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27 de noviembre de 2019

¿Por qué los pies huelen mal?

Algunos cambios hormonales, el estrés, la alimentación o la presencia de hongos o de humedad hacen que se activen las glándulas sudoríparas.


Los pies no tienen por qué oler mal

Los pies no tienen por qué oler mal si se mantienen limpios y sanos. Pero todos sabemos que muchos pies huelen mal ¡o muy mal! Y es que sucede que algunos cambios hormonales, el estrés, la alimentación o los hongos o la humedad hacen que se activen unas glándulas que hay en ellos (las glándulas ecrinas y aprocrinas). Se trata de glándulas sudoríparas, es decir, poros por los que el sudor sale al exterior. Estas glándulas están en la piel de todo el cuerpo, no solo de los pies. El líquido que segregan, el sudor, no huele mal, es inodoro, y está formado por proteínas, ácidos grasos y esteroides.

Pero entran en escena las bacterias
 
Pero además, nuestra piel está totalmente cubierta por bacterias. Y esas bacterias se alimentan de este líquido, de esas proteínas, esos ácidos grasos y esos esteroides. Al consumir este producto de nuestro cuerpo, las bacterias inician una ruta metabólica, es decir una serie de reacciones químicas que a partir de los productos iniciales provocan la aparición de otros compuestos. Y entre esos productos puede haber algunos compuestos volátiles que son los que llegan a nuestra nariz, a nuestros receptores olfativos que mandan una señal a nuestro cerebro, y eso es lo que nos hace percibir un olor. Y en el caso de los pies, por lo general es un mal olor.

Compuestos activos y no activos

Un compuesto volátil es una molécula orgánica de bajo peso molecular y de bajo punto de ebullición. Pero tienes que saber que no todos los compuestos volátiles tienen olor, por eso decimos que algunos son activos y otros no son activos. Los que son activos son los que percibimos como un olor. Los compuestos volátiles activos más habituales que se han identificado en los pies son: el ácido isovalérico que tiene olor a queso, fecal, a fruta podrida, a rancio; y otros ácidos de cadena corta como el ácido propanoico al que se describe con olor a grasa, a rancio, a soja, a agrio y el ácido butírico que tiene olor a mantequilla, a queso rancio y a ácido. Estos tres son los principales compuestos que se han identificado en los pies.

Pero no son nuestras secreciones las que los contienen, sino que son las bacterias presentes en los pies las que al alimentarse de nuestro sudor segregan estos compuestos malolientes.

El que ocurra más habitualmente en los pies se debe al tipo de bacterias que viven en ellos. Algunas de esas bacterias aisladas en los pies son Brevibacterium linens y Bacillus subtilis que segregan estos compuestos. Por ejemplo, en el codo no tenemos este tipo de bacterias así que no se generan esos compuestos volátiles por lo que el codo no huele mal. Aunque no ocurra en ciertas partes del cuerpo como los codos, no sucede solo en los pies. También puede aparecer mal olor en las axilas, en el cuero cabelludo, etc… y el mecanismo porque el que aparece es el mismo que en los pies.

Percibimos el olor de distintas maneras

Sobre el mal olor debo decirte también que no todas las personas lo percibimos de la misma manera. No solo por el umbral de percepción que hace que algunas personas seamos más sensibles a los olores, o a ciertos olores, que otras, sino porque intervienen la experiencia previa y la memoria de cada individuo. Por ejemplo, puede que alguien haya olido un queso de Cabrales y que no le guste y le huela mal y eso queda como experiencia previa, entonces cuando huela a pies lo va a asociar, lo va a identificar con aquello anterior que no le gustó. Sin embargo, es posible que a otra persona a la que le guste ese tipo de queso y tolere esos olores, el de los pies no le parezca tan malo. Eso varía muchísimo entre los diferentes seres humanos.

Fuente:

El País (Ciencia)
 

17 de junio de 2019

¿Qué diferencia hay entre un león marino y una foca?

Son animales muy similares... ¡pero pertenecen a diferentes familias!

Los leones marinos pertencen a la familia Otariinae y las focas a la familia Phocidae, y esta es la primera gran diferencia.

Otra diferencia: las focas no tienen orejas, solo unos pequeños agujeros, los lobos marinos tienen orejas, pero muy pequeñas.


Pasemos a la mirada, fijense bien. Cuando el león marino te mira te juzga, en cambio la foca te hace ojitos

Las focas tienen las aletas delanteras cortas y sin articulaciones, ello les permite ser grandes nadadores. Los leones marinos tiene las aletas delanteras más largas, ello les facilita desplazarse en tierra, pero no nadan tan bien como las focas. 

