En total suman 11,690 los pedidos para
patentar semillas peruanas en el exterior, según datos de la Comisión
Nacional contra la Biopiratería. Las solicitudes más reiteradas son por
la tara, el yacón, la maca y la uña de gato.
El parlamentario andino Alan Fairlie expresó su profunda preocupación por la extensa cantidad de pedidos de patentes, en diferentes países del mundo, de nuestros recursos genéticos.
Indicó que se debe fortalecer a la Secretaría Técnica de la Comisión Nacional contra la Biopiratería.
“Bancos de germoplasma para la adecuada conservación de nuestra
diversidad genética y recursos suficientes para los organismos que se
encargan de monitorear los intentos de biopiratería son algunos de los
temas que se deben plasmar”, opinó.
Fairlie dio a conocer –según datos de la Comisión Nacional contra la
Biopiratería– que de los 11,690 pedidos en el exterior para patentar
nuestras especies y sus derivados, 3,989 son por la tara, 3,211 por el
yacón, 1,406 por la maca, 843 por la uña de gato, 648 por la cascarilla,
294 por el maíz morado, 185 por el algodón de color, 134 por el camu
camu, 133 por el paico, 132 por la guanábana, 131 por el achiote, 104
por la lúcuma, 100 por el palo de rosa, 90 por la sangre de grado y 84
por el sacha inchi.
En menor medida existen pedidos de patentes por el tarwi (38), el
hercampuri (36), la chirimoya (33), el barbasco (24), la muña (19), la
chancapiedra (13), el pasuchaca (13), el guanarpo (8), la abuta (7), la
manayupa (6), la oca (3), la caripona (3), la mashua (2) y el olluco
(1), añadió. Fairlie refirió que la biopiratería no es un problema que solo
afecta al país, sino a todas las naciones que conforman la Comunidad
Andina.
Afirmó que desde el Parlamento Andino va a trabajar para que a nivel
del bloque se establezcan políticas públicas de protección de nuestros
recursos.
Larga batalla
Hasta febrero pasado, el Indecopi, entidad que preside
la Comisión Nacional contra la Biopiratería, informó que había logrado
invalidar 15 casos de patentes a ser registradas en el exterior.
Eran casos referidos a maca, yacón, sacha inchi, camu camu y
pasuchaca, que pretendieron ser patentados por empresas extranjeras como
si fueran sus propios descubrimientos, constituyendo probados casos de
biopiratería, indicó el Indecopi.
Por ejemplo, la comisión invalidó seis patentes
relacionadas a la maca (especie originaria de los departamentos de
Junín y Cerro de Pasco), que fueron registradas en Japón, Corea y
Europa, para la producción de medicamentos para el tratamiento de la
osteoporosis, insomnio, incremento de la testosterona y como suplemento
alimenticio.
“El objetivo no es impedir el uso de esos recursos, sino que este
uso sea legal y beneficie el desarrollo sostenible del país, más aun el
de las comunidades nativas”, indicó el Indecopi.
Andrés Villamarín Mora era uno más dentro del nutrido grupo de
los jubilados que acostumbran a observar y comentar el progreso de las
obras en nuestros pueblos y ciudades. Hasta que se encendió una bombilla
en su cabeza, y el madrileño decidió ir un paso más allá de las simples
glosas. Descontento con el tiempo que tardaban los obreros en colocar
cada ladrillo cuando levantaban un edificio, resolvió inventar un nuevo tipo.
No
se lo dijo a nadie. Se encerró varias horas al día en su cochera
durante más de un año hasta que obtuvo un prototipo con el que estaba
satisfecho. ¡Eureka!. No sólo había logrado reducir los tiempos de
colocación de las piezas en más de un 75%, sino que su ladrillo contaba también con propiedades a prueba de terremotos.
“Bueno,
los mayores nos fijamos más en los detalles, cuando trabajas no prestas
atención a las cosas de la vida… y entonces, paseando tranquilamente
por la zona del nuevo Aranjuez, mirando las obras, me fijé en que
tardaban 30 segundos en colocar un ladrillo, con cuerdas, con niveles, y
me pareció un disparate”, explica a Teknautas el madrileño de 72 años, de profesión técnico en inyección de aluminio y jubilado desde los 65.
"Me di cuenta de que era antisísmico"
“Empecé
a pensar, a pensar y a pensar cómo podía hacerse más sencillo y más
rápido. Desde 2007, me tiré por lo menos un año pensando, dibujándolo y
proyectándolo. Primero lo dibujé y luego hice un molde de madera para
fabricar ocho prototipos de hormigón y probar cómo podían colocarse de
todas las maneras”, apunta Andrés Villamarín.
“Según
lo iba proyectando -continúa el madrileño-, y cuando lo vi en la mano,
empecé a pensar que sería un ladrillo fantástico. Además, me di cuenta
de que era antisísmico. En la televisión yo he visto que cuando hay un
terremoto se ven los ladrillos sueltos, caídos. Al estar encastrados y
formar un único cuerpo, la resistencia a ser destruidos de estos
ladrillos es enorme”.
