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29 de mayo de 2016

Cuando Perú tenía fronteras con Costa Rica y Panamá

pangea
La Tierra es un planeta geológicamente vivo, no necesito explicaros ahora la teoría de la deriva continental. Tampoco creo que sea necesario explicar de nuevo, que hubo un día (entre finales del Paleozoico y comienzos del Mesozoico) en que todos los continentes estaban unidos entre sí, formando un súper continente al que llamamos Pangea.

Bien, los chicos de Open Culture, unos fanáticos de la geografía, han creado un mapa en el que se muestra donde quedarían las actuales naciones si hubiera que trasladarlas a aquella lejana época, hace unos 300 millones de años. 

Así quedarían lo países en Pangea
 

Si os fijáis en el mapa, de haber existido humanos, o ciudades, por aquel entonces, los países de Perú, Costa Ria y Panamá tenían fronteras comunes, eramos como "primos hermanos". Y a los portugueses viajar a Groenlandia les costaría un paso. Por no hablar de un partido de fútbol entre dos potencias del sur: Argentina y Sudáfrica, ¿para qué usar un avión? Estas y otras curiosidades que os invito a descubrir las podeís hallar en este mapa:

Aquí una versión del mapa en resolución más alta.

Me enteré leyendo Neatorama

Fuente:

Mailkenais Blog

29 de noviembre de 2015

La deriva continental cumple 100 años

Pese a precedentes más antiguos, la hipótesis que Alfred Wegener publicó en 1915 es el origen de la moderna tectónica de placas.



Alfred Wegener en su mesa en Groenlandia, en 1930. La imagen pertenece al Alfred Wegener Institute for Polar and Marine Research.
Cuando Alfred Wegener murió –en 1930, durante la última de sus expediciones a Groenlandia—, la gran idea de su vida había sido descartada, olvidada y vilipendiada. La idea era la deriva continental, y habrían de pasar aún 30 años para que se sacara del cajón, se demostrara correcta y se convirtiera en el fundamento de la gran revolución de la geología, la moderna tectónica de placas, un salto conceptual comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología. Así son las revoluciones de la ciencia, que no solo devoran a sus hijos, sino también a sus padres.
La moderna tectónica de placas supuso un salto conceptual en la geología comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología.
La chispa que encendió la hipótesis de la deriva continental es la misma que habrán observado miles de niños al echar un vistazo al mapamundi colgado de la pared del aula: el desconcertante parecido entre las líneas de costa de Sudamérica y África, a los dos lados del Atlántico. Y no fue Wegener el primero en reparar en ello. El filósofo británico Francis Bacon ya mencionó el parecido de las líneas de costa en su Novum Organum de 1620, y también lo hizo el conde de Buffon, un naturalista francés del siglo XVIII, y el alemán Alexander von Humboldt hacia el final de esa misma centuria. Von Humboldt llegó a sugerir que aquellas dos costas habían estado juntas en el pasado.


Recreación sobre cómo, de acuerdo con las modernas reconstrucciones, Pangea (el supercontinente que existió al final de la era Paleozoica y comienzos de la Mesozoica que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas del planeta) se formó hace 300 millones de años y empezó a romperse hace unos 175 millones de años. Dentro de alrededor de 250 millones de años los continentes se volverían a juntar en un nuevo supercontinente, denominado Pangea Proxima.

Pero Wegener fue mucho más allá de esas meras impresiones visuales. No solo era explorador, sino también meteorólogo y geofísico, y ello le permitió reunir un cuerpo de evidencia multidisciplinario y que, en retrospectiva, se puede considerar más bien aplastante. Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.

