Son muchas las ocasiones en las que tenemos información importante almacenada en una tarjeta de memoria, un pendrive USB o un disco duro
y por problemas técnicos o por que nos vemos forzados a borrarlas, nos
encontramos en la difícil situación de tener que recuperar los archivos
eliminados.
En futuros artículos veremos con mas detalle el proceso por el que se
guarda la información en estos soportes, pero por ahora lo que nos
interesa es tener un par de ideas claras. Por un lado que después de
borrar un archivo o de formatear un disco duro, tarjeta de memoria...
los datos siguen ahí. Por otro lado es muy importante saber esto por si
nos encontramos en la situación contraria. Hemos vendido un PC o
una cámara de fotos que ya no queremos usar y hemos dado junto con ella
las memorias donde almacenábamos las cosas.
Todo esto lo tocaremos con mas profundidad mas adelante pero ahora vamos
a centrarnos en como salvar la situación cuando tenemos que recuperar archivos borrados. Para ello he recopilado varios programas gratuitos o muy baratos con los que llevar a cabo esta tarea.
El expresidente estadounidense hizo gala de sus mejores habilidades de orador en la última Convención Demócrata. ¿Qué puede aprender un CEO de su actuación?
El discurso del apodado “Comback Kid” de la política estadounidense
fue visto 200,000 veces más que la aparición de Barack Obama en la
Convención Demócrata celebrada a principios de setiembre. YouTube
probablemente continúa registrando más visitas para Bill Clinton en
estos momentos.
¿Qué hizo del expresidente de Estados Unidos el gran orador que demostró ser en este evento? Luisa García, socia y CEO
para la Región Andina de Llorente & Cuenca, rescató diez pasos a
seguir para repetir todos los aciertos de su ponencia para la revista G de Gestión:
1. Cuente una historia. Un discurso no puede ser
una sucesión de hechos o ideas, sino elaborarse en una narrativa que
contenga personajes y genere interés a través de momentos de intriga y
lecciones aprendidas. Cuando Clinton dijo “tengo un candidato en mente
para nominar a presidente”, fue un equivalente de “érase una vez…”.
2. Genere imágenes mentales. Nombres, apellidos y
caras son la clave del contexto en un discurso. Los números deben ser
ejemplos y deben aterrizarse en comparaciones.
3. No sea brillante. O al menos no intente parecer
que se esfuerza en serlo. Hable en el mismo idioma que su público, no
exaspere con palabras del “habla culta”.
4. Emociónese con su historia. Si va a dar buenas
noticias, sonría. Las buenas vibras se transmiten al auditorio si son
genuinas. Una buena señal de hacer esto bien es terminar cansado al
finalizar un discurso.
5. Salte sobre los obstáculos. Elimine las palabras
que no puede pronunciar bien. Tache frases del discurso que le causen
molestia. Si se atasca, siga sin temor: la audiencia comprende más de lo
que sospecha.
6. Gesticule. Use las manos para reforzar puntos
clave y llamar la atención. Encuentre su propio estilo no verbal, así
como el dedo índice de Clinton, que es prácticamente una marca
registrada.
7. Siéntase cómodo. Familiarícese con el escenario,
el podio y haga una prueba de sonido. Cambie las luces que le fastidien
la vista. Si se siente como en casa, el público lo hará también.
8. Tenga picos de entonación. Hay voces con efectos
somníferos. Juegue con la velocidad de su discurso y hable más despacio
cuando quiera enfatizar puntos clave. Las pausas siempre son
estratégicas.
9. Haga suyo el discurso. Como dice la expresión inglesa, own it. Si no le ha agregado un tono personal a su ponencia, la audiencia sentirá que no son sus palabras.
10. Invoque a la acción. La mejor manera de
conectarse con la audiencia es pedirle algo. “¿Cuál es tu llamada a la
acción? ¿Qué esperas de mí? Dímelo. Implícame. Déjame ayudarte”, señaló
García.
Nunca se sabe cuándo vas a tener que utilizar estos conocimientos, pero el saber no ocupa lugar: cuáles son los PIN secretos más habituales en tarjetas de crédito y probablemente en cajas de seguridad, candados, teléfonos y similares.
Según un estudio de DataGenetics -que examinaron 3,4 millones de números robados de tarjetas de crédito- los más «predecibles» o que más gente usa son:
y los más impredecibles o poco habituales por otro lado:
8068, 8093, 9629, 6835, 7637, 0738, 8398, 6793...
En la ristra de los menos predecibles suele haber pocos o
ningún dígito repetido y tampoco aparecen fechas ni números a primera
vista reconocibles. No es probable que de la noche a la mañana se
vuelvan «populares» así que, en cierto modo, se pueden considerar una
opción más segura que los que son casi triviales de adivinar.
Por otro lado, más del 10 por ciento de las tarjetas están protegidas por el número 1234:
o visto de otro modo, alguien que robe diez tarjetas de crédito a
personas distintas es muy probable que pueda sacar dinero de alguna
ellas, simplemente «probando». El 1111 lo utilizan el 6 por ciento y el 0000 casi el 2 por ciento.
Las editoriales aseguran que uno de los regalos estrella de estas navidades serán los lectores de libros electrónicos o e-books.
Pero ¿puede ser dañino para la vista la utilización de estos lectores?
Los nuevos terminales de lectura digital tienen pantallas de tinta electrónica (e-ink),
que no emiten luz, por lo que son más suaves para la vista, prometiendo
ser “de fácil lectura para nuestros ojos” e incluso aseguran que son de
“igual apariencia y capacidad de lectura” que la de un libro
convencional.
Según Anabel Ríos, Responsable de Desarrollo de Producto de Multiópticas, estos son los 7 consejos básicos a tener en cuenta para un uso saludable de los nuevos terminales.
1. No los use cuando se encuentre demasiado cansado 2. Utilice una iluminación uniforme evitando generar sombras y reflejos 3. Adecúe el tipo de letra para ver correctamente desde 30/45 cm de distancia 4. Evite la sequedad ocular mediante sencillos parpadeos 5. Realice pausas cada hora de relajación ocular 6. Gestione de forma inteligente su exposición global 7. No olvide realizar una revisión anual de su vista.
Dicen
algunos que es triste pedir, pero más lo es robar. Lo cierto es que con
el WiFi a veces ocurre lo contrario. Hay quién piensa que resulta más
sencillo robar un poco del WiFi al vecino que ir hasta su puerta y pedírselo. ¿Como podemos saber entonces si hay algún intruso en nuestra red? En "Conocer Ciencia" les vamos a explicar cómo detectarlo y también cómo evitarlo en el futuro.
