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3 de septiembre de 2018

¿Sabías que en la Edad Media había que pagar para ser monja?

Durante siglos, los dos únicos papeles dignos que podía desempeñar una mujer eran el de esposa, e implícitamente madre, o el de religiosa. Sus padres o tutores, las circunstancias familiares o simplemente temas económicos, determinaban que las mujeres consagrasen su vida a sus maridos o a Dios. Y ambas elecciones implicaban un desembolso económico. 

Independientemente de la condición social, la mujer que pretendiese casarse debía aportar una dote que recibiría y administraría el marido. El significado de este “pago” difiere de unos autores a otros, yendo desde los que afirman que es una especie de seguro para evitar el repudio -en este caso el marido debería devolver la dote-, hasta los que afirman que es una compensación que recibe el marido por la carga económica que suponen la esposa y los futuros hijos. Todas las versiones del porqué de la dote implican la condición de inferioridad de la mujer e incluso ser objeto de mercadeo. Asimismo, la cuantía de la dote era importante y condicionaba el poder llegar a un acuerdo entre los padres de los contrayentes, y, lógicamente, conseguir un mejor matrimonio -socialmente hablando-. Para que la carga económica no dejara temblando las arcas familiares en el momento de la boda, la República de Florencia estableció en 1425 un fondo público llamado Monte delle doti donde los padres iban haciendo aportaciones desde que sus hijas tenían cinco años para la futura dote. Mención especial en este apartado merece el Papa Urbano VII que, además de tener el triste récord de ser el que menos tiempo ha durado en el cargo –del 15 al 27 de septiembre de 1590-, tuvo el detalle de ordenar que cuando falleciese todos sus bienes fuesen donados a la asociación caritativa Archicofradía de la Anunciación para proporcionar la dote a las niñas de familias pobres.

Y como os decía al comienzo, también dedicarse a la vida religiosa tenía su coste. Aunque mucho menor que la dote, la mayoría de las órdenes también exigían una cantidad económica para aceptar a las adolescentes. La mayoría de los conventos femeninos no tenían medios propios de subsistencia y vivían de las donaciones de terceros (bienes dejados en herencia por los feligreses, donaciones “pro anima” -para salvación de las almas del donante o algún familiar-, pagos por ser enterrado en los terrenos del convento…) y las aportaciones que hacían las nuevas religiosas. De esta forma, también se evitaba que muchas criaturas fueran abandonadas a las puertas de los conventos para que las religiosas las criasen. Por tanto, y debido a este canon de inscripción, no es de extrañar que la mayoría de las monjas en la Edad Media fuesen hijas de nobles o de familias acaudaladas, y que la vida religiosa no era una opción para salir de la pobreza.

Fuente: Historias de la Historia

10 de octubre de 2013

Benedicto XVI acusa al biólogo ateo Richard Dawkins de escribir 'ciencia ficción'

Joseph Ratzinger, antes de su renuncia.| Afp

Joseph Ratzinger, antes de su renuncia.| Afp
El Papa emérito Benedicto XVI ha acusado al biólogo darwinista Richard Dawkins, mundialmente conocido por sus campañas publicitarias a favor del ateísmo, de defender sus posturas con argumentos de "ciencia ficción".

En una carta dirigida al matemático italiano Piergiorgio Odifreddi, publicada hoy por el periódico italiano 'La Repubblica', Joseph Ratzinger señala que 'El gen egoísta', uno de los libros más famosos de Dawkins, "es un ejemplo clásico de ciencia ficción".

En 2011, Odifreddi escribió un ensayo titulado 'Querido Papa, te escribo', dirigido a Benedicto XVI, en el que afirmaba que la teología de la Iglesia era "ciencia ficción", en el sentido de que no estaba basada "en evidencia empirica", sino en "pura especulación".

En respuesta a esta acusación, Ratzinger ha contestado al matemático que "la ciencia ficción está muy presente incluso dentro de la Teoría de la Evolución", y considera que la obra de Dawkins es un claro ejemplo de ello.

Odifreddi ha explicado en 'La Repubblica' que el pasado 3 de septiembre recibió una misiva de once páginas que comenzaban con una disculpa, por parte del Papa emérito, por el retraso en su respuesta a la carta que el matemático le escribió en 2011.

La 'Primera Causa

Benedicto XVI recorre el significado de términos como ciencia, teología y ciencia ficción y mantiene en sus primeras líneas que se ha quedado sorprendido por una "cierta agresividad e imprudencia" en la argumentación del científico.

El Papa emérito señala que comparte con Odifreddi la creencia de que existe una 'Primera Causa' que explica el origen del Universo, sólo que el matemático cree que es "la Naturaleza", mientras que él considera que es "Dios".

"Pero la pregunta es: ¿qué o quién es esta naturaleza?", dice Ratzinger. Como Odifreddi no aclara esta cuestión, Benedicto XVI le acusa de atribuir el origen del Universo a "una divinidad irracional que no explica nada".

El teólogo alemán asevera que "la matemática es la única ciencia en el sentido más estricto de la palabra", pero pide a Odifreddi que "reconozca que en el ámbito histórico y filosófico, la teología ha producido resultados duraderos".

Ratzinger insiste en que una función importante de la teología "es mantener la religión ligada a la razón y la razón a la religión".

"Aquello que usted dice sobre la figura de Jesús", mantiene Raztinger, "no es propio de su rango científico. Si usted cuestiona que no sabemos, después de todo, nada sobre Jesús y, que como, figura histórica no es contrastable, sólo puedo invitarle de una forma decidida a que sea más competente desde el punto de vista histórico.

Fuente:

El Mundo Ciencia

12 de agosto de 2013

Historia: Cuando se votó si Dios existía

Autor invitado: Javier Sanz, autor del blog Historias de la Historia (*)

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Durante la Segunda República Española, entre 1931 y el comienzo de la Guerra Civil, muchas cosas cambiaron del anterior régimen, la monarquía de Alfonso XIII. Éste, el mismo día que se proclamó la República, abandonó el país y creo que fue una decisión más que acertada porque de haberse quedado, la Guerra Civil habría comenzado cinco años antes. En materia religiosa, la República emprendió la secularización del Estado, proclamó la libertad de culto, la voluntariedad de la enseñanza religiosa, el fin de las exenciones tributarias a la Iglesia... El Papa Pío XI, a través del nuncio Federico Tedeschini, envió una carta a los obispos españoles...

La Santa Sede desea que se recomiende a los sacerdotes, religiosos y fieles de sus diócesis que respeten los poderes constituidos y les obedezcan para el mantenimiento del orden y para el bien común.

Las dos partes, República y Santa Sede, parecían poner cordura en un momento difícil pero, otra vez, los fanáticos decidieron hacer de las suyas. La quema de conventos provoca una ola de violencia anticlerical y, para echar más leña al fuego, aparece el arzobispo de Toledo, Pedro Segura, como representante de la facción más extremista del clero atacando a la República. Desde el gobierno de la República se solicita a Pío XI que le sustituya de su cargo.