Como él mismo señaló en su publicación de 1915 –de la que celebramos el centenario—, si reuniéramos esos dos continentes, todas las estructuras “casarían como las líneas de texto en un periódico roto”, en la eficaz metáfora citada en Science por los geólogos Marco Romano, de la Universidad de Roma, y Richard Cifelli, del Museo Sam Noble de Norman, en Oklahoma. Wegener también conjeturó que los continentes representaban placas enormes de una roca más ligera que flotaban sobre rocas oceánicas más densas, una idea que, aunque no del todo correcta, prefigura la tectónica de placas moderna.
Wegener demostró que no solo la forma de las líneas de costa a los dos lados del Atlántico, sino también las estructuras geológicas del oriente americano y el occidente africano, sus tipos de fósiles y las secuencias de sus estratos, presentaban unas similitudes asombrosas.
Pero, como tal vez habría cabido esperar, una hipótesis tan rompedora con la geología de comienzos del siglo XX, y por muy bien que estuviera fundamentada, solo podía desatar tormentas con gran aparato eléctrico en los estamentos académicos de la época. Aunque la deriva continental suscitó en 1915 algunos apoyos, como el de los geólogos Émile Argand y Alexander du Toit, fueron muchos más los científicos que optaron por quemar al hereje. “La hipótesis de la deriva”, escriben Romano y Cifelli, “era tan iconoclasta que se ganó el vitriolo, el ridículo y el desprecio de los especialistas, cuyos propios trabajos publicados partían de la premisa de una corteza terrestre horizontalmente inmóvil”.

El punto débil de la hipótesis era que Wegener no pudo encontrar un mecanismo convincente para alimentar todos esos movimientos de continentes. Avanzó tímidamente un par de ideas basadas en la rotación de la Tierra y algún otro fenómeno, pero eran tan obviamente incorrectas o insuficientes que solo sirvieron para ponérselo más fácil a sus atacantes del ramo de la geofísica. Pasado el revuelo inicial, la gran idea de Wegener fue olvidada en un cajón humillante de la historia.

El artículo completo en:

El País

8 de febrero de 2012

Amasia: el supercontinente que fusionará América y Asia

Recreación del futuro supercontinente. | Nature

Recreación del futuro supercontinente. | Nature

La fuerte atracción hacia el polo norte provocará dentro de millones de años la fusión de América y Asia dando lugar a Amasia, el nombre con el que científicos estadounidenses han bautizado al que creen que será el próximo supercontinente de la Tierra.

Según sus cálculos, esta gran masa de tierra llegará a formarse dentro de entre 50 y 200 millones de años, de acuerdo con una investigación publicada en la revista británica 'Nature'.

Así, ambos continentes se unirán por el polo norte, mediante una cordillera montañosa que permitirá cruzar de Alaska a Siberia y viceversa, de acuerdo con expertos de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale (EEUU).

América permanecerá situada sobre el anillo de fuego del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, pero su orografía cambiará radicalmente porque la atracción hacia el Polo fusionará América del Sur con el Norte.

Este desplazamiento provocará a su vez la desaparición del océano Ártico y del mar Caribe, según explicó Ross Mitchell, geólogo de Yale y uno de los autores del artículo.

Nuna, Rodinia y Pangea

Han pasado alrededor de 1.800 millones de años desde que se formó el primer supercontinente, Nuna, al que siguieron Rodinia y Pangea, última gran masa de tierra con centro en el África actual y que con el tiempo y la acción de las placas tectónicas conformó los continentes actuales.

El estudio del magnetismo de las rocas de entonces ha servido en el presente al equipo de Mitchell para determinar la distancia que existió entre uno y otro y estimar dónde se situaría Amasia, cuyo centro localizan en algún punto del actual océano Ártico, a noventa grados de distancia del centro del supercontinente anterior, Pangea.

Esta teoría, a la que han denominado ortoversión, desafía los dos modelos tradicionales defendidos hasta el momento para predecir la evolución de las masas terrestres, según detalló Mitchell.

De estas dos últimas hipótesis, una sugiere que la próxima gran masa continental se formará sobre la región en la que existió el supercontinente anterior (introversión), y la otra, todo lo contrario, defiende que será en un punto opuesto a donde se encontraba su predecesora (extroversión).

De esta forma, los partidarios de la introversión localizan el centro del próximo supercontinente en África, mientras que los defensores del modelo de extroversión lo sitúan en el océano Pacífico, en algún punto entre las islas de Hawaii, Fiji y Samoa.

Según estos modelos, la unión se produciría a través del océano Atlántico o del Pacífico respectivamente, mientras que el modelo de Mitchell se decanta por una unión a través del Ártico.