No sabemos quién podría colarse en nuestro WiFi. Foto cortesía de sunface13
Según una encuesta, el 99% de los usuarios de smartphone alguna vez ha buscado puntos WiFi gratuitos en la calle. Y según otro estudio, uno de cada dos británicos se conecta al WiFi de alguien sin su permiso (y uno de cada tres piensa que no hay nada de malo de ello). Con todo esto, no sería raro que alguien se haya colado en nuestra red, sobre todo si la tenemos proco protegida.
La mayoría de usuarios alguna vez ha buscado a un WiFi gratuito. Fuente: DeviceScape
Descubrir al intruso
Si desde hace un tiempo notamos que nuestra conexión de Internet se vuelve más lenta a ciertas horas
concretas del día, es un primer indicio de que alguien puede estar
utilizando nuestra conexión sin permiso. Puede que esa persona, por
ejemplo, tenga el hábito de descargar cada noche un capítulo de su serie
favorita con nuestro WiFi, justo cuando notamos que se ralentiza
conexión. Si además vemos que la luz del router destinada al WiFi (a veces se indica como WLAN) continúa parpadeando tras apagar completamente todos los dispositivos inalámbricos de casa, podemos sospechar que algo ocurre.
Una manera sencilla y rápida para descubrir si realmente alguien se
ha colado en nuestro WiFi es instalar en nuestro ordenador o teléfono
inteligente un programa que nos indique los dispositivos conectados a la red de casa. Pueden encontrarse aplicaciones gratuitas para smartphone, tanto para Android (Fing, Network Discovery, Net Scan) como para teléfonos iPhone (Fing, IP Network Scanner, iNet). Y también para ordenadores de sobremesa: aplicaciones multiplataforma (Angry IP Scanner, Wireshark) o métodos específicos para Microsoft Windows (Wireless Network Watcher, Microsoft Network Monitor), Mac y Linux.
Los aplicaciones Fing (para iPhone y Android) y Wireless Network Watcher (Windows)
Con estos programas podremos pillar al intruso con las manos en la masa. Si contamos los dispositivos y hay más de los que en ese momento sabemos que están conectados al WiFi,
es muy probable que alguien esté usando nuestra conexión sin permiso.
Si desactivamos todos nuestros aparatos inalámbricos, no debería
aparecer ninguno en la lista.
En la aplicación, cada dispositivo aparece identificado con una
dirección IP (que normalmente le asigna el router al aparato) y una MAC
(que la asigna el fabricante y difícilmente puede cambiarse).
También a veces con un nombre, que probablemente nosotros hemos elegido
en un proceso de instalación o registo. De esta manera podemos saber
con certeza quién es quién. Luego explicaremos cómo identificar estas
direcciones IP y MAC, en el caso de que no lo sepamos.
El registro del router
Con estos programas sólo podremos detectar al intruso si está conectado en el mismo momento en el que miramos. En caso contrario, no aparecerá. Para saber si alguien se ha conectado antes, debemos acceder al lugar del crimen: el router. A él podremos entrar a través de una página web,
escribiendo la dirección del aparato en el navegador. En alguno de los
apartados de la web del router habrá un registro en el que podemos ver
las conexiones que se han realizado hasta ese momento.
Para poder conectarse al router, primero hay que conocer su dirección. Debe ser algo parecido a 192.168.1.1. Podemos encontrarla en el manual o preguntar por ella a nuestro operador (en el caso de que é nos haya dado el router).
Otra manera de conocer la dirección del router es a través de un dispositivo que esté conectado a él (por WiFi o cable). En Windows hay que ir Inicio, luego Ejecutar, escribir cmd y aceptar. Luego escribimos ipconfig/all en la ventana que nos aparece y el número al lado de puerta de enlace predeterminada será muy probablemente la dirección IP del router WiFi. También podemos conocerla enMac, Linux, iPhone y Android.
En este momento seguramente también nos toparemos con la direcciones IP
y MAC (también conocida ésta como dirección física, dirección de
hardware o dirección Wi-Fi del dispositivo), que utilizaremos más
adelante.
Una vez conocemos la dirección del router, la escribimos en la barra de direcciones del navegador. Si es correcta, aparecerá la web del router y nos pedirá un nombre de usuario y/o contraseña. Si no la hemos cambiado, nuevamente el manual o nuestro operador nos la podrán decir. También hay páginas que recopilan contraseñas. Y si no, una búsqueda en Internet con el modelo del router seguramente nos dará la respuesta.
Página de configuración de un router D-Link
Una vez hemos entrado en el router, estaremos en posición de recoger
la prueba definitiva y expulsar al vecino de nuestro WiFi. Buceando por
los diferentes apartados, encontraremos el registro del router (también llamado log)
donde probablemente veremos las direcciones IP o MAC de los
dispositivos que se han conectado últimamente. Seguramente también
encontraremos en otro apartado la lista de dispositivos conectados en ese momento mediante DHCP (los que reciben automáticamente los parámetros de configuración). La IP de nuestros aparatos a veces cambian (si así lo tenemos configurado con DHCP, lo más habitual), por lo que será más fácil identificar un intruso por su dirección MAC, que siempre es la misma para cada aparato (aquí os explican cómo averiguarla en Android y iPhone; en Windows y Mac os debería haber aparecido antes).
Proteges nuestro WI-Fi
Si alguien ha estado utilizando nuestra conexión, es porque muy
probablemente no está bien asegurada. O quizás todavía nadie se ha
colado, pero podría ocurrir en el futuro si no tenemos un buen nivel de
seguridad. Desde la página del router podemos hacer
todos los cambios necesarios para que no vuelva ocurrir. Si estamos algo
perdidos, el manual del aparato o el servicio técnico del operador nos
ayudarán.
Os damos a continuación algunas recomendaciones de configuración
para que vuestro WiFi sea más seguro. Obviamente, cuántas más se
apliquen, más segura será la red. Pero sólo con seguir algunas de ellas
ya será impenetrable para la mayoría de vecinos y curiosos.
Asegurarse de que tener una contraseña segura. El
WiFi debe exigir una contraseña para conectarse que, a ser posible, sea
larga y combine mayúsculas, minúsculas y números. Es recomendable que el
cifrado sea de tipo WPA o WPA2. Las contraseñas de tipo WEP son muy fáciles de descubrir. Y cambiar la contraseña de tanto en tanto no está de más.
Filtrar las conexiones por direcciones MAC. Como
hemos dicho, la dirección MAC es como la firma del dispositivo
inalámbrico, y el router puede identificarla. Podemos configuarlo para
que sólo permita que se conecten ciertos aparatos con unas MAC
concretas. Aunque esta firma también puede impostarse, es un obstáculo
más.
