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27 de diciembre de 2013

Un sistema binario inventado en Polinesia siglos antes de Leibniz

Los nativos de Mangareva desarrollaron este método para contar pescados, frutas, cocos, pulpos y otros bienes de diferente valor.


El genial matemático Gottfried Leibniz (1646-1716) no fue el primero en inventar el sistema binario que ahora utilizan nuestros ordenadores y teléfonos. Los nativos de Mangareva, una pequeña isla polinésica, se le adelantaron en varios siglos. Los mangareveños no tenían la menor intención de inventar la computación digital, pero se dieron cuenta de que el sistema decimal —como el nuestro— que habían heredado de sus ancestros resultaba demasiado engorroso para hacer los cálculos en el mercado, y le superpusieron un sistema binario que facilita mucho las operaciones aritméticas más comunes. También Leibniz arguyó que su sistema binario servía para simplificar las cuentas, aunque nadie le hizo mucho caso.

No se trata del primer sistema binario conocido de la era preLeibniz –los mismos hexagramas del I-Ching que inspiraron al gran matemático alemán constituyen un sistema binario y tienen casi 3.000 años—, pero Andrea Bender y Sieghard Beller, del departamento de ciencia psicosocial de la Universidad de Bergen, en Noruega, muestran ahora cómo los habitantes de Mangareva no solo inventaron el sistema para contar pescados, frutas, cocos, pulpos y otros bienes de diferente valor en sus transacciones comerciales, sino también cómo esto les condujo a una aritmética binaria que habría merecido la aprobación de Leibniz por su sencillez y naturalidad. Los autores creen que su trabajo revela que el cerebro humano está innatamente capacitado para las matemáticas avanzadas. Publican los resultados en PNAS.

Entender el hallazgo requiere un somero repaso del álgebra elemental. El sistema decimal al que estamos habituados, y que es el más común en todo tipo de culturas humanas por basarse en los diez dedos de las manos, lleva implícitas las potencias de diez en la posición de las cifras: en el número 3.725, se entiende que el 5 va multiplicado por 1 (10 elevado a 0); el 2 va multiplicado por 10 (10 elevado a 1); el 7 va multiplicado por 100 (10 elevado a 2); y el 3 va multiplicado por 1.000 (10 elevado a 3).

En un sistema binario solo hay dos símbolos (convencionalmente 0 y 1, pero también pueden ser dos estados de magnetización, como en los ordenadores), y las potencias implícitas por la posición no son las de 10, sino las de 2. Por ejemplo, en el número binario 111, se entiende que el último 1 va multiplicado por 1 (2 elevado a 0), el segundo por 2 (2 elevado a 1) y el primero por 4 (2 elevado a 2); equivale al siete del sistema decimal.

Bender y Beller no han descubierto nada parecido a un pergamino polinesio densamente cubierto de ceros y unos, ni mucho menos una cinta perforada. Lo que han hecho es analizar el lenguaje de Mangareva —uno de los cientos de idiomas de la familia austronesia habladas en las islas del Pacífico— en el contexto de su modo tradicional de vida y las características de sus bienes más preciados de consumo y sus transacciones comerciales, ofrendas, fiestas y demás. Esta forma de vida está en acelerado proceso de extinción, y con ella el sistema aritmético y la propia lengua de los mangareveños, de la que solo quedan ahora unos 600 hablantes en la isla.

Una evidencia del uso de las potencias de 2 —es decir, del sistema binario— en el comercio tradicional de Mangareva son los valores (o taugas) asociados a los bienes más valorados en la isla: tortugas (1 tauga), pescado (2), cocos (4) y pulpo (8). Otro producto valioso es el fruto del árbol del pan (Artocarpus altilis), llamado en inglés breadfruit (fruto del pan). Los frutos del pan de segunda fila valían lo que un coco (4), pero los mejores igualaban al pulpo (8). Recuerden que 1, 2, 4, 8, … son las potencias de 2.

Otro ángulo por el que asoman esas mismas potencias, aunque más indirecto —y combinado con el sistema decimal al que los mangareveños nunca renunciaron del todo— son las palabras (numerales) de uso más común en el rango de las decenas: takau (10), paua (20), tataua (40) y varu (80). Vuelven a aparecer las potencias de dos (1, 2, 4, 8), aunque esta vez multiplicadas por 10, para cubrir otro abanico de tamaños. Las demás decenas no son palabras nuevas, sino combinaciones gramaticales de las anteriores.

La ventaja de este sistema es que facilita mucho las opèraciones aritméticas fundamentales. Mientras que en el sistema decimal sumar de cabeza (sin contar) requiere memorizar más de 50 cancioncillas (como 4+7=11), en el sistema de Mangareva basta con saber que varu es el doble de tataua, que a su vez es el doble de paua, que a su vez es el doble de takau. Lo demás emerge de un modo muy natural y fácil de utilizar.

Con otras palabras, se trata esencialmente del mismo argumento que utilizó el gran Leibniz. Los demás seguimos contando con los dedos.
Tomado de:

20 de diciembre de 2013

Conozca al argentino que mide la seguridad del planeta

Conócelo
Alejandro Litovsky

Litovsky fue premiado como innovador líder 2012 por la fundación BMW de Alemania y recibió el premio Hobhouse del London School of Economics, donde se graduó en sociología política.

Desforestación en la Amazonia

La desforestación en la Amazonia impactó en los eventos extremos del sur de Brasil que costaron más de US$4.000 millones a las compañias de seguros, según Litovsky.

¿Qué tiene que ver una decisión en el Kremlin con protestas en Egipto? ¿Cómo impacta la tala de árboles en la Amazonia a las compañías de seguros en el sur de Brasil?

En un mundo interdependiente y complejo, el argentino Alejandro Litovsky descifra conexiones y apunta qué riesgos en materia de recursos pueden convertirse en el talón de Aquiles de todo un país.

Litovsky es el autor del Índice de Seguridad de la Tierra, Earth Security Index (ESI), que fue lanzado este jueves en la cancillería británica en Londres.

"El índice presenta en forma visual ocho áreas críticas para la seguridad de recursos de los países", dijo Litovsky a BBC Mundo.

"Las crisis de recursos ya son evidentes en muchas partes del mundo y la falta de estabilidad inhibe la inversión privada. El índice muestra por qué las inversiones más sostenibles deben ser priorizadas para la seguridad nacional en muchos países".

Michael Schaefer, exembajador de Alemania en China y presidente de la fundación BMW que apoya la iniciativa, dijo que "la seguridad en materia de agua, alimentos y energía puede amenazar la estabilidad nacional. Los datos del índice ESI requieren de atención urgente para reevaluar cómo debemos responder".

