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29 de noviembre de 2015

La deriva continental cumple 100 años

Pese a precedentes más antiguos, la hipótesis que Alfred Wegener publicó en 1915 es el origen de la moderna tectónica de placas.



Alfred Wegener en su mesa en Groenlandia, en 1930. La imagen pertenece al Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research.
Cuando Alfred Wegener murió –en 1930, durante la última de sus expediciones a Groenlandia—, la gran idea de su vida había sido descartada, olvidada y vilipendiada. La idea era la deriva continental, y habrían de pasar aún 30 años para que se sacara del cajón, se demostrara correcta y se convirtiera en el fundamento de la gran revolución de la geología, la moderna tectónica de placas, un salto conceptual comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología. Así son las revoluciones de la ciencia, que no solo devoran a sus hijos, sino también a sus padres.
La moderna tectónica de placas supuso un salto conceptual en la geología comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología.
La chispa que encendió la hipótesis de la deriva continental es la misma que habrán observado miles de niños al echar un vistazo al mapamundi colgado de la pared del aula: el desconcertante parecido entre las líneas de costa de Sudamérica y África, a los dos lados del Atlántico. Y no fue Wegener el primero en reparar en ello. El filósofo británico Francis Bacon ya mencionó el parecido de las líneas de costa en su Novum Organum de 1620, y también lo hizo el conde de Buffon, un naturalista francés del siglo XVIII, y el alemán Alexander von Humboldt hacia el final de esa misma centuria. Von Humboldt llegó a sugerir que aquellas dos costas habían estado juntas en el pasado.


Recreación sobre cómo, de acuerdo con las modernas reconstrucciones, Pangea (el supercontinente que existió al final de la era Paleozoica y comienzos de la Mesozoica que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas del planeta) se formó hace 300 millones de años y empezó a romperse hace unos 175 millones de años. Dentro de alrededor de 250 millones de años los continentes se volverían a juntar en un nuevo supercontinente, denominado Pangea Proxima.

Pero Wegener fue mucho más allá de esas meras impresiones visuales. No solo era explorador, sino también meteorólogo y geofísico, y ello le permitió reunir un cuerpo de evidencia multidisciplinario y que, en retrospectiva, se puede considerar más bien aplastante. Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.

Como él mismo señaló en su publicación de 1915 –de la que celebramos el centenario—, si reuniéramos esos dos continentes, todas las estructuras “casarían como las líneas de texto en un periódico roto”, en la eficaz metáfora citada en Science por los geólogos Marco Romano, de la Universidad de Roma, y Richard Cifelli, del Museo Sam Noble de Norman, en Oklahoma. Wegener también conjeturó que los continentes representaban placas enormes de una roca más ligera que flotaban sobre rocas oceánicas más densas, una idea que, aunque no del todo correcta, prefigura la tectónica de placas moderna.
Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.
Pero, como tal vez habría cabido esperar, una hipótesis tan rompedora con la geología de comienzos del siglo XX, y por muy bien que estuviera fundamentada, solo podía desatar tormentas con gran aparato eléctrico en los estamentos académicos de la época. Aunque la deriva continental suscitó en 1915 algunos apoyos, como el de los geólogos Émile Argand y Alexander du Toit, fueron muchos más los científicos que optaron por quemar al hereje. “La hipótesis de la deriva”, escriben Romano y Cifelli, “era tan iconoclasta que se ganó el vitriolo, el ridículo y el desprecio de los especialistas, cuyos propios trabajos publicados partían de la premisa de una corteza terrestre horizontalmente inmóvil”.

El punto débil de la hipótesis era que Wegener no pudo encontrar un mecanismo convincente para alimentar todos esos movimientos de continentes. Avanzó tímidamente un par de ideas basadas en la rotación de la Tierra y algún otro fenómeno, pero eran tan obviamente incorrectas o insuficientes que solo sirvieron para ponérselo más fácil a sus atacantes del ramo de la geofísica. Pasado el revuelo inicial, la gran idea de Wegener fue olvidada en un cajón humillante de la historia.

El artículo completo en:

El País

10 de junio de 2015

Una red de observatorios para prevenir los terremtos



La Tierra se retuerce a 15 kilómetros bajo la superficie de Nepal. Un cabalgamiento de placas geológicas -la piel de roca de nuestro planeta, para entendernos- donde una se desliza bajo la otra tras el choque de continentes que formó hace 55 millones de años la cordillera del Himalaya continúa sacudiendo la zona de cuando en cuando. Y normalmente los temblores no vienen solos, sino seguidos de un buen número de réplicas que en ocasiones empeoran las consecuencias de la catástrofe humana.

