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9 de noviembre de 2012

¡Las abreviaturas de Twitter que debes conocer!

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A medida que se extiende el microblogging en plataformas como Twitter, se vuelve más habitual usar ciertos acrónimos y abreviaturas que facilitan transmitir mensajes e información en tan solo 140 caracteres. Aquí reunimos algunos que deberías conocer.

B/C: abreviatura en inglés de "Porque..." (Because)

BFN: acrónimo en inglés de "Hasta luego" (Bye for now).

DM: acrónimo de "Mensaje directo" (Direct Message).

EM: abreviatura de "E-mail".


FTF: abreviatura en inglés de "Cara a cara" (Face to face).

ICYMI: acrónimo en inglés de "Por si lo has olvidado" (In case you missed it), usado cuando se reenvia un tuit antiguo.

IMHO: acrónimo de "En mi humilde opinión".

IRL: acrónimo en inglés de "En la vida real" (In real life).

LMLT: acrónimo en inglés de "Mira mi último tuit" (Look my last tweet).

NP: acrónimo de "Ningún problema".

OH: abreviatura de "Escuchado como rumor" (OverHead).

PLZ: abreviatura de "Por favor" (Please).

QOTD: acrónimo en inglés de "Frase del día" (Quote of the day).

RT: abreviatura de retuit, es decir, reenvío de un tuit.

PRT: abreviatura en inglés de "retuit parcial" (parcial retweet). Se usa cuando el tuit que se envía es otro acortado por el usuario.

RTRL: acrónimo en inglés de "Retuiteado de la vida real" (Retweet real life), que transcribe información escuchada en una conversación off-line.

TMI: acrónimo en inglés de "Demasiada información" (Too much information).

TY: acrónimo en inglés de "Gracias" (Thank you).

Fuente:



29 de septiembre de 2011

Shakespeare, reescrito por monos


Macacos japoneses

El "teorema de los monos infinitos" ha dado lugar a varios experimentos.

¿Pueden millones de monos virtuales recrear las obras completas de William Shakespeare, por accidente, tecleando caracteres al azar?

Sí, de acuerdo con un proyecto llevado a cabo por un programador estadounidense. Por medio de un un software de código abierto llamado Hadoop, Jesse Anderson decidió probar el llamado "teorema de los monos infinitos", según el cual esos animales pulsando teclas al azar sobre un teclado durante un periodo ilimitado, podrían llegar a escribir las obras completas del dramaturgo inglés.

Los monos virtuales ya están cerca de alcanzar los 5,5 billones de combinaciones estimadas en el proyecto, según Anderson.

Y desde que este se inició, el 21 de agosto pasado, han llegado a recrear una pieza completa: el poema shakespereano A Lover's Complaint (Querellas de una amante).

"Es un pequeño paso para un mono y un salto gigante para los primates virtuales en todas partes", bromeó Anderson en su clic blog.

Secuencias de caracteres

"Es un pequeño paso para un mono, y un salto gigante para los primates virtuales en todas partes"

Jesse Anderson, programador

Los "simios" han tecleado secuencias aleatorias de nueve caracteres y cada una se revisa para ver si aparece en cualquier parte de las obras de Shakespeare. Si no, se descarta.

Si al comparar la secuencia con una base maestra surge una coincidencia absoluta el mono recibe como premio un plátano de su misma condición: virtual.

Para tener una idea de la magnitud del proyecto, hay alrededor de 5,5 billones de combinaciones de cada nueve caracteres del alfabeto inglés.

Los monos de Anderson generan al azar nueve cadenas de caracteres para tratar de producir todas estas cadenas y por lo tanto encontrar las que aparecen en las obras de Shakespeare.

Para facilitar tarea no se tienen en cuenta los espacios ni la puntuación.

La actividad "literaria" de los simios virtuales costaba unos US$19 al día, por lo que la generación de cadenas fue trasladada a una computadora personal para abaratar costos.

"Los monos seguirán escribiendo hasta terminar la obra de Shakespeare al azar", sostuvo Anderson.

Sí, pero no

Ahora, ¿qué piensan expertos consultados por la BBC sobre proyecto de Anderson?

Fragmento de "Querellas de una amanate"

Oh, esa humedad infectada de sus ojos,
Oh, ese fuego falso que en su mejilla ilumina,
Oh, ese el trueno forzado que de su corazón voló,
Oh, ese el aliento triste a sus esponjosos pulmones concedido,
Oh, todo ese movimiento prestado en aparente deuda,
Sin embargo, sería traicionar nuevamente al traicionado.
Y pervertir de nuevo a la doncella reconciliada.

Que con las modificaciones introducidas por el programador sí es posible llegar al éxito en un plazo razonable.

"Si utiliza un enfoque evolutivo, y se aferra a conjeturas de éxito, entonces lo va a lograr", dijo Tim Harford, quien escribe sobre ciencias y presenta un programa de radio de la BBC

Pero el doctor Ian Stewart, Profesor Emérito de Matemáticas en la Universidad británica de Warwick, considera que una aproximación diferente a la adoptada por el programador no conseguiría buenos resultados.

Sus cálculos sugieren que tomaría mucho más que la edad del Universo para que los monos reproduzcan completamente, al azar, la obra shakesperiana.