Mark Simmonds, parlamentario británico, advirtió en la presentación de este jueves sobre el creciente impacto del cambio climático y sobre la presión en materia de recursos. "Se estima que 3.500 millones de personas se sumarán a la clase media en el planeta para mediados de siglo, con un consiguiente aumento en la demanda de recursos".

Riesgos en Brasil y Argentina

El índice permite apreciar en forma visual, mediante gráficos, las vulnerabilidades de cada país en áreas críticas como agua, alimentos, energía, presiones fiscales y demográficas, posibilitando "una mirada más estratégica de interdependencia", según Litovsky.

Gráfico sobre Brasil


Vulnerabilidades de Brasil. El índice muestra áreas críticas en materia de recursos.
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"Se habla de crisis global, pero cada país tiene una combinación única de presiones demográficas, fiscales y en materia de recursos".

En el caso de Brasil, por ejemplo, el índice destaca el impacto de la desforestación amazónica en los patrones de lluvias en el sur del país. El bosque amazónico libera el vapor de agua que acaba desciendo en forma de precipitaciones a cientos de kilómetros.

"Brasil necesita mirar los efectos que la desforestación tendrá sobre la variación del clima que ya afecta al sector de seguros por eventos climáticos extremos. En 2011 el costo de desastres climáticos en Brasil fue de US$4.700 millones".

El informe apunta además que "Brasil genera el 80% de su electricidad a través de represas hidroeléctricas. Una mayor variabilidad en las lluvias puede afectar su capacidad de generación de electricidad".

En Argentina, por otra parte, un elemento de vulnerabilidad según el índice es la creciente dependencia de importaciones energéticas. "El gasto en importación de gas se sixtuplicó entre 2007 y 2011".

"Si bien el país tiene una de las mayores reservas de gas de esquisto (…) los costos ecológicos que su explotación conllevaría para la región de la Patagonia deberían ser considerados en forma explícita. Invertir en energías renovables debe estar en el centro de la agenda de seguridad de Argentina para afrontar su déficit energético".

Vulnerabilidad en México, Bolivia y Perú

El índice fue elaborado con estadísticas globales y el aporte de una red de expertos de instituciones como el Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil, INPE, que monitorea la desforestación, y el Instituto de Tecnología Agropecuaria en Argentina.

En su primera edición, el ESI presenta datos de 17 países. En América Latina, además de Brasil y Argentina, se incluye a México, Bolivia y Perú.

Gráfico sobre México

México: dependencia de importación de cereales, eventos extremos y crecientes problemas en materia de agua.
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Las vulnerabilidades principales en México están relacionadas con "su exposición a eventos climáticos extremos, unida a la dependencia de importación de cereales y los crecientes problemas en materia de agua".

"La economía de Perú depende del sector minero global, pero los riesgos combinados de desforestación, agua, clima extremo y seguridad alimentaria no sólo pondrá mayor presión sobre el gobierno sino también sobre el sector minero".

En Bolivia, se estima que "el 30% de los agricultores arriendan sus tierras o son trabajadores rurales. Resolver el problema de los títulos a la tierra y ayudar al mismo tiempo a los agricultores a aumentar su productividad puede ser un factor estratégico para la estabilidad social a largo plazo".

Litovsky y la organización que fundó, Earth Security Initiative, ampliarán la lista de países y trabajarán en 2014 con "gobiernos e industrias en desarrollar planes de respuesta e inversión para abordar los riesgos identificados".

Litovsky cree que el índice puede ayudar a encontrar soluciones sostenibles. "En Brasil, por ejemplo, es vital que el sector de seguros se prepare mejor para enfrentar una mayor volatilidad de riesgos climáticos".

"Porque la deforestación juega un papel significativo en la inestabilidad del clima, es importante que el sector de seguros considere cómo incluir índices de deforestación en la Amazonia al considerar ajustar los premiums que cobran a sus clientes privados y públicos".

Economías emergentes

¿Y cuál es la relación entre Rusia y Egipto de la que habla el informe?

Protestas en Egipto

La sequía en Rusia impactó en las protestas en Egipto, uno de los principales importadores del trigo ruso.

"En 2010, Rusia prohibió la exportación de trigo como resultado de una sequía severa. Rusia es uno de los principales proveedores de trigo de Egipto y se estima que el consecuente aumento de los precios de los alimentos jugó un papel en la revolución egipcia", destaca el índice.

El documento identifica a Egipto y Perú por su vulnerabilidad como países altamente dependientes de importaciones de cereales de un pequeño número de proveedores.

Ver claramente estas conexiones es vital según Litovsky, cuyo interés en riesgos asociados a recursos nació durante la crisis pesquera en su país en los años 90.

"El desempleo, las inversiones estancadas y las crisis social que devino del cierre de las pesquerías en Argentina por su sobreexplotación es una señal de alerta sobre el tipo de relación que existe entre la estabilidad de recursos y la seguridad".

"Hoy tenemos las herramientas para responder a esta agenda con una mirada de inversiones que es clave para que diferentes sectores manejen los riesgos que enfrentan por la escasez de recursos".

"En America Latina es necesario establecer nuevas estrategias de inversión en donde la inversión publica de gobiernos y bancos de desarrollo ayude a establecer mayores mercados para la inversión y la infraestructura sostenible. El índice de ESI apoya a este nuevo marco de discusión que es crítico para crear estabilidad en economías emergentes."
Fuente:
BBC Ciencia

3 de octubre de 2013

La guerra es la madre de la civilización, según un modelo matemático

Un modelo matemático muestra que la competencia entre sociedades fue el impulso evolutivo que llevó a las pequeñas tribus a unirse en grupos humanos gigantescos, anónimos y complejos como los actuales.


Ahora puede parecer algo normal, pero hasta hace muy poco, nadie dejaba decisiones fundamentales para su vida en manos de desconocidos que vivían en ciudades lejanas. La cercanía del jefe de la tribu y la familiaridad con todos los miembros de una sociedad pequeña tiene valores que no se abandonarían sin un buen motivo. Esa fuerza que impulsó a los pequeños grupos humanos a fundirse en sociedades descomunales y anónimas fue, según un nuevo estudio, la guerra.

Esta conclusión es parte de un análisis realizado a partir de un modelo matemático que hoy se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geografía, la ecología o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y añadiendo un mecanismo de evolución cultural, recrearon un periodo de 3.000 años, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que después se cotejó con el registro histórico. El modelo fue capaz de predecir cuándo y dónde surgirían las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tamaño con un 65% de acierto.

