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18 de diciembre de 2017

No nacemos creyentes: un estudio concluye que la religión no tiene que ver con el pensamiento intuitivo o racional


Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford acaba de descartar que el sentimiento religioso esté relacionado con el pensamiento intuitivo. La conclusión echa por tierra no solo una convención de la psicología. Además descarta que la religiosidad sea algo con lo que nacemos.

Hasta ahora la psicología cognitiva explicaba el desarrollo del sentimiento religioso en el cerebro como un resultado del pensamiento intuitivo. En otras palabras, que las creencias religiosas surgen de manera intuitiva, y que las diferentes religiones canalizan una conclusión a la que las personas llegan de antemano siguiendo un proceso natural. Según esta hipótesis ampliamente aceptada, las personas creyentes son más intuitivas que analíticas.

Un equipo combinado de neurocientíficos, psicólogos y filósofos del Centro de Avances en Ciencias del Comportamiento en las Universidades de Coventry y Oxford ha examinado esa asunción realizando un estudio sobre un grupo de peregrinos del Camino de Santiago.

El estudio comenzaba entrevistando a los vountarios para determinar su grado de creencias religiosas y sobrenaturales. Después se les sometió a una larga batería de pruebas de lógica, matemáticas y probabilidad destinadas a analizar su grado de pensamiento intuitivo. Finalmente, se les sometió a un experimento no invasivo de electroestimulación sobre el gyrus frontal inferior, una zona del cerebro que se suponía estaba asociada a la inhibición de creencias sobrenaturales en personas ateas.

Ni uno solo de los experimentos permitió probar de manera concluyente la relación que se suponía entre sentimiento religioso y pensamiento intuitivo. Según el principal autor del estudio: Miguel Farías:
Qué nos impulsa a creer en dioses? ¿La intuición o la razón, el cerebro o el corazón? Existe un largo debate en torno a esta cuestión, pero nuestras conclusiones desafían la teoría de que las creencias religiosas estén determinadas por un pensamiento intuitivo o analítico. No creemos que las personas nazcan creyentes del mismo modo en que todas acaban aprendiendo de manera inevitable algún tipo de lenguaje.
Si no es intuitivo ni de nacimiento, ¿de dónde provienen los sentimientos religiosos? Farías apunta a factores sociales:
Los datos sociológicos e históricos de los que disponemos muestran que nuestras creencias se basan fundamentalmente en factores sociales y educativos, y no en diferencias cognitivas como la dicotomía entre pensamiento intuitivo o analítico. El sentimiento religioso se basa muy probablemente en la cultura de cada uno, no en algún tipo de intuición primitiva o corazonada.

Fuente:

Gizmodo
 

30 de octubre de 2017

La interesante alianza entre 'big data' y comportamiento social

Analizar el lenguaje en plataformas como las redes sociales supone conocer de primera mano el pulso de la sociedad.



El lenguaje es una de las fuentes más ricas de datos que tiene el ser humano. Es el reflejo del pensamiento y de lo que se quiere decir en cada momento. Por ello, analizarlo en plataformas como las redes sociales supone conocer de primera mano el pulso de la sociedad, qué piensa y cómo se posiciona sobre la actualidad. Una monitorización al uso de las redes puede ofrecer algunas pistas, pero no ahonda lo suficiente porque no estudia en profundidad el lenguaje, qué quiere decir la persona con esas palabras. 

Para realizar este análisis, uno de los métodos más precisos e incisivos actualmente es el procesamiento del lenguaje natural. Esta disciplina cuenta con décadas de investigación y ha desarrollado sistemas que analizan de manera precisa el contenido de un texto, pudiendo extraer el sentimiento o la opinión que se deriva del mismo, lo que llamamos análisis semántico.

A través de un procedimiento de extracción de significado pueden apreciarse las opiniones de los usuarios, si son positivas o negativas; las emociones con respecto a lo que cuentan; la intención del mensaje, si se trata de una queja o sugerencia, por ejemplo; e incluso el grado de concienciación midiendo la implicación de un usuario sobre un problema social derivado de sus manifestaciones sobre el mismo. El sistema del análisis de sentimientos detecta además temas o palabras representativas, clasifica por categoría y establece una serie de variables demográficas.

La característica de esta técnica que le confiere la categoría de tercera generación de este tipo de aplicaciones de monitorización es la introducción del análisis semántico. Este estudio semántico permite profundizar en los textos distinguiendo entre factores lingüísticos como la ironía, las metáforas o el mismo contexto de la conversación.

Además, la información recopilada en las monitorizaciones basadas en el análisis de sentimientos difiere en gran medida sobre la recogida en encuestas o estudios de mercados. Todos los datos recogidos sirven para conocer el comportamiento, las opiniones, el sentimiento de los usuarios sobre ciertos productos o temas sobre los que se lleve a cabo este exhaustivo análisis de una manera instantánea y espontánea. Los usuarios vierten en sus redes opiniones y reacciones más ajustadas a la realidad porque cuentan con una libertad que no la dan las encuestas, dónde la persona puede maquillar sus opiniones por distintos motivos.

El artículo completo en: El País (España)

16 de agosto de 2017

Las humanidades son el futuro de la economía digital y la tecnología

A los estudiantes universitarios de Humanidades se les plantea siempre la misma pregunta. La escuchan tan a menudo –y en boca de tanta gente– que sus títulos deberían llevarla impresa. Esa pregunta, que plantean amigos, asesores y familiares, es: "¿Qué piensas hacer con tu licenciatura?". Sin embargo, bien podría ser esta otra: "¿Para qué sirven las letras?".


Según tres nuevos libros, la respuesta es: "Para bastantes cosas". Desde Silicon Valley hasta el Pentágono, la gente empieza a darse cuenta de que para abordar con eficacia los mayores desafíos de la sociedad y la tecnología necesitamos pensar de manera crítica en su contexto e implicaciones humanas, algo para lo que precisamente están bien preparados los titulados "de letras". Puede llamarlo, en alusión a la película dirigida por Jeff Kanew, la venganza de los empollones del cine, la historia y la filosofía.

En The Fuzzy and the Techie, el inversor de capital riesgo Scott Hartley apunta a la "falsa dicotomía" entre las humanidades y las ciencias. Algunos líderes industriales proclaman a los cuatro vientos que estudiar cualquier cosa que no pertenezca a uno de los campos CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) supone un error si se quiere conseguir un puesto de trabajo dentro de la economía digital. Para muestra, una de las sentencias emitidas por el cofundador de Sun Microsystems, Vinod Khosla: "Tan solo una parte muy pequeña de lo que se enseña en el área de Humanidades hoy es relevante para el futuro".