Wikipedia menciona un proyecto de 2003 que utilizó programas de computadora para simular una gran cantidad de monos escribiendo al azar.

Después del equivalente de miles de millones de años los monos simulados habría producido sólo una parte de una línea de "Enrique IV", Parte 2.

También en 2003, el zoológico de Paignton, en el sur de Inglaterra, llevó a cabo una prueba práctica al poner un teclado conectado a una computadora dentro de la jaula de seis macacos.

Tras un mes, los monos habían producido cinco páginas de la letra "S"...

!Y rompieron el teclado!

Fuente:

BBC Ciencia

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6 de abril de 2011

¿Tu letra indica algo de tu personalidad?


Lea primero esto:

En Conocer Ciencia estamos convencidos de que la grafología NO es una ciencia.

La grafología es una técnica proyectiva y descriptiva que pretende analizar la escritura con el fin de identificar o describir la personalidad de un individuo e intentar determinar características generales del carácter, acerca de su equilibrio mental (e incluso fisiológico), la naturaleza de sus emociones, su tipo de inteligencia y aptitudes profesionales y, según algunos grafólogos, serviría para diagnosticar el grado de salud o enfermedad física y mental.

Aunque sus defensores se apoyan evidencias anecdóticas, la mayoría de los estudios empíricos realizados no han sido capaces de confirmar la validez de sus afirmaciones. Por ello es generalmente considerada una pseudociencia (ver el apartado "juicio de la grafología").

No debe confundirse grafología con la caligrafía forense o, más apropiadamente, peritaje caligráfico, una disciplina utilizada en criminología con el propósito de comparar escritos y determinar, por ejemplo, si un documento fue firmado por la persona que se supone que lo hizo, de utilidad además de en criminología en derecho, como por ejemplo en los testamentos hológrafos o notas de suicidio. Entre las técnicas que utiliza están el análisis de tinta, papel o tipo de máquina de escribir. La caligrafía forense está aceptada judicialmente, con fines periciales de identificación de individuos.

Ahora, si los invito a leer el post de Papel en Blanco...


Cada uno de nosotros poseemos un cierto deje en nuestra forma de escribir, máxime en tiempos en que los ejercicios de caligrafía están arrumbados en el desván de las cosas que huelen a naftalina. Los hay que escriben diminuto, otros con grandes letras. También los hay que escriben como si dibujaran montañas redondeadas o jorobas de camello. Otros parece que imitan las volutas caligráficas de la gótica alemana.

Pero ¿la forma de nuestras letras manuscritos guarda alguna relación con la forma de nuestro cerebro y, en consecuencia, de cómo pensamos?

Algunos de los grandes pensadores de la historia han tratado de descifrar las complejidades de la personalidad humana mediante factores externos evidentes. Por ejemplo, Freud creía que se podía categorizar a las personas según el orificio corporal que les procuraba mayor placer. Francis Galton se fijaban en los bultos del cráneo, como quien estudia la orografía del terreno para comprender la personalidad de sus habitantes. Jung estaba convencido de que la personalidad la determinaba la posición de las estrellas en el momento del nacimiento.

Y de un tiempo a esta parte, junto con los polígrafos que dicen detectar si mentimos o decimos la verdad, ha aparecido un ejército de grafólogos que aseguran poder correlacionar el tipo de letra que tenemos y otros garabatos con algunos rasgos generales de nuestra personalidad, incluso nuestra inteligencia, nuestra salud e incluso nuestros instintos criminales.

Los grafólogos examinan lazos, las “i punteadas”, las “t cruzadas”, el espaciamiento de las letras, inclinaciones, alturas, movimientos de cierre, etc., pues creen que tales minucias de la escritura son manifestaciones físicas de funciones mentales inconscientes.

Muchos departamentos de personal se toman en serio estas afirmaciones: entre el 5 % y el 10 % de las empresas del Reino Unido y Estados Unidos usan de manera habitual la grafología para eliminar candidatos en sus procesos de contratación. (Me pregunto si luego les preguntan la fecha de nacimiento para confeccionarles la carta astral).

Los estudios sobre la utilidad de la grafología no son muy halagüeños. Por ejemplo, el investigador Geoffrey Dean recopiló 16 artículos académicos que estudiaban la grafología en el trabajo.

Comparó las predicciones de los grafólogos sobre el rendimiento de los empleados con las puntuaciones de los supervisores de dichos empleados durante el periodo de formación. Los resultados revelaron que había poca relación entre las predicciones de los grafólogos y el éxito laboral. De hecho, los grafólogos eran tan precisos como un grupo de control de profanos que no tenía ninguna experiencia en grafología.

Pero ¿y fuera del ámbito laboral? ¿Podría decirse, por ejemplo, que yo soy tímido porque mi letra es muy pequeña, casi minúscula? Dean comparó los intentos de los grafólogos para determinar el carácter de una persona con las puntuaciones de esa persona en tests de personalidad con validez científica. Tras revisar 53 artículos, la conclusión fue demoledora:

No sólo era escasa la precisión de los grafólogos, sino que obtenían la misma puntuación que los grupos de control con personas sin formación ni conocimientos para la evaluación de la personalidad a través de la escritura.