Los geólogos llevan siglos estudiando los mecanismos que causan los terremotos. El problema para los expertos ha sido siempre poder llegar a predecir con suficiente antelación cuándo se va a producir un gran temblor como los últimos que han azotado Nepal causando más de 8.000 muertes. Desde hace años, diversos proyectos internacionales investigan con diferentes metodologías cómo lograrlo.
Quizá el modo más prometedor es mediante la perforación del subsuelo en zonas sísmicas. El objetivo es alcanzar la falla que provoca los temblores en cada lugar para instalar sensores que puedan medir la deformación de la roca, los fluidos, la temperatura... Y poder así llegar a hacer previsiones del riesgo sísmico.
"Estamos aún lejos de llegar a predecir un terremoto en la escala temporal humana, pero en tiempos geológicos sí sabemos dónde y cuándo se van a producir grandes terremotos", asegura María José Jurado, experta en terremotos del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (CSIC). "Pero se podría hacer una analogía con la Meteorología, donde es muy sencillo hacer previsiones porque tenemos muchísimos observatorios vía satélite y de muchos otros tipos para saber qué tiempo hará dentro de unos días. Si nosotros tuviéramos una red de observatorios de terremotos en el subsuelo nos permitiría saber dónde y cuándo se puede producir un terremoto", dice Jurado.
Esta investigadora española ha sido líder de algunos proyectos internacionales destinados precisamente a perforar el subsuelo oceánico en la falla que produjo el terremoto de Japón del año 2011 para instalar sensores que ayuden en la predicción de seísmos en el futuro. «El objetivo del proyecto es penetrar los fondos oceánicos de las zonas en las que se producen los epicentros de los terremotos para monitorizarlos y poder estudiar su origen», asegura Jurado. «Estas investigaciones nos servirán para desarrollar un sistema de predicción de terremotos con un plazo suficiente como para poder actuar y evitar grandes daños», explica. A escala global, podríamos imaginarla como una gran Red de Observatorios de los fenómenos sísmicos. Por desgracia, en Japón aún no se han podido alcanzar los 5.000 metros de profundidad del hipocentro de aquel devastador seísmo. En la actualidad, el Chikyu, el buque de perforación científica japonés, está entre los 2.000 y los 3.000 metros.
El artículo completo en:

26 de septiembre de 2013

Esta es la isla que brotó por el terremoto en Pakistán


Nueva isla frente a Gwadar, Pakistán

Apenas media hora después del terremoto que sacudió Pakistán el martes pasado, los pobladores del pueblo costero de Gwadar se quedaron atónitos al ver emerger una nueva isla del mar, a sólo un kilómetro de la costa.

Bahram Baloch, un periodista local, recibió la noticia a través de un mensaje de texto.
"Decía que una colina había aparecido afuera de mi casa", contó Baloch.

"Salí y me quedé estupefacto. Podía ver ese cuerpo gris y redondeado a la distancia, como una ballena gigante nadando cerca de la superficie. Cientos de personas se habían reunido para verlo".

Nueva isla frente a Gwadar, Pakistán

Los pobladores de Gwadar se acercaron a ver la isla recién surgida del mar.

Baloch y algunos amigos llegaron a la isla en la mañana del miércoles para verla de cerca y tomar fotos.

"Es una isla de forma ovalada de alrededor de 90 metros de largo, y se eleva a unos 20 metros sobre el nivel del mar", dijo el periodista.

Tiene una superficie irregular formada en su mayoría por lodo, y en algunas partes hay arena. En una zona hay roca sólida, y hasta allí llegaron Baloch y sus amigos.

"Había peces muertos en la superficie. Y desde un costado podíamos oír el silbido de un escape de gas", detalló Baloch.

Aunque no podían percibir el olor del gas, acercaron un fósforo a una de las fisuras por donde se estaba filtrando y éste se encendió.

"Al final conseguimos apagarlo, pero fue bastante difícil. Ni siquiera el agua podía sofocarlo, a menos que le echáramos baldes enteros".

La colina del terremoto

La historia que circula por Gwadar es la de que una colina similar emergió del mar hace 60 o 70 años, y que fue llamada Zakzala Koh, o la colina del terremoto.

Nueva isla frente a Gwadar, Pakistán

Los locales aprovecharon la oportunidad de pisar la tierra recién creada.

Según algunos ancianos, el sismo del martes la había devuelto a la superficie.

Y algo de cierto hay en esto. Aunque el montículo que apareció en 1945 no emergió cerca de Gwadar, sino a más de 100 kilómetros hacia el este, sí ocurrió en la misma costa, que recibe el nombre de Makran.

