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16 de septiembre de 2018

Qué es el "ojo silencioso", el fenómeno que diferencia a los mejores atletas del resto


El "ojo silencioso" de los atletas les permite procesar más rápido la información para activar la respuesta motora del cuerpo.

Si alguien sabe cómo lograr una victoria estando al borde del precipicio de la derrota esa persona es Serena Williams.

Lo ha hecho una y otra vez en su carrera, salvando juegos que tenía prácticamente perdidos, con bolas de partido en contra y rivales preparadas para dar la estocada final.

Ocurrió contra la belga Kim Clijsters en 2003 en las semifinales del Abierto de Australia, repitió en el mismo escenario en 2005, en Wimbledon en 2009 y en el Abierto de China en 2014.

Fue en situaciones de presión extrema cuando Williams marcó la diferencia y en lugar de aceptar el esperado desenlace lo que hizo fue agudizar su concentración.

Un estado en el que ocurre una variedad de procesos mentales que definen que una atleta como la tenista estadounidense se destaque sobre el resto, según logró identificar recientemente un grupo de psicólogos y neurocientíficos.

Siendo el más intrigante de todos el fenómeno que denominaron "ojo silencioso", que se trata de una especie de aumento en la percepción visual que permite a los deportistas eliminar cualquier distracción al tiempo que preparan su siguiente movimiento.

Tiempo detenido

Lo que más le llama la atención a los científicos es que este fenómeno aparece principalmente en situación de estrés, evitando que el deportista se "congele" en momentos de máxima presión.

Este proceso mental no solo afecta a los deportistas y ese mismo nivel de concentración es el que ayuda a los cirujanos durante las intervenciones quirúrgicas y está atrayendo interés de otros sectores como el militar.

El artículo completo en:

BBC Mundo

5 de junio de 2018

El oro es tiempo: Los minutos son el bien más preciado del siglo XXI

El documental 'Ladrones de tiempo' analiza la cada vez más complicada gestión de nuestros horarios.

Somos hijos del dios Cronos. Sin apenas darnos cuenta, nos hemos convertido en nuestros propios agentes de viaje y los cajeros de nuestro supermercado y sucursal bancaria; montamos nuestros muebles y hasta tomamos nuestro pedido en algún restaurante.

La máxima capitalista que asegura que el tiempo es oro toma una nueva dimensión. Ahora, además de hacer horas extra en nuestra empresa, somos en algún momento del día trabajadores de otras de las que antes éramos solo clientes. A cambio de nuestro tiempo, recibimos una rebaja en el precio de sus productos. Y así es como cada vez tenemos horarios más complicados.

El documental Ladrones de tiempo que se proyecta en el festival DocsBarcelona 2018, repasa la importancia de las horas, minutos y segundos, convertidos en la moneda de cambio más universal y codiciada. La alemana Cosima Dannoritzer (Dortmund, 1965) amplía su análisis sobre el tiempo en la sociedad de consumo tras estrenar Comprar, tirar comprar en 2010.

Pregunta. En su documental, se presenta el tiempo como si fuera la mayor religión del mundo.
Respuesta. En principio, era un factor biológico. Hasta la tribu africana más remota depende, aunque sea ligeramente, del tiempo. El problema es que, con la llegada de la Revolución Industrial, se ha convertido en un factor social. El trabajo, por ejemplo, es un intercambio de tiempo por dinero.

P. Y de trabajadores precarios pasamos a ser también clientes precarios.
R. Las gasolineras ya son autoservicio, con una cámara de seguridad en vez de empleados y hasta las bibliotecas públicas nos obligan a aprender a gestionar nuestros préstamos. Invertimos cinco minutos de aquí, otros 10 de allá… Poco a poco, ese fenómeno va creciendo y acumulando nuestro tiempo mientras se destruyen millones de empleos.