Esto me recuerda a aquella anécdota en la que se analizó el grado de aciertos de un adivino (del que omitiré el nombre, si bien es muy popular en España): una persona normal era capaz de alcanzar un grado de aciertos sobre el futuro mayor que el propio adivino.

20 de octubre de 2010

¿PowerPoint nos hace estúpidos?


Un libro critica el programa porque altera los hábitos de argumentación. En páginas web como SlideShare y Author stream se puede acceder amilles y miles de presentaciones en dicho formato.



"PowerPoint nos hace estúpidos". Esta alarma no la lanzó este año un semiólogo en su laboratorio universitario. La soltó un general de los marines de Estados Unidos ante un incomprensible esquema sobre el futuro de Afganistán.


Y lo respaldó el mismísimo general McChrystal, que acusó a PowerPoint de ser el principal enemigo del ejército estadounidense. "Cuando hayamos entendido estas diapositivas, habremos ganado la guerra", exclamó.

Estas frases las recuerda el periodista Franck Frommer, que acaba de publicar en Francia un libro cuyo título traducido sería El pensamiento PowerPoint: indagación sobre este programa que te vuelve estúpido y en el que critica este popular programa de presentaciones audiovisuales de Microsoft.

Utilizado por 500 millones de personas, aunque la cifra es imprecisa dado que va en el paquete de Office, es una prótesis inevitable en muchas charlas donde, con fatídica frecuencia, el conferenciante se limita a repetir las frases que proyecta en la pantalla del auditorio.

No es el primer libro que quiere prevenir sobre los efectos perversos en el discurso y en el razonamiento que tiene acostumbrarse a presentar un argumento a base de slides, diapositivas, con PowerPoint.

Edward Tufte achacó al programa que los ingenieros de la NASA no hubieran advertido informaciones esenciales que podrían haber evitado la explosión del Columbia.

Frommer comenta telefónicamente que el principal impacto de PowerPoint en la retórica tradicional de las charlas es que predomina la forma sobre los contenidos.

"Interesa más la exhibición que la demostración y busca hipnotizar al público y limitar su capacidad de razonamiento". Se usan eslóganes, verbos en infinitivo... "Muchas veces se incorporan imágenes que no tienen nada que ver con lo que se está diciendo, simplemente como adorno o anestésico. La puesta en escena pide una sala oscurecida en la que la gente está atenta a la pantalla y consume 15 diapositivas en media hora. Cuando abandonas la sala, saturado de imágenes, prácticamente lo habrás olvidado".

El autor insiste en que no trata de estudiar las tripas del programa para evaluar si es bueno o malo. Se trata de analizar su uso viciado, el más frecuente. Desde luego hay personas que lo utilizan con inteligencia, pero al autor le interesa lo que implica de "contaminación del discurso".

"En muchas organizaciones quien usa una presentación en PowerPoint no se siente responsable de lo que dice. Considera que no le compromete porque él no lo ha creado". Es el mensaje institucional que el orador, simplemente, repite.

Suele ocurrir que cuando el conferenciante previsto no puede acudir y envía a un colega de la misma compañía, el improvisado ponente se pone, sin problemas, a leer las diapositivas seguro de que no errará en el mensaje, es el que ha fabricado la empresa como biblia para las intervenciones públicas.

Un aspecto que preocupa a Frommer es el empleo de este programa en la educación. "Anula el intercambio, no hay interacción", subraya.

Las reacciones a la publicación del libro, explica él mismo, han sido dispares. Desde quien lo ha recibido como una catarsis -por fin alguien hablaba de los sufrimientos que inflige el invento-, a los reproches de los partidarios irreductibles del mismo.

El éxito de PowerPoint provoca que en algunas páginas de Internet donde se promete la conferencia de algún ilustre personaje... lo que ofrecen son los pantallazos de su exhibición en PowerPoint, con lo que la supuesta arquitectura oral de la conferencia


Fuente:

El País (España)

12 de octubre de 2010

Leer transforma radicalmente nuestro cerebro


En el post anterior hablamos de la escritura, ahora le toca a el turno a la lectura. Y ojo que la lectura con libros (de papel) tiene aun una larga vida, apesar de la invasión de los kindles y los ebooks. Pero una buena lectura, y ojo no confudir la lectura con la decodificación de símbolos (grafías o letras escritas sobre un soporte), siempre nos volverá más inteligentes.

Una buena lectura

Por una lectura eficiente, personalmente, entiendo que:

a) Desciframos los signos correctamente. Esto es lo ba´sico y se debe aprender en los siete primeros años de vida. La lectura, como isntrumento, nos separa de la dependencia de las relaciones naturales y nos inserta en las relaciones de carácter social.

b) Descubrimos el mensaje que nos quiere transmitir la lectura. La lectura nos enseña a pensar.

c) Comprendemos la intencionalidad del autor. Importante en un mundo globalizado y de pensamiento único. La lectura nos enseña a criticar.

d) Fantaseamos o nos dejamos llevar a otros lugares o épocas. La lectura nos incita a crear.

e) Conocemos mejor el medio que nos rodea, criticamos y proponemos alternativas. La lectura nos incita a actuar.

Los dejo con este artículo de Gen Ciencia:




Entre el cerebro de los habitantes de las sociedades ágrafas y nuestro cerebro hay una diferencia abismal.

