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16 de noviembre de 2012

¡Hey, no se lleve el iPad a la cama!

Un hombre sujeta un iPad mini durante su lanzamiento. | Reuters

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  • Un estudio muestra que la luz brillante por la noche puede causar depresión
  • El trabajo, en ratones, apunta como culpables a unas células de la retina
Cuando llega la noche, se encienden las luces en casa, y mientras la televisión emite sus imágenes en 'prime time' usted consulta Twitter con el móvil. Al acostarse, aún navega un rato con el iPad antes de apagar la luz. Seguramente esta imagen, rutinaria en muchos hogares, puede tener consecuencias en nuestro estado de ánimo tal y como acaba de demostrar un trabajo publicado en la revista 'Nature'.

El estudio, llevado a cabo con ratones, demuestra que exponerse a luz brillante durante la noche, puede tener repercusiones negativas en el estado de ánimo y en la capacidad de aprendizaje.

El equipo dirigido por Samer Hattar, de la Universidad Johns Hopkins (EEUU), sometió a los roedores a un ciclo aberrante de luz y oscuridad: tres horas y media iluminados, seguidas de otras tres horas y media de oscuridad.

Estos ciclos aberrantes tuvieron repercusiones en el estado de ánimo de los animales, con patrones que indicaban un trastorno depresivo (estaban apáticos, sin moverse, sin interés por el azúcar), pero que además repercutía negativamente en su capacidad para aprender nuevas cosas.

Es cierto, admite Hattar, que el estudio está realizado en ratones, pero insiste en sus similitudes con los humanos en muchos sentidos. En este caso, concretamente, la alteración neurológica provocada por la luz nocturna tiene que ver con unas células situadas en la retina (las llamadas células ganglionares retinales fotosensibles).

Cuando estas células se activan por culpa de una luz brillante, repercuten directamente sobre el centro cerebral que controla nuestro estado de ánimo, concluyen los investigadores, independientemente de las horas de sueño que durmieran los ratones. Los investigadores también observaron elevados niveles de la hormona del estrés (cortisol) por culpa de la luz brillante cada 3,5 horas.

En una nota de prensa, Hattar insiste en que no se trata de estar completamente a oscuras en casa por la noche, pero sí recomienda apagar algunas luces intensas. A su juicio, es importante que al menos seamos conscientes del efecto que puede tener en nuestro organismo la exposición a luces brillantes durante las horas de penumbra y que se ha convertido en una rutina en nuestras vidas.

La relación de la luz con los estados de ánimo es una vieja conocida de los científicos y, de hecho, la llegada del invierno con sus menos horas de luz suele provocar estados de ánimo melancólicos. Sin embargo, como señala en un comentario en la misma revista Lisa Monteggia, de la Universidad de Texas Southwestern, los circuitos neuronales implicados en esta relación no son bien conocidos.

Hasta ahora, prosigue, la teoría más extendida era que la falta de sueño y la desregulación de nuestro reloj interno (por ejemplo, en trabajadores del turno de noche) podía ser el principal motivo. Sin embargo, añade, todo indica que una exposición anómala a la luz 'a deshoras' puede tener una repercusión directa en nuestro cerebro, independientemente del ritmo circadiano y de otros trastornos del sueño. De hecho, concluye, habrá que seguir indagando el papel de las células sensibles de la retina en la aparición de depresión y otros trastornos de ánimo.

Fuente:

El Mundo Salud

28 de octubre de 2012

Cuánto duermes depende de cuánto trabajas

Trabajo y entorno laboral dormir3 

Cuantas más horas trabaja una persona, menos tiempo dedica al descanso, según revelaba un estudio de la Universidad de Pensilvania publicado en la revista Sleep. De acuerdo con los resultados, las personas que duermen 4 horas menos que la media trabajan 93 minutos más los días laborables y alrededor de 2 horas más los fines de semana. Teniendo en cuenta que el descanso determina la morbilidad (el número de personas enfermas) y la mortalidad, el exceso de trabajo es un factor de riesgo importante para la salud.

Por otro lado, el estudio, dirigido por Mathias Basner, revelaba que el tiempo que dedicamos a desplazarnos de un sitio a otro (tanto de casa al trabajo como al centro comercial, al colegio, a eventos sociales, etc.) es el segundo factor que más condiciona las horas de sueño.

Finalmente, los invetigadores llegaron a la conclusión las personas que duermen poco dedican menos tiempo a ver la televisión durante el fin de semana que el resto de la población, y más tiempo a las relaciones sociales y a las actividades de ocio.


