Matvey Kuzmin, al que todos llamaban “Biriuk” (lobo solitario), era un anciano de 83 años que vivía en una cabaña de madera en los bosques que rodeaban su pueblo natal, Kurakino
(Rusia). En 1942, alejado del mundanal ruido y en plena ofensiva nazi
sobre Rusia, sus únicas preocupaciones eran cazar, pescar, recoger leña…
Hasta que un día se topó con un batallón de la 1ª División de Montaña
del ejército alemán.
El comandante alemán le ofreció comida, queroseno y un rifle de caza
nuevo a cambio de guiarlos por el bosque y poder sorprender al ejército
rojo por la retaguardia. Kuzmin aceptó el trato… o eso hizo creer a los
nazis. Aunque Kuzmin no simpatizaba con el régimen stalinista, tampoco
era un traidor. Mientras los alemanes planificaban la estrategia de
ataque, Kuzmin consiguió avisar a Vasilij (hay
versiones que dicen que era su hijo y otras que su nieto) de su plan:
atravesarían el bosque, por la ruta más difícil para agotarlos, hasta
las cercanías de Malkino donde había un lugar idóneo para que el ejército rojo, avisado por Vasilij, los emboscase.
Tras varias horas de marcha, con la nieve hasta las rodillas,
agotados y temblando de frío llegaron al punto elegido para la
emboscada. Si Vasilij no había llegado a tiempo o no había podido avisar
a los rusos… estaba perdido. De repente, los rusos salieron de su
escondite y comenzaron a disparar sus ametralladoras… los alemanes
habían caído en la trampa. En medio de la refriega, y antes de caer
abatido, el oficial alemán mató a Kuzmin. Sólo unos pocos alemanes
pudieron huir de aquella encerrona.
La historia de Kuzmin pasó sin pena ni gloria hasta que el periodista de Pravda, Boris Polevoy, escribió el artículo “El último día de Matvey Kuzmin” que luego se convertiría en un cuento infantil.
En 1965 fue nombrado, a título póstumo, Héroe de la Unión Soviética, convirtiéndose en la persona de más edad que recibe esta condecoración.
Fuente: Historias de la Historia
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18 de septiembre de 2018
Cuando la cerveza Guinness salvó a Irlanda durante la Segunda Guerra Mundial
A los beneficios ya conocidos del consumo moderado de cerveza, hoy vamos a añadir el de ser la responsable de que Irlanda pudiese mantener su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial.
Arthur Guinness, fundador de la cerveza Guinness en Dublín (Irlanda) en 1759, fue un empresario atípico para la época -incluso lo sería hoy en día-. Además de preocuparse de que su negocio fuese rentable, también se preocupó del bienestar de sus trabajadores y de los más necesitados de la sociedad: fundó organizaciones benéficas, construyó viviendas sociales para los más pobres… Sus herederos mantuvieron la política del fundador: todos los trabajadores que lucharon en la Primera Guerra Mundial recuperaron sus puestos de trabajo cuando regresaron a casa y, durante este tiempo, sus familias recibieron la mitad del salario habitual de estos trabajadores; a finales de los años 20, su salario era un 20% mayor que en la competencia, disponían de becas para la educación de los hijos, tenían cubiertos los gastos médicos… algo así como los trabajadores del tío Google en la actualidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, Guinness prometió a todos los soldados británicos que tendrían una botella de su cerveza negra el día de Navidad. Incluso trabajadores ya jubilados se presentaron como voluntarios en las fábricas para ayudar a cumplir aquella promesa.
En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el Primer Ministro Eamon De Valera declaró la neutralidad de Irlanda. Aquella decisión nos gustó nada en Londres y provocó el enfado de Winston Churchill, en aquel momento Primer Lord del Almirantazgo. A pesar de todo, Irlanda mantenía su independencia política y nada se podía hacer desde Londres… o eso creía De Valera. En 1940, y ya como Primer Ministro, Churchill comienza su jugada maestra para obligar a Irlanda a romper su neutralidad y poder utilizar los estratégicos puertos irlandeses.
Su macabro plan consistía en estrangular la economía irlandesa, con escasos recursos naturales y peligrosamente dependiente de los suministros británicos. Para ello, Churchill ordenó cortar los suministros de fertilizantes, gasolina, carbón… e incluso cereales. La economía irlandesa se derrumbó y el hambre comenzó a instalarse entre sus habitantes. En 1941 la situación de Irlanda era desesperada y De Valera comenzaba ya a plantearse ceder ante la pretensiones de Churchill, cuando apareció en escena Guinness. En marzo de 1942, en un esfuerzo por preservar el cereal para el pan, el gobierno irlandés impuso restricciones y prohibió la exportación de cerveza. Algo que en teoría poco o nada afectaba al plan de Churchill, dio un giro de 180º cuando las tropas británicas comenzaron a protestar por la escasez de Guinness (incluso hubo disturbios callejeros en Belfast). Por aquello de mantener la moral alta de los soldados, el gobierno británico volvió a suministrar cereal para mantener las exportaciones de cerveza. De Valera entendió que la Guinness era su baza para recuperar los suministros y su economía. Al poco tiempo, volvieron a prohibir la exportación alegando que no tenía suficiente carbón para seguir manteniendo la producción. Los británicos volvieron a suministrar carbón. Poco a poco, y manteniendo este patrón de intercambio, Irlanda consiguió recuperar los suministros, su economía y mantenerse neutral… a pesar de Churchill.
