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29 de noviembre de 2015

La deriva continental cumple 100 años

Pese a precedentes más antiguos, la hipótesis que Alfred Wegener publicó en 1915 es el origen de la moderna tectónica de placas.



Alfred Wegener en su mesa en Groenlandia, en 1930. La imagen pertenece al Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research.
Cuando Alfred Wegener murió –en 1930, durante la última de sus expediciones a Groenlandia—, la gran idea de su vida había sido descartada, olvidada y vilipendiada. La idea era la deriva continental, y habrían de pasar aún 30 años para que se sacara del cajón, se demostrara correcta y se convirtiera en el fundamento de la gran revolución de la geología, la moderna tectónica de placas, un salto conceptual comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología. Así son las revoluciones de la ciencia, que no solo devoran a sus hijos, sino también a sus padres.
La moderna tectónica de placas supuso un salto conceptual en la geología comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología.
La chispa que encendió la hipótesis de la deriva continental es la misma que habrán observado miles de niños al echar un vistazo al mapamundi colgado de la pared del aula: el desconcertante parecido entre las líneas de costa de Sudamérica y África, a los dos lados del Atlántico. Y no fue Wegener el primero en reparar en ello. El filósofo británico Francis Bacon ya mencionó el parecido de las líneas de costa en su Novum Organum de 1620, y también lo hizo el conde de Buffon, un naturalista francés del siglo XVIII, y el alemán Alexander von Humboldt hacia el final de esa misma centuria. Von Humboldt llegó a sugerir que aquellas dos costas habían estado juntas en el pasado.


Recreación sobre cómo, de acuerdo con las modernas reconstrucciones, Pangea (el supercontinente que existió al final de la era Paleozoica y comienzos de la Mesozoica que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas del planeta) se formó hace 300 millones de años y empezó a romperse hace unos 175 millones de años. Dentro de alrededor de 250 millones de años los continentes se volverían a juntar en un nuevo supercontinente, denominado Pangea Proxima.

Pero Wegener fue mucho más allá de esas meras impresiones visuales. No solo era explorador, sino también meteorólogo y geofísico, y ello le permitió reunir un cuerpo de evidencia multidisciplinario y que, en retrospectiva, se puede considerar más bien aplastante. Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.

Como él mismo señaló en su publicación de 1915 –de la que celebramos el centenario—, si reuniéramos esos dos continentes, todas las estructuras “casarían como las líneas de texto en un periódico roto”, en la eficaz metáfora citada en Science por los geólogos Marco Romano, de la Universidad de Roma, y Richard Cifelli, del Museo Sam Noble de Norman, en Oklahoma. Wegener también conjeturó que los continentes representaban placas enormes de una roca más ligera que flotaban sobre rocas oceánicas más densas, una idea que, aunque no del todo correcta, prefigura la tectónica de placas moderna.
Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.
Pero, como tal vez habría cabido esperar, una hipótesis tan rompedora con la geología de comienzos del siglo XX, y por muy bien que estuviera fundamentada, solo podía desatar tormentas con gran aparato eléctrico en los estamentos académicos de la época. Aunque la deriva continental suscitó en 1915 algunos apoyos, como el de los geólogos Émile Argand y Alexander du Toit, fueron muchos más los científicos que optaron por quemar al hereje. “La hipótesis de la deriva”, escriben Romano y Cifelli, “era tan iconoclasta que se ganó el vitriolo, el ridículo y el desprecio de los especialistas, cuyos propios trabajos publicados partían de la premisa de una corteza terrestre horizontalmente inmóvil”.

El punto débil de la hipótesis era que Wegener no pudo encontrar un mecanismo convincente para alimentar todos esos movimientos de continentes. Avanzó tímidamente un par de ideas basadas en la rotación de la Tierra y algún otro fenómeno, pero eran tan obviamente incorrectas o insuficientes que solo sirvieron para ponérselo más fácil a sus atacantes del ramo de la geofísica. Pasado el revuelo inicial, la gran idea de Wegener fue olvidada en un cajón humillante de la historia.

El artículo completo en:

El País

30 de septiembre de 2015

Los "Barones del agua”: Wall Street y Mega-Bancos estan comprando el agua del planeta

Una tendencia preocupante en el sector del agua se está acelerando en todo el mundo. Los elitistas multimillonarios y los grandes bancos de Wall Street están comprando agua por todo el mundo a un ritmo sin precedentes.