Mapa de Pakistán

El terremoto del martes afectó a la provincia de Balochistán.

Alrededor de 700 kilómetros de este a oeste, la costa de Makran se caracteriza por su alta actividad sísmica, y alberga varias colinas conocidas como volcanes de barro, con cráteres en la cima desde los que se cuela gas metano.

Estos volcanes están tierra adentro, y allí han estado por mucho tiempo. Pero las formaciones similares que emergen en el mar normalmente son barridas por el agua al cabo de un tiempo.

Los geólogos dicen que este fenómeno es parte de un proceso continuo de desplazamiento continental, o del movimiento de masa terrestre a través de los océanos que provocó el choque del subcontinente indio con Eurasia y creó las fallas geológicas, algunas de las cuales atraviesan la costa de Makran.

Empujada por el gas

Rashid Tabrez, director general del Instituto Nacional de Oceanografía con base en Karachi, dice que la energía liberada por los movimientos sísmicos de estas fallas activa gases inflamables en el lecho marino.

"El fondo del mar cercano a la costa de Makran tiene enormes depósitos de hidratos de gas o gas helado con alto contenido de metano", explica Tabrez.

"Estos depósitos yacen comprimidos bajo un lecho de sedimentos de entre 300 y 800 metros de grosor".

Nueva isla frente a Gwadar, Pakistán

La superficie de la isla está formada por material fangoso y rocas.

"Cuando se mueven las placas a lo largo de las fallas, crean calor y el gas en expansión estalla a través de las fisuras de la corteza terrestre, propulsando a un trozo completo del lecho marino hacia la superficie".

La isla que surgió en Gwadar es la cuarta en esta región desde 1945, y la tercera en los últimos 15 años, dice el experto.

En 1999, y de nuevo en 2010, aparecieron islas a menos de 1km de la costa de Omara, justo debajo del delta del río Hingol.

Uno de los volcanes de lodo más conocidos de la zona, el Chandragup, se ubica muy cerca de este lugar y del río Hingol.

Es un sitio de peregrinaje para los hinduistas, que llegan cada año hasta aquí con sus ofrendas en el mes de abril antes de dirigirse al cercano templo de Hinglaj.

Nueva isla frente a Gwadar, Pakistán

Los visitantes de la nueva isla comprobaron que había erupciones de gas entre las rocas.

Tabrez dice que la actividad sísmica en el lecho marino ha generado conductos de gas hasta tierra adentro, y esta la causa de la formación del Chandragup y otros volcanes de lodo.

Pero mientras que estos volcanes llevan siglos en la costa de Makran, las islas que brotan en el mar apenas duran unos meses.

"Una de las razones es que tras un período de tiempo, se alivia la presión que empujó el fondo del mar hacia la superficie, y esto hace que la isla vuelva a sumergirse", explica Tabrez.

"Otra razón es que el material fangoso y granulado de los sedimentos marinos pronto comienza a erosionarse debido a la acción del mar. En siete u ocho meses, la isla habrá desaparecido, y sólo quedará su huella en el fondo del mar".

Fuente:

BBC Ciencia

1 de junio de 2013

¿Cómo se intenta predecir los terremotos?

En otros tiempos, los chinos, como muchos otros pueblos, creían que los terremotos podían predecirse por medio de la astrología o la observación de portentos naturales. Pero no hay nada realmente serio en su favor.


¿Cómo se intenta predecir los terremotos?

El 4 de febrero de 1975, los funcionarios de la provincia china de Liaoning, Manchuria, hicieron una advertencia urgente: era inminente un terremoto. Una serie de temblores menores ocurridos por la mañana parecía anunciar algo catastrófico. Se apremió a la gente para que permaneciera fuera de sus casas aun cuando era invierno.

El mismo día, poco después de las 7:30 p.m., se sintió un fuerte terremoto; se derrumbaron centenares de casas, pero como la gente estaba afuera hubo muy pocos heridos.

Éste fue uno de los primeros casos conocidos en los que se logró predecir un terremoto, y fue resultado de un programa iniciado por el gobierno chino en 1965 para tratar de reducir los terribles daños que causan estos fenómenos.

Pero el éxito de la predicción en parte fue un golpe de suerte. Los métodos usados desde entsonces no han logrado predecir los peores terremotos. No obstante, esto ha confirmado la importancia de contar con un pronóstico preciso.

En otros tiempos, los chinos, como muchos otros pueblos, creían que los terremotos podían predecirse por medio de la astrología o la observación de portentos naturales. Pero no hay nada realmente serio en su favor.