Fuente:

El Mundo Ciencia

4 de agosto de 2011

Las impurezas de los diamantes revelan el incio del choque entre continentes

Especial: Planeta Tierra

Un estudio en la revista «Science» explica cómo actúan a modo de «cápsulas del tiempo» aportando información de hace más de 3.500 millones de años.

Protegidas en el interior de los duros diamantes, las impurezas son minerales inalterados que pueden contar la historia del pasado lejano de La Tierra. Los investigadores han analizado los datos de más de 4.000 de estas inclusiones minerales para encontrar que los continentes iniciaron el ciclo (llamado ciclo de Wilson) de separación y choque hace unos 3.000 millones de años.

La investigación, que se publica este viernes en la revista 'Science'. El autor principal, Steven Shirey del Department of Terrestrial Magnetism de la Carnegie Institution, ha explicado que "el ciclo de Wilson es responsable del crecimiento de la corteza continental de La Tierra, las estructuras continentales que vemos hoy, la apertura y cierre de las cuencas oceánicas a través del tiempo, la formación de montañas y la distribución de los minerales y otros materiales de la corteza. Pero hasta hoy ha habido equívocos sobre cuándo comenzó dicho ciclo. Utilizamos las impurezas de los diamantes porque estos son cápsulas de tiempo perfectas, ofrecen información de hace más de 3.500 millones de años, información sobre la evolución de la atmósfera, el crecimiento de la corteza continental y el inicio de la tectónica de las placas"

El coautor del estudio, Stephen Richardson, de La Universidad de Ciudad del Cabo, ha señalado que "es asombroso que podamos usar las partículas minerales más pequeñas que pueden ser analizadas para revelar el origen de algunas de las principales características geológicas de La Tierra".

Los cratones, el origen de los diamantes

Los diamantes más grandes proceden de cratones, las formaciones más antiguas de las zonas continentales interiores. Los cratones contienen las rocas más antiguas del planeta y se extienden hacia el manto a más de 200 kilómetros, donde las presiones son lo suficientemente altas y las temperaturas suficientemente bajas para formar y almacenar diamantes durante miles de millones de años.

Los diamantes llegaron a la superficie accidentalmente durante las erupciones volcánicas de magma de las profundidades, que se solidificaba en roca llamada kimberlita. Las inclusiones en los diamantes se encuentran en dos variedades de roca: peridotíticas y eclogíticos.

La peridotita es el tipo de roca más abundante en el manto superior, mientras que la eclogita parece ser el remanente de la corteza oceánica reciclada en el manto por el hundimiento de las placas tectónicas. Shirey y Richardson, utilizando sus propio trabajos con otros investigadores publicados en más de 20 documentos durante un período de 25 años, revisaron los datos de más de 4.000 inclusiones de silicato -el material más abundante de la Tierra- y más de 100 inclusiones de sulfuro de cinco antiguos continentes. Se centraron en investigar cuándo fueron encapsuladas las inclusiones y la tendencia de composición asociada.

Las composiciones varían y dependen de la transformación geoquímica que los componentes sufrieron antes de ser encapsulados. Se compararon dos sistemas utilizados para fechar inclusiones, las técnicas del renio-osmio y del samario-neodimio. Ambas se basan en isótopos naturales que se desintegran lentamente, pero de forma predecible, lo que los convierte en excelentes relojes atómicos para determinar edades absolutas.

Los investigadores encontraron que hace 3.200 millones de años, solo se encuentran diamantes con composiciones peridotíticas, mientras que después de dicha fecha, son más abundantes los diamantes eclogíticos. "La explicación más simple es que este cambio se produjo a partir de la subducción inicial de una placa tectónica bajo el manto profundo de otra, puesto que los continentes comenzaron a chocar a una escala similar a la del ciclo actual. Esta transición marca el inicio del ciclo de Wilson", ha concluido Richardson.

Fuente:

ABC

24 de marzo de 2010

Lo que ayudó al auge de los dinosaurios

Miércoles, 24 de marzo de 2010

Lo que ayudó al auge de los dinosaurios
Dinosaurio

Las erupciones volcánicas contribuyeron a la extinción de los rivales de los dinosaurios.