Tomado de: Historias de la Historia
Arthur Guinness, fundador de la cerveza Guinness en Dublín (Irlanda) en 1759, fue un empresario atípico para la época -incluso lo sería hoy en día-. Además de preocuparse de que su negocio fuese rentable, también se preocupó del bienestar de sus trabajadores y de los más necesitados de la sociedad: fundó organizaciones benéficas, construyó viviendas sociales para los más pobres… Sus herederos mantuvieron la política del fundador: todos los trabajadores que lucharon en la Primera Guerra Mundial recuperaron sus puestos de trabajo cuando regresaron a casa y, durante este tiempo, sus familias recibieron la mitad del salario habitual de estos trabajadores; a finales de los años 20, su salario era un 20% mayor que en la competencia, disponían de becas para la educación de los hijos, tenían cubiertos los gastos médicos… algo así como los trabajadores del tío Google en la actualidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, Guinness prometió a todos los soldados británicos que tendrían una botella de su cerveza negra el día de Navidad. Incluso trabajadores ya jubilados se presentaron como voluntarios en las fábricas para ayudar a cumplir aquella promesa.
En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el Primer Ministro Eamon De Valera declaró la neutralidad de Irlanda. Aquella decisión nos gustó nada en Londres y provocó el enfado de Winston Churchill, en aquel momento Primer Lord del Almirantazgo. A pesar de todo, Irlanda mantenía su independencia política y nada se podía hacer desde Londres… o eso creía De Valera. En 1940, y ya como Primer Ministro, Churchill comienza su jugada maestra para obligar a Irlanda a romper su neutralidad y poder utilizar los estratégicos puertos irlandeses.
Su macabro plan consistía en estrangular la economía irlandesa, con escasos recursos naturales y peligrosamente dependiente de los suministros británicos. Para ello, Churchill ordenó cortar los suministros de fertilizantes, gasolina, carbón… e incluso cereales. La economía irlandesa se derrumbó y el hambre comenzó a instalarse entre sus habitantes. En 1941 la situación de Irlanda era desesperada y De Valera comenzaba ya a plantearse ceder ante la pretensiones de Churchill, cuando apareció en escena Guinness. En marzo de 1942, en un esfuerzo por preservar el cereal para el pan, el gobierno irlandés impuso restricciones y prohibió la exportación de cerveza. Algo que en teoría poco o nada afectaba al plan de Churchill, dio un giro de 180º cuando las tropas británicas comenzaron a protestar por la escasez de Guinness (incluso hubo disturbios callejeros en Belfast). Por aquello de mantener la moral alta de los soldados, el gobierno británico volvió a suministrar cereal para mantener las exportaciones de cerveza. De Valera entendió que la Guinness era su baza para recuperar los suministros y su economía. Al poco tiempo, volvieron a prohibir la exportación alegando que no tenía suficiente carbón para seguir manteniendo la producción. Los británicos volvieron a suministrar carbón. Poco a poco, y manteniendo este patrón de intercambio, Irlanda consiguió recuperar los suministros, su economía y mantenerse neutral… a pesar de Churchill.
Tomado de: Historias de la Historia
16 de septiembre de 2018
Krigens Brans: los hijos del odio y la vergüenza en Noruega
Sacando de contexto la teoría de la evolución natural de las especies
postulada por Charles Darwin y adaptándola a la eugenesia de la
ideología nazi, tenemos la justificación de la creación de Lebensborn (Fuente de vida) en 1935. Lebensborn fue una sociedad creada por Heinrich Himmler
con el objetivo de expandir la raza aria para convertirla en la nueva
raza de Europa. Aunque inicialmente sus trabajos se centraron casi en
exclusiva en las esposas de los miembros de las SS, por considerarlos
los más puros, luego se extendió a toda la sociedad alemana para
fomentar la natalidad de la considerada raza superior. Para ello, se
daba asistencia sanitaria y todo tipo de facilidades a los hogares de
los puros; a las madres solteras que cumpliesen el canon (tez blanca,
ojos azules, pelo rubio y altas) se les proporcionaban hogares de
maternidad y ayuda financiera para criar a sus hijos; se administraban
orfanatos y se daban en adopción a los arios… e incluso se secuestró a
niños en los países ocupados que, tras ser sometidos a un riguroso
examen, recibían la certificación de ser lo suficientemente arios. Un autentico programa para poblar Europa de arios.
