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29 de septiembre de 2011

Cómo proteger a la Tierra de los asteroides

El 7 de octubre de 2008, un asteroide colisionó con la Tierra creando una explosión con una potencia equivalente a uno o dos kilotones. Las buenas noticias son que el asteroide se desintegró a gran altura sobre el desierto nubio, en una zona prácticamente deshabitada situada al norte de Sudán. ¿Y las malas noticias? Pues que tamaña explosión fue causada por una pequeña roca denominada 2008 TC3 que apenas tenía cinco metros de diámetro. ¿Qué habría pasado con un objeto mucho mayor, digamos de unos cuantos kilómetros? Pues nos lo podemos imaginar: un cráter enorme, tsunamis gigantescos, invierno nuclear, extinción masiva de especies animales y vegetales...vamos, lo que vendría a ser el fin de nuestra civilización.

Esto es lo que queremos evitar (Don Dixon).

Pero todos sabemos qué se debe hacer si detectamos un asteroide en ruta de colisión hacia la Tierra. No tenemos más que llamar a Bruce Willis y nos resolverá el problema en un momento con ayuda de un par de transbordadores modificados y varias cabezas termonucleares. ¿O no? ¿Realmente es tan sencillo?¿Terminaremos como los dinosaurios víctimas de un pérfido asteroide?


Trayectoria de impacto de 2008 TC3 (NASA).


Midiendo el peligro

Antes de que salgamos corriendo hacia el refugio antiasteroides más cercano, debemos evaluar las posibilidades de que semejante suceso tenga lugar durante nuestra vida. Los impactos de cuerpos menores -tanto cometas como asteroides- son muy frecuentes, como bien pueden atestiguar la mayoría de superficies planetarias y de satélites del Sistema Solar, casi todas ellas cuajadas de cráteres de todos los tamaños. Pero claro, son frecuentes en términos astronómicos. Hay millones de asteroides y cometas, pero sólo una pequeña fracción poseen órbitas cercanas a al Tierra. Y de éstos, sólo un número aún menor es potencialmente peligroso.

Por ejemplo, el objeto que se cree contribuyó a la extinción de los dinosaurios tenía un tamaño de ocho o diez kilómetros. De acuerdo con los cálculos actuales, la Tierra recibe un impacto de estas características cada cien millones de años. Mucha mala suerte tendríamos que tener para que nos cayese un pedrusco de estas dimensiones en las próximas décadas o siglos. Pero no necesitamos un asteroide tan grande para causar una desgracia. Un cuerpo de tan sólo doscientos metros de diámetro sería capaz de provocar decenas de miles de muertes dependiendo del lugar del impacto.

Estructuras de impacto en la Tierra (NASA).

La huella de impacto más conocida: el cráter Barringer (NASA).

Los cuerpos menores -la frontera entre asteroides y cometas es inexistente a efectos prácticos- que se hallan cerca de la Tierra reciben la denominación de NEOs (Near Earth Objects), pero los que verdaderamente nos preocupan son los PHO (Potentially Hazardous Objects), aquellos cuerpos que se acercan a menos de 7,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. La Tierra está repleta de cicatrices que demuestran que el peligro es real. ¿Cuántos objetos de este tipo hay?¿Con qué frecuencia chocan contra nuestro mundo?

Lo cierto es que no conocemos las respuestas exactas a estas preguntas y de ahí el interés que tiene la investigación en este campo. Pero obviamente sí que podemos dar unas estimaciones. Los NEOs más grandes son también los menos numerosos, de ahí que un impacto como el que creó el cráter de Zhamanshin sólo tendría lugar una vez cada millón de años. O lo que es lo mismo, el riesgo de colisión con un gran asteroide es casi despreciable. Por otro lado, las colisiones de pequeños asteroides como 2008 TC3 son muy frecuentes (una vez al año de media), pero sus consecuencias son prácticamente despreciables.

Potencia generada en el impacto de un asteroide o cometa y su frecuencia. Los puntos rojos corresponden a sucesos o cráteres famosos: Chicxulub (el cráter del objeto que contribuyó a la extinción de los dinosaurios), Zhamanshin (un cráter en Siberia correspondiente a un impacto que causó un invierno nuclear), Barringer (el famoso cráter de Arizona) y Tunguska (la escala no es lineal).

Frecuencia de los impactos de PHOs en función de su tamaño. Las cifras son aproximadas y pueden cambiar fácilmente en un orden de magnitud dependiendo de las fuentes consultadas.