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22 de octubre de 2012

¿Que alimentos nos ayudan a dormir a pierna suelta?



cebolla-rojaLos antiguos egipcios utilizaban la cebolla para inducir el sueño, y lo cierto es que no iban desencaminados. La cebolla, sobre todo si es roja o chalota, contiene quercetina, una sustancia con efectos antioxidantes, antiinflamatoria y sedante, que ayuda a conciliar el sueño. Un vaso de vino también puede ser compañía recomendable antes de ir a dormir, ya que reduce la presión arterial y el ritmo cardíaco sumiéndonos en un agradable estado de relajación.

Sin embargo, el mejor antídoto contra el insomnio ha resultado ser el zumo de cereza. Según un estudio del Centro Médico de la Universidad de Rochester (EE UU) publicado hace algún tiempo en la revista Journal of Medical Food, esta bebida no reduce el tiempo que tardamos en conciliar el sueño pero, una vez que estamos dormidos, aumenta su profundidad. En una serie de experimentos, los científicos demostraron que los insomnes que tomaban un vaso de zumo por la mañana y otro vaso dos horas antes de irse a la cama, se despertaban menos durante la noche y amanecían más descansados.

Y además…

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12 de octubre de 2012

El ornitorrinco: el animal que más sueña

Especial: Animales

 
Si nos preguntamos qué animal es el que sueña más de todos enseguida nos vendrán a la cabeza los animales que más duermen, como el lirón o el perezoso. O quizá el ser humano, que posee el cerebro más complejo. Pero no es así. El animal que más sueña es el ornitorrinco.

Dormir no es sinónimo de soñar. El sueño solo es una parte, la llamada fase de sueño paradójico, en la que hay movimientos oculares rápidos, o REM. Una fase descubierta por un alumno de posgrado de Fisiología de la Universidad de Aserinsky, en 1952.

Muchos animales pasan por la fase REM, no solo los seres humanos. El ornitorrinco es el animal que más tiempo emplea en la fase REM del sueño: unas 8 horas diarias. Este animal nace completamente indefenso y ciego, es incapaz de termorregularse y de encontrar por sí solo el sustento. En el otro extremo, el delfín recién nacido puede y necesita termorregularse, nadar, seguir a su madre y evitar a los depredadores. Los delfines adultos apenas conocen el sueño REM.

Los grandes periodos de sueño REM de los animales inmaduros servirían para establecer las conexiones neuronales genéticamente programadas. Quizá el sueño REM actúe como un sustituto de la estimulación sensorial externa.

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22 de agosto de 2012

Si el estudio te quita el sueño puedes salir reprobado

Una joven repasa sus apuntes antes del examen de Selectividad. | Conchitina
Una joven repasa sus apuntes antes del examen de Selectividad.
  • No sólo no ayuda sino que no dormir empeora los resultados académicos
Entre libros y apuntes, cafeína en mano y ojeras. A muchos estudiantes se les reconoce porque sus bienvenidas a los meses de julio y septiembre son una constante de noches mal dormidas, datos, nombres y fórmulas en la cabeza con los que enfrentarse a los últimos exámenes del curso.

Da igual los años que pasen. Seguramente todos sepan lo que es quedarse las noches de antes en vela por preparar estos exámenes, todos ellos con la vana pero presente ilusión de que estudiando de forma intensiva los días de antes, incluso la noche antes, se tienen los conocimientos más frescos.

Sin ánimo de darles una mala noticia, las evidencias científicas demuestran todo lo contrario. Los últimos en echar por tierra esta 'teoría' ha sido un grupo de investigadores de la Universidad de California (Los Ángeles, EEUU). Según el análisis que publican en 'Child Development', quitarse horas de sueño para estudiar más no sólo no fija los conocimientos, sino que aumentan las posibilidades de terminar con problemas académicos al día siguiente.

Largas noches

Para subrayar esta afirmación, los investigadores siguieron durante 14 días próximos a las fechas de exámenes a 535 estudiantes de distintos cursos de Secundaria de Los Ángeles para analizar, mediante preguntas y tests, el tiempo que dormían, las horas que estudiaban, cuándo lo hacían y su rendimiento académico, sus hábitos de estudio y sus resultados.

"Esperábamos como conclusión demostrar que no se conseguía mejorar significativamente los resultados de los exámenes, pero lo que nos ha sorprendido es que por cada noche en vela o con insuficientes horas de sueño por estudiar más tiempo se consigue el efecto contrario, los resultados en los exámenes, así como en la comprensión de la materia que se imparte en las clases es peor", afirma Andrew J. Fuligni, profesor de Psiquiatría y Ciencias Bioconductales del Instituto de Neurociencia y Comportamiento Humano de la Universidad de Los Ángeles.