El Papa para no calentar más los ánimos lo reclama para que viaje a Roma donde permanecerá hasta 1937. A pesar de todo, los cosas volvieron a complicarse cuando el gobierno incautó una carta al obispo de Vitoria, remitida por Pedro Segura, en la que, en previsión de la expropiación de los bienes de la Iglesia, aconsejaba que se facultase a los obispos para poder vender los bienes eclesiásticos y poner los inmuebles de la Iglesia a nombre de seglares. Rápidamente, el gobierno actuó y publicó un decreto en el que se suspendían las facultades de venta y enajenación de los bienes y derechos de todo tipo de la Iglesia Católica y de las órdenes religiosas.

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El paso del tiempo consiguió que las aguas volviesen a su cauce. Y como cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo... el Ateneo de Madrid (el templo de la cultura, el ágora del pensamiento libre, el senado de la libre discusión...) decidió en 1936 hacer una votación para decidir, democráticamente, si Dios existía. El resultado de la votación fue que, según las mentes privilegiadas de este país, Dios no existía por un solo voto. ¿Y no habría cosas más importantes que discutir? De entre los socios del Ateneo de Madrid han salido 16 presidentes de gobierno de España... no digo más.

Tomado de:

El País (España)

28 de marzo de 2013

Bergoglio, el nuevo Papa, ¿más próximo a la ciencia que los anteriores?

El argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido el 13 de marzo de 2013 por los miembros del Colegio Cardenalicio, tras la renuncia al cargo de Benedicto XV, para convertirse en Francisco, el nuevo Papa, el jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño, el único que tiene el latín como lengua, y también la edad más baja para el consentimiento sexual de Europa, como podéis leer aquí (además de otras cosas que probablemente no conozcáis del Vaticano).


Algunos han querido ver en el nuevo Papa una faceta más científica: no en vano, es un jesuita que ha realizado estudios científicos (estudió y se diplomó como técnico químico, para después escoger el camino del sacerdocio), recordándonos quizá vagamente a Silvestre II, el “Papa Científico”, cuyo pontificado transcurrió entre los años 999 y 1003.

Tal vez sea esperar demasiado que la visión de la Iglesia a propósito de, por ejemplo, el avance en la investigación de células madre o la profilaxis en las relaciones sexuales cambie drásticamente. Podéis leer más sobre ello en Células madre y fe religiosa (I) y (II).

Al menos esperemos no volver a leer afirmaciones como la vertida el 15 de marzo de 1990 por Joseph Ratzinger, siendo aún cardenal, en un discurso que pronunció en la ciudad de Parma hizo suya una afirmación del filósofo Paul Feyerabend: “en la época de Galileo la Iglesia fue mucho más fiel a la razón que Galileo, y que el juicio que la Iglesia le hizo a Galileo fue razonable y justo”.

 Y en definitiva esperemos que el nuevo Papa preste más atención a las nuevas evidencias científicas y no trate de desdeñarlas como si fuera poseedor de la verdad absoluta: su opinión cuenta para muchos fieles, y ello tiene influencia tanto social como política.

A ese respecto, el 18 de julio de 1870, el primer Concilio Vaticano introdujo la doctrina de la infalibilidad papal. En esencia, tal doctrina determina que las afirmaciones del Papa son incuestionables porque, gracias al Espíritu Santo, están protegidas eternamente de toda posibilidad de error. Eso no significa que el Papa no pueda equivocarse. Por ejemplo, la prohibición de la anticoncepción, si bien es vinculante para todos los católicos, no está protegida por la doctrina de la infalibilidad papal. Para ello, el Papa debe hablar ‘ex cathedra’ (“desde su trono”) como pastor oficial de todos los cristianos. 

Afortunadamente, sólo en una ocasión se ha llevado a cabo una afirmación de esta índole: la declaró el papa Pío XII en 1950. En pocas palabras, decía tal cosa: que la Virgen María, al morir, había ascendido corpóreamente al Cielo. Es una afirmación que, aunque viole las leyes de la naturaleza, tampoco pisa demasiado el terreno de la ciencia. Tampoco pasa demasiado.

Aunque, naturalmente, puede ser objeto de crítica, como cualquier otra afirmación acerca de la realidad.
A nivel epistemológico, como imaginaréis, la ciencia opera de modo radicalmente distinto, parafraseando a Jorge Wagensberg: la ciencia exige la máxima objetividad (para ser universal), la máxima inteligibilidad (para que todos podamos entender y rebatir) y la máxima dialéctica con la realidad (para progresar y autocorregirse). 

La ciencia no se funda en verdades inmutables, como ya nos dijo Karl Popper, sino que se autorevisan continuamente. No hay forma de saber cuántas de las actuales teorías resultarán erróneas en el día de mañana. Así pues, ¿cuánta fe hemos de depositar en lo que nos diga la ciencia? Responde a ello Sam Harris en su libro El fin de la fe:
La ciencia es ciencia porque representa nuestro esfuerzo constante de verificar que nuestras afirmaciones sobre el mundo son certeras (o al menos no falsas). Hacemos eso observando y experimentando dentro del contexto de una teoría. Decir que una teoría científica concreta puede estar equivocada no implica decir que pueda estar equivocada en todos sus elementos, ni que cualquier otra teoría tenga las mismas posibilidades de ser acertada.
Fuente:

Xakata Ciencia

28 de septiembre de 2012

Se inicia el debate: El Vaticano asegura que el papiro sobre la mujer de Jesús es falso

[foto de la noticia]
  • 'Razones consistentes' hacen pensar que el papiro sea una 'torpe falsificación'
El diario vaticano 'L'Osservatore Romano' ha asegurado que el papiro del siglo IV recientemente presentado en el que aparece la frase en copto "Jesús les dijo, mi esposa ...", que ha alimentado la teoría de que el Mesías estuviera casado, es "falso".

"De cualquier manera, (es) un falso", afirmó el vespertino de la Santa Sede en su edición de este jueves, en la que incluye un artículo del profesor italiano Alberto Camplani, experto en lengua copta y profesor de historia del cristianismo en la Universidad La Sapienza de Roma, en el que analiza el papiro recuperado por la profesora estadounidense Karen King que ha levantado la polémica.

En su nota, Camplani afirmó que King presentó el papiro como del siglo IV y que el texto pudo ser compuesto en el siglo II "cuando se debatía sobre si Jesús estuvo casado".

Camplani expresó su "reserva" sobre ese punto y que ante un objeto de ese tipo, "que a diferencia de otros papiros no ha sido descubierto en una excavación, sino que proviene de un mercado de antigüedades, hay que adoptar precauciones, que excluyan que se trata de algo falsificado".

'Expresiones metafóricas'

El experto italiano agregó que en lo que concierne al texto, la misma King propone verlo no como una prueba del estado conyugal de Jesús, sino como un intento de fundar una visión positiva del matrimonio cristiano.

"Pero no es así, se trata de expresiones totalmente metafóricas, que simbolizan la consustancialidad espiritual entre Jesús y sus discípulos, que son ampliamente difundidas en la literatura bíblica y en la cristiana primitiva", señaló el experto.

El diario vaticano agregó que de todas maneras se trata de un documento "falso" y señaló que la historiadora americana preparó el anuncio "sin dejar nada al azar: medios americanos advertidos y rueda de prensa previa de King para preparar la exclusiva mundial, que, sin embargo, ha sido puesta en duda por los especialistas".

Según el vespertino vaticano, "razones consistentes" hacen pensar que el papiro sea una "torpe falsificación, como tantas que llegan de Oriente Medio", y que las frases nada tienen que ver con Jesús, "en fin, de cualquier manera, un falso".

