Conrad Wolfram, físico que está cambiando la forma de enseñar matemáticas en Estonia, apuesta por eliminar el cálculo a mano.
Conrad Wolfram (Oxford, 1970) piensa que tenemos un problema con las
matemáticas. Nadie está contento: los estudiantes creen que es una
asignatura difícil y sin interés, los maestros están frustrados con los
resultados de sus alumnos y los gobiernos se dan cuenta de que son
determinantes para la economía pero no saben cómo actualizar los
programas académicos. "Cada vez vivimos en un mundo más matemático y sin
embargo la educación está estancada", opina Wolfram, físico y
matemático por la Universidad de Cambridge y fundador de Computer Based Math,
una compañía centrada en rediseñar la asignatura de matemáticas que
hace dos años lanzó su programa piloto en colaboración con el Gobierno
de Estonia.
En 2010 Wolfram atrajo la atención de educadores y expertos en educación de diferentes partes del mundo con su charla TED Cómo enseñar a los niños matemáticas del mundo real,
con más de 1,5 millones de reproducciones, en la que analiza los
motivos por los que los estudiantes han perdido el interés en la
asignatura que está detrás de las "creaciones más emocionantes de la
humanidad", desde los cohetes hasta los mercados de valores.
Demasiadas horas de clase invertidas en aprender a calcular grandes
divisiones y ecuaciones a mano. Ese es el gran fallo, según Wolfram, que
apuesta por introducir la computación en las clases y dejar que sean
las máquinas las que se encarguen del cálculo.
Pregunta. Si los niños no aprenden a calcular a mano
y hacen las operaciones con el ordenador, ¿cómo van a entender lo que
están haciendo?
Respuesta. Los matemáticos me odiarán por decir
esto, pero antes de los ordenadores las matemáticas no eran muy útiles
para el día a día, para la vida en general. Para cualquier campo en el
que se usen muchos datos, como la física, la biología o la salud, la
computación ha elevado las matemáticas a un estadio nuevo. Los problemas
reales del siglo XXI solo se pueden resolver usando los ordenadores y
por eso deben entrar en el sistema educativo como parte fundamental de
la asignatura de matemáticas. Tener a los niños en las aulas calculando a
mano ecuaciones de segundo grado ya no tiene sentido; hay que
enseñarles a interpretar los datos y a sacar utilidad de las
matemáticas. Enseñarles el funcionamiento básico está bien, pero
complicarlo hasta la extenuación es una estrategia errónea que les aleja
para toda la vida. Suelo poner el ejemplo de la conducción; no hace
falta entender el funcionamiento de los motores para manejar un
vehículo.
P. Algunos expertos sostienen que el cálculo ayuda a
aprender el sentido de los números y es una buena herramienta para
entrenarse en la toma de decisiones.
R. ¿Cuándo fue la última vez que multiplicaste 3/17
por 2/15? Probablemente lo aprendieras en la escuela pero nunca lo has
vuelto a ejecutar. Muchos expertos dirán que multiplicando fracciones
estás aprendiendo, pero solo estás recordando un proceso. Realmente no
estás entendiendo para qué lo haces ni para qué sirve. Un ejemplo muy
simple: en la ecuación x+2=4 te enseñaron que si pasas el dos a la
derecha cambia de signo y se convierte en menos 2. Ahí tampoco entiendes
qué estás haciendo. Las matemáticas tradicionales ya no tienen sentido y
probablemente el 80% del contenido de la asignatura no es útil y nunca
lo usarás fuera del aula.
P. Podrían decirle que dejarle el cálculo al ordenador en edad de aprender es de vagos.
R. Intentar saber cómo usar la computación no supone
menos trabajo para el cerebro. Todo lo contrario. Los problemas a
resolver son mucho más complejos y ahí es donde hay que entrenar a los
niños. La programación es lo que equivaldría hoy al cálculo a mano,
saber decirle al ordenador con códigos y números lo que tiene que hacer
de forma muy precisa. Matemáticas, programación y pensamiento
computacional deben ser la misma asignatura.
P. ¿Podría poner un ejemplo de esas situaciones de la vida real de las que habla?
R. Si te muestro los datos de dos webs y te pregunto
cuál está funcionando mejor la primera pregunta que debes hacerte es
qué significa mejor. Puede ser el tiempo que los usuarios pasan en cada
una de ellas o las veces que hacen clic en alguna de las pestañas... En
el mundo real puedes usar el machine learning o el análisis
estadístico para medir y analizar resultados. Elegir qué opción funciona
mejor en cada caso es complicado y ese tipo de conocimientos no se
enseñan en la escuela. Las matemáticas son mucho más que el cálculo,
aunque es comprensible que durante cientos de años se le haya dado tanta
importancia, pues solo había una forma de hacerlo; a mano. Las
matemáticas se han liberado del cálculo, pero esa liberación todavía no
ha llegado a la educación.
P. Su empresa ha reinventado la asignatura de
matemáticas para introducir la computación y ha introducido nuevas
habilidades a evaluar como la comunicación matemática. ¿Cómo consiguió
convencer al Gobierno de Estonia para implantarla en los colegios
públicos?
R. Con 1,3 millones de habitantes, Estonia se
considera el país más digital de Europa. Sus ciudadanos pueden votar,
pagar impuestos, comprobar archivos médicos o registrar una empresa
desde su ordenador de casa en pocos minutos. En el último informe PISA
superó a los finlandeses en ciencias y matemáticas y es el nuevo
referente en Europa en innovación educativa. Hace tres años conocí en
unas jornadas a su Ministro de Educación, que es físico, y dos años
después lanzamos el primer proyecto piloto, que se está usando en el 10%
de los colegios públicos del país. Hemos centrado la asignatura, para
estudiantes de Secundaria, en probabilidad y estadística y hemos
cambiado el sistema de evaluación. Los alumnos aprenden a resolver
cuestiones reales como por ejemplo ¿son las chicas mejores en
matemáticas? o ¿mi estatura está en la media?. Ahora estamos en
conversaciones con Irlanda y Australia.
El artículo completo en:
El País (España)
Mostrando las entradas con la etiqueta aprendizaje. Mostrar todas las entradas
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24 de diciembre de 2017
18 de diciembre de 2017
Cómo entretener a un niño pequeño según su edad
Divertir a un niño no es tan difícil una vez que aprendas algunos trucos que dependen de la edad.
Si el bebé está despierto, busca una postura en el regazo en la que pueda verte la cara y simplemente habla o canta. ¿No sabes qué decir? Recita las letras del alfabeto. Para más entretenimiento, puedes mover las manos mientras hablas o tocar tu nariz con la suya.
Hay más trucos que son éxitos instantáneos, al menos en mi limitada experiencia, pero requieren cierta planificación. Si sabes hacer malabares, hazlo sin dudarlo. Los bebés aún están tratando de comprender cómo funciona la física y los malabares les fascinan. Las pompas de jabón también suelen entretenerlos durante mucho rato.
El artículo completo en:
Gizmodo
Menos de un año: Los bebés solo quieren verte la cara o estar en tus brazos
Si tienes la oportunidad de tener en brazos a un bebé, no hay mucho que pensar. Si el bebé parece soñoliento o no presta atención a su alrededor, simplemente abrázalo con su cabeza sobre el hombro o el brazo. Moverse un poco es un extra. Camina un poco, usa una mecedora si la tienes a mano o mécelo suavemente.Si el bebé está despierto, busca una postura en el regazo en la que pueda verte la cara y simplemente habla o canta. ¿No sabes qué decir? Recita las letras del alfabeto. Para más entretenimiento, puedes mover las manos mientras hablas o tocar tu nariz con la suya.
De 0 a 3 años: A los niños pequeños les encantan los chistes bobos
Para este grupo de edad necesitas esforzarte un poco más. Los niños pequeños están acostumbrados a ver adultos hablando, pero divertirles es más fácil de lo que parece.- Ponte algo ridículo en la cabeza. Por alguna razón esto les resulta muy divertido.
- Establece una relación causa-efecto absurda. Cada vez que te toques el pie haz un ruido gracioso.
- Apila cosas como juguetes o cubos y luego derriba la torre. Es probable que el bebé quiera hacerlo él mismo.
- Mueve los dedos como si fuera una araña y hazle cosquillas mientras dices: “Uuuuhhh!! La araña de las cosquillas va a por tiiii” o algo así.
Hay más trucos que son éxitos instantáneos, al menos en mi limitada experiencia, pero requieren cierta planificación. Si sabes hacer malabares, hazlo sin dudarlo. Los bebés aún están tratando de comprender cómo funciona la física y los malabares les fascinan. Las pompas de jabón también suelen entretenerlos durante mucho rato.
El artículo completo en:
Gizmodo
Uno de los fundadores de Facebook advierte del daño que las redes sociales pueden hacer a la mente de los niños
Sean Parker, uno de los fundadores de Facebook
(y su primer presidente), está preocupado por cómo afectan las redes
sociales a las personas. Lo peor de todo, comenta, es que los creadores
de Facebook sabían muy bien lo que hacían y que estaban creando algo que
sería extremadamente adictivo.
En un evento de Axios, el también creador de Napster mencionó:
Aunque el hecho de que estos comentarios provengan de una persona que no solo ayudó a crear la red social más grande del mundo sino que hizo una fortuna gracias a ello, no deja de ser cierto que Facebook, al igual que otras redes sociales, pueden ser algo increíblemente adictivo gracias a lo sencillo de usar que es y, sobre todo, gracias al impacto psicológico que tiene algo tan mínimo como recibir un “me gusta”.
