24 de enero de 2007
De las tablas de arcilla al CD (I)
Especial: LA MEMORIA ARTIFICIAL
Conservar información es la base de la civilización y su proceso evoluciona junto con la historia de la humanidad. Hoy, el disco compacto ha adquirido una tercera dimensión.
Por Tomás Unger
Desde que el hombre aprendió a hablar y a contar ha buscado medios para conservar información. Los más antiguos que conocemos son líneas en tablas de arcilla; probablemente aun antes se usaron piedras o semillas como unidades para contar. La escritura tomó dos caminos divergentes: el ideograma y la representación gráfica de sonidos (fonemas). Hoy tenemos decenas de alfabetos fonéticos, ideogramas altamente sofisticados y un sistema adicional, el binario, que puede almacenar ambos, además de imágenes y sonidos.
EL MEDIO
La capacidad de almacenar información avanzó a la par con los medios. Primero el papiro y el pergamino, luego el papel con tintas permanentes, permitieron crear documentos duraderos. Si no se hubiera quemado la Biblioteca de Alejandría, es probable que hoy podríamos leer miles de textos escritos a mano hace más de 2.000 años. El proceso era lento y cada texto era único, hasta el advenimiento del invento trascendental que fue la imprenta. El poder reproducir textos mecánicamente fue el inicio de una revolución cultural que cambió el mundo.
El empleo de la electricidad para las comunicaciones, primero con el telégrafo y luego con el teléfono, dio lugar a los primeros intentos de almacenar información por medio de la electricidad. La idea de almacenar información magnéticamente fue sugerida en 1888 por el ingeniero inglés Oberlin Smith, y la primera grabadora magnética fue inventada por el ingeniero danés Valdemar Poulsen en 1898. Poulsen grabó en forma análoga el sonido captado del teléfono en un alambre enrollado sobre un cilindro.
Basado en la invención de Poulsen, el ingeniero alemán Fritz Pfleumer construyó en 1926 la primera grabadora de cinta. Una tira de papel cubierta con polvo de óxido sirvió para grabar magnéticamente el sonido. El invento de Pfleumer, perfeccionado por la empresa alemana AEG, fue mantenido en secreto durante la Segunda Guerra Mundial. Acabada la guerra dos ingenieros norteamericanos llevaron la tecnología de Alemania a Estados Unidos. El ingeniero norteamericano John Mullin y el cantante Bing Crosby jugaron un papel decisivo en el desarrollo de la grabadora de cinta comercial.
La empresa Ampex, en la que Crosby invirtió 50.000 dólares, se convirtió en el líder de este nuevo campo de grandes proyecciones. Rápidamente la cinta reemplazó al disco en las grabaciones profesionales, y ya en los años cincuenta, con la entrada de Crosby a la televisión, Mullin y Ampex comenzaron a desarrollar la grabadora de video en blanco y negro. Dado su costo y complicación técnica, la cinta magnética fue usada solo para grabar audios de alta calidad. Las costosas grabadoras 'reel to reel' de alta velocidad eran el instrumento favorito de audiófilos.
EL CASSETTE
En 1963 la empresa holandesa Philips introdujo un nuevo sistema para almacenar sonido en cinta magnética: el audio caset compacto (nombre que registró). Las ventajas del caset --su reducido tamaño y bajo costo-- lo convirtieron en el medio por excelencia para almacenar y reproducir audio. El mismo sistema análogo fue desarrollado para el video, aunque para este uso requería de un equipo mucho más costoso. Al llegar las primeras computadoras personales, el caset fue una opción para el almacenaje de información, pero en este caso ya no análoga sino digital.
En los años 70, cuando además de música el caset ofrecía grabaciones de obras literarias, Isaac Asimov, ante una afirmación de que el caset se impondría como medio de información, escribió en defensa del libro. En su ensayo describió un caset perfecto, que no requería de energía eléctrica, que funcionaba con la luz solar y, en caso de necesidad, hasta con una vela. Además de no borrarse con un imán o deteriorarse con el tiempo, aún desgastado, mientras se pudiera identificar sus signos seguía cumpliendo su misión. Es más, se podía marcar con un papelito los sitios donde había información relevante y recuperarla al instante. El maravilloso supercaset no es otra cosa que el libro.
Asimov tenía razón, el caset nunca reemplazó al libro, aunque llegó a reemplazar a un alto porcentaje de discos Long Play (LP). El sistema de ambos es análogo, pero el disco trabaja por fricción y sufre un desgaste inevitable. Además, el costo de producción de un disco LP es más alto que el de un caset. Mientras tanto, a partir de los años 80, la computadora personal comenzó a ganar un espacio y con ella la digitalización de la información fue pasando a primer plano.
EL DISCO DURO
El disco magnético para grabar información, con cabezales de grabación y lectura, data de las primeras grandes computadoras. Ya en el año 1956 existían discos duros capaces de grabar varios millones de bytes (unidades de información). Antes de 1980 la mayoría de los discos eran de 20 o 35 cm. y requerían mucho espacio. Estos discos eran artefactos pesados que requerían de muebles especiales, que fueron bautizados en la industria con el nombre de 'lavadoras'. A diferencia de las actuales, las primeras computadoras personales usaban discos externos y disquet ('floppy disks') de material similar al de la cinta magnética.
La primera PC de IBM (la 5150) no tenía disco duro. En los años 80 las computadoras personales adquirieron discos duros provistos por fabricantes externos. También se popularizaron los discos duros exteriores que, conectados a la computadora, aumentaban su capacidad de almacenar datos. Así como la densidad de los microcircuitos fue creciendo a paso acelerado, también la del disco duro aumentó de manera exponencial.
DE AYER A HOY
En 1956 la gran computadora Ramac de IBM almacenaba 5 megabytes (5 millones de bytes) en 50 discos de 60 cm. de diámetro, ubicados en un pesado mueble. En los años 80 las computadoras adquirieron discos de menos de 30 cm. de diámetro con una capacidad de 20 megabytes. En los 90 llegaron los discos de un giga de capacidad (1.000 megabytes, una cifra con nueve ceros). El año pasado el disco más pequeño que seguía en producción era el de 20 megabytes, mientras que el disco interno más grande alcanzó 768 gigas en cuatro discos. El 5 de enero de este año Hitachi anunció que tendrá un conjunto de cinco discos con un terabytes (mil giga-bytes, una cifra de 12 ceros) disponible antes de abril.
Este aumento en la capacidad de almacenaje y la velocidad de acceso en los discos duros les ha dado nuevos usos. El popular iPod de Apple debe su eficiencia a un pequeño disco duro, que también es el elemento que ha hecho posible las nuevas grabadoras de video. La última aplicación del disco duro en un artefacto portátil está en los teléfonos celulares de múltiples funciones de última generación.
El almacenaje de información, aunque no ha superado al libro en algunos aspectos, ha adquirido otro elemento adicional de gran impacto: el CD o disco compacto óptico. Próximamente nos ocuparemos del CD y su evolución, de la duración de los nuevos sistemas, sus ventajas relativas y lo que nos reserva el futuro.
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El movimiento de la cinta de un casete
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