Fuente:

El Mundo Ciencia

29 de mayo de 2012

Cuando las prostitutas gobernaban la Iglesia Católica


En la historia del papado al período comprendido entre el nombramiento de Sergio III en 904 y la muerte de Juan XII en 964 se le denomina Saeculum Obscurum (la edad oscura) aunque es más conocido como Normas de las putas o Pornocracia tal como recogió en sus Anales Eclesiásticos el cardenal e historiador del siglo XVI Cesare Baronio. Durante este período los Papas estuvieron bajo la influencia de dos prostitutas: Teodora y Mazoria, madre e hija.


Teodora y Mazoria

Tras la muerte de León V, apoyado por la familia Spoleto y por su primo Teofilacto, senador y magister militum de Roma, se elige nuevo Papa a Sergio III en 904. Como recompensa Teofilacto fue nombrado vestararius (el que controlaba las finanzas) y más tarde cónsul, y su esposa senatrix de Roma. Teodora, la esposa de éste, también apoyó al nuevo Papa… pero desde la cama, donde le ayudaba a tomar las decisiones más importantes. Con 15 años, y siguiendo los pasos de la madre, Mazoria también pasó por la cama del Papa con el que llegó a tener un hijo, Juan. Tras la muerte de Sergio III, Teodora nombraría a los tres siguientes: Anastatius III (911-913), Lando (murió después de 6 meses) y a Juan X en 914. Dos años más tarde fallecía Teodora y Mazoria tomaba el relevo.

Además de Juan, Mazoria tuvo otro hijo, Alberico II, con su primer marido Alberico I de los Spoleto. Los discrepancias con Juan X llegaron al poco tiempo y utilizando el poder de su segundo marido, Guy de Toscana, lo encarceló y falleció en extrañas circunstancias mientras estaba en prisión. Igual que hizo su madre eligió a los tres siguientes Papas: León VI (durante siete meses en 928), Esteban VII (928-931) y a Juan XI (931-935) (el hijo que había tenido con Sergio III). Su hijo, otorgándole el poder absoluto, la nombró senatrix Patricia Romanorum. Tras el fallecimiento de su segundo marido, Mazoria intentó seguir ganando poder casándose con Hugo, rey de Italia, pero había un pequeño gran problema… pequeño porque aunque necesitaba anular su matrimonio su hijo era el Papa y gran porque su otro hijo, Alberico II, lideró la oposición a aquella boda. 


Boda de Hugo y Mazoria

Alberico II asumió el título de príncipe y senador de los romanos y gobernó Roma. El día de los esponsales de su madre con el rey Hugo mandó apresarla y la encerró hasta su muerte en 936. El hijo asumió el papel de la madre y continuó eligiendo Papas hasta que en 955 nombró a su propio hijo, y por tanto nieto de Mazoria y bisnieto de Teodora, Juan XII que ocupará el trono de San Pedro hasta 964.

Fuente:

Historias de la Historia

23 de mayo de 2012

El éxtasis de Santa Teresa fue un simple orgasmo

El oscurantismo, rociado de hipocresía, ha dominado la catequesis sexual de la iglesia católica para con su clero. Escondiendo el sexo tras un velo de prohibición o de falso misticismo. La historia de los Concilios ha ido tejiendo una normativa interna de comportamiento célibe casi siempre transgredida. Este es un viaje apasionante por los dogmas dictados por los ‘jerarcas del camauro’ para intentar regular el instinto carnal del clero en una imposición conductual que ha fracasado siempre frente a los principios antropológicos naturales.

 

Campaña de Oliviero Toscani, para Benneton

“Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contranatura o de bestialidad, deberá pagar [a las arcas papales] 219 libras, 15 sueldos. Más si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.” Cánon II de la Taxa Camarae, promulgada por el Papa León X. Siglo XV

Probablemente la lucha antinatura contra este instinto carnal ha sido el mayor pozo de desprestigio para el ‘negocio de Roma’. Escisiones de la Iglesia Católica Romana como el Protestantismo y Luteralismo han sabido gestionar mejor la doctrina moral del sexo aborreciendo el celibato; la prueba es que carece de casos de abusos sexuales a menores. Si prohibes por mandato divino ‘No desear a la mujer del prójimo’ acabas por anhelar acostarte con ella y con su hermana.

Sería un error juzgar con la ley del presente los delitos acaecidos en el pasado. Se trata de analizar y estudiar los hechos de ayer para comprender los motivos de las perversiones sexuales y los delitos encubiertos derivados en la Iglesia contemporánea.

La iglesia, en sus orígenes, fue espejo de la sociedad de la que se empapaba. En eso la modernidad de la institución era ejemplarizante. No como el par de centurias de retraso que arrastran en la actualidad. La estigmatización del sexo ha producido el efecto contrario al deseado. Los cargos de la curia, por entonces, se emborrachaban de vino, sexo y jerarquía al ritmo de Dioniso y las peores (o mejores) costumbres de los tiempos del paganismo. En el siglo III, el Concilio de Antioquía ya espetaba a todas sus Iglesias: “No ignoramos que muchos obispos pecan con las mujeres que con ellos tienen”. Primer aviso.


Conforme pasan los siglos, los cánones se especializan en los desvaríos morales de los diáconos y sacerdotes, borrachos de concupiscencia natural y al dictado del dogma Papal. A mayor represión más control, pero sin sentar grandes bases del estricto celibato sino velando solo por las apariencias frente al populacho. En el siglo IV, el Cánon XXV del concilio de Cartago ordena: “Ningún sacerdote debe visitar a las viudas o a las vírgenes sin permiso previo del obispo; que no vayan solos, sino acompañados de otros eclesiásticos…” Se barruntaba la prioridad del consuelo carnal sobre el espiritual para mitigar el luto de las afligidas viudas… pero ¿Y de las vírgenes? Prosigue: “…y que los mismos obispos no podrán hacer tales visitas sin que los acompañe una persona de probidad conocida”. La lectura es: ¿A quién protege esa persona (más) honesta que acompaña al obispo? ¿a la virgen o al prelado?

El sexo ha estado tan ligado a la curia como la ostentación a sus gerifaltes. La fabricación constante de mecanismos de represión y cánones de control son la prueba más clara de la existencia de la ‘corrupción sexual’ del clero. El paso del tiempo y las doctrinas cada vez más restrictivas sólo han conseguido empeorar el problema. Así en 1930, el teólogo y canonista Jaime Torrubiano Ripoll decía: “El 90 por ciento de los clérigos son fornicarios…; un 10 por ciento escandalosos; y el resto discretos, que se creen en conciencia desobligados de cumplir una durísima ley puramente humana”. Lógicamente fue excomulgado.

La primera mención del celibato en las normas que sentaron las bases de derecho canónico aparece en el Concilio de Elvira, en el siglo IV. Pero no fue hasta el primer Concilio de Letrán en 1123 cuando se impuso como obligatorio:

“Prohibimos absolutamente a los presbíteros, diáconos y subdiáconos la compañía de concubinas y esposas, y la cohabitación con otras mujeres fuera de… la madre, la hermana, la tía materna o paterna y otras semejantes, sobre las que no puede haber justa sospecha alguna”  Cánon III. Letrán.