Fuente:
Gizmodo
En un evento de Axios, el también creador de Napster mencionó:
“Solo Dios sabe lo que le está haciendo a la mente de nuestros hijos.”Para Parker, la red social explota las vulnerabilidades psicológicas humanas, se aprovecha de ellas. Esto gracias a la sensación de validación que los atrapa y los hace publicar una y otra vez constantemente, buscando mensajes de aprobación, atención y los famosos “me gusta”. Es un ciclo que no acaba, y los creadores de la plataforma sabían que, a largo plazo, esto iba a suceder.
“Esta es la clase de cosas que se le ocurriría a un hacker como yo, porque estás explotando las vulnerabilidades de la psiquis humana. Los creadores de redes sociales como yo, Mark [Zuckerberg] o Kevin Systrom [Instagram] entendimos muy bien que esto iba a suceder, y aún así lo hicimos”.Según el creador de Napster, cuando trabajaban en Facebook lo que querían era encontrar una forma en la que la red social consumiera toda la atención y tiempo posible de los usuarios. Por esta razón asegura haberse convertido en un “objetor de las redes sociales”, y mantiene muy poca presencia en ellas.
Aunque el hecho de que estos comentarios provengan de una persona que no solo ayudó a crear la red social más grande del mundo sino que hizo una fortuna gracias a ello, no deja de ser cierto que Facebook, al igual que otras redes sociales, pueden ser algo increíblemente adictivo gracias a lo sencillo de usar que es y, sobre todo, gracias al impacto psicológico que tiene algo tan mínimo como recibir un “me gusta”.
Fuente:
Gizmodo
5 de diciembre de 2017
¿Qué es el "aprendizaje profundo" de la inteligencia artificial?
Cuando la supercomputadora Deep Blue de IBM venció al campeón de ajedrez Gary Kasparov en 1997, muchos se sorprendieron ante el poder de estas máquinas.
Dos décadas después, la inteligencia artificial está presente en la
banca, la medicina y en programas populares como los predictores de
palabras de los celulares.
En 2016, AlphaGo, un programa informático de la filial de Google
Deep Mind, ganó un duelo con el campeón del mundo de un juego denominado
Go.
Y este año el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) anunció
que su algoritmo DeepMoji, que puede analizar emojis para detectar el
sarcasmo en Twitter.
Deep significa "profundo" en inglés. Y el "aprendizaje profundo" es
lo le que permite a las computadoras resolver este tipo de problemas.
Pero, ¿qué es? ¿Y cómo está afectando la vida de personas en todo el mundo?
BBC Mundo habló sobre el tema con dos expertos, Augusto Vega y José Dorronsoro.
El artículo completo en:
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9 de noviembre de 2017
Las diez claves de la neurociencia para mejorar el aprendizaje
Investigaciones recientes aportan procedimientos que sirven para elaborar propuestas prácticas para mejorar el rendimiento escolar.
Conocer Ciencia les ofree un conjunto de sugerencias de carácter práctico para mejorar el rendimiento académico de enseñantes y alumnos a corto y medio plazo. Son procedimientos avalados por la investigación reciente en neurociencia y psicobiología, que pueden tener su versión particular en cada nivel y contexto educativo.
El
ejercicio físico aeróbico beneficia las capacidades cerebrales tanto en
el niño como en el adulto. Quienes tienen una actividad física semanal
más intensa tienen también una mejor memoria y mayor flexibilidad y
velocidad de procesamiento de información mental. Incluso 30 únicos
minutos de marcha en bicicleta o carrera al día pueden ser suficientes
para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la
información en el cerebro.
Ello es posible porque la actividad física genera BDNF, una proteína del cerebro que aumenta la plasticidad o capacidad de las neuronas para formar conexiones entre ellas, el número de las que nacen diariamente y la vascularización y aporte de sangre que reciben. La actividad física, en definitiva, genera una especie de lubricante que facilita el funcionamiento de la maquinaria cerebral para aprender, formar memorias y recordar.
Lea el artícuo completo en:
El País (España)
Conocer Ciencia les ofree un conjunto de sugerencias de carácter práctico para mejorar el rendimiento académico de enseñantes y alumnos a corto y medio plazo. Son procedimientos avalados por la investigación reciente en neurociencia y psicobiología, que pueden tener su versión particular en cada nivel y contexto educativo.
1. Practicar regularmente deportes o actividades físicas
Ello es posible porque la actividad física genera BDNF, una proteína del cerebro que aumenta la plasticidad o capacidad de las neuronas para formar conexiones entre ellas, el número de las que nacen diariamente y la vascularización y aporte de sangre que reciben. La actividad física, en definitiva, genera una especie de lubricante que facilita el funcionamiento de la maquinaria cerebral para aprender, formar memorias y recordar.
2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación
La alimentación adecuada para aprender debe evitar las dietas altas en grasas, pues son dietas que reducen la sensibilidad de los receptores NMDA, que son moléculas del cerebro que forman parte de los mecanismos de plasticidad neuronal que hacen posible la formación de la memoria en lugares como el hipocampo y la corteza cerebral. La experimentación actualmente en curso indica que la restricción calórica en la alimentación favorece la mayoría de procesos mentales.3. Dormir lo necesario con regularidad
El sueño anticipado prepara al cerebro para aprender y, cuando ocurre tras el aprendizaje, potencia la formación y estabilización de las memorias. Es así porque las mismas neuronas que se activan para registrar la información cuando aprendemos vuelven a activarse cuando dormimos. Suelen hacerlo entonces a mayor velocidad dando preferencia a las que registraron los aprendizajes a los que se atribuyó mayor importancia o valor de futuro. El sueño es, por tanto, una forma cerebral de practicar y fortalecer lo aprendido durante el día.4. Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo
Esta memoria es la que utilizamos para pensar, razonar, planificar el futuro y tomar decisiones. Con ella retenemos en la mente, por ejemplo, las posibles jugadas a realizar en una partida de ajedrez o las diferentes opciones para tomar una decisión. Materias como la filosofía o las matemáticas promueven este tipo de memoria, muy ligada a la inteligencia fluida, que es la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos con independencia del conocimiento previamente adquirido.Lea el artícuo completo en:
El País (España)
6 de noviembre de 2017
Expulsemos el powerpoint de la universidad: empeora las clases, a los alumnos y a los profesores
No hay profesor universitario que no tenga un mal
recuerdo de alguna clase. Yo, por ejemplo, hubo una vez en la que sabía
desde el principio que había perdido a mis alumnos con el powerpoint
porque los que no habían caído en un coma profundo me miraban con furia o
ansiedad. Años después todavía resuena mi voz en mi cabeza enumerando
los puntos principales e intentando venderles la moto a los estudiantes.
Por suerte, no recuerdo qué pensarían los estudiantes sobre mi presentación, pero el recuerdo más doloroso es la experiencia de aburrirme a mí mismo. Cuando te pasa algo así te tienes que replantear cómo haces las cosas y por eso he liderado una iniciativa para prohibir el powerpoint a la hora de dar clase.
Una clase te puede salir mal por varias razones: mala planificación del curso, falta de preparación, un día poco inspirado, los estudiantes no se comprometen, demasiados alumnos, un aula mal diseñada… pero el powerpoint se suele llevar la palma.
Una clase en vivo cara a cara es una interacción abierta entre los estudiantes y el profesor para tratar contenidos y lo que hace un powerpoint es convertir la clase en un monólogo que ignora cualquier otro tipo de aportación que no sea lo que el profesor ha planificado el día anterior, quitando toda posibilidad de improvisar o de considerar otras opiniones. Hay pocas opciones para adaptarse a las reacciones de los estudiantes sin salirse del tema.
Este tipo de presentaciones suelen ser tan sumamente aburridas porque, aunque los oyentes ya sepan por dónde van los tiros, el orador tiene que exponer todos los puntos, mientras el público cruza los dedos para que la siguiente diapositiva sea más interesante.
Los ppt no fueron diseñados para los profesores
Sin embargo, para mantener el interés y la relevancia durante una clase, los profesores tienen que hacer preguntas y experimentar, no simplemente dar soluciones y datos. Por desgracia, esa es la idea de PowerPoint. Este programa fue originalmente diseñado para Macintosh, pero Microsoft se hizo con la compañía que lo programó y, tras su lanzamiento, el programa estaba dirigido a los profesionales de negocios, especialmente a consultores y comerciales.
Durante los 90 muchas empresas lo empezaron a usar de forma más general porque venía con el paquete de Microsoft Office, lo que explica que incluya resúmenes para ejecutivos, todas las opciones para gráficas y tablas o los planes de acción. El powerpoint llegó a las universidades porque cada vez había más demanda para ofrecer una formación más concreta y masticada a los estudiantes que les ayudara a moverse entre la amplia cantidad de conocimientos.
El artículo completo en:
Xakata Ciencia
Por suerte, no recuerdo qué pensarían los estudiantes sobre mi presentación, pero el recuerdo más doloroso es la experiencia de aburrirme a mí mismo. Cuando te pasa algo así te tienes que replantear cómo haces las cosas y por eso he liderado una iniciativa para prohibir el powerpoint a la hora de dar clase.
Una clase te puede salir mal por varias razones: mala planificación del curso, falta de preparación, un día poco inspirado, los estudiantes no se comprometen, demasiados alumnos, un aula mal diseñada… pero el powerpoint se suele llevar la palma.