La sociedad gestionaba varias instalaciones por toda Alemania e incluso
llegó a extenderse por varios países centroeuropeos, pero donde tuvo
dramáticas consecuencias fue en Noruega.
Lógicamente, al cumplir los noruegos los cánones establecidos por la raza aria, en Noruega se establecieron varias instalaciones gestionadas por esta sociedad. Algunas noruegas se presentaron voluntarias para este tipo de programas, pero la mayoría fueron engañadas o violadas. Los hijos nacidos de madres noruegas y padres alemanes fueron llamados Krigens Barn (niños de la guerra). Antes de terminar la guerra, y desde el exilio de Londres, el Gobierno de Noruega comenzó a gestionar el odio…
Lógicamente, al cumplir los noruegos los cánones establecidos por la raza aria, en Noruega se establecieron varias instalaciones gestionadas por esta sociedad. Algunas noruegas se presentaron voluntarias para este tipo de programas, pero la mayoría fueron engañadas o violadas. Los hijos nacidos de madres noruegas y padres alemanes fueron llamados Krigens Barn (niños de la guerra). Antes de terminar la guerra, y desde el exilio de Londres, el Gobierno de Noruega comenzó a gestionar el odio…
El precio que estas mujeres tendrán que pagar durante el resto de sus vidas será el desprecio de todos los noruegos.Cuando los alemanes abandonaron Noruega y el Gobierno regresó del exilio, comenzaron su particular cruzada independientemente de las circunstancias de cada madre: a las putas alemanas -así llamaron a estas madres- les raparon la cabeza y las hicieron desfilar para escupirles, las obligaron a dejar sus trabajos, muchas fueron arrestadas e internadas en psiquiátricos… ¿Y los 8000 niños de la guerra? De ellos se encargaron los médicos y psiquiatras noruegos…
Estos niños llevan el germen de las características típicas alemanas de las que el mundo ya ha padecido suficientemente.Y el Gobierno…
Creer que estos niños se convertirán en ciudadanos decentes es como creer que las ratas de tu sótano se convertirán en tus mascotas.Tomado de: Historias de la Historia
15 de septiembre de 2018
¿Qué importancia tuvo el matemático Doodson en el desembarco de Normandía?
El desembarco de Normandía
(6 de junio en 1944), conocido como el Día D, marcó el inicio de la liberación de la Europa
occidental ocupada por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra
Mundial.
Hitler siempre tuvo claro que se produciría un desembarco aliado en la costa atlántica francesa, concretamente en la zona del canal de La Mancha. Igual que hicieron con el cadáver encontrado en Huelva, que le costó Sicilia, la inteligencia aliada logró engañar a Hitler para hacerle creer que el desembarco de Normandía era una maniobra de distracción y que el verdadero se produciría en Calais (casi 400 Km. más al Norte).
Hitler encargó la defensa de la costa francesa a Erwin Rommel, Zorro del Desierto. Rommel mandó plantar minas, alambre de púas y obstáculos, a modo de la defensa devil’s garden (el jardín del infierno) en El Alamein (Egipto), e hizo un estudio de las mareas. Con la marea alta las defensas quedaban cubiertas y su efectividad era nula. Así que, ideó unos obstáculos que pudiesen dañar el casco de las lanchas de desembarco incluso sumergidos.
Para los americanos hubiese sido mejor, como pensaba Rommel, atacar con la marea alta para tener menos playa que cruzar bajo el fuego enemigo, pero las trampas del Rommel podrían destrozar las lanchas y quedar varadas en la playa impidiendo el desembarco del resto de las tropas. Por tanto, la mejor situación era aquella en la que la marea estuviese lo suficientemente baja que no cubriese la trampas para que los equipos de demolición las localizasen y abrir un pasillo para el desembarco, pero lo suficientemente alta para que las lanchas pudiesen descargar las tropas y luego salir sin peligro de quedar varadas por la marea baja.
El conocimiento exacto de las mareas era una cuestión demasiado importante como para dejarla al azar. Aquí es donde interviene nuestro protagonista el matemático británico Arthur Thomas Doodson. Los aliados consultaron con expertos, entre los que se encontraba Doodson, para conocer las mejores fechas para el desembarco. Doodson había construido una máquina para la predicción de las mareas, que siguió utilizándose hasta los años 60 con la llegada de los ordenadores. Con la máquina de Doodson se calculó que las fechas ideales para el desembarco eran del 5 al 7 de junio. Y se decidieron por el 6 de junio, día de mi cumpleaños.
Al inicio del film Rescatando al Soldado Ryan, podemos ver una excelente recreación del desembarco en Normandia:
Tomado de: Historias de la Historia
Y eso es todo amigos
¡Hasta la próxima!
