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3 de enero de 2020

Hallan el tóxico herbicida de Monsanto en Cheerios y otros alimentos comercializados para niños


Una ONG encontró la presencia de glisofato, el principio activo de Roundup, en cereales y otros populares productos de desayuno.
 

Una serie de pruebas llevadas a cabo por la organización no gubernamental estadounidense Environmental Working Group (EWG) ha revelado la presencia de un polémico herbicida patentado por Monsanto en 21 productos alimenticios elaborados con cereales, almendra y maní. La ONG alerta sobre el hallazgo en ellos de "alarmantes niveles de glifosato", un compuesto tóxico y posiblemente cancerígeno.

Gran parte de estos alimentos se comercializan como cereales para el desayuno infantil o 'snacks' saludables. La lista está encabezada por los cereales Honey Nut Cheerios Medley Crunch, un producto a base de avena muy popular en Estados Unidos, que contiene 833 ppb (partes por cada mil millones) de glifosato. Los expertos estiman que para que una concentración de este químico no sea dañina debería ser inferior a 160 ppb.

Bayer afronta una nueva ola de demandas por el polémico herbicida Roundup, heredado de Monsanto

La multinacional Bayer, que absorbió al fabricante de agroquímicos en 2018 y continúa produciendo su polémico agente Roundup —que tiene el glifosato como principal componente— está en desacuerdo con el alarmismo de la ONG.

"Los niveles de glifosato en este informe están muy por debajo de los estrictos límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental [de EE.UU.] para proteger la salud humana", comentó un portavoz de Bayer en declaraciones a RT. "Incluso con el nivel más alto reportado —agregó— un adulto tendría que comer 158 libras [cerca de 72 kilos] de alimentos a base de avena todos los días durante el resto de su vida" para alcanzar los límites estipulados por el organismo.

Sin embargo, EWG advierte de que el peligro acecha específicamente a los niños. Uno de los productores analizados, General Mills, ha rechazado hasta ahora la creciente llamada de los consumidores a que la compañía retire el glifosato de los alimentos que comercializa dirigidos a menores, destaca el comunicado.

La ONG señala asimismo que el uso del químico herbicida se ha extendido y ahora no solo elimina la mala hierba, sino también "mata al cultivo, secándolo para poder cosecharlo antes". Más de 236.000 personas han firmado su petición dirigida a General Mills, Quaker y otras compañías alimentarias para que no usen avena que haya sido fumigada con Roundup.

Fuentes: RT Actualidad y CNN en español

2 de enero de 2020

¿Sirve meter el celular en arroz cuando se moja?

Dejar secar el celular en un recipiente de arroz cuando se nos cae al agua es un consejo muy difundido, pero ¿realmente sirve? Aquí te lo explicamos,


Puedes desearle el mal a alguien, pero jamás desees que su celular se caiga al agua, es una experiencia frustrante. ¿Qué hacer en esa situación? Seguramente, ante la desesperación de querer salvar su equipo de los estragos del agua, muchos recurrirán a la vieja “técnica” de meter el teléfono en un recipiente con arroz. Pero ¿realmente funciona este consejo?

Aunque hayas escuchado casos de personas a los que este truco sí les funcionó, o incluso si tú mismo lo usaste y piensas que te sirvió, la verdad es que no existe ninguna evidencia técnica que valide su efectividad. Y si tu celular aún está operativo, agradécele a la suerte y no al arroz.

Este consejo popular parte de la base de que el arroz sería capaz de “secar” el equipo y sus componentes gracias a la supuesta capacidad de absorción del cereal. Sin embargo, la verdad es otra.
Como explican el servicio técnico de IFIXIT, una compañía de EE.UU. especializada en reparaciones, la corrosión es instantánea cuando el teléfono toca el agua. Que a veces la corrosión afecte componentes importantes, eso es cuestión del azar. Esto quiere decir que si ningún componente vital del teléfono ha sufrido daños severos, va a seguir funcionando; de lo contrario, aunque lo sumerjas en saco de arroz, ya no va a prender.
Por otra parte, cabe aclarar que el arroz tiene cualidades para prevenir la humedad, no para absorberla. Está demostrado que dejar el dispositivo móvil secando a la intemperie es aun más efectivo que dejarlo reposar en arroz.
Entonces, ¿existe algo que podamos hacer para tratar de reducir el daño?
Sí, aunque dependerá, como ya dijimos, de si se ha dañado o no alguna piezas principal del móvil.

Jessa Jones, propietaria del servicio de reparación de iPad Rehab, recomienda seguir estos pasos si nuestro celular se moja:

• Sacar el celular del agua y apagarlo inmediatamente

• Drenar el equipo inclinándolo ligeramente para sacar tanta agua como sea posible

• Si se puede extraer la batería del teléfono y se ve que ha estado expuesta al agua, hay que retirarla  y reemplazarla

• Retirar la placa base y otras piezas que aparezcan corroídas (excepto la cámara y la pantalla) y sumergirlas en alcohol isopropílico al 90%

• Frotar las partes sumergidas, secar el alcohol y volver a armar el dispositivo meticulosamente
(Puedes encontrar una guía más completa ingresando aquí)
Si todo este procedimiento te parece muy complejo, en el peor de los casos, dejar el teléfono móvil secar –siempre apagado- a la intemperie ayudará más que dejarlo en arroz. 