Una clase en vivo cara a cara es una interacción abierta entre los estudiantes y el profesor para tratar contenidos y lo que hace un powerpoint es convertir la clase en un monólogo que ignora cualquier otro tipo de aportación que no sea lo que el profesor ha planificado el día anterior, quitando toda posibilidad de improvisar o de considerar otras opiniones. Hay pocas opciones para adaptarse a las reacciones de los estudiantes sin salirse del tema.
Este tipo de presentaciones suelen ser tan sumamente aburridas porque, aunque los oyentes ya sepan por dónde van los tiros, el orador tiene que exponer todos los puntos, mientras el público cruza los dedos para que la siguiente diapositiva sea más interesante.
Los ppt no fueron diseñados para los profesores
Sin embargo, para mantener el interés y la relevancia durante una clase, los profesores tienen que hacer preguntas y experimentar, no simplemente dar soluciones y datos. Por desgracia, esa es la idea de PowerPoint. Este programa fue originalmente diseñado para Macintosh, pero Microsoft se hizo con la compañía que lo programó y, tras su lanzamiento, el programa estaba dirigido a los profesionales de negocios, especialmente a consultores y comerciales.
Durante los 90 muchas empresas lo empezaron a usar de forma más general porque venía con el paquete de Microsoft Office, lo que explica que incluya resúmenes para ejecutivos, todas las opciones para gráficas y tablas o los planes de acción. El powerpoint llegó a las universidades porque cada vez había más demanda para ofrecer una formación más concreta y masticada a los estudiantes que les ayudara a moverse entre la amplia cantidad de conocimientos.
El artículo completo en:
Xakata Ciencia
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presentaciones
6 de agosto de 2017
El lado oscuro del examen más difícil del mundo, que se hace en China
Entre el 7 y el 9 de junio, de este 2017, ha tenido lugar en el país asiático el 'gaokao', célebre por su dificultad, y que es una de las pocas maneras de prosperar socialmente en dicho país.
Es probable que usted haya oído hablar del 'gaokao'
El gaokao (Examen de Entrada Nacional a la Educación Superior), el equivalente chino de nuestra Selectividad, acompañado de la coletilla “el examen más difícil del mundo”. La coincidencia de fechas de este año ha dado lugar a odiosas comparaciones: hay quien lamenta, de manera un tanto apocalíptica, el bajo nivel del sistema educativo español, y ofrece como ejemplo esta exigente prueba en la que los adolescentes chinos deben, por ejemplo, responder preguntas tan abstractas como “¿tienen color las alas de la mariposa?” o “¿a quién admiras más, a un investigador de biotecnología, a un ingeniero técnico o a un fotógrafo?”
Es una comparación un tanto improcedente, sobre todo porque lo que se interpreta como la expresión máxima de la cultura del esfuerzo oriental puede ser en realidad una manifestación de las grandes dificultades de ascenso social que aún caracterizan a China, donde la mayor parte de la población proviene un entorno rural. Para cientos de miles de los 9,4 millones de estudiantes que este año 2017 han realizado el examen, es la única posibilidad que tendrán en su vida de abandonar el pueblo y estudiar en una de las 2.236 facultades situadas en las grandes ciudades.
Una situación que pone a muchos de los alumnos al límite, hasta el punto de que en el año 2014 tuvieron que instalarse barreras antisuicidio en algunos centros para evitar que los estudiantes acabasen son su vida, como ocurrió en una escuela de Hebai, que instaló vallas en las ventanas de las habitaciones de los alumnos después de que dos de ellos saltasen al vacío durante los meses anteriores a la realización del 'gaokao'. Algo que no hemos visto ni probablemente veremos en las pruebas de acceso a la universidad española, que a pesar de condicionar igualmente el futuro del estudiante, no resultan ni de lejos tan estresantes.
Como puso de manifiesto el Libro Azul de la Educación chino publicado en 2014, el 93% de los 79 suicidios de los estudiantes estaban relacionados con la presión ejercida por padres y profesores para que sacasen buenas calificaciones. Que se llegue a dichos extremos dice mucho tanto de la configuración del sistema educativo chino como de su sociedad, puesto que estos casos no solo se dan entre aquellos que están a punto de realizar el examen a los 18 años, sino también a una edad mucho más temprana. En julio de 2016, un niño se arrojó al tráfico después de discutir con su madre acerca de los deberes.
¡Bienvenidos a la Industria del Ascenso Social!
No es por lo tanto sorprendente que se haya erigido alrededor del 'gaokao' una industria del engaño que, desde la distancia, parece pintoresca, pero que examinada con mayor atención revela el drama asociado a estas pruebas, en las que ni la mitad de los que se presentan (3,7 millones de 9,4) conseguirán acceder a una universidad. Pero debido a la gran diferencia que existe entre los mejores centros y los peores, no se trata únicamente de la posibilidad de disfrutar de estudios superiores, sino de matricularse en centros como la Universidad de Tsinghua, la de Pekín o la de Fudan, las mejores del país, que puede garantizar por sí mismo el futuro de los estudiantes.
De ahí que la astucia de los alumnos y, sobre todo, de sus padres, se haya agudizado a medida que las autoridades públicas han intentado hacer frente a esta picaresca. La táctica más escandalosa quizá sea la que reportó el 'Global Times': padres que pagan miles de yuanes (cantidades que rondan los 4.000 euros) a otros adolescentes más habilidosos para que se hagan pasar por sus hijos y realicen los exámenes en su lugar, una estrategia habitual en la región de Jiangxi investigada por el Ministerio de Educación. Ello ha provocado que desde el pasado año hacer trampas en el examen se considere un crimen. También se ha prohibido mudarse para hacer el examen en una de las regiones “fáciles”, donde la competencia con otros estudiantes es menor.
No ha sido la única estrategia establecida con el objetivo de conseguir unos puntos más en el examen. La adopción de la tecnología de última generación (móviles, pinganillos en la oreja y relojes inteligentes) han provocado que se instalen detectores de metales a la entrada de los centros donde se realizan los exámenes. El año pasado se llegaron a introducir drones para detectar señales inalámbricas y pruebas dactilares para identificar a los posibles suplantadores. En algunos lugares se proporcionan píldoras contraceptivas a las niñas para retrasar su regla e inyecciones a los niños para ayudar a que se concentren.
Lea artículo completo en:
El Confidencial
Es probable que usted haya oído hablar del 'gaokao'
El gaokao (Examen de Entrada Nacional a la Educación Superior), el equivalente chino de nuestra Selectividad, acompañado de la coletilla “el examen más difícil del mundo”. La coincidencia de fechas de este año ha dado lugar a odiosas comparaciones: hay quien lamenta, de manera un tanto apocalíptica, el bajo nivel del sistema educativo español, y ofrece como ejemplo esta exigente prueba en la que los adolescentes chinos deben, por ejemplo, responder preguntas tan abstractas como “¿tienen color las alas de la mariposa?” o “¿a quién admiras más, a un investigador de biotecnología, a un ingeniero técnico o a un fotógrafo?”
Es una comparación un tanto improcedente, sobre todo porque lo que se interpreta como la expresión máxima de la cultura del esfuerzo oriental puede ser en realidad una manifestación de las grandes dificultades de ascenso social que aún caracterizan a China, donde la mayor parte de la población proviene un entorno rural. Para cientos de miles de los 9,4 millones de estudiantes que este año 2017 han realizado el examen, es la única posibilidad que tendrán en su vida de abandonar el pueblo y estudiar en una de las 2.236 facultades situadas en las grandes ciudades.
Una situación que pone a muchos de los alumnos al límite, hasta el punto de que en el año 2014 tuvieron que instalarse barreras antisuicidio en algunos centros para evitar que los estudiantes acabasen son su vida, como ocurrió en una escuela de Hebai, que instaló vallas en las ventanas de las habitaciones de los alumnos después de que dos de ellos saltasen al vacío durante los meses anteriores a la realización del 'gaokao'. Algo que no hemos visto ni probablemente veremos en las pruebas de acceso a la universidad española, que a pesar de condicionar igualmente el futuro del estudiante, no resultan ni de lejos tan estresantes.
Como puso de manifiesto el Libro Azul de la Educación chino publicado en 2014, el 93% de los 79 suicidios de los estudiantes estaban relacionados con la presión ejercida por padres y profesores para que sacasen buenas calificaciones. Que se llegue a dichos extremos dice mucho tanto de la configuración del sistema educativo chino como de su sociedad, puesto que estos casos no solo se dan entre aquellos que están a punto de realizar el examen a los 18 años, sino también a una edad mucho más temprana. En julio de 2016, un niño se arrojó al tráfico después de discutir con su madre acerca de los deberes.
¡Bienvenidos a la Industria del Ascenso Social!
No es por lo tanto sorprendente que se haya erigido alrededor del 'gaokao' una industria del engaño que, desde la distancia, parece pintoresca, pero que examinada con mayor atención revela el drama asociado a estas pruebas, en las que ni la mitad de los que se presentan (3,7 millones de 9,4) conseguirán acceder a una universidad. Pero debido a la gran diferencia que existe entre los mejores centros y los peores, no se trata únicamente de la posibilidad de disfrutar de estudios superiores, sino de matricularse en centros como la Universidad de Tsinghua, la de Pekín o la de Fudan, las mejores del país, que puede garantizar por sí mismo el futuro de los estudiantes.