P. El de "trabajador parcial" es un concepto inventado para el documental.
R. Los manuales empresariales nos denominan así desde hace 50 años. Eso sí, lo somos sin poder elegirlo. Y sin formación, ni contrato, ni derechos laborales.

P. Si las empresas llevan décadas estudiando de forma exhaustiva la gestión del tiempo para que sus trabajadores ahorren medio segundo en las cadenas de montaje, ¿No podemos los ciudadanos aprenderlo también?
R. Cada vez es más común ver a compañías que descuentan del sueldo de sus trabajadores las pausas para ir al baño. La mejor forma de recuperar parte del control del tiempo, algo que es nuestro, es dedicar algunas horas a la semana a estar fuera del sistema; a dejar de ser productivos de forma voluntaria.

El artículo completo en:

El País (España)

8 de enero de 2018

2017-2018: cambia nuevamente el año, pero ¿qué es realmente el tiempo? ¿Es cierto que solo existe el presente efímero?

Termina un año y comienza otro... Y sí, otra vez caemos en la cuenta de que el tiempo pasa, implacable. 

Pero ¿te has preguntado alguna vez qué es realmente el tiempo más allá de lo que marcan los relojes y los calendarios?

Piénsalo un momento. 

En nuestra experiencia como seres humanos percibimos el tiempo como una secuencia de sucesos.

Es decir: un futuro que se vuelve presente y un presente que se transforma en pasado.

Sentimos que el presente es lo único que existe, pero es efímero, se esfuma a cada segundo. 

Pensamos que el pasado es lo que ha dejado de ser y se aleja de nosotros rumbo al olvido, aunque parte de él permanece en nuestros recuerdos.

Y creemos que el futuro es algo potencial que aún no ha sucedido y promete diversos caminos alternativos.

Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Es el tiempo algo real o una mera ilusión? ¿O una mezcla de ambos?

Prepárate, porque lo que dice la física clásica y actual al respecto puede dejarte perplejo, ya que cuestiona algunas de las creencias más difundidas sobre nuestro devenir.

¿Distintos tiempos?

"Los físicos no se ponen de acuerdo a la hora de contestar la pregunta general de qué es el tiempo", le comenta a BBC Mundo el Dr. Chamkaur Ghag, reconocido investigador del Departamento de Física y Astronomía del University College de Londres (UCL).

"Pero sí hay consenso en aceptar lo que dice la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que presenta un universo donde el espacio y el tiempo son inseparables y se influyen mutuamente, y donde los fenómenos se experimentan de distintas maneras según el estado de movimiento de los observadores".

En este cosmos el tiempo es relativo, explica Ghag: se dilata a medida que un cuerpo se mueve más rápido en relación con otros. Cuanto más se aproxima un objeto (o un individuo) a la velocidad de la luz, más notoria es la desaceleración del reloj.

Según Einstein, el tiempo también transcurre más lentamente cuando un cuerpo experimenta una fuerza gravitacional mayor.

En la película "Interstellar" (2014), de Christopher Nolan, hay una escena que lo explica bien: el protagonista desciende a un planeta sometido a una intensa gravedad por encontrarse cerca de un agujero negro. Cuando regresa a la nave nodriza tras lo que para él ha sido más de una hora, se encuentra con un compañero para el que han pasado... 23 años.

La dilatación del tiempo ha sido comprobada de manera experimental en las últimas décadas usando ultraprecisos relojes atómicos y modernos aceleradores de partículas. A lo que se ha sumado la reciente detección de las ondas gravitacionales generadas por las distorsiones en el espacio-tiempo. 

Varios triunfos para las ideas de Einstein.

"Otro de los principios aceptados por los físicos es que el tiempo va para adelante y nunca para atrás", dice el Dr. Ghag.
 
"Y esto lo explica la segunda ley de la termodinámica: la entropía. Significa que las cosas van del orden al desorden".

El artículo completo en:

BBC Mundo

2 de enero de 2018

¿Qué es el 0 de enero y por qué es importante para la astronomía?