Andrés
Villamarín está casado, tiene dos hijos y tres nietos. Nadie en su
familia, salvo su hija Elena -“cuando me lo contó aluciné”, comenta
ella-, supo nada de lo que estaba tramando en su cochera hasta que obtuvo la patente del invento,
que consiste en un sistema de construcción en el que los ladrillos
encajan unos sobre otros mediante varillas metálicas, dejando huecos
libres para introducir cualquier tipo de argamasa.
“Mi mujer me dijo que en qué jaleos me meto”
“Mi
hija me ayudó con el papeleo. Yo le iba explicando cómo era y ella lo
iba redactando. Tardaron tres años en concedernos la patente. Cuando se
lo conté a mi mujer, me dijo que en qué jaleos me meto”, bromea Andrés
Villamarín.
“Es un ladrillo que supera al
actual por mucho. Se puede fabricar con productos reciclados, conecta
muy bien dentro de la tendencia de la ecoconstrucción y además su colocación se podría robotizar porque se encajan solos”, afirma su hija.
En cuanto a sus propiedades contra los seísmos, Elena Villamarín
cree que “supera por mucho a los que existen, porque están los
ladrillos ‘tipo lego’, pero éste permite argamasa y eso es
indestructible porque se forma como si fuese una malla metálica en su
interior”.
“Estoy buscando a alguien que lo quiera fabricar”
Aunque
Andrés está seguro de que su ladrillo “cambiaría la construcción por
completo, ahorrando un tiempo enorme en cualquier obra porque apenas se
tardan seis segundos en colocarlo”, de momento, salvo un par de
publicaciones en revistas especializadas del sector, el invento no ha
salido del anonimato.
“Ya
no se puede seguir construyendo como antiguamente. Estoy buscando a
alguien que lo quiera fabricar. De momento, ninguna empresa constructora
se ha puesto en contacto conmigo”, dice el madrileño.
“En
cuanto a su precio, no sería más caro fabricarlo, podría competir
perfectamente porque las varillas que lleva son baratísimas y no crea
gastos adicionales. Un arquitecto me ha dicho que en su opinión es
extraordinario pero que quizás tendría que haberlo hecho hace 10 años”,
lamenta.
Mientras espera la llamada
que pueda recompensar su esfuerzo, hoy Andrés sigue caminando
tranquilamente por el nuevo Aranjuez. Los bloques de viviendas que
dieron origen a su idea ya están terminados, pero el madrileño sueña con
que algún día otros edificios se alcen sobre los ladrillos que inventó
en su garaje. "Ahora ya está todo hecho. Me dedico a pasear un rato y a
pasar la vida. A ver quién se decide; a mí no me importaría poder echar
una mano con mi conocimiento técnico".
El grafeno es una forma de carbono en forma de lámina y de un sólo átomo de grosor.
Los átomos se distribuyen en una estructura de dos dimensiones con la forma de un panal de abeja.
El descubrimiento del grafeno fue anunciado en 2004 por la revista Science.
Es cien veces más resistente que el acero y conduce la electricidad mejor que el cobre.
En un futuro podría sustituir al silicio en electrónica.
Tan sólo un 1% de grafeno en una composición plástica podría hacerla conductiva
El grafeno podría desatar una nueva revolución industrial.
La fiebre investigadora en torno
del grafeno demuestra que el mundo vive una auténtica competencia
global por este material con múltiples usos, que podría conducir a una
nueva revolución industrial.
Los últimos datos demuestran que desde 2007 se
ha producido un notorio aumento en el número de patentes registradas en
relación con distintos aspectos del grafeno, con un agudo repunte en el
último año.
China lidera la carrera al ser el
país con más patentes, mientras el gigante surcoreano de la electrónica,
Samsung, es la empresa con más registros a su nombre.
Los datos pertenecen a un informe publicado por la firma consultora de patentes CambridgeIP, con sede en Reino Unido.
Más duro que el diamante
El grafeno fue identificado en 2004 y consiste
en una única capa de átomos de carbono que lo convierten en el material
más fino jamás creado.
.
Los primeros trabajos realizados sobre este
material, llevados a cabo por los dos científicos rusos de la
Universidad de Manchester, Andrei Geim y Konstantin Novosolev, les
valieron un premio Nobel de Física en 2010 y dos títulos de caballero
concedidos por la corona británica.
Las particulares propiedades del grafeno abren
todo un mundo de posibilidades y aplicaciones, desde el campo de la
informática hasta el sector energético o la medicina.
Es más duro que el diamante, con mayor
conductividad eléctrica que el cobre y tan flexible como el caucho, por
lo que no es de extrañar que sea el objeto de una batalla global por
explotar sus propiedades y desarrollar técnicas para su
comercialización.
En un principio, este material podría hacer su
debut en nuestras vidas con su uso en pantallas táctiles, luces en las
paredes y baterías mejoradas.
China a la cabeza
Pero un primer paso para que el grafeno sea
rentable son las patentes, ya que es un material que todavía no ha dado
el salto desde el laboratorio.
Según CambridgeIP, a fines de 2012 se
contabilizaron 7.351 patentes de grafeno y de aplicaciones vinculadas
con él. Un número considerable para un material descubierto hace casi
una década.
China es el país del mundo con más patentes del nuevo material.
Las instituciones chinas poseen la mayoría
(2.200), seguidas por Estados Unidos (1.754), lo que hace evidente la
determinación de ambas potencias por capitalizar el futuro valor de este
material de múltiples aplicaciones.