Lic. Leonardo Sánchez Coello
leonardo.sanchez.coello@gmail.com
Hitler siempre tuvo claro que se produciría un desembarco aliado en la costa atlántica francesa, concretamente en la zona del canal de La Mancha. Igual que hicieron con el cadáver encontrado en Huelva, que le costó Sicilia, la inteligencia aliada logró engañar a Hitler para hacerle creer que el desembarco de Normandía era una maniobra de distracción y que el verdadero se produciría en Calais (casi 400 Km. más al Norte).
Hitler encargó la defensa de la costa francesa a Erwin Rommel, Zorro del Desierto. Rommel mandó plantar minas, alambre de púas y obstáculos, a modo de la defensa devil’s garden (el jardín del infierno) en El Alamein (Egipto), e hizo un estudio de las mareas. Con la marea alta las defensas quedaban cubiertas y su efectividad era nula. Así que, ideó unos obstáculos que pudiesen dañar el casco de las lanchas de desembarco incluso sumergidos.
Para los americanos hubiese sido mejor, como pensaba Rommel, atacar con la marea alta para tener menos playa que cruzar bajo el fuego enemigo, pero las trampas del Rommel podrían destrozar las lanchas y quedar varadas en la playa impidiendo el desembarco del resto de las tropas. Por tanto, la mejor situación era aquella en la que la marea estuviese lo suficientemente baja que no cubriese la trampas para que los equipos de demolición las localizasen y abrir un pasillo para el desembarco, pero lo suficientemente alta para que las lanchas pudiesen descargar las tropas y luego salir sin peligro de quedar varadas por la marea baja.
El conocimiento exacto de las mareas era una cuestión demasiado importante como para dejarla al azar. Aquí es donde interviene nuestro protagonista el matemático británico Arthur Thomas Doodson. Los aliados consultaron con expertos, entre los que se encontraba Doodson, para conocer las mejores fechas para el desembarco. Doodson había construido una máquina para la predicción de las mareas, que siguió utilizándose hasta los años 60 con la llegada de los ordenadores. Con la máquina de Doodson se calculó que las fechas ideales para el desembarco eran del 5 al 7 de junio. Y se decidieron por el 6 de junio, día de mi cumpleaños.
Al inicio del film Rescatando al Soldado Ryan, podemos ver una excelente recreación del desembarco en Normandia:
Tomado de: Historias de la Historia
Y eso es todo amigos
¡Hasta la próxima!
Lic. Leonardo Sánchez Coello
leonardo.sanchez.coello@gmail.com
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13 de septiembre de 2018
Oferta para españoles en URSS: alojamiento y comida gratis, jornada de 8 h. remuneradas en clima templado
Aunque el título de este artículo pueda parecer una oferta de
trabajo, es un ofrecimiento de rendición hecho por la URSS a los
españoles de la División Azul, la unidad de voluntarios españoles que sirvió en la Wehrmacht entre 1941 y 1943 durante la Segunda Guerra Mundial.
Observa estrictamente todas las leyes internacionales en relación con
los prisioneros de guerra. De acuerdo con la decisión del Gobierno
Soviético Nº 1.798 del 1 de julio de 1.941, y la orden del Comisario de
Defensa de la URSS Stalin, nº 55 del 23 de febrero de 1.942, a todo el
que se entrega prisionero, el Ejército Rojo le garantiza la vida y el
regreso a la patria después de terminada la guerra. Todos los
prisioneros están alojados en campos especiales, visitados por
representantes de la Cruz Roja Internacional. Los campos para los
prisioneros de guerra españoles están situados en regiones de clima
templado.
La jornada de trabajo para los prisioneros es de 8 horas.El trabajo es pagado.
A los prisioneros de guerra españoles en la URSS se les dá 3 comidas calientes al día, 400 gramos de pan, para los que trabajan 800 gramos, 300 gramos de verduras y patatas, embutidos, carne, pescado, azúcar, té y tabaco.
Los prisioneros tienen derecho a mantener correspondencia con sus familiares a través de la Cruz Roja Internacional. Esta hoja sirve de salvoconducto para presentar al Ejército Rojo.
Fuente: Historias de la Historia
Lee esta hoja y pásala a tu compañero.
El Gobierno de la U.R.S.S.
El Gobierno de la U.R.S.S.
La jornada de trabajo para los prisioneros es de 8 horas.El trabajo es pagado.
A los prisioneros de guerra españoles en la URSS se les dá 3 comidas calientes al día, 400 gramos de pan, para los que trabajan 800 gramos, 300 gramos de verduras y patatas, embutidos, carne, pescado, azúcar, té y tabaco.
Los prisioneros tienen derecho a mantener correspondencia con sus familiares a través de la Cruz Roja Internacional. Esta hoja sirve de salvoconducto para presentar al Ejército Rojo.
