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29 de noviembre de 2019

Stanislas Dehaene: cómo aprende el cerebro y cuál es el método más eficaz

“Todos los niños vienen curiosos. Habría que preguntarse si la escuela no mata esa curiosidad”, planteó Dehaene.


Stanislas Dehaene da clases en el Collège de France y ganó el Brain Prize, considerado como el “Nobel de neurociencia”. Es catalogado como uno de los máximos exponentes en la materia, pero cuando se le pregunta qué es la inteligencia prefiere citar a un colega. “Demis Hassabis, CEO de DeepMind, dice que la inteligencia es la capacidad de transformar informaciones brutas en conocimientos utilizables. Eso, al final y al cabo, es el aprendizaje -agrega él-. implementar herramientas mentales para aplicar a situaciones extremadamente diferentes unas de las otras".

-¿Cuánto hay de innato y cuánto de adquirido?
-La máquina que es nuestro cerebro se basa en muchas cuestiones innatas. Es uno de los grandes descubrimientos de los últimos veinte años. En mi laboratorio también vimos que el cerebro de los niños muy pequeños ya está extremadamente organizado. Desde el nacimiento observamos circuitos cerebrales muy próximos a los que van a tener de adultos. Los bebés ya aplican funciones de muy alto nivel como el sentido de las probabilidades, de los números, del espacio. Nuestro cerebro proyecta sobre el mundo exterior para poder aprender.

-¿Todos los bebés nacen con un punto de partida similar?
-Sí, efectivamente. Los competencias matemáticas o proto-matemáticas ya existen desde los primeros días de nacidos y son idénticas tanto para varones como para mujeres.

-¿Cómo puede ser posible que tengan competencias matemáticas sin ni siquiera haber visto un número?
-Sigue siendo un misterio. Pero el cerebro se autoorganiza, como si fuera un mapeo. Está lo que se llama el GPS cerebral, que es un espacio que está entre el hipocampo y la corteza temporal. En las investigaciones con ratones se ve cómo ellos mapean el espacio. Este circuito ya está presente en el primer día que el ratón empieza a moverse.

-En su libro afirma que el cerebro del niño es superior a cualquier inteligencia artificial.
-Sí, por lo menos por ahora.

-¿Cree que en el algún momento la IA lo va a superar?
-Como hipótesis de base no puedo decir que eso no vaya a suceder. Por el momento les faltan algunos de los pilares de aprendizaje que aplicamos los humanos. Las máquinas hoy usan muchos menos datos para aprender. El cerebro humano descubre regularidades explícitas. Todo aquello que conocemos lo podemos reformular y transmitir. Esto es la base de la educación: somos la única especie que puede autoeducarse.


20 de agosto de 2019

Soka, el modelo educativo japonés basado en el budismo y la felicidad

¿Eres feliz cuando vas a clase? Esta es la pregunta que solemos hacer al comienzo de nuestra asignatura Educación para la Felicidad.


Hace cuatro años detectamos un hueco importante en la formación inicial de los futuros profesores de Magisterio en Educación Infantil y Educación Primaria. No habíamos incluido un espacio de reflexión interdisciplinar acerca del sentido de la educación.

Para eso, creamos una asignatura que llamamos Educación para la Felicidad, y uno de nuestros pilares es lo que podemos denominar la Educación Soka.

¿De dónde viene la pedagogía Soka?

So-Ka significa en japonés "creación de valor". El término fue utilizado por Tsunesaburo Makiguchi en su obra La pedagogía del sistema de creación de valor, publicada en 1930. Lo que se planteaba en dicha obra era generar un sistema de enseñanza que enfatizara como meta vital crear valor, siendo la felicidad el propósito principal de la educación.

Esta debía facilitar que los estudiantes tuvieran vidas felices contribuyendo a sus comunidades, manteniendo una relación armoniosa con otros en su entorno.
 