Los intentos modernos de predecir terremotos se basan en diversos cambios que ocurren en la corteza terrestre, que se acumulan para producir otro más grande. Por ejemplo, muchos terremotos son precedidos por una serie de sacudidas pequeñas, como en Liaoning. Pero estos movimientos aislados no son un medio infalible de predicción. A veces ocurren grandes terremotos sin aquéllos, y a veces esas sacudidas simplemente se desvanecen.

No existe un solo indicador confiable de que se aproxime un terremoto. Por ahora los sismólogos sólo pueden afinar las predicciones basándose en cuatro indicadores principales. El primero es la velocidad a la que viajan las ondas de choque por el suelo. Al acumularse presiones subterráneas, las que se ejercen en las rocas alteran la forma en que se desplazan las ondas de choque. Parece que su velocidad disminuye y después aumenta de nuevo precisamente antes del terremoto. El análisis de pequeñas explosiones y sacudidas previas puede revelar esos cambios.

El segundo indicador se basa en los cambios en el nivel de la superficie del suelo, el cual sube en ciertas partes al aumentar la presión por debajo. La región de la Falla de San Andrés, en California, se ha elevado 40 cm en 20 años.

El tercero es el aumento en la emisión de radón, gas inerte y radiactivo que se filtra desde el subsuelo todo el tiempo, pero cuya concentración parece aumentar antes de un terremoto.

Y el cuarto es cualquier cambio en el comportamiento eléctrico o magnético de las rocas cuando se acercan a su punto de ruptura antes de un terremoto.

Hoy los científicos pueden hacer predicciones sólo en términos estadísticos muy amplios. Afirman, por ejemplo, que hacia el año 2020 ocurrirá en Los Ángeles un terremoto que podría matar unas 20 000 personas.


Una sola alarma falsa puede hacer que se pase por alto una predicción válida, con lo cual se produce la catástrofe que se trata de evitar con la predicción.

Fuente:

Selecciones
 

27 de febrero de 2013

Encuentran un microcontinente desconocido


Las islas Reunión y Mauricio, muy frecuentadas por los turistas, se acaban de convertir en punto de mira para los científicos tras descubrir que ocultan un microcontinente desconocido hasta ahora, según revela un estudio que publica la revista Nature Geoscience en su última edición. Sus autores aseguran que este microcontinente del Océano Índico, bautizado como Mauritia, se desprendió hace aproximadamente 60 millones de años, justo en el momento en que Madagascar y la India se separaban. Y que desde entonces ha permanecido hundido y oculto bajo grandes masas de lava. De haber permanecido en la superficie, habría sido una isla del tamaño de Creta.

Lo que despertó las sospechas de los científicos fue el hallazgo de granos de arena en las playas de la Isla Mauricio que contenían circonitas semipreciosas, algunas con edades estimadas entre 660n y 1970 millones de años. La única explicación posible es que fueran arrastradas por la lava mientras esta emergía de la corteza continental subyacente. Dicho de otro modo, los granos de arena encontradon indican que bajo las islas existen fragmentos de un continente que nunca llegó a emerger.

Los microcontinentes o “continentes fantasma” sumergidos podrían ser mucho más frecuentes en el planeta de lo que se pensaba, según concluyen los investigadores, que invitan a continuar la búsqueda de estos territorios.


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Muy Interesante

27 de marzo de 2012

El sismo que movió la costa mexicana

Sismo México

Aunque son comunes, los sismos en México causan miedo en la población

El reciente terremoto de 7,4 grados en la escala de Richter asustó a miles de mexicanos, especialmente en la capital del país, pero ahora se sabe que el movimiento sísmico causó algo más que pánico.

Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) miden el desplazamiento de la placas continentales en la costa del Pacífico, especialmente en la región de Oaxaca y Guerrero, donde ocurrió el epicentro del sismo.

De forma preliminar se reconoce una separación de las placas de Cocos y la Norteamericana, aunque todavía no se sabe el impacto real del temblor, le dice a BBC Mundo Carlos Valdéz González, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN).

"El piso oceánico se acerca. Es difícil de medir porque está en el océano, no se ve el movimiento. No se puede medir lo que se desplazó el fondo marino", explica.

El último temblor de 7,4 grados Richter causó la muerte de dos personas, heridas a una docena y afectó a unas 30.000 familias. Hasta ahora se han registrado más de 200 réplicas.

De acuerdo con las estimaciones de la UNAM, el movimiento telúrico fue equivalente a la explosión de 10.000 bombas atómicas similares a las descargadas en Hiroshima, Japón, en 1945.

Placas

El desplazamiento de placas terrestres es normal después de un sismo como el del pasado 20 de marzo.

En 1985 hubo un terremoto de 8,1 grados Richter de intensidad que causó separaciones de tierra de hasta 15 metros en algunos lugares.