Hartley cree que esta mentalidad "solo CTIM" se equivoca por completo. El principal problema es que anima a los alumnos a que sustituyan la visión vocacional de su educación por pensar solo en términos de los trabajos para los que se preparan. Pero las barreras de entrada para los puestos técnicos se están reduciendo también. Muchas tareas que antes requerían una formación especializada se pueden realizar ya con una serie de herramientas sencillas e internet. Por ejemplo, un programador novato puede lograr que un proyecto arranque a partir de paquetes de código de GitHub y ayuda de Stack Overflow.

Si queremos preparar al alumnado para resolver problemas humanos a gran escala, sostiene Hartley, hemos de animarles a ampliar, y no a limitar, su educación e interés. Hartley enumera una larga lista de líderes tecnológicos que tienen licenciaturas de letras. Para mencionar a tan solo unos pocos: Stewart Butterfield de Slack, Filosofía; Jack Ma de Alibaba, Filología inglesa; Susan Wojcicki de YouTube, Historia y Literatura; Brian Chesky de Airbnb, Bellas Artes. Por supuesto, explica Hartley, necesitamos expertos técnicos, pero también personas que entiendan los por qués y cómos del comportamiento humano.

Lo que importa ahora no son las capacidades que tenga una persona, sino cómo piense esa persona. ¿Puede plantear las preguntas correctas? ¿Sabe cuál es el problema que se intenta resolver? Hartley aboga por una verdadera educación de "artes liberales", una que incluya tanto ciencias "duras" como materias más "blandas". Una experiencia educativa bien equilibrada, afirma, abre a las personas nuevas oportunidades y les ayuda a desarrollar productos que respondan a necesidades humanas reales.

El contexto humano también es el enfoque de Cents and Sensibility, escrito por el profesor de humanidades de la Universidad Northwestern (EEUU) Gary Saul Morson y el profesor de economía Morton Schapiro, del mismo centro. Los autores sostienen que cuando un modelo económico se queda corto se debe a la falta de entendimiento humano. La economía tiende a ignorar tres cosas: el efecto de la cultura sobre la toma de decisiones, la utilidad de la historia para explicar las acciones de la gente y las consideraciones éticas. Las personas no existen en un vacío. Tratarlas así es tanto reduccionista como potencialmente perjudicial.

Buscar lo humano, buscar el detalle

La solución de Morson y Schapiro es la literatura. Sugieren que los economistas podrían mejorar su conocimiento sobre lo humano a partir de la lectura de las obras de grandes novelistas, quienes tienen una visión sobre las personas más profunda que muchos científicos sociales. Mientras los economistas tienden a tratar a las personas como abstracciones, los novelistas profundizan en los detalles. Para ilustrar este argumento, Morson y Schapiro preguntan: ¿cuándo ha logrado un modelo o caso de estudio científico describir a una persona de manera igual de viva que describió Tolstói a Anna Karénina?

Las novelas también nos pueden ayudar a desarrollar nuestra empatía. Las historias, después de todo, nos meten en las vidas de los personajes, obligándonos a ver el mundo como lo hacen otras personas. (Morson y Schapiro añaden que aunque muchos campos de estudio forman para empatizar, solo la literatura ofrece la oportunidad de practicarlo).

Sensemaking: The Power of Humanities in the Age of the Algorithm, escrito por el consultor de estrategia Christian Madsbjerg, recoge el planteamiento de Morson y Schapiro y lo lleva de vuelta a Hartley. Madsbjerg argumenta que a menos que las empresas se tomen la molestia de entender a los seres humanos que se esconden detrás de sus conjuntos de datos, se arriesgan a perder por completo el mercado en los que operan. Defiende que el conocimiento cultural profundo que necesitan los negocios no surge de investigaciones de mercado impulsadas por datos, sino del estudio empujado por humanos de textos, idiomas y personas.

Madsbjerg cita al vehículo Lincoln, la marca de gama alta de Ford y que hace tan solo unos años ocupaba una posición tan rezagada frente a BMW y Mercedes que la empresa casi detiene su producción. Los ejecutivos de Ford sabían que volverla competitiva de nuevo significaría vender más coches fuera de Estados Unidos, sobre todo en China, el próximo gran mercado de lujo. Así que empezaron a estudiar cómo experimentan, no solo conducen, los coches clientes de todo el mundo. Durante el transcurso de un año, representantes de Lincoln se dedicaron a hablar con clientes sobre su vida diaria y lo que significaba "lujo" para ellos. Gracias a ello, la compañía descubrió que en muchos países el transporte no representa la máxima prioridad de los conductores. Los coches son vistos más como espacios sociales y lugares donde recibir a los clientes. Aunque estaban bien diseñados, los Lincoln tenían que replantearse su función para responder al contexto y necesidades humanas de los clientes. Los esfuerzos de diseño posteriores dieron sus resultados: las ventas en China se triplicaron en 2016.

Donde convergen estos tres libros es en la idea de que escoger un campo de estudio es menos importante que encontrar formas de expandir nuestro pensamiento.  Es una idea de la que también se hacen eco otras publicaciones: A Practical Education, del profesor de negocios Randall Stross, y You Can Do Anything, del periodista George Anders. Los seres humanos pueden importarles a los alumnos CTIM del mismo modo que los alumnos de literatura (incluido quien escribe, que empezó la universidad para estudiar informática) pueden investigar de manera científica. Debemos evitar que el postureo interdisciplinar nos haga aferrarnos a lo que mejor conocemos. Para un martillo, todo son clavos. Porque, ¿en qué gran desventaja nos colocaríamos a nosotros mismos –y al mundo entero– si obligáramos a nuestras mentes a plantear todos los problemas de la misma manera?

Fuente:

Harvard Business Review

15 de noviembre de 2016

¿Por qué las rusas buscan pareja obsesivamente?