Makiguchi encontró en la filosofía budista de Nichiren Daishonin (1222-1282) una buena base para desarrollar su sistema educativo. Nichiren planteó un budismo ligado a los problemas cotidianos, no a una vida monacal separada de la sociedad. Afirmaba que cada persona tiene el potencial de afrontar los desafíos que se presentan de manera cotidiana de forma creativa, generando valor e influyendo positivamente en su comunidad.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo
 

5 de mayo de 2019

Los juguetes que se usaron para propagar la ideología nazi entre los niños de Alemania

En el tablero está una pequeña ciudad alemana. Hay un mercado y algunas tiendas propiedad de judíos. Los jugadores asumen el papel de policías, navegando por las vías. 


Si los dados ruedan de la "forma correcta", es posible invadir una de esas propiedades, confiscar bienes y arrestar a judíos. 

El objetivo es expulsar a la población judía y enviarla a un "Sammellager" (campo de recolección), desde donde serán deportados a Palestina. 

Quien "recolecte" seis judíos primero, vence.

Durante el régimen nazi (1933-1945), el macabro juego Juden raus!(¡Fuera judíos!) era solo uno de los muchos juguetes racistas comercializados en Alemania bajo el rótulo de"diversión para la familia", ayudando a propagar la ideología fascista, incluyendo los crímenes en masa.

Aunque no existen fuentes irrefutables, se estima que se vendieron más de un millón de unidades de Juden raus!

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

26 de marzo de 2019

¿Es posible detectar la psicopatía en la infancia?

Es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo y no surge de la nada en la edad adulta.


Ya un bebé - aunque sea casi imposible detectarlo - puede presentar rasgos psicopáticos. Resulta difícil de creer pero es cierto, porque, de hecho, la psicopatía es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo, y no surge de la nada en la edad adulta. Todos los adultos psicópatas han mostrado unos rasgos característicos durante su infancia o la adolescencia, y pueden detectarse desde edades muy tempranas. Pero, ¿cuáles son esos rasgos y cómo se podrían detectar en niños tan pequeños?

Tal y como sugirió el filósofo John Locke "Todos nacemos como pizarras en blanco", por lo que, evidentemente, la educación por parte de los padres, el entono y el nivel socio-económico son importantes a la hora de conformar el carácter de un niño. El libro Good For Nothing: From Altruists to Psychopaths and Everyone in Between de la psicóloga, Abigail Marsh sobre la psicopatía, recopila muchas historias de muchos padres con algún hijo que presenta unos rasgos de violencia extremos y, precisamente, no se trata de una mala crianza, una desestructuración familiar o familias disfuncionales, sino que suelen ser padres cariñosos y muy volcados en la educación y crianza de sus hijos.

Entonces, ¿qué pasa? ¿La psicopatía se nace con ella o se hace? Existen numerosas teorías en torno a este trastorno. La última investigación relacionada con el tema y publicada en el (NCBI) National Institutes of Health asegura que los primeros signos de psicopatía se descubren en niños de tan solo 2 años, entre ellos, la falta de empatía, Los sentimientos de culpa y emociones superficiales o la frialdad son solo algunos de ellos. Sin embargo, para Celso Arango, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y jefe del servicio psiquiátrico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, los principales factores de riesgo son la personalidad y el temperamento, y con este último rasgo la persona nace, así que la genética es primordial.

“La personalidad se va formando a lo largo del tiempo, y el temperamento viene dado por las condiciones genéticas, y este último no se puede modificar”, asevera Arango.

El renombrado filósofo y psicólogo, William James, ya aseguraba que nuestra personalidad no se forma del todo hasta que cumplimos los 30 años, pero nuestro temperamento es el que es, y eso sí que no se puede cambiar. Esto es lo que también se cuenta en el libro de Marsh, donde se explica que los niños, al igual que los adultos son capaces de tener una violencia extrema durante un periodo de tiempo prolongado, a diferencia de los adultos, cuya crueldad no suele extenderse tanto.