Además, las focas pasan más tiempo dentro del agua, en comparación con los leones marinos. 

Las crías de focas, al nacer, tienen el pelaje blanco, que se va oscureciendo con el paso del tiempo. Los leones marinos tienen pelaje marrón esd que nacen hasta que son adultos.  Y las focas tienen el hocio más corto que los lobos marinos. 

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10 de junio de 2019

Edvard Moser, el Nobel que descubrió el GPS de nuestros cerebros

El paciente HM

Cuando tenía 7 años, Henry Molaison se dio un golpe en la cabeza y se fracturó el cráneo. 

Tres años después empezó a tener unas convulsiones que cada vez se volvieron más intensas y frecuentes, a pesar de la medicación.

Para cuando cumplió los 27 años ya no podía tener una vida normal.

Es por eso que, en 1953, Molaison aceptó formar parte de un procedimiento experimental en el que le extirparon los dos hipocampos del cerebro.

La operación funcionó y el hombre dejó de tener convulsiones. Incluso su coeficiente intelectual aumentó.

Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño.

Olvidaba las caras y nombres del personal médico y, lo que era más perturbador, debían decirle una y otra vez que su tío había muerto.

El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia.

Molaison no llegaría a verlo, pero su caso derivó en un descubrimiento crucial sobre el funcionamiento del cerebro y la memoria.

No en vano le valió el premio Nobel de Medicina al neurocientífico noruego Edvard Moser.


Filosofía y ciencia

"El espacio y tiempo son propiedades totalmente fundamentales de nuestra propia experiencia subjetiva", dice Edvard Moser.

"Es difícil mantener cierto entendimiento del mundo si no podemos colocar las cosas en algún lugar del espacio y organizar los eventos en un tiempo", agrega.

"Por eso, cuando estas habilidades se pierden, de alguna manera nos perdemos a nosotros mismos".

La propia Academia Sueca reconoció al anunciar su premio en 2014 que había logrado resolver "un problema que ha ocupado a filósofos y científicos durante siglos".

El GPS del cerebro
 
"El premio Nobel fue por descubrir las células que forman parte del sistema que nos permite saber dónde estamos y encontrar el camino" para ir de un lugar a otro, explica Moser.

En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.

Pero el galardón no lo recibió en solitario, sino que lo compartió con el estadounidense John O'Keefe y la noruega May-Britt Moser.

El apellido Moser no es una extraña coincidencia.
Edvard y May-Britt no solo forman parte del selecto club de los laureados por la Academia Sueca, sino que además son parte de uno todavía más reducido: el de los cinco matrimonios Nobel.

Un camino difícil

A pesar de no haber crecido en una familia ni un lugar con tradición académica (un poblado de 500 habitantes en Noruega), a través de su ávido consumo de libros descubrió la ciencia y se apasionó por ella.

Cumplió con el servicio militar obligatorio, hizo algunos cursos de matemáticas y estadística, se doctoró en neuropsicología y comenzó un periplo internacional por distintos laboratorios.

"Creo que venir de un lugar donde no había nada más me ayudó a tener una perspectiva diferente y original sobre los problemas".

A lo largo de esos años, May-Britt se convertiría en su esposa, pero también en su compañera de investigación y cofundadora del Instituto Kavli para Sistemas de Neurociencia en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim, en el centro del país.

Y si bien los Moser ahora están divorciados, sus carreras siguen profundamente interrelacionadas.

Espacio y tiempo

"El intrincado sistema de mapeo del espacio que derivó en el descubrimiento de la célula red en 2005 y el premio en 2014 fue apenas el principio", afirma Moser.

En estos años, por ejemplo, descubrieron que esas células "no solo se encargan del espacio, sino también del tiempo, por lo que hay un cambio a medida que el tiempo pasa".

"Ahora sabemos también que el espacio y tiempo son elementos de los recuerdos que son almacenados en este sistema".

Hasta han dado inicio a lo que llaman la "fase dos" de sus investigaciones: "Entender la enfermedad de Alzheimer y, ojalá, contribuir al desarrollo de algún tipo de tratamiento".
"El área del cerebro que contiene todas estas células especializadas y registra el pasaje del tiempo suele ser la primera área que se daña en el alzhéimer", dice el Nobel.

Esta enfermedad, que aún no tiene cura, afecta a entre el 60 y 70% de personas con demencia, que son nada menos que 50 millones alrededor del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

Tomado de BBC Mundo

5 de junio de 2019

¿Cuál es la mayor célula biológica del mundo?