Fuente: Historias de la Historia
12 de septiembre de 2018
Liga de las Mujeres Solitarias, consuelo y alivio de los soldados alemanes
Si importantes son los soldados y las armas en cualquier guerra, la
historia ha demostrado que no lo son menos las labores de espionaje,
propaganda o sabotaje que, normalmente, se llevan a cabo tras las líneas
enemigas. La Office of Strategic Services (OSS) en EE.UU y el Special Operations Executive (SOE)
en el Reino Unido fueron los servicios encargados de estas labores
durante la Segunda Guerra Mundial. El OSS se dividía en varias
secciones: SI (Secret Intelligence), SO (Special Operations), OG (Operational Groups)… y el MO (Morale Operations), en el que nos centraremos.
Las tareas del MO iban encaminadas a minar la moral de las fuerzas del Eje… una guerra psicológica. Una de sus principales bazas era la difusión de panfletos con mensajes subversivos entre las filas enemigas, ya fuese mediante “bombardeos“, pegados en las paredes por miembros de la resistencia o agentes infiltrados, enviados por correo… cualquier cosa para que los soldados enemigos se cuestionasen aquella guerra e incluso llegasen a desertar. Dentro del MO, destacó una mujer por su ingenio y la originalidad de sus propuestas, Barbara Lauwers Podoski. Božena Hauserová (que así se llamaba) nació en 1914 en Brno (hoy República Checa), estudió en la Universidad de París y se graduó en la Facultad de Derecho en Brno. En 1938, tras casarse con el estadounidense Charles Lauwers y ante la ocupación alemana de Checoslovaquia, decidieron abandonar Europa y se trasladaron al Congo belga. Tres años más tarde, y ya en Nueva York, Charles fue llamado a filas y Božena, ahora Barbara, se trasladó a Washington DC para trabajar en la embajada checoslovaca. El 1 de junio de 1943 se incorporó al Women’s Army Corps (WAC) y gracias a su facilidad con los idiomas -hablaba inglés, alemán, francés, checo…- fue seleccionada para formar parte del MO. Después del correspondiente entrenamiento, fue enviada a Italia a comienzos de 1944 para trabajar como agente de campo tras las líneas enemigas.
En Italia creó un entramado de agentes, miembros de la resistencia e incluso prisioneros alemanes contrarios al Führer para hacer correr noticias falsas, distribuir propaganda contra Hitler… cualquier cosa valía para minar la moral de soldados alemanes, incluso la League of Lonely War Women (Liga de las Mujeres Solitarias de la Guerra), Verein Einsamer Kriegerfrauen en alemán. Barbara decidió crear esta Liga, que nunca existió, para atacar directamente la entrepierna de los alemanes. Redactó esta carta en alemán y dejaron miles de copias olvidadas en lugares frecuentados por los enemigos:
Ella y su primer marido se divorciaron durante la guerra. Cuando
terminó la guerra, regresó a los Estados Unidos y se volvió a casar en
1954 con Joseph Junosza Podoski. Trabajó en la Academia Nacional de
Ciencias en Washington y en la Biblioteca del Congreso como analista de
investigación. Falleció el 16 de agosto de 2009 a la edad de 95 años.
Tomado de: Historias de la Historia
Las tareas del MO iban encaminadas a minar la moral de las fuerzas del Eje… una guerra psicológica. Una de sus principales bazas era la difusión de panfletos con mensajes subversivos entre las filas enemigas, ya fuese mediante “bombardeos“, pegados en las paredes por miembros de la resistencia o agentes infiltrados, enviados por correo… cualquier cosa para que los soldados enemigos se cuestionasen aquella guerra e incluso llegasen a desertar. Dentro del MO, destacó una mujer por su ingenio y la originalidad de sus propuestas, Barbara Lauwers Podoski. Božena Hauserová (que así se llamaba) nació en 1914 en Brno (hoy República Checa), estudió en la Universidad de París y se graduó en la Facultad de Derecho en Brno. En 1938, tras casarse con el estadounidense Charles Lauwers y ante la ocupación alemana de Checoslovaquia, decidieron abandonar Europa y se trasladaron al Congo belga. Tres años más tarde, y ya en Nueva York, Charles fue llamado a filas y Božena, ahora Barbara, se trasladó a Washington DC para trabajar en la embajada checoslovaca. El 1 de junio de 1943 se incorporó al Women’s Army Corps (WAC) y gracias a su facilidad con los idiomas -hablaba inglés, alemán, francés, checo…- fue seleccionada para formar parte del MO. Después del correspondiente entrenamiento, fue enviada a Italia a comienzos de 1944 para trabajar como agente de campo tras las líneas enemigas.