Estimación del número de objetos que pueden chocar con la Tierra en los próximos veinte años. Por ahora no podemos descartar un impacto de un objeto de 100 metros de diámetro.

Es decir, el verdadero peligro reside en los objetos con un tamaño de 50 a 200 metros, que son lo suficientemente numerosos para tener una frecuencia de impacto relativamente elevada, estimada en unos 200-1000 años. A lo que debemos temer no es a una colisión como la que aniquiló a los dinosaurios, sino a un suceso de tipo Tunguska. En junio de 1908, un objeto de unos 60 metros de diámetro colisionó con la Tierra sobre Tunguska, una remota región de Siberia oriental, creando una gigantesca explosión de 15 megatones. Si este pequeño asteroide hubiese impactado contra Europa occidental en vez de caer sobre Siberia habría causado una verdadera tragedia.

Reconstrucción del impacto de Tunguska (Sky and Telescope).

Tenemos catalogados unos 1200 PHOs, la práctica totalidad de ellos asteroides (solamente hay un 1% son cometas), pero los realmente peligrosos son los que no conocemos aún, obviamente. Y hay que tener en cuenta que descubrir un asteroide no implica necesariamente que sepamos si es o no un riesgo para la Tierra. Para ello debemos determinar su órbita con precisión, algo que puede requerir varios meses o años dependiendo de sus efemérides orbitales. Desgraciadamente, los errores instrumentales, la influencia gravitatoria de los planetas del Sistema Solar interior, las perturbaciones de la presión de radiación y el efecto Yarkovsky hacen que sea casi imposible calcular con total exactitud la trayectoria de un asteroide (en el caso de los cometas debemos añadir el efecto debido a los impredecibles chorros generados por la sublimación de los hielos).

Además, hay que tener en cuenta que, aunque pueda parecer lo contrario, la Tierra es un blanco muy pequeño en medio del Sistema Solar y se da la circunstancia de que resulta muy difícil determinar la órbita de un asteroide una vez pasa muy cerca de la Tierra. Efectivamente, las incertidumbres iniciales en la órbita del objeto se multiplican en el caso de que sobrevuelo nuestro planeta a poca distancia. Por ejemplo, hace algunos años el asteroide Apophis hizo saltar todas las alarmas cuando se comprobó que podría chocar con nuestro planeta en 2036 después de pasar por las proximidades de la Tierra en 2019. Hoy sabemos que la probabilidad de colisión es de 1 entre 250000, pero hasta 2006 este objeto de más de 300 metros de diámetro estuvo considerado como de Nivel 1 según la Escala de Torino, todo un récord en la corta historia de la vigilancia de las potenciales amenazas a la Tierra.

Asteroides descubiertos en los últimos años (NASA).

Probabilidad de morir por varias amenazas. El peligro de los asteroides no es acuciante, pero sí real (NASA).


Evitando la tragedia

Como hemos visto, lo primero que debemos hacer para salvar a la Humanidad es descubrir y calcular las órbitas de todos los temibles asteroides asesinos que están por ahí dando vueltas. Y aquí hay un problema, porque cuanto más pequeño es el asteroide más probable es que determinemos su órbita cuando se encuentre demasiado cerca de la Tierra para que podamos hacer algo. Por ejemplo y con la tecnología actual, en el caso de un PHO de 100-200 metros podría transcurrir un periodo de menos de cinco años entre la determinación de su órbita -que no descubrimiento- y el impacto con nuestro planeta. Definitivamente, muy poco tiempo para diseñar una misión espacial de emergencia.

Propuesta de telescopio espacial situado en la órbita de Venus para detectar NEOs (NASA).

La solución ideal para detectar todos los PHOs sería instalar un observatorio espacial infrarrojo situado cerca de la órbita de Venus, ya que los observatorios terrestres son incapaces de descubrir un cuerpo que se dirija hacia la Tierra si se encuentra cerca del Sol visto desde la superficie terrestre. Pero en caso de que no valoremos adecuadamente los riesgos para nuestra civilización y decidamos que no hay dinero para esta costosa misión, otra posibilidad sería poner en órbita a poca distancia de la Tierra una red de observatorios infrarrojos que complementasen a los numerosos telescopios terrestres dedicados a la búsqueda de NEOs y PHOs, lo que nos permitiría descubrir pequeños asteroides entre una semana y dos meses antes del impacto.

Dos observatorios espaciales en órbita solar podrían alertarnos de los peligros de un asteroide cercano (Roskosmos).