Curiosamente Reino Unido, país pionero en la
investigación del grafeno con sus trabajos de 2004, apenas cuenta con 54
patentes, lo que ha llevado al ministro de Ciencia, David Willetts, a
identificar este material como "prioridad de investigación nacional".
A nivel corporativo Samsung lleva la delantera, con un total de 407 patentes, seguida de la estadounidense IBM con 134.
El director de CambridgeIP, Quentin Tannock, le
comentó a la BBC: "Existe un increíble interés en todo el mundo, y desde
2007 en adelante vemos un repunte masivo en patentes, particulamente en
Estados Unidos, Asia y Europa".
El director del área de investigación del
grafeno en la Universidad Nacional de Singapur también le confirmó a la
BBC que el material es ahora objeto de una competencia internacional.
"Es extremadamente competitivo no sólo desde el
punto de vista de la ciencia (...) sino también desde el punto de vista
económico, porque muchas empresas están empezando a operar y vender
grafeno y cosas vinculadas al grafeno", explicó el profesor Antonio
Castro Neto.
Mas allá del horizonte
Reino Unido construirá un centro de investigación del grafeno en Manchester.
Sin embargo, uno de los pioneros en estudiar
este material, el profesor Geim, afirmó que muchas empresas occidentales
carecen de la capacidad para impulsar estas investigaciones.
"La industria está preocupada no en lo que se
puede hacer, sino en lo que hace la competencia; temen perder la
competencia", apuntó.
"Hay un gran distanciamiento entre el mundo
académico y la industria que ha aumentado durante las últimas décadas
tras el fin de la Guerra Fría".
"Esto es lo que ha pasado en los últimos 30 o 40 años. Matamos a famosos laboratorios como Bell Labs [de
las empresas AT&T and Bel]; las compañías se han empequeñecido, por
lo que no pueden permitirse más institutos de investigación. Si algo
pasa en Corea es porque Samsung tiene un instituto".
"No pueden ver más allá de un horizonte de diez años y el grafeno está más allá de ese horizonte", subrayó.
Sin embargo, los esfuerzos europeos podrían
verse fortalecidos a fines de este mes cuando la Comisión Europea
anuncie a los ganadores del premio de US$1.330 millones para diez años
para investigaciones científicas. Uno de los seis elegidos es un
consorcio de investigación del grafeno.
Se avecina polémica, y de las importantes además, puesto que tras
varios años intentándolo, Apple ha conseguido finalmente que la Oficina
de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos (USPTO) le conceda la patente número D670.286 S
por la cual se le otorgan derechos exclusivos para la explotación
comercial de -y cito textualmente- "dispositivos de visualización
portátil" que tengan un diseño rectangular, esquinas redondeadas y un
formato de pantalla de 4:3 como el de las imágenes que incluyo en este
artículo.
La solicitud de patente fue presentada por Apple el 23 de noviembre
del 2010 y no ha sido aprobada hasta este mismo martes. De ahora en
adelante, y ya con el beneplácito de la USPTO, el gigante de Cupertino
va a disponer de un periodo de 14 años durante el que tendrá vía libre
para llevar ante los tribunales a las empresas de la competencia que
lancen al mercado tablets o smartphones con este tipo de diseño.
La patente es además extremadamente genérica
y podría cubrir también a dispositivos con características y
funcionalidades específicas que vayan destinados a otro tipo de público.
En principio, basta con que sus proporciones sean como las de estos
dibujos e incluyan un botón de Home para que se vean afectados por la misma.
Está cantado que la decisión del agente registrador de patentes
estadounidense va a generar un encendido debate durante las próximas
semanas y que varias empresas del sector de la telefonía móvil y los
tablets van a expresar su rechazo ante una patente que, en función de
como se desarrollen los acontecimientos, puede acabar perjudicando
gravemente sus intereses comerciales.
El reciente juicio entre Apple y Samsung pone de relieve los conflictos de la propiedad industrial
La patente nació para proteger la invención; ahora se cuestiona si frena el desarrollo tecnológico
El invento de la web no fue patentado. A
ello se refería un mensaje que se lanzó durante la apertura de los
Juegos Olímpicos de Londres 2012: “This is for everyone” (esto es para
todo el mundo). / XINHUA (CORDON PRESS)
This is for everyone. Un gran letrero luminoso recorría las
gradas del estadio olímpico de Londres en la ceremonia inaugural de los
Juegos. Su traducción: “Esto es para todo el mundo”. “Esto” era Internet
y el mensaje lo estaba escribiendo allí mismo Tim Berners-Lee, el
creador del mayor invento desde el nacimiento de la imprenta de
Gutenberg, la World Wide Web. Ambos tienen algo en común: nunca fueron
patentados.
Apple ha patentado la ampliación de imágenes y textos en la pantalla
del iPhone, por ejemplo. Otros, la capacidad de comprar en Internet con
un único clic (Amazon). La vorágine de patentes en Estados Unidos, el
aluvión de litigios judiciales cruzados entre las tecnológicas y las
diferentes legislaciones nacionales cuestionan, al margen del fondo
económico, si el sistema de registro más que alentar la innovación, la
frenan.