Competición y lucha

Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusión de tecnología militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reducía al 16%. Según los autores, esta es una muestra de que la aparición y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competición que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento bélico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor número de sus miembros, se impondrán a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.

El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesión de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmación optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades científicas del Instituto Nacional para la Síntesis Matemática y Biológica, afirma que “explicar los sucesos históricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.

De momento, gracias a su simulación han observado cómo la presión de otras sociedades empujó a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilización. Las sociedades agrarias, que habían surgido en regiones apropiadas, como las fértiles cuencas de los ríos Nilo, Tigris y Eúfrates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus nómadas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnología de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballería pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas características ecológicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.

La competición y el intercambio tecnológico entre ambos tipos de sociedad favoreció la aparición de grandes instituciones y burócratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competición entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no había mucha elección. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ejércitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producción de bienes muy organizados.

Además de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinación de los datos históricos disponibles y la teoría evolutiva puede desempeñar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evolución cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hipótesis frente a la historia real y averiguar así si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y más importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el artículo publicado en PNAS con la difusión de la tecnología militar, permite comparar el valor de hipótesis alternativas para explicar unos datos concretos.

Tomado de:

25 de septiembre de 2013

El mapa de la actividad del genoma

Arte con el ADN del comprador | Diego Sinova

Arte con el ADN del comprador | Diego Sinova

  • Un equipo internacional secuencia el ARN de 462 individuos
  • El hallazgo abre la puerta a monitorizar diagnósticos y tratamientos
En muchos sentidos, el organismo humano se parece a un ordenador. Toda la información básica para su desarrollo y su funcionamiento se almacena en un disco duro muy especial, el ADN, que para convertir en útiles todos los datos que contiene, necesita la ayuda de un sistema que los traduzca, transfiera y ejecute: el ARN.

Hace años, el papel del ARN fue eclipsado por las esperanzas puestas en el ADN, considerado el auténtico 'mapa de la vida'. Sin embargo, cada día está más claro que comprender su labor es fundamental si se quieren desenmarañar todos los misterios que esconde el genoma.

Por ejemplo, el ARN es clave para comprender por qué nuestros genes se 'apagan' o 'encienden' a lo largo de la vida y, en última instancia, para saber por qué nuestro genoma nos hace más o menos susceptibles de sufrir una enfermedad.

Aunque es mucho todavía lo que se desconoce sobre este ácido ribonucleico, un equipo internacional con participación española ha ayudado a sacarlo un poco más a la luz. Según publican las revistas 'Nature' y 'Nature Biotechnology', estos científicos de nueve centros europeos han descrito el repertorio más completo hasta la fecha de los perfiles de expresión génica; es decir, han podido enlazar la información del ADN con la actividad funcional de estos genes, creando el primer mapa que señala las causas de las diferencias entre la actividad de los genes entre individuos.
"Esto nos permite comenzar a entender realmente este campo de la biología", explica a ELMUNDO.es Xavier Estivill, jefe de grupo del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona y uno de los firmantes españoles del trabajo.

El trabajo, continúa, "ha demostrado la gran variación genética que influye en la regulación de nuestros genes", aunque permitirá construir unas 'leyes generales' sobre el funcionamiento del genoma humano.

Conocer este amplísimo catálogo puede ser muy importante para comprender los mecanismos que causan las enfermedades o para desarrollar tratamientos en el futuro, señala Estivill, quien reconoce que "se trata de una tarea muy compleja que exige un gran esfuerzo colectivo".

Para llegar a las conclusiones que publica esta semana 'Nature', el consorcio internacional con el que también han colaborado el Centro Nacional de Análisis Genómico de Barcelona y la Universidad de Santiago de Compostela, secuenció el ARN de células de 462 individuos que habían participado en el marco del proyecto '1.000 genomas'. Esto ha permitido añadir al mayor catálogo de genomas humanos con el que cuenta la ciencia una interpretación funcional de sus datos.

"Hasta ahora no había podido hacerse algo de estas dimensiones porque, mientras que el ADN es más estable, el ARN varía muchísimo entre células", explica Estivill, cuyo equipo ha utilizado técnicas de secuenciación de última generación.

El siguiente paso en la investigación, comenta el especialista del CRG, es realizar una disección completa de todos los tipos celulares y en distintas condiciones fisiológicas y patológicas para afrontar "el desafío de ligar esa información con perfiles metabólicos o proteicos".

"Por ejemplo, en una enfermedad que tiene un curso clínico que puede ser variable, como pueden ser los trastornos psiquiátricos, saber cómo son los perfiles de expresión y ver cómo cambian a lo largo del curso de la enfermedad puede ser muy importante para indicar o no un determinado tratamiento farmacológico", señala Estivill.

"Hasta ahora, sólo podíamos obtener una radiografía de la vida molecular de los individuos. Pero, ahora, se abre la puerta a que podamos empezar a verla como una película", ejemplifica.

Aunque no habla de plazos, para el especialista catalán este hallazgo puede suponer "un cambio sustancial" en el abordaje de la Medicina. "Hemos de ser capaces de tener respuestas para los cambios funcionales que suceden en nuestro organismo".

Y, aunque el camino es largo, el avance científico ya "nos aporta las técnicas que nos permiten ver esos perfiles y, a partir de ahí, tomar decisiones terapéuticas", concluye.

Todos los datos obtenidos en este proyecto, denominado GEUVADIS, están disponibles de forma gratuita para toda la comunidad científica. El acceso abierto a los datos pretende que otros investigadores vuelvan a explorar y analizar los datos desde distintas perspectivas.

Fuente:

El Mundo Ciencia

22 de septiembre de 2013

¡Explican cómo ganar dinero trabajando poco!

¿Estás cansado de trabajar tanto? La ciencia viene en nuestra ayuda. Aplicando algo tan sencillo como el Principio de Pareto podrás holgazanear de lo lindo, sin que esto haga mella visible en el rendimiento de tus actividades. Eso sí, al menos tendrás que tomarte el trabajo de leer este artículo.

Wilfredo Pareto fue un sociólogo, filósofo y economista italiano. Nació en 1848, y fue a principio del siglo XX que, analizando la distribución de la riqueza en Italia, enunció la génesis de su famoso principio: el 20% de los habitantes poseía el 80% de las propiedades. Una clara injusticia social.

Puesto a analizar en detalle, Pareto pudo ver que este tipo de distribución 80/20 se daba en muchísimos casos: la realidad contradecía gran parte de las teorías económicas del Estado de Bienestar. Claro que estos son valores estimativos de alta variabilidad, pero dan una idea del posible efecto que puede tener la aplicación de la regla.