Asignar las direcciones IP manualmente. Por
defecto, no hace falta configurar nada en nuestro dispositivo para que
se conecte a un WiFI, ya que recibe automáticamente del router todos
los parámetros necesarios. Para dificultar la entrada de intrusos,
podemos desactivar esta asignación automática (llamada DHCP).
En ese caso, cada dispositivo que se conecte al WiFi deberá
configurarse individualmente según los parámetros establecidos en el
router (Windows, Mac, Android, iPhone).
Hacer invisible nuestro WiFi o cambiar el nombre (el SSID).
Normalmente un router WiFi informa de su presencia a todo el que se
acerca. Además, ciertos nombres identifican el dispositivo con el
operador que lo ha suministrado, lo que facilita que pueda conocerse la contraseña por defecto.
Para evitar que esto ocurra, podemos ponerle a nuestra conexión otro
nombre y además que no informe de su presencia cuando alguien busque
redes inalámbrica. Para conectar uno de nuestros dispositivos habrá que
introducir manualmente el nombre exacto.
Al proteger nuestro WiFi no sólo evitamos que alguien utilice nuestra conexión gratuitamente sino que también impedimos que pueda acceder a nuestra información personal(archivos
compartidos, webs que visitamos, etc.). Ésta última es seguramente la
razón más importante para proteger la red. Y no hay que olvidar que
comprometemos información personal no sólo cuando un intruso se cuela en
nuestro WiFi sino también cuando nosotros somos los que nos conectamos a un WiFi público.
La catedrática Amy Chua ofrece su modelo de educación: nada de TV ni salidas con amigos y muchas horas de trabajo. Acabamos de leer este artículo y nos sorprende que los chinos rescaten mucho de la educación tradicional (respeto a los padres, horas y horas de actividades académicas, practica de instrumentos musicales, nada o casi nada de televisión ni campamentos de verano ni salir a jugar copn los amigos) y los resultados son evidentes: adultos que alcanzan la excelencia. En contraste aquí en Occidente, dentro de la lógica neoliberal, se trata al niño con mucha liberalidad: pasando por agua tibia sus errores, sin castigos para no traumarlo, con muchas vacaciones y horas de televisión... y como resultado se obtienen jóvenes consumistas, individualistas y con poco apego al trabajo duro para lograr metas.
Por Amy Chua
Amy Chua con sus hijas, Louisa y Sophia, en su casa en Connecticut.
Mucha gente se pregunta cómo los padres
chinos crían niños tan estereotípicamente exitosos. Se preguntan qué
hacen esos padres para producir tantos genios matemáticos y prodigios
musicales, cómo funciona la familia por dentro y si es un modelo
imitable. Bueno, yo les puedo responder porque lo hice. Estas son
algunas de las cosas que mis hijas, Sophia y Louisa, nunca tuvieron
permiso para hacer:
- Ir a dormir a la casa de amigas.
- Quedar con los amigos para jugar.
- Participar en una obra de la escuela.
- Quejarse por no poder participar en la obra de la escuela.
- Mirar televisión y jugar con videojuegos.
- Elegir por sí mismas sus actividades extracurriculares.
- Tener una calificación inferior a excelente.
- No ser las número 1 en todas las asignaturas con la excepción de gimnasia y teatro.
- Tocar un instrumento que no sea piano o violín.
- No tocar el piano y el violín.
Estoy utilizando el término "madre china" con flexibilidad. Conozco
algunas madres coreanas, indias, jamaiquinas, irlandesas y ghanesas que
también entran en la categoría. A la inversa, conozco a algunas madres
de origen chino, casi siempre nacidas en Occidente, que no son "madres
chinas". También utilizo el término "padres occidentales" con holgura.
Los padres occidentales vienen en todas las variedades.
En cualquier caso, incluso cuando los padres
occidentales piensan que están siendo estrictos, normalmente no están ni
cerca de ser una "madre china". Por ejemplo, mis amigos occidentales
que se consideran severos hacen que sus hijos practiquen sus
instrumentos 30 minutos al día. Una hora como mucho. Para una madre
china, la primera hora es la parte fácil. Son la segunda y la tercera
hora las que se ponen difíciles.
A pesar de nuestra aprensión a los estereotipos culturales, hay
muchísimos estudios que evidencian diferencias marcadas y cuantificables
entre los chinos y los occidentales a la hora de criar a sus hijos. En
un estudio de 50 madres occidentales estadounidenses y 48 madres chinas
inmigrantes, casi 70% de las estadounidenses dijo que "enfatizar el
éxito académico no es bueno para los niños" o que "los padres tienen que
alimentar la idea de que aprender es divertido". En contraste,
aproximadamente 0% de las madres chinas opinaba lo mismo. En cambio, la
gran mayoría de las madres chinas respondió que creían que sus hijos
podían ser "los mejores" estudiantes, que "los logros académicos
reflejan que están siendo buenos padres" y que si los niños no brillaban
en la escuela había "un problema" y sus padres "no estaban haciendo su
trabajo". Otros estudios indican que en comparación con los padres
occidentales, los chinos dedican aproximadamente 10 veces más tiempo a
repasar actividades académicas con sus hijos. En contraste, es más
probable que los niños occidentales participen en deportes de equipo.
Lo que los padres chinos entienden es que nada es divertido hasta que
uno logra ser bueno en algo. Para eso, hay que trabajar y por
iniciativa propia los niños nunca quieren trabajar, por lo cual es
crucial ignorar sus preferencias. Esto frecuentemente requiere entereza
por parte de los padres porque el niño se resistirá; las cosas siempre
son más difíciles al comienzo, motivo por el que los padres occidentales
tienden a darse por vencidos rápidamente. Pero si es aplicada
correctamente, la estrategia china produce un círculo virtuoso.
La
práctica tenaz es fundamental para la excelencia; la repetición está
subvalorada en Estados Unidos. Una vez que un niño comienza a destacarse
en algo (ya sea matemáticas, piano o el ballet), recibe elogios,
admiración y satisfacción. Esto alimenta su confianza y hace que la
actividad que no era tan divertida lo sea.
Una vez cuando era joven, cuando me mostré extremadamente
irrespetuosa con mi madre, mi padre enojado me llamó "basura" en nuestro
dialecto nativo Hokkien. Me sentí terrible y profundamente avergonzada
por lo que había hecho. Pero no dañó mi autoestima ni nada por el
estilo. Yo sabía bien el alto concepto que tenía de mí.