Artículo tomado de: El Comercio (Perú)

26 de diciembre de 2019

Cambio climático: los 9 puntos de no retorno que ponen en peligro a la humanidad

Hace ya dos décadas que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advirtió sobre la existencia de puntos críticos o "puntos de no retorno" que podrían ser devastadores.

Esos puntos de inflexión, como la destrucción de la Amazonia o la pérdida del hielo en Groenlandia, son umbrales que una vez superados desatarían cambios irreversibles, con una dinámica destructiva propia que ya no se puede frenar.

Son además fenómenos interconectados, por lo que uno de ellos puede generar una cascada de eventos que se suceden como fichas de dominó.

El IPCC señalaba que esos puntos de no retorno podrían alcanzarse si la temperatura del planeta aumentaba cinco grados centígrados respecto a los niveles preindustriales (año 1780).

Pero los científicos afirman, según un artículo publicado en noviembre de 2019 en Nature, que no solo los nueve de los puntos de no retorno identificados por el IPCC pueden superarse con solo un aumento de la temperatura de entre 1 y 2 grados centígrados

También señalan que esos nueve puntos críticos ya están "activos".

¿Cuáles son los 9 puntos de no retorno activos?

Los nueve puntos críticos o zonas de riesgo se consideran activos porque están mostrando evidencia de cambio, en muchos casos acelerado, en la dirección equivocada, además estos nueve puntos están interconectados.

La lista incluye: el hielo marino del Ártico,el permafrost o capa del suelo permanentemente congelada, el sistema de circulación de corrientes del Atlántico, la selva amazónica, los corales de aguas cálidas, el hielo en el oeste de la Antártica y en partes del este del mismo continente.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo
 

China emite un gas prohibido que destruye la capa de ozono

El incremento de triclorofluorometano (CFC-11) se produce en las áreas industriales de la zona este de China.


Un equipo internacional pudo determinar el origen de las emisiones de un peligroso gas que había sido prohibido desde hace años por considerarse un potente destructor de la capa de ozono. El año pasado, un observatorio de Hawái detectó el repunte de los niveles de triclorofluorometano o CFCs, pero los científicos ignoraban su procedencia. Ahora, una investigación publicada en la revista Nature afirma tener la respuesta a esta interrogante.

Al menos entre el 40 % y el 60 % del incremento de las emisiones en los últimos años de CFC-11 provendrían de la zona este de la China continental, según concluye la investigación. Todo parece indicar que el sector de la construcción del país asiático usa clandestinamente este producto, lo que podría ralentizar la recuperación de la atmósfera terrestre.

¿Qué es el CFC-11 y por qué es peligroso?

Se trata de tipo de CFCs, que es una serie de sustancias químicas desarrolladas inicialmente como refrigerantes en la década de 1930. Se utilizaron también para formar agujeros en productos de espuma blanda, como almohadas, alfombras acolchadas, cojines y asientos, rellenos en autos e incluso en la construcción de edificios. La utilización de productos de espumas aislantes aumentó en el último cuarto de siglo debido al interés con respecto a la conservación de energía.

A los científicos les llevó décadas descubrir que cuando los CFCs se descomponen en la atmósfera, liberan átomos de cloro que rápidamente destruyen la capa de ozono que nos protege de la luz ultravioleta. Recién a mediados de la década de 1980 se descubrió el gran agujero en este manto protector.

En 1996, los países más desarrollados dejaron de producir CFC-11 en aplicación del Protocolo de Montreal. Tras una moratoria para los países en vías de desarrollo, su producción se prohibió en todo el planeta en 2010.

El artículo completo en: El Comercio (Perú)

El museo en el que puedes tocar todo lo que ves

El astrofísico canadiense Mauricio Bitran dirige uno de los dos museos de ciencia más antiguos del mundo. Él efiende que facilitar el acceso a la ciencia desde los 7 años es clave para la democracia.

Mauricio Bitran dirige un museo cuyo lema es “por favor, toca todo lo que veas”. El Centro de Ciencia de Ontario, en Canadá, fue fundado en 1969 y es uno de los museos de ciencia interactivos más antiguos del mundo. La institución es una especie de Museo del Prado de la ciencia con un presupuesto anual de unos 25 millones de euros.