Para los psicólogos, estos resultados vienen a apoyar una vez más la lucha contra las leyendas urbanas. "Muchos estudiantes creen que con cafeína y una semana durmiendo poco y estudiando mucho conseguirán buenos resultados, pero lo cierto es que, aunque puede haber sus excepciones, en la mayoría de las ocasiones sus resultados son peores estudiando de forma intensiva en vez de extensiva", afirma a ELMUNDO.es José Antonio Portellanos Pérez, doctor en Psicología y profesor del departamento de Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid.

"¿Para qué nos sirve dormir?", se pregunta este especialista. "Dormir nos sirve tanto para la recuperación fisiológica del cuerpo como, sobre todo, para mantener el equilibrio de nuestro cerebro. La falta de sueño daña más al cerebro que al cuerpo. Es una exigencia del cerebro", explica.

Precisamente, como actividad mental, Portellanos asegura que uno de los beneficios del sueño es que consolida el aprendizaje del día "ordenando y guardando la información". Por ello, "cuando se restan horas de sueño por el estudio, al cerebro no le da tiempo a procesar y organizar esta información por lo que se produce el olvido", comenta.

Además, este doctor explica el porqué de ese lapsus que muchos estudiantes sufren en pruebas que ya tendrían que saber: "Aunque de manera directa la falta de sueño no influye en lo que ya se sabe, en el aprendizaje consolidado, sí es cierto que cuando no se duerme de forma más o menos continuada, unido a los nervios del examen, se producen lapsus o bloqueos. La información que se está asimilando en los últimos días, directamente se pierde", explica.

Y todo ello sin contar con los trastornos de conducta producto de una falta de descanso adecuando. "Todos necesitamos dormir entre siete u ocho horas, sin este respiro a nuestro cerebro y nuestro cuerpo es normal que se produzcan situaciones de irascibilidad, irritación, etc, ya que no hemos recuperado ese equilibrio de nuestro cerebro. Esto se acentúa en periodos de estrés como son los exámenes", añade el doctor Portellanos.

¿Alondras o búhos?

En el estudio, el profesor Fuligni pone el acento en la falta de sueño también producto de la excesiva carga en la agenda de chavales de 12 años en adelante, por lo que recomienda "que estos jóvenes consigan unos hábitos para que sus horas de sueño no se vean afectadas por el estudio, ya sea mejorando la efectividad de las horas electivas o restando el tiempo de otras actividades extracadémicas, los amigos o las nuevas tecnologías", recalca.

A este respecto, tanto José Antonio Portellanos como Andrés González Bellido, presidente de la Sección de Psicología de la Educación del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña, recuerdan que "falta enseñar a estudiar". Para ambos, aunque existen técnicas de estudio, los adolescentes han de aprender a "estudiar de forma constante, repasando y descansando lo suficiente".

"Darse la paliza a estudiar la semana antes es una locura que produce efectos académicos negativos", insiste este especialista. "Como mucho, lo que sí se puede hacer, ya que su eficacia está comprobada, es estudiar unas horas antes de irse a la cama y luego dormir siempre las horas necesarias (entre siete y ocho), con esto se asimila mejor la información", subraya González Bellido.

Pero ¿entonces no existen las personas diurnas y nocturnas? "Existen personas cuyos biorritmos naturales marcan que su mejor horario para estudiar es entrada la tarde, los llamados 'búhos'; aunque la mayoría de las personas son 'alondras', aquellos cuyo pico de rendimiento se desarrolla en las mañanas", afirma González Bellido. "Cada persona tiene que descubrir a qué grupo pertenece y planificarse en función de ello. 

El verano es un buen momento para hacer este experimento. Si estudias mejor por la mañana, la idea sería acostarse antes para levantarse temprano, si es a la inversa y ya está iniciado el curso, hay que planificarse las tardes y ser constante estudiando todos los días para no bajar nunca del umbral de las seis-siete horas de sueño. Yo siempre recuerdo que el curso se se empieza a aprobar desde el momento en que comienza", asegura.

Es más, los psicólogos llegan a afirmar que es mejor no estudiar los dos días antes del examen. "El día anterior al examen es mejor repasar algo, pero de forma leve, no estudiar. El hacerlo supone aumentar nuestra ansiedad, genera un bloqueo mental y no se consigue el objetivo de aprender lo que no sabemos", aseguran.

Fuente:

El Mundo Ciencia

15 de agosto de 2012

El pintor que pinta... ¡cuando está durmiendo!