“Estos niños son incapaces de sufrir, son fríos, calculadores y actúan de forma premeditada, a diferencia incluso del narcisismo, que viene muy condicionado desde la adolescencia. Afortunadamente, este tipo de psicopatía la sufren una minoría de niños”, continúa Arango.

El artículo completo en: El País (España)


4 de marzo de 2019

Más drama y menos información: ¿así es el futuro de la divulgación científica?

A Marco Zozaya le apasiona la ciencia. Las paredes de su habitación están llenas de fotografías de científicos y cuando crezca quiere ser un divulgador científico como Neil deGrasse Tyson. Parecía ir en buen camino cuando, a los 12 años, grabó un video sobre las vacunas en un iPad desde su patio en México.
Marco Zozaya cerca de su casa en México, en marzo. Quiere ser un divulgador científico. 

“Todos los pedazos de evidencia que hay en el universo observable de que las vacunas causan autismo están en este fólder”, dice en el video, de hace dos años. Y con una expresión de conmoción fingida, saca pedazos de papel en blanco de la carpeta. “No hay nada”.

El video ha sido visto más de ocho millones de veces y lo destacaron en medios como CNN, HuffPost y Cosmopolitan. Fue entonces que Zozaya se dio cuenta de que quizá lo que le gusta al internet no es corregir ciencia incorrecta. Lo que la audiencia digital realmente quiere es drama.

“Lo pienso ahora y me doy cuenta de que fue algo grosero”, dijo Zozaya, quien ahora tiene 14 años, durante una videollamada. “Pero a todos les encantó”.

La divulgación de ciencia es el arte de volver accesible esa disciplina y, gracias al internet, la ciencia es más accesible que nunca. Se publican en línea cada vez más investigación y datos, y una nueva generación de embajadores de la ciencia –en línea con los Mythbusters o Carl Sagan– tiene un amplio público en redes sociales. Pero se enfrentan a un dilema: las plataformas que los ayudan a mover sus mensajes usualmente favorecen un estilo más inflamatorio que informativo. Los entusiastas de la ciencia han construido enormes audiencias no solo porque atraen la curiosidad humana, sino porque tienen un toque de entretenimiento.

Michael Stevens, cuyo canal de YouTuve Vsauce generalmente revisa temas de psicología, ha descrito cómo empaqueta sus videos para que tengan un mayor público y ha presumido que podría hacer que ver cómo se seca la pintura sea interesante. Derek Muller es conocido por hacer entrevistas callejeras en su canal de YouTube Veritasium para exhibir los malentendidos que hay respecto a la ciencia. Y Elise Andrew, que tiene 25 millones de seguidores en su página de Facebook, IFLScience, usualmente comparte memes con temáticas científicas.

Mucho de lo relacionado con la ciencia que se vuelve viral es “de poca información, pero con muchos chistes”, dijo Yvette d’Entremont, quien dirige la página de Facebook SciBabe.

Lea el artículo completo en: NYT en español

7 de febrero de 2019

Unos 25 millones de niños africanos sin educación durante 2018

Los conflictos en varias naciones de África son las principales causas en la disminución de las tasas de educación entre niños.


La comisionada para Recursos Humanos, Ciencia y Tecnología de la Unión Africana (UA), Sarah Anyang Agbor, aseguró este martes que los conflictos y desastres en África han destruido a sus países dejando, entre otras consecuencias, a 25 millones de niños, niñas y mujeres sin educación, solo en 2018.

Así lo relató Agbor durante una conversación de alto nivel que se realizó en la sede de la UA en colaboración con la ONG internacional Save the Children, y que versó sobre los medios para garantizar entornos de aprendizaje seguros para niñas y niños en tiempos de crisis, con énfasis en la ducación de género y la protección de las escuelas en entornos humanitarios.

Los conflictos en varias naciones de África, entre ellas Sudán del Sur, Chad y Somalia, son las principales causas en la disminución de las tasas de educación entre niños, adolescentes y jóvenes africanos, apuntó la comisionada. 