Grandes conglomerados bancarios como Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Citigroup, UBS, Deutsche Bank, Credit Suisse, Macquarie Bank, Barclays Bank, Blackstone Group, Allianz y HSBC, entre otros, están consolidando su control sobre el agua de todo el planeta.

Magnates ricos como T. Boone Pickens, el ex presidente George HW Bush y su familia, Li Ka-shing de Hong Kong, Manuel V. Pangilinan y otros multimillonarios filipinos, así como muchos otros, están comprando miles de hectáreas de tierra con acuíferos, lagos, derechos sobre el agua, servicios sanitarios y acciones en empresas de tecnología e ingeniería del agua de todo el mundo.
Al mismo tiempo que los grandes bancos están comprando agua por todo el mundo, los gobiernos se están moviendo rápidamente para limitar la capacidad de los ciudadanos para ser autosuficientes en el suministro de agua.
Un buen ejemplo de ello fue el caso de Gary Harrington en Oregon, EEUU, en el que el Estado criminalizó la recolección de agua de lluvia en tres estanques situados en su terreno privado, al condenarle con nueve cargos y lo condenó a 30 días de cárcel.
Sin embargo, el multimillonario T. Boone Pickens es propietario de los derechos de agua del acuífero de Ogallala, que le permite drenar aproximadamente 245.000 millones de litros de agua al año, sin que nadie le condene por ello.
T. Boone Pickens
Es un ejemplo del extraño nuevo orden mundial en el que los multimillonarios y los bancos elitistas pueden poseer acuíferos y lagos, pero los ciudadanos comunes ni siquiera pueden recoger agua de lluvia o nieve en sus propios patios y terrenos privados.
Muchos medios de comunicación han tratado el tema, centrándose en empresas individuales y super-inversores que buscan controlar el agua mediante la compra de derechos de agua y los servicios de suministro.
Pero, paradójicamente, la historia oculta es mucho más complicada. La historia real del sector mundial del agua es un enrevesado lío que implica a empresas de inversión de Wall Street, bancos y otras empresas globales de capital privado de élite que trascienden las fronteras nacionales para asociarse entre sí, con bancos y fondos de cobertura, con empresas de tecnología y gigantes de los seguros, con fondos regionales de pensiones del sector público, y con fondos soberanos. Todos ellos se están focalizando en el sector del agua, no solo para comprar derechos de agua y tecnologías de tratamiento de agua, sino también para privatizar los servicios públicos de suministro de agua y las infraestructuras respectivas.
Un documento de análisis de renta variable de JP Morgan de 2012, establece claramente que “Wall Street parece muy consciente de las oportunidades de inversión en infraestructura de abastecimiento de agua, tratamiento de aguas residuales, y tecnologías de gestión de la demanda”.
De hecho, Wall Street se prepara para sacar provecho de la apropiación mundial del agua en las próximas décadas.
Cuando hablamos de “agua”, hacemos referencia a los derechos del agua (es decir, el derecho de aprovechar las aguas subterráneas, los acuíferos y los ríos), la tierra que contiene extensiones de agua (es decir, lagos, lagunas y manantiales naturales en la superficie o en las aguas subterráneas), proyectos de desalinización, de purificación de agua y tecnologías de tratamiento, tecnologías de riego y perforación de pozos, empresas de servicios públicos de saneamiento del agua, mantenimiento y contrucción de la infraestructura de suministro de agua (de tuberías y distribución a todas las escalas de las plantas de tratamiento a nivel residencial, comercial, industrial y usos municipales), servicios de ingeniería del agua (por ejemplo, los que participan en el diseño y construcción de instalaciones relacionadas con el agua), y el sector de agua al por menor (como los que participan en la producción y las ventas de agua embotellada, máquinas expendedoras de agua, servicios de suscripción y entrega de agua embotellada, camiones de suministro de agua y tanques de agua).

El artículo completo en.

12 de octubre de 2014

Se atrasa el origen de la vida compleja

Uno de los grandes retos de la paleontología es saber de qué manera pudo brotar la vida multicelular a partir de los sencillos seres unicelulares, como las bacterias.

El hallazgo de un geobiólogo de la Universidad Virginia Tech, en colaboración con científicos de la Academia China de Ciencias, sugiere que esa revolución tuvo lugar bastante antes de lo que se pensaba.

Se trata de un fósil datado hace 600 millones de años, una época en que la comunidad paleontológica creía que la Tierra solo estaba habitada por criaturas extremadamente simples.