En su día a día, Lee Hadwin es enfermero especializado en tareas de rehabilitación 
Cuando se duerme, su cuerpo permanece 'despierto' y pinta, aunque nunca le interesó el arte 
La clínica del sueño de Edimburgo ha certificado que su destreza es 'única' 



Una de las obras de Lee Hadwin
El valor de la ensoñación ocupa cada vez más un segundo plano en una sociedad obsesionada por la actividad vigilante del mundo despierto. Pero eso no evita que muchas de las características que dan significación al hombre habiten en un nivel subyacente a esa consciencia. La importancia del sueño en la ciencia, la filosofía y la cultura en general ha inquietado, para bien o para mal, a todo tipo de pensadores; desde Descartes a Freud pasando por John Lennon.

El caso de Lee Hadwin seguramente habría llamado la atención de alguno de ellos. En su día a día, nada en él parece llamar la atención. Es una persona normal que trabaja como enfermero en un hospital. Hasta ahí, no deja de ser como tantos otros compañeros de trabajo; pero igual que un superhéroe de cómic, debajo de la bata esconde un gran secreto. El galés-australiano de 36 años se convierte en pintor cada vez que cierra los ojos. “Suelo recibir montones de e-mails de todo el mundo de gente que me cuenta de todas las cosas extrañas que hace mientras duerme. Desde cocinar hasta escribir poesía, pero según la clínica del sueño de Edimburgo, yo soy un caso único, ya que no soy capaz de reproducir lo que hago dormido cuando estoy despierto”, explica a la vez que confiesa que nunca ha tenido aptitudes pictóricas.

El talento oculto de Hadwin comenzó a desarrollarse con cuatro años, pero no fue hasta mucho tiempo después cuando se dio cuenta de lo que hacía al despertarse por las mañanas y encontrarse montañas de hojas llenas de dibujos que se extendían hasta las paredes de su dormitorio o el suelo. Y como en la carrera de cualquier artista, su destreza ha ido creciendo con los años. Pero eso sí, solo su destreza letárgica.


Para demostrar que su talento no es falso, el peculiar artista se ha sometido a varios estudios e incluso ha protagonizado un reportaje de la BBC. “He hecho pruebas en la famosa clínica del sueño, en Edimburgo donde me estoy sometiendo a unos tests. Los resultados parecen indicar que mi cuerpo permanece despierto mientras mi mente está dormida. Además estoy esperando los resultados de unos científicos japoneses y acabo de rodar un documental para Fuji TV”.

Otra característica de su talento es que no se trata de una forma de dar cauce a un sueño frustrado o a una pasión irrefrenable. Hadwin no se inquieta al reconocer que el mundo del arte nunca le había interesado, y eso es lo que hace de su destreza una incógnita aún mayor. “En el pasado no estuve demasiado interesado, pero desde que he descubierto el mundo del arte durante esta última década, me he convertido en un entendido. Me encanta visitar galerías pero lo que menos me sigue gustando es el arte moderno”, aclara.

“Mi carrera en el mundo del arte despega poco a poco. Acabo de exhibir mi primera exposición patrocinada por Barclays en Londres. Me encanta la labor que hago para la caridad colaborando en la búsqueda de gente desaparecida. Creo que si tienes un don o te desenvuelves bien haciendo cualquier cosa tienes que ayudar a los demás”. Desde que se dio a conocer, muchos han sido los que han puesto en duda su capacidad o talento bramando que lo suyo tenía truco y era indemostrable, pero está claro que esas acusaciones a él no le quitan el sueño.

Fuente:

El País Ciencia

20 de marzo de 2012

¿Por qué es contagioso el bostezo?

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Seguramente alguna vez has bostezado frente a otra persona, ésta te vio hacerlo y breves instantes después acabó bostezando. Por ende, al menos una vez en tu vida te has preguntado: ¿por qué es contagioso el bostezo?

Pues bien, ver a alguien bostezar, escuchar un bostezo o incluso leer sobre los bostezos, puede hacerte bostezar. Así que ten cuidado y prepárate porque hoy en OjoCientífico te brindamos algunas posibles respuestas a este antiguo y verdadero misterio.

¿Qué es un bostezo?

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El diccionario (RAE) lo define como una acción involuntaria, como el “hacer involuntariamente, abriendo mucho la boca, una inspiración lenta y profunda y luego espiración, también prolongada y generalmente ruidosa. Es indicio de tedio, debilidad, etc., y más ordinariamente de sueño.

Los bostezos ocurren a todas las edades por igual, y también en algunas especies de aves, reptiles y otros mamíferos ,como por ejemplo los perros. Al contrario de lo que comúnmente se cree sobre los bostezos, no están tan relacionados al sueño sino a la vigilia.

¿Por qué se contagian los bostezos?