Suena el timbre en un pequeño apartamento de Moscú. Una mujer abre la puerta: ya está aquí su 'marido por horas'. El Ayuntamiento de la capital rusa puso en marcha este servicio en 2015, tratando de abarcar una demanda que desde hace años cubren empresas privadas que ofrecen por todo el país "hombres jóvenes y fuertes con conocimientos técnicos", capaces de colocar estanterías o arreglar un grifo. Que desde el sector público se aborde la eterna cuestión de si hay suficientes hombres en Rusia es la última señal de lo complejo que está siendo el camino de laliberación de la mujer en muchos territorios de la vieja URSS.
"Soportamos la presión de cualquier lugar capitalista por tener un trabajo cualificado y ser competitivas, pero a la vez la familia y el entorno presionan para que tengamos hijos; para eso necesitamos hombres, y además de que hay pocos no nos vale cualquiera, por supuesto", explica Lena, de 35 años, una ejecutiva de un canal de televisión que conduce un coche de alta gama, veranea en islas tropicales y se mantiene soltera. Las amplias libertades de las que disfruta su generación todavía tienen que acomodarse en una sociedad que sigue siendo muy tradicional, estableciendo roles diferenciados para ellos y ellas.
Este pintoresco servicio de maridos por horas está dirigido a quienes ya no tienen a su esposo a su lado. Pero el anuncio también se dedica a otras más jóvenes. Y lo hace con un desparpajo perturbador: "Eres una mujer bella con una manicura excelente que te hiciste ayer mismo, no estás dispuesta a vértelas con una ruidosa y vibrante taladradora, nosotros venimos al rescate". Este estereotipo cobra vida con crudeza a diario en las ciudades rusas: mujeres empujando el carrito del supermercado con tacones imposibles, minifaldas a 25 grados bajo cero, salones de belleza en cada calle y retoques estéticos generalizados antes de cumplir los 30 años. En Rusia una mujer es su aspecto, con muchos menos matices que en Europa.
El sexismo se manifiesta sin críticas ni pudor alguno. El año pasado Rusia seleccionó a seis mujeres astronauta para recrear las condiciones de aislamiento de una base lunar. En la presentación su jefe dijo que suponía un "experimento interesante" y que "tal vez" no serían "peores que los hombres". El director de las instalaciones confió en que "no habría conflictos, pese a que siempre se dice que en una misma cocina dos amas de casa no pueden convivir". Remató la jugada la prensa; les preguntaron -entre otras cosas- cómo iban a sobrevivir ocho días sin maquillaje, sin champú y sin hombres. Por fin las seleccionadas fruncieron el ceño, para deleite de los programas de debate. La parte más amarga de esta sexualización llega cuando la mujer deja de ser considerada joven y es minusvalorada, mientras que en el caso de los hombres se sigue respetando su posición y experiencia.
La escritora Helena Goscilo cree que en Rusia el proceso de esta "devaluación de género" empezó solo tras la caída de la Unión Soviética, pues con el comunismo pervivían estructuras jerárquicas que concedían mayor autoridad a las personas de más edad. La transición al capitalismo "cosificó el cuerpo femenino y 'desempoderó' a la mujer rusa".
El artículo completo en El Mundo

Suecia, en caída libre hacia un “aburrimiento absolutamente inimaginable”

En la película documental La teoría sueca del amor el cineasta Erik Gandini recorre el camino que ha realizado el país escandinavo hacia su ideal de independencia y señala los inesperados e infelices resultados de este viaje, al tiempo que desvela el verdadero secreto de la felicidad.


Uno de cada dos suecos vive solo. Uno de cada cuatro suecos muere solo… y nadie reclama su cuerpo. La persecución del ideal de independencia, que se inició con un manifiesto político en 1972 (La familia del futuro: una política socialista para la familia), se ha conseguido. 

Los resultados, sin embargo, no son los esperados. El cineasta italo-sueco Erik Gandini repasa este viaje hacia ‘la soledad’ de uno de los países más ricos del planeta en su película La teoría sueca del amor (El Documental del Mes). Reconocida en varios festivales internacionales, en ella se desvela el verdadero secreto de la felicidad.

Imágenes en blanco y negro de un país que había conseguido ya en los años setenta el bienestar económico deseado dan comienzo a esta película, una autocrítica de la sociedad del bienestar, en la que Gandini se permite un sentido del humor muy especial, un poco de cinismo y una narrativa no del todo convencional. Todo ello para concluir lo que siempre hemos oído, que el dinero no hace la felicidad. “No es verdad que la felicidad signifique una vida libre de problemas. Una vida feliz implica tener que superar los problemas (…) Hacer frente a los retos, lo intentas y te esfuerzas. Y entonces llegas al momento de felicidad cuando ves que has podido controlar los retos del destino. Y es justamente esto: la felicidad de haber superado las dificultades (…) lo que se pierde cuando crecen las comodidades”, sentencia hacia el final del filme el respetadísimo sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

El artículo completo en:

Público

25 de enero de 2016

John Carlin: "El estudiante eunuco"

Cuando se anunció el fin de la historia, tras la caida del muro, se cacareaba por todos los medios de una nueva época de libertad para toda la Humanidad. Ahora, 25 años después, vemos que la generación que creció en esta era de pax económica está practicando una especie de fascismo lite donde no se puede expresar lo que uno piensa o siente con libertad, pues el cargamontón mediático le viene a uno encima; donde desaparece el discurso político objetivo y multilateral por un discurso psicologista, subjetivo y unilaterla. Aquí les dejo un buen artículo (de octubre de 2015) sobre lo que pasa en la actualidad en las universidades anglosajonas. 




Un estudiante de Harvard, en su graduación. / B. SNYDER (REUTERS)
“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” (Voltaire)

Por cierto que la frase no es de Voltaire, es de Evelyn Beatrice Hall, que escribió una biografía de Voltaire.
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Hace unos días hubo un debate en la BBC entre el presidente del consejo de estudiantes de una universidad británica y un señor mayor que escribe columnas para The Times de Londres. El tema era la libertad de expresión. ¿Quién estaba en contra? ¿El columnista del Times, cuyo dueño es el reaccionario Rupert Murdoch? No. El líder estudiantil.

Algo raro está ocurriendo en las universidades de Reino Unido, y en las de Estados Unidos también. El estudiante que hablaba en la BBC es síntoma de una tendencia represiva en un sector de la sociedad donde uno suponía que se daba un alto valor al principio del pensamiento libre.

El motivo del debate entre el joven y el periodista, que por edad podría haber sido su abuelo, había sido una petición firmada por 3.000 estudiantes de la Universidad de Cardiff exigiendo que a Germaine Greer, antiguo icono de la revolución feminista, se le prohibiese dar una conferencia en su campus. Greer, como algunos o algunas recordarán, es la autora del influyente y provocador libro La mujer eunuco, publicado en 1970. El libro, tan irreverente como iconoclasta, exhortaba a las mujeres a desencadenarse de los estereotipos represivos de antaño.

El problema de los estudiantes de Cardiff con Greer, que hoy tiene 76 años, es que la consideran una “misógina”. Lo cual, a primera vista, es como llamar a Martin Luther King racista. ¿Cómo se explica? De la siguiente manera. Greer escribió un texto en 2009 en el que argumentó que a las transexuales no se les podía considerar mujeres. Tal afirmación fue considerada lo suficientemente ofensiva como para declararla persona non grata en el campus. Greer se rindió, pero no sin antes declarar en la radio: “Solo porque te cortas la polla y te pones un vestido no significa que te conviertas en mujer”.

El tema aquí no es si Greer tiene razón o no. El tema es que la censura de personas cuyas ideas no confluyen con las nuevas percepciones de lo que es o no aceptable se está extendiendo por las universidades anglosajonas. Algunos ejemplos.

La semana pasada un profesor de la universidad de Yale, en Estados Unidos, fue rodeado por un grupo de estudiantes que le gritaron, entre otros improperios, “¡cállate la puta boca!”. Su pecado: haber aconsejado a sus alumnos que si veían a alguien vistiendo un disfraz de Halloween “ofensivo” que no les hicieran ningún caso.