En 2010, un movimiento de 7,2 grados en el Valle de Mexicali, al noroeste de México, cambió la zona de cultivos por hundimientos del terreno y el proceso de solifluxión, el desplazamiento masivo y lento de ciertos tipos de suelo. Este asentamiento de la tierrra modificó los mantos freáticos locales.

Ahora los científicos de la UNAM intentan averiguar el impacto del sismo más allá de los daños en la superficie.

En la región del epicentro, una de las más pobres del país, se han colocado aparatos para medir la fractura de la Placa de Cocos, ubicada casi por completo en el Océano Pacífico, y la Placa Norteamericana, donde se encuentra casi todo el territorio mexicano, excepto la península de Baja California que se ubica sobre la Placa del Pacífico.

"¿Dónde te agarró el temblor?"

Sismo Ciudad de México

El sismo más reciente de 7,4 grados Richter causó pánico en Ciudad de México

México es un país donde los movimientos de tierra son comunes. El año pasado, el SSN detectó más de 4.000 sismos de diferentes intensidades, más de diez por día.

La mayor parte pasaron desaparcibidos para la población, aunque hubo algunos que causaron alarma, especialmente en Ciudad de México.

A pesar de la frecuencia de los sismos, los daños fueron menores. Las autoridades dicen que es consecuencia de la cultura de protección civil desarrollada a partir del terremoto de 1985, pero algunos especialistas afirman que en realidad los mexicanos se han acostumbrado a que la tierra bajo sus pies se mueve con frecuencia.

De hecho, cada vez que ocurre un evento de esta naturaleza los científicos recuerdan que, en algún momento del futuro, México vivirá un terremoto de gran intensidad.

Algo parecido a lo que se pronostica con la Falla de San Andrés, en América del Norte, que podría separarse del continente en algún momento.

Los mexicanos asumen con tranquilidad y humor el evento. Por ejemplo, tras el terremoto de 1985 que causó oficialmente las muerte de 10.000 personas, el cantante Chico Che compuso el tema "¿Dónde te agarró el temblor?", que fue uno de los más populares de la época.

La canción todavía se repite en estaciones de radio locales cada vez que, como ahora, ocurren sismos importantes.

Fuente:

BBC Ciencia

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9 de febrero de 2012

La evolución de los continentes en los próximos 500 millones de años



La evolución futura de los continentes no parece fácil de predecir. Este vídeo (publicado en Nature) muestra su evolución en los próximos 500 millones de años según la teoría de la ortoversión. Según esta teoría aparecerá un supercontinente similar a Pangea, llamado Amasia. No es la única teoría en liza sobre la evolución de los futuros. Hay tres posibles hipótesis que sustentan tres modelos diferentes, la teoría de la introversión, la extroversión y la ortoversión (esta última es el objeto de estudio del nuevo artículo). No entraré en detalles sobre las diferencias entre estas teorías, pero me ha gustado este nuevo vídeo publicado como información suplementaria del artículo de Ross N. Mitchell, Taylor M. Kilian & David A. D. Evans, “Supercontinent cycles and the calculation of absolute palaeolongitude in deep time,” Nature 482: 208-211, 09 February 2012.

No tengo muchos conocimientos de geofísica, así que espero no meter la pata. Los continentes estuvieron unidos en un supercontinente llamado Pangea y en el futuro se cree que se volverán a unir formando un nuevo supercontinente llamado Amasia, porque se fusionarían Asia y Norteamérica. Predecir dónde y cómo se formará la futura Amasia no es fácil y requiere asumir ciertas hipótesis, las más importantes sustentan tres posibles teorías. La teoría de la introversión se basa en la hipótesis de que un océano relativamente joven se cierra y se forma un supercontinente donde se encontraba el anterior (Amasia se formaría donde estuvo Pangea). La teoría de la extroversión se basa en que el cierre de un oceáno relativamente antiguo, con lo que se forma un supercontinente en el hemisferio opuesto al anterior (Amasia se formaría en las antípodas de Pangea). Y la teoría de la ortoversión (ilustrada en el vídeo que abre esta entrada) se forma un supercontinente por el hundimiento de una zona de subducción ortogonal al centroide del supercontinente precedente (Pangea). Los autores del artículo de Nature ofrecen diferentes razones por las que consideran que esta última teoría es la más realista. Supongo que los expertos a favor de las otras dos teorías tendrán buenos argumentos para estar en contra, pero yo no tengo conocimientos suficientes para discutirlas en detalle.

PS: Más información en “Amasia: el supercontinente que fusionará América y Asia,” EFE, El Mundo, 8 febrero 2012.