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Si nos detenemos en lo referente a los aspectos físicos, según un reciente artículo publicado por BBCnews, bostezar produce un enfriamiento en el cerebro que ayuda a que funcione mejor.

Según la teoría que sostiene que el bostezo se produce como un mecanismo de enfriamiento y regulación del funcionamiento cerebral, se sabe que los bostezos se contagian desde tiempos ancestrales. Para entonces los bostezos ayudaban a los grupos de vigilantes de nuestros antepasados a mantenerse alerta y detectar el peligro después de varias horas de vigilancia.

Por otro lado en las noticias de Discoverynews, se señala que algunas investigaciones sobre el bostezo han arrojado resultados que determinan que el bostezo contagioso es un signo de empatía, una forma de vinculación social.

Destaca además que los niños comienzan a desarrollar este comportamiento de contagio a partir de los cuatro años de edad y que en niños con autismo existe la mitad de posibilidades de que el bostezo se contagie.

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Los investigadores señalan que el bostezo implica un cierto tipo de vínculo y de comunicación social, por lo que los médicos serán capaces de diagnosticar problemas de comunicación y desarrollo en niños con mayor facilidad que antes.

Aunque como señalábamos al comienzo varias especies bostezan, solo en los humanos, los chimpancés y en algunas razas de perros el bostezo es contagioso.

Conocer mejor las características de algo tan simple y tan naturalizado como un bostezo contagioso, puede traer importantes avances al mundo de la ciencia en campos como la medicina y la psicología.

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Te invitamos a echarle un vistazo a este vídeo sobre el contagio de los bostezos en animales en el que se puede apreciar claramente cómo se contagia el bostezo en chimpancés.





Puede que no hayas bostezado con los chimpancés pero intenta mirar a otra persona bostezar e impedir que inmediatamente te suceda lo mismo. Si lo logras, ¡por favor, háznoslo saber!

Fuente:

Ojo Científico

6 de marzo de 2012

Con la edad dormimos mejor


dormir-grasaLas personas mayores sufren menos trastornos del sueño, según indica un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania (EEUU). El trabajo desmonta la creencia popular de que al envejecer dormimos menos, y peor.


Los científicos realizaron una encuesta telefónica a más de 150.000 personas adultas de diferentes edades a las que se les preguntó si tenían problemas para dormir o si se encontraban cansados por el día. Además, el análisis incluyó variables como la raza, educación, ingresos, estado de ánimo, salud, y tiempo trascurrido desde la última revisión médica.

Los resultados indicaron que las personas con problemas de salud y depresión sufren más problemas de descanso. Además, las mujeres padecen más trastornos de sueño que los hombres. Lo más sorprendente del estudio es que, en contra de lo esperado, la calidad del sueño es mayor a edades avanzadas, o al menos eso sentimos. "Incluso aunque las personas mayores duerman peor que las jóvenes, la percepción del propio descanso mejora con la edad", ha indicado Michael Grandner, uno de los autores del trabajo que se publica en la revista Sleep.

Fuente:

Muy Interesante

9 de diciembre de 2011

Hace 77.000 años, los humanos ya usaban ropa de cama, colchones y repelentes de insectos

Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto camas de plantas preservadas y evidencias del uso de plantas repelentes de insectos de hace 77.000 años en un refugio de piedra en el sur de Africa.

Imagen de las excavaciones

Este descubrimiento, que se remonta 50.000 años más que los informes anteriores sobre ropa de cama conservada, ofrece una fascinante visión de las prácticas de comportamiento de los primeros humanos modernos en Africa.

El equipo, dirigido por el profesor Lyn Wadley, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, en colaboración con Christopher Miller, de la Universidad de Tübingen, en Alemania, Christine Sievers y Marion Bamford también de Witwatersrand, y Pablo Goldberg y Francesco Berna de la Universidad de Boston en Estados Unidos, han descrito el descubrimiento en la revista científica 'Science'.

La ropa de cama antigua fue descubierta durante excavaciones en Sibudu, un refugio de roca en la provincia de KwaZulu-Natal (Sudáfrica), donde Lyn Wadley, profesor de la Universidad de Witwatersrand, ha estado excavando desde 1.998. Por lo menos 15 capas diferentes contienen ropa de cama, de entre 77.000 y 38.000 años.

La ropa de cama se compone de capas de varios centímetros de espesor de tallos y hojas compactas de juncos, que se extienden durante, al menos, un metro cuadrado y un máximo de tres metros cuadrados en el área excavada. Christine Sievers, de la Universidad de Witwatersrand, identificó núculas de varios tipos de juncos utilizados en la construcción de dicha ropa de cama.