Información que ratificó el ministro de Desarrollo Integral de Noruega, Dag-Inge Ulstein, asegurando que la razón esgrimida por Agbor empuja a que 262 millones de niños africanos no tengan acceso a la educación en la actualidad.

El político noruego señaló además que "la visión de una educación de calidad, como fue establecida en las metas de desarrollo sostenible (de la ONU), aún es un sueño distante para millones", dando como indicador que "al menos cuatro millones de niños refugiados (en África) permanecieron por fuera de las escuelas en 2017”.

Los ministros de Educación y Defensa de África, así como funcionarios de la Comisión de la UA, y representantes de agencias internacionales de desarrollo, asistieron a la sesión de diálogo en la que se expusieron y debatieron estos temas con miras a mejorar el acceso a la educación en el continente, sobre todo en jóvenes desplazados internos, refugiados y retornados.

Fuente: TeleSur
 

15 de enero de 2019

Islandia sabe cómo acabar con las drogas entre adolescentes, pero el resto del mundo no escucha

En los últimos 20 años, Islandia ha reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas entre los jóvenes. ¿Cómo lo ha conseguido y por qué otros países no siguen su ejemplo?


Falta poco para las tres de una soleada tarde de viernes, y el parque Laugardalur, cerca del centro de Reikiavik, se encuentra prácticamente desierto. Pasa algún que otro adulto empujando un carrito de bebé, pero si los jardines están rodeados de bloques de pisos y casas unifamiliares, y los críos ya han salido del colegio, ¿dónde están los niños?

En mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.

Nos acercamos a un gran edificio. “Y aquí tenemos la pista de patinaje cubierta”, dice Gudberg.

Hace un par de minutos hemos pasado por dos salas dedicadas al bádminton y al pimpón. En el parque hay también una pista de atletismo, una piscina con calefacción geotérmica y, por fin, un grupo de niños a la vista jugando con entusiasmo al fútbol en un campo artificial.

En este momento no hay jóvenes pasando la tarde en el parque, explica Gudberg, porque se encuentran en las instalaciones asistiendo a clases extraescolares o en clubs de música, danza o arte. También puede ser que hayan salido con sus padres.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. El porcentaje de chicos de entre 15 y 16 años que habían cogido una borrachera el mes anterior se desplomó del 42% en 1998 al 5% en 2016. El porcentaje de los que habían consumido cannabis alguna vez ha pasado del 17 al 7%, y el de fumadores diarios de cigarrillos ha caído del 23% a tan solo el 3%.

El país ha conseguido cambiar la tendencia por una vía al mismo tiempo radical y empírica, pero se ha basado en gran medida en lo que se podría denominar “sentido común forzoso”. “Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”, elogia Milkman. “Estoy muy impresionado de lo bien que funciona”.

Si se adoptase en otros países, sostiene, el modelo islandés podría ser beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes, por no hablar de las arcas de los organismos sanitarios o de la sociedad en su conjunto. Un argumento nada desdeñable.

“Estuve en el ojo del huracán de la revolución de las drogas”, cuenta Milkman mientras tomamos un té en su apartamento de Reikiavik. A principios de la década de 1970, cuando trabajaba como residente en el Hospital Psiquiátrico Bellevue de Nueva York, “el LSD ya estaba de moda, y mucha gente fumaba marihuana. Había un gran interés en por qué la gente tomaba determinadas drogas”.

La tesis doctoral de Milkman concluía que las personas elegían la heroína o las anfetaminas dependiendo de cómo quisiesen lidiar con el estrés. Los consumidores de heroína preferían insensibilizarse, mientras que los que tomaban anfetaminas preferían enfrentarse a él activamente. Cuando su trabajo se publicó, Milkman entró a formar parte de un grupo de investigadores reclutados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos para que respondiesen a preguntas como por qué empieza la gente a consumir drogas, por qué sigue haciéndolo, cuándo alcanza el umbral del abuso, cuándo deja de consumirlas y cuándo recae.