De ahí que la astucia de los alumnos y, sobre todo, de sus padres, se haya agudizado a medida que las autoridades públicas han intentado hacer frente a esta picaresca. La táctica más escandalosa quizá sea la que reportó el 'Global Times': padres que pagan miles de yuanes (cantidades que rondan los 4.000 euros) a otros adolescentes más habilidosos para que se hagan pasar por sus hijos y realicen los exámenes en su lugar, una estrategia habitual en la región de Jiangxi investigada por el Ministerio de Educación. Ello ha provocado que desde el pasado año hacer trampas en el examen se considere un crimen. También se ha prohibido mudarse para hacer el examen en una de las regiones “fáciles”, donde la competencia con otros estudiantes es menor.
No ha sido la única estrategia establecida con el objetivo de conseguir unos puntos más en el examen. La adopción de la tecnología de última generación (móviles, pinganillos en la oreja y relojes inteligentes) han provocado que se instalen detectores de metales a la entrada de los centros donde se realizan los exámenes. El año pasado se llegaron a introducir drones para detectar señales inalámbricas y pruebas dactilares para identificar a los posibles suplantadores. En algunos lugares se proporcionan píldoras contraceptivas a las niñas para retrasar su regla e inyecciones a los niños para ayudar a que se concentren.
Lea artículo completo en:
El Confidencial
28 de julio de 2017
Max Ventilla y los ingenieros que reinventan las escuelas
La escuela Altschool ofrece un plan de estudio personalizado para cada alumno.
Siempre me ha parecido bastante irónico que los padres de la tecnología punta de los últimos decenios se muestren, para las cuestiones educativas, antitecnológicos feroces. Que Steve Jobs y demás genios de Silicon Valley hayan enviado a sus hijos a escuelas de "low technology" como las Waldorf o Montessori me parece un mensaje muy claro sobre la relación peligrosa y altamente perniciosa que puede establecerse entre los niños y la tecnología. Son ya, admitámoslo, una generación apantallada.
Pero ¿qué pasaría si invertimos la ecuación y en vez de esclavizar a los niños ante pantallas hacemos exactamente lo contrario: ponemos la tecnología al servicio de la educación para conseguir que cada alumno pueda explorar al máximo su potencial de aprendizaje? Es la filosofía que inspira a la escuela Altschool.
¿Tiene aún hoy sentido que un profesor dé la misma clase a 30 alumnos, cada uno de los cuales tiene un perfil, unas capacidades y un ritmo de trabajo diferentes? La pregunta no es baladí. No, ya no tiene ningún sentido porque hoy en día la inteligencia artificial permite personalizar la enseñanza para cada alumno. La alianza entre educadores e ingenieros es ya una realidad en escuelas como la americana Altschool, fundada por un ex de Google, Max Ventilla.
Cada mañana los alumnos de esta escuela llegan con una "playlist educativa diferente". Funciona con una inteligencia artificial cuyo algoritmo observa qué ha trabajado el alumno el día anterior con el objetivo de proponerle al día siguiente un programa que no sea repetitivo y que esté adaptado a sus necesidades y a lo que desean aprender. Las playlist son elaboradas con la colaboración de los profesores, que cada día entran en el software sus observaciones sobre cada alumno para «alimentar» el programa.
Para la escuela es importante el avance académico de cada alumno pero también el crecimiento en valores no propiamente académicos como la perseverancia, la capacidad de trabajar en equipo o la proactividad. Son estas características personales y no sólo los conocimientos académicos lo que permitirá a los niños triunfar en el mundo del futuro, según Ventilla.
La primera escuela Altschool fue inaugurada en 2013 y hoy en día se trata ya de una red de 7 escuelas implantadas en la bahía de San Francisco, Palo Alto y Nueva York. En la web de la escuela se lee que la tecnología y el conocimiento están transformando la sociedad a un ritmo acelerado. Y que por lo tanto ya es hora de que aceleremos también nosotros nuestra concepción del aprendizaje.
Ventilla explica en un vídeo que el modelo educativo tradicional, hijo del siglo XIX, promovía una educación masificada porque se necesitaban trabajadores en masa. La escuela clásica convierte a los niños en ordenadores, por así decirlo, pero los ordenadores ya existen y por lo tanto no aporta ningún valor añadido hacer este mismo trabajo. El nuevo sistema educativo disruptivo que él intenta implantar busca adaptarse a las nuevas necesidades del siglo XXI y formar hombres y mujeres con conocimientos pero, sobre todo, con competencias y habilidades personales que les abran las puertas del éxito profesional.
Acabo como empecé, con mi sorpresa agradable por el interés de los ingenieros por renovar el sistema escolar pasado de moda. Me parecería más «lógico» si la iniciativa viniera de políticos, académicos, pedagogos o de padres de familia, pero ¿de los ingenieros? ¿Es una escuela como la Altschool realmente la escuela del futuro? El futuro, y sólo él, nos lo dirá.
Fuente:
E l País (España)
Siempre me ha parecido bastante irónico que los padres de la tecnología punta de los últimos decenios se muestren, para las cuestiones educativas, antitecnológicos feroces. Que Steve Jobs y demás genios de Silicon Valley hayan enviado a sus hijos a escuelas de "low technology" como las Waldorf o Montessori me parece un mensaje muy claro sobre la relación peligrosa y altamente perniciosa que puede establecerse entre los niños y la tecnología. Son ya, admitámoslo, una generación apantallada.
Pero ¿qué pasaría si invertimos la ecuación y en vez de esclavizar a los niños ante pantallas hacemos exactamente lo contrario: ponemos la tecnología al servicio de la educación para conseguir que cada alumno pueda explorar al máximo su potencial de aprendizaje? Es la filosofía que inspira a la escuela Altschool.
¿Tiene aún hoy sentido que un profesor dé la misma clase a 30 alumnos, cada uno de los cuales tiene un perfil, unas capacidades y un ritmo de trabajo diferentes? La pregunta no es baladí. No, ya no tiene ningún sentido porque hoy en día la inteligencia artificial permite personalizar la enseñanza para cada alumno. La alianza entre educadores e ingenieros es ya una realidad en escuelas como la americana Altschool, fundada por un ex de Google, Max Ventilla.
Cada mañana los alumnos de esta escuela llegan con una "playlist educativa diferente". Funciona con una inteligencia artificial cuyo algoritmo observa qué ha trabajado el alumno el día anterior con el objetivo de proponerle al día siguiente un programa que no sea repetitivo y que esté adaptado a sus necesidades y a lo que desean aprender. Las playlist son elaboradas con la colaboración de los profesores, que cada día entran en el software sus observaciones sobre cada alumno para «alimentar» el programa.
Para la escuela es importante el avance académico de cada alumno pero también el crecimiento en valores no propiamente académicos como la perseverancia, la capacidad de trabajar en equipo o la proactividad. Son estas características personales y no sólo los conocimientos académicos lo que permitirá a los niños triunfar en el mundo del futuro, según Ventilla.
La primera escuela Altschool fue inaugurada en 2013 y hoy en día se trata ya de una red de 7 escuelas implantadas en la bahía de San Francisco, Palo Alto y Nueva York. En la web de la escuela se lee que la tecnología y el conocimiento están transformando la sociedad a un ritmo acelerado. Y que por lo tanto ya es hora de que aceleremos también nosotros nuestra concepción del aprendizaje.
Ventilla explica en un vídeo que el modelo educativo tradicional, hijo del siglo XIX, promovía una educación masificada porque se necesitaban trabajadores en masa. La escuela clásica convierte a los niños en ordenadores, por así decirlo, pero los ordenadores ya existen y por lo tanto no aporta ningún valor añadido hacer este mismo trabajo. El nuevo sistema educativo disruptivo que él intenta implantar busca adaptarse a las nuevas necesidades del siglo XXI y formar hombres y mujeres con conocimientos pero, sobre todo, con competencias y habilidades personales que les abran las puertas del éxito profesional.
Acabo como empecé, con mi sorpresa agradable por el interés de los ingenieros por renovar el sistema escolar pasado de moda. Me parecería más «lógico» si la iniciativa viniera de políticos, académicos, pedagogos o de padres de familia, pero ¿de los ingenieros? ¿Es una escuela como la Altschool realmente la escuela del futuro? El futuro, y sólo él, nos lo dirá.
Fuente:
E l País (España)
16 de julio de 2017
Perú: Quechua será enseñado en todos los centros educativos y universidades del Cusco
Gobierno Regional oficializa reconocimiento del Runa Simi como idioma completo y pentavocal.
El Gobierno Regional del Cusco oficializó el reconocimiento, para todo fin, el idioma quechua o Runa Simi como un idioma completo y pentavocal, por la naturaleza articulatoria de sus sonidos, y dispuso que se incorpore en la currícula educativa regional el uso, manejo oral, escrito y la enseñanza obligatoria.
El Gobierno Regional del Cusco oficializó el reconocimiento, para todo fin, el idioma quechua o Runa Simi como un idioma completo y pentavocal, por la naturaleza articulatoria de sus sonidos, y dispuso que se incorpore en la currícula educativa regional el uso, manejo oral, escrito y la enseñanza obligatoria.
Mediante una Ordenanza Regional publicada hoy
en la separata de Normas Legales del Diario El Peruano, el Gobierno
Regional indica que esta disposición se realiza conforme al sustento
académico e histórico del Informe Lingüístico del Departamento
Académico de Lingüística de la Facultad de Comunicación Social e Idiomas
de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco.