Llevo toda la vida contestando mal. Ayer mismo, cuando mis hijos me preguntaron cuál era la célula más grande del mundo contesté: el huevo de avestruz. ¡Mal! Puede que en efecto este “pedazo” de huevo, de hasta 15 centímetros de largo y 1,4 kilos de peso sea la célula más pesada del mundo, pero hay varias células biológicas más grandes en extensión. (Recordemos que el término “grande” se refiere a tamaño, no a peso).

¿Ejemplos de células más grandes? Pues cualquier célula nerviosa de un animal grande. Un calamar gigante por ejemplo, podría contar con neuronas de hasta 12 metros de largo, lo cual supera en 80 veces a la altura de un huevo de avestruz. Las jirafas cuentan también con nervios que recorren la totalidad de su cuello, el cual puede llegar a medir dos metros de largo.
Pero tampoco hace falta buscar animales tan exóticos, los humanos también tenemos neuronas mucho más largas que un huevo de avestruz. Mi admirado Xurxo Mariño así lo reconoció, al determinar que las neuronas que componen el nervio ciático son las más largas del cuerpo humano, ya que pueden superar el metro al ir desde la punta de los dedos del pie hasta la base de la espina dorsal. Hay que recordar que pese a que una neurona humana mide menos de 0,1 milímetros, en el sistema nervioso periférico cada fibra nerviosa en toda su longitud es una prolongación de una sola célula nerviosa, razón por la que puede considerarse parte de la misma.

No obstante, habrá quien quiera argumentar que, en términos de volumen, un huevo de avestruz sigue siendo comparativamente más grande que las células nerviosas, que pueden ser muy largas pero son extremadamente delgadas (del orden de 10 micrones o menos). ¡De nuevo mal! Incluso ignorando a las neuronas y sus extensiones nerviosas, hay otro tipo de células más grande que el huevo de avestruz: algas extremadamente grandes como la Caulerpa taxifolia. En efecto, este alga que puede llegar a crecer hasta los 3 metros de longitud o más, es en términos anatómicos un organismo unicelular a pesar de sus cientos de ramificaciones (similares a hojas), que “intuitivamente” le hacen parecer superficialmente una planta vascular.
La Caulerpa (y otras algas con características similares) es un tipo de célula que contiene numerosos núcleos, razón por la que a menudo se la descarta cuando emprendemos la búsqueda de la célula biológica más grande del planeta. Por cierto, pese a no ser originaria de nuestros mares, este alga se ha hecho tristemente famosa al invadir el Mediterráneo, y se la conoce popularmente como un alga asesina. Es una pena que no podamos comérnosla, como se hace en Indonesia con su pariente la grapa de mar (Caulerpa lentillifera), otro organismo unicelular multinucleado que según dicen tiene un sabor picante.

Me enteré al leer el Quora.

Tomado de: Mailkenais Blog

28 de marzo de 2019

Cultivan por primera vez vasos sanguíneos humanos y los implantan en organismos vivos siedad

El descubrimiento abre nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades como el alzhéimer y la diabetes, afirman sus autores.


El futuro de tratamiento de enfermedades vasculares ya está aquí. Un equipo de científicos han logrado cultivar vasos sanguíneos humanos a partir de células madre en la placa de Petri y luego implantarlos en ratones, donde estos "organoides vasculares" se convirtieron en vasos sanguíneos perfectamente funcionales, incluyendo arterias y capilares.

La nueva tecnología ha sido descrita en un estudio publicado en la revista Nature el miércoles. El descubrimiento representa un notable avance en la investigación de enfermedades vasculares como la diabetes y abre un camino para prevenir cambios en la estructura de los vasos sanguíneos, una de las principales causas de muerte entre personas con esta dolencia.

"Ser capaz de construir vasos sanguíneos humanos como organoides a partir de células madre es un cambio revolucionario", afirmó en un comunicado el autor principal de la investigación, Josef Penninger, director del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Columbia Británica (Canadá).

Estos "organoides se parecen a los capilares humanos en gran medida, incluso a nivel molecular, y ahora podemos usarlos para estudiar enfermedades de los vasos sanguíneos directamente en el tejido humano", añadió.

"Cada órgano en nuestro cuerpo está vinculado con el sistema circulatorio. Esto podría potencialmente permitir a los investigadores desentrañar las causas y los tratamientos para una serie de enfermedades vasculares, como el alzhéimer, dolencias cardiovasculares, problemas de curación de heridas, accidentes cerebrovasculares, cáncer y, por supuesto, diabetes", señaló.