La enorme actividad volcánica pudo haber contribuido al dominio de los dinosaurios hace unos 200 millones de años, revela un estudio.

Los dinosaurios fueron los vertebrados que dominaron la tierra durante unos 160 millones de años.

Y aunque cada vez es más aceptada la teoría de que un asteroide o cometa causó su extinción, hay muy poco consenso sobre los factores que condujeron a su ascenso y prominencia.

Una nueva investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), afirma que las erupciones volcánicas cambiaron el clima y esto causó una extinción masiva que acabó con los principales rivales de los dinosaurios.

El estudio, llevado a cabo por científicos en Estados Unidos y Taiwán, analizó la evidencia disponible, como grasas vegetales y madera en sedimentos incrustados en lava fluida.

Estos flujos datan de la extinción triásica, que acabó con 50% de los terápodos (animales con cuatro extremidades) en la Tierra, 50% de las plantas terrestres y 20% de las familias marinas.

Los científicos analizaron cómo dos distintos isótopos de carbono fluctuaron durante esas erupciones volcánicas. Descubrieron que la forma "pesada" de carbono quedó reducida de forma proporcional a la forma "ligera".

"Superefecto" invernadero

Los investigadores dicen que esto refleja las alteraciones en el ciclo del carbono en aquel momento, que incluye un agudo incremento en el dióxido de carbono (CO2) y en los aerosoles en la atmósfera.

Esto habría resultado en un "supercalentamiento" por efecto invernadero, dice Jessica Whiteside, geóloga de la Universidad de Brown en Providence, Estados Unidos, y principal autora del estudio.

T-rex

Se ha aceptado la teoría de que un asteroide o un cometa causó la extinción de dinosaurios.

"Hemos demostrado que estos eventos ocurrieron de forma sincronizada con la extinción y que todos los eventos sucedieron en un período de pocas decenas de miles de años tras la erupción de estos enormes flujos de lava", explica la investigadora a la BBC.

Los científicos no han determinado aún el mecanismo que provocó la extinción.

Y tampoco pueden decir con seguridad por qué los dinosaurios sobrevivieron, pero la doctora Whiteside cree que pudo deberse a "una mera casualidad".

Sin embargo, los científicos proponen que la catástrofe climática causada por erupciones masivas condujeron a la extinción de los principales competidores de los dinosaurios, los crurotarsos.

Estas antiguas criaturas similares a los cocodrilos quizás compitieron de forma vigorosa con los dinosaurios primitivos durante el período Triásico.

El estudio de Brown no es el primero que establece un vínculo entre la actividad volcánica y la extinción masiva ocurrida a fines del Triásico.

Pero la relación entre vulcanismo, anomalías entre los isótopos de carbono y las extinciones nunca ha sido probada en las rocas que conservan registros de esos tres fenómenos.

Los científicos afirman que éste es el primer estudio que lo hace.

Provincia Magmática

Las formaciones de basalto que fluyeron de las erupciones volcánicas -llamadas Traps- formaron una entidad geológica gigante conocida como la Provincia Magmática del Atlántico Central o Camp.

Esta estructura se creó durante el rompimiento del "supercontinente" conocido como Pangea, lo que causó que se derramara lava de la superficie de la Tierra durante unos 700.000 años.

Formación de flujo de basalto (Foto: J. Whiteside)

"Ésta es, en realidad, la provincia de flujo de basalto más grande que se conoce en el Sistema Solar. Cubre entre nueve y 11 millones de kilómetros" explica la doctora Whiteside.

"Para darle una idea de qué tan grande es, abarca cerca de la tercera parte de la Luna", agrega.

"Estamos hablando de una cantidad enorme de Tierra que quedó cubierta de lava".

La estructura es mucho más grande que las Traps de Deccan, una enorme provincia ígnea en el centro de India.

Se pensaba que el vulcanismo que creó las Traps estuvo involucrado también en la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años.

Pero hace unos días un panel de expertos apoyó firmemente la evidencia de que el evento responsable de su extinción fue el impacto de un objeto espacial.