“Es una cuestión de equilibrio. El sistema es necesario para
garantizar la inversión, pero también hay una sobreprotección
contraproducente que la frena”, opina Florian Mueller, experto en
patentes. El autor del blog FOSS Patents añade: “Si protege realmente un
gran avance tecnológico, especialmente si su desarrollo fue costoso,
sirve para su objetivo principal, aunque el titular deba acudir a los
tribunales para defenderse”.
La renovación del ‘software’ es más veloz que los abogados litigando
Mario Pomares, del bufete Berenguer-Pomares, coincide: “El sistema
pretende garantizar la innovación. En la práctica, se abusa y el
objetivo se pierde. Además, muchas empresas lo practican para impedir
que otros vendan, lo que se denomina en inglés patent trolls”.
El problema es acuciante en sectores de vanguardia como la tecnología
y el software, cuyo ritmo de renovación incluso va más veloz que el de
los abogados litigando. Cuando la sentencia del caso entre Apple y
Samsung sea firme —un jurado popular estadounidense condenó a la
surcoreana por vulnerar a sabiendas tres patentes de software y tres
diseños industriales de la californiana— los aparatos cuestionados no
estarán a la venta por viejos. Eso si no se invalida el fallo, porque
Samsung recurrirá.
La patente es un derecho territorial limitado —unos 20 años— que
protege la invención. Se concede un monopolio al inventor, que tiene
derecho a excluir a los competidores, cuando su creación cumple tres
requisitos: novedad mundial, actividad inventiva (no ser obvia) y tener
aplicación industrial. Si quiere estar protegido en varios países,
deberá obtenerla en cada uno de ellos.
“Saber si algo ha sido publicado antes es dificilísimo”, lamenta un experto
Varios expertos, incluido un juez federal estadounidense, aseguran
que el sistema norteamericano no funciona, al validar patentes obvias o
sin originalidad, lo que incrementa los litigios. La mayoría de los
pleitos en el sector son por patentes de software: la invención donde la
maquinaria mencionada (hardware) no es nueva cuando se presenta la
solicitud. Es decir, solo son innovaciones en la programación. También
ocurre en la mayoría de patentes de comunicación sobre estándares como
el 3G. “En realidad, hay pocos litigios por hardware. Por ejemplo, Nokia
reclama a Blackberry por una patente de antena y Apple atesora otra por
el hardware multitáctil”, dice Mueller.
En Europa, aunque la Eurocámara frenó las patentes de programación,
protegida por el derecho de autor, la Oficina Europea con sede en Múnich
(Alemania) las concede bajo el eufemismo de invenciones implementadas
por ordenador. Es decir, “estas patentes cubren casi cualquier cosa que
haga cualquier aparato con ordenador, que es casi todo hoy en día”,
explica Jesús González-Barahona, profesor de telemática de la
Universidad Rey Juan Carlos. Más trabajo para los tribunales.
El gran problema, dicen otros expertos, es que hay un único sistema
para distintos avances: maquinaria, fármacos, productos químicos,
software... y tienen los mismos años de protección, 20 años. En opinión
de González-Barahona, “al menos en las industrias de innovación los
estudios y la experiencia muestran cómo las patentes dificultan y
retardan la innovación. Entre estas, claramente, están las del software,
una de las más afectadas negativamente”. Pomares añade: “No es justo
que el plazo sea el mismo para todos, porque no todos los sectores
tardan lo mismo en poder comercializar el producto y, en consecuencia,
en recuperar la inversión. Sin embargo, que sea igual garantiza la
seguridad jurídica”.
Otro problema: uno de los requisitos básicos para obtener una patente
es que sea una novedad mundial, “pero saber si una invención ha sido
publicada anteriormente es dificilísimo. Obliga a analizar todos los
documentos de todas las oficinas del mundo y compararlo con la solicitud
de patente”, explica Pomares. Como eso es imposible, las oficinas las
conceden (cobran por ello), pero solo comprueban que tengan aplicación
industrial.
Una vez concedida, el titular tiene el derecho a excluir a terceros
de la comercialización. Es el caso de Apple, que quiere impedirle a
Samsung la venta de casi una decena móviles en Estados Unidos. Si usted
pretende utilizar la innovación de esta u otra patente, deberá esperar a
que sea de dominio público o llegar a acuerdos con el titular, lo que
se conoce como licencias cruzadas. Es decir, el intercambio de cromos
(patentes o dinero).
¿Realmente es una innovación la forma en que se desplazan las páginas
en la pantalla del iPhone? “Las patentes multitáctiles de Apple son
interesantes, porque hay ideas brillantes detrás”, dice Mueller. Durante décadas, la industria daba por válido que si desplazas una
lista en pantalla y llegas al final, el proceso termine abruptamente.
Apple pensó más allá y se dio cuenta de que si se hace con el dedo, no
es nada intuitivo que el movimiento se frene. Así que decidieron que el
contenido se desplazara hasta que el dedo se parase, generando un rebote
a la posición correcta. De esta manera evitas presionar más
instintivamente, porque piensa que la máquina no responde a tu gesto.