“Fósiles similares habían sido interpretados erróneamente como bacterias, eucariotas unicelulares, algas y formas de transición relacionadas con esponjas, anémonas y animales de simetría bilateral”, ha explicado Shunai Xiao, profesor de Virginia Tech y principal autor del descubrimiento.


Tras desenterrar el nuevo vestigio en la región china de Guizhou, Xiao y sus colaboradores han comprobado que mostraba signos de adhesión entre células, especialización y muerte celular programada, como los animales y plantas actuales. Hasta ahora solo se habían encontrado ejemplos de tal complejidad biológica en la fauna del Cámbrico, periodo que empezó hace 540 millones de años.

Fuente:

Muy

12 de agosto de 2014

Descubren por qué el río Amazonas corre al revés

El Amazonas una vez fluyó en sentido contrario, de este a oeste. La inversión de la dirección del río más grande de la Tierra no es algo trivial y los geólogos han estado estudiando la causa de ello bastante tiempo.






El Amazonas corre hacia arriba a causa de una erosión terrestre. Lo ha demostrado el doctor Victor Sacek, de la Universidad de São Paulo, en un estudio publicado en el portal científico Science Direct. Con los poderosos Andes en el extremo occidental del continente, sería lógico que los ríos de América del Sur fluyeran hacia el este. Sin embargo, el Amazonas -que descarga cinco veces más agua que cualquier otro río en el planeta-, el Orinoco y el Río de la Plata corren de la misma manera. Cualquier río de América del Norte o de Europa parece minúsculo en comparación con estos monstruos, recuerda 'Business Insider'. 


Sin embargo, hasta hace 10 millones de años, la mayor parte de lo que hoy es la cuenca del Amazonas fue drenada por un río que fluía hacia el oeste y desembocaba en un lago gigante que yacía a los pies de los Andes del Norte. Desde allí el agua fluía dirección norte hasta el mar Caribe. Puesto que el istmo de Panamá no se había formado aún, esta agua posteriormente fluía hacia el oeste del Pacífico. 

Explicar por qué sucedía esto era un esfuerzo demasiado fuerte para los geólogos, por lo que todo eran especulaciones sobre los cambios experimentados en el manto de la Tierra, posiblemente resultantes de la desintegración de África y América del Sur. 

Por su parte, Sacek muestra en su estudio que la elevación de los Andes conocida como la placa Sudamericana, que pasa por encima de la placa de Nazca, puede explicar el proceso en períodos de tiempo correspondientes. Sacek incluye en su modelo el hecho de que, a medida que las montañas se elevaban, interceptaban más nubes lluviosas, hecho que provocaba mayor erosión. 

Al principio, la elevación de los Andes originó el surgimiento de un canal hacia el este, que se convirtió en el 'paleolago' en el que 'se vació' el Amazonas en su trayecto hacia el oeste. Con el tiempo, sin embargo, este hundimiento se desaceleró, mientras la erosión se aceleraba hasta convertir este lago en una serie de humedales conocidos como la Formación Pebas. 

Las vastas marismas de Pebas habrían sido un ecosistema que en nada se asemeja a lo que vemos hoy, pero con el tiempo la acumulación de sedimentos hizo emerger la región hasta el punto de que las precipitaciones fueron empujadas hacia el otro lado. 

Fuente:

Actualidad RT

3 de agosto de 2014

Conozca la piedra que llegó a ser más valiosa que el oro


Puliendo jade.

La variedad de mayor calidad es la llamada "jade imperial".

Birmania es uno de los mayores productores de jade del mundo. El corresponsal de la BBC Alex Preston se fue donde hay más de estas piedras semipreciosas y terminó tomando té en una cueva de Aladino. 

Al principio, creo que es una cascada. Una ola de sonido líquido viene hacia mí sobre las aguas salobres del río Irrawaddy.
A medida que me acerco, tras cruzar un puente junto a un grupo de monjes vestidos con túnicas de color naranja, el ruido se hace más fuerte, más cristalino.

Estoy en Mandalay, al norte de Birmania, una ciudad bulliciosa de un millón de habitantes, y el sonido corresponde al traqueteo de los cientos de miles de piedras preciosas en el mercado de jade más grande del mundo.

Me acerco a la entrada del mercado y paso al lado de talleres donde los adolescentes, con cigarrillos colgando de sus labios, tallan trozos de jade sin pulir haciendo girar las ruedas de las máquinas con saña.

