Harvard confirma que antiguo papiro que menciona una cita de Jesús hablando de su esposa es auténtico y reaviva el debate sobre el celibato en el cristianismo.
En septiembre del 2012 el descubrimiento
de un antiguo papiro que mencionaba a la esposa de Jesús conmocionó a
la comunidad cristiana. Los creyentes, incluyendo autoridades del
Vaticano, desestimaron este documento como una falsificación, pero esta
semana la Universidad de Harvard anunció que el documento histórico que
tiene alrededor de 1,600 años de antigüedad (y posiblemente más) es auténtico.
Escrito en lengua copta, el papiro cita
las palabras de Jesucristo haciendo mención a su esposa como “posible
discípulo”. El fragmento recuperado y traducido por la investigadora
Karen King reaviva la polémica sobre temas tabú en el cristianismo, como
el celibato, la sexualidad y el matrimonio en las autoridades
religiosas. “El fragmento sugiere que algunos de los primeros cristianos
tenían una tradición en la que Jesús estaba casado”, dijo Karen King.
Esto evidentemente tampoco es una prueba de que Jesús tenía una esposa,
pero, ya que la creencia difundida de su celibato tampoco está
sustentada en bases muy sólidas, genera una interesante discusión.
Especialmente cuando en el tiempo de Jesús, y dentro de su tradición,
era común que los sacerdotes tuvieran esposas.
Según varios de los Evangelios Apócrifos
y los textos gnósticos, Jesús tenía una esposa (generalmente se
menciona a María Magdalena) con la que tuvo hijos –de aquí surge el
misterio del santo grial o sangre real. Cabe la posibilidad de que la
Iglesia, como una forma de detentar con mayor rigor el poder sobre las
masas, haya considerado más apta la imagen de un Jesús célibe, de esta
forma limitando la expresión de la sexualidad sagrada o el sendero del
éxtasis, que algunas otras religiones han utilizado como una vía central
para acceder a lo divino. La Iglesia se convirtió en el intercesor
entre Dios y el hombre y como tal guardó celosamente sus canales de
comunicación.
Hace tres años también se difundió
información presentada por la investigadora de la Universidad de Exeter,
Francesca Stavrakopoulos, que apunta a que originalmente las grandes
religiones abrahámicas –que son hoy los tres grandes
monoteísmos−adoraban también a la diosa Asherah, junto a Yahveh (Asherah
es a veces llamada Astarot, y es la misma deidad adorada como Ishtar
por los babilónicos y Astarte por los griegos, arquetipo del divino
femenino: Luna, Tierra, Venus). Es decir que la “esposa” o pareja de
Dios, la Diosa Madre fue editada fuera de la Biblia.
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