Fuente:

Francis E Mule Science News

31 de enero de 2012

La gran colisión que distribuyó las arañas del Mediterráneo

Leticia Bidegaray-Batista y Miquel A. Arrendó

Leticia Bidegaray-Batista y Miquel A. Arrendó encontraron que la dinámica de las placas tectónicas fue lo que distribuyó a un género endémico del Mediterráneo. Foto: gentileza UB

La evolución de las arañas mediterráneas está vinculada la movimiento de las placas tectónicas, según investigadores en España.

La diversificación de un género de arañas endémico de esa región está estrechamente ligada al choque de la placa africana y la euroasiática, que abrió la cuenca del Mediterráneo occidental, aseguran científicos del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio).

"La actual configuración geográfica de la cuenca occidental del Mediterráneo es el resultado de una profunda transformación tectónica debido a la interacción de las placas Africana y Euroasiática", dijo a BBC Mundo Leticia Bidegaray-Batista, autoria principal del estudio.

Araña del género Parachtes Foto gentileza Leticia Bidegaray-Batista

Los investigadores se centraron en el estudio de las arañas del género Parachtes, endémico del Mediterráneo. Foto gentileza Leticia Bidegaray-Batista

"Hace aproximadamente unos 30-25 millones de años un conjunto de bloques se desprendieron de su posición original entre el sur de Francia y la Península Ibérica, para posteriormente desplazarse paulatinamente hasta su posición actual, dando lugar a la formación de la cuenca occidental mediterránea. Estos bloques dieron lugar a las actuales islas de Córcega, Cerdeña y Baleares, las regiones bético-rifeña, parte de Calabria y las Kabilias en Argelia".

Este evento geológico llevó a postular la hipótesis de que las especies animales y vegetales endémicas de la región tiene su origen en los procesos de aislamiento que siguieron a la fragmentación de la placa ibérica y que dieron lugar a la configuración actual del Mediterráneo Occidental, explicó la investigadora.

Los científicos se centraron en el estudio del género de arañas Parachtes, que es endémico del Mediterráneo.

"Las arañas del género Parachtes son cazadores, escondiéndose durante el día en un capullo que construyen con seda debajo de piedras, hojarasca o corteza de árboles. Tienen una dispersión muy limitada, no hacen 'balloning' que es un modo frecuente de dispersión aérea en arañas mediante el uso de la seda, que junto a sus hábitos edáficos (relativos al suelo) permiten descartar la posibilidad de una colonización de las islas que no haya sido por tierra", ´señaló la investigadora.

"Como una cinta transportadora"

Para confirmar la hipótesis de que la distribución de las arañas tuvo su origen en dinámicas tectónicas, los científicos reconstruyeron "las relaciones filogenéticas del género (es decir, se estableció el grado de parentesco entre las especies) utilizando secuencias de ADN de 8 genes y se infirió un marco temporal para la misma, mediante la técnica del reloj molecular. Para esto se utilizaron puntos de calibración fósiles y biogeográficos externos, es decir que no implican al género en cuestión ni a los procesos geológicos que dieron origen a la cuenca Mediterránea Occidental", explicó Bidegaray-Batista.

Placas tectónicas

El choque de la placa africana y la euroasiática creó la cuenca del Mediterráneo occidental. Imagen: Gary Hincks/SPL

Probablemente el ancestro del género Parachtes llegó a la península ibérica procedente de Oriente Medio a través de Europa.

"A partir de este punto, en el Mediterráneo, se puede seguir la diversificación de los linajes mediante el movimiento de placas, como si fuera una cinta transportadora", señaló Miquel A. Arrendó, director del Laboratorio de Artrópodos, Sistemática y Evolución de la Universidad de Barcelona y coautor del estudio.

Este estudio constituye el primer ejemplo de fauna animal endémica de las islas del mediterráneo occidental cuyo origen se remonta a los fenómenos tectónicos que formaron la cuenca en el Oligoceno, según los investigadores.

Para Bidegaray-Batista, "entender los procesos y factores implicados en la diversificación de la fauna de esta región de tan elevada riqueza biológica proporciona información relevante para su conservación".

El estudio fue publicado en la revista BMC Evolutionary Biology.

Fuente:Enlace

BBC Ciencia

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29 de mayo de 2011

¿Europa se desliza debajo de Africa?

Europa estaría empezando a deslizarse debajo de Africa, creando una nueva zona de subducción y aumentando potencialmente el riesgo de terremotos en el Mediterráneo occidental, según un informe científico.