El tercer Concilio de Letrán incluiría un Cánon contra los clérigos amancebados, incontinetes y sodomitas. “Quicumque incontinentia illa quae con­tra naturam est”. Sancionando la sodomía con la pena de excomunión por ser contraria al ‘orden’ de la naturaleza. Toda una invitación a practicarla lo más artificialmente posible.

Pero el quebranto por la lujuria no vestía solo sotana negra sino también la púrpura. La más alta jerarquía eclesiástica, encargada de forjar las conductas de sus súbditos, ha sido mal ejemplo continuo en su contradicción dogmática. Si promediamos los 265 Papas, la silla de San Pedro ha sido un estercolero de vicio, crimen, nepotismo y lascivia al servicio de la fe. Siendo la apoteosis de los Borgia y el Quattrocento el orgasmo o el clímax de esta castidad mal entendida. Solo tres ejemplos:

Sixto IV, (1471-84) precursor del Renacimiento por el mecenazgo de importantes artistas y por levantar más de 30 iglesias en Roma, también hizo de la ciudad el burdel del Imperio, convirtiéndose en el primer Papa proxeneta. Fabricó un impuesto eclesiástico a todas las prostitutas que servían a la curia. Y no fue baladí, con ello financió toda una campaña contra los otomanos.

Julio II (1503-13) heredero de los Borgia era apodado ‘El Terrible’. Gran sodomita, se acostaba con niños, sus decenas de amantes y prostitutas. La sífilis dejó prueba de su depravada conducta. Afortunadamente entre sus logros consta convencer al joven Miguel Ángel de abandonar el oficio en canteras para pintar la Capilla Sixtina. Su relación con él fue, también, sexualmente tormentosa.

 

Grabado erótico de Gulio Romano. De la serie de 16 posturas eróticas I Modi. 1527

Mi preferido, Giovanni di Médici o León X (1513-21) hasta entonces el cardenal más joven de las historia, con 13 años. Inauguró el trono con un revelador: “Dios nos ha dado el Papado, disfrutémoslo”. Sibarita, extravagante y desbocado al placer material y carnal, dejó decenas de hijos bastardos y cultivó apasionadamente su homosexualidad con sus camarlengos. También inició una reestructuración de los estipendios a pagar como penitencia para limpiar los pecados de la carne.  El censo de prostitutas de Roma era muy alto, unos 7 habitantes por puta; pero los burdeles del Papa no producían el suficiente dinero. Por ello promulgó una de las bulas más polémicas y desmentidas por la Iglesia para regular la ‘fiscalidad carnal’ y así aumentar la recaudación con la concesión de indulgencias. Se discute la veracidad de un texto muy coherente en un contexto de depravación, pecado y carnalidad de la curia. Sodoma y Gomorra. No hay perdón a delito, por horrible que fuera, que no tuviera un precio en la llamada Taxa Camarae:

“La religiosa que quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de haberse entregado a uno o más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya fuera de su convento, pagará 131 libras, 15 sueldos.” Canon cuarto de la Taxa Camarae.

Pero ¿qué pasa en la Iglesia católica en la actualidad? La historia ha demostrado que las consecuencias en menores de la abstinencia carnal de los de sotana son el resultado de una herencia de represión incontrolada que no se ha sabido afrontar, al contrario. La Iglesia se ha cepillado, también, la responsabilidad mediante la fabricación de instrumentos propios de perdón e indulgencia que quitan importancia a un problema que afecta a toda la sociedad. Ya no son pecados, son delitos. Como dice el periodista Julio Quesada:

“Si quiere usted violar sin problemas, hágase sacerdote, porque por forzar a una novicia le van a castigar con dos semanas de retiro espiritual.”


Según un polémico estudio de 1995 del periodista y psicólogo Pepe Rodríguez, el 60% de los sacerdotes en activo practican o han practicado relaciones sexuales durante su celibato. El 95% se masturba, el 20% ha tenido alguna práctica homosexual y, lo que es más grave, 7 de cada 100 ha protagonizado algún abuso a menores. Cifras muy cercanas a otro estudio publicado por la BBC del clero norteamericano. Es el único estudio serio que hay debido a la negativa de la Iglesia a coger por los cuernos el problema. El espectro del estudio incluye una muestra de 24.000 sacerdotes secularizados y 300 en activo. Suficiente para dar una desviación aceptable.

Pero volvamos a los cánones para cerrar el ciclo. ¿Qué dice la ley canónica vigente?

“El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical, cuando el caso lo requiera.” (Las penas justas son, según el Cánon 1312, penas medicinales, expiatorias y penitencias) Libro IV del derecho canónico vigente.

Es decir. Reconocemos un problema que afecta externamente a la sociedad pero lo solucionamos con una amonestación, obra de religión o penitencia interna. Y no efectuaremos una extrapolación penal sin antes haber intentado disuadir ‘a nuestra manera’ al posible infractor. Pudiendo declarar como universal su rehabilitación con un simple traslado. Dos mil años de historia no han servido para nada.

Otra de las incoherencias doctrinales se explica a en la Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales de Juan Pablo II y firmada por el actual Papa, Joseph Ratzinger; dice: “…el homosexual manifiesta una ideología materialista que niega la naturaleza trascendente de la persona humana. [...] Indudablemente, estas personas homosexuales, deben ser acogidas, en la acción pastoral, con comprensión y deben ser sostenidas en la esperanza de superar sus dificultades personales”. Sustituyan ‘homosexuales’ por ‘clérigos’ y tendrán el diagnóstico al problema que ellos son incapaces de apreciar.

Y es que ya lo predijo el monje —luego santificado— Bernardo de Claraval a mediados del siglo XI: “…Quitad de la Iglesia el matrimonio honrado y el tálamo sin impurezas, y veréis como se llena de fornicadores, incestuosos, afeminados e impúdicos”. Hasta hoy.

Libros imprescindibles:

La vida sexual del clero Pepe Rodríguez
Los Papas y el Sexo Eric Frattini

Fuente:

26 de septiembre de 2011

Torturas y abusos a niños por parte de la iglesia católica de Irlanda

  • En los últimos años, se han realizado cuatro informes sobre abusos cometidos por estas instituciones irlandesas.
  • El primer ministro irlandés, Enda Kenny, llegó a acusar al Vaticano de participar en maniobras de ocultación.
  • "El abuso de decenas de miles de niños irlandeses es, quizá, la tragedia humanitaria más grande en la historia del Estado" afirma el dirigente de AI.


Amnistía Internacional (AI) ha calificado de tortura los abusos sexuales, físicos y psicológicos sufridos por miles de menores en instituciones gestionadas por el Estado irlandés y la Iglesia católica

En un informe publicado bajo el título "A plena vista", la sección de AI en Irlanda intenta explicar por qué semejante cantidad de menores ha sufrido este trato inhumano durante décadas en este país, indica su director ejecutivo Colm O'Gorman.

Los detalles de violaciones, casos de malnutrición o palizas cometidos por trabajadores de estas instituciones y, en su mayoría, por sacerdotes católicos han salido a la luz en los últimos años en cuatro informes que han conmocionado a este país.

O'Gorman, víctima también de abusos sexuales, observa que estas investigaciones relataron lo que sucedió con los menores, pero no abordaron el por qué.

"Estos abusos ocurrieron no porque no supiéramos de ellos, sino porque mucha gente en nuestra sociedad prefirió ignorarlo. No es cierto que todo el mundo lo sabía, pero mucha gente en posiciones de poder optaron por no actuar", denuncia el activista.