Ya de adulta, una vez hice lo mismo con Sophia, llamándola "basura"
en inglés cuando fue muy impertinente conmigo. Cuando mencioné durante
una cena lo que le había dicho, fui inmediatamente marginada. Una
asistente quedó tan afectada que comenzó a llorar y se fue temprano.
Susan, la anfitriona, trató de reintegrarme al grupo de las demás
invitadas.
El hecho es que los padres chinos pueden hacer cosas que serían
inimaginables —incluso legalmente cuestionables— a ojos de los
occidentales. Las madres chinas pueden decirles a sus hijas: "Eh,
gordita, debes perder un poco de peso". Al contrario, los occidentales
tienen que andar con los pies de plomo, hablando en términos de "salud"
para que, al final, sus hijos terminen necesitando terapia igualmente
por sufrir desórdenes alimenticios y con una autoestima por los suelos.
Tres diferencias
He dedicado mucho tiempo a pensar en cómo pueden salirse con la suya
los padres chinos. Pienso que hay tres grandes diferencias entre las
mentalidades de los padres chinos y los occidentales.
La primera es que he notado que los occidentales están muy ansiosos
por la autoestima de sus hijos. Les preocupa cómo se sienten si fracasan
en algo y constantemente intentan reafirmar a los niños sobre lo buenos
que son en algo, aunque su desempeño en una prueba o un recital haya
sido mediocre. En pocas palabras, a los padres occidentales les preocupa
la psiquis de sus hijos. A los chinos, no. Asumen que son fuertes, no
frágiles y, como resultado, se comportan de manera muy diferente.
Los padres chinos exigen notas perfectas porque creen que sus hijos
pueden sacarlas. Si el niño no las saca, el padre chino asume que es
porque el hijo no trabajó lo suficiente. Es por eso que la solución a un
desempeño por debajo de la norma sea siempre reprobarlos, castigarlos y
avergonzarlos. El padre chino está convencido de que su hijo es lo
suficientemente fuerte como para aceptar la vergüenza y mejorar a partir
de ella. A su vez, cuando los niños chinos se destacan, los padres se
explayan con generosidad en halagos y elogios.
La segunda diferencia es que los padres chinos creen que sus hijos
les deben todo. Se asume que los niños chinos deben pasar su vida
pagando a sus padres, obedeciéndolos y haciendo que se sientan
orgullosos. Por el contrario, no creo que la mayoría de los occidentales
tenga la misma opinión respecto a que los niños tienen una deuda
permanente con sus padres. Mi marido, Jed, en realidad tiene la opinión
contraria. "Los niños no eligen a sus padres", me dijo una vez. "Ni
siquiera eligen venir al mundo. Es la responsabilidad de los padres
cuidarlos. Los hijos no les deben nada a los padres. Su deber será para
con sus propios hijos". A mí, eso me parece un mal negocio para
cualquier padre occidental.
La tercera es que los padres chinos creen que saben lo que es mejor
para sus hijos y por lo tanto ignoran sus deseos y preferencias. Esa es
la razón por la que las hijas chinas no pueden tener novios en la
secundaria y por la que los niños chinos no se van de campamento.
Los padres occidentales tratan de respetar la individualidad de sus
hijos, alentándolos a seguir sus verdaderas pasiones, respaldando sus
opciones, reforzándolos positivamente y proporcionándoles un entorno
enriquecedor. Por el contrario, los chinos creen que la mejor forma de
proteger a sus hijos es preparándolos para el futuro, haciéndoles ver de
lo que son capaces, armándolos con habilidades, disciplina de trabajo y
confianza que nadie les podrá arrebatar.
—Amy Chua es catedrática de la Facultad de Derecho
de Yale y autora de "El mundo en llamas". Este ensayo es un extracto de
"Battle Hymn of the Tiger Mother" (algo así como 'El himno de batalla
de la madre tigresa') de Amy Chua.
Ante
todo, tendrá conciencia de su altísima misión: poner al alcance de la
mayoría el patrimonio científico de la minoría. Defenderá en sus
escritos, sus palabras o sus imágenes el derecho de todo ser humano a
participar en la sabiduría y a integrarse en la cultura y en la
civilización, que les mantendrá unidos en un saber común.
II
El
divulgador de la ciencia pondrá todo su esmero en difundir los
descubrimientos y los hallazgos, situándolos en su propio marco,
valorando su importancia para la humanidad y estableciendo una posición
de equilibrio entre lo que los descubrimientos tienen de sensacionales y
su valor como fruto de una tarea permanente y colectiva.
III
En
cuanto a la ciencia pura, subrayará el hecho de que sin ella no hay
progreso ni ciencia aplicada y expondrá la dignidad y la nobleza de este
empuje de lo que hay de más sagrado en el hombre: la necesidad de saber
y orientarse. Sin olvidar nunca el doble aspecto de lo visible y de lo
Invisible, lo inmanente y lo trascendente, en la relación del hombre con
el mundo que le rodea, y procurando, además, que su labor esté
inspirada en la fe, en la unidad armoniosa de la vida humana.
IV
Combatirá,
con todos los medios a su alcance, la desconfianza de la gente hacia la
ciencia e insistirá en dos hechos evidentes: 1.º) Los hombres de
ciencia están obligados a ir siempre más arriba, más adelante y a
profundizar en los secretos de la creación, y es la propia sociedad
humana la que, después, hace mal uso, en ocasiones, de los
descubrimientos científicos; y 2.º) En el balance de aportaciones de la
ciencia al progreso y al desarrollo de la humanidad es mínimo aquello
que, incluso sin tener en cuenta el apartado anterior, podría
considerarse como negativo.
V
Tratará
de crear conciencia pública de la importancia de la investigación
científica, de la necesidad de que participemos todos en esta nueva
revolución universal, de la rentabilidad de la investigación científica y
de la urgencia de una cooperación más eficaz por parte del estado, los
sectores productores y de los servicios, empresarios y financieros y, en
suma, la sociedad toda.
VI
Insistirá,
una y otra vez, en que la ciencia es cada día menos una aventura
personal y cada día más una vasta empresa colectiva que necesita
hombres, medios y un clima favorable.
VII
Tratará
de hacer ver al público el hecho de que, a pesar de lo que pueda
parecer a los ojos del profano, la investigación científica no es algo
misterioso, secreto, ni terrorífico, sino una obra de sabiduría, de
razón, de paciencia, de tenacidad y, sobre todo, de ilusión.
VIII
Denunciará
la superchería de las falsas ciencias, que en muchas zonas de la
humanidad siguen constituyendo obstáculos muy serios al desarrollo. Los
curanderos están desacreditados, por lo menos en nuestras sociedades
occidentales, pero hay que seguir combatiendo a sus equivalentes en
otras ramas del conocimiento o de la actividad humana.