Los científicos centran especialmente sus esfuerzos en la lucha contra esta última dolencia, que afecta a unos 420 millones de personas en todo el mundo.

Muchos síntomas de la diabetes son el resultado de cambios en los vasos sanguíneos que resultan en un deterioro de la circulación de la sangre y del suministro de oxígeno a los tejidos. Esto puede causar numerosos problemas de salud, como insuficiencia renal, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, ceguera y enfermedad de las arterias periféricas, lo que puede incluso llevar a sufrir amputaciones.

Fuente: RT Actualidad

12 de febrero de 2019

La quiropráctica es una pseudociencia

Por J. M. Mulet

Cuando el ser humano se puso de pie, comenzó a dolerle la espalda. Un problema que dura milenios. La quiropráctica asegura que puede eliminarlo manipulando la espina dorsal. No es una buena solución.


Cuando el ser humano se puso de pie, comenzó a dolerle la espalda. Un problema que dura milenios. La quiropráctica asegura que puede eliminarlo manipulando la espina dorsal. No es una buena solución

PROBABLEMENTE DOS DÍAS después de que los antepasados de la actual especie humana anduvieran a dos patas, ya les dolía la espalda. La columna vertebral es un complejo de vital importancia, no solo para mantenernos erguidos. Si el cerebro es la CPU (la unidad central de procesamiento) de nuestro sistema nervioso, la columna vertebral es la autopista de la información por donde van los nervios que distribuyen las órdenes y recogen las señales de todo el organismo por debajo de la barbilla. Por eso cualquier problema que tengamos con la espalda, además de molesto por no permitirnos funcionar con normalidad, suele ser doloroso y puede afectar a diferentes partes del cuerpo si se produce el pinzamiento de algún nervio. Y dado que el hombre lleva milenios lidiando con ese dolor, desde que tenemos memoria ha habido gente que ha tratado de darle solución, de forma más o menos válida.

Dentro del curanderismo o de las medicinas tradicionales siempre ha habido una especialidad que se basaba en arreglar huesos. En Galicia existían los compoñedores d’osos; en la cultura mapuche de Chile, los gütamchefes; en Francia, los rebouteux, incluso algunos con nombre propio. En el siglo XVIII, en Londres, una curandera llamada Sarah Mapp, conocida como Sally la Loca, era famosa por su maña para arreglar huesos. Con estos antecedentes populares, es lógico que alguien quisiera legitimar el oficio. En 1895, en Estados Unidos, Daniel David Palmer, personaje con una oscura biografía que incluía varias etapas en la cárcel por hacerse pasar por médico sin serlo, tuvo un momento de inspiración. Según relató él mismo, manipulando la columna curó a un vecino suyo llamado Harvey Lillard, que se había quedado sordo 17 años atrás por un tirón muscular. Luego, siguiendo esa misma técnica, curó un problema cardiaco de otro paciente. Con estas premisas, abrió la primera escuela de quiropráctica en Davenport (Iowa). Según él, toda la energía humana fluía por la columna y la causa de las enfermedades (óseas o no) se debía a problemas en ella. Él podía detectar unas lesiones desconocidas por la ciencia hasta ese momento, llamadas subluxaciones, y arreglar desde un dolor de espalda hasta un cáncer manipulando vértebras.
Protege tu columna vertebral
El método inventado por Palmer fue un éxito, pero no así su final. Con las ganancias se compró el primer automóvil de su pueblo, con el que fue atropellado por su hijo en 1913, en un extraño accidente. El hijo heredó la escuela de quiropráctica y se encargó de hacerla universal. Diseñó unas extrañas máquinas y contrató programas de radio para difundir las bondades de su técnica. Así fue como la quiropráctica llegó a Europa en 1925. El problema es que en casi 100 años de existencia no ha podido contrastar ninguna de sus afirmaciones. De hecho, la historia del primer paciente parece ser un invento de Palmer. ¿Una sordera a consecuencia de un tirón muscular? Raro. ¿Y que se arregle manipulando la columna? Solo hace falta coger un espejo y ver dónde están el cerebro, el oído y la columna para comprobar que los nervios del oído no van por esta última.