En Italia creó un entramado de agentes, miembros de la resistencia e incluso prisioneros alemanes contrarios al Führer para hacer correr noticias falsas, distribuir propaganda contra Hitler… cualquier cosa valía para minar la moral de soldados alemanes, incluso la League of Lonely War Women (Liga de las Mujeres Solitarias de la Guerra), Verein Einsamer Kriegerfrauen en alemán. Barbara decidió crear esta Liga, que nunca existió, para atacar directamente la entrepierna de los alemanes. Redactó esta carta en alemán y dejaron miles de copias olvidadas en lugares frecuentados por los enemigos:
Verano 1944¡Querido soldado de primera línea! […]
¿Cuándo vas a ser capaz de olvidar por un tiempo tus deberes como soldado para tener unos días de alegría, felicidad y amor? En casa sabemos de tu heroica lucha. Entendemos que incluso los más valientes se cansan alguna vez y necesitan un descanso, una almohada suave y un poco de ternura.
TE ESTAMOS ESPERANDO:
Para ti que tienes que pasar tus permisos en una ciudad extranjera; para quienes la guerra ha privado de su hogar; para ti que estás solo sin una esposa, una novia o una amiga.
TE ESTAMOS ESPERANDO:
Cortar nuestro símbolo de esta carta [los corazones de la parte inferior izquierda]. En cada café, en cada bar cerca de una estación de ferrocarril, lo colocáis en el cristal de modo que se puede ver con claridad. Un miembro de la VEK contactará con vosotros. Los sueños y las fantasías que tienes en tus noches de soledad, se cumplirán … Te queremos a ti, no a tu dinero. Por lo tanto, siempre debe mostrar su tarjeta de afiliación (a cualquier persona que pueda acercarse a ti). Hay miembros en todas partes, porque las mujeres lo entendemos como un deber con la patria y con sus defensores.
No sólo lo hacemos como un deber -hemos sido separadas de nuestros hombres durante muchos años- con tantos extranjeros que nos rodean, nos gustaría una vez más sentir la juventud de los soldados alemanes en nuestro seno. No seas tímido. Tu esposa, tu hermana o tu amante son una de nosotras también.
Pensamos en ti y en el futuro de Alemania.
Asociación de Mujeres Solitarias de la Guerra.
Con esta carta, Barbara pretendía que los
casados o con hijas desertasen para regresar a casa y detener aquella
locura, y que los soldados solitarios utilizasen sus permisos para
volver a Alemania en busca de un poco de consuelo. Tanto éxito tuvo, que
incluso el Washington Post se tragó la existencia del tal organización y publicó una noticia el 10 de octubre 1944 “los
soldados alemanes en excedencia del frente italiano sólo
necesitan ponerse un corazón entrelazado en la solapa durante sus
permisos para encontrar una novia“. Pero la jugada maestra de Barbara, que además le sirvió para ser condecorada con la Estrella de Bronce, ocurrió en 1945. Cuando estaban interrogando a un sargento alemán, éste se percató de su procedencia y se jactó de que la Wehrmacht
estaban utilizando a sus compatriotas para el trabajo sucio y las
misiones más peligrosas. Así que, Barbara decidió utilizar esa
información para su próximo objetivo: los soldados checoslovacos que
luchaban junto a los alemanes en el norte de Italia. Imprimieron cientos
de octavillas en checo y eslovaco y las hicieron llegar a sus
compatriotas. De todos los checoslovacos que abandonaron el frente y
cruzaron las líneas para entregar las armas, unos 600 llevaban en sus
bolsillos la octavilla redactada por Barbara.
Tomado de: Historias de la Historia
La rusa que se compró un tanque para vengar a su marido en la Segunda Guerra Mundial
Detrás de todas las guerras hay millones de historias de sufrimiento,
muerte y desesperación. Esposas, maridos, hijos, padres… han tenido que
resignarse ante la pérdida de un ser querido… o no, como el caso de la
rusa Mariya Oktyabrskaya. Perdió a su marido durante la
Segunda Guerra Mundial y decidió no quedarse llorando la pérdida de su
esposo… empleó todos sus recursos para vengarse de los alemanes.
Mariya nació en 1905 en un pequeño pueblo de la región de Crimea. De familia humilde de campesinos y con 9 hermanos, tuvo que compaginar la escuela con el trabajo en una fábrica de conservas para ayudar a la economía familiar. Tras completar sus estudios en la escuela secundaria, consiguió trabajo como operadora de una centralita telefónica… hasta que con apenas 20 años se cruzó en su camino un apuesto oficial del Ejército Rojo. Se casaron y Mariya lo dejó todo para acompañar a su esposo a los diferentes destinos y bases militares donde fue enviado. La vida castrense permitió a Mariya familiarizarse con el manejo de las armas, conducir vehículos militares, aprender nociones básicas de primeros auxilios y participar en los reuniones y asociaciones de los esposas de los oficiales. Todo cambió con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, con la ofensiva alemana para invadir la Unión Soviética en 1941 (Operación Barbarroja). El esposo de Mariya fue trasladado al frente y las mujeres de los militares fueron enviadas a Tomsk (Siberia), lejos de los combates. Tras casi dos años esperando noticias de su marido, llegó aquel fatídico día: su marido había muerto en Kiev en agosto de 1941, apenas unas semanas después de separarse. El resto de esposas se resignaban y lloraban la pérdida de sus maridos, pero ella no… Mariya juró venganza.