La ropa de cama, que se encuentra muy bien conservada, consiste en una capa de tallos de juncos y hojas fosilizados cubiertos por una capa delgada de hojas, identificadas por el botánico Marion Bamford como pertenecientes al Cryptocarya woodii; las hojas de este árbol contienen químicos insecticidas, adecuados para repeler a los mosquitos.

La selección de estas hojas para la construcción de camas sugiere que los primeros habitantes de Sibudu tenían un gran conocimiento de las plantas que rodean el refugio, y estaban al tanto de sus usos medicinales. Según Lyn Wadley, "los antiguos habitantes recogían juncos en el río uThongathi, situado justo debajo del lugar, y disponían las plantas en el suelo de la vivienda. La ropa de cama no se utilizaba sólo para dormir, sino que, además, proporcionaba una superficie cómoda para la vida y el trabajo".

El análisis microscópico de la ropa de cama, dirigido por Christopher Miller, profesor de Geoarqueología de la Universidad de T~bingen, sugiere que los habitantes reformaron la ropa de cama repetidamente durante el curso de la ocupación. El análisis microscópico demostró que los habitantes de Sibudu quemaban la ropa de cama después de su uso. "Se quemaba la ropa de cama usada posiblemente como una forma de eliminar las plagas", explica Miller.

La ropa de cama conservada también está asociada a restos de chimeneas y numerosos depósitos de cenizas. Hace 58 mil años, el número de chimeneas, ropa de cama y cenizas se incrementó dramáticamente; los arqueólogos creen que esto se debe a una ocupación intensiva. En el artículo, los arqueólogos sostienen que el aumento de la ocupación se corresponde con los cambios demográficos del momento, en Africa; hace 50 mil años, los humanos modernos comenzaron a expandirse fuera de Africa, sustituyendo a los seres humanos arcaicos de Eurasia, incluyendo a los neandertales.

Este descubrimiento se suma a una larga lista de importantes hallazgos en Sibudu en la última década, incluyendo conchas perforadas -utilizadas como cuentas- y puntas de hueso afilado -probablemente utilizadas para la caza.

Fuente:

La Razòn

7 de diciembre de 2011

Las personas que sufren insomnio son más puntuales

Las personas insomnes son mucho más puntuales que quienes duermen cada noche a pierna suelta. Es la conclusión a la que han llegado científicos alemanes y británicos tras realizar un experimento con más de 600 pacientes del laboratorio del sueño de la Universidad de Freiburg (Alemania). En concreto, los datos revelan que los insomnes llegan 4 minutos antes a las citas que las personas que duermen bien. Según los investigadores “se trata de una puntualidad obsesiva indicativa de una personalidad perfeccionista que podría ser una de las causantes del trastorno del sueño”. O tal vez es al revés: puede que sea el insomnio lo que provoca un exceso de perfeccionismo.

En cualquier caso, los autores del estudio, que se publica en la revista Journal of Sleep Research, sugieren que habría que comprobar si la psicoterapia para reducir el comportamiento obsesivo podría ayudar a combatir el insomnio, aunque eso suponga que los pacientes empiecen a llegar unos minutos más tarde a sus citas.

Muy Interesante

21 de septiembre de 2011

Bostezar sirve para enfriar la cabeza

¿Bostezas? Tal vez se debe a que tu cerebro está que arde. Según un estudio dirigido por Andrew Gallup, investigador de la Universidad de Princeton (EE UU), bostezar no es solo un indicador de fatiga o aburrimiento. De hecho, Gallup ha demostrado que la frecuencia con la que bostezamos varía según la estación del año, y que las personas bostezan menos cuando el calor al aire libre es mayor que la temperatura corporal, lo que tendría justificación si el bostezo sirve para que el cerebro regule su temperatura.

En experimentos con 160 sujetos, los científicos comprobaron que somos más propensos a bostezar en invierno, en comparación con el verano, cuando la temperatura ambiente es igual o superior a la temperatura corporal. "Cerca de la mitad de las personas en las sesiones de invierno bostezó, en comparación con menos de un cuarto de los participantes en verano", explica Gallup, que ha llegado a la conclusión de que las altas temperaturas externas no proporcionan ningún alivio para el cerebro recalentado, mientras que cuando hace más frío un bostezo sirve para que entre aire fresco y descienda la temperatura de nuestra cabeza.