A finales de septiembre, la Universidad de Warwick, en Inglaterra, canceló una conferencia de una mujer nacida en Irán llamada Maryam Namazie. Esta es una marxista conocida por su virulento desprecio por la religión, empezando por la suya de nacimiento, el islam. La universidad explicó que su comparecencia en el campus incitaría “el odio”.

Y un ejemplo más entre miles: una profesora de Derecho en la Universidad de Harvard escribió un artículo el año pasado lamentando la presión que recibía del cuerpo estudiantil para que no diera clases sobre cómo la ley responde a casos de violación. La profesora, Jeannie Suk, comparó esta actitud con intentar enseñar cirugía a un estudiante de medicina sin exponerle a la angustia de ver sangre.

Según Suk, los organismos estudiantiles estaban en contra de clases sobre la ley y la violencia sexual porque temían que la experiencia podría resultar “traumática”. Y aquí, aparentemente, está el grano de la cuestión. Explicaba el líder universitario que habló en la BBC que el objetivo de la censura era siempre dar prioridad a “la seguridad” de los universitarios. Un reciente artículo escrito por dos académicos en la revista estadounidense The Atlantic profundizó en el tema. Explicó que para los que se apuntan a esta nueva corriente la meta final era proteger “el bienestar emocional” de los estudiantes, convirtiendo los campus en “lugares seguros” donde “jóvenes adultos están protegidos contra palabras e ideas que les hagan sentirse incómodos”. “Se está creando una cultura”, agregaba el artículo, “en la que todo el mundo debe pensar dos veces antes de abrir la boca”.

Alguien que ha optado por no abrir la boca nunca más en foros estudiantiles es el famoso cómico estadounidense Chris Rock, que ha construido una brillante carrera a base de ridiculizar tabúes raciales, sexuales y políticos. Rock, que es negro, dijo en una entrevista reciente que ya no comparece en las universidades porque son “demasiado conservadoras”. Su principal preocupación, estimó, es “no ofender nunca a nadie”.

¿A qué se debe tanta susceptibilidad entre los estudiantes del mundo anglosajón? En parte tendrá que ver con la presión conformista ejercida por la policía religiosa de las redes sociales, el miedo a la crucifixión verbal que padecerá cualquiera que discrepe de la ortodoxia de la manada. Pero, como también sugiere el artículo de la revista The Atlantic, la juventud de hoy, especialmente la que ha tenido la suerte de ir a la universidad, pertenece a una generación mimada. Es verdad que hoy los jóvenes lo tienen difícil para conseguir trabajo pero, al menos en los países ricos de Occidente, sus padres tuvieron la mejor y más pacífica calidad de vida que ha conocido la especie humana. Estos afortunados padres se han esforzado de una manera nunca vista para no herir los sentimientos de sus hijos, para protegerles de lo feo, lo duro y lo difícil de la vida.

La consecuencia ha sido la aparición de una generación de adolescentes y veinteañeros psicológicamente delicados que detectan ofensas donde sus padres —y más aún los padres de los padres, que vivieron guerras— no se las hubieran imaginado. Antes, cuando el columnista del Times era joven, los estudiantes censuraban a los que llamaban fascistas. Para bien o para mal, lo hacían a partir de un proceso de razonamiento político. Los militantes universitarios anglosajones de hoy censuran sobre la base de lo que sienten. Practicantes de una especie de fascismo lite, ellos son los que mandarán dentro de no mucho tiempo. Si la cosa no cambia, uno tiembla por la democracia.
Tomado de:

24 de enero de 2016

Martín López Corredoira: "Estamos ante el ocaso de la ciencia"

El autor, Martín López Corredoira, (del Instituto de Astrofísica de Canrias, España) cree que el éxito de la ciencia "viene más bien de las rentas del prestigio del pasado" porque "la ciencia camina entrelazada con las fuerzas económicas en vez de con los sueños humanos".

La historia nos muestra muchos amaneceres y muchos ocasos en las diferentes facetas de los seres humanos. Mirando al pasado podemos poner fecha y entender las razones para el nacimiento y auge de las ciencias. Su declive es más difícil de pronosticar, aunque hay ya razones para pensar que no está muy lejos. Después de un verano muy caliente siempre llega la estación de la caída de las hojas. Hablo aquí de las ciencias puras, en cuanto a vías del conocimiento; las ciencias aplicadas tienen un gran presente y tendrán un gran futuro por largo tiempo.
No está habiendo una revolución en las ciencias puras, sólo evolución de algo que se ha echado a rodar y se desarrolla gracias sobre todo a los desarrollos tecnológicos que no eran accesibles en el pasado
La ciencia ha ganado reconocimiento de la sociedad y es hoy en día uno de los centros de poder que toca sus resortes. Algunos de sus sacerdotes ocupan un estatus importante y se invierten en sus proyectos cantidades ingentes de dinero. Cada poco se baten nuevos récords de costes: 6.000 millones de euros por la construcción del LHC (Large Hadron Collider) del CERN más el mantenimiento de unos 700 millones de euros al año; del orden de mil o dos mil millones de euros cada telescopio espacial... Se publican muchísimos artículos, se citan frecuentemente unos autores a otros, hay muchos congresos, más que nunca, la comunicación a través de los medios de comunicación sobre los descubrimientos realizados muestra un gran interés por la ciencia del público no profesional.

Una visión superficial puede llevarnos a creer que vivimos en una época dorada de la ciencia, pero lo cierto es que el éxito aparente del presente viene más bien de las rentas del prestigio del pasado y del mucho ruido con pocas nueces actual. No está habiendo una revolución en las ciencias puras, sólo evolución de algo que se ha echado a rodar y se desarrolla gracias sobre todo a los desarrollos tecnológicos que no eran accesibles en el pasado.
Nuestra sociedad se ahoga entre inmensas cantidades de conocimientos, la mayoría de ellos sobre cosas de poca importancia para nuestra visión del cosmos, o sin producir avances en los fundamentos básicos de las ciencias puras, sólo aplicaciones técnicas o detalles secundarios"
Nuestra sociedad se ahoga entre inmensas cantidades de conocimientos, la mayoría de ellos sobre cosas de poca importancia para nuestra visión del cosmos, o sin producir avances en los fundamentos básicos de las ciencias puras, sólo aplicaciones técnicas o detalles secundarios. En los pocos campos donde surgen algunos aspectos importantes de cuestiones sin resolver, grupos poderosos controlan los flujos de información y empujan hacia verdades consensuadas en vez de haber discusiones objetivas dentro de una metodología científica, lo que da pocas garantías de que estemos obteniendo nuevas verdades sólidas sobre la naturaleza.