IX
Tratará
a la ciencia con respeto, pero con familiaridad, poniendo el acento en
la simpatía y en los aspectos humanos del científico. Frente a tanto
temor y tanta desconfianza parece necesario humanizar la ciencia al
presentarla al público, y situarla entre nosotros de modo entrañable y
cordial, sin por ello restarle seriedad y trascendencia.
X
Todo
esto el divulgador lo presentará del modo más sugestivo posible, en su
dimensión asombrosa y escalofriante, para llegar al mayor número de
lectores, de oyentes o de espectadores, y utilizando la palabra, el
sonido y la imagen de un modo periodístico, es decir, actual,
interesante, directo y sencillo.
Qué hacen con los tubos de papel higiénico, una vez que el papel se
acaba? Probablemente terminen en la basura, verdad? Pues berserk, de
Instructables, tiene un excelente tip para utilizarlos en algo
productivo: ayudarnos a ordenar nuestros cables.
Seguramente les ha sucedido. Tienen una suerte caja / cajón donde
guardan todos los cables que no estén utilizando; ya sea cables LAN, de
audífonos, cables de Poder, SATA, etcétera. El problema? Que una vez que
los arrojamos a la caja, tienden a enredarse. Y finalmente, cuando
necesitamos uno, terminamos desperdiciando preciados minutos,
desenrollándolos.
Lo que este instructable propone, es bastante sencillo: simplemente
agarrar un grupo de estos tubos, pegarlos con masking tape, y luego
usarlos como pequeños contenedores para un tipo de cable. Así, en lugar
de tener una caja repleta de cables enredados, tenemos algo como esto:
Las redes sociales son cada vez más populares entre las
personas de todas las edades, pese a esto, un gran porcentaje de los
usuarios no sabe cómo proteger su privacidad en Facebook o Twitter,
sobre todo si tiene entre sus contactos a su jefe, compañeros de trabajo
o incluso a los padres.
Si bien el comentar lo que hiciste el fin de semana o lo cansado que
sales de tu trabajo podría ser una actitud de lo más normal, también
puede significar un problema si no sabes poner los límites entre lo que
es público y lo que deberías dejar que sólo vieran o leyeran tus
cercanos.
Aunque al crearnos cuentas en estas plataformas estamos renunciando a
nuestra completa privacidad, también tenemos derecho a elegir qué
queremos que sea visto por nuestros contactos y qué no, y así evitar que
toda nuestra información, mensajes y fotografías sean de libre acceso
para todos.
Es por eso que queremos entregar algunos tips o consejos para cuidar tus publicaciones en las redes sociales:
Facebook y Twitter
- Crear grupos de personas: Esta opción es ideal para separar a tus grupos de amigos, familia, compañeros de trabajo, etc.
en grupos o listas que más tarde nos serán útiles a la hora de
distribuir contenidos que deseamos que unos vean y otros no. Para
crearlas tenemos dos opciones: la primera es predeterminada de Facebook y
filtra a tus amigos según sus intereses comunes y nivel de interacción
-acá tenemos el famoso grupo “Mejores Amigos”-. La otra alternativa es
que tú mismo armes los grupos yendo a Inicio, luego a Amigos en el panel de la izquierda, haces click en ‘Más’ pasando el mouse sobre la palabra y luego seleccionas la opción ‘Crear grupo’:
- Limitar la visibilidad de los posteos en tu muro: Si no quieres que alguien vea los mensajes que te escriben tus amigos en el muro, sólo basta con ir a la Configuración de la cuenta, seleccionar la opción ‘Biografía y etiquetado’, y luego hacer click en el link ‘¿Quién puede ver lo que otros publican en tu biografía?’
y personalizarlo. Esta opción sirve para cerrar tu biografía para una o
varias personas, porque también puedes personalizarla usando los grupos
creados anteriormente.
- Elige quién puede ver tus publicaciones: Facebook
tiene la opción de elegir si quieres que algunas personas vean tus
estados y otras no. Esto se puede configurar fácilmente en la barra de
estados, donde puedes configurar si quieres que tu mensaje sea visto
por: todos los amigos, algunos amigos elegidos por ti, o todos, excepto
una lista de personas.
- Filtrar tus álbumes de fotos: Hay muchas personas
que suelen publicar todo tipo de fotos en su Facebook, sin tomar en
cuenta que algunas pueden ser comprometedoras para sí mismos o para sus
amigos. Si no quieres dejar de publicar este contenido, pero tampoco
quieres que tus jefes o padres lo vean, basta con añadir un filtro a
cada álbum, al igual como se hace con los estados, así podrás evitarte
más de un problema por sobreexponer demasiado tu vida.
Por otra parte, en Twitter hay menos opciones, pero
también son menos las posibilidades de exponer tantos detalles de tu
vida privada, pero por si quieres resguardar la privacidad de tus
tuiteos, la opción es poner el famoso ‘candado’. Para que tus mensajes sólo sean vistos por tus amigos, debes ir a tu Configuración, luego a la pestaña Cuenta, y finalmente marcar la casilla ‘Proteger mis twitts’ y guardar los cambios.
¿Qué hacer cuando tus padres tienen Facebook o Twitter?
A pesar de que te protejas de todas las formas posibles en las redes
sociales, siempre corres el riesgo de que tus padres quieran estar ‘más
conectados contigo’ a través de alguna de estas plataformas. Así es el
caso de Karina M., que le enseñó a su mamá a usar Twitter para poder
comunicarse mientras ella estaba de viaje, pero no se imaginó que los
mensajes de su madre le podrían ocasionar algunos bochornos que ella,
por supuesto, toma con humor.
Le preguntamos a Karina qué tipo de cosas escribe su mamá en su cuenta
de Twitter, y nos contó que “a veces me pide explicaciones de lo que
digo, pero no le hago caso porque sabe como soy”.
En cuanto a lo que le molesta de que su madre use esta red social,
Karina indicó que “no me gusta que tenga faltas de ortografía, pero
tiene 60 años y se lo perdono”. Además, cree que es bueno que los padres
usen las redes sociales como vía de comunicación, aunque también cree
que, al no ser expertos en el uso de estas plataformas, también hay que
preocuparse de “cuidarlos para que no expongan cualquier cosa en sus
perfiles de redes sociales”.
Por otro lado, Diego Alarcón, dice que sus padres no tienen cuentas
en redes sociales, pero sabe que leen su timeline de Twitter, aunque no
por eso deja de escribir las cosas que quiere. Tampoco se preocupa de lo
que puedan pensar en su trabajo de lo que escribe en las redes
sociales porque “no digo nada malo, sólo me divierto”.