De lo expuesto hasta ahora podemos extraer dos conclusiones. Primero, que en cualquier momento puede aparecer un asteroide de mediano tamaño en ruta de colisión con nuestro planeta. Segundo, que la determinación de la órbita de un cuerpo menor no es un asunto baladí. Con los datos en la mano, los cálculos muestran que en los próximos veinte años es probable el impacto de un objeto de unos cien metros de diámetro. ¿Qué podemos hacer al respecto?

Averíguelo leyendo el artículo completo en:

Eureka BlogEnlace

18 de agosto de 2011

Científicos planean una misión estilo Armageddon, pero real

38 comentarios


Tranquilos, ningún asteroide amenaza con destruir la Tierra (todavía), aunque los científicos quieren averiguar si es posible desviar a un asteroide. La misión, organizada por la Agencia Espacial Europea, se llevará a cabo en 2015 y probará si esta es una solución viable en caso de que un día uno de estos cuerpos espaciales amenace a nuestro planeta.

La misión fue bautizada “Don Quijote”, y no incluye a Bruce Willis ni Ben Affleck, sino que la idea es lanzar una nave a chocar con el asteroide para desviar su curso, mientras otro satélite vigilará y analizará los datos del experimento.

Uno de los potenciales objetivos en los que se podría usar esta estrategia en el futuro es el asteroide 99942 Apophis, que tiene una opción de 1 en 250.000 de chocar contra la Tierra cuando pase junto a ella en el 2036.

La nave destinada a impactar el asteroide se llamará “Hidalgo” y colisionará sus 500 kilos contra el molino a casi 10 km por segundo. La nave acompañante (llamada “Sancho”) observará el choque y evaluará si el asteroide cambia o no de dirección. Lo importante, eso sí, es que lo desvíe fuera de la Tierra y no en la dirección equivocada…

Tomado de:

FayerWayer

Links:
- Don Quijote concept (ESA)
- Fact following fiction? Scientist plan mission to blow up an asteroid ‘hurling towards Earth’ (Daily Mail)

13 de abril de 2011

Un bombardeo de asteroides cambió el destino de la Tierra

Científicos españoles creen que una lluvia de rocas espaciales convirtió nuestro planeta de un desierto yermo en habitable, y hallan similitudes químicas entre la atmófera terrestre y la de Titán.


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Un bombardeo de asteroides dio origen a la Tierra

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han hallado un nexo común en el origen de las atmósferas de la Tierra y del satélite de Saturno Titán. El análisis de los datos obtenidos por la misión Cassini Huygens, un proyecto de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana, sugiere que la evolución química de ambas atmósferas estuvo marcada por el último gran bombardeo de asteroides y cometas durante la formación del Sistema Solar, hace unos 3.900 millones de años.

Según los científicos del CSIC Josep Maria Trigo y Francisco Javier Martín, autores del estudio que aparece publicado en el último número de Planetary & Space Science, este “gran bombardeo tardío” se inició cuando los planetas gigantes Júpiter y Saturno migraron hasta sus actuales órbitas, lo que produjo un impulso gravitatorio sobre cuerpos helados formados en varias regiones de la parte externa del Sistema Solar. Como consecuencia, una gran cantidad de objetos ricos en agua y en materia orgánica empezaron a impactar sobre planetas rocosos como la Tierra.

Los científicos han hallado grandes similitudes entre la Tierra y Titán, a pesar de que ambos cuerpos planetarios se formaron muy lejos el uno del otro (el planeta azul se encuentra nueve veces más cerca del Sol que el satélite de Saturno). En concreto, sus atmósferas tienen en común la abundancia de nitrógeno molecular, deuterio, hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno. Todos estos elementos apuntan al mismo origen derivado del impacto de cometas y asteroides.

Los resultados del estudio también sugieren que la evolución química de ambas atmósferas habría sido similar, marcada por varios impactos. “Dado que la Tierra se formó en un entorno muy caliente próximo al Sol, ese gran bombardeo tardío resultó fundamental para enriquecerla con los ingredientes básicos para la aparición de la vida. De hecho, la mayoría de cuencas y grandes cráteres de la Luna fueron provocados por el impacto de estos objetos enriquecedores en ese periodo, tal y como dataron las rocas lunares recogidas por las misiones Apolo”, explica Trigo, que trabaja en el Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña.