Donna Strickland era una niña de 10 años cuando visitó el Centro de Ciencia de Ontario y vio por primera vez un láser. La experiencia debió de resultarle impactante, porque aquella niña dedicó su vida a profundizar en esa poderosa tecnología de la luz y acabó recibiendo por ello el Nobel de Física el año pasado. Chris Hadfield también tenía 10 años cuando Neil Armstrong pisó la Luna, y solo tardó unos meses en visitar el mismo museo de Ontario para conocer allí una de las piedras lunares que la misión Apolo 11 había traído de vuelta a la Tierra. Como en el caso de Strickland, el niño se quedó tan impresionado que se hizo ingeniero, piloto de caza y el primer astronauta canadiense que dio un paseo espacial; también se hizo músico, aunque eso seguramente no es imputable al Centro de Ciencia de Ontario.

Mauricio Britain, astrofísico chileno-canadiense, lo logró.

Pregunta. ¿Los políticos y los científicos viven de espaldas?
Respuesta. Más bien es nuestra tendencia a analizar y dividir la que ha separado las humanidades de la ciencia, no es culpa de los políticos. O eliges ciencia y te especializas en eso y tienes una manera de pensar y de ver el mundo, o te especializas en políticas públicas, en ciencias políticas, humanidades, y tienes otro lenguaje, otra manera de ver las cosas. La mayoría de la gente que hace políticas públicas viene del mundo de las humanidades, no de la ciencia, pero muchos de los problemas que enfrentamos actualmente están basados en la ciencia, como la inteligencia artificial o el cambio climático. Muchos científicos ignoran también cómo se hacen las políticas públicas. Yo he intentado crear un curso, el único que conozco en Canadá, que intenta crear un puente entre estas dos culturas. Darles un lenguaje común para que puedan dialogar.

 P. Usted ha sido asesor del Gobierno de su provincia ¿los políticos hacen caso de sus asesores en este campo?
R. La ciencia es mucho más simple que la política porque hay menos variables. Es necesaria la educación de los científicos para que entiendan la política y cómo se hacen políticas públicas y también al revés, para que los políticos entiendan mejor cómo funciona la ciencia y saber qué preguntas puede responder. Lo que más me preocupa —y esto lo hemos visto en un sondeo reciente que hicimos en el Centro de ciencias de Ontario— es que en general en la población hay una preocupante desconfianza en la ciencia. La población piensa que su opinión es tan buena como cualquier otra. La opinión y los hechos empiezan a tener la misma validez y eso es gravísimo.

P. ¿La forma de hacer política de algunos líderes puede estar agravando este problema?
R. No les echaría a ellos la culpa. Más bien hay una degradación del discurso en la sociedad. Hoy hay menos profundidad y extensión en el análisis. Incluso ahora algunos científicos, en lugar de presentar sus resultados con precaución, lo hacen de una forma sensacionalista para tener más visibilidad. Todo son estudios rompedores y así la gente no sabe qué pensar. Es un problema general de nuestras sociedades.

P. ¿Qué soluciones hay?
R. Educar a la población. Hay que infundir el espíritu crítico a los niños desde pequeños, a los siete u ocho años. Han hecho falta unos 30 años hasta llegar al punto de descrédito de la ciencia actual, ha sido un proceso lento pero continuo. La solución tampoco será a corto plazo. Lo que hacen los museos de ciencia es producir un incentivo, un interés fuera del contexto de la escuela, por eso se les llama centros informales. Los chavales están deslumbrados por jugadores de fútbol, artistas de cine, pero entre los héroes de nuestra sociedad no están los científicos.

P. ¿Cómo se acercan a los chavales jóvenes?
R. Tenemos tres pilares estratégicos. Uno es la innovación juvenil. Tenemos un premio de innovación para chavales de 14 a 18 años [dotado con un primer premio de 10.000 euros]. Uno de los ganadores desarrolló un sistema para medir el pulso, la presión arterial, la saturación de oxígeno en sangre con un dispositivo inalámbrico que se pone en el dedo. Él escribió el programa que hace un cribado para determinar a quién hay que atender primero en una situación de muchos heridos, por ejemplo. Tiene 15 años. Él mismo imprimió en 3D el dispositivo, validó las mediciones, escribió el software... Esto sirve para darle un cauce a los intereses científicos de los jóvenes e incluso ayudar a que sus inventos pasen al sistema de innovación regional.


21 de diciembre de 2019

Rusia: estas vacas usan lentes de realidad virtual

Un selecto grupo de ganado en Rusia posee sus propias gafas de realidad virtual. Es más: les han diseñado lentes a medida que, cuando se los colocan, les hacen creer que pastan en paisajes paradisiacamente verdes con el fin de que olviden las penurias del invierno.



Sus imágenes se han compartido en las redes sociales de Rusia, aunque para nada se trata de una versión vacuna de las fotos de tiernos gatos que frecuentemente aparecen en Facebook o en Instagram.

Es en realidad un experimento muy serio del Ministerio de Agricultura y Alimentación de Moscú que busca reducir la ansiedad de estos animales para aumentar su producción de leche.

"Los ejemplos de granjas lecheras de diferentes países muestran que, en un ambiente tranquilo, la cantidad y, a veces, la calidad de la leche aumenta notablemente", indicó el Ministerio en un comunicado.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo 

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