Tiempo después fue Joseph Juran, un consultor Rumano quien, al analizar la obra de Pareto, vio el potencial de su Principio y lo amplió a otras áreas, como el control de calidad. Siempre con la misma ecuación. Con el tiempo, el concepto se generalizó a y actualmente se lo conoce como el Principio de Pareto o la “regla del 80/20“.



Aquí arriba vemos un ejemplo de un diagrama de Pareto, en donde se superponen dos elementos: un gráfico de barras, en donde estas fueron reorganizadas para graficarse de menor a mayor en función de qué porcentaje del total es afectado por cada elemento, y la curva acumulada de porcentuales, que toma una forma pseudo-logarítimica. Podemos ver cómo, a medida que avanzamos en el porcentaje de esfuerzo (eje X), el incremento del resultado es cada vez menor (eje Y). De hecho, para la mitad del gráfico ya se alcanzó el 80%.

Pareto lo llamaba también (hablando de los datos) como “pocos vitales y muchos triviales“. Claro que hay algunas áreas en donde la aplicación de esta regla no sería muy segura. Por ejemplo, no querríamos que los técnicos que revisan las turbinas de los aviones se tomen una cerveza mientras las verifican. Aquí cada mínimo detalle importa.

Una pregunta inevitable es: ¿cómo sabemos que estamos enfocándonos en ese 20% de actividades que nos maximizarán resultados? En el blog “Spiritize” se detallan algunos puntos clave:
  • Estamos concentrándonos en una actividad en donde usamos nuestra creatividad.
  • Delegamos las tareas que no nos gustan o en las que no somos buenos.
  • Lo que hacemos nos hace sentir bien, porque es lo que queremos hacer y nos lleva al objetivo.
  • Hacemos cosas que nos gustaría “dejar para mañana”, pero sabemos que son esenciales.
A su vez, nos dan algunos ejemplos de categorías:
  • El 20% de las personas que conocemos suelen darnos el 80% del total de afecto y satisfacción.
  • En los negocios, el 20% de los clientes suelen generar el 80% de los ingresos.

He aquí algunos ejemplos prácticos de la aplicación de la regla (tomados de masticao.com):







Fuente:

NeoTeo

22 de agosto de 2013

Noam Chomsky: "El objetivo de la educación" (Video)


Noam Chomsky discute el objetivo de la educación, el impacto de la tecnología, y si la educación debe ser percibida como un costo o como una inversión, así como el valor de las evaluaciones estandarizadas. Entrevista presentada en la Conferencia Aprendizaje sin Fronteras (Learning Without Frontiers Conference) , el 25 de Enero de 2012 en Londres.(Vía YouTube) .


Humanos construyendo la humanidad (2)

Los humanos humanizados, al igual que los otros animales, también somos productos del azar, como todo lo que nos rodea. Nuestra racionalidad puede ser  nuestra sentencia de muerte consciente, ya que ha nacido de la autoprospección. Sin embargo, parece ser que no hay otro rumbo posible. Deberemos pues profundizar sobre cómo se ha producido esta situación, para ser capaces de preguntarnos el por qué del todo, si es que esto es posible, más allá de la especulación metafísica o de un voluntarismo quimérico.

La racionalidad nos construye y nos destruye de forma sincrónica. Probablemente sea nuestra tabla de salvación cuando la mar se embravezca aún más que las procelosas aguas que conocemos los humanes actuales. Más allá de ella, sólo lo metafísico nos habla de un mundo difícil de admitir como propuesta de futuro, para una humanidad consciente.

La evolución es algo que aún no comprendemos en su totalidad, aunque ya entendemos algunos de sus mecanismos básicos; desde mi perspectiva, aún pocos. Supongo que este es el objetivo: avanzar en saber lo que somos de manera esencial y cómo se ha construido esta esencialidad.

Náufrago

La humanidad en evolución puede ser representada por un náufrago encima de una tabla flotando en medio del infinito océano.


Más allá de la selección natural, mecanismo incontestable de funcionamiento de la vida de acuerdo con el conocimiento actual, está nuestra capacidad de adaptación, que ninguna ley es capaz de establecer empíricamente. Existen demasiados parámetros para que esto sea exactamente así. Con esto no quiero decir que Darwin no tenía razón, sino que no tenemos una teoría unificada que lo explique todo. Sin ella, aún no somos seres autoconscientes de verdad por más evolucionistas que seamos. Seguimos persiguiendo la ilusión de intentar saber quiénes somos.

Explorar nuestro pasado y entender nuestro presente forman parte de la construcción de nuestro futuro, pero si desconocemos quienes somos no podemos acertar en saber lo que queremos. Por eso mismo podemos desaparecer dejando solamente lo que hemos sido, sin llegar a poder entender qué podríamos ser. Probablemente hemos de ir más allá de lo que es humano para poder humanizarnos.

La duda metódica

El conocimiento, a priori, es una forma de intuición donde racionalidad e irracionalidad convergen. Es por eso que se muestra trascendental. No puede haber una crítica a la razón pura, para construir lo inexplicable, que no sea una autocrítica de lo que mezcla consciente e inconsciente. Una vez más, Kant lo escribió, pero probablemente tampoco lo entendió del todo. Puede que fuera un ejercicio tautológico importante y como consecuencia que la conclusión no tenga principio ni final. Aún no tenemos teoría unificada del conocimiento científico. Afortunadamente para la ciencia, esto quiere decir que nos queda mucho camino.

La duda metódica no nos sirve para establecer los parámetros de la futura epistemología de nuestra razón evolutiva como humanos proyectados hacia la transhumanidad. Descartes descansa y se convierte en poso que descansa en el fondo de nuestra consciencia cultural. No hay mucho más que decir del progreso filosófico seminal, hasta que rompamos la dicotomía en nuestra existencia animal y humana.

Fuente:

El Mundo Ciencia

Humanos construyendo la humanidad (1)

La ciencia tiene que contribuir a darnos la respuesta sobre quiénes somos. Sólo lo sabremos todo cuando podamos reconstruir por ingeniería inversa nuestro pasado y predecir el futuro con la información del presente. Probablemente, hasta que lleguemos a la sociedad del pensamiento esto no será posible.

Estamos en el camino de las respuestas a las grandes preguntas. El conocimiento, cada vez más aplicado, lo permite. Eso no quiere decir que ya podamos responder a todo,  pero tampoco significa que no hayamos avanzado, y mucho, en este terreno. De una idea creacionista dominante y dominadora hemos pasado a una teoría bien construida:   la teoría de la evolución es la clave. Esto es un hecho; una realidad incontestable.



La ciencia nos humaniza en cuanto construye la realidad a partir de lo que es contrastable y no de lo que no lo es.