Además, la creatividad individual está condenada a desaparecer en favor de las grandes corporaciones de administradores y políticos de la ciencia especializados en buscar formas de obtener fondos del Estado en megaproyectos con costes crecientes y retornos decrecientes. En astrofísica y física de partículas, por ejemplo, tenemos el caso de la búsqueda de partículas supersimétricas de la supuesta materia oscura, que ha ocupado en las últimas décadas a más de un millar de investigadores en el CERN, y a una cantidad mayor aun de astrofísicos y cosmólogos en lo que se refiere a la problemática de la materia oscura en general. ¿Y qué pasa cuando, después de un largo periodo de búsqueda, se han gastado inmensas cantidades de dinero y los experimentos u observaciones no encuentran esa enigmática materia? Entonces los grupos de investigación proclaman que se deben explorar más altas energías y piden más dinero.
La creatividad individual está condenada a desaparecer en favor de las grandes corporaciones de administradores y políticos de la ciencia especializados en buscar formas de obtener fondos del Estado en megaproyectos con costes crecientes y retornos decrecientes"
Las fuerzas que empujaron a la humanidad a caminar hacia el conocimiento, la ilustración y la razón empujan ahora muy débilmente. La ciencia continúa funcionando por su inercia pero está sujeta a la fricción debida a su erosión. Camina entrelazada con las fuerzas económicas en vez de con los sueños humanos. El científico de prestigio de hoy en día utiliza más sus habilidades como gestor y administrador que como físico, matemático, químico o biólogo, con el fin de conseguir fondos para hacer un instrumento más caro que el anterior y conquistar nuevas metas del conocimiento gracias a la tecnología bruta, que no a la inteligencia.

No es vano el esfuerzo y gracias a eso se han realizado algunas hazañas gloriosas en ciencia de los últimos tiempos: como el proyecto Genoma Humano, el presunto descubrimiento del bosón de Higgs u otros. No obstante, la pregunta que cabe plantearse es hasta dónde llegará esta carrera del desarrollo de la ciencia por esta vía. Hasta que se alcance el límite de gastos que los Estados pueden soportar, y entonces oiremos a los científicos lamentarse de que no se da suficiente dinero para la investigación. Ya sucede tal hoy en día. Realmente, lo que subyace detrás de ese malestar del científico es su convencimiento de que ya no se puede hacer ciencia de primera sin hablar de cifras económicas multimillonarias, y se prefiere descargar sobre el político o sobre la sociedad la impotencia de una ciencia abocada a morir de éxito.
La ciencia sigue hoy en día la estructura del capitalismo, de modo que debe crecer siempre para no caer en crisis"
La ciencia sigue hoy en día la estructura del capitalismo, de modo que debe crecer siempre para no caer en crisis. La ciencia experimental u observacional se vuelve cada vez más cara, y ha optado por un camino sin retorno: crecer a base de incrementar los fondos invertidos en tecnología, la única salida que le queda, pues lo que se puede hacer con la sola inteligencia y con pequeñas inversiones ya ha sido hecho. Dicho en términos pesqueros: esquilmados los mares de las verdades fáciles, ya no se puede pescar con caña en ellos y hay que acceder a embarcaciones con costosos aparatos de pesca para poder sacar algo: mayores aceleradores de partículas, mayores telescopios, etc. Pero cuando la investigación científica alcance el límite donde no puede seguir creciendo a base de mayores inversiones económicas en tecnología, la crisis será inevitable.

Eel artículo completo en: El País (España)

16 de diciembre de 2015

El jaqaru, la lengua ancestral de Yauyos (Lima) a punto de desaparecer

Solo 650 pobladores lo hablan en Yauyos. Los adultos mayores y maestros han emprendido una lucha para incentivar a los niños y jóvenes a preservar esta lengua. Textos escolares del Minedu, en jaqaru, recién llegarán desde el próximo año.
 
En las montañas de la sierra de Lima, a casi 3.000 m.s.n.m, se esconde un pueblo donde la modernidad todavía no ha llegado. Hablan un idioma diferente al español, mantienen costumbres precolombinas y usan una vestimenta similar a las faldas escosesas, predominando el rojo y negro.
 
Tupe es un distrito altoandino de la provincia limeña de Yauyos al sur de la ciudad. Se encuentra enclavado en la cima del cerro Tupinachaca donde se ubican variadas pinturas rupestres. El acceso solo es a pie, no hay carretera que conecte directamente a este pueblo, solo una trocha extensa, empinada y pedregosa. La caminata dura casi dos horas.
 
Sus habitantes hablan el jaqaru, una lengua  andina que pertenece a la familia lingüística Aru. Algunos investigadores asocian esta lengua con la cultura Wari que tuvo su expansión entre los años 600 y 700, época en la que llegarían los primeros pobladores a la quebrada de Yauyos, lugar donde la mayor parte del pueblo vive actualmente.
 
Sin embargo, esta lengua corre el riesgo de desaparecer.  El jaqaru es hablado solo por 650 habitantes de las comunidades Tupe, Aiza y Colca. ¿Qué es lo que viene sucediendo? Los más jóvenes prefieren hablar el español y dejar de lado su lengua materna para emigrar a las ciudades en busca de mejores oportunidades. 
 
 
"Si desaparece nuestro idioma, muere nuestra identidad. Es importante revitablizar nuestra lengua con los más jóvenes", manifiesta preocupado el profesor de primaria José Martínez.
 
Por eso los 17 docentes del colegio San Bartolomé (el único que existe en Tupe) están tratando de rescatar su lengua nativa a través de la lengua oral. Las clases vienen acompañadas de exposiciones en jaqaru y también en escritura jaqaru. La gran dificultad que tienen los niños de Tupe es que los textos escolares que manda el Ministerio de Educación están en español. Todavía en el 2016 llegarán los libros en jaqaru. El profesor Galdino Robinson explica que los niños son bilingües porque los padres les enseñan español desde muy pequeños. Según un diagnóstico socio-lingüístico el 56% de los niños hablan jaqaru en casa, mientras que sus padres el 100%. En las calles los niños hablan español.

Al rescate de la lengua

El futuro del jaqaru solo dependerá de los más jóvenes. En esta tarea los adultos mayores son los mejores aliados para que esta lengua se mantenga viva. Por ejemplo, Zelbia Manrique (93) enseña a su nieto Jefferson (4) a contar los números en Jaqaru. Con la ayuda de sus dedos el pequeño cuenta del uno al  diez: 'maya', 'paja', 'kimsa', 'pushi', 'pichqa', 'sujta', 'qancxisi'. El pequeño se resiste al principio llegar hasta el número 10, pero accede por la presión de la abuela.
 
Desde julio del 2014, los adultos mayores de Tupe forman parte del programa ‘Saberes Productivos’ del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Dicho programa es un esfuerzo para que la lengua y cultura de los pueblos no llegue a desaparecer.
 
Son 40 usuarios de Pensión 65 que se reúnen una vez por semana para enseñar a los más jóvenes la lengua jaqaru y también las prácticas ancestrales como el tejido de la manta jaqaru, fajas y el anako, un atuendo negro que distingue a las mujeres de Tupe mayores de 50.
 