“Sin duda es una idea brillante, pero no hay ninguna tecnología seria
que Apple haya inventado para esto. Las pantallas táctiles existen
desde mucho antes del iPhone. Y conseguir que el efecto rebote funcione,
solo requiere unas pocas líneas de programación y fórmulas matemáticas
simples: sumas y restas. Es decir, el mérito de esta patente está en la
psicología de la interfaz de usuario, no en el campo de la tecnología
informática. Muchas de las patentes de Apple son así”, concluye Mueller.
Como Apple tiene esto registrado, nadie más puede hacer que la
pantalla rebote. “¿Por qué solo ellos?, plantea González-Barahona. “Por
el simple hecho de tener una idea novedosa, ya llevan una ventaja
competitiva suficiente. No es necesaria una protección más especial. Si
quiere seguir siendo el líder, que siga innovando”.
Detrás del registro de patentes no deja de haber negocio y poder, no
solo de las empresas en liza, sino también de los países donde residen.
Nadie duda de que si el juicio Apple-Samsung, en lugar de en California
se hubiera celebrado en Seúl, el resultado hubiera sido distinto (de
hecho, un tribunal coreano falló que se copiaban los dos). Y sin irse
tan lejos, jueces alemanes han dictado sentencias contradictorias con
las de sus colegas holandeses. El viernes se supo que un tribunal de
Japón determinó que Samsung no copió una patente de Apple sobre
transferencia de contenidos desde ordenadores a teléfonos y tabletas. El origen de casi todas estas batallas, no hay que olvidarlo, llegan
gracias a un invento que vio la luz en 1991, y cuyo autor dijo: “Esto es
para todo el mundo”.
¿Patente? ¿Marca? ¿Diseño?
Patente. A cambio de describir la invención, se
reconoce el derecho a impedir que un tercero que no tenga el
consentimiento del titular explote industrialmente la invención. Dura 20
años. Aunque el sistema es bastante homogéneo en el mundo, la
protección es nacional. No hay patentes internacionales. Existe un
proyecto de patente unitaria, administrada por la Oficina Europea de
Patentes, que protegería en los países de la UE, salvo España e Italia
que se autoexcluyen.
Modelo de utilidad. Protege lo mismo que una
patente, pero dura 10 años. Es más rápido y barato, pero tiene mayores
restricciones respecto a lo que puede ser protegido y distintos
requisitos de patentabilidad. La normativa no es homogénea; en España se
limita a invenciones mecánicas de “novedad nacional”.
Secreto industrial. Información técnica, sustancial y
bien identificada, que se mantiene confidencial. Dura lo mismo que el
secreto. Complementa a la protección de patente, y a veces es una
alternativa recomendable.
Diseño industrial. En EE UU, design patent. Título
que protege la forma o apariencia (no la función) del producto
industrial tridimensional (modelo industrial) o del bidimensional
(dibujo industrial). Dura 25 años. Existe un título comunitario que
administra la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) de
Alicante.
Marca. Título que protege a un signo susceptible de
ser objeto de representación gráfica, que sirve para distinguir en el
mercado productos o servicios de una persona, de productos o servicios
idénticos o similares de otra persona. Si se usa, puede durar
indefinidamente. Existe un título comunitario, administrado por la OAMI.
Derechos de autor. Copyright, en inglés; propiedad
intelectual, en español. Conjunto de derechos morales y de derechos de
explotación (reproducción, distribución, transformación...) que protegen
creaciones originales, expresadas por cualquier medio (obras literarias
y artísticas, programas de ordenador, etcétera). No requiere registro.
Algunos duran toda la vida del autor y 70 años más.
Apple y Samsung están en medio de una batalla legal tratando de resolver si la compañía coreana copió los diseños de la firma estadounidense. ¿Es válido patentar un rectángulo?
¿Tiene alguna finalidad útil esta pelea? Bien, el enfrentamiento de
Apple y Samsung no es el primero de su tipo, y ciertamente no será el
último tampoco, considerando el problema de las patentes de software que
existen en Estados Unidos.
Como veremos a continuación, casi cualquier cosa se puede patentar,
lo que hace muy difícil a quienes desarrollan software crear
aplicaciones o usar las funciones que quisieran, porque seguramente se
verán demandados rápidamente. Algunos de los demandantes quieren
defender sus productos, pero otros simplemente intentan conseguir dinero
fácil – trolls de patentes – o bien tratar de hacerle una zancadilla a
la competencia.
Subir página y bajar página
Microsoft obtuvo en 2008 la patente para las teclas de subir y bajar página de
casi cualquier teclado que existe hoy. Según la patente, esto permite a
los usuarios “iniciar en cualquier punto vertical dentro de una página,
y navegar al mismo lugar en la próxima o previa página”. La patente fue
otorgada pese a que estas teclas están en los teclados al menos desde
1981.
Apple ganó una patente
que detalla un “sistema y método para realizar una acción en una
estructura en datos generados por computadora”, que en cristiano se
refiere a la acción de presionar un dato – por ejemplo un número que
aparece en un e-mail o mensaje de texto – para realizar una acción, como
llamar al teléfono. HTC perdió un juicio por culpa de esta patente.
Si te preguntas por qué tu teléfono (si no es un iPhone) no permite
“hacer clic” directamente en un teléfono que viene escrito en un e-mail,
por ejemplo, esta es la razón.