También
establece que la incorporación en la currícula educativa regional, de
manera obligatoria, del idioma quechua variedad Qosqo-Qollao pentavocal,
se cumpla en todos los niveles y modalidades educativas
(inicial, primaria, secundaria, superior universitario y no
universitario), según la identidad cultural lingüística que corresponde a
los habitantes andinos y amazónicos de la región Cusco, utilizándola
indistintamente con otros idiomas como el castellano.
Asimismo, dispone la implementación, seguimiento y
evaluación bajo responsabilidad, a la Gerencia Regional de Desarrollo
Social, Dirección Regional de Educación y a las Unidades de Gestión
Educativa Local.
También recomienda que toda
autoridad y servidor público en la Región de Cusco, tenga dominio y
manejo oral del idioma quechua para administrar y servir a los usuarios
quechua hablantes.
Finalmente, recomienda que
todas las instituciones de formación académica que otorgan títulos y
grados académicos, prioricen el idioma quechua como requisito para la
obtención del título profesional.
La norma aprobada por el Concejo Regional lleva la firma del gobernador regional, Edwin Licona.
Fuentes:
26 de junio de 2017
Emilia Ferreiro: "Ni Piaget imaginó los desafíos de los chicos contemporáneos"
La pedagoga Emilia Ferreiro, referente mundial en el cambio de la
enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura dialogó con Página/12 (publicación argentina) sobre
los desafíos educativos a partir del impacto tecnológico.
Emilia Ferreiro es una eminencia: psicóloga por la Universidad de Buenos Aires, se doctoró en Ginebra bajo la guía de Jean Piaget. Las relaciones temporales en el lenguaje del niño, su tesis de doctorado, se publicó mientras formaba grupos sobre alfabetización en la UBA. El golpe militar de 1976 la llevó al exilio y, desde entonces, vive en México.
La pedagoga vino a la Argentina para asistir a las jornadas con que se celebraron los diez años de la Maestría en Escritura y Alfabetización de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata. Ferreiro llegó para una actividad de tres días con más de 1.500 inscriptos, que ella cerró el sábado pasado.
En un alto en las jornadas, en el amplio campus de la facultad en Ensenada, Ferreiro habló con Página/12 sobre sus estudios y el impacto de las nuevas tecnologías en la lectoescritura. Puso el acento sobre el significado de los primeros escritos de los niños: “Que se aprende antes de ir a la escuela ya está bastante aceptado, lo que no se acepta tanto es que el aprendizaje focalizado por la escuela se pueda iniciar antes. Lo trabajó Piaget: la noción de número comienza antes de la escolarización y lleva mucho tiempo hasta que se incorpora. Lo que él nunca trabajó es el lenguaje escrito. Ahí es donde creo que hice mi contribución”, explica. “No fue sólo aplicar Piaget, sino también reconceptualizar el objeto de aprendizaje para comprender de qué se trataba.”.
¿Cómo fue el abordaje de la lengua escrita?
Se entiende a la escritura a través de una forma muy simplificada, de correspondencias. La idea es que a cada sonido corresponde una letra, y no es así, porque hay más de un sonido para una letra y viceversa. Si fuese un código así, en el Río de la Plata no tendríamos la b y v, o la u que sigue a la q. Más la anomalía de la i y la y. Entonces no se puede hablar de código tan fácilmente, porque un código debe ser riguroso, cono el código de barras, sino no funciona. Y los intentos de reforma terminan en discusiones interminables, como cuando se quiso suprimir la y, cosa que no se pudo hacer porque había dos palabras imposibles de pensar sin esa letra: rey y ley.
O sea que, como código, el idioma escrito es imperfecto.
Exacto. Si se mantiene la idea simplificada de la escritura como código, tenemos un código imperfecto. Y si no es perfecto, no sirve en la realidad social. De ahí que yo discutiera el reduccionismo fónico: uno de sus problemas serios es que la escritura dejó de ser representación de la lengua para pasar a serlo de sonidos elementales. La lengua es más que ruido, desde que Saussure habló del signo bifásico, que tiene significado y significante.
Y usted se plantó contra esa concepción.
Lo que he defendido durante años es que para entender el proceso de alfabetización, tanto de niños como de adultos, hay que comprender la complejidad del fenómeno de la escritura, que no es menor que el de la lengua oral. Ambos son objetos complejos, no reducibles a códigos. Hay una tendencia pendular en el terreno educativo, sobre todo en la alfabetización. Si algo no funciona se va hacia el otro extremo, y así no se construye. El lenguaje no se reduce a lo sonoro, también es sintaxis, la combinación de palabras es esencial. Las lenguas cambian en a su modo.
¿Cómo se produce ese cambio?
Nosotros creamos sustantivos todo el tiempo, vienen prestados de otros idiomas, incluso del lenguaje tecnológico, como hardware o software. Hay verbos que adoptan nuevos significados:”bajar”el programa, “abrir” el archivo. Son verbos que ampliaron su rango de significado. También se crean verbos nuevos, como chatear. Los verbos nuevos son terminados en ar, pero no creamos los elementos sintácticos fundamentales: artículos, conjunciones, nuevas desinencias verbales.
¿En qué afecta esto al idioma?
Va mutando. Nosotros, hoy, hablamos en español, una lengua con muchos siglos, y no es lo mismo el español de hoy que el del Siglo de Oro. La lengua es un objeto maravilloso, cambia pero mantiene su núcleo duro, según algunos, raíz morfosintáctica, según otros. Lo que se fue modificando fueron radicales verbales y se sumaron sustantivos y adjetivos.
¿Qué rol juega Internet en los cambios del idioma?
Hoy estamos asistiendo a una revolución importantísima en los modos de producir, distribuir y recibir textos e imágenes. Va a una velocidad impactante. Por la cantidad de usuarios de esos dispositivos, que aumentan en forma exponencial y afectan a todas las profesiones. Y porque la diseminación fue espectacular, más rápida que la de la TV. En su momento parecía que el fax era lo máximo, y de golpe llega algo superior. Y encima, lo que antes eran objetos separados ahora son funciones de un mismo objeto material: el celular permite hablar por teléfono, pero también sacar fotos, mandar correos.
¿Cómo afectan estos cambios a la experiencia educativa?
Son objetos muy atractivos para los chicos. Son la generación de los botones, todo lo hacen apretando sobre un dispositivo. Para mí, el problema es que se vuelve difícil construir nociones de tiempo y causalidad. ¿Cómo se le explica a un chico que no es lo mismo mandar un mail desde Buenos Aires a alguien en Rosario que enviarlo a Australia, y que por ahí el que mandó a Australia llega antes? Ciertos usos tecnológicos confunden a los chicos respecto de la relación de tiempo y espacio recorridos.Se pierde esa relación, y eso desconcierta. Creo que ni Piaget imaginó los desafíos de los chicos contemporáneos para construir nociones de tiempo y espacio.
¿Cómo ve la frontera entre el preescolar y la primaria?
Hoy se tiende a ver que no hay una frontera brutal entre ambos, y eso es afortunado. En una época el preescolar se definía en términos lúdicos: el lugar para jugar, hacer rondas, cantar, algo de percepción motriz pero sin contenidos precisos de aprendizaje académico. Mientras que la primaria es la ruptura y ya no hay más juego. Se corrió el límite de ambos lados. El preescolar tiene ahora contenidos de aprendizaje y la primaria ya no es tan tajante respecto de mandar al chico a la psicopedagoga si a los seis meses de clase aun no aprendió a leer. Hoy se comprende que los aprendizajes fundamentales aparecen entre los 4 y los 7 años. No hay que inquietarse si algunos empiezan a los 5 ni angustiarse porque a los 6 no se lee.
¿La escuela incorpora la experiencia previa de aprendizaje?
Por lo general la desdeña. Hoy tiene mucho que ver con los nuevos dispositivos, eso hace que todo cambie. Las maestras vienen de la cultura libresca y hoy se amoldan a las pantallas. Los chicos ya vienen formados por la pantalla y recién en la escuela ingresan al papel escrito. Esto va a ir cambiando, en diez años veremos cómo evoluciona. Es un período corto en términos institucionales, pero extenso en vidas individuales, con chicos más expertos en pantallas que sus maestros.
¿Qué rol le cabe al Estado?
Un ministerio puede decir que usará un método determinado que generará grandes resultados. Pero la enseñanza no se puede reducir a un método. Influyen los contextos, el entorno…no es lo mismo enseñar en Buenos Aires que en Jujuy, en la práctica entran a jugar un montón de factores. La incorporación de la PC portátil fue algo positivo. Sobre todo si miramos cómo se implementó en Uruguay, el primer país latinoamericano que garantizó una PC por alumno. Ahí la PC se movió: fue de la casa a la escuela, ida y vuelta. Así se pudo llenar la brecha digital, porque permitió acercar la tecnología a las familias, algo importantísimo. Con el agregado de que los chicos les enseñan a los padres, se vuelven expertos y explican a sus mayores.
Cuando un chico repite de grado, ¿cuánto de ese fracaso corresponde a la escuela?
Es muy fácil delegar en el chico el fracaso. El maestro debe asumir con convicción que en el curso todos van a aprender. El problema es que, lamentablemente, y esto está comprobado que sucede en muchos países, el maestro hace una tipología del alumnado en su cabeza: estos son los que estudian, aquellos los más rezagados, los otros son los revoltosos. Lo que uno hace como adulto ante un chico cuando está convencido de que va a aprender no es lo mismo que hace con el preconcepto de que el alumno va a fracasar.