En su opinión, las actitudes de la sociedad irlandesa ante la pobreza, tanto a nivel "político como público", fueron "factores determinantes", como lo fue también el miedo que provocaba la Iglesia Católica como institución.

"La sociedad juzgó y criminalizó a los menores por ser pobres, en lugar de tratar de atajar los motivos subyacentes que condenaban a sus familias a vivir en la pobreza" lamenta O'Gorman.

Además, asegura que se ha hecho muy poca justicia con la víctimas, dado que aquellos que no cumplieron con sus obligaciones como "guardianes, funcionarios, sacerdotes, policía y miembros de las órdenes religiosas" han eludido, en su mayoría, dar cuentas ante la Justicia.

"El abuso de decenas de miles de niños irlandeses es, quizá, la tragedia humanitaria más grande en la historia del Estado. Muchos de los abusos descritos (en los informes) responden a la definición de tortura en la legislación internacional sobre derechos humanos", afirma el dirigente de AI.

No obstante, apunta, el "verdadero escándalo" no es que el sistema fracasó a la hora de proteger a los menores, sino que "no había un sistema en funcionamiento".

Los cuatro informes

Mucha gente en posiciones de poder optaron por no actuarEn 2005, el 'Informe Ferns' reveló que en la pequeña diócesis de Ferns, al sureste de Irlanda, se produjeron más de cien casos de abusos sexuales cometidos entre 1962 y 2002 por sacerdotes católicos.

Cuatro años después, el 'Informe Ryan' denunciaba que miles de menores fueron objeto de abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas en instituciones estatales regentadas por religiosos en Irlanda entre 1940 y la pasada década de los noventa.

Ese mismo año, el 'Informe Murphy' concluyó que en la archidiócesis de Dublín, la mayor del país, las autoridades católicas ocultaron el abuso de niños cometidos por curas entre 1975 y 2004.

Y el pasado julio, el 'Informe Cloyne' estableció que las altas autoridades eclesiásticas en esta diócesis irlandesa obstaculizaron e ignoraron las denuncias sobre abusos sexuales cometidos contra menores por 19 clérigos.

Tras su publicación, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, llegó a acusar al Vaticano de participar en esas maniobras de ocultación y a calificar su actitud de "vergonzosa", unas declaraciones que han deteriorado las relaciones entre ambos estados.

Fuente:Enlace

20 Minutos

1 de mayo de 2011

Benedicto XVI, como sus antecesores, rechaza la teoría científica de la evolución


Tiene su gracia que prácticamente el mismo día en que Martin Rees, último premio Templeton, regaña a los ateos y llama a una "convivencia pacífica" con las religiones, el papa reafirme urbi et orbi su rechazo de la teoría científica de la evolución. Durante su última homilía en el Vaticano, Benedicto XVI proclamó que "Si el hombre fuese solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, su vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza. Pero no es así: la Razón estaba en el principio, la Razón creadora, divina".

Dejando a un lado que la teoría de la evolución no dice realmente que el hombre sea "una casualidad" (lo que dice es que es una entidad natural, surgida por selección natural) estas declaraciones no aportan realmente ninguna novedad en la postura personal del papa actual, ni se desvían un milímetro de la doctrina tradicional de la iglesia con respecto a la evolución.

Los orígenes del conflicto

La teología católica siempre ha criticado severamente el evolucionismo y la teoría de la evolución, aunque, como explica Rafael A. Martínez en El Vaticano y la evolución. La recepción del darwinismo en el archivo del índice [PDF] "las autoridades de la Santa Sede mantuvieron una cierta prudencia, que evitó un encuentro frontal entre la evolución y la doctrina católica". Esta "prudencia" o sibilinismo, quizás a consecuencia del desastroso caso Galileo, sin embargo no apoya la idea de que la iglesia católica "acepta" la evolución o se ha reconciliado con la ciencia moderna. Nada podría estar más lejos de la realidad. Las interpretaciones "acomodacionistas" entre la teología católica y la evolución no están respaldadas por la iglesia jerárquica, sino por teólogos francamente heterodoxos o por científicos e intelectuales seculares, como Stephen Jay Gould o Francisco J. Ayala, cuyas interpretaciones se han hecho bastante populares.

La ausencia de una condena clamorosa del darwinismo (la única condena explícita data de un concilio provincial celebrado en Colonia en 1860, que carecía de autoridad como declaración de dogma de fe), similar a la condena del copernicanismo de 1616, en definitiva no debe llevar a la errónea conclusión de que la iglesia católica ha asumido la teoría científica de la evolución, ni hacer olvidar el fervor con el que ha combatido a los cristianos darwinistas.

Por el contrario, el evolucionismo se encontró desde la publicación de El origen de las especies de Darwin en 1858 con la más ferviente oposición eclesiástica. La opinión del teólogo y místico Matthias Joseph Scheeben (1835-1888) es perfectamente representativa y entonces alcanzaba tanto a la parte "física" como espiritual del evolucionismo:

Es una herejía pretender que el hombre, en cuanto a su cuerpo, desciende del mono como consecuencia de un cambio progresivo que ha sobrevenido en las formas, incluso en el caso de que se suponga que en la evolución completa de la forma Dios ha creado simultáneamente un alma.

La ausencia de una condena formal no impidió que la iglesia jerárquica persiguiera a los autores católicos (Leroy, Zahm, Bonomelli, Hedley &c) que sostuvieron ideas evolucionistas en la última mitad del siglo XIX. Las obras de estos autores fueron de hecho severamente reprendidas e incluidas en el índice de libros prohibidos, que advierte a los fieles sobre lecturas poco recomendables. Como explica Martínez en su trabajo, esta inclusión en el índice de libros "darwinistas" cristianos suponía una condena de facto del darwinismo, aunque nunca alcanzara un rango oficial. En general, la condena cultural y teológica se endureció progresivamente, alejando en la práctica cualquier tentativa de "acomodación" entre el dogma y la evolución.

Ni Pio XII ni Juan Pablo II "aceptaron" la evolución

Esta situación no cambia sustancialmente a lo largo del siglo XX. El primer papa en referirse explícitamente a la evolución es Pio XII, que en su Humani generis no prohibe la investigación evolucionista "en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente". Sin embargo, la encíclica se opone claramente a una indagación evolucionista del lado espiritual del ser humano, dado que "la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios".

En su famoso discurso ante la Academia Pontificia de las Ciencias de 1996, Juan Pablo II reiteró idéntica doctrina. Reconoció que la evolución era "más que una hipótesis", pero restringió su alcance legítimo a la evolución "física", prohibiendo expresamente la compatibilidad de una comprensión evolucionista del alma con el dogma católico:

Las teorías de la evolución que, en función de las filosofías en las que se inspiran, consideran que el espíritu surge de las fuerzas de la materia viva o que se trata de un simple epifenómeno de esta materia, son incompatibles con la verdad sobre el hombre. Por otra parte, esas teorías son incapaces de fundar la dignidad de la persona.

Benedicto XVI y el "diseño inteligente"

Quizás el episodio reciente mejor conocido sobre la difícil acomodación del darwinismo en el catolicismo sea el cese en 2006 del jesuita George Coyne como director del Observatorio Vaticano, tras la polémica con el cardenal Schönborn, que había publicado un artículo en el New York Times claramente favorable al llamado "diseño inteligente".