Halliburton e IBM se lucieron con esta idea:
Un método para obtener ganancias comprando las patentes de una empresa
que no tenga los recursos para mantener su cartera de patentes. ¿Los
trolls de patentes tendrán que pagarles ahora?
Método para ejercitar a un gato
“Un método para inducir ejercicio en un gato consiste en dirigir un
rayo de luz visible producido por un láser de mano hacia el suelo o el
muro u otra superficie opaca en la cercanía del gato, luego mover el
laser para producir que el patrón brillante de luz se mueva de forma
irregular fascinando a los gatos, y cualquier otro animal con un
instinto de persecución”. No es broma. Patentado en 1993.
Reuniones de 40 minutos
IBM “inventó” un “sistema y método para mejorar la productividad”,
que básicamente consiste en no permitir que una reunión de negocios sea
agendada para una hora cerrada en ciertos momentos del día. “La
observación es que si una hora fuera más corta, por una poca cantidad de
tiempo, estaríamos más concentrados y terminaríamos la misma cantidad
de trabajo en menos tiempo, mejorando así la productividad” ¿Quién
quiere inventar las reuniones de 37 minutos? ¿O de 45?
Método para columpiar un columpio
Un niño de 5 años se llevó una patente por “inventar” una nueva forma
de columpiarse: “Un usuario está posicionado sobre un columpio estándar
suspendido por dos cadenas desde una rama de árbol sustancialmente
horizontal, induce un movimiento de lado a lado al recoger
alternadamente una cadena y luego la otra”. Es decir, columpiarse de
lado. En los miles de años de existencia del columpio, seguramente
alguien lo hizo antes de esta patente de 2002.
Sin embargo, la oficina patentó el invento igual. La patente fue
ingresada por el padre del niño, un abogado de patentes que quería
mostrarle a su hijo cómo funcionaba el sistema. ¿Demandarán a los niños
columpiándose de lado?
Bloquear contenidos
Uno pensaría que quizás China tendría patentado un método para bloquear contenidos, pero en Estados Unidos esa patente es de Google.
Se trata de la “interfaz de usuario variable basado en privilegios de
acceso a documentos”, donde se indica que se puede restringir qué
contenidos pueden ver las personas “basado en la información de
ubicación geográfica del usuario y el acceso a la posesión de los
derechos a los documentos”. Google explicó que la patente no es para
censurar, sino para poder operar con las leyes de copyright que restringen contenidos (como libros y videos) según país.
Deslizar para desbloquear
Otra de las patentes polémicas: Apple patentó el gesto de deslizar para desbloquear
el teléfono, gesto que ya estaba disponible en otros dispositivos y
programas anteriormente (aunque no en una pantalla táctil). El texto de
la patente es más amplio que el simple gesto de deslizar de izquierda a
derecha, cubriendo “desbloquear un dispositivo realizando gestos en una
imagen de desbloqueo”, lo que podría ser cualquier cosa.
Un tribunal de Seúl impone sendas multas simbólicas a ambas por infracción de patentes.
La sentencia, que puede ser recurrida, obliga a retirar viejos productos.
IPhone 4S y Galaxy SIII seguirán vendiéndose en Corea del Sur. / Ahn Young-joon (AP)
Si la guerra por patentes entre Apple y Samsung fuera una partida de
ajedrez, ahora mismo estarían en tablas en Corea del Sur. Un tribunal de
Seúl ha impuesto sendas multas simbólicas a ambas compañías, y la
retirada de algunos viejos productos, por infracción de patentes en sus
aparatos móviles. Apple pagará al principal fabricante de móviles del mundo unos 28.000
euros por violar dos de sus patentes de transmisión de datos
inalámbricos. Además, el tribunal obliga a retirar del mercado
surcoreano los aparatos, viejos, que utilizan estas patentes: iPhone 3GS
y 4 y los dos primeros modelos de iPad. El último teléfono, iPhone 4,
se libra de la medida, al igual que la última versión de la tableta. Samsung tampoco evita la regañina judicial. La sentencia establece
que ha infringido una patente de la compañía californiana sobre el uso
de los aparatos, al copiar el efecto rebote de la pantalla cuando se
llega al final de un documento. El castigo: una indemnización de unos
17.000 euros. Samsung tampoco podrá vender los aparatos que incluyen
esta tecnología (Galaxy S, Galaxy SII, Galaxy Nexus y Galaxy 10.1), que
ya ha sido substituida en los nuevos móviles y tabletas del fabricante,
según The Wall Street Journal. La buena noticia para Samsung es que el juez no ha considerado que
haya violado las patentes de diseño de la empresa de Cupertino.
Similares sí son (formas alargadas y esquinas), dice el fallo, pero
también hay sutiles diferencias (iconos de la pantalla y botón central).