Fuente:

BBC Ciencia & Tecnología

13 de diciembre de 2009

¡Los dinosaurios surgieron en América del Sur!



Domingo, 13 de diciembre de 2009

¡Los dinosaurios surgieron en América del Sur!

Un equipo de paleontólogos, conformado por especialistas de varias universidades estadounidenses, ha encontrado fósiles de 220 millones de años pertenecientes a un dinosaurio bípedo, carnívoro y emplumado, precursor remoto del Tyrannosaurus rex. Era carnívoro y medía unos 70 cm de altura y dos metros de ancho (incluyendo su laraga cola).

Este importante hallazgo sugiere que los dinosaurios surgieron en América del Sur y luego se dispersaron por todo el mundo.


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Un equipo de paleontólogos ha encontrado fósiles de 220 millones de años pertenecientes a un reptil bípedo, carnívoro y emplumado, precursor remoto del Tyrannosaurus rex, que sugiere que los dinosaurios surgieron en América del Sur y luego se dispersaron ampliamente por todo el mundo.

El Dios Sol de los dinosaurios

Se llama Tawa hallae, según publica hoy la revista Science, y sus restos fueron desenterrados al norte del estado de Nuevo México (EE.UU.) en un lugar llamado “Rancho Fantasma”, en el 2004. El investigador Sterling Nesbitt y sus colegas de la Universidad de Texas encontraron un esqueleto prácticamente completo de una especie de dinosaurio que bautizaron como 'Tawa hallae' (en homenaje a los indígenas sudamericanos Hopi -que denominan al dios Sol 'Tawa'-, y a la paleontóloga Ruth Hall). El animal medía unos 70 cm. de altura y dos metros de ancho. Su cuerpo tenía un tamaño parecido al de un perro grande aunque con una cola mucho más larga. Además, su esqueleto muestra que tenía huesos huecos y aire en el cráneo; y una "bolsa" de aire entre el cuello y el cráneo, similar al que se encuentra en las aves de nuestros días, lo que hace a este característico rasgo mucho más primitivo de lo que se pensaba.

Analizando las relaciones entre Tawa hallae y otros dinosaurios primitivos, los investigadores han llegado a la conclusión de que los grandes reptiles aparecieron por primera vez en la parte de Pangea (la gran masa terrestre que dio origen a los cinco continentes) que hoy es Sudamérica.

"Varios análisis nos indican que la parte de la Pangea que ahora es Sudamérica fue muy importante en la evolución de los dinosaurios. Podrían haberse originado allí y después dispersado por otros lugares", explicó a BBC Mundo Nathan Smith, investigador de la Universidad de Chicago que participó en el estudio.

En sudamérica, los grandes reptiles, se dividieron en terópodos (como el Tyrannosaurus rex), sauropodomorfos (como Apatosaurus) y ornitisquios (como Triceratops). Y después se dispersaron hacia zonas de Pangea que más tarde se separarían para dar lugar a otros continentes.

Sólo los dinosaurios carnívoros

Smith y sus compañeros dijeron que la comparación de fósiles del norte y el sur del continente sugieren que los dinosaurios del Triásico tuvieron un éxito diverso en sus intentos por buscar otros lugares en los que sobrevivir.

"La Pangea estaba unida y no había grandes barreras geográficas entre unas zonas y otras, lo que podría haber facilitado la migración de un lado de otro", dijo Smith.

Sin embargo, aclaró, no se han encontrado ejemplares de dinosaurios en Nuevo México, a pesar de que este tipo de animales eran mayoritarios en Sudamérica durante el Triásico.

Por eso, las próximas fases de la investigación se dedicarán a conocer qué otros motivos impidieron a los vegetarianos viajar al norte, como habrían hecho los carnívoros.

"Nuestra conclusión es que el clima, posiblemente relacionado con la latitud, controló la distribución de las especies", dijo Randall Irmis, del Museo de Historia Natural de Utah. "Por alguna razón, sólo los carnívoros encontraron este clima habitable en este periodo", añadió.


Fuente:

BBC Ciencia & Tecnología

El Mundo (España)


Muy Interesante
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