Lunes, 20 de noviembre de 2009Las cosas tienen su puntoDatos curiosos, y fascinantes, del punto
Por otro lado, los puntos servían para distintas cosas dependiendo del lugar en que aparecieran: había algunos que se escribían en la parte de abajo de la línea, en el centro o arriba y marcaban pausas equivalentes a la actual coma o al punto y coma. No fue hasta el Renacimiento cuando se definieron las funciones del punto en un tratado de tipografía que publicó el impresor Aldo Maurizio en 1566. Desde entonces hay puntos y seguido, puntos y aparte, puntos finales, puntos suspensivos…
En el lenguaje coloquial encontramos decenas de frases en las que interviene la palabra. Algo está a punto cuando está pronto a suceder; en su punto cuando ha llegado al momento preciso de perfección; y en punto muerto cuando está parado o no puede llevarse adelante. Hay puntos de partida y puntos de referencia, puntos de mira y puntos críticos. También se le puede coger a uno el punto o dar el punto a una cosa, referido, por ejemplo, a un guiso o una comida. Y cada uno tenemos un punto fuerte y también un punto débil o un punto flaco que señala nuestra parte más vulnerable. Es divertido también lo del punto filipino, referido a alguien desvergonzado o poco escrupuloso, y la expresión tener un punto o un puntito cuando nos referimos a algo apetecible. Y luego está el expeditivo punto en boca. ¡Qué mejor manera de acabar!
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Muy Interesante