Sin embargo, tampoco puede cantar victoria, porque el fallo puede ser
recurrido por ambas partes. "La decisión de hoy afirma nuestra posición de que una sola empresa
no puede monopolizar rasgos genéricos de diseño", ha asegurado Samsung
en un comunicado divulgado tras conocerse el veredicto, que recoge la
agencia EFE. La compañía interpuso esta demanda contra Apple en su país, y en
bastantes más, en respuesta a la presentada por el fabricante de los Mac
en Estados Unidos en abril del año pasado. Este último jucio se ha celebrado en un tribunal de San José este verano y está a la espera del veredicto del jurado, que empezó las deliberaciones el miércoles. Su resultado determinará el enorme mercado de la telefonía móvil en EE UU. Fuente: El País Ciencia
Para nadie debe resultar una sorpresa el hecho de que en Estados Unidos es posible patentar cualquier cosa, convirtiendo a esta en una importante fuente de ingresos para los bufetes de abogados y a compañías que se dedican exclusivamente a eso, vale decir, a patentar todo aquello que les parezca digno de ser patentado.
Tal vez por esta razón resulta algo sorprendente la noticia de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos, haya presentado un escrito en donde señala que los genes no deberían ser patentables. Lo anterior en relación a un caso que involucra a dos genes humanos relacionados con el cáncer de mama y ovarios.
Según algunas estimaciones actualmente un 20% de los genes humanos se encuentran registrados por la Oficina de Patentes y Marcas, por lo que el cambio de estrategia del gobierno de Estados Unidos podría significar un importante avance para las organizaciones que se oponen a las patentes de genes, pero que ya ha comenzado a generar un cierto temor en la industria farmacéutica y de biotecnología.
Estas últimas señalan que dichas patentes son vitales para el desarrollo de nuevas pruebas de diagnóstico, drogas y el emergente campo de la medicina personalizada (los medicamentos son diseñados para cada paciente según su información genética).
Tal vez la idea al interior del gobierno de Estados Unidos es generar un debate serio respecto a este tema, de manera de revertir décadas de retraso en comparación con otras naciones que ya cuentan con políticas claras en torno al tema de las patentes.
Un juez de NY dictamina que los genes humanos no son patentables
Pero antes de pasar a la noticia, lea este artículo de Michael Crichton (tomado de Rebelion.org):
Patentar la Vida
Usted o alguien a quien usted ama podría morir debido a una patente genética que, para empezar, nunca debería haberse concedido. ¿Legítimo o improbable? Desgraciadamente, es un hecho demasiado real.
Las patentes genéticas usadas ahora detienen la investigación, impiden la comprobación médica y mantienen información vital lejos de usted y de su médico. Las patentes de genes retardan el camino de los avances médicos sobre enfermedades mortales. Y elevan los costos exorbitantemente: una prueba para cáncer de mama que podría hacerse por $1,000 cuesta ahora $3,000.
¿Por qué? Porque el poseedor de la patente del gen puede cobrar lo que le dé la gana, y eso es lo que hace. ¿Alguien podría hacer una prueba más barata? Claro, pero el poseedor de la patente bloquea la prueba de cualquier competidor. Posee el gen. Nadie más puede probarlo. De hecho, una persona no puede donar su propio gen del cáncer de mama ni siquiera a otro científico sin el consentimiento del poseedor. Un gen puede existir en su cuerpo, pero es ahora la propiedad privada.
Esta extraña situación ha llegado a suceder debido a un error por falta de financiación y escasez de personal en la agencia gubernamental. La Oficina de Patentes de Estados Unidos malinterpretó las decisiones Judiciales Supremas anteriores y, hace algunos años, empezaron. -con la sorpresa de todos, incluso la de los científicos que descifran el genoma-- a emitir las patentes sobre los genes.
Los humanos comparten principalmente los mismos genes. Genes que también se encuentran en otros animales. Nuestra composición genética representa la herencia común de toda la vida en tierra. No se puede patentar la nieve, el águila o la gravedad y no se deberían poder patentar tampoco los genes. Todavía hoy usted posee una quinta parte de sus genes privadamente.
Los resultados han sido desastrosos. Solemos imaginar que las patentes promueven la innovación, pero eso es porque la mayoría de las patentes se concede para las invenciones humanas. Los genes no son invenciones humanas, son rasgos del mundo natural. Como resultado, estas patentes pueden usarse para bloquear la innovación y golpean el cuidado del paciente.
Por ejemplo, la enfermedad de Canavan es un desorden hereditario que afecta a niños desde los 3 meses de vida; no pueden gatear ni caminar, sufren parálisis progresiva y mueren durante la adolescencia. Anteriormente no existía ningún test para decirles a los padres si estaban en riesgo de padecerlo. Familias que soportan la angustia de querer a estos niños implicaron a un investigador para identificar el gen y producir una prueba. Las familias con Canavan de todo el mundo donaron tejido y dinero para ayudar a la causa.
Cuando el gen se identificó en 1993, las familias consiguieron el compromiso de un hospital de Nueva York para ofrecer gratuitamente la prueba a cualquiera que lo solicitara. Pero el patrón del investigador, el Instituto de Investigación Infantil del Hospital de Miami, una vez patentado el gen, se negó a permitir la gratuidad de la prueba a cualquier proveedor de cuidados de salud. Los padres no creyeron que debieran patentarse los genes y se negaron a poner sus nombres en la patente. Por consiguiente, no tuvieron ningún control sobre el resultado.
Además, el dueño de un gen también puede, en algunos casos, poseer las mutaciones de ese gen y estas mutaciones pueden ser los marcadores de la enfermedad. Países que en realidad no tienen las patentes del gen ofrecen mejores pruebas genéticas que nosotros, porque cuando múltiples laboratorios están autorizados para hacer la comprobación, más mutaciones se descubren, elevando así la calidad de las pruebas.