“Nuestro estudio da soporte a la hipótesis termorreguladora del bostezo, que propone que abrimos la boca cuando la temperatura del cerebro aumenta, y que la consecuencia fisiológica es que nuestras neuronas se enfrían”, explica Gallup, que ha dado a conocer su trabajo en la revista Frontiers in Evolutionary Neuroscience. Al bostezar, el estiramiento de la mandíbula aumenta el flujo de sangre al cerebro, y la inhalación de aire más frío que el organismo permite el intercambio de calor con el entorno. “Es una ventana térmica”, añade el investigador, que advierte que bostezar cuando hace mucho calor en el exterior podría ser contraproducente.Enlace

Muy Interesante

1 de septiembre de 2011

El fin de un mito: Las plantas no asfixian


Seguro que alguna vez, siendo pequeños, os han dicho: no duermas con plantas, que te asfixian. ¿Por qué? ¿Acaso las plantas se vuelven asesinas a la luz de la luna? Nada de eso. Esta creencia popular se debe a un fenómeno fisiológico.

Las plantas realizan la fotosíntesis, por la que fabrican sus propios nutrientes; además, al igual que los animales, también respiran. A grandes rasgos son procesos contrarios: la fotosíntesis consume dióxido de carbono y produce oxígeno, y la respiración consume oxígeno y produce dióxido de carbono. La cuestión es que por la noche, al no haber luz, no ocurre la fotosíntesis pero sí la respiración vegetal.

Sabiendo esto, nuestras madres, abuelas e incluso el famoso Trivial Pursuit, nos dicen que si tenemos una planta junto a nuestra cama, podemos morir mientras dormimos, por falta de oxígeno. En algunas webs se desmiente esta afirmación, en otras se confirma (una de ellas es El Rincón del Vago). Por si no tenéis cerca a un experto en fisiología vegetal que os resuelva la duda, os voy a dar la clave de cómo podemos vencer a esas “asesinas nocturnas”: una calculadora.

Vamos a suponer que dormís en una habitación de 3 metros de ancho, 5 de largo y 3 de alto; imaginando que no hay nada más, tendríais 45000 litros de aire. Sabiendo que la proporción de oxígeno en la atmósfera es el 21%, en ese dormitorio habrá 9450 litros de oxígeno.

Una persona en reposo consume una media 3,5 mililitros de oxígeno por kilogramo en cada minuto; de modo que si pesais 70kg consumís 117,6 litros en 8 horas de sueño. Una planta del tamaño de una acelga, muy usada en estos experimentos, puede consumir 0,12 moles de oxígeno en el mismo tiempo… ¿y cuánto es eso? Nada más y nada menos que 2,69 litros de oxígeno.

Los números son claros, las conclusiones son las siguientes:

  1. No es peligroso dormir con una planta… ni con dos, ni con tres…
  2. Podéis dormir tranquilamente con vuestra pareja y, pasando calor, con otras 78 personas más.
  3. Cuidado con el Trivial Pursuit y El Rincón del Vago.


Tomado de:

Iguana Marina

1 de mayo de 2011

La gente inteligente es nocturna y duerme más tarde, según un estudio


Aunque se dice que la falta de sueño en los seres humanos y los animales puede llevar a la obesidad, presión arterial alta y una reducción en su expectativa de vida, hay pruebas que las personas con un nivel intelectual más alto tienden a ser más activos durante la noche y se duermen más tarde. Una amplia investigación de Satoshi Kanazawa y sus colegas de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, descubrió diferencias significativas en las preferencias del sueño-tiempo entre las personas dependiendo de su coeficiente intelectual.

Las personas con mayor coeficiente que ejercen una ocupación, profesión, con exigencia intelectual son más propensos a ser noctámbulos; mientras que aquellas con menor coeficiente tienden a restringir sus actividades al día, prefieren ir a la cama temprano y ser madrugadores.

Según Kanazawa, nuestros ancestros eran por lo general diurnos, pero un cambio hacia actividades nocturnas ha sido una nueva preferencia evolutiva, sobre todo en aquellos tipos de persona un poco más inteligentes, lo que se refleja en un mayor nivel de complejidad cognitiva y una manera de vivir distinta.

Sin embargo, no todo está bien con los que se queman las pestañas. Las personas que están dispuestas a quedarse hasta tarde son menos fiables y más propensas a sufrir de depresión, adicciones y trastornos de la alimentación, en comparación con los madrugadores que son relativamente más conscientes.

Aparentemente las preferencias de sueño en algunos casos obedecen a factores genéticos. Por ejemplo, en el caso de los animales, las vacas duermen con los ojos abiertos, algunas aves pueden dormir durante el vuelo o de pie, los delfines duermen con la mitad del cerebro despierto y los murciélagos necesitan 19,9 horas de sueño cada 24 horas.

Fuente:

Informe 21

24 de marzo de 2011

¿Está la siesta escrita en nuestros genes?