Las zonas de subducción se forman donde chocan las placas tectónicas, y una placa se desliza debajo de la otra hacia el manto terrestre. A veces las colisiones son graduales, pero con frecuencia se producen en grandes sacudones que pueden desatar terremotos.

Como las zonas de subducción están generalmente en el lecho marino, los terremotos de estas zonas pueden provocar tsunamis, como la ola que devastó Japón. Duante millones de años la placa africana, donde está parte del lecho marino mediterráneo se ha movido hacia el norte hasta la placa de Eurasia a un ritmo de aproximadamente un centímetro por año.

Estudios de recientes terremotos en la región indican que se estaría formando una nueva zona de subducción donde colisionan las placas a lo largo de las costas de Argelia y del norte de Sicilia.

"La formación de una nueva zona de subducción es muy rara", afirmó el director del estudio, Rinus Wortel, geofísico de la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos.

Cambian roles geológicos

Según Worte, hace 30 millones de años se daba la situación inversa, cuando la placa africana se deslizaba bajo la placa de Eurasia a lo largo de una importante zona de subducción del Mediterráneo occidental.

Allí, las densas rocas del lecho marino africano eran empujadas bajo la placa europea.

A lo largo de millones de años, Africa se movió tan al norte que no queda nada de la placa en el lecho del Mediterráneo occidental. Sólo quedan las rocas del continente mismo, que eran más livianas que el lecho marino y no se hundían, explicó Wortel.

Pero las dos placas han seguido convergiendo, generando tensiones tectónicas. Parte de esta tensión fue absorbida por el plegamiento de la placa de Eurasia en los Alpes, la región del Cáucaso y los montes Zagros.

En base a las ubicaciones y los movimientos de terremotos recientes a lo largo de los límites de la placa, Wortel y sus colegas piensan que la subducción ha vuelto a comenzar pero esta vez es Europa la que se desliza debajo de Africa.

La nueva zona de subducción, anunciada en una reunión reciente de la Unión Europea de Geociencias en Viena, es un descubrimiento interesante, según Wortel, porque tales regiones tienden a existir durante largos períodos, geológicamente hablando.

¿Se subestimó el riesgo?

Otros científicos están intrigados por la posible zona de subducción pero siguen siendo cautos.

"No escuché nada, pero es perfectamente plausible", afirmó Seth Stein, profesor de geofísica de la Northwestern University de Illinois. Por ejemplo, otras partes de la región mediterránea, como Italia continental, han tenido cambios tectónicos en los últimos dos millones de años, explicó.

Worte, el director del estudio, añadió que la formación de una zona de subducción es un proceso lento: "Estos procesos se dan en una escala de tiempo de varios millones de años". Por ejemplo, añadió, las zonas de subducción más establecidas están marcadas por gigantes fosas oceánicas. En en Mediterráneo podría formarse una fosa similar, pero no de la noche a la mañana.

Wortel opina que los nuevos datos indicarían que el riesgo de terremoto en el Mediterráneo occidental ha sido subestimado y quizás vaya en aumento.

"Usualmente no se la considera una región de enorme actividad sísmica, no de la magnitud gigante experimentada recientemente en Japón", explicó Wortel. Eso simplemente puede deberse a cierta complacencia histórica. "El hecho de que algo no haya ocurrido en cien años no significa que no exista el riesgo de que ocurra".

De hecho, añadió que 70.000 personas murieron en Messina, Italia, en 1908, cuando un terremoto de una magnitud de 7,1 produjo un tsunami con olas de 12 metros.

Y uno de los terremotos más devastadores de la historia europea ocurrió al oeste del estrecho de Gibraltar en 1755, cuando una ola gigante alcanzó Lisboa y provocó 100.000 víctimas fatales, según cálculos de la época.

Fuente:

Quilmes Presente

6 de noviembre de 2009

Terremotos que "duran siglos"

Viernes, 06 de noviembre de 2009

Terremotos que "duran siglos"

La mayoría de los grandes terremotos de años recientes podrían ser réplicas de sismos ocurridos hace cientos de años, afirma un estudio.

¿Qué es un terremoto?

Un terremoto — también llamado seísmo o sismo o, simplemente, temblor de tierra es una sacudida del terreno que se produce debido al choque de las placas tectónicas y a la liberación de energía en el curso de una reorganización brusca de materiales de la corteza terrestre al superar el estado de equilibrio mecánico.

Los más importantes y frecuentes se producen cuando se libera energía potencial elástica acumulada en la deformación gradual de las rocas contiguas al plano de una falla activa, pero también pueden ocurrir por otras causas, por ejemplo en torno a procesos volcánicos, por hundimiento de cavidades cársticas o por movimientos de ladera.