Si bien compartimos el mismo cerebro que los seres humanos analfabetos de hace 40.000 años, desde que inventamos la lectura hemos empezado a conectar nuestras estructuras cerebrales de formas distintas.

Por ejemplo, los cerebros de nuestros antepasados egipcios y sumerios debieron de ser distintos a los nuestros, como refleja un trabajo pionero de Charles Perfetti y Li-Hai Tan. En él se sugiere que todos los sistemas de escritura usan muchas conexiones estructurales parecidas, pero algunas exclusivas.
Un cerebro conectado para leer los jeroglíficos egipcios o los caracteres chinos activa algunas áreas jamás utilizadas para leer el alfabeto griego o inglés, y viceversa. La variedad de estas adaptaciones es una prueba reciente del potencial innato del cerebro para reorganizarse a fin de realizar nuevas funciones.

El especialista en lenguas clásicas Eric Havelock también sostiene que algunos alfabetos, como el griego, sin duda liberaron una capacidad sin precedentes en el cerebro humano a fin de crear pensamientos novedosos.

En sus estudios describen de qué manera la reordenación de los cálculos básicos que el cerebro realiza durante el aprendizaje de la lectura se convierte en la base neuronal de los nuevos pensamientos. En otras palabras, los nuevos circuitos y senderos que el cerebro crea para leer se convierten en los cimientos de la capacidad para pensar de maneras diferentes e innovadoras.

En otras palabras, la lectura ocasionó tanto una revolución cultural como neuronal. Las personas que aprendieron a leer y escribir, por tanto, desarrollaron cerebros que ampliaban su repertorio intelectual. Unas capacidades que no poseían las culturas orales o ágrafas. ¿Por ejemplo?

Con la creación de los antiguos símbolos de los sellos de cálculo aparecieron los primeros sistemas de contabilidad conocidos y, con ellos, nació la toma de decisiones reforzada que surge cuando se dispone de más y mejor información. Por lo tanto, parecería que los primeros símbolos conocidos (aparte de las pinturas rupestres) estaban al servicio de la economía y de los aspectos económicos. Con los primeros sistemas de escritura globales (la escritura cuneiforme sumeria y los jeroglíficos egipcios), la contabilidad sencilla se convirtió en una documentación sistemática, lo cual condujo a sistemas de organización y cifrado que, a su vez, facilitaron avances intelectuales significativos. Hacia el II milenio antes de nuestra era, las obras literarias acadias habían empezado a clasificar todo el mundo conocido, como prueban lsa enciclopedias. Todas las cosas conocidas sobre el Universo, la obra maestra jurídica del Código de Hammurabi y diversos textos médicos notables. El mismo método científico tuvo sus orígenes en la capacidad cada vez mayor de nuestros antepasados para documentar, codificar y clasificar.


Fuente:

Gen Ciencia

Para descubrir como aprendimos a leer, como especie, desde una óptica biologica y neuronal ingrese aquí.

Escribir a mano nos hace más inteligentes (y creativos)

Si ustede tiene menos de 30 años y vive en un entorno urbano es muy probable que no recuerde cuando fue la última vez que escrbió a mano. Ahora se comprueba que escribir a mano nos hace más inteligentes. Personalmente si diseño un plano prefiero hacerlo mil veces con regla y escuadra que con un programa tipo autocad, igualmente las cuentas de fin de mes, y mis proyecciones financieras, prefiero hacerlas con lápiz y papel ¡parece que ahora ya conozco la causa de estas conductas!



En una época donde el teclado se ha vuelto predominante en centros de trabajo, ocio y cualquier momento intermedio, la escritura a mano está pasando cada vez más a un segundo plano. De hecho, si siguen el camino hacia la “paperless office”, u oficina sin papel, quizás no hagan uso de un lapicero más que pocas veces durante la semana.

Personalmente, admito, por ejemplo, que tipeo muchísimo más rápido de lo que escribo a mano – si, incluso con el teclado virtual del iPhone o Android – , y probablemente lo único que escribo a mano, es mi firma cada vez que tengo que firmar algún documento. Tomar apuntes? Con el teléfono, ya sea un mensaje de voz, o escribir una nota rápidamente. Escribir ideas para futuros posts – brainstorming? En la laptop, o el iPad.

Pues bien, no es la primera vez que escuchamos que escribir a mano ayuda a el desarrollo de nuestro cerebro – ayudando a los niños a mejorar sus habilidades motrices y aprender a expresarse y generar ideas.

Pero un reciente estudio realizado por Virginia Berninger de la Universidad de Wisconsin nos llevó a datos interesantes. Tras probar a estudiantes en los salones del 2, 4 y 6to grado, encontró que no sólo escribían mucho más rápido a mano que con el teclado, sino que además, generaban más ideas cuando componían ensayos.

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En otra investigación, Berninger demostró que movimientos secuenciales de los dedos necesarios para escribir a mano activan regiones del cerebro que involucran al pensamiento, lenguaje, y memoria a corto plazo. En pocas palabras, escribir a mano aumenta nuestra actividad neuronal.

Otro dato curioso compartido por Steve Graham, profesor de Vanderbilt University, es que en promedio, tener una buena letra, o escribir bien, puede incluso mejorar nuestras notas y calificaciones. En pocas palabras, las personas –quizás de manera subconsciente – califican la calidad de nuestras ideas basadas, en parte, a la calidad de nuestra forma de escribir.