En todos los casos, lo recomendable es que pensemos bien en las cosas
que escribimos o en las fotos que subimos a nuestras redes sociales, y
no olvidemos que más gente está viendo lo que publicamos, no sólo
nuestros padres o jefes.
¿Tienes otros consejos útiles? Compártelos con nosotros en los comentarios.
Hasta ahora las recomendaciones
para mejorar las posibilidades de reproducción de los hombres indican
que hay que seguir un estilo de vida sano, con una dieta balanceada,
limitar el consumo de alcohol y no fumar.
Para producir esperma sano los testículos deben estar uno o dos grados debajo de la temperatura corporal.
Un nuevo estudio, sin embargo, revela que ninguno de estos factores parece tener un impacto en la calidad del semen.
En lo que sí deben pensar los hombres que están deseando tener un bebé es en la ropa interior que usan: si usa trusa o slip ajustado, cambie a bóxers, los calzoncillos sueltos, afirma la investigación publicada en Human Reproduction, al menos en los meses en que está tratando de concebir.
Tal como expresan los investigadores de las
universidades de Sheffield y Manchester, en Inglaterra, las
recomendaciones médicas de cambiar el estilo de vida para combatir la
infertilidad masculina "son inútiles".
El estudio reclutó a 2.249 hombres en 14
clínicas de fertilidad en el Reino Unido y se les pidió llenar un
cuestionario detallado sobre su estilo de vida.
Posteriormente la información fue comparada con
los cuestionarios de 939 hombres a quienes se les había detectado un
nivel bajo de movilidad de espermatozoides.
Y con los de un grupo de 1.310 hombres sanos que habían producido esperma de alta movilidad.
El impacto del calzoncillo
El análisis de los datos mostró que los hombres
que eyacularon números bajos de movilidad espermática mostraban 2,5
veces más probabilidades de haber sido sometidos a una cirugía
testicular, dos veces más probabilidad de ser de raza negra y 1,3 veces
más probabilidad de desempeñar un trabajo manual.
También se vio que estos hombres no usaban calzoncillos sueltos o no habían concebido previamente. "Sorprendentemente -dicen los autores- el uso de
drogas recreativas, tabaco y alcohol, y las mediciones del índice de
masa corporal (IMC) tuvieron muy poco efecto".
Tal como explica el doctor Andrew Povey, uno de
los autores del estudio, "a pesar de que las elecciones del estilo de
vida son importantes para otros aspectos de nuestra salud, nuestros
resultados sugieren que muchas de estas elecciones probablemente tienen
poca influencia en el número de espermatozoides móviles que eyaculan".
"Por ejemplo, que un hombre fume o no tiene poca
importancia. La proporciones de hombres con números bajos de esperma
móvil fue similar entre los que habían fumado o fumaban más de 20
cigarrillos diarios". "De la misma forma, hubo poca evidencia de algún riesgo asociado con el consumo de alcohol", agrega el investigador.
El análisis, explican los autores, estuvo basado
en el número de espermatozoides móviles que un hombre eyaculaba porque
esto está correlacionado con el éxito de fertilidad que tendrá el hombre
y a menudo este dato también determina el tipo de tratamiento de
fertilidad que se requerirá.
Lo que sí parece tener un impacto en este éxito
de fertilidad, expresan los investigadores, es el tipo de trabajo que
realiza un individuo y la ropa interior que usa.
Estudios pasados han vinculado el trabajo manual
con bajo esperma móvil debido a las sustancias químicas tóxicas a las
que muchos hombres están expuestos y que se sabe afectan la calidad del
semen.
"A pesar de nuestros resultados, es importante
que los hombres continúen siguiendo las recomendaciones sensatas de
salud y vigilen su peso, dejen de fumar y limiten su consumo de
alcohol", afirma el doctor Allan Pacey, otro de los investigadores.
"Pero no hay necesidad de que los hombres se vuelvan monjes sólo porque desean ser papás".
"Aunque si son aficionados a las trusas
ajustadas, quizás sea buena idea que durante unos pocos meses cambien a
calzoncillos más sueltos", agrega.
Para poder producir esperma sano los testículos
necesitan estar un grado o dos debajo de la temperatura corporal, por
eso es que los testículos poseen su propio saco donde pueden colgar
fuera del cuerpo.
Las trusas o calzoncillos ajustados revierten esta sabia característica que se logró gracias a millones de años de evolución.
La Nación entrevistó a científicos de la Argentina,
Estados Unidos e Inglaterra para determinar si es cierto, como se ha
afirmado durante años, que las nuevas tecnologías afectan nuestras
funciones intelectuales, y cómo lo hacen. La respuesta es asombrosa.
Según la teoría de la evolución, el
hombre está en constante cambio. Aunque muchas veces sea imperceptible,
las modificaciones se van dando en función del entorno.
Con la masificación de Internet, las redes sociales, la
telefonía celular, la cotidianidad se ha visto radicalmente modificada
durante los últimos años. Por ejemplo, antes recordábamos con facilidad
muchísimos números telefónicos, y ahora no es disparatado encontrar
hasta nuestro propio número agendado en nuestro celular.
El Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurología
Cognitiva de Fleni e investigador independiente del Conicet, explica
este fenómeno: "Las nuevas tecnologías cambian paradigmas. De esta
manera, las formas de procesamiento que eran habituales en generaciones
anteriores se alteran; es decir, si en el pasado el procesamiento de la
información era más lineal, actualmente es en paralelo, por eso una
persona puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones a través de
Twitter, SMS y chat, sin inconvenientes".
Plástico como el cerebro
"La ortografía y escritura también se están alterando, y
esto se evidencia a simple vista cuando se observa cómo escriben los
más jóvenes. Esto no quiere decir que estén mermando las capacidades
lingüísticas, simplemente hay un cambio comparado con el pasado",
ejemplifica la Dra. Alba Richaudeau, neuropsicóloga del Hospital Austral
y del Instituto Argentino de Psicología Aplicada (Iapsa).
Por su parte, la Dra. Tracy Alloway, experta en
psicología cognitiva de la Universidad de Stirling, en Escocia, realizó
un estudio para analizar el impacto de las aplicaciones tecnológicas en
la memoria del trabajo , es decir, los procesos cerebrales
involucrados en retener información durante un período corto y cómo
manipulamos esta información. Esta memoria, además de almacenar los
recuerdos, nos ayuda a utilizarlos para relacionar datos y resolver
problemas.