¿Qué podía hacer ella? Vendió todas sus posesiones y financiación la compra un tanque T-34 para donarlo al Ejército Rojo, pero con una condición: ella sería la conductora. Y así lo expuso por carta al Comité Estatal de Defensa. Aunque sorprendidos por tan extraña propuesta, vieron en aquel gesto un buen gancho publicitario para implicar a la población en general, y a las mujeres en particular, en la lucha contra el ejército invasor. Aprobaron la petición de Mariya y fue alistada como conductor-mecánico en la Brigada nº 26 de Tanques de la Guardia. Tras un período de instrucción de cinco meses, con las dudas de sus compañeros de instrucción y, en ocasiones, alguna broma que otra, en octubre de 1943 Mariya iba a tener su bautismo de fuego a los mandos de Fighting Girlfriend (Compañera de armas), así llamaba a su tanque y así lucía una inscripción en la torreta del T-34 (lógicamente, en ruso). Las burlas de sus compañeros se convirtieron en admiración cuando su brigada combatía en el área de Smolensk: Fighting Girlfriend rompió la formación y se lanzó contra las filas enemigas destruyendo varias piezas de artillería y haciendo huir a los alemanes.
Tras un pequeño tirón de orejas de sus superiores por aquel acto de indisciplina, no les quedó más remedio que reconocer el valor de aquella mujer, otrora un simple reclamo publicitario. También sería uno de los protagonistas cuando los soviéticos recuperaron la ciudad de Nóvoie Selo en noviembre de 1943. Mariya parecía no temer a la muerte, era osada y, también, indisciplinada… tenía demasiadas papeletas para no sobrevivir a la guerra: la noche del 17 de enero de 1944, en una operacion contra una posición fortificada de los alemanes, una bomba antitanque destrozó las cadenas oruga dejando a Fighting Girlfriend inmóvil; a pesar de recibir órdenes de no salir del tanque, Mariya salió junto al resto de la tripulación para intentar arreglar las cadenas… cuando un trozo de metralla le golpeó la cabeza dejándola inconsciente. Permaneció en coma durante dos meses y el 15 de marzo de de 1944 falleció.
Mariya Oktyabrskaya, la mujer que compró un tanque para vengar la muerte de su marido recibió el 2 de agosto de 1944 el título de Heroína de la Unión Soviética, la más alta distinción otorgada por la Unión Soviética por las hazañas heroicas al servicio del Estado y de la sociedad.
Tomado de: Historias de la Historia
Mariya nació en 1905 en un pequeño pueblo de la región de Crimea. De familia humilde de campesinos y con 9 hermanos, tuvo que compaginar la escuela con el trabajo en una fábrica de conservas para ayudar a la economía familiar. Tras completar sus estudios en la escuela secundaria, consiguió trabajo como operadora de una centralita telefónica… hasta que con apenas 20 años se cruzó en su camino un apuesto oficial del Ejército Rojo. Se casaron y Mariya lo dejó todo para acompañar a su esposo a los diferentes destinos y bases militares donde fue enviado. La vida castrense permitió a Mariya familiarizarse con el manejo de las armas, conducir vehículos militares, aprender nociones básicas de primeros auxilios y participar en los reuniones y asociaciones de los esposas de los oficiales. Todo cambió con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, con la ofensiva alemana para invadir la Unión Soviética en 1941 (Operación Barbarroja). El esposo de Mariya fue trasladado al frente y las mujeres de los militares fueron enviadas a Tomsk (Siberia), lejos de los combates. Tras casi dos años esperando noticias de su marido, llegó aquel fatídico día: su marido había muerto en Kiev en agosto de 1941, apenas unas semanas después de separarse. El resto de esposas se resignaban y lloraban la pérdida de sus maridos, pero ella no… Mariya juró venganza.
¿Qué podía hacer ella? Vendió todas sus posesiones y financiación la compra un tanque T-34 para donarlo al Ejército Rojo, pero con una condición: ella sería la conductora. Y así lo expuso por carta al Comité Estatal de Defensa. Aunque sorprendidos por tan extraña propuesta, vieron en aquel gesto un buen gancho publicitario para implicar a la población en general, y a las mujeres en particular, en la lucha contra el ejército invasor. Aprobaron la petición de Mariya y fue alistada como conductor-mecánico en la Brigada nº 26 de Tanques de la Guardia. Tras un período de instrucción de cinco meses, con las dudas de sus compañeros de instrucción y, en ocasiones, alguna broma que otra, en octubre de 1943 Mariya iba a tener su bautismo de fuego a los mandos de Fighting Girlfriend (Compañera de armas), así llamaba a su tanque y así lucía una inscripción en la torreta del T-34 (lógicamente, en ruso). Las burlas de sus compañeros se convirtieron en admiración cuando su brigada combatía en el área de Smolensk: Fighting Girlfriend rompió la formación y se lanzó contra las filas enemigas destruyendo varias piezas de artillería y haciendo huir a los alemanes.