En el Perú, 37 lenguas ya han desaparecido por efecto de la castellanización. Según Agustín Panizo, de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura, cuando  una lengua deja de existir el pueblo desaparece porque se rompen los lazos sociales y culturales. La lengua es el elemento cohesionador de un pueblo.
 
“Los pueblos que hablaban esas lenguas (37 ) ya no existen. La gente sigue viviendo, pero perdió el elemento que los conhesionaba porque la lengua es el centro de la cultura”, indicó Panizo.
 
El Midis y el Ministerio de Cultura se han unido para que las lenguas de nuestro país no desaparezcan. En el caso de Tupe, ambos sectores colocaron señaléticas, en la lengua jaqaru, en la municipalidad, colegio e iglesia con ayuda de la comunidad. El futuro del jaqaru está en manos del Estado y de los más jóvenes. 
 

37 lenguas originarias se han extinguido

El Perú tiene a la fecha 47 lenguas, 43 son amazónicas y 4 andinas. Lamentablemente en los últimos años 37 lenguas han desaparecido por efecto de la castellanización.
 
Lima no solo habla el español. El jaqaru, el cauqui y el quechua son lenguas que se hablan ancestralmente en nuestra región.
 
La lengua jaqaru cuenta con su propio alfabeto desde el 2010, mediante la Resolución Directoral N° 0628-2010-ED. Tres años después, el Congreso declaró de interés nacional y necesidad pública la protección, investigación y promoción de la cultura e idioma jaqaru.
 
En el 2013, el Gobierno Regional de Lima, a través de la Dirección Regional de Educación, dispuso incluir el aprendizaje del idioma jaqaru en la currícula escolar como forma de protección y revalorización de la lengua en peligro de extinción. Además, el idioma es considerado Patrimonio Cultural Regional de Lima.
 
Tomado de:
 
 

29 de noviembre de 2015

¿Cómo actuará y pensará la 'Generación Z'?

 Tomado de: Expansión





La primera generación del siglo XXI, los nacidos entre 1995 y 2010, se incorporará al mercado en cinco años. Con este grupo, bilingüe y autónomo en su aprendizaje, llega la era de la transparencia y la diversidad. 

Tienen una gran capacidad para entender y analizar información compleja
Son los primeros en muchas cosas. La tecnología no es nada nuevo para ellos, han nacido en un mundo conectado a Internet y han desarrollado una capacidad de aprendizaje muy visual. Muchos han viajado por todo el mundo antes de llegar a la adolescencia y han tenido la oportunidad de contactar con personas de diferentes países. Han crecido en nuevas estructuras de familia y han vivido los movimientos migratorios, para ellos la diversidad es la norma. Así es la Generación Z, que sigue a los Millennials y que en apenas cinco años ya se incorporará al mercado. 

Este grupo ha nacido entre 1995 y 2010 y se constituye como la primera generación del siglo XXI. "Estos jóvenes han crecido con tres factores clave que van a definir su papel como profesionales: la tecnología, la crisis económica y los nuevos métodos de aprendizaje", asegura José Luis Pascual, sénior manager de Page Consulting.

Aún está por ver el impacto real que causarán en el mercado laboral, pero las empresas deben empezar a adaptarse a una generación crítica, caracterizada por su pensamiento global y que se siente motivada por los continuos retos. Las compañías tendrán que trabajar así en la convivencia de grupos profesionales muy diferentes.

Nuevas habilidades

Son muy resolutivos y saben solucionar sus problemas solos a través de la tecnología
El uso de plataformas multimedia en su día a día ha determinado su habilidad para enfocarse y analizar información compleja. Están acostumbrados a leer un texto de una página web en su ordenador al mismo tiempo que chatean con su smartphone o ven una película en la televisión. Han desarrollado así una gran capacidad para detectar qué es lo importante de cada tarea.

-Expertos digitales. "Siempre están conectados, para ellos la conciliación no existe, y tienen una gran capacidad para hacer networking", comenta Martin Boehm, decano de programas de IE Business School. Sin embargo, frente a esta fortaleza, "la tecnología no causa una tendencia a la multitarea, sino que más bien se trata de una capacidad para cambiar de una actividad a otra a una gran velocidad debido a los patrones de seis segundos del bombardeo informativo en Internet", señala Montse Ventosa, socia directora de Grow. Por eso, las compañías tendrán que hacer un gran esfuerzo en que aumenten su atención media a cada actividad y que no hagan una lectura superficial.

-Retos continuos. Van a cuestionar los sistemas tradicionales, les encanta buscar nuevas formas de hacer las cosas y son autónomos en su aprendizaje. Tanto es así que están perfectamente acostumbrados a solucionar problemas por ellos mismos a través de la tecnología y los contenidos que comparten. 

Las compañías y empleadores tendrán que saber cómo cautivarles, transmitiendo la información de manera clara y concisa. Ir al grano será obligatorio y dividir los contenidos en pequeñas píldoras, la fórmula ideal para captar su atención. Han crecido en una era muy visual, por lo que pedirán trabajar con imágenes, infografías o vídeos. 

-Valores. Para esta generación la información no es poder, sino que lo más importante es compartirla. Hay que estar preparado para la era de la transparencia. La diversidad será otro valor fundamental. Tanto es así que reaccionarán de manera negativa, por ejemplo, ante un comité de dirección que esté formado sólo por hombres o ante una empresa en la que no convivan varias nacionalidades.

Intereses

"La Generación Z busca la seguridad y la estabilidad, pero a través de un trabajo que le guste. Valora mucho los entornos laborales de confianza y honestidad", comenta Santiago de Miguel, CEO de People Excellence. 
Compartir la información es lo más importante, en vez de mantenerla en secreto
A estos jóvenes las grandes compañías no les resultan tan atractivas como sí lo eran para generaciones anteriores. De hecho, al haber crecido al mismo tiempo que la recesión económica y ver la dificultad que han tenido miembros de su entorno para encontrar un trabajo, miran con cierto recelo a los grandes conglomerados.

Por eso, lo que de verdad les motiva y les aporta confianza es que las compañías creen escenarios que les den la oportunidad de emprender. Desean trabajar con líderes que les escuchen y que les permitan personalizar su trabajo. Aunque parezca paradójico prefieren hablar con sus superiores cara a cara antes que por email

También han comprobado que las soluciones tradicionales de "estudia esta carrera y encontrarás trabajo" no siempre se cumplen y han aprendido a vivir en situaciones de incertidumbre social. Esto les empuja a perseguir más sus propios intereses y poner en marcha sus ideas. Son buenos emprendedores y están acostumbrados a formar parte de las decisiones que se toman en su entorno.
No les da miedo trabajar por proyectos. De hecho, lo que más les gusta es estar en contacto con mucha gente diferente a la vez. Buscan la inmediatez y resultados a corto plazo. Además, no hay que olvidarse de que se trata de la primera generación bilingüe, así que los proyectos internacionales son los que más captarán su atención.