Aunque los científicos católicos más sofisticados -a veces auspiciados por el Vaticano- siguen rechazando la teoría del diseño inteligente, la visión de la evolución de Schönborn es probablemente la que más se asemeja a la del propio Ratzinger, tal y como se refleja en sus intervenciones públicas y aparece ya publicada en un libro de 2004, Fe, verdad y tolerancia. En este libro, Ratzinger considera que una ética basada en la evolución es una ética "sedienta de sangre" y califica como directamente "irracional" la pretensión evolucionista de explicar el mundo sin referencia a un creador.

Como sus antecesores, Benedicto XVI sólo asume una versión drásticamente mutilada de la evolución que se refiere a las cosas "físicas", pero que prohibe una investigación evolucionista de las cosas espirituales. Este dualismo es acientífico y un escrúpulo inaceptable para la inmensa mayoría de los científicos evolucionistas, que estudian de hecho la evolución de las cualidades llamadas "espirituales" justamente dentro del marco materialista rechazado por los teólogos católicos. La teoría de la evolución no trata sólo del "cuerpo", no se ocupa sólo de por qué evolucionaron el húmero, el cúbito, el radio y la mano de los vertebrados tetrápodos, pongamos por caso. Es una teoría global que explica por qué probablemente evolucionaron los instintos prosociales, los sentimientos morales e incluso las ideas religiosas. En consecuencia, "Aceptar" la teoría de la evolución, pero restringiéndola a la evolución "física", es una elección tan arbitraria como aceptar sólo la segunda ley de la termodinámica o sólo la mitad de los elementos químicos de la tabla periódica. Y es una arbitrariedad que no está más justificada por el hecho de que se fundamente en prejuicios religiosos.

El 3 de abril escribí en este blog:

Existen tres razones fundamentales por las que el público no "cree" en la evolución, y ninguna de ellas tiene que ver con el análisis de las evidencias. La primera de estas razones es la autoridad. Si -para poner sólo un ejemplo- el jefe de la iglesia católica escribe que una ética basada en la evolución es "una ética sedienta de sangre" o afirma categóricamente que el hecho de la evolución es "irracional", lo más probable es que las ideas evolucionistas no sean muy bien recibidas por los creyentes. La segunda razón está dentro de nuestros propios cerebros, escépticos o creyentes, que según nos cuentan los psicólogos cognitivos, habrían evolucionado sesgos favorables a ver "diseño inteligente" en la naturaleza (Kelemen y Rosset, 2009) [PDF]. La tercera razón, según un trabajo publicado en Public Library of Science, tendría que ver simplemente con el miedo a la muerte.

Seguramente estas tres razones están presentes en la negativa de la teología católica a aceptar la teoría de la evolución en su integridad. La última afirmación negacionista del papa, como autoridad influyente, no deja de ser un severo correctivo a quienes, como Martin Rees, sostienen que un diplomático acomodacionismo es la postura más sensata para defender la comprensión pública de la ciencia. No es verdad. La mejor y de hecho la única manera de enseñar ciencia al público es hacerlo de forma íntegra y sin cortapisas teológicas de ninguna clase.


"Los primeros padres fueron creados inmediatamente por Dios."

Muy interesante: Pope on evolution. More on the same teleological thinking

Fuente:

La Revolución Naturalista

25 de abril de 2011

La NASA nunca ha estudiado la sábana santa: viejas mentiras en defensa de la falsa reliquia

Si el otro día el médico José de Palacios Carvajal resucitaba en Intereconomía TV a Willard Libby para desacreditar los resultados de la prueba del carbono en el caso de la sábana santa; hoy es el ingeniero José Agustín Arregui quien lo hace en un artículo de opinión publicado en El Correo y El Diario Vasco. La fecha, Domingo de Resurrección, es, sin duda, la más apropiada para este nuevo milagro sindonológico.
"Las palabras de Willard Frank Libby, descubridor del método del carbono 14, son contundentes [respecto a la validez de su aplicación a esta reliquia]: «En la sábana existen fuentes radiactivas que han recargado el carbono y que hacen que este método no se le pueda aplicar»", sostiene Arregui en su artículo. Estaría bien saber dónde y cuándo dijo eso el químico y premio Nobel. En el contexto en el que el autor le cita, da la impresión de que el científico hizo esas declaraciones tras conocer los resultados del estudio de 1988 -que dató "el lino del sudario de Turín entre 1260 y 1390"-, algo imposible porque, para entonces, el científico estadounidense llevaba ocho años muerto.
No sé de dónde ha sacado Arregui esa cita, pero me da la impresión que del mismo lugar que de Palacios Carvajal la frase en la que el químico y premio Nobel decía que el análisis de 1988 estaba "mal hecho" y tenía "tres defectos gravísimos que lo inutilizan total y absolutamente": del baúl de las invenciones de los sindonólogos, que es como se denominan a sí mismo los estudiosos de la pieza. Lo que sí sé es que su artículo es un perfecto ejemplo de la pseudociencia que ha rodeado el análisis de la sábana santa desde el estudio realizado en 1978 por miembros del Proyecto para la Investigación del Sudario de Turín (STURP), una organización vinculada a la Hermandad del Santo Sudario. Aquel estudio fue tan imparcial que cuando el microanalista forense Walter McCrone, el encargado de examinar las manchas de sangre, anunció que estaban hechas con pintura, fue invitado a abandonar el STURP, grupo que nunca ha publicado los resultados de su trabajo en ninguna revista científica.
McCrone, por cierto, auguró en 1980 que, si algún día se hacía, la prueba del carbono 14 fecharía la tela "el 14 de agosto de 1356, diez años más o menos". Vittorio Pesce, antropólogo de la Universidad de Bari, mantenía meses antes de la datación por radiocarbono que la sábana había sido confeccionada entre 1250 y 1350. Y es que los documentos históricos, la iconografía, los materiales y las técnicas empleadas bastaban y sobraban para situar la aparición de la sábana en Francia a mediados del siglo XIV.
Las monedas de los ojos

Algún lector de El Correo y El Diario Vasco podría llegar a pensar que la NASA estudio la reliquia en 1978. No es así. La agencia espacial estadounidense nunca ha mostrado el mínimo interés por el sudario de Turín. Dos miembros del STURP, John Jackson y Eric Jumper, habían trabajado para la NASA y eso sirvió, a finales de los años 70, a los sindonólogos y los periodistas del misterio para anunciar al mundo que la NASA había demostrado la Resurrección. Una trola más de las muchas que componen el corpus de la sindonología. Que, más de treinta años después, Arrregui siga diciendo que "en 1978 científicos de la NASA detectaron trazas de objetos sobre los ojos del hombre de la sábana" demuestra que sus fuentes de información no son fiables precisamente.
¡Ah!, respecto a las monedas romanas descubiertas en los ojos del hombre del sudario por el reverendo Francis Filas -¿por qué el articulista oculta a los lectores la condición de sacerdote del sindonólogo?-, David Sox, ex secretario de la Sociedad Británica del Sudario de Turín, recordaba en los años 80 que, "cuando se presentó [Filas] con las fotografías en las que se basaba para realizar estas afirmaciones, un científico, cuyo nombre no se citó, dijo: «Sí, y si miras desde un poco más cerca, en la esquina superior derecha, puedes ver al Pato Donald... y ahí, a la izquierda, a Mickey Mouse»".
Arregui sostiene que, además de la prueba del radiocarbono, se han hecho otros estudios científicos y se hace eco de una serie de trabajos sindonológicos que apoyan -¡cómo no!- la idea de que la tela envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret; pero hay un detalle crucial que pasa por alto. Mientras los resultados del análisis del carbono 14 se publicaron en la revista Nature sin que nadie los haya refutado en ninguna otra publicación científica, los que él esgrime en favor de la autenticidad de la reliquia se han hecho públicos en congresos de sindonología y publicaciones del ramo; nunca en una revista científica digna de tal calificativo.