La geología, la botánica, la arqueología, la antropología, la genética, etc. Ciencias de la vida y de la tierra tienen capacidad de intersección con las ciencias sociales. Todas juntas pueden darnos una visión holística de lo que hemos sido y somos, también probablemente de lo que seremos cuando nuestra especie atraviese las fronteras del conocimiento aplicado y avancemos de manera estratégica hacia la transhumanidad.

Sin embargo,  a pesar de todo lo que hemos dicho, los humanos aún no hemos conseguido una  autoconciencia sobre nuestro proceso de hominización. Y aún menos sobre nuestra humanización.   No os preguntéis el por qué, hemos tenido tiempo suficiente. Nuestra especie, Homo sapiens, navega perdida en el océano del  espacio tiempo.

De dónde venimos

Ni Hegel, ni Kant, ni los  filósofos más geniales que les precedieron, como los naturalistas griegos, todos ellos grandes pensadores, que a pesar de todo lo que nos han aportado teóricamente, no  han sido capaces de abrir una fisura por la que pudiéramos empezar a entender de dónde venimos, quiénes somos, hacia dónde vamos y qué es lo que queremos como especie.

Ni la filosofía ni la sociología ni la teología, nos acercan a lo que somos; la ciencia lo intenta. Ésta se desmarca de lo holístico,  por vago, y sólo quiere comprender empíricamente los problemas, intenta contestar después de haber problematizado.  Esto no quiere decir que no tenga voluntad holística.

La ciencia se basa en algo simple: interrogarse sobre todo para poder explicar y descubrir la naturaleza, su estructura y su funcionamiento. Nos hace humanos gracias a su método,  basado en lo empírico y no en la especulación, pero no ha resuelto hasta ahora las preguntas seminales, aunque está en ello. Probablemente, en el futuro próximo, sin ciencia no habrá pensamiento.

Interrogarse sobre todo

Descubrimiento de leyes, contrastación y demarcación de hipótesis y formulación de teorías. Este es el aparato que consolida nuestro trabajo como especimenes humanos que nos dedicamos precisamente a construir y experimentar en los procesos que nos han conducido hasta donde estamos y ser quienes somos.

La ciencia nos humaniza en cuanto construye la realidad a partir de lo que es contrastable y no de lo que no lo es. El principio aristotélico de lo que es, es,  y lo que no es, no es, sigue siendo valido para nuestra humanidad. No hay excepción en la explicación de los fenómenos que la ciencia contrasta, y si la hay, ya no hay ciencia, dado que el fenómeno no es universal y experimentalmente repetible.

Fuente:

El Mundo Ciencia

19 de mayo de 2013

Los primates 'futboleros' (o el origen de la afición por el deporte)

Una aficionada del Atlético antes de la final de la Copa del Rey.| Afp
Una aficionada del Atlético antes de la final de la Copa del Rey.| Afp
Los deportes se han convertido en algo tan cotidiano que rara vez nos preguntamos cuál es el origen de la tendencia universal que existe a involucrarnos en este tipo de actividades y competiciones. Los humanos somos unos primates muy juguetones, capaces de enfrascarnos en una actividad lúdica en cualquier momento y lugar.

Gracias a las observaciones del comportamiento animal, sabemos que el deporte se desarrolló a partir del juego. Los primates entrenamos habilidades motoras y sociales fundamentales cuando jugamos. Practicarlo uno mismo o ver a otros hacerlo, conecta a la perfección con esta actitud tan característica de los primates.

Pero en torno al fenómeno social del fútbol, podemos analizar comportamientos muy complejos que han sido vitales en nuestra supervivencia, así como también en el desarrollo social de nuestra especie.

Convertirse en un buen cazador y guerrero

Cristiano Ronaldo y Leo Messi. | Quique García.
Cristiano Ronaldo y Leo Messi

Para comenzar, los antropólogos creemos que la práctica del deporte en sí misma es un método muy eficaz para desarrollar las capacidades que eran necesarias hace miles de años para ser un buen cazador y guerrero. Correr más rápido, arrojar lanzas a gran distancia, perseguir a otro o ser muy ágil, eran habilidades muy deseadas. Aquellos que las poseían, adquirían un mayor estatus debido a la importante función que desempañaban para la supervivencia del grupo.

Este es el origen de nuestra fascinación por personajes como Leo Messi o Cristiano Ronaldo. De vivir aún en el paleolítico, todos los querríamos tener como aliados en nuestra tribu. Se cree esta es la razón que explica por qué los hombres dedicamos más tiempo a observar cómo otros hacen deporte. Los machos, de esta forma, evaluamos las fortaleza y debilidades, de posibles aliados o rivales.

La identidad como tribu

Pero a medida que hemos evolucionado como especie, nuestra supervivencia ya no depende tanto de las capacidades físicas. Los deportes han adquirido otros significados culturales. Más recientemente, el deporte también posee una dimensión política y ritual. En los estadios de fútbol, por ejemplo, la afición hace gala de su identidad como tribu, que normalmente se define en oposición a otra. Los cantos e himnos, los colores del equipo, las bufandas y un sin fin de elementos más, constituyen los símbolos que llaman a la unidad.

En unos experimentos recientes, se colocaba a un grupo de personas en una sala durante media hora y se les hacía cantar al unísono. En otra sala, un número idéntico de sujetos pasaron el tiempo hablando entre ellos. Luego se comparó la percepción que tenían de sí mismos como grupo. Los resultados demostraron que los integrantes del primero se sentían más unidos y vinculados los unos con los otros.

Los jugadores son los representantes de la tribu ante otras tribus. Son la 'élite guerrera' del barrio, ciudad, región o país. Por eso nos sentimos más identificados y nos involucramos más cuando los futbolistas provienen de la cantera. Por el contrario, cuando un jugador abandona el equipo para irse a otro mejor, lo percibimos como la peor de las traiciones. La lealtad es fundamental en las relaciones con otros primates, tanto para los humanos como los no humanos.

Canalización de la violencia

Otra función importante es la canalización de la violencia. La tensión y los conflictos 'inter-tribales' existentes se trasladan a la competición deportiva. La oposición es visible en todos los escenarios del estadio: vestuarios, banquillos, gradas, tribunas, etc.

Aficionados durante la semifinal de la Copa del Rey Barcelona-Real Madrid.| Jordi Soteras
Aficionados durante la semifinal de la Copa del Rey Barcelona-Real Madrid

La afición es una de las partes fundamentales de la representación. Los insultos que lanzan contra jugadores, árbitros e hinchas rivales son una manifestación del conflicto y suponen un desahogo para los miembros de la tribu.