Cuáles son sus motivaciones

La generación que se incorporará al mercado en 2020 cuenta con motivaciones parecidas a las de los 'Millennials'. Sin embargo, en los próximos años esos intereses ya no van a ser una opción en la empresa, ya que para los futuros profesionales será determinante que las compañías dispongan de esos incentivos. Han crecido con demasiado malestar para estar en un trabajo que no les haga felices:
  1. Sentirse parte de: hay que crear un sentimiento de ir a un destino común. El orgullo de pertenencia es muy importante.
  2. Tener un impacto positivo: necesitan el reconocimiento. Muchos han estado demasiado protegidos y están acostumbrados al apoyo de sus padres.
  3. Marcar la diferencia: con su trabajo construyen su identidad, por lo que no quieren que los proyectos sean algo sin importancia.
  4. Poder ser ellos mismos: no van a aceptar que nadie les diga cómo tienen que ser y quieren dejar su huella en el puesto.
  5. Aprender constantemente: quieren conocer cosas nuevas, debe existir una gestión del conocimiento y una comunicación fluida. Buscan proyectos interesantes que no sean más de lo mismo.
  6. Espacios colaborativos: quieren compartir, no sólo a nivel virtual, sino también de forma presencial.
  7. Jefes que sean referentes: buscan a alguien a quien admirar y de quien aprender.

28 de julio de 2015

Tu nivel socioeconómico interviene en el tipo de cáncer que puedes desarrollar

A pesar de que el nivel socioeconómico de las personas no tiene ninguna relación con el riesgo de cáncer, sí que lo tiene respecto a qué tipos de cáncer pueden sufrir, según un nuevo estudio publicado en la revista Cancer.

El trabajo, realizado por un equipo de investigadores del Registro del Cáncer del Estado de Nueva York (EEUU) liderado por Francis Boscoe, realizó una comparativa de las personas que viven en las zonas de más pobreza con las que vivían en otras áreas más favorecidas, obteniendo que casi 3 millones de cánceres fueron diagnosticados entre los años 2005 y 2009 en 16 estados, incluyendo entre otros Colorado, Florida, Iowa o Los Ángeles. Todos los individuos fueron divididos en cuatro grupos en función de su nivel de pobreza - de acuerdo con la American Community Survey 2005-2009 - en el momento del diagnóstico.

De los 39 tipos de cáncer detectados, 32 de ellos mostraron una relación significativa con la pobreza (tanto a nivel bajo como medio), determinando que el cáncer de laringe, el de cuello uterino, el de pene y el de hígado eran más probables en los barrios más desfavorecidos o pobres; sin embargo, otros tipos de cáncer como el melanoma, el cáncer de tiroides, el de piel no epitelial y el de testículos, eran más posibles en los barrios más ricos.

“Los tipos de cáncer más asociados con la pobreza tienen menor incidencia y mortalidad más alta y los relacionados con la riqueza tienen una mayor incidencia y mortalidad más baja; cuando se trata del cáncer, los pobres tienen más probabilidades de morir de la enfermedad mientras que los ricos son más propensos a fallecer con la enfermedad”, afirma Francis Boscoe, líder del estudio.


Tomado de: Muy Interesante

26 de julio de 2015

El idioma que hablamos determina quiénes somos y cómo vemos el mundo

¿Qué relación tienen nuestro idioma y nuestra personalidad? ¿Podría nuestro lenguaje influenciar la manera en la que percibimos la realidad? 



De alguna manera solemos creer que nuestra personalidad es algo fijado, que forma parte de nosotros independientemente de muchos factores que no tenemos en cuenta. Sin embargo, circunstancias como el idioma que hablamos afectan la construcción de nuestra personalidad y la manera como funciona nuestro cerebro.

Entre otras cosas, sabemos que el lenguaje afecta nuestra percepción de los colores. La tribu Himba, del norte de Namibia, usa la palabra "serandu" para categorizar los colores que en castellano incluyen el rojo, el naranja y el rosa. Del mismo modo, usan "zoozu" para una serie de colores oscuros que normalmente diferenciamos como azul oscuro, verde oscuro, café oscuro, púrpura oscuro, rojo oscuro y negro. En un estudio, se encontró que, mientras que tenían mucha dificultad para diferenciar ciertos tonos de azul que los angloparlantes diferenciaban con facilidad, por otra parte distinguían rápidamente tonos de verde que en el mundo occidental vemos como idénticos.

En Japón, la luz "verde" del semáforo es llamada luz azul, y esto se origina en tiempos antiguos, cuando el japonés sólo tenía una palabra (ao) para "azul" y "verde". Un estudio de 1969 determinó que esto dependía de la evolución de los lenguajes: si un idioma tiene sólo dos vocablos para determinar colores, habrá uno para "oscuro" y uno para "claro" (blanco y negro). Si añades un tercer color, será rojo. Si añades un cuarto, será verde o amarillo: sólo podrás tener ambos si tienes cinco palabras. Es sólo una vez que llegas a seis colores, cuando surge una palabra que divide el verde en dos, y así aparece el azul. Lo interesante, pues, es que en aquellos idiomas que no tienen, por ejemplo, una palabra para el azul, es mucho más difícil para sus hablantes diferenciar el azul del verde aunque lo tengan ante sus ojos.

El artículo completo en:

Hipertextual

19 de junio de 2015

Brasil: El hombre que defiende a los delincuentes juveniles

El número de jóvenes recluidos en instituciones para delincuentes juveniles en Brasil ha crecido casi 40% en los últimos cinco años para ubicarse en 23.000. Todos critican el efecto, pero pocos van a las causas, y muchísimas menos personas crean modelos de reinserción social. Este es un claro ejemplo: hay soluciones para reducir las tasas de delincuencia juvenil (modelos con probada efectividad), pero el gobierno dice que no hay presupuesto. Pero si hubo plata para construir estadios...
Esto se debe a que los adolescentes en el país sudamericano están siendo arrestados a tasas similares a las de los adultos, según sugieren cifras del gobierno.
Se espera que el número de menores en custodia se eleve aún más si un nuevo proyecto de ley es aprobado para bajar la edad de responsabilidad criminal de 18 a 16 años.
El proyecto de ley está siendo estudiado en estos momentos por congresistas luego de que una comisión determinó que reducir a 16 la mayoría de edad es constitucional según el derecho brasileño.
Quienes apoyan la legislación argumentan que permitir a los jóvenes de 16 años ser tratados como adultos ayudará a combatir la percepción de impunidad que existe en el país.

