN, los que potencialmente pueden pasarse de una generación a otra.

Pero tal como le explica a la BBC el profesor Richard Wakeford, experto en exposición a la radiación de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, si las autoridades de Japón actúan con eficacia, podrían evitarse los perjuicios importantes a la salud en la mayoría de la población.

"En estas circunstancias es probable que los que estarán más en riesgo son los empleados de la planta nuclear o los trabajadores de rescate si se ven expuestos a altos niveles de radiación", dice el experto.

"Si el yodo radiactivo logra entrar al organismo, la persona podría estar en riesgo de sufrir cáncer de tiroides. Pero ese riesgo puede contrarrestarse con las tabletas de yoduro de potasio".

"Además, los japoneses suelen comer con altos niveles de yodo natural en su dieta, así que eso también está a su favor", completa.


Tomado de:

BBC Internacional

Lea también:

Tras dos explisones peligra otro reactor nuclear

28 de mayo de 2010

Científicos prueban la validez de los isótopos para estudiar el parasitismo

Sábado, 29 de mayo de 2010

Científicos prueban la validez de los isótopos para estudiar el parasitismo


Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) han logrado demostrar la validez del análisis de los isótopos estables del carbono y el nitrógeno para fijar las relaciones de parasitismo en el reino animal, una técnica que perfecciona los resultados obtenidos mediante la observación del comportamiento o el estudio de la dieta.

Los resultados, publicados en la revista 'PLoS ONE', muestran que los isótopos permiten "entender mejor" las relaciones tróficas entre el hospedador y el parásito, ya que de este modo es posible conocer las diferentes fuentes de alimento de la fauna parasitaria y discriminar la importancia real de su relación en casos en los que no queda clara una posible relación de simbiosis.

La investigación, llevada a cabo por Jacobo González-Solís y Elena Gómez, del Departamento de Biología Animal de la UB, analiza la presencia de isótopos en colonias de pardela cenicienta del Mediterráneo y el noreste del Atlántico y tres especies de piojos de la pluma, así como una especie de pulga, que viven en su cuerpo.

Los científicos probaron que los piojos, pese a que las plumas son su principal fuente de alimento, muestran diferencias en su dieta --con más o menos peso de las secreciones corporales, los lípidos que recubren las plumas o las partículas y esporas que se adhieren--. En el caso de la pulga, por contra, la huella isotópica se corresponde con la sangre de la pardela.

A pesar de que los niveles isotópicos del hospedador varían según la zona geográfica del estudio --las masas de agua presentan diferencias entre el Mediterráneo y el Atlántico--, los resultados son equiparables, subrayan los expertos.

Los datos permiten conocer hasta qué punto el parásito depende del hospedador, ya que cuanto más estrecha sea su relación, mayor coincidencia en la huella isotópica presentarán, lo que permite también diseñar estrategias de conservación más efectivas.

La UB señala que la pardela, en especial la balear, se encuentra en regresión en la costa, debido a la mortalidad provocada por los artes de pesca, la competencia por los recursos pesqueros y la pérdida del hábitat de cría, entre otros, una problemática asociada a otras especies de aves marinas.

Fuente:

Europa Press
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