El 1 de enero es el primer día del año para todo el mundo. Excepto si eres astrónomo.

La ausencia del 0 en el calendario es un foco de confusión desde que se decidió que se iba a empezar a contar los años comenzando por el 1 y no por el 0. 

El año siguiente al -1 a.C. fue el 1 d.C.; no se pasó por el 0. Es lo que provocó, por ejemplo, los debates sobre si el año 2000 era el primero del siglo XXI o el último del XX, como efectivamente es.

"Al primer día del 2018 lo llamaremos 1 de enero, pero técnicamente todavía no habrá transcurrido un día entero dentro de ese año", le dice a BBC Mundo Jorge Núñez de Murga, catedrático del Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona y director del Observatorio Fabra.

¿Contamos días o los ordenamos?

La ausencia del año 0 y de los días 0 se explica porque "nombramos los días en números ordinales, hablamos del primer día del año, del segundo..."

Por lo tanto, no existe el día 0 antes del 1 por la misma razón que en una lista ordenada no existe una posición previa a la primera.

En el momento en que se tiene que hacer cálculos sobre el tiempo —usando números cardinales— surgió la necesidad de designar un día 0.

Por ello, la astronomía optó por usar como recurso el último día del año. "Es muy sencillo —dice Núñez—, el 0 de enero es el 31 de diciembre del año anterior".

Un recurso para hacer cálculos astronómicos

Como explica Núñez, el 1 de enero de 2018 a las 12 del mediodía habrán transcurrido 0,5 días de 2018. Y el día 1 de 2018 se completa justo a la medianoche, cuando en nuestro calendario pasa a ser el 2 de enero.

Este lapso entre el nombre que el calendario da a los días y el tiempo por el que efectivamente transcurren genera un problema para los cálculos astronómicos.

"Es muy útil para los cálculos en los que tienes que usar fracciones de año o de mes. De hecho, los libros de efemérides publican los datos de posición de astros y planetas con fecha de 0 de enero, y las tablas astronómicas empiezan por ese mismo día", explica Núñez.

¿Hay que cambiar el calendario?

El director del Observatorio Fabra es claro: "Si los meses fuesen del día 0 al 30, no existiría este problema".

Pese a ello, reconoce que el 0 de enero es "simplemente un recurso usado para los cálculos astronómicos", y que a la hora de publicar los datos se adaptan al calendario regular.

El 0 de enero seguirá apareciendo en los libros técnicos de astronomía, aunque "ahora, con los ordenadores, ya no es tan importante", señala.

Sin embargo, afirma Núñez, "el concepto del 0 de enero existe. El próximo 31 de diciembre será el 0 de enero de 2018".

Fuente:

BBC Mundo

6 de agosto de 2017

Cómo planificar y gestionar el tiempo cuando el cerebro nos lo impide

Aprender a planificar –sobre todo si usted es nuevo en esto de gestionar y organizar el tiempo– puede ser una experiencia frustrante. Y en el caso de algunas personas concretas, sus cerebros podrían tener la culpa.


Como coach o formador de gestión del tiempo, he visto personas increíblemente inteligentes sufrir a la hora de planificar. Por ejemplo, las personas más creativas con un pensamiento visual pueden encontrar al principio muy difícil traducir sus ideas y conceptos en acciones prácticas que puedan encajarse en un calendario. Necesitan que alguien les guíe paso por paso en este proceso. Otras personas, brillantes para identificar y llevar a cabo su primera prioridad, vacilan en cambio cuando se trata de supervisar el avance de otras tareas en paralelo, incluida gestionar a los demás.

Al leer el libro de la doctora Katherine Benziger Thriving in Mind: The Natural Key to Sustainable Neurofitness, entendí la base científica de lo que había observado en mis clientes: los cerebros de algunas personas están configurados de forma natural para mantener el orden, mientras que los de otras personas no.