Hombre puliendo jade.

Docenas de artesanos pulen jade en Mandalay, haciendo girar la rueda de
la talladora.

El mercado es un gran laberinto desconcertante, en el que, fila tras fila, los comerciantes muestran sus iridiscentes piedras dispuestas en bandejas blancas.

Al menos la mitad de los comerciantes son chinos, y en las voces que resuenan por encima del ruido del clasificado de piedras se mezclan el mandarín y el birmano, mientras compiten por el negocio.

Mercado de jade

Jade, la gema real


  • El jade puede tener varios colores: verde, blanco, gris, negro, amarillo, naranja y violeta.
  • El ser humano lo descubrió hace 7.000 años. En la Prehistoria se utilizó para fabricar utensilios y armas, porque es un material muy duro.
  • A menudo se le llama gema real en China, ya que fue muy apreciada por los emperadores.
  • Para los mayas y los aztecas tenía más valor que el oro.
  • Jade es un término genérico para dos piedras diferentes: la nefrita y la jadeíta.

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BBC Tecnología

3 de julio de 2014

Así fue el choque brutal que formó la Luna

  • Un estudio respalda la teoría de que nuestro satélite se originó a partir de los escombros producidos tras un impacto entre la Tierra y otro planeta

  • Se analizaron los isótopos de oxígeno de rocas traídas por las misiones 'Apolo'


Hace unos 4.500 millones de años, la Tierra colisionó contra un objeto celeste, posiblemente otro planeta de menor tamaño, al que se le ha dado el nombre de Theia. A partir de los escombros que se produjeron durante ese choque brutal se formó la Luna. Esta hipótesis, conocida como la Teoría del Gran Impacto, es la más aceptada entre los científicos para explicar el origen de nuestro satélite. Sin embargo, hasta ahora no tenían pruebas para demostrarlo. 

Los astrofísicos creen que cada planeta del Sistema Solar tiene una composición isotópica distinta. La mayoría de los modelos científicos estiman que la Luna está compuesta en un 70-90% por material procedente de Theia (que creen que tendría un tamaño parecido a Marte) y en un 10-30% por escombros terrestres. 

Si nuestro satélite se formó a partir de material procedente de dos cuerpos planetarios, tendría que tener una composición diferenciada a la de la Tierra, pero hasta ahora los análisis realizados habían mostrado que era casi idéntica. Así que el principal obstáculo para validar la hipótesis del Gran Impacto es que no habían encontrado huellas de los escombros del planeta Theia con el que supuestamente se produjo el choque. 


Meteorito lunar hallado en 1999 en el desierto de Kalahari, en...
 
Meteorito lunar hallado en 1999 en el desierto de Kalahari, en Botsuana, y analizado en este estudio.
Ahora, un equipo de científicos alemanes ha hallado por primera vez diferencias en su composición, un resultado que, según explican esta semana en la revista Science, respalda esa teoría sobre la formación de nuestro satélite.

El equipo liderado por Daniel Herwartz realizó un análisis de los isótopos de oxígeno que contienen las rocas que recogieron de la superficie lunar los astronautas de las misiones Apolo entre 1969 y 1972. «Las diferencias son pequeñas y difíciles de detectar, pero existen», ha declarado Herwartz. 

Según explican en este estudio, que será presentado la próxima semana en la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt de California, primero analizaron muestras lunares que habían llegado a la Tierra en forma de meteoritos. Sin embargo, estas muestras estaban contaminadas por el contacto con nuestro planeta, por lo que decidieron usar muestras recogidas directamente en la Luna. En concreto emplearon rocas traídas durante las misiones Apolo 11, 12 y 16.

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El Mundo Ciencia

6 de junio de 2014

Los secretos de la 'catedral de los cristales'

La llaman 'la catedral de los cristales'. En el año 2000, dos mineros la descubrieron por casualidad a 300 metros de profundidad en el estado de Chihuahua (México), y alberga unos espectaculares pilares de yeso, tan inmensos que para admirarlos hay que levantar la cabeza. Algunos de estos cristales alcanzan nada más y nada menos que 11 metros de alto y uno de ancho.

Desde su hallazgo, esta insólita caverna translúcida de minerales no ha parado de atraer las miradas de geólogos procedentes de todos los rincones del planeta. Pero es un equipo español del Instituto Andaluz de Ciencias de La Tierra del CSIC el que está liderando la investigación de estos colosales cristales que todavía continúan creciendo en la cueva de Naica.