"Los cerebros de los niños, por
su relación con las nuevas tecnologías y por la evolución propia del
hombre, tienen diferencias respecto de los cerebros de las generaciones
anteriores, por eso es indispensable cambiar el sistema educativo, que
está prácticamente obsoleto. Nosotros aprendimos acumulando datos y lo
valioso era saber muchas cosas. Sin embargo, hoy los datos están
accesibles todo el tiempo, de modo tal que ya no es un valor para el
cerebro el acumular información", sostiene la Dra. Alba Richaudeau,
neuropsicóloga del Hospital Austral y el Instituto Argentino de
Psicología Aplicada (Iapsa).
A tal fin, Alloway reunió a 104 estudiantes
universitarios y a 284 adultos, de entre 18 y 30 años. A esos dos grupos
los dividió en dos equipos. Por un lado, los que llevaban más de 12
meses usando Facebook y por el otro, los que contaban con menos tiempo
en esa red social. Se sometió a todos los participantes a distintas
pruebas vinculadas con la memoria y el lenguaje. Los resultados
obtenidos indican que los del primer grupo tuvieron una mayor puntuación
en todas las pruebas en comparación con los del segundo.
"De esta manera pudimos observar que el acto de comprobar el estado
de un amigo y sus actualizaciones en Facebook fue un importante
predictor del coeficiente intelectual verbal. Esto es así porque cuando
una persona está usando Facebook tiene que tener en cuenta la nueva
información de su amigo (es decir, el estado de actualización) y
descartar el conocimiento previo acerca de dicho individuo. De esta
manera es posible que usar Facebook sirva para aumentar las capacidades
cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual
verbal", dijo en diálogo con La Nacion.
Además, Alloway está analizando
el impacto de aplicaciones populares como YouTube y Twitter en la
memoria de trabajo. Según los primeros resultados del estudio, tales
aplicaciones estarían disminuyendo dicha habilidad: "Mis conclusiones
indican que estas herramientas podrían estar perjudicando las
capacidades del ser humano, que existe la posibilidad de que este tipo
de tecnología pueda dañar nuestra memoria de trabajo ya que nos insta a
realizar actividades muy breves y cortas. Con Twitter, que se basa en
mensajes de 140 caracteres, utilizamos muy poca información en cada
mensaje. De esta manera no estamos usando la memoria ni la capacidad del
lenguaje tal como lo hacíamos en el pasado, y lo mismo sucede con el
uso de los mensajes de texto. Por otro lado, cuando una persona está
usando Facebook tiene que tener en cuenta la nueva información de su
amigo (que sería el estado de actualización), y descartar el
conocimiento previo acerca de dicha persona. De esta manera es posible
que el acto de usar Facebook sirva para aumentar las capacidades
cognitivas como la memoria de trabajo y el coeficiente intelectual
verbal", sostiene.
Con respecto a estas conclusiones, el médico de Fleni
advierte: "Si uno evalúa las funciones cognitivas en forma aislada,
puede decir que el impacto es positivo o negativo. Por ejemplo, si
analizo el efecto de los buscadores de Internet puedo afirmar que
alteran de alguna manera nuestro cerebro, ya que la memoria episódica
(que es un sistema de memoria explícita y declarativa que se utiliza
para recordar experiencias personales enmarcadas en nuestro propio
contexto, como es el hecho de recordar números de teléfonos) se vuelve
menos efectiva que antes, pero si lo analizo en el nivel global, sin
duda se trata de un impacto positivo, porque rescato que las redes
sociales como Facebook nos facilitan la memoria operativa porque nos
permite interrelacionar situaciones, mientras que Twitter, por sus
características de instantaneidad y linealidad, pone al cerebro en
contacto con infinidad de personas que discuten una misma información".
En este sentido, una investigación publicada en la revista Science
a mediados de 2011 sugiere que cuando las personas confían en tener
acceso futuro a la información tienen menor recuerdo de los datos, pero
mayor de la fuente de esa información. Este estudio asegura que Internet
se ha convertido en la fuente primaria de memoria externa. Al respecto,
el experto de Fleni opina: "Estamos ante un problema si la actividad
que antes tenía el cerebro ahora se la delegamos a los aparatos, dejando
al órgano inactivo. Pero si descargo parte de mi memoria en Internet
para poder usar mis capacidades para interactuar y procesar diversas
informaciones, entonces el efecto es positivo. Antes teníamos una
capacidad mucho más limitada para ubicar y manejar información. Ahora
tenemos más acceso y mayor capacidad para procesar y relacionar mucha
información. Definitivamente, no es que el cerebro deja de trabajar,
sino que lo hace de otra manera".
El Efecto Google
Los motores de búsqueda tienen un impacto fundamental
en el funcionamiento de nuestro cerebro. Los expertos denominan Efecto
Google al fenómeno por el cual la población ha comenzado a utilizar
Internet como su banco de datos. De esta manera, las computadoras y los
buscadores se han convertido en una especie de sistema de memoria
externa al que puede accederse a voluntad del usuario y al que la
memoria humana se está adaptando.
"Este alejamiento de la memorización en última
instancia puede ayudar a la gente a mejorar su comprensión, porque la
memoria es mucho más que la memorización, y el Efecto Google nos permite
liberar más espacio en nuestros cerebros para orientarlo más al
procesamiento de información", asegura Alloway.
"Cuando usamos el GPS dejamos de estimular nuestro cerebro para crear una estrategia para desplazarnos de un punto a otro". , subraya la Dra. Marcela Cohen, neuróloga de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
"Está claro que hoy, el Efecto Google es la forma
actual de acopio de datos. Si bien puede verse como detrimento para el
ejercicio de la memoria, desarrolla otras áreas como la creatividad y
asociación rápida, y la posibilidad de realizar lecturas simultáneas. El
acceso instantáneo a la información variada permite la comparación, la
asociación de ideas, y estimula la flexibilidad cognitiva mediante la
utilización de juegos y programas informáticos. El cerebro tiene muchas
funciones, una es la memoria. Si bien ésta es la que parece descansar
en el nuevo escenario, otras como la rapidez visual y motora, la
deducción, la concentración y la atención utilizadas en Internet son
propiciadas como una forma de gimnasia cerebral", destaca la Dra.
Marcela Cohen.
Mentalmente social
Casi el 40% de los argentinos tiene una cuenta en
Facebook, según un reciente estudio de la consultora eMarketer, que
vaticina que para 2014 existirán 17 millones de personas registradas en
esta red social. Con estos datos, el país se coloca como el tercero a
nivel mundial con mayor penetración y como líder en América latina.
"Hay evidencia de que los individuos que están más
conectados socialmente pueden retrasar la pérdida de memoria en la edad
avanzada", dice Alloway, y explica que, por ejemplo con el uso de
Facebook, la memoria de trabajo puede ser estimulada y mejorada a
cualquier edad, obteniendo un impacto enorme en las capacidades
cognitivas y de aprendizaje.