Todo se reduce a la neurología y el estudio del cerebro. Las personas con una dominancia natural de la parte izquierda posterior del cerebro se sienten más cómodas al elaborar planes lineales y llevarlos a cabo. Son personas que normalmente no necesitan realmente mi ayuda como coach y a menudo tampoco entienden por qué les cuesta tanto a los demás. Pero las personas cuyo cerebro está dominado por una parte diferente, encontrarán mucho más difícil cualquier planificación. La razón es que la neuroquímica de su cerebro les lleva a invertir 100 veces más energía para pensar en modo "planificación" que alguien cuya cerebro está más predipuesto a funciona desde la parte izquierda posterior.

Del mismo modo que solemos reconocer que aptitudes como la creatividad, el análisis y la redacción pueden resultar más fácil a unos que a otros, la comodidad con la planificación es algo con lo que se nace o no se nace. Sin embargo, esto no significa que no podamos potenciar esa capacidad al construir de forma activa neuroconexiones dentro de nuestros cerebros a través de la práctica continua.

Gracias a mi trabajo como coach, he entendido la importancia de lo anterior de forma intuitiva. He visto a clientes que nunca han sido capaces de planificar de manera eficaz durante toda su vida desarrollar esta aptitud simplemente al buscar ayuda, comprometerse y luchar por conseguirlo; es decir, lograr ser más resilientes.

Aquí tiene unos consejos clave para aprovechar las fortalezas naturales de su cerebro y, con ellas, lograr una mayor resiliencia a la hora de planificar:

- Identifique sus puntos fuertes y débiles. Si la planificación le resulta extremadamente difícil, probablemente no tenga una dominancia cerebral izquierda posterior. Para averiguar qué parte de su cerebro predomina, realice la autoevaluación del libro Thriving in Mind o la evaluación de estilos de pensamiento más formal Benziger Thinking Styles Assessment. Aprender esto puede ayudarle a entender mejor qué funciona bien para usted y entonces aprovecharlo para modificar sus hábitos. Con la autoevaluación de Thriving in Mind, por ejemplo, entendí por qué resolvía de forma casi natural determinados tipos de tareas y por qué solía evitar otras.

- Acepte la dificultad. Si creemos que algo debería ser fácil cuando es difícil, tendemos a disgustarnos y tenemos más probabilidades de rendirnos. Pero si fijamos la expectativa de que una tarea es difícil, y aunque es probable que resolverla todavía se nos haga cuesta arriba, estaremos más dispuestos a seguir comprometidos con resolverla porque entenderemos que los probleman forman parte del proceso. Cuando mis clientes empiezan a planificar, lo describen como frustrante, desorientador, agotador e incluso algo que provoca ira porque no quieren aceptar los límites de la realidad, no aceptan el número finito de actividades y acciones que caben en un día. Los clientes que asumen y aprenden a superarlo son los que más avances logran. Una vez comprenden que no será fácil, se encuentran más tranquilos, más confiados y con las cosas más claras sobre cómo estructurar bien su tiempo.

- Abandone la mentalidad del todo o nada. Un fenómeno interesante que he detectado en personas cuyas fortalezas cerebrales no incluyen la planificación es que tienden a ser víctimas de una mentalidad de "todo o nada". Estas personas creen que deben seguir sus planes al pie de la letra; de lo contrario todos sus esfuerzos habrán sido en balde; que si no pueden planificar cada día, no deberían planificar nada. En su lugar, vea el aprendizaje como un proceso en el que las mejoras se suman y cada día cuenta. Esto mejorará su resiliencia: no se castigará tanto a sí mismo cuando se desvíe del plan y, a su vez, encontrará más fácil la forma de volver a él.