Fuente:

Magonia

21 de septiembre de 2010

Richard Dawkins responde al Papa

Richard Dawkins

Richard Dawkins (1941, Kenia)), es un etólogo británico, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico. Es titular de la «cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia» en la Universidad de Oxford.

Es autor de El gen egoísta, obra publicada en 1976, que popularizó la visión evolutiva enfocada en los genes. Su labor divulgadora escrita le ha llevado a colaborar igualmente en otros medios de comunicación, como varios programas televisivos sobre biología evolutiva, creacionismo y religión.

En su provocativo libro El espejismo de Dios, Dawkins sostiene que es casi una certidumbre que un creador sobrenatural no existe y que la creencia en un dios personal califica como un espejismo, lo que él define como una persistente falsa creencia, sotenida tenazmente a la luz de gran evidencia en contra. Dawkins concuerda en la observación hecha por Robert M. Pirsig en relación a que "cuando una persona sufre de una alucinación se le llama locura. Cuando muchas personas sufren de una alucinación se le llama religión."

Para enero 2010, la versión en inglés de "El espejismo de Dios" había vendido más de 2 millones de ejemplares

El etólogo británico, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico Richard Dawkins, autor de El gen egoísta, compareció públicamente para responder al Papa a propósito de sus comparaciones entre ateísmo y nazismo.

De nuevo, Ratzinger ha cumplido la dichosa Ley de Godwin: “A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”.




No hay mucho más que añadir a lo dicho por Dawkins, a pesar de lo sucinto de su intervención (para profundizar en sus argumentos, por supuesto, os recomiendo la lectura de su libro El espejismo de Dios.

Fuente:

Gen Ciencia

8 de septiembre de 2010

Juan Pablo II le pidió a Hawking no investigar el origen del Universo

Ya han dado la vuelta al mundo las afirmaciones del famoso astrofísico Stephen Hawking, respecto a que Dios no sería en absoluto necesario para explicar cierto fenómeno científico, que muchos llaman “la Creación”. De hecho, recibió una airada respuesta de Benedicto XVI, quien apuntando a la existencia de una especie de teoría de la conspiración, denunció la existencia de una “corriente laicista” que quiere destruir a la divinidad. Pero otra confidencia del teórico inglés ha sido menos publicitada. Hawking asegura que el papa Juan Pablo II llegó en una ocasión a pedir privadamente a un grupo de connotados científicos que no investigaran el origen del Universo, puesto que éste sería un asunto sólo de Dios.



El escritor y estudioso británico señaló que el difunto Papa realizó ese comentario en una conferencia sobre Cosmología celebrada en El Vaticano.

Hawking, que no dijo cuándo tuvo lugar el encuentro, citó textualmente las palabras de Juan Pablo II: ” Está bien estudiar el Universo y dónde se originó. Pero no se debería profundizar en el origen en sí mismo, puesto que se trata del momento de la Creación y de la intervención de Dios”.

El científico bromeó sobre el tema durante unas conferencias celebradas en Hong Kong.

“Me alegró saber que él no se había percatado de que había presentado una ponencia en la que teorizaba sobre cómo empezó el Universo. No me hacía gracia la idea de ser entregado a la Inquisición como Galileo”.

Eterno desencuentro

La Iglesia condenó a Galileo en el siglo XVII por defender la teoría heliocéntrica de Copérnico , que establecía que la Tierra y los demás planetas giraban en torno a un Sol estacionario, mientras que la doctrina de la Iglesia defendía que la Tierra era el centro del Universo.

Sin embargo, en 1992 el Papa Juan Pablo II firmó una declaración en la que reconocía que la Iglesia se equivocó al acusar a Galileo, y que todo fue un error motivado por una “trágica y mutua incomprensión”.

Tomado de:

The Clinic

6 de mayo de 2010

¿Se puede explicar el mal con las leyes de la Termodinámica?

Miércoles, 06 de mayo de 2010

¿Se puede explicar el mal con las leyes de la Termodinámica?

¿Qué es la termodinámica?

La
termodinámica es una rama de la física que estudia los efectos de los cambios de magnitudes de los sistemas a un nivel macroscópico. Los cambios estudiados son los de temperatura, presión y volumen, aunque también estudia cambios en otras magnitudes, tales como la imanación, el potencial químico, la fuerza electromotriz y el estudio de los medios continuos en general. También podemos decir que la termodinámica nace para explicar los procesos de intercambio de masa y energía térmica entre sistemas térmicos diferentes.

Para tener un mayor manejo especificaremos que calor significa "energía en tránsito" y dinámica se refiere al "movimiento", por lo que, en esencia, la termodinámica estudia la circulación de la energía y cómo la energía infunde movimiento. Históricamente, la termodinámica se desarrolló a partir de la necesidad de aumentar la eficiencia de las primeras máquinas de vapor.

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Si piensas que esta relación Termodinámica-mal es estrambótica, he de decirte que no es, ni mucho menos, la primera vez que se usan las leyes de la física para argumentar un comportamiento humano. (Al final os extraigo, del fantástico artículo “La termodinámica, su historia y sus implicaciones sociales. Una revisión historiográfica” de Stefan Pohl Valero, algunas ideas generales que nos demuestran hasta que punto puede ser utilizado un concepto científico para fines sociales e ideológicos.)

Aunque se arriesga uno a cometer errores al interpolar las leyes de la física al comportamiento humano, voy a intentar explicar el mal con las leyes de la termodinámica. Espero no meter mucho la gamba.

El mal

Se ha filosofado durante toda la historia sobre el mal y el bien. El mal ha sido un concepto tratado por filósofos y religiosos durante muchos siglos. ¿Es el hombre bueno o malo por naturaleza? Parece claro que el mal y el bien son conceptos relativos que dependen de la moral y la ética de una época y sociedad determinada. Por ejemplo, la esclavitud en la Roma Antigua formaba parte de la sociedad romana, donde el esclavo constituía el escalón más bajo de la sociedad , y el propietario ejercía sobre el esclavo un poder absoluto. En ningún momento un ciudadano romano, noble y honrado, sería considerado amoral por aceptar la esclavitud como parte necesaria de la estructura social y económica.

Hoy día esta “institución” no sería aceptada bajo ningún concepto. Pero actualmente también existen grandes diferencias éticas y morales entre sociedades que defienden el mismo concepto del mal y el bien. La pena de muerte, el aborto o la eutanasia pueden ser ejemplos claros.

El mal en la naturaleza.