"Condiciones medievales"

Un 40% de los jóvenes arrestados han cometido robo, pero también ha aumentado el número de adolescentes involucrados en delitos ligados al narcotráfico.
Además, la tasa de reincidencia a lo largo y ancho del país es sumamente alta: 70%.
Sin embargo, los críticos aseveran que la propuesta para bajar la edad de responsabilidad criminal puede ser un riesgo que terminará criminalizando a una nueva generación.
"Las condiciones en las prisiones para adultos en Brasil son medievales", afirma Atila Roque, director ejecutivo de Amnistía Internacional Brasil.
"Tener a adultos y jóvenes en las mismas prisiones sería catastrófico y pone a los menores en peligro dentro de un sistema de cárceles hacinadas que funciona bajo precarias condiciones y con altos niveles de abuso, situaciones inhumanas y tortura".
Muchos abogados dicen que no hay un argumento legal para reducir la edad límite y los trabajadores sociales advierten que deshumaniza a los menores.

Educación vs. castigo

Adalberto Teles Marques, que dirige un hogar que ha sido objeto de reconocimientos para resocializar a delincuentes juveniles en la ciudad de Recife, señala que los jóvenes están en riesgo de ser reducidos a simples "frutas podridas".
Agrega que más que ser perpetradores, realmente son víctimas de la violencia.
"Los crímenes cometidos por adolescentes corresponden al 0,5% del total de los delitos, pero es más fácil castigar a un muchacho que educarlo".
Marques cree que el sistema de prisiones brasileño fracasa a la hora de rehabilitar a delincuentes juveniles, algo que trata de lograr en su Proyecto Caso Jaboatao.
En el hogar que él dirige, los delincuentes juveniles son colocados en hogares de ocho personas en vez de los tradicionales pabellones que existen en los centros de detención.
Las casas están alrededor de una escuela donde los 70 adolescentes viven, aprenden lecciones y comen con sus maestros.
Los salones de clases son pequeños, con entre 12 y 15 estudiantes, y donde la asistencia es de un 100%.
La tasa de reincidencia entre los que están en ese programa es de solo 9%
El artículo completo en:

23 de noviembre de 2014

Quiénes son los apátridas y por qué no tienen acceso a la nacionalidad


Cada diez minutos nace un niño en el mundo sin nacionalidad.

Al no estar adscrito a un Estado, se convertirá en apátrida y tendrá que sobrevivir sin la protección y los derechos que concede pertenecer a un país.

Es un problema que afecta a 10 millones de personas en el mundo.


Ante esto, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) lanzó este martes la campaña internacional I Belong (Yo pertenezco) con el objetivo de acabar en una década con esta situación.

Pero, ¿quiénes son los apátridas?

"En algunos países hay comunidades a cuyos miembros no se les reconoce la ciudadanía", le explicó a la BBC Antonio Guterres, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados.

Esa condición, la inexistencia de lazos entre un Estado y un individuo, es la que hace que una persona sea apátrida.

Los Estados son los responsables de regular los asuntos relacionados con la nacionalidad y de decidir quién es un nacional y quién no.

Para tomar esa decisión se basan en las conexiones que la persona tiene con el país. Estos vínculos se pueden definir por el nacimiento, la ascendencia o la residencia.

¿Dónde se encuentran?

La mayoría de los apátridas lo son porque viven en países en los que se les discrimina por su etnia, su religión o su género.

Lea también: R. Dominicana , la sentencia que abre la puerta a miles de apátridas

Según Naciones Unidas, los países com más apátridas son Birmania (minoría rohingya), Costa de Marfil (minoría voltense), Letonia y Estonia (minoría rusa), y República Dominicana (haitianos).

Lea también: Los rohingyas, el pueblo musulmán que el mundo olvidó

Pero también hay apátridas porque el país en el que nacieron ya no existe.

El artículo completo en la web de la BBC

8 de octubre de 2014

La educación de las “mejores universidades” produce “borregos excelentes”

El profesor de la Universidad de Yale, William Deresiewicz, explica por qué las universidades con mayor prestigio del mundo producen exitosos autómatas, de una inteligencia superior pero superficial, preparados para encajar en los roles que se han dispuesto para ellos en los altos escalafones de la sociedad pero sin saber por qué están ahí o qué es lo que en realidad quieren 



Las universidades más prestigiosas convierten a los jóvenes en zombies o una cepa de súper-zombies exitosos, con alto IQ, que no saben lo que quieren y que hacen las cosas para estar dentro del programa, sostiene William Deresiewicz, profesor de la Universidad de Yale y autor del libro Excellent Sheep.

Universidades como las de la Ivy League son la forma que tienen los ricos de mantener el orden establecido generación tras generación y, si bien los hijos de millonarios y políticos se benefician de escalar en la sociedad de manera automática, su vida como individuos se ve perjudicada. En The New Republic,Deresiewicz escribe:

Estos envidiables jóvenes aparentan ser los ganadores de la carrera en la que hemos convertido la niñez. Pero la realidad es diferente… Nuestro sistema de educación élite manufactura jóvenes que son inteligentes, talentosos y tienen motivación, sí, pero también ansiosos, tímidos, extraviados, con poca curiosidad intelectual y sentido de propósito: atrapados en una burbuja de privilegio, marchando dócilmente en la misma dirección, excelentes en lo que hacen pero sin tener idea de por qué lo están haciendo. 

La metáfora que usa es la de “borregos”, extraordinarios autómatas infatuados por el ego y el dinero:

Autoexaltación, estar al servicio nada más que de ti mismo, una buena vida pensada sólo en términos del éxito convencional (riqueza y estatus) y ningún compromiso real con el aprendizaje, el pensamiento, y con convertir el mundo en un mejor lugar.

Víctimas de una enorme presión de ser parte de la burbuja de éxito que han asumido como su prerrogativa existencial, no salen nunca de la trayectoria establecida (a menos de que revienten): “al no tener margen para el error, evitan la posibilidad de cometerlo”. Deresiewicz sigue con los símiles entre el ganado, revirtiendo la imagen de la élite: “Es casi como un experimento cruel con animales. Cada vez que ven que la luz roja se enciende, tienen que pulsar el botón”. 

En su propia experiencia como profesor, descubrió “un pacto de no agresión” entre profesores y estudiantes, los cuales son “clientes” que reciben buenas calificaciones a cambio de un mínimo esfuerzo para que puedan seguir su ascenso curricular (todo se trata de llenar un currículum que debe ajustarse a la apariencia de la grandeza: buenas calificaciones, organizaciones caritativas, deportes, etc.).

Wall Street recluta a estas ovejas de alto pedigree: “Wall Street se dio cuenta de que las facultades están produciendo una gran cantidad de licenciados muy listos y completamente centrados en el trabajo, que tienen una gran resistencia mental, una buena ética de trabajo y ni idea de lo que quieren”.

Deresiewicz concluye que “las universidades de la élite no sólo tienen poca influencia en revertir el movimiento a una sociedad menos inicua; sus políticas activamente la promueven”. Este es el paradigma de la alta educación, que programa personas eficientes para que ocupen roles preestablecidos, pero no genera personas que cuestionen la sociedad y la realidad. Como sugiriera el director John Singleton en la película Higher Learning, actualmente es más importante “desaprender” que aprender; desprogramarnos y deshabituarnos para individuarnos. 

Fuente:

 

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