"Las nuevas tecnologías cambian
paradigmas. De esta manera, las formas de procesamiento que eran
habituales en generaciones anteriores empiezan a cambiar, es decir, si
en el pasado el procesamiento de la información era más lineal, hoy el
cerebro trabaja de otra manera, por eso las conversaciones hoy no son
lineales, sino que se dan en paralelo, motivo por el cual una persona
puede mantener al mismo tiempo varias conversaciones diferentes a través
de Twitter, SMS y chat, sin inconvenientes", advierte el Prof. Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva de Fleni e investigador independiente del Conicet.
El investigador Ryota Kanai, del Instituto de
Neurociencias Cognitivas del Colegio Universitario de Londres, lleva
tiempo investigando el funcionamiento del cerebro. Junto a su equipo
encontraron que existe una relación directa entre el número de amigos
que una persona tiene en Facebook y el tamaño de ciertas regiones del
cerebro, lo que eleva la posibilidad de que el uso de redes sociales
pueda cambiar este órgano.
Para llegar a esta conclusión escanearon el cerebro de
125 estudiantes universitarios usuarios de Facebook y compararon los
resultados con el tamaño de sus grupos de amigos, tanto en la red como
en el mundo real. Entrevistado por La Nacion, explica: "Concluimos que
cuantos más amigos tenía una persona en esta red social, mayor era su
volumen de materia gris en cuatro regiones del cerebro, entre ellas la
amígdala, asociada a la respuesta emocional y la memoria, así como otras
zonas clave para identificar las señales que se producen durante la
comunicación con otras personas".
El espesor de la materia gris en la amígdala también se
vinculó con el número de amigos que tenía la gente en el mundo real,
pero el tamaño de las otras tres regiones parecía estar correlacionado
sólo con las conexiones online.
"Creo que la razón por la cual se encontró dicha
correlación entre el número de amigos de Facebook y lo que sucede en
varias regiones del cerebro tiene que ver con el impacto de la actividad
social online de las personas, que podría reflejar su nivel de
sociabilidad general o de extroversión. Las redes sociales son
enormemente influyentes, pero todavía conocemos muy poco sobre el
impacto que tienen en nuestros cerebros", reconoce Kanai, y agrega que a
pesar de los estudios realizados, hasta ahora no es posible afirmar si
tener más contactos en Facebook hace más grandes determinadas partes del
cerebro, o si algunas personas están simplemente predispuestas para
tener más amigos.
Está claro que las nuevas tecnologías no atrofian el
cerebro, como muchos creen. De todos modos, los entrevistados enfatizan
que son herramientas para realizar determinadas acciones, y no deben ser
utilizadas como un fin en sí mismo.
Al ritmo al que avanzan las tecnologías parece
imposible prever cómo funcionará nuestro cerebro en sólo 20 años. "Este
órgano tiene una gran capacidad de adaptación. Es mentira que tenemos
zonas del cerebro que no se usan. Todo lo que tenemos lo usamos y todo
se adapta para una mejor interacción con el mundo", concluye el Dr.
Allegri.
Si bien hay en marcha diversos estudios científicos al
respecto, para la Dra. Alba Richaudeau no es posible aún probar
científicamente cómo se están dando esos cambios: "Las investigaciones
demandan tiempo y los avances tecnológicos avanzan a una velocidad
superior. Tenemos la impresión de que Internet impacta en el
funcionamiento cerebral, pero todavía no hay resultados concluyentes.
Entonces, si bien ya hay ciertos estudios que dan cuenta de cómo el
cerebro se está adaptando al nuevo medio, lo cierto es que aún hay mucho
por investigar".
En definitiva, como dice el
neuropsicólogo Mark Mapstone, de la Universidad del Rochester Medical
Center de Rochester, Nueva York, Estados Unidos, al ser consultado por
La Nacion: "El hombre se ha centrado en la tecnología desde los albores
de los tiempos. Controlar el fuego, inventar la rueda y desarrollar el
lenguaje escrito son sólo algunos ejemplos de lo que ha sido la
evolución. Los humanos somos animales de adaptación, y en este contexto
utilizamos la tecnología para que la especie continúe avanzando".
A todos los maestros y padres de familia preocupados por la educación de sus hijos y pupilos les dejo esta presentación que trata sobre el uso de Internet como una herramienta "a nuestro favor".
Ahí van un buen puñado de trucos para encontrar el norte, en plan boyscouts o Jóvenes castores. Algunos de estos trucos no funcionan especialmente bien en el denso follaje, en todas las condiciones meteorológicas, o en todas partes del mundo, pero en casi cualquier situación una de estas ideas puede funcionar. Tampoco es una lista exhaustiva, así que podéis contribuir si se os ocurre alguno más.
1. Buscar musgo. Por lo general crece orientado al norte (porque suele ser el más sombrío y húmedo.), o, al menos, crece más abundantemente allí, en la base de los árboles o las piedras. Las ramas de los árboles se desarrollan más en la parte sur.
2. Buscar telas de araña. Tienden a aparecer en el lado sur de los árboles.
3. Situar un palo en el suelo verticalmente. Marcar su sombra. Esperar un poco, y marcar el lugar donde está luego la sombra. La línea que va entre esos dos puntos va aproximadamente de este a oeste. A continuación, puedes ver, por la dirección del movimiento del sol, dónde está el norte.
4. Contemplar el sol, que se eleva (más o menos) en el este y se pone (más o menos) en el oeste. Sin embargo, la posición exacta del sol varía según la estación y la latitud, así que es un truco bastante inexacto.
5. En el hemisferio norte, si es de noche y el cielo está claro, por lo general puedes localizar la estrella Polar. La estrella está apuntando hacia el norte. Se encuentra entre dos constelaciones muy brillantes, que son Casiopea (con forma de W) y la Osa Mayor (con forma de carro, o cazuela).
6. Ten en cuenta la dirección en la que se mueven las nubes, que generalmente es de oeste a este. (Esto sólo puede proporcionar una idea aproximada a lo sumo, y no funciona en todas partes.)
7. Fabricar una brújula. Convertimos un alfiler en un imán frotando la aguja con el imán siempre en la misma dirección y sentido para obtener una buena imantación. Pinchamos la aguja en un trocito de porexpan para que flote y la colocamos en un recipiente con agua. También podemos colocar la aguja sobre papel higiénico aprovecahando la tensión superficial del agua para que la aguja flote una vez que el papel higiénico se haya hundido. La aguja apunta al polo norte.