Sin embargo, ello no ha sido impedimento para que las ideas de Palmer sigan teniendo predicamento. De hecho, en Estados Unidos se ha desarrollado toda una carrera académica propia, paralela a una carrera oficial. Hay escuelas de quiropráctica que reparten títulos en plan “yo me lo guiso, yo me lo como”, así que de la misma forma que es frecuente que un médico anglosajón ponga las siglas M. D. después de su nombre, o alguien que tiene un doctorado en alguna disciplina ponga Ph. D., un quiropráctico suele poner Bs. D. C., que parece que sea un título oficial aunque no lo es. Si tienes un problema serio, estás perdiendo el tiempo con algo que no es efectivo. En la quiropráctica, las manipulaciones de cuello tan agresivas que en ocasiones se realizan pueden ser peligrosas. Así que para los dolores de espalda, un buen médico o un buen fisioterapeuta. Y el cuello, nada de girarlo violentamente.

Fuente: El País (España)
 

19 de noviembre de 2018

La OMS brinda 6 consejos para prevenir la sordera

Se dice que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o superior a 25 dB. La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Afecta a uno o ambos oídos y entraña dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.


Las personas “duras de oído“son personas cuya pérdida de audición es entre leve y grave. Por lo general se comunican mediante la palabra y pueden utilizar como ayuda audífonos y otros dispositivos, así como los subtítulos. Para las personas con una pérdida de audición más acusada pueden ser útiles los implantes cocleares.

Estos son los seis consejos que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la sordera:
  1. Vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis; administrar la vacuna contra la rubéola a las adolescentes y las mujeres en edad fecunda, antes de que queden embarazadas.
  2. Reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en las actividades recreativas) mediante la sensibilización de la población sobre los riesgos que acarrean.
  3. Fomentar la utilización de dispositivos de protección personal como los tapones para oídos, los audífonos y auriculares que amortiguan el ruido ambiental.
  4. Realizar pruebas de detección de la otitis media a los niños y llevar a cabo las intervenciones médicas o quirúrgicas si es necesario
  5. Evitar el uso de algunos medicamentos que puedan ser nocivos para la audición, a menos que sea prescrito y supervisado por un médico. Un ejemplo es el uso de medicamentos ototóxicos en embarazadas y lactantes.
  6. La situación de las personas que padecen pérdida de audición mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda
Tomado de: Nat Geo 

1 de octubre de 2018

En qué otros lugares de nuestro cuerpo tenemos neuronas (además del cerebro) y para qué sirven

La culpa de que pensemos que las neuronas están solo en nuestro cerebro es de un español. El científico y Premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal que dibujó por primera estas células en nuestra cabeza.

Sus descubrimientos sobre el sistema nervioso central prevalecen a día de hoy y por eso se le considera el padre de la neurociencia moderna.

Pero el sistema nervioso es el más complejo y sofisticado de nuestro organismo y todavía está lleno de misterios para los científicos.


Sabemos que tiene tres funciones básicas: la sensitiva, la integradora y la motora.

La sensorial se da cuenta de los cambios internos y externos gracias a los llamados receptores, los órganos receptivos. Percibe, por ejemplo, los cambios de luz, de presión, el calor, el frío etc. 

La función integradora analiza toda la información de diferentes partes del sistema nervioso, la combina y así puede producir una respuesta adecuada. Por ejemplo, taparse si hace frío o destaparse si hace calor. 

También tiene la capacidad motora que provoca respuestas en los músculos y en las glándulas para que actúen o no, según sea necesario.

Para llevar a cabo estas funciones, el sistema nervioso cuenta con grupos de neuronas especializadas en distintas partes del cuerpo que no se restringen solo a nuestro seso.

Más allá de la cabeza

Este sistema se divide principalmente en dos: el central y el periférico.

El primero lo componen el cerebro, con hasta 86 mil millones de neuronas y la médula espinal, que conecta nuestro cerebro con el resto del cuerpo. Tanto uno como otra son grandes núcleos de neuronas que transmiten información desde y hacia el cerebro.

Pero hay otro gran cúmulo de neuronas en el sistema nervioso periférico, cuyo núcleo central es el ganglio que se encuentra dentro del sistema digestivo. Si no tuviéramos neuronas en esta parte de nuestro cuerpo, algo tan importante como procesar los alimentos que tomamos sería imposible.

Lo asegura el neurocientífico Calvin Chad Smith, del University College de Londres, en conversación con BBC Mundo.

"Las neuronas de nuestro sistema digestivo se encargan de contraer y relajar los músculos que mueven los alimentos a través de los órganos y también controla la secreción que ayuda a dividir la comida para que las células puedan obtener su alimento a través de la sangre".

Lea el artículo completo en: BBC Mundo 
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