El problema de todo esto, según nos cuenta The Wall Street Journal, es que el tiempo dedicado a la enseñanza de escritura a mano se está reduciendo, llegando a significar tan sólo una hora a la semana en algunas escuelas.

Sin embargo, de acuerdo a Heather Horn, esto es sólo el acto de la ciencia por fin dándole razón a algo que se sospechaba desde hace bastante años, al menos entre escritores. Según un artículo en Paris Review de 1985, donde el entrevistador le pregunta al novelista Robert Stone si escribe a máquina la mayoría de sus manuscritos, éste respondió: “Si, hasta que algo se vuelve elusivo. Entonces escribo a mano para ser preciso. En una máquina de escribir o procesador de texto puedes apurar algo que no debería ser apurado – podemos perder la riqueza, lucidez. El lapicero obliga e incentiva a la lucidez”

vía The Week

Tomado de:

Arturo Goga

30 de noviembre de 2009

Las cosas tienen su punto



Lunes, 20 de noviembre de 2009

Las cosas tienen su punto

Datos curiosos, y fascinantes, del punto


Nadie sabe en realidad cuándo apareció el punto, pero se trata del signo ortográfico por excelencia. De hecho, el verbo puntuar y el sustantivo puntuación vienen de punto, punctus en latín. Se cree que ya los griegos utilizaban algún tipo de signo para señalar el final de las oraciones, pero es en los textos latinos donde empieza a aparecer el punto tal y como hoy lo conocemos, aunque no siempre cumpliera la misma función. Así, durante siglos, el final de una frase se señalaba en los escritos con un espacio en blanco, pero también con letras al margen o con curiosas combinaciones de signos tipográficos.

Por otro lado, los puntos servían para distintas cosas dependiendo del lugar en que aparecieran: había algunos que se escribían en la parte de abajo de la línea, en el centro o arriba y marcaban pausas equivalentes a la actual coma o al punto y coma. No fue hasta el Renacimiento cuando se definieron las funciones del punto en un tratado de tipografía que publicó el impresor Aldo Maurizio en 1566. Desde entonces hay puntos y seguido, puntos y aparte, puntos finales, puntos suspensivos…

En el lenguaje coloquial encontramos decenas de frases en las que interviene la palabra. Algo está a punto cuando está pronto a suceder; en su punto cuando ha llegado al momento preciso de perfección; y en punto muerto cuando está parado o no puede llevarse adelante. Hay puntos de partida y puntos de referencia, puntos de mira y puntos críticos. También se le puede coger a uno el punto o dar el punto a una cosa, referido, por ejemplo, a un guiso o una comida. Y cada uno tenemos un punto fuerte y también un punto débil o un punto flaco que señala nuestra parte más vulnerable. Es divertido también lo del punto filipino, referido a alguien desvergonzado o poco escrupuloso, y la expresión tener un punto o un puntito cuando nos referimos a algo apetecible. Y luego está el expeditivo punto en boca. ¡Qué mejor manera de acabar!

Fuente:

Muy Interesante

14 de febrero de 2008

Hombre y Pensamiento (II)

La capacidad de lectura no es innata y ha requerido un reciclaje neuronal.

Retina y cerebro se combinan para procesar el significado de las palabras.


La lectura es una capacidad humana aprendida, no innata, que requiere de un trabajo conjunto de retina y cerebro para la captación de las imágenes y el posterior procesamiento del significado de las palabras. Un libro reciente publicado por el científico francés Stanislas Dehaene, titulado “Les neurones de la lectura”, expone claramente en que consiste el complejo proceso subyacente a esta actividad aparentemente banal. Según Dehaene, el cerebro no se ha adaptado a las exigencias del lenguaje escrito para comprenderlo sino que, más bien, ha sido la escritura la que se ha adaptado a nuestras capacidades cerebrales.

Por Yaiza Martínez.

Aprendizaje de la lectura. Canal Académie.

La lectura no es una capacidad innata en el ser humano sino que requiere de un aprendizaje que necesita tiempo y paciencia. Además es una capacidad que ha precisado de un “reciclaje neuronal” a lo largo de los siglos, y que nuestro cerebro y nuestro sistema visual se adapten para reconocer la escritura.

Esta idea es la que defiende Stanilas Dehaene, un profesor de psicología cognitiva experimental del Collége de France y director del laboratorio UNICOG, considerado el pionero de la investigación de las bases cerebrales de las operaciones matemáticas (es autor del libro La Bosse des Maths). Recientemente, Dehaene ha publicado además una obra titulada Les neurones de la lecture;.

Las investigaciones de Dehaene han incrementado los conocimientos sobre los procesos cerebrales que subyacen al procesamiento de los números y del habla. Utilizando técnicas de exploración por imágenes, ha observado lo que sucede en distintas partes del cerebro mientras soluciona problemas cognitivos complejos.

Estas técnicas demostraron en una investigación anterior que las cifras aproximadas se procesan en una región cerebral distinta a la utilizada para los cálculos de cifras exactas. En La Bosse des Maths, Dehaene demostró además que los niños poseen un conocimiento intuitivo de los números, lo que no ocurre en el caso de la lectura.