Los defensores de las patentes genéticas defienden que el problema es como una tempestad en una tetera, y que las licencias patentes están prontamente disponibles a costo mínimo. Eso es absolutamente falso. El dueño del genoma de la Hepatitis C pide millones a los investigadores para estudiar esta enfermedad. No sorprende que la mayoría de los investigadores decidan estudiar algo menos caro.
Pero olvidemos los costos: ¿por qué las personas o compañías deben poseer una enfermedad antes que otros? No la inventaron. Todavía hoy, más de 20 enfermedades están en posesión privada, incluidas la gripe, la hemofilia y la hepatitis C. Y ya hemos mencionado que prueba genética para el cáncer de mama cueste $3,000. ¡Ah!, una más cosa: si se somete a la prueba, la compañía que posee la patente en el gen puede guardar su tejido e investigar en él sin pedir su permiso. ¿No le gusta?
La pura verdad es que ese patentes del gen no son benignas y nunca lo serán. Cuando el virus del SARS se estaba extendiendo por el globo, los investigadores médicos dudaron estudiarlo, debido a preocupaciones por la patente. No hay ninguna indicación más clara para demostrar que las patentes genéticas bloquean la innovación, inhiben la investigación y nos ponen a todos en el riesgo.
Ni su médico no puede obtener la información pertinente. Una medicación del asma sólo funciona en ciertos pacientes. Su fabricante ha suprimido incluso los esfuerzos para desarrollar pruebas genéticas que determinarían en quiénes funciona y en quiénes no. Las tales consideraciones comerciales interfieren con un gran sueño. Durante años nos hemos prometido la próxima era de medicina personalizada, medicina para satisfacer la composición particular de cada cuerpo. Las patentes del gen destruyen ese sueño.
Un juez de Nueva York acaba de invalidar las patentes genéticas relacionadas con los genes BRCA1 y BRCA2, cuyos derechos estaban en posesión de la empresa privada Myriad Genetics. El juez ha dictaminado que dichos genes “son productos de la naturaleza, no invenciones, y por tanto no pueden estar sujetos a las leyes de propiedad intelectual”. Esta decisión podría sentar un precedente y tener consecuencias importantes en el campo de la medicina, la investigación científica, y la industria biotecnológica.
Justo lo comentábamos hace un par de semanas en este post. Myriad Genetics descubrió en 1993 que ciertas mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 estaban asociadas a mayor riesgo de cáncer de mama y de ovario. Patentó su hallazgo para reservarse los derechos de propiedad intelectual, y ahora es la única compañía en EEUU que puede hacer tests genéticos sobre ellos. Como consecuencia, un análisis preventivo que sería muy útil y barato cuesta unos infladísimos 3.500 dólares en EEUU, y muchas mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama no pueden permitirse saber si están a riesgo genético o no.
Ayer lunes 29 de abril, una demanda presentada en mayo del año pasado por la ACLUy la Public Patent Foundation (PUBPAT) ha prosperado y el juez Robert Sweet del distrito sur de Nueva York dictaminó que “la identificación de las secuencias del BRCA1 y BRCA2 es un hito científico de un valor incuestionable por el que Myriad merece reconocimiento, pero esto no implica que sea algo sobre lo que puedan poseer una patente”.
Posiblemente los abogados de Myriad apelarán, y la última palabra no está escrita todavía, pero esta decisión judicial importantes implicaciones. El 20% de genes humanos que de momento se conocen están protegidos por cerca de 2.000 patentes genéticas que impiden a muchos científicos investigar sobre ellos, o incluirlos en sus tests para saber qué fármacos funcionan mejor en un determinado grupo de pacientes. Es un tema tremendamente relevante, sobre todo teniendo en cuenta el momento en que se encuentra la investigación en genómica humana. En los últimos años el número de alteraciones genéticas asociadas a enfermedades comunes está aumentando a un ritmo exponencial, y con el progresivo abaratamiento de las técnicas de secuenciación, muy pronto los beneficios que pueden suponer disponer de esta información irrumpirán en la práctica médica rutinaria en forma de una medicina preventiva y tratamientos personalizados mucho más eficientes. Este conocimiento debe ser de dominio público. Es demasiado valioso como para estar restringido por intereses comerciales.
No debemos preocuparnos demasiado por si se pierden incentivos económicos y se retrasa el proceso de extraer información significativa de nuestro ADN. Descubrir mutaciones genéticas relacionadas con la salud cada vez es más sencillo, y si no lo hacen primero compañías privadas, lo hará un poco más tarde la investigación con fondos públicos. La industria ya encontrará sus oportunidades de negocio.
El juez ha sido contundente: "La purificación de un producto natural, sin más, no puede transformarse en una patente. Y como el ADN aislado no es diferente del ADN en estado natural, no es patentable”.
En definitiva, más allá de invalidar unas patentes específicas sobre genes tan relevantes como el BRCA1 y BRCA2, la decisión es una amenaza al principio de que los genes puedan ser patentados. Puede ser un primer precedente a una modificación radical de esta normativa, y tener un gran impacto en el futuro de la medicina.