Los deportes no son la solución a los problemas del mundo pero cumplen funciones sociales importantes en la vida social del ser humano desde tiempos remotos y probablemente lo continuarán haciendo por mucho más. Al contrario de lo que algunos creen, son algo más que puro entretenimiento.

Fuente:

El Mundo Ciencia

2 de abril de 2013

¿Y si las diferencias de género se deben a la prosperidad y no a la “opresión”?

Los hombres y las mujeres no son de distintos planetas, pero algunas diferencias evolutivas en los rasgos de la personalidad ayudan a explicar por qué seguimos teniendo preferencias diferentes. Paradójicamente, últimos estudios muestran que las condiciones de la sociedad moderna están haciendo que la brecha de género en la personalidad se incremente.


Harald Eia

Harald Eia

En 2010 la televisión noruega emitió Hjernevask (“Lavado de cerebro”) una impresionante serie de siete documentales que cubrían diferentes aspectos del debate entre naturaleza y cultura, entre ellos la “paradoja de la igualdad de género”. Gracias a un estilo televisivamente desenfadado (similar al español “Salvados”, para entendernos), pero apoyándose en sólidas críticas científicas, la serie dirigida por el cómico Harald Eia consiguió alimentar la controversia pública y según algunas informaciones incluso podría haber contribuido a que el Instituto Nórdico de Género (NIKK) atravesara por un periodo de incertidumbre financiera.

¿Por qué en el país más igualitario de la tierra, según el Global Gender Gap Report, todavía hay un 90% de ingenieros, o un 90% de enfermeras? Quizás las políticas igualitarias y la mentalidad social no han progresado lo suficiente, o quizás es que las expectativas igualitarias extremas no se fundamentan en una teoría sólida de la naturaleza humana y de las diferencias sexuales.

Quizás las diferencias en las elecciones profesionales no se deban a las políticas, sino a diferencias naturales de la personalidad. Existe ya una considerable acumulación de evidencias que apuntan a que las diferencias en aversión al riesgo y rasgos de personalidad como la ansiedad o la neurosis pueden detectarse en la infancia, se mantienen estables en la vida adulta y son capaces de predecir diferencias en el comportamiento de los sexos en aspectos tan variados como la salud, las conductas relacionadas con el ocio y las preferencias laborales.

"Lavado de cerebro" (2010)

“Lavado de cerebro” (2010)

Como explican Schmitt y sus colegas (2008), estas diferencias sin embargo no son uniformes y varían mucho de cultura en cultura. Sorprendentemente, sin embargo, lo que se ha averiguado es que las diferencias en los rasgos de personalidad son mayores, no menores, en las sociedades prósperas, saludables, menos opresivamente patriarcales y más igualitarias. Si este hallazgo es realmente sólido, es difícil imaginar una contribución más decisiva en las ciencias sociales al debate sobre las diferencias de género.
Tanto en los datos de auto-informes y procedentes de otros, las culturas asiáticas y africanas generalmente muestran las diferencias de sexo más pequeñas, mientras que las culturas europeas y norteamericanas, en las cuales los standard de vida y de equidad de género son por lo general mayores, muestran las mayores diferencias (McRae et al., 2005). Con la mejora en la riqueza nacional y en la igualdad de los sexos, parece que las diferencias entre hombres y mujeres en rasgos de personalidad no disminuyen. Por el contrario, las diferencias se hacen considerablemente más grandes.
Estas son la principales conclusiones que ratifica un trabajo publicado por David Schmitt y sus compañeros en Journal of Personality and Social Psychology (2008), basado en una base de datos recolectados en 55 países diferentes, incluyendo culturas europeas y no europeas, modernas y tradicionales, occidentales y orientales.

Construccionismo social Vs Psicología evolucionista

Hasta el momento, la explicación favorita de los científicos sociales, donde el construccionismo social es un modelo dominante, es que las diferencias de sexo a través de las culturas se deben a los roles sociales. Según el modelo de roles sociales, las diferencias de sexo resultan de la exposición a los roles de socialización, “un proceso en el que la cultura define los modos apropiados de pensar, sentir y comportarse para hombres y mujeres”, en consecuencia, se espera que a medida que las sociedades se vuelven más igualitarias y “progresistas”, las diferencias de sexo en la personalidad disminuyan.

Este modelo realmente tiene un tortuoso trabajo que hacer para explicar que la prosperidad y la igualdad sean responsables de más, no de menos diferencias de personalidad entre hombres y mujeres.

Quizás la explicación radica en la evolución de las diferencias sexuales, no en los roles sociales y en el papel de la socialización exclusivamente. Según este punto de vista, se esperan diferencias entre hombres y mujeres “en dominios en los que se hayan enfrentado con problemas adaptativos diferentes a lo largo de la historia evolutiva”. En particular, se piensa desde Trivers en que las diferencias en los niveles de inversión parental son justamente las responsables de que los hombres estén más dispuestos a tomar riesgos o a buscar posiciones de dominio social, mientras que las mujeres tienden a ser naturalmente más cautelosas y a estar más preocupadas por el cuidado de los niños.

De vuelta a la sabana

Para intentar explicar estas diferencias adaptativas, los psicólogos evolucionistas parten de la llamada “teoría del desajuste evolutivo” o “hipótesis de la sabana”. Según esta aproximación, las diferencias en la variación de los rasgos de personalidad a través de las culturas se debería “al grado de desajuste entre las condiciones medioambientales modernas y aquellas en las que evolucionaron los primeros humanos, es decir, en los entornos de los cazadores recolectores”. La hipótesis de la sabana predice que “cuando los entornos contemporáneos son diferentes a los entornos de los cazadores-recolectores, el desarrollo de las diferencias psicológicas innatas puede ser obstruído”.

A primera vista, los entornos contemporáneos nos parecen bastante alejados del ambiente adaptativo ancestral, en comparación con los entornos anteriores a la modernidad que normalmente consideramos “tradicionales”. Pero esta impresión puede ser errónea. Las sociedades contemporáneas podrían estar de hecho más próximas al paisaje adaptativo ancestral que las sociedades agrícolas típicas de los últimos miles de años. Psicológicamente hablando, las sociedades modernas podrían estar mandándonos de vuelta a la sabana:
De acuerdo con la hipótesis curvilineal de la variación cultural (Schmitt, 2005), los modernos estados-nación podrían estar psicológicamente más próximos a las culturas de cazadores y recolectores que las culturas agrícolas o pastorales menos desarrolladas. Las culturas agrícolas y pastorales, con disparidades enormes en la distribución de recursos, aislamiento familiar y relativa desigualdad de género, podría representar la mayor desviación psicológica de nuestro pasado como cazadores y recolectores.
Esta hipótesis “curvilineal” sería consistente con el hallazgo de que la personalidad de los sexos diverge a medida que una sociedad es más próspera y políticamente igualitaria. En sociedades donde la vida es más difícil, “donde la longevidad es amenazada por una pobre salud, o donde las personas sufren de estrecheces económicas, el desarrollo de los rasgos propios de la personalidad está más restringido”, mientras que, como apunta Christina Hoff Sommers, allí donde hay más ocasiones para el desarrollo, la “riqueza, la libertad y la educación dan poder a los hombres y las mujeres para que sean lo que son”. Paradójicamente, una pareja de la igualitaria Noruega tendría hoy más probabilidades de desarrollar rasgos de personalidad diferentes que una pareja que viva en una sociedad patriarcal africana.