El ser humano no está “predestinado” a leer, dice Dehaene comentando su nueva investigación. Y es que la escritura fue creada por los babilonios hace tan sólo 5.400 años y el alfabeto apareció hace 3.800. Es poco tiempo en comparación con la historia de la evolución y la aparición del homo sapiens, hace 30.000 años.

Cómo leemos

El cerebro humano posee un patrimonio genético predefinido y es flexible o elástico sólo en cierta medida, según han demostrado los experimentos de Dehaene con imágenes de resonancia magnética funcional para el registro de la actividad cerebral. El cerebro no ha tenido tiempo suficiente para evolucionar bajo la presión de las exigencias de la escritura, sino que ha sido la escritura la que ha evolucionado en función de las exigencias del cerebro, asegura el autor.

El cerebro trata la escritura y descifra sus mensajes para darles sentido gracias al trabajo conjunto de la retina del ojo y el cerebro. En primer lugar, un área central de la retina, denominada fóvea, recibe la información visual. La fóvea sólo capta un campo visual de 15 grados. Al ser muy estrecha, la del ojo humano tiene un diámetro aproximado de 0,5 milímetros, no somos capaces de reconocer más que entre siete y nueve letras a la vez. Cada porción de imagen es reconocida por un fotorreceptor distinto.

Por otro lado, y a pesar de que no somos conscientes de esto, leemos en sacadas, que son movimientos rápidos del ojo con los que detectamos las partes relevantes de cualquier escena, lo que nos permite construir un mapa mental referente a ella.

En el ojo humano, una razón para la existencia de las sacadas es que sólo la fóvea tiene una alta concentración de células fotorreceptoras sensibles al color, las llamadas conos. El resto de la retina está tapizado básicamente por bastoncillos, que son células fotosensibles monocromáticas, especialmente buenas en la detección del movimiento. Por esto, la fóvea es la parte de la retina encargada de la visión en alta resolución. En cuanto al tamaño de los caracteres de la lectura, señala Dehaene, el cerebro adapta a este tamaño la distancia percibida por el ojo.

Stanilas Dehaene. Canal Académie.

Límite de velocidad y dislexia


La lectura es, en definitiva, una sucesión de comprensiones del texto, que es aprehendido casi palabra por palabra. Por más que mejoremos nuestra capacidad de leer rápido, nunca podremos superar cierto ritmo sin perder información o palabras. Como media, los buenos lectores leen entre 400 y 500 palabras por minuto, pero la fóvea difícilmente permitirá que este límite se exceda, informa Canal Académie.

La imaginería de resonancia magnética funcional del cerebro ha demostrado que en el aprendizaje de la lectura juega un importante papel la región del lóbulo occipito-temporal izquierdo, situado hacia la parte trasera de la cabeza, detrás de la oreja izquierda. Todas las personas estudiadas por Dehaene mostraron una activación en esta misma región cerebral durante la lectura, incluso en el caso de aquellas que leían en árabe o hebreo (idiomas que se leen de derecha a izquierda).

Entre los problemas relacionados con la lectura destaca el de la dislexia, un trastorno que imposibilita para leer correctamente. A la dislexia dedica Dehaene un capítulo entero en Les neurones de la lecture, definiéndola como “una dificultad desproporcionada de aprendizaje de la lectura que no puede explicarse ni por un retraso mental, ni por un déficit señorial ni por un entorno social o familiar favorecido”. La dislexia puede ser originada por una desorganización anatómica del lóbulo temporal y por una alteración de sus conexiones.

Complejidad cerebral

La revista Automates Intelligentes publica que Les neurones de la lecture es una obra que se enmarca en un vasto trabajo de exploración de las bases neuronales de las actividades culturales del espíritu humano llevado a cabo por Stanilsas Dehaene. El libro comprende un gran número de investigaciones de laboratorio consagradas al estudio de la lectura en todas sus formas.

Asimismo, muestra con gran lujo de detalles e ilustraciones la enorme complejidad de los procesos cerebrales subyacentes a una actividad aparentemente sencilla como es leer, procesos que nos permiten darle sentido a las imágenes que recoge la retina.

La obra analiza cómo el cerebro del lector, con una velocidad sorprendente, puede pasar de la identificación visual de las letras (grafemas) a los sonidos asociados a éstas (fonemas) y a su significación. Por otro lado, estudia las similitudes que presentan las diversas formas de escritura –contemporáneas o antiguas- mostrando que éstas poseen funcionalidades neuronales idénticas.

Dehaene escribe en la introducción de su libro que en los últimos 20 años ha nacido una verdadera ciencia de la lectura, situada en la frontera entre la psicología y la medicina. Según él, la neurociencia debe ahora tomar una nueva dirección: la cuestión del inconsciente.

Fuente:

Tendencias 21

30 de marzo de 2007

El Congreso de la Lengua remarca la necesidad de respetar la ortografía en Internet
29 de marzo de 2007

El IV Congreso Internacional de la Lengua Española se encuentra en la recta final. En el penúltimo día del evento se ha vuelto a resaltar la importancia de promover el español en la ciencia y la tecnología y escritores españoles han aprovechado para reivindicar el respeto a las lenguas minoritarias. Además, se ha presentado un libro sobre Cartagena de Indias escrito por 15 escritores colombianos.