Según Trigo, además del registro lunar de cráteres, existen otras evidencias del importante papel que tuvo el impacto de estos objetos. Una de ellas revela que la composición de la corteza y el manto terrestre, en concreto su abundancia en metales, tiene su origen en ese proceso de enriquecimiento. “El manto alberga metales que, de no haber llegado de manera tardía, deberían estar en el núcleo terrestre. Además, los volcanes emanan gases con anomalías características de los meteoritos condríticos”, señala Trigo.

Una atmósfera inestable

Los investigadores van más allá y creen que el “gran bombardeo tardío” fue clave para cambiar el destino de la Tierra, un planeta que hace 3.900 millones de años no era adecuado para la vida. Aunque la superficie luminosa del Sol era en aquel periodo un 30% menor que en la actualidad, el flujo de radiación ultravioleta que emitía hacia la Tierra era mucho mayor.

“Debido a este flujo de un joven Sol, una atmósfera terrestre rica en nitrógeno molecular hubiese sido inestable. Esta circunstancia, unida al gran impacto que dio origen a la Luna, hace pensar que la Tierra pudo perder, quizás varias veces, su atmósfera”, explica al respecto Javier Martín Torres, que trabaja en el Centro de Astrobiología, un centro mixto del CSIC y el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial.

“La llegada de tales compuestos, y de partículas metálicas catalizadoras capaces de sintetizar moléculas orgánicas más complejas bajo el influjo de la radiación solar, permitió convertir nuestro planeta en el único oasis de vida que, por ahora, conocemos”, aseguran los autores del estudio.

Fuente:

ABC Ciencia

13 de octubre de 2010

Nuevas imágenes del movimiento de rotación de Vesta

El asteroide Vesta

Vesta es el segundo objeto con más masa del cinturón de asteroides y el tercero en tamaño, con un diámetro principal de unos 530 kilómetros y una masa estimada del 9% del cinturón de asteroides entero.


Vesta perdió cerca del 1% de su masa en un impacto ocurrido hace poco menos de mil millones de años. Muchos fragmentos de este impacto han chocado con la Tierra, constituyendo una fuente rica de información sobre el asteroide.

Vesta es el asteroide más brillante y el único en ocasiones visible a simple vista como un astro de sexta magnitud. El punto más lejano en su órbita al Sol supera en no mucho al punto más cercano al este de la órbita de Ceres.




La NASA acaba de hacer público un nuevo comunicado de prensa divulgando las últimas investigaciones de Vesta, uno de los principales habitantes del cinturón de asteroides, y que pronto será visitado por la nave espacial Dawn.

Las películas fueron tomadas en longitudes de onda corta (ultravioleta y azul) por una cámara del Hubble. Este trabajo nos permite tener una idea de la forma del asteroide. En el ecuador de Vesta se percibe un parche oscuro de material que podría tratarse de un cráter profundo.

Los astrónomos combinaron 146 exposiciones tomadas por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA para hacer esta película. Vesta completa una rotación cada 5.34 horas. Como las imágenes fueron tomadas en longitudes de onda cercanas al ultravioleta y al azul, la película no representa de lo que el ojo humano vería. Las áreas oscuras se interpretan como regiones de basalto, y las zonas rojas son probablemente "regolito" o polvo. Las observaciones se realizaron el 25 y el 28 de febrero de 2010.

Estas observaciones van a ayudar a los científicos a orientar de una manera más óptima para la investigación a la sonda Dawn.





Fuente:

Astrofísica y Física

23 de junio de 2010

¿Se oye algo cuando un meteorito penetra en la Tierra?

Miércoles, 23 de junio de 2010

¿Se oye algo cuando un meteorito penetra en la Tierra?

Los pedazos de pedazos de basura cósmica que penetran en la atmósfera terrestre lo hacen a velocidades de 100.000 kilómetros por hora o más, lo cual hace que se consuman a demasiada altura como para que nosotros podamos oír algo al nivel del suelo.

Sin embargo, hay algunos que penetran lo suficiente en la atmósfera, creando una onda de choque por delante de ellos que llega al suelo con un estrépito sónico audible. En muchos casos, la tensión aerodinámica se vuelve tan grande que los meteoros explotan antes de alcanzar el suelo con consecuencias dramáticas.

En 1999, científicos del departamento de sismología del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos detectaron el infrasonido de baja frecuencia de un meteoro que detonó a una altitud de unos 15.000 metros con la violencia de una pequeña bomba atómica.

Pero en otras ocasiones, estas explosiones en el aire son perfectamente audibles, tal y como descubrieron el 8 de julio de 1999 los habitantes de North Island, Nueva Zelanda.