Tomado de:

La Tercera Cultiura

20 de marzo de 2013

El equivalente sociobiológico de la ecuación de Einstein o el origen de la bondad humana

Una de las ecuaciones más famosas y fundamentales de la física es indudablemente E = mc2. El equivalente sociobiológico de dicha ecuación sería rb > c, o la idea de la selección de parentesco planteada por primera vez por el biólogo inglés J. B. S. Haldane en 1955 (la teoría completa la establecería William D. Hamilton en 1964).

La ecuación se traduce como sigue: un alelo que prescribe altruismo aumentará de frecuencia en una población si el beneficio (b) para el receptor del altruismo, multiplicado por r, el grado de parentesco con el altruista, es mayor que el coste para el altruista ©.

Abunda en ello Edward O. Wilson en su libro La conquista social de la Tierra:
El parámetro r, tal como lo expresaron originalmente Haldane y Hamilton, es la fracción de la genealogía común. Por ejemplo, el altruismo evolucionará si el beneficio para un hermano o hermana es 2 veces el coste para el altruista (r = ½) o 8 veces para un primo hermano (r = 1/8). Para exponer esta idea con un ejemplo sencillo, uno promoverá el gen altruista que posee si altruistamente no tiene hijos, pero si su hermana más que duplica el número de hijos que ella tiene como resultado del altruismo del hermano hacia ella.
O dicho de otro modo: el altruismo es una suerte de egoísmo camuflado, la mayor parte de las veces (en ese sentido, definir qué es un comportamiento altruista o egoísta resulta imposible porque no conocemos qué subyace en dicho comportamiento… ni siquiera el autor del mismo: por ejemplo, pudiéramos ser altruistas con los desconocidos para labrarnos una buena reputación).

O como lo expresó más jocosamente Haldane, él “daría su vida por dos hermanos o por ocho primos”. Pero dejando a un lado el chascarrillo, el propio Haldane es quien mejor puede explicarnos qué es la selección natural por parentesco:
Supongamos que el lector porta un gen raro que afecta a su comportamiento de manera que se lanza a un río crecido y salva a un niño, pero hay una probabilidad entre diez de que se ahogue, mientras que yo no poseo dicho gen y me quedo en la orilla mirando cómo el niño se ahoga. Si el niño es el hijo del lector, o su hermano o hermana, hay una probabilidad del 50 por ciento de que el niño también tenga el gen, de manera que se salvarán cinco de tales genes en los niños por cada uno que se pierda en un adulto. Si el lector salva a un nieto o sobrino, la ventaja es solo de dos y medio a uno. Si solo salva a un primo hermano, el efecto es muy reducido. Si intenta salvar a un primo segundo, la población tiene más probabilidades de perder este valioso gen que de ganarlo. Pero en las dos ocasiones en las que he sacado del agua a gente que posiblemente se hubiera ahogado (a un riesgo infinitesimal para mí) no tuve tiempo de hacer tales cálculos. Los hombres del Paleolítico no los hacían. Es claro que los genes producen conductas de este tipo solo tendrían posibilidad de extenderse en poblaciones relativamente pequeñas en las que la mayoría de los niños fueran parientes bastante próximos del hombre que arriesgó su vida. No es fácil ver de qué manera, excepto en poblaciones pequeñas, que dichos genes pudieran haberse establecido. Desde luego, las condiciones son incluso mejores en una comunidad como una colmena o un hormiguero, cuyos miembros son todos literalmente hermanos y hermanas.
Más información | No somos ni buenos ni malos: somos las dos cosas

Fuente:

Xakata Ciencia

19 de marzo de 2013

Evolución y sociabilidad (2)

Todos los epifenómenos en el mundo animal tienen una explicación causal y, por lo tanto, lógica y científica. En el proceso evolutivo, se dan las condiciones de cambio endógenas y exógenas, que sometidas a la presión selectiva, acaban conformando y dando la variedad y la diversidad orgánica. Pequeñas modificaciones en la adaptación, pequeños cambios genéticos, pueden desembocar en comportamientos que acaban siendo adquisiciones de gran importancia.

El paso de la no sociabilidad como propiedad adaptativa, a la sociabilidad y el incremento constate de la misma en los primates, tiene una importancia única. Para mí, este es el motor de cambio, cómo pre-adaptaciones son seleccionadas y producen efectos exponenciales de cambio.

Cooperación

La sociabilidad es un fenómeno necesario para la adaptación de miles de especies en el mundo y constituye, junto a la simbiosis, una estructura evolutiva de carácter cooperador única. Como respuesta a un medio hostil o a la competencia extra-específica, representa un logro evolutivo sin el que la humanización no existiría.

Así pues, cómo la emergencia de la sociabilidad en el mundo animal ha marcado el posterior funcionamiento de diferentes especies, debe ser analizado con profundidad para poder entender la importancia, una vez más, de este comportamiento compartido por distintos órdenes y géneros.

Un hecho muy humano

En mi opinión, la manera cómo se ha socializado esta emergencia ha sido lo que ha producido el efecto de adquisición humana admirable. Además, también es importante la forma cómo se ha extendido en el espacio, seguramente a través de prueba y error, flujo y reflujo. Pero lo más importante es cuál ha sido el factor que ha convertido este comportamiento en un hecho muy humano y humanizado.

Con mucha probabilidad, en las sabanas africanas, el comportamiento social se acelera como consecuencia de la necesidad de defensa en el territorio. La construcción de nidos por primates, como mantenía el profesor Sabaté Pi,  también nos puede ayudar a entender la necesidad de construcción de un espacio de protección que cuando se hace más permanente puede hacer arraigar un grupo en un territorio. Los humanos lo empezamos a hacer desde el origen del género.