El secretario de la Asociación de Academias de la Lengua, Humberto López Morales, se declaró satisfecho por los avances obtenidos en el Congreso de Cartagena de Indias a un día de terminar el certamen.

López Morales manifestó que las academias de la lengua española han dejado de ser clubes de notables que se reúnen a tomar el té, a espaldas de la realidad y de la lengua, para convertirse en centros de trabajo e investigación dedicados al idioma.

El certamen analizó hoy la adecuación del idioma ante los retos de la ciencia, la técnica y la diplomacia. El español Alvaro Marchesi, secretario general de la Organización de Estado Iberoamericanos (OEI), explicó que, según las estadísticas, la influencia del español en la ciencia y la tecnología, son devastadoras frente a la hegemonía y casi monopolio del inglés.

En su opinión esto se debe a dos factores: el bajo nivel educativo de los hispanohablantes y el escaso apoyo de las instituciones, tanto públicas como privadas al desarrollo científico.

El deterioro de la ortografía en Internet

El director del Instituto Cervantes, Cesar Antonio Molina, abogó por el respeto a la ortografía en las comunicaciones por Internet, en las que abundan los errores y vicios idiomáticos.

"Tenemos que reflexionar sobre cómo mandar cartas por Internet. Es necesario respetar la ortografía. La velocidad no es sólo lo que importa", manifestó Molina en una conferencia en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, en la que presentó las actividades del Cervantes.

Molina señaló que si antes las personas se avergonzaban cuando cometían errores ortográficos o se comían las palabras en una carta, lo mismo debe ocurrir en las comunicaciones por correo electrónico o "chat".

Respeto a las diversidad lingüística

Por su parte, el escritor vasco Bernardo Atxaga y el catalán Miquel de Palol defendieron hoy la necesidad de que los poderes públicos protejan el catalán, el gallego y el euskera para garantizar la supervivencia de estas lenguas.

"Si una lengua no cuenta con apoyo directo, no puede sobrevivir; no basta con el voluntarismo", dijo Atxaga, en la sesión del Congreso Internacional de la Lengua Española titulada ‘El español en convivencia con otras lenguas hispánicas’.

Aunque las palabras de unos y otros tuvieron carácter diferente, la petición de apoyo a los poderes públicos para evitar la desaparición de las lenguas minoritarias estuvo presente en casi todas ellas.

pie de la foto Un libro para Cartagena

En el penúltimo día del Congreso, el director del Instituto Cervantes presentó ‘Magia de las Indias’, un libro que recoge textos de 15 escritores colombianos sobre la ciudad caribeña de Cartagena de Indias.

El libro trae un texto de Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura de 1982, que recibió el homenaje principal del Congreso, al cumplir 80 años de edad, y 40 de su novela más famosa, ‘Cien años de soledad’.

"Cartagena ya forma parte de nuestro propio paisaje", manifestó Molina en la presentación, en la que participaron varios de los autores de la antología.

El director del Cervantes comentó el interés que siempre le han despertado las obras literarias sobre las ciudades y dijo que la publicación se distribuirá en las sedes de esa institución cultural española. MLS.

Fuentes:

Informativo Tele Cinco


Yo hablo, tu hablas, nosotros hablamos

La nueva imprenta de Internet

Elegir palabras en "vías de extinción"

24 de enero de 2007

De las tablas de arcilla al CD (I)



Especial: LA MEMORIA ARTIFICIAL

Conservar información es la base de la civilización y su proceso evoluciona junto con la historia de la humanidad. Hoy, el disco compacto ha adquirido una tercera dimensión
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Por Tomás Unger

Desde que el hombre aprendió a hablar y a contar ha buscado medios para conservar información. Los más antiguos que conocemos son líneas en tablas de arcilla; probablemente aun antes se usaron piedras o semillas como unidades para contar. La escritura tomó dos caminos divergentes: el ideograma y la representación gráfica de sonidos (fonemas). Hoy tenemos decenas de alfabetos fonéticos, ideogramas altamente sofisticados y un sistema adicional, el binario, que puede almacenar ambos, además de imágenes y sonidos.

EL MEDIO
La capacidad de almacenar información avanzó a la par con los medios. Primero el papiro y el pergamino, luego el papel con tintas permanentes, permitieron crear documentos duraderos. Si no se hubiera quemado la Biblioteca de Alejandría, es probable que hoy podríamos leer miles de textos escritos a mano hace más de 2.000 años. El proceso era lento y cada texto era único, hasta el advenimiento del invento trascendental que fue la imprenta. El poder reproducir textos mecánicamente fue el inicio de una revolución cultural que cambió el mundo.

El empleo de la electricidad para las comunicaciones, primero con el telégrafo y luego con el teléfono, dio lugar a los primeros intentos de almacenar información por medio de la electricidad. La idea de almacenar información magnéticamente fue sugerida en 1888 por el ingeniero inglés Oberlin Smith, y la primera grabadora magnética fue inventada por el ingeniero danés Valdemar Poulsen en 1898. Poulsen grabó en forma análoga el sonido captado del teléfono en un alambre enrollado sobre un cilindro.