Con todo, los sonidos más estrepitosos de la naturaleza no hay que buscarlos en el material que nos llega del espacio sino de las entrañas de nuestro planeta: las erupciones volcánicas. El 27 de agosto de 1883, se desencadenó la estruendosa erupción del volcán Krakatoa con una fuerza de 100 megatones, escuchándose hasta 5.000 km de distancia.

Vía | Gaia Piedra

Tomado de:

Gen Ciencia

28 de abril de 2010

Se descubre por primera vez agua helada en la superficie de un asteroide


Miércoles, 28 de abril de 2010

Se descubre por primera vez agua helada en la superficie de un asteroide

El descubrimiento se ha hecho en el 24 Themis, uno de los mayores asteroides del cinturón principal,que intrigaba desde hace años a los científicos por los indicios de de cometas con polvo de agua en los alrededores

LONDRES. Por primera vez se ha descubierto agua helada, acompañada de otros componentes orgánicos, en la superficie de un asteroide, según dos investigaciones publicadas esta semana en Nature.

Ambos estudios parecen apuntar al agua encontrada en los meteoritos primitivos y las moléculas que contienen como posible origen de los océanos de nuestro planeta.

El 24 Themis, uno de los mayores asteroides del cinturón principal, ha atraído la atención de los astrónomos porque varios de los miembros más pequeños han sido identificados como cometas de ese cinturón con colas de polvo derivadas de la sublimación del agua helada.

El cinturón principal o cinturón de asteroides es una región del sistema solar comprendida entre las órbitas de Marte y Júpiter y que alberga multitud de objetos irregulares como asteroides o planetas menores.

Aunque ya se habían identificado minerales hidratados en las superficies de los asteroides y se pensaba que una de las fuentes del agua de la Tierra eran los asteroides de la parte más externa del cinturón principal, hasta ahora no se les había atribuido directamente el origen del agua oceánica.

En una de las investigaciones, llevada a cabo por la Universidad Johns Hopkins de Laurel (EE.UU.), se utilizó la técnica de la espectroscopia con el empleo de un telescopio infrarrojo situado en el volcán inactivo Mauna Kea de Hawai.

El equipo liderado por Andrew Rivkin constató un fenómeno de absorción en el espectro de luz reflejado por el asteroide, lo cual sólo puede explicarse por la existencia allí de una fina capa de hielo que, junto a material carbonoso, recubre los minerales existentes en la superficie del asteroide.

La segunda investigación, llevada a cabo por científicos de la Universidad Central de Florida (EEUU) y dirigida por Humberto Campins, llegó a la misma conclusión.

Los científicos dedujeron de la constancia observada en el espectro de luz pese a la rotación de los asteroides que el hielo y el material orgánico estaban difundidos uniformemente por toda su superficie.

El científico Henry Hsieh, de la Universidad Queen's de Belfast (Reino Unido), en un artículo que acompaña ambas investigaciones, compara el descubrimiento del agua helada del asteroide con la vida fósil, ya que, según él, se trata de una reliquia del origen del sistema solar que se pensaba que había desaparecido hace mucho tiempo.

Fuente:

Noticias de Navarra

10 de marzo de 2010

Descubren un cráter gigante en África


Miércoles, 10 de marzo de 2010

Descubren un cráter gigante en África


Imagen del cráter. | TerraMetrics | BBC

Imagen del cráter. | TerraMetrics | BBC

  • Podría ser la prueba del impacto de un asteroide posterior al Jurásico
  • Presenta una forma similar a la de otros encontrados en zonas húmedas
  • La forma del anillo puede percibirse claramente desde el espacio

La deforestación en África central ha dejado al descubierto lo que podría ser un cráter gigante de cerca de 45 kilómetros en la República Democrática del Congo (RDC). El enorme agujero podría ser la señal del impacto de un asteroide, según científicos de la Universidad de Padua.

Asimismo, estos expertos italianos no descartan otras hipótesis sobre el origen de este anillo, aunque las consideran poco probables, según explica la BBC. Los resultados de las investigaciones se hicieron públicos en la reciente Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias, en Tejas (EEUU).

La forma del anillo puede percibirse claramente desde el espacio, tal y como demuestran las imágenes de satélite capturadas por la empresa TerraMetrics. Tan sólo 25 cráteres en la Tierra surgidos a raiz de un impacto son comparables con el recién encontrado en la RDC.

El cráter no presenta la clásica elevación del terreno en el borde exterior, o cresta, que se produce por el desplazamiento de materiales tras el impacto. Los científicos alegan que la explicación más probable es el desgaste del terreno y