Algunos cambios hormonales, el estrés, la alimentación o la presencia de hongos o de humedad hacen que se activen las glándulas sudoríparas.
Los pies no tienen por qué oler mal
Los pies no tienen por qué oler mal si se mantienen
limpios y sanos. Pero todos sabemos que muchos pies huelen
mal ¡o muy mal! Y es que sucede que algunos cambios hormonales, el estrés, la
alimentación o los hongos o la humedad hacen que se activen
unas glándulas que hay en ellos (las glándulas ecrinas y
aprocrinas). Se trata de glándulas sudoríparas, es decir, poros por los
que el sudor sale al exterior. Estas glándulas están en la piel de todo
el cuerpo, no solo de los pies. El líquido que segregan, el sudor, no huele mal, es inodoro, y está formado por proteínas, ácidos grasos y esteroides.
Pero entran en escena las bacterias
Pero además, nuestra piel está totalmente cubierta por bacterias. Y
esas bacterias se alimentan de este líquido, de esas proteínas, esos
ácidos grasos y esos esteroides. Al consumir este producto de nuestro
cuerpo, las bacterias inician una ruta metabólica, es decir una serie de
reacciones químicas
que a partir de los productos iniciales provocan la aparición de otros
compuestos. Y entre esos productos puede haber algunos compuestos
volátiles que son los que llegan a nuestra nariz, a nuestros receptores
olfativos que mandan una señal a nuestro cerebro, y eso es lo que nos
hace percibir un olor. Y en el caso de los pies, por lo general es un mal olor.
Compuestos activos y no activos
Un compuesto volátil es una molécula orgánica de bajo peso molecular y
de bajo punto de ebullición. Pero tienes que saber que no todos los
compuestos volátiles tienen olor, por eso decimos que algunos son
activos y otros no son activos. Los que son activos son los que
percibimos como un olor. Los compuestos volátiles activos más habituales
que se han identificado en los pies son: el ácido isovalérico que tiene
olor a queso, fecal, a fruta podrida, a rancio; y otros ácidos de
cadena corta como el ácido propanoico al que se describe con olor a
grasa, a rancio, a soja, a agrio y el ácido butírico que tiene olor a
mantequilla, a queso rancio y a ácido. Estos tres son los principales
compuestos que se han identificado en los pies.
Pero no son nuestras secreciones las que los contienen, sino que son
las bacterias presentes en los pies las que al alimentarse de nuestro
sudor segregan estos compuestos malolientes.
El que ocurra más habitualmente en los pies se debe al tipo de
bacterias que viven en ellos. Algunas de esas bacterias aisladas en los
pies son Brevibacterium linens y Bacillus subtilis que segregan
estos compuestos. Por ejemplo, en el codo no tenemos este tipo de
bacterias así que no se generan esos compuestos volátiles por lo que el
codo no huele mal. Aunque no ocurra en ciertas partes del cuerpo como
los codos, no sucede solo en los pies.
También puede aparecer mal olor en las axilas, en el cuero cabelludo,
etc… y el mecanismo porque el que aparece es el mismo que en los pies.
Percibimos el olor de distintas maneras
Sobre el mal olor debo decirte también que no todas las personas lo percibimos de la misma manera.
No solo por el umbral de percepción que hace que algunas personas
seamos más sensibles a los olores, o a ciertos olores, que otras, sino
porque intervienen la experiencia previa y la memoria de cada individuo.
Por ejemplo, puede que alguien haya olido un queso de Cabrales y que no
le guste y le huela mal y eso queda como experiencia previa, entonces
cuando huela a pies lo va a asociar, lo va a identificar con aquello
anterior que no le gustó. Sin embargo, es posible que a otra persona a
la que le guste ese tipo de queso y tolere esos olores, el de los pies
no le parezca tan malo. Eso varía muchísimo entre los diferentes seres
humanos.
Fuente:
El País (Ciencia)
27 de noviembre de 2019
¿Por qué los pies huelen mal?
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