Video que explica como se produjo el Terremoto de Ica (2007):



¿Qué son las placas tectónicas?

Placa tectónica o Placa litosférica es un fragmento de litosfera que se desplaza como un bloque rígido sin presentar deformación interna sobre la astenosfera de la Tierra.

La tectónica de placas es la teoría que explica la estructura y dinámica de la superficie de la Tierra. Establece que la litosfera (la porción superior más fría y rígida de la Tierra) está fragmentada en una serie de placas que se desplazan sobre el manto terrestre. Esta teoría también describe el movimiento de las placas, sus direcciones e interacciones. La litosfera terrestre está dividida en 15 grandes placas y en varias placas menores o microplacas. En los bordes de las placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Esto da lugar a la formación de grandes cadenas y cuencas.







La investigación, publicada en la revista Nature, encontró un nuevo patrón en la frecuencia de las réplicas que podría explicar algunos de los mayores terremotos recientes...


Terremoto en Sichuan

El terremoto de Sichuan sorprendió a los científicos porque no ocurrió en una zona de sismos.

Los científicos de las universidades de Northwestern y de Missouri-Columbia, en Estados Unidos, descubrieron que los ecos de terremotos pasados pueden continuar durante cientos de años en regiones alejadas de los límites de las placas tectónicas.

Esto se debe, dicen, a que en las partes medias de los continentes la tierra tarda mucho más tiempo en recuperarse.

"Es algo que suena muy extraño al principio" afirma el profesor Seth Stein, profesor de Ciencias Geológicas de la Universidad de Northwestern y principal autor del estudio.

"En la falla de San Andrés, en California, las réplicas continúan durante unos 10 años. Pero en medio del continente siguen durante mucho más tiempo", agrega.

Cambio de fuerzas

Tal como explican los autores, las réplicas ocurren después de un gran terremoto porque el movimiento en la falla cambia las fuerzas de la tierra que actúan en la propia falla y zonas cercanas.

Pero las réplicas continúan hasta que la falla se recupera, lo cual toma mucho más tiempo en la mitad del continente.

Según el profesor Stein, la mayoría de los terremotos ocurren en los límites de las placas -como la falla de San Andrés- donde hay mucho movimiento y donde después de un terremoto siguen sintiéndose réplicas durante unos 10 años.

Científicos reuniendo datos

Los investigadores reunieron datos de todas las fallas alrededor del mundo.

Cuando las réplicas se disipan, los científicos pueden monitorear los movimientos regulares de la tierra para calcular la probabilidad de un sismo en el futuro.

Pero donde no ocurren estos movimientos regulares también pueden sentirse pequeños temblores, y cuando la tierra no ha estado almacenando energía para futuros terremotos se producen réplicas.

"Lo que ocurre es que los terremotos se mueven por toda la tierra", explicó a la BBC el profesor Stein.

"Y cuando tenemos un continente lleno de fallas los terremotos pueden moverse de una a otra falla, como bombillas que se prenden y apagan".

"La explicación es muy simple: si usted se rompe un brazo y el hueso nunca logra sanar, al cumplir mil años su hueso estaría lleno de grietas antiguas".

Y son esas "grietas", las que provocan cientos de años después los grandes terremotos.

Patrón sísmico

Para probar su teoría, los investigadores analizaron los datos de las fallas en todo el mundo y descubrieron un patrón.

Encontraron, por ejemplo, que hoy continúan ocurriendo réplicas del terremoto de magnitud 7,2 que sacudió a Montana, Idaho y Wyoming –en Estados Unidos- hace 50 años.

Y también parece que hoy siguen sintiéndose pequeños temblores en una zona a lo largo del valle de Saint Lawrence en Canadá, donde ocurrió un gran terremoto en 1663.

Los científicos encontraron que el mismo patrón se repetía en los datos sísmicos de las fallas de todo el mundo.

Esto, señalan, podría ayudar a predecir dónde ocurrirán terremotos en los continentes.

"Hasta ahora hemos tratado de entender dónde ocurrirán los grandes terremotos analizando las áreas donde ocurren los pequeños temblores", dice Mian Liu, coautor del estudio.

"Por eso muchos investigadores nos quedamos muy sorprendidos con el desastroso terremoto de 2008 en la provincia de Sichuan, en China, en una zona donde casi no habían ocurrido terremotos en los pasados siglos".

Los investigadores creen que en lugar de enfocarse en las regiones donde ocurren temblores pequeños y regulares, los estudios de predicción deben utilizar métodos como satélites de GPS o modelos computacionales para observar los lugares donde la tierra está almacenando energía para los grandes terremotos futuros.

Fuente:

BBC Ciencia & Tecnología

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