El mal es un invento humano, en la naturaleza no existe el mal ni el bien. Que el león mate a las crías de otro león para procrear con la leona es pura supervivencia; que la viuda negra o el pulpo mate al macho después de procrear es supervivencia. No podemos extrapolar la moral humana a la naturaleza. Desde que la primera bacteria tuvo que comerse o utilizar a otra para sobrevivir, la vida de un ser vivo no se sostiene sin la muerte de otro.

¿Se puede explicar el mal con las leyes de la Termodinámica?

¿Puede ser que las leyes de la física sean las que empujen al ser humano a hacer el mal?

Las leyes de la Termodinámica pronostican que un sistema aislado evolucionará hacia un estado de mínima energía y máxima entropía (máximo desorden). El equilibrio entre estas dos variables termodinámicas determinan si un fenómeno ocurre o no. Nosotros tendemos al desorden, pero al no estar aislados, usamos la energía del Sol para permanecer ordenados. Ahora bien, una vez que consumimos la energía necesaria para permanecer ordenado y vivos, siempre tendemos a gastar la mínima energía al realizar una actividad. Por ejemplo, para ver la televisión nos sentamos o nos tumbamos, porque nuestro estado y gasto energético es menor que viéndola de pie.

Pongamos varias situaciones para intentar aclarar el asunto:

  1. En un examen: Estamos delante de un examen y no hemos estudiado nada, lo hacemos mal y lo suspendemos. Hacer mal el examen requiere mucho menos gasto energético que hacerlo bien. Para hacerlo bien tengo que gastar mucha energía para pensar y memorizar durante semanas o meses.
  2. Robando una televisión: Un ladrón roba una televisión. ¿Por qué lo hace? Lógicamente robar una televisión requiere mucho menos gasto energético que trabajar y ahorrar durante meses para comprársela.
  3. Una mujer le es infiel a un hombre y éste mata al amante: Matando al amante resuelve el problema mucho más rápido y con menos gasto energético que aceptando la infidelidad y encontrar otra pareja.

En todos estos ejemplos no sólo hace falta más energía para hacer el bien, sino que hay que emplear más tiempo en permanecer ordenados para hacer el bien.

Desde que se inventó la primera herramienta se inventó la primera arma. Una azada puede servir para arar la tierra, o golpear al vecino en la cabeza y quedarse con sus tierras, duplicando así la plantación y los beneficios. Un acto que ahorra mucha energía, ya que para doblar la producción practicando el bien, el agricultor tendría que trabajar el doble, para ganar el suficiente dinero para comprar las tierras del vecino y trabajarlas.

Así, el mal no es más que la tendencia del ser humano a seguir la ley física del mínimo gasto energético.

“La termodinámica, su historia y sus implicaciones sociales. Una revisión historiográfica” de Stefan Pohl Valero

En la segunda mitad del siglo XIX las leyes de la termodinámica tuvieron implicaciones sociales en el contexto europeo. Además de las posibilidades que parecía ofrecer el concepto de la energía para el estudio y manejo de la sociedad, el hecho de que esta misma sociedad y sus individuos se interpretaran como una máquina térmica sirvió de manera idónea para legitimar diversos ordenes sociales. En la Europa del último tercio del siglo XIX, la imagen de una compleja máquina térmica, regida por las leyes de la termodinámica, se convirtió en una de las principales metáforas que explicaban cómo el universo, la sociedad y el hombre funcionaban. Desde esta visión, las leyes de la termodinámica sirvieron para justificar toda una serie de ideologías y reformas sociales. Si entendemos el “darwinismo social” como un término que expresa las influencias e implicaciones sociales y culturales del darwinismo -la interacción entre teorías biológicas y teorías sociales - , y en el que las férreas fronteras entre lo científico y lo social parecen difuminarse, entonces podríamos igualmente hablar de la “termodinámica social.”

En el libro Energy & Entrpopy. Science and Culture in Victorian Britain (1989), el lingüista Greg Myers escribió un ensayo titulado “19th Century Popularization of Thermodynamics and the Rhetoric of Social Prophecy,” en el que exploraba cómo el lenguaje de la crítica social y moral influyó en la retórica de los divulgadores de la física victoriana, y cómo el lenguaje de los físicos fue utilizado para hacer crítica social y moral. Al igual que como ocurrió con el darwinismo, tanto pensadores de derechas como de izquierdas se apropiaron de las leyes de la termodinámica para legitimar de forma científica sus posturas políticas e ideológicas

Para el círculo de Thomson y Maxwell, por ejemplo, las leyes de la energía sirvieron para respaldar una visión cristiana del cosmos. A partir de la segunda ley de la termodinámica, Thomson dedujo una consecuencia cosmológica de indudables repercusiones teológicas.

La ley de la entropía caracterizaba entonces un universo material que necesariamente debía tener un inicio y que se dirigía inevitablemente hacia un fin, aquel donde toda la energía estaría disipada en forma de calor y por lo tanto no habría posibilidad de ningún tipo de vida. Cuando Thomson publicó en 1852 su artículo “On a Universal Tendency in Nature to the Dissipation of Mechanical Energy,” en el que explicaba la llamada “muerte térmica del universo”, se estaba escribiendo una profecía bíblica con la autoridad de una fórmula matemática. La segunda ley de la termodinámica se convertía así en una confirmación física de una verdad moral.

Thomson veía en la muerte térmica del universo una confirmación científica de la visión decadente de la tierra expuesta en el Antiguo Testamento y en especial en el pasaje Isaías 51:6.24 Para Thomson, las dos leyes de la energía caracterizaban precisamente el contraste que aparecía en este pasaje bíblico que anunciaba el fin de la tierra y la desaparición de los cielos, pero a la vez la eternidad de la salvación. Este contraste entre temporalidad y eternidad se reflejaba en las leyes de la energía: en la tierra desaparecería el pecado así como se disiparía la energía, pero igualmente la salvación, la rectitud y la energía permanecerían para siempre. Con esto, Thomson pretendía preservar el sentido conservador de una teología natural que demostraba el poder del creador sobre la naturaleza.

En el último tercio del siglo XIX, la idea de que el universo alcanzaría un estado de equilibrio térmico se convirtió en la mejor arma contra las doctrinas materialistas y naturalistas de la época. Dentro de un amplio debate público entre ciencia y religión, que tenía como telón de fondo la búsqueda de diversas posibilidades reformistas que abarcaban el Estado, las instituciones y la sociedad, la conservación de la energía -al igual que la teoría de la evolución- representaron los mejores argumentos para promover una visión materialista del universo y para cuestionar valores tradicionales religiosos. Estas teorías científicas fueron muy importantes a la hora de ofrecer una visión del mundo que se regía exclusivamente por leyes naturales y donde la mano de Dios y lo sobrenatural no tenían cabida. En este sentido, la termodinámica fue utilizada para cuestionar el poder de la Iglesia y para proponer una nueva moral basada en la razón. Pero si para los intelectuales reformistas la primera ley de la termodinámica significó una excelente herramienta para la secularización de la sociedad y la separación de la Iglesia y el Estado, para numerosos líderes intelectuales conservadores la segunda ley representó la confirmación de una visón del mundo que implicaba la existencia de un Artífice de un universo con principio y final. Numerosos intelectuales católicos en toda Europa recurrieron a la ley de la entropía -y con ello a la creciente autoridad social de la ciencia- en su campaña por mantener dentro la Iglesia la autoridad moral y su poder sobre la sociedad.

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Fuente:


Ciencia On Line
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