Esa costumbre tan celtíbera (yoga hispánico, lo llamaba el premio nobel Camilo José Cela) que es la siesta podría estar escrita en nuestros genes.

Desde que amanece hasta el mediodía, la temperatura de nuestro cuerpo aumenta. Desde las 12 hasta las 3 de la tarde, sin embargo, el organismo experimenta una pequeña caída de su temperatura acompañada de cierta somnolencia.

Se ha especulado con que estas respuestas se deben a la necesidad de enfriar el cerebro, que (como el resto del cuerpo) ha ido acumulando calor a lo largo de toda la mañana. El cerebro por ello se vuelve poco eficiente y ha desarrollado mecanismos para recuperar su funcionalidad para el resto del día, tales como la propia inducción al sueño y el cese de actividad, pues ello contribuye a un descenso de la producción de calor por el organismo y, consecuentemente, a un descenso de su temperatura. Precisamente hoy se piensa que una de las funciones del sueño pueda ser la de enfriar el cerebro, sobrecargado por el trabajo al que se le somete durante el día.

Para Justin Blau, del Laboratorio de Genética de la Universidad de Rockefeller , en Nueva York, lo único que está claro es que hay una predisposición natural en el ritmo circadiano humano para dormir a media tarde, “pero eso no quiere decir que se tenga que dormir”. Según esta especialista, la siesta tiene sentido biológico, especialmente en climas cálidos, en los que los animales gastarían muchas energías tratando de estar frescos mientras están activos durante la mayor parte del día.

Para el doctor Emilio Rodríguez Sáez, de la Unidad de Sueño del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital General de Vigo, la siesta es natural y necesaria y recomendable para todos, salvo en contadas excepciones.

Un estudio realizado sobre los efectos de la siesta en los países industrializados desveló que para el 92,5% de los trabajadores, una cabezadita después de comer aumentaba la productividad, la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Es decir, no sólo trabajan más sino mejor.

Eso sí, adictos a las siestas, tened cuidado: para que este sueño sea verdaderamente reparador, la siesta debe limitarse a 10 o 15 minutos. Es decir, el tiempo medio que dura el sueño superficial antes de entrar en el sueño más profundo o sueño REM.

Y es precisamente este primer tipo de sueño (el superficial) el que parece más eficiente y capaz de cubrir las necesidades de pérdida de calor por el organismo. El otro tipo de sueño más profundo, aquel que se conoce como sueño paradójico o sueño REM, produce una profunda relajación de todos los músculos del cuerpo y una desconexión del mundo que nos rodea, lo que conlleva al despertar una larga recuperación de la realidad de circundante y al tono muscular.

En Estados Unidos, científicos como el doctor William A. Anthony, director del Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de la Universidad de Boston (EEUU), abogan por que la siesta se convierta en una práctica habitual. Pretende que las empresas se tomen en serio la siesta y se incorporen salas de descanso donde los trabajadores puedan reponer energías.

De momento, ya ha conseguido que haya un Día Nacional de la Siesta en el Trabajo que se celebró, por primera vez, el pasado 3 de abril, en EEUU.

Fuente:

Xataca Ciencia

22 de marzo de 2011

¿Entraña algún peligro dormir en una habitación con plantas?


Desde pequeño me han metido en la cabeza este miedo. Uno de esos miedos tipo “si miras muy de cerca la televisión te quedarás ciego”. Me refiero a que las plantas deberían sacarse de una habitación para dormir, sobre todo si hablamos de una habitación de hospital.

La razón de ello parece lógica: las plantas absorben dióxido de carbono y lo transforman en glucosa, liberando a su vez oxígeno. Pero al llegar la noche, hacen justo lo contrario: es decir, nos roban el oxígeno.

El primer proceso es la fotosíntesis, y necesita luz para llevarse a cabo. El segundo proceso es parecido al de otros seres vivos, es el metabolismo: usar los
nutrientes para producir energía. Consume oxígeno de la atmósfera y produce dióxido de carbono.

Hoy en día, al mirar atrás, recordamos con una sonrisa a tanta gente que sacaba sus geranios del dormitorio, olvidando dentro a enormes perros, hermanos y hermanas o compañeros de cama, los cuales, evidentemente, consumían mucho más oxígeno y hacían mucho más ruido que el pobre geranio que no se había metido con nadie.


Las plantas no son dañinas para la salud, usted no botaría a sus hijos fuera de la casa porque le roban el oxígeno ¿verdad? Entonces ¿por qué hechar afuera a una linda planta que "nos roba" muchísimo menos oxígeno?

Tomado de:

Xataca Ciencia
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