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi en un acte d'homenatge organitzat per l'IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) i entitats de La Sagrera

La protección del grupo como respuesta colectiva y la competencia con otros gruposnos dan la clave para poder entender que en un momento determinado existe una presión para que la especialización de las relaciones entre los homínidos de una banda dé un salto exponencial y todo cambie. Yo lo llamaría socialización inteligente y estaría relacionada con el crecimiento del cerebro.

Por lo tanto, soy de la opinión, una vez más, que capacidad técnica y la socialización de ésta cambia la relación de las bandas, primero entre ellos y después con respecto al propio medio, hace ya 1,8 millones de años. El aumento del cerebro es una consecuencia de la evolución integrada y la retroalimentación entre los genes y la conducta gastronómica y social.

Fuente:

Sapiens (El Mundo)

Evolución y sociabilidad (1)

Entre los organismos que evolucionan de manera especial nos hallamos nosotros,  los Homo sapiens, un compendio de síntesis catalíticas que nos han llevado a la autocatálisis y a ser lo que somos, una singularidad cósmica del sistema solar. Sí, nosotros somos un experimento de las leyes de la naturaleza y, por lo tanto, una expresión más de las mutaciones y de la selección natural, como ya hemos planteado en numerosos escritos.

Pero en este post vamos ha hablar de una propiedad que de manera emergente, y después socializada, ha hecho posible el aumento de nuestra complejidad y la aparición y consolidación del conocimiento y del pensamiento como algo singular en nuestra forma de adaptarnos. La eusociabilidad, el ser animales con comportamiento social, probablemente ha sido fundamental en la construcción del Homo sapiens, como también lo ha sido en otros órdenes, géneros y especies del reino animal, con los que compartimos esta adquisición.

Homo sapiens

Homo sapiens, nuestra especie

Los animales eusociales necesitamos unos de otros continuamente para poder soportar la selección natural con éxito, por tanto, el altruismo, la división del trabajo y la cooperación son básicos en la adaptación de las especies que subimos al umbral del incremento de sociabilidad. Los humanos lo hemos hecho exponencialmente a través de la tecnología socializada.

Miles de especies de insectos, aves y mamíferos que viven en el planeta tierra, tienen comportamiento eusocial, lo que  les permite organizarse y reproducirse de manera que, sin esta actitud, que posibilita el aumento de sociabilidad, se les hace imposible crear nuevas colonias o ampliar las bandas en los territorios y prosperar. Así que, tanto vertebrados como invertebrados tienen esta propiedad en su génesis adaptativa, desde hace decenas o centenares de millones de años y otros, como los humanos, algunos millones.

Compartir preadaptaciones que después se desarrollan y se hacen fundamentales nos facilita establecer la relación entre distintos grupos de organismos y saber cuáles son los factores limitantes de los mismos. También nos permite saber que se llega a comportamientos parecidos a partir de distintas necesidades y estrategias.

La conducta social

Ser animales sociales es la respuesta a presiones selectivas muy importantes en nuestros entornos, de manera que es una adquisición fundamental cuando se dan cambios de clima y transformaciones en el medio, que obligan a gastar más energía para adaptarse. La conducta social, por ello, tiene que ser entendida como cualquier otra conducta, pues se trata de un proceso evolutivo para poder soportar la selección natural.

¿Qué tiene de particular nuestra conducta social respecto a la de otros organismos en el planeta? Pienso que esta es la cuestión que deberíamos contestar para poder establecer las bases de una teoría de la evolución social de nuestro género, pero más concretamente de nuestra especie.

Fuente:

Sapiens (El Mundo)

15 de marzo de 2013

Historia: "Viajar a demasiada velocidad no es bueno"


Correo postal
Resulta asombroso comprobar que hasta hace muy poco el ser humano no era capaz de desplazarse con relativa rapidez por el mundo. Antes de que eso fuera factible, de hecho, los mensajes sí que lo hacían, que era como transportar una parte de uno mismo sin tener que despeinarse: mucho antes del telégrafo o las palomas mensajeras, por ejemplo, se llegaron a usar telégrafos ópticos consistentes en atalayas con fuegos, al estilo El señor de los anillos: Podéis leer más sobre ello en Recorriendo el fuego griego al estilo de ‘El señor de los anillos’ en plena guerra de Troya.

Además, viajar rápido no solo era imposible sino que se creía que resultaba perjudicial para la salud: en tiempos pretéritos, moverse rápido era el equivalente a viajar a la Luna. 

Por ejemplo, en agosto de 1784, John Palmer creó un servicio de carruajes rápidos para el correo urgente entre Bath y Londres (una distancia de alrededor de 160 km), que reducía el tiempo de recorrido de 38 a 16 horas (unos tiempos en los que hoy en día, cualquiera de nosotros, podemos dar la vuelta al mundo). Sin embargo, en aquella época, un médico publicaría en Bath Argus: “El viaje regular a una velocidad tan prodigiosa provocará a buen seguro la muerte por apoplejía”.

Un siglo más tarde, los mismos temores se aducían a las velocidades mayores, con el advenimiento del ferrocarril. Por ejemplo, Dionysus Lardner, profesor de filosofía natural y astronomía del Colegio Universitario de Londres, publicó en 1830: “Viajar en ferrocarril a velocidad elevada no es posible porque los pasajeros, incapaces de respirar, morirían de asfixia.”

Un siglo después, de nuevo se repetían los mismos temores con velocidades mayores. John P. Lockhart-Mummery, miembro del Real Colegio de Cirujanos, en su libro de 1936 After US, advertía: “La aceleración que habrá de resultar del uso de cohetes dañará inevitablemente el cerebro sin posibilidad de curación.”

Tu radio vital

avion 

Durante la Edad Media, por ejemplo, la mayoría de la gente vivía, trabajaba, se casaba y moría sin alejarse nunca más de 30 kilómetros de su lugar de nacimiento, tal y como explica Matt Ridley en su libro El optimista racional.

Pero la mejor manera de ilustrar los cambios en la movilidad humana quizá es un estudio realizado por el epidemiólogo David Bradley (que también aparece en la obra de Ridley), que documentó los patrones de viaje de su bisabuelo, su abuelo, su padre y el suyo propio durante los 100 años anteriores a la década de 1990. El resultado fue el siguiente:

Bisabuelo: no salió nunca de un cuadrado de 40 por 40 km.

Abuelo: un cuadrado de 400 km.

Padre: viajó por toda Europa, cubriendo un cuadrado de 4.000 km.

El propio Bradley: se convirtió en trotamundos, cubriendo los 40.000 km de circunferencia de la Tierra.

A saber lo que nos esperan en el siglo XXI.
 
Fuente:
 
Xakata Ciencia
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