Tras un pequeño tirón de orejas de sus superiores por aquel acto de indisciplina, no les quedó más remedio que reconocer el valor de aquella mujer, otrora un simple reclamo publicitario. También sería uno de los protagonistas cuando los soviéticos recuperaron la ciudad de Nóvoie Selo en noviembre de 1943. Mariya parecía no temer a la muerte, era osada y, también, indisciplinada… tenía demasiadas papeletas para no sobrevivir a la guerra: la noche del 17 de enero de 1944, en una operacion contra una posición fortificada de los alemanes, una bomba antitanque destrozó las cadenas oruga dejando a Fighting Girlfriend inmóvil; a pesar de recibir órdenes de no salir del tanque, Mariya salió junto al resto de la tripulación para intentar arreglar las cadenas… cuando un trozo de metralla le golpeó la cabeza dejándola inconsciente. Permaneció en coma durante dos meses y el 15 de marzo de de 1944 falleció.
Mariya Oktyabrskaya, la mujer que compró un tanque para vengar la muerte de su marido recibió el 2 de agosto de 1944 el título de Heroína de la Unión Soviética, la más alta distinción otorgada por la Unión Soviética por las hazañas heroicas al servicio del Estado y de la sociedad.
Tomado de: Historias de la Historia
4 de julio de 2018
El día en que las máquinas puedan elegir: la paradoja del libre albedrío en robots
Grandes
filósofos como Rousseau o Kant, entendían la libertad como autonomía,
es decir, como darse normas a uno mismo, siempre que esas normas fueran
fruto de una decisión racional
Año 2043. Reino Unido es el último reducto de la WCC (Western Countries Confederation) en Europa, ante el imparable avance del DAESH. Un dron de exploración británico realiza un barrido por las orillas del Támesis. Con su sensor térmico detecta el avance de un grupo de soldados enemigos. Analiza y evalúa: diecisiete soldados, todos hombres (sabe eso debido a que analiza la forma de caminar, y la complexión y proporciones corporales), armados con armamento ligero y un lanzagranadas.
En milisegundos, manda las coordenadas del objetivo a otro dron, esta vez a un bombardero X-54, quien, de nuevo en otros pocos milisegundos, lanzará una lluvia de misiles sobre los desdichados soldados Sin embargo, los sensores del dron de exploración detectan nuevos enemigos. Entre las ruinas de lo que antes fue la abadía de Westminster, avanzan cuatro blindados autónomos de clase T-95. Son un objetivo estratégicamente muy jugoso (cada tanque de este tipo le cuesta al DAESH unos dos millones de dólares), mucho más interesante que el grupo de soldados.
Pero hay un problema. Los estrategas del DAESH descubrieron que había un tipo de blindaje para sus carros de combate, mucho más efectivo que el usual blindaje reactivo: el antiguo escudo humano. El objetivo era confundir la inteligencia artificial de las armas autónomas enemigas o, como mínimo, retrasar sus decisiones.
El cerebro positrónico de un dron de la WCC tomaba decisiones siguiendo a rajatabla la Convención de Massachusetts de 2036, en la que 136 países aprobaron un código ético mundial para armas autónomas, conocido popularmente como BH (el Bushido de HAL).
Según este código, un arma autónoma siempre evitará el mayor número de víctimas humanas posibles, por lo que a la hora de elegir el objetivo para un ataque, siempre elegirá a otra arma autónoma antes que a un grupo de soldados. La táctica del DAESH consistía en atar a unos cuantos prisioneros, si pueden ser civiles mejor, a lo largo de la carrocería de sus tanques.
Entonces el dron tenía dos opciones:
- Dirigir los misiles hacia el grupo de diecisiete soldados. Todo correcto a nivel ético y legal: se mata a personas pero son soldados enemigos ocupando territorio soberano.
- Dirigir los misiles hacia los T-95. Se ocasionarían víctimas humanas del propio bando, generando intencionalmente daños colaterales y, por lo tanto, violando claramente el BH. Sin embargo, eliminar esos carros enemigos supondría una ventaja decisiva en la batalla que, casi con total probabilidad, evitaría más muertes que ocasionaría.
Los oficiales del ejército británico lo tuvieron claro: ganar la batalla era lo primero y unas cuantas bajas humanas, incluso de civiles, se justificaban en función de intereses estratégicos superiores.
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