Fuente:
Instituto Martha Zerbhini
Emilia Ferreiro es una eminencia: psicóloga por la Universidad de Buenos Aires, se doctoró en Ginebra bajo la guía de Jean Piaget. Las relaciones temporales en el lenguaje del niño, su tesis de doctorado, se publicó mientras formaba grupos sobre alfabetización en la UBA. El golpe militar de 1976 la llevó al exilio y, desde entonces, vive en México.
La pedagoga vino a la Argentina para asistir a las jornadas con que se celebraron los diez años de la Maestría en Escritura y Alfabetización de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata. Ferreiro llegó para una actividad de tres días con más de 1.500 inscriptos, que ella cerró el sábado pasado.
En un alto en las jornadas, en el amplio campus de la facultad en Ensenada, Ferreiro habló con Página/12 sobre sus estudios y el impacto de las nuevas tecnologías en la lectoescritura. Puso el acento sobre el significado de los primeros escritos de los niños: “Que se aprende antes de ir a la escuela ya está bastante aceptado, lo que no se acepta tanto es que el aprendizaje focalizado por la escuela se pueda iniciar antes. Lo trabajó Piaget: la noción de número comienza antes de la escolarización y lleva mucho tiempo hasta que se incorpora. Lo que él nunca trabajó es el lenguaje escrito. Ahí es donde creo que hice mi contribución”, explica. “No fue sólo aplicar Piaget, sino también reconceptualizar el objeto de aprendizaje para comprender de qué se trataba.”.
¿Cómo fue el abordaje de la lengua escrita?
Se entiende a la escritura a través de una forma muy simplificada, de correspondencias. La idea es que a cada sonido corresponde una letra, y no es así, porque hay más de un sonido para una letra y viceversa. Si fuese un código así, en el Río de la Plata no tendríamos la b y v, o la u que sigue a la q. Más la anomalía de la i y la y. Entonces no se puede hablar de código tan fácilmente, porque un código debe ser riguroso, cono el código de barras, sino no funciona. Y los intentos de reforma terminan en discusiones interminables, como cuando se quiso suprimir la y, cosa que no se pudo hacer porque había dos palabras imposibles de pensar sin esa letra: rey y ley.
O sea que, como código, el idioma escrito es imperfecto.
Exacto. Si se mantiene la idea simplificada de la escritura como código, tenemos un código imperfecto. Y si no es perfecto, no sirve en la realidad social. De ahí que yo discutiera el reduccionismo fónico: uno de sus problemas serios es que la escritura dejó de ser representación de la lengua para pasar a serlo de sonidos elementales. La lengua es más que ruido, desde que Saussure habló del signo bifásico, que tiene significado y significante.
Y usted se plantó contra esa concepción.
Lo que he defendido durante años es que para entender el proceso de alfabetización, tanto de niños como de adultos, hay que comprender la complejidad del fenómeno de la escritura, que no es menor que el de la lengua oral. Ambos son objetos complejos, no reducibles a códigos. Hay una tendencia pendular en el terreno educativo, sobre todo en la alfabetización. Si algo no funciona se va hacia el otro extremo, y así no se construye. El lenguaje no se reduce a lo sonoro, también es sintaxis, la combinación de palabras es esencial. Las lenguas cambian en a su modo.
¿Cómo se produce ese cambio?
Nosotros creamos sustantivos todo el tiempo, vienen prestados de otros idiomas, incluso del lenguaje tecnológico, como hardware o software. Hay verbos que adoptan nuevos significados:”bajar”el programa, “abrir” el archivo. Son verbos que ampliaron su rango de significado. También se crean verbos nuevos, como chatear. Los verbos nuevos son terminados en ar, pero no creamos los elementos sintácticos fundamentales: artículos, conjunciones, nuevas desinencias verbales.
¿En qué afecta esto al idioma?
Va mutando. Nosotros, hoy, hablamos en español, una lengua con muchos siglos, y no es lo mismo el español de hoy que el del Siglo de Oro. La lengua es un objeto maravilloso, cambia pero mantiene su núcleo duro, según algunos, raíz morfosintáctica, según otros. Lo que se fue modificando fueron radicales verbales y se sumaron sustantivos y adjetivos.
¿Qué rol juega Internet en los cambios del idioma?
Hoy estamos asistiendo a una revolución importantísima en los modos de producir, distribuir y recibir textos e imágenes. Va a una velocidad impactante. Por la cantidad de usuarios de esos dispositivos, que aumentan en forma exponencial y afectan a todas las profesiones. Y porque la diseminación fue espectacular, más rápida que la de la TV. En su momento parecía que el fax era lo máximo, y de golpe llega algo superior. Y encima, lo que antes eran objetos separados ahora son funciones de un mismo objeto material: el celular permite hablar por teléfono, pero también sacar fotos, mandar correos.
¿Cómo afectan estos cambios a la experiencia educativa?
Son objetos muy atractivos para los chicos. Son la generación de los botones, todo lo hacen apretando sobre un dispositivo. Para mí, el problema es que se vuelve difícil construir nociones de tiempo y causalidad. ¿Cómo se le explica a un chico que no es lo mismo mandar un mail desde Buenos Aires a alguien en Rosario que enviarlo a Australia, y que por ahí el que mandó a Australia llega antes? Ciertos usos tecnológicos confunden a los chicos respecto de la relación de tiempo y espacio recorridos.Se pierde esa relación, y eso desconcierta. Creo que ni Piaget imaginó los desafíos de los chicos contemporáneos para construir nociones de tiempo y espacio.
¿Cómo ve la frontera entre el preescolar y la primaria?
Hoy se tiende a ver que no hay una frontera brutal entre ambos, y eso es afortunado. En una época el preescolar se definía en términos lúdicos: el lugar para jugar, hacer rondas, cantar, algo de percepción motriz pero sin contenidos precisos de aprendizaje académico. Mientras que la primaria es la ruptura y ya no hay más juego. Se corrió el límite de ambos lados. El preescolar tiene ahora contenidos de aprendizaje y la primaria ya no es tan tajante respecto de mandar al chico a la psicopedagoga si a los seis meses de clase aun no aprendió a leer. Hoy se comprende que los aprendizajes fundamentales aparecen entre los 4 y los 7 años. No hay que inquietarse si algunos empiezan a los 5 ni angustiarse porque a los 6 no se lee.
¿La escuela incorpora la experiencia previa de aprendizaje?
Por lo general la desdeña. Hoy tiene mucho que ver con los nuevos dispositivos, eso hace que todo cambie. Las maestras vienen de la cultura libresca y hoy se amoldan a las pantallas. Los chicos ya vienen formados por la pantalla y recién en la escuela ingresan al papel escrito. Esto va a ir cambiando, en diez años veremos cómo evoluciona. Es un período corto en términos institucionales, pero extenso en vidas individuales, con chicos más expertos en pantallas que sus maestros.
¿Qué rol le cabe al Estado?
Un ministerio puede decir que usará un método determinado que generará grandes resultados. Pero la enseñanza no se puede reducir a un método. Influyen los contextos, el entorno…no es lo mismo enseñar en Buenos Aires que en Jujuy, en la práctica entran a jugar un montón de factores. La incorporación de la PC portátil fue algo positivo. Sobre todo si miramos cómo se implementó en Uruguay, el primer país latinoamericano que garantizó una PC por alumno. Ahí la PC se movió: fue de la casa a la escuela, ida y vuelta. Así se pudo llenar la brecha digital, porque permitió acercar la tecnología a las familias, algo importantísimo. Con el agregado de que los chicos les enseñan a los padres, se vuelven expertos y explican a sus mayores.
Cuando un chico repite de grado, ¿cuánto de ese fracaso corresponde a la escuela?
Es muy fácil delegar en el chico el fracaso. El maestro debe asumir con convicción que en el curso todos van a aprender. El problema es que, lamentablemente, y esto está comprobado que sucede en muchos países, el maestro hace una tipología del alumnado en su cabeza: estos son los que estudian, aquellos los más rezagados, los otros son los revoltosos. Lo que uno hace como adulto ante un chico cuando está convencido de que va a aprender no es lo mismo que hace con el preconcepto de que el alumno va a fracasar.
El gran desafío parece ser la asimilación de las nuevas tecnologías
Aun no hemos asumido las consecuencias de la revolución tecnológica, que cambió todas las profesiones, ninguna quedó indemne. Todos andan con celulares, todos, en cada profesión. A nivel de la escuela el tema es saber trabajar con los materiales. Un libro es un objeto al que se le da entidad de fuente seria. Eso hay que saber entenderlo en la web. Los jóvenes leen más que antes, pero hay nuevos modos de lectura y falta tener criterios de confiabilidad. Ese es un problema mayúsculo, porque uno puede creer cualquier cosa. La escuela debería pensar cómo trabajar eso, que es algo nuevo, que no estaba en la agenda escolar previa. No son criterios similares a los de la cultura libresca.Fuente:
Instituto Martha Zerbhini
Michael Apple: “Los niños prefieren jugar Angry Birds, que Leer”
El filósofo Michael W. Apple (1942) es
un especialista en educación, y un experto en la teoría curricular y la
investigación, la enseñanza fundamental, y el desarrollo de las escuelas
democráticas. Es particularmente un estudioso crítico de la teoría de
Paulo Freire. Actualmente es profesor en la Universidad de
Wisconsin-Madison (USA).
Compartimos, con fines únicamente
educativos – pastorales la entrevista que sostuvo con Paula Molina del
Portal “Qué Pasa” de Chile; y aunque se refiere en particular a la
educación chilena (en buena parte del diálogo), consideramos muy
interesante conocer su opinión también sobre los salarios y la
evaluación docente, Singapur, Inglaterra y la excesiva preparación para
las pruebas, que han hecho a los niños restar importancia a la lectura.