“Cualquier chaval de la facultad podría responder a la pregunta de por qué se empieza, y es que las drogas son fáciles de conseguir y a los jóvenes les gusta el riesgo. También está el aislamiento, y quizá algo de depresión”, señala. “Pero, ¿por qué siguen consumiendo? Así que pasé a la pregunta sobre el umbral del abuso y se hizo la luz. Entonces viví mi propia versión del “¡eureka!”. Los chicos podían estar al borde de la adicción incluso antes de tomar la droga, porque la adicción estaba en la manera en que se enfrentaban a sus problemas”.

Lea el artículo completo en: El País (España)


7 de enero de 2019

La fórmula de Finlandia para combatir el ‘bullying’

La mayoría de iniciativas en las escuelas se centran en el matón o la víctima pero hay un elemento clave con el que apenas se trabaja: el público. La psicóloga Christina Salmivalli descubre cómo el mirón legitima el acoso.

Geraldine Suzette Matute, de 16 años, en una de las aulas de su colegio, en Honduras.. La niña ha sido víctima del 'bullying' en varias escuelas, lo que le ha acarreado una depresión.

En 2006, el Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia encargó a un grupo de investigadores desarrollar un programa global contra el acoso escolar o bullying que involucrara tanto la prevención como la intervención y que pudiera implantarse en cada colegio de Finlandia durante la enseñanza básica (entre 7 y 15 años). A cargo del grupo de expertos que desarrollaron el plan se encontraba Christina Salmivalli, profesora de Psicología de la Universidad de Turku en Finlandia, que ha pasado los últimos 25 años investigando sobre el acoso escolar y su prevención.

“Hasta entonces se había actuado desde las normativas, y todos los colegios debían poner en marcha una estrategia antibullying e implementarla: sin embargo, no había herramientas que realmente se basaran en pruebas y los niveles de acoso no bajaron. Es más, parece que aumentaron”, explica Salmivalli, que dice que, ahora, tenían la oportunidad de poner en común toda la experiencia que habían desarrollado “y traducirla a recursos prácticos que pudieran usar profesores”. Así nació, KiVa, abreviatura en fines de kiusaamista vastaan (contra el acoso), una herramienta que trabaja las emociones de la clase con lecciones mensuales y juegos de ordenador.

La particularidad del programa finlandés es que, mientras la mayoría de iniciativas contra el bullying se centraban en el matón o la víctima, había un elemento clave con el que apenas se trabajaba: el público. Las humillaciones del acosador solo tenían sentido si había una audiencia que las aplaudía. “Los investigadores están de acuerdo en que una de las principales razones del acoso escolar es la gran necesidad de estatus, visibilidad y dominio de algunos estudiantes”, explica Salmivalli. Y dice que con el abuso —ya sea físico, psicológico o social— sobre los estudiantes con menos poder, otros demuestran su estatus y el grupo, a menudo, lo refuerza. Este programa “se basa en la idea de que el cambio positivo en el comportamiento de la clase puede reducir la recompensa que obtienen los acosadores del bullying y por tanto, su motivación para acosar”, aclara.

Enseñar que el acoso no es guay

KiVa se basa en dos tipos de acciones: generales y específicas. Las generales están dirigidas a toda la clase como herramienta de prevención. Consisten en lecciones mensuales en tres cursos (primero, cuarto y séptimo), en las que “los estudiantes aprenden sobre las emociones, el respeto en las relaciones, la presión de grupo y lo más importante, sobre lo que ellos podrían hacer para acabar con el bullying”, continúa Salmivalli. El objetivo, dice, es incrementar la conciencia de su papel como testigos y cómo esos espectadores (mirones) podrían responder para acabar con un potencial caso de acoso, en lugar de mantenerlo o incluso alimentarlo. “Hacemos varias actividades mediante las que los estudiantes aprenden a apoyar a los compañeros vulnerables y contribuyen a la inclusión de cada uno y al bienestar del grupo”, aclara Salmivalli. Además, hay un juego en Internet con el que trabajan esas emociones.

El artículo completo en: El País (España)


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