- Encuentre sistemas que funcionen. En lugar de obligarse a seguir un proceso de planificación establecido de antemano, encuentre el sistema que más le convenga. Por ejemplo, si tiene una fuerte inclinación visual (una característica común de dominancia cerebral derecha frontal), encuentre una manera de organizar el tiempo y el trabajo que tenga en cuenta esa preferencia. Apunte las tareas en pósits, dibuje en una pizarra y utilice mapas mentales. Si le encantan las hojas de cálculo (algo común en las personas con una dominancia cerebral frontal izquierda) coloque su lista de tareas y planes en Excel, plantee el uso de aplicaciones móvil que le permitan controlar sus progresos de manera numérica. Si le gusta ver el tiempo como un flujo que avanza a un ritmo determinado (un favorito de la dominancia cerebral derecha inferior o trasera), utilice herramientas como las listas en papel que le permitirán adaptar y modificar la cadencia de sus días según necesite en lugar de verse sometido a estrictos periodos de tiempo. No existe ninguna forma errónea de planificar. Experimente hasta encontrar la que mejor se ajuste a usted.

- Aproveche el cerebro de los demás. Si conoce a personas que destacan a la hora de planificar y por sus cualidades habilidades organizativas, pida su consejo. Es posible que les resulte fácil ofrecerle soluciones en potencia para problemas que a usted le superan. Recibir sugerencias de otras personas sobre posibles técnicas y métodos de planificación, en vez de intentar desarrollar uno propio, podría ahorrarle mucho tiempo. Un aviso: evite a las personas más críticas pues podrían desanimarle en su proceso de aprendizaje. El desafío ya es bastante difícil sin la necesidad de verse despedazado por otros. Otro aviso: pida soluciones sencillas. No intente ser experto en un área sobre la que aún está aprendiendo; un nivel básico de conocimientos representa un buen comienzo.

- Siga intentándolo. Una de las definiciones de resiliencia es "la capacidad de recuperar su estado inicial". Cuando se encuentre frustrado durante el proceso de planificación, tenga compasión consigo mismo cuando cometa errores, vuelva a centrarse cuando se distraiga y modifique sus planes cuando surjan problemas nuevos. Por ejemplo, podría decidir posponer un proyecto que creía que terminaría de hoy a mañana, podría contactar con un compañero y pedir ayuda para terminar un entregable a tiempo.

Entender lo que pasa dentro del cerebro mientras se mejora la capacidad de planificar y gestionar el tiempo marca una gran diferencia en la capacidad de animarse a sí mismo y seguir intentándolo a pesar de las frustraciones y los obstáculos. Cuando se convenza de que puede cambiar y acepte que tendrá que esforzarse más que la mayoría, tendrá unas posibilidades mucho más altas de ser resiliente en el proceso de mejorar su capacidad de planificar y organizar.

Fuente:

Harvard Business Review

24 de marzo de 2017

Qué es "El Niño costero" y por qué puede ser el indicador de un fenómeno meteorológico a escala planetaria

No se había visto un desastre así desde 1998.

Las fuertes lluvias que se registran en Perú desde fines de enero han dejado al menos 75 muertos, más de 700.000 afectados y han causado importantes daños en viviendas y carreteras, principalmente en tres regiones del norte del país: Tumbes, Piura y Lambayeque.

Los efectos de las precipitaciones también se han dejado sentir en La Libertad, Cajamarca, Ica y Lima.

Solo en la región Piura hay más de 15.000 damnificados, que han sufrido los desbordes de los ríos y el colapso de los sistemas de alcantarillas.


Mientras, en la costa de Ecuador, los aguaceros han causado la muerte de 14 personas y causado daños a miles de viviendas, principalmente en las provincias de Chimborazo, Guayas, Los Ríos y Manabí.

Esta situación, que no se veía en las zonas afectadas en cerca de dos décadas, se debe a un fenómeno que, por sus consecuencias es parecido al fenómeno de El Niño, pero en este caso se ubica solo frente a las costas de Perú y Ecuador.

Los científicos peruanos lo han bautizado como "ElNiño costero" y expertos de todo el mundo lo están observando por si se trata de una señal de que se acerca un Niño de escala planetaria.
  