Ahora, los análisis realizados por estos científicos españoles, dirigidos por el cristalógrafo Juan Manuel Ruiz, han dado sus frutos porque, además de desvelar todos los detalles del proceso natural de cristalización del yeso, también señalan sus posibles aplicaciones en la industria de materiales. Los resultados de su trabajo se acaban de publicar en la revista Chemical Society Reviews.

Las técnicas empleadas por los investigadores, con ayuda de colegas japoneses y franceses, son novedosas y han permitido conocer todas las claves de la formación de los cristales. «Hasta ahora se sabía muy poco sobre cómo crecen los cristales a estas velocidades de tiempo», explica a EL MUNDO Fermín Otálara, uno de los investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra que tuvo la oportunidad de bajar a la cueva en 2001.

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El Mundo Ciencia

30 de diciembre de 2013

Los megaterremotos que ha sufrido el planeta Tierra




El terremoto de Chile de 1960 fue de 9,5 grados en la escala de Richter, la mayor magnitud jamás registrada. 

La Tierra puede haber sufrido un mayor número de grandes terremotos que los que se tienen en el registro histórico.

Una investigación sugiere que no hay documentación de la mitad de todos los terremotos de una magnitud mayor a los 8,5 grados en la escala de Richter que ocurrieron en el siglo XIX.
Por ello, los científicos están revisando y analizando documentos históricos en busca de los temblores perdidos.

Los hallazgos de este trabajo se presentaron en la conferencia de la Unión de Geofísica de Estados Unidos (AGU, por sus siglas en inglés), la mayor reunión anual de expertos en ciencias de la Tierra que se celebra esta semana San Francisco.

"En términos de estadística, hay demasiado pocos terremotos en el siglo XIX", dijo Susan Hough, del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS, por sus siglas en inglés).

Los sismos de más de 8,5 grados causan inmensa devastación.

Los ejemplos recientes incluyen el temblor de 2004 en el Océano Índico que desató un tsunami mortífero, el poderoso terremoto de Chile en 2010 y el de Japón en 2011.

Pero, curiosamente, los desastres naturales de escala semejante no figuran en los registros anteriores al siglo XX.

Advertencias de la historia

Devastación por el terremoto en Japón

Los científicos dicen que enormes terremotos como el que golpeó a Japón en 2011 fueron registrados con menos frecuencia antes de 1900.

"Los sismómetros se desarrollaron alrededor del 1900. Tan pronto como los tuvimos, los terremotos comenzaron a parecer más grandes", explicó Hough.

Los investigadores utilizan documentos históricos para rastrear eventos sísmicos ocurridos previamente y evaluar su magnitud.

Hough cree que muchos enormes terremotos se han “perdido” en los siglos XVIII y XIX.

Una de las razones es que existe la suposición generalizada de que los sismos de más de 8,5 grados generan tsunamis significativos.

"Pero no siempre es el caso, y las magnitudes de algunos de estos terremotos han sido subestimadas", dijo Hough.

Uno de estos "sospechosos" es un temblor que sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, en 1841. Se había estimado que su magnitud fue de 8,3 grados en la escala de Richter, pero Hough sostiene que debería ascender a 9,2 grados.

Otro de los sismos subestimados es uno que golpeó las islas Antillas Menores en 1843.

"Este fue catalogado con una magnitud de 8 grados. Pero fue percibido en una cuarta parte del globo", expresó Hough.

Terremoto en Haití

El terremoto de Haití en 2010 causó la muerte de más de 100.000 personas.

Los investigadores dicen que encontrar estos terremotos perdidos es vital para entender cuándo pueden volver a ocurrir catástrofes de esa escala.

En otro trabajo de investigación presentado en la reunión de la AGU, los científicos sostienen que han creado una base de datos de terremotos ocurridos entre los años 1000 y 1900.

Para hacerlo, y al igual que sus colegas de la USGS, el equipo de investigadores ha estado examinando documentos históricos para catalogar los sismos.

Según Roger Musson, del Servicio Geológico de Reino Unido, esta base de datos ofrece una "advertencia de la historia".

"Por ejemplo, con el desastre de Fukushima, la gente se sorprendió por el enorme tsunami", le dijo Musson a la BBC.

"Pero no debería sorprender el hecho de que allí sucediera un terremoto. Hubo un sismo muy similar en el siglo XIX", agregó Musson.
Fuente:
BBC Cierncia
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