“Hemos conseguido que los niños odien leer”
El estadounidense Michael Apple, uno de
los filósofos de la educación más importantes del mundo, advierte sobre
los modelos educativos que está mirando Chile en su reforma, y sobre el
peligro de los test. “Uno no es un número”, sentencia.
“Me preocupa Chile”, dice Michael Apple.
Se trata de uno de los principales
filósofos de la educación en el mundo. Académico estadounidense,
profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, Apple es uno de los
principales teóricos de la pedagogía crítica de Paulo Freire, y la suya
es una mirada inquisitiva sobre la educación en su país y en el mundo,
similar a la que plantea Noam Chomsky en política.
El profesor recibe a Qué Pasa en la capital chilena, hasta donde viajó para ser investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago.
El profesor recibe a Qué Pasa en la capital chilena, hasta donde viajó para ser investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago.
—¿Qué le preocupa de Chile?
—Chile ha liderado un tipo particular de
reforma durante las últimas décadas, basada en los vouchers, la
privatización, la profesionalización de los profesores, la selección de
los alumnos. Bachelet está tratando de moderar y cambiar esas reformas.
Es un paquete, pero algunos de sus elementos me preocupan. Uno de ellos
es el de los vouchers. Está ampliamente probado que los vouchers no reducen la desigualdad y que, en el mejor de los casos, la mantienen. En Estados Unidos han tenido efectos muy perversos.
—¿Qué otro aspecto le inquieta?
—Lo que se llama la profesionalización
de los profesores. Daré un ejemplo estadounidense, ya que Chile ha
tomado mucho de allá, desde los Chicago Boys hasta su armamento. Allí
Obama, a quien respeto, propuso que el salario de los profesores
dependiera en parte de los resultados de las pruebas a los estudiantes.
Pero ya sabemos, ampliamente, que si
miro dónde vives y en qué trabajan tus padres, voy a ser capaz de
predecir, con una pequeña variación estadística, cómo te va a ir en
cualquier prueba que te tome. Aún así, el sistema hace que a los
profesores sólo les preocupen las pruebas, y a los niños sólo se los
prepare para contestarlas. Los profesores son menos profesionales, menos
autónomos y la mayoría de los niños recibe una educación poco robusta,
donde no se les enseña ciencia, ni arte, no leen nada importante, porque
sólo los evaluamos según sus habilidades básicas en lectura y
matemáticas. Miro a Chile con los ojos de muchos países, respeto las
luchas por la democracia que aquí se han dado, pero me preocupa que en
la reforma se incorporen ideas que vienen de EE.UU. o Inglaterra, cuando
allá están en el debate.
—¿Hacia dónde miraría usted, en cambio?
—Si Chile va a mirar a otros países,
tiene que saber qué está pasando en ellos. En Inglaterra se está
planteando convertir los colegios en “academias”, que dependan a nivel
local, que compitan entre ellas en un sistema muy similar al que se
impuso en Chile. Eso reduce el presupuesto público para educación, y
favorece a los colegios privados y a las familias que pueden pagarlos.
Sabemos que los barrios determinarán los resultados de los colegios.
Sabemos que los colegios seleccionan a los alumnos, aunque el Estado lo
prohíba. La idea del sistema es que los padres eligen, pero eso no pasa
en ningún lugar del mundo. Los colegios eligen a los niños y a los
padres.
—Descartamos Inglaterra entonces…
—Y claro, hay una nación que, se supone,
valdría la pena mirar: Finlandia. He pasado mucho tiempo en Finlandia, y
me parecería perfecto seguir su ejemplo, si Chile o Estados Unidos, que
también ama a Finlandia, como casi todos los países, hicieran lo que
ellos hacen: doblar o triplicar el sueldo de los profesores, pagar sus
estudios de posgrado, permitir sindicatos poderosos. Y necesitaríamos
además un sistema de seguridad social muy fuerte, para que la diferencia
entre ricos y pobres sea pequeña. En Chile es enorme, igual que en
Estados Unidos, donde además va en aumento. En Finlandia, si un padre
queda sin trabajo, su hijo recibirá ropa de calidad, para que nadie sea
marginado porque no tiene qué ponerse. Si quiero seguir el camino de un
país, no sólo miraría su educación, sino todo lo demás.
—¿Miraría a otros países con buenos resultados?
—Primero, insistiría: los buenos alumnos
y los buenos profesores no se miden en las pruebas. Yo nací muy pobre.
Fui la primera generación de mi familia que terminó la educación
secundaria. Y aquí estoy, soy un profesor. Así que yo sé que, a veces,
las escuelas pueden compensar la pobreza. Pero también sé que la mayor
parte del tiempo no pueden, a menos que la educación se vincule a otras
reformas sociales.
—¿Qué piensa del caso de Singapur?—
En el caso de Singapur hay escuelas de
élite, donde los alumnos reciben una educación creativa, interesante,
orientada a formar doctores, políticos, abogados. El resto de la
población es educado para responder las pruebas. Y luego tienes un
enorme grupo de inmigrantes provenientes de China, India, Filipinas a
cuyos hijos, simplemente, no se les toma la prueba. Shanghái es aun más
interesante. Yo hice clases en Shanghái, que es una ciudad
impresionante. Imagina una ciudad donde todos los edificios son como el
que ustedes tienen en Santiago (la torre del Costanera Center). Se ve
muy rico. Pero en China unos 300 millones de personas han migrado del
campo a la ciudad. Y China desarrolló un sistema de pases de residencia
para moverse de un lado hacia otro. Con los trabajadores hace vista
ciega, porque necesita mano de obra, pero que no les permite traer a sus
hijos a la ciudad. Los niños entran igual, pero quedan sin acceso a la
educación. Los educan de forma ilegal, en fábricas viejas, en garajes
sin calefacción. O los incorporan a programas de “educación especial”,
pero en ningún caso rinden las pruebas. Sólo los niños que tienen
permiso de residencia van a las escuelas públicas y dan las pruebas. Mi
punto es que las mediciones pueden ser muy engañosas. Chile debe
entender que si toma una idea de Singapur, o de cómo se enseña
matemáticas en Shanghái, tiene que preguntarse cuánto sabe de esa
sociedad.
—¿Cuál es la alternativa a las pruebas estandarizadas para medir la educación?
—Tenemos que encontrar formas distintas
de evaluación. En Maine, Estados Unidos, sólo el 25% de la evaluación de
niños y profesores se basa en sus resultados en las pruebas. El resto
es observación, participación, se contempla el portafolio de los
estudiantes, su desempeño en arte, poesía, su capacidad para escribir
ensayos. Son evaluaciones que toman tiempo y trabajo. Pero los
profesores sienten que se les trata como a profesionales, y no sienten
que tienen una prueba sobre su cabeza cada día.
—¿No hay nada que podamos aprender de los resultados de las pruebas?
—Parte de la realidad se puede evaluar a
través de números. En educación, los números son los test. Pero si
usted le pide a alguien que evalúe su día, esa persona no le dará un
número, le va a contar una historia. Uno no es un número, uno tiene un
relato mucho más rico. No me opongo a la evidencia, pero los profesores y
la comunidad deben debatir qué evidencia necesitan. Por qué resultados
van a juzgar a los profesores. La educación no debería tratarse sólo de
pruebas, debería dar a los niños las habilidades para reflexionar sobre
su vida, para pensar en su futuro y el de su nación. Si no, la educación
sería una fábrica. Es en el colegio donde aprendemos a cooperar, a
compartir, a ser solidarios.
—¿Qué pasa con los alumnos frente a las pruebas?
—Incluso en los colegios donde les va
bien, cuando les preguntan a los niños si les gusta leer, responden
cosas como “no, lo odio”. El foco en los test genera una disposición
negativa hacia el aprendizaje. Eso es lo que llamamos el “currículo
oculto”. Los colegios harán cualquier cosa para mejorar su resultado en
las pruebas, porque ellos y los profesores dependen de esos resultados y
se ha convencido a los padres de que eso es lo único que importa. Pasa
en Chile, Estados Unidos, Francia, Alemania. Lo que hemos conseguido es
que los niños odian leer. Y luego nos preguntamos por qué, cuando
tratamos de conversar con ellos, prefieren jugar Angry Birds. Porque les han dicho que leer no es algo valioso para ellos, que sólo vale para tomar una prueba.
—¿Cuánto hay de política en la educación?
—La educación siempre es política. Yo
uso el concepto de “conocimiento legítimo u oficial”. De cientos y miles
de cosas posibles, sólo elegimos algunas para enseñar a los niños. Esa
elección es un acto político.
Fuente:
4 de junio de 2017
¿Qué le pasa a tu cerebro cuando te equivocas?
¿Por qué hay personas que les fascinan los retos y otras que prefieren evitar cualquier desafío para no equivocarse? Carol Dweck,
psicóloga de la Universidad de Stanford, dio la respuesta con una
clasificación muy sencilla. Todos podemos tener dos tipos de
mentalidades: una orientada al crecimiento y otra fija.