Basado en la invención de Poulsen, el ingeniero alemán Fritz Pfleumer construyó en 1926 la primera grabadora de cinta. Una tira de papel cubierta con polvo de óxido sirvió para grabar magnéticamente el sonido. El invento de Pfleumer, perfeccionado por la empresa alemana AEG, fue mantenido en secreto durante la Segunda Guerra Mundial. Acabada la guerra dos ingenieros norteamericanos llevaron la tecnología de Alemania a Estados Unidos. El ingeniero norteamericano John Mullin y el cantante Bing Crosby jugaron un papel decisivo en el desarrollo de la grabadora de cinta comercial.

La empresa Ampex, en la que Crosby invirtió 50.000 dólares, se convirtió en el líder de este nuevo campo de grandes proyecciones. Rápidamente la cinta reemplazó al disco en las grabaciones profesionales, y ya en los años cincuenta, con la entrada de Crosby a la televisión, Mullin y Ampex comenzaron a desarrollar la grabadora de video en blanco y negro. Dado su costo y complicación técnica, la cinta magnética fue usada solo para grabar audios de alta calidad. Las costosas grabadoras 'reel to reel' de alta velocidad eran el instrumento favorito de audiófilos.

EL CASSETTE
En 1963 la empresa holandesa Philips introdujo un nuevo sistema para almacenar sonido en cinta magnética: el audio caset compacto (nombre que registró). Las ventajas del caset --su reducido tamaño y bajo costo-- lo convirtieron en el medio por excelencia para almacenar y reproducir audio. El mismo sistema análogo fue desarrollado para el video, aunque para este uso requería de un equipo mucho más costoso. Al llegar las primeras computadoras personales, el caset fue una opción para el almacenaje de información, pero en este caso ya no análoga sino digital.

En los años 70, cuando además de música el caset ofrecía grabaciones de obras literarias, Isaac Asimov, ante una afirmación de que el caset se impondría como medio de información, escribió en defensa del libro. En su ensayo describió un caset perfecto, que no requería de energía eléctrica, que funcionaba con la luz solar y, en caso de necesidad, hasta con una vela. Además de no borrarse con un imán o deteriorarse con el tiempo, aún desgastado, mientras se pudiera identificar sus signos seguía cumpliendo su misión. Es más, se podía marcar con un papelito los sitios donde había información relevante y recuperarla al instante. El maravilloso supercaset no es otra cosa que el libro.

Asimov tenía razón, el caset nunca reemplazó al libro, aunque llegó a reemplazar a un alto porcentaje de discos Long Play (LP). El sistema de ambos es análogo, pero el disco trabaja por fricción y sufre un desgaste inevitable. Además, el costo de producción de un disco LP es más alto que el de un caset. Mientras tanto, a partir de los años 80, la computadora personal comenzó a ganar un espacio y con ella la digitalización de la información fue pasando a primer plano.

EL DISCO DURO
El disco magnético para grabar información, con cabezales de grabación y lectura, data de las primeras grandes computadoras. Ya en el año 1956 existían discos duros capaces de grabar varios millones de bytes (unidades de información). Antes de 1980 la mayoría de los discos eran de 20 o 35 cm. y requerían mucho espacio. Estos discos eran artefactos pesados que requerían de muebles especiales, que fueron bautizados en la industria con el nombre de 'lavadoras'. A diferencia de las actuales, las primeras computadoras personales usaban discos externos y disquet ('floppy disks') de material similar al de la cinta magnética.

La primera PC de IBM (la 5150) no tenía disco duro. En los años 80 las computadoras personales adquirieron discos duros provistos por fabricantes externos. También se popularizaron los discos duros exteriores que, conectados a la computadora, aumentaban su capacidad de almacenar datos. Así como la densidad de los microcircuitos fue creciendo a paso acelerado, también la del disco duro aumentó de manera exponencial.

DE AYER A HOY
En 1956 la gran computadora Ramac de IBM almacenaba 5 megabytes (5 millones de bytes) en 50 discos de 60 cm. de diámetro, ubicados en un pesado mueble. En los años 80 las computadoras adquirieron discos de menos de 30 cm. de diámetro con una capacidad de 20 megabytes. En los 90 llegaron los discos de un giga de capacidad (1.000 megabytes, una cifra con nueve ceros). El año pasado el disco más pequeño que seguía en producción era el de 20 megabytes, mientras que el disco interno más grande alcanzó 768 gigas en cuatro discos. El 5 de enero de este año Hitachi anunció que tendrá un conjunto de cinco discos con un terabytes (mil giga-bytes, una cifra de 12 ceros) disponible antes de abril.

Este aumento en la capacidad de almacenaje y la velocidad de acceso en los discos duros les ha dado nuevos usos. El popular iPod de Apple debe su eficiencia a un pequeño disco duro, que también es el elemento que ha hecho posible las nuevas grabadoras de video. La última aplicación del disco duro en un artefacto portátil está en los teléfonos celulares de múltiples funciones de última generación.

El almacenaje de información, aunque no ha superado al libro en algunos aspectos, ha adquirido otro elemento adicional de gran impacto: el CD o disco compacto óptico. Próximamente nos ocuparemos del CD y su evolución, de la duración de los nuevos sistemas, sus ventajas relativas y lo que nos reserva el futuro.


¿Cómo escribían los sumerios?

El movimiento de la cinta de un casete

Los componenetes de un disco duro
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