Calentamiento focalizado

Durante un fenómeno de El Niño, aumenta la temperatura del agua en toda la franja ecuatorial del océano Pacífico, hasta la costa norte de Estados Unidos, y los efectos se sienten en todo el mundo: lluvias monzónicas débiles en India, inviernos más fríos en Europa, tifones en Asia y sequías en Indonesia y Australia, entre otras calamidades.

Pero cuando el calentamiento ocurre solo en la zona costera de Perú y Ecuador, las anomalías (lluvias torrenciales) se restringen a estos territorios. Los expertos peruanos llaman "El Niño costero" al fenómeno, según el Comité Multisectorial para el estudio del Fenómeno de El Niño en ese país (Enfen). 

El hecho de que el aumento de la temperatura del agua ocurra solo frente ambos países, se relaciona con las corrientes de viento que circulan por esta zona.

A fines de 2016, unos vientos del norte, provenientes de Centroamérica, favorecieron el desplazamiento de aguas cálidas hacia el sur, dice el Enfen.

En su recorrido hacia la costa ecuatoriana y peruana, esta masa hídrica no encontró ninguna barrera, explicó a BBC Mundo el meteorólogo Nelson Quispe, director de área de Pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú (Senamhi). 

Los vientos costeros que iban en dirección opuesta -de sur a norte- "se debilitaron" durante los primeros días de diciembre de 2016 y permitieron el ingreso de las aguas cálidas de Centroamérica.

"Normalmente el viento que va de sur a norte ayuda a llevar la corriente marina de Humboldt, que es fría. Pero como el viento se había debilitado, la corriente también fue más débil", agregó Quispe.

El calentamiento anómalo del mar en la costa costera empezó a mediados de enero y ha causado que el agua alcance temperaturas pico de 29 ºC en Perú, y de 28 ºC en Ecuador

El artículo completo en:

BBC 

13 de julio de 2016

¿Cuánto tiempo tardarías en caer de un extremo a otro de la Tierra?


Vamos a obviar un par de realidades físicas y vamos a suponer que pudieras caer de un extremo a otro de la Tierra. Es decir, de un polo a otro. ¿Cuánto te llevaría realizar ese viaje?

El canal de Youtube MinutePhysics ha creado un vídeo fascinante en el que ofrece una magnífica explicación. Valiéndose de diversos cálculos matemáticos, concluye que una persona tardaría unos 38 minutos y 6 segundos en recorrer el mundo de polo a polo.

No te pierdas el vídeo para descubrir la explicación:




Lo encontré en QUO

9 de junio de 2016

El mal tiempo salvó a Europa del dominio mongol


A veces los grandes sucesos históricos, las casualidades, las chiripas, puedes explicarse por hechos diminutos, casi insignificantes (aunque en ocasiones pequemos de reduccionistas). Como el pistoletazo que Gavrilo Princip le descerrajó al archiduque Francisco Fernando de Austria, que fue el detonante de la Primera Guerra Mundial. Aquí tenéis una bonita colección de estos detonantes diminutos.

A todos estos debe sumarse a hora el mal tiempo como factor que salvaguardó a Europa del dominio de los mongoles en el siglo XIII, tal y como analiza un reciente estudio publicado en la revista Nature

Ulf Büntgen, del Instituto de Investigación Federal Suizo, y Nicola Di Cosmo, del Instituto de Estudios Avanzados de los Estados Unidos, son los autores del mencionado estudio, que analiza anillos de árboles en Hungría y registros históricos. La conclusión es que el clima resultó decisivo para impedir el movimiento de un ejército que viajaba a caballo.

El mal tiempo dio lugar a inundaciones, en especial en las tierras llanas y bajas de Hungria. La inundación impidió que la hierba prosperase aquella primavera y dejo a los caballos con poco que comer. También habría significado mucho de barro, haciendo los viajes muy difíciles.

Vía | EuropaPress

Tomado de:

Xakata Ciencia
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