Las personas con “mentalidad de crecimiento” piensan que el éxito depende del esfuerzo, del trabajo o de sudar la camiseta. Sin embargo, las personas con “mentalidad fija” creen que depende de habilidades innatas y tienen urticaria ante cualquier error. “Si no se ha nacido con dichos dones, ¿para qué intentarlo?”, se plantean. Curiosamente, el hecho de decantarnos por una o por otra no depende de cuestiones genéticas, sino de educación, como demostró Dweck con alumnos de once años y después de que hicieran un trabajo difícil. A aquellos a los que les reconoció que su éxito dependía de su esfuerzo, se atrevían después con otro desafío aún más difícil. “Total, si me equivoco, no importa”, pensaban. Sin embargo, a los niños que se les dijo que lo habían conseguido porque eran muy listos o muy inteligentes, cuando el reto iba en aumento, preferían no intentarlo… “¿Para qué probar suerte y equivocarme? Mejor me quedo como estoy y así sigo demostrando que soy inteligente”, era el pensamiento que lo resumía.
Este resultado resulta muy desconcertante. Siempre se ha dicho que es bueno reforzar la autoestima de nuestros hijos con el verbo “ser”, ser muy buen chico, muy listo… Sin embargo, como ha comprobado Dweck, con esta técnica corremos el riesgo de reforzar también la mentalidad fija. Cuando esto ocurre, no se encaja el error y se evita cualquier desafío que nos haga salirnos de nuestra zona de confort, como también ha comprobado la neurociencia.
Jason S. Moser y sus colegas en la Universidad de Michigan State han descubierto qué nos ocurre en nuestro cerebro cuando nos enfrentamos a una equivocación. Dependiendo de si nuestra mentalidad es de aprendizaje o fija, la actividad neuronal ante un error será más activa o menos. En otras palabras, cuando pensamos que podemos aprender, si nos equivocamos, se despierta un intenso baile neuronal para identificar causas, patrones o aprendizajes que nos sirvan para un futuro (color rojo de la imagen). Sin embargo, si nuestra mentalidad es fija, ante una equivocación, echaremos balones fuera, nos justificaremos con mil y un argumentos y nuestra actividad neuronal para encontrar razones para el aprendizaje quedará un tanto dormida (color verde). Y todo ello no depende de la edad. Según Dweck, el 40 por ciento de las personas tienen “mentalidad de crecimiento”; otro 40 por ciento, su “mentalidad es fija” y el resto, dependiendo del momento.
¿Qué podemos hacer? Lo primero de todo, revisar la educación. Comencemos a valorar el esfuerzo y no solo las habilidades innatas. Si queremos que nuestros hijos se enfrenten con seguridad a los desafíos, es mejor que vivan el error de una manera constructiva y no evitándolo a toda costa. Por ello, tengamos cuidado con los reconocimientos que hacemos e incluyamos también el concepto de trabajo y no solo el ser un niño o niña muy lista o inteligente.
Segundo, asumamos que nuestro cerebro es plástico, que somos capaces de crear nuevas conexiones neuronales si comenzamos a proponérnoslo. Por ello, reflexionemos qué tipo de mentalidad tenemos (de manera sincera, que no siempre ocurre). Si solemos buscar excusas ante los desafíos, comencemos a darnos cuenta de que la mayor parte de las personas que encajan los fracasos mejor que nosotros tienen “mentalidad de crecimiento”, que esta no es innata y que se puede desarrollar a cualquier edad. Por tanto, no valen las excusas.
Fuente:
El País (España)
Las personas con “mentalidad de crecimiento” piensan que el éxito depende del esfuerzo, del trabajo o de sudar la camiseta. Sin embargo, las personas con “mentalidad fija” creen que depende de habilidades innatas y tienen urticaria ante cualquier error. “Si no se ha nacido con dichos dones, ¿para qué intentarlo?”, se plantean. Curiosamente, el hecho de decantarnos por una o por otra no depende de cuestiones genéticas, sino de educación, como demostró Dweck con alumnos de once años y después de que hicieran un trabajo difícil. A aquellos a los que les reconoció que su éxito dependía de su esfuerzo, se atrevían después con otro desafío aún más difícil. “Total, si me equivoco, no importa”, pensaban. Sin embargo, a los niños que se les dijo que lo habían conseguido porque eran muy listos o muy inteligentes, cuando el reto iba en aumento, preferían no intentarlo… “¿Para qué probar suerte y equivocarme? Mejor me quedo como estoy y así sigo demostrando que soy inteligente”, era el pensamiento que lo resumía.
Este resultado resulta muy desconcertante. Siempre se ha dicho que es bueno reforzar la autoestima de nuestros hijos con el verbo “ser”, ser muy buen chico, muy listo… Sin embargo, como ha comprobado Dweck, con esta técnica corremos el riesgo de reforzar también la mentalidad fija. Cuando esto ocurre, no se encaja el error y se evita cualquier desafío que nos haga salirnos de nuestra zona de confort, como también ha comprobado la neurociencia.
Jason S. Moser y sus colegas en la Universidad de Michigan State han descubierto qué nos ocurre en nuestro cerebro cuando nos enfrentamos a una equivocación. Dependiendo de si nuestra mentalidad es de aprendizaje o fija, la actividad neuronal ante un error será más activa o menos. En otras palabras, cuando pensamos que podemos aprender, si nos equivocamos, se despierta un intenso baile neuronal para identificar causas, patrones o aprendizajes que nos sirvan para un futuro (color rojo de la imagen). Sin embargo, si nuestra mentalidad es fija, ante una equivocación, echaremos balones fuera, nos justificaremos con mil y un argumentos y nuestra actividad neuronal para encontrar razones para el aprendizaje quedará un tanto dormida (color verde). Y todo ello no depende de la edad. Según Dweck, el 40 por ciento de las personas tienen “mentalidad de crecimiento”; otro 40 por ciento, su “mentalidad es fija” y el resto, dependiendo del momento.
¿Qué podemos hacer? Lo primero de todo, revisar la educación. Comencemos a valorar el esfuerzo y no solo las habilidades innatas. Si queremos que nuestros hijos se enfrenten con seguridad a los desafíos, es mejor que vivan el error de una manera constructiva y no evitándolo a toda costa. Por ello, tengamos cuidado con los reconocimientos que hacemos e incluyamos también el concepto de trabajo y no solo el ser un niño o niña muy lista o inteligente.
Segundo, asumamos que nuestro cerebro es plástico, que somos capaces de crear nuevas conexiones neuronales si comenzamos a proponérnoslo. Por ello, reflexionemos qué tipo de mentalidad tenemos (de manera sincera, que no siempre ocurre). Si solemos buscar excusas ante los desafíos, comencemos a darnos cuenta de que la mayor parte de las personas que encajan los fracasos mejor que nosotros tienen “mentalidad de crecimiento”, que esta no es innata y que se puede desarrollar a cualquier edad. Por tanto, no valen las excusas.
Fuente:
El País (España)
17 de abril de 2017
Google y sus dos inquietantes descubrimientos sobre la inteligencia artificial
Han concluido que dos inteligencias artificiales compitiendo por el mismo objetivo son capaces de destruirse entre ellas.
La otra conclusión es que inteligencias artificiales independientes son capaces de trabajar en equipo para conseguir un objetivo.
La inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y las grandes compañías tecnológicas están estudiándolas al detalle. Es el caso del laboratorio DeepMind de Google, que recientemente ha hecho un estudio con dos inquietantes conclusiones, revela Gizmodo.
En un primer experimento, los ingenieros de DeepMind crearon un juego en el que dos inteligencias artificiales (una representada en rojo y otra en azul) tenían que recolectar manzanas (puntos verdes). El número de manzanas lo controlaban los investigadores y las inteligencias tenían la opción de dispararse entre ellas.
Cuando el número de manzanas era abundante, ambas inteligencias convivían pacíficamente. Pero cuando empezaron a escasear, se dieron cuenta de que los 'actores' eran más propensos a dispararse entre ellos para llevarse las manzanas. En este vídeo se representa:
En un segundo juego dos puntos rojos representaban a lobos que tenían que caza presas (puntos azules) y esquivar obstáculos (puntos grises). Los lobos recibían más puntos (ambos) si estaban próximos entre sí cuando cazaban. Con esta premisa, las inteligencias artificiales tardaron muy poco en darse cuenta de que colaborando, obtenían más puntos, por lo que dejaron de comportarse de manera solitaria.
Tomado de 20 Minutos (España)
La otra conclusión es que inteligencias artificiales independientes son capaces de trabajar en equipo para conseguir un objetivo.
La inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y las grandes compañías tecnológicas están estudiándolas al detalle. Es el caso del laboratorio DeepMind de Google, que recientemente ha hecho un estudio con dos inquietantes conclusiones, revela Gizmodo.
En un primer experimento, los ingenieros de DeepMind crearon un juego en el que dos inteligencias artificiales (una representada en rojo y otra en azul) tenían que recolectar manzanas (puntos verdes). El número de manzanas lo controlaban los investigadores y las inteligencias tenían la opción de dispararse entre ellas.
Cuando el número de manzanas era abundante, ambas inteligencias convivían pacíficamente. Pero cuando empezaron a escasear, se dieron cuenta de que los 'actores' eran más propensos a dispararse entre ellos para llevarse las manzanas. En este vídeo se representa:
En un segundo juego dos puntos rojos representaban a lobos que tenían que caza presas (puntos azules) y esquivar obstáculos (puntos grises). Los lobos recibían más puntos (ambos) si estaban próximos entre sí cuando cazaban. Con esta premisa, las inteligencias artificiales tardaron muy poco en darse cuenta de que colaborando, obtenían más puntos, por lo que dejaron de comportarse de manera solitaria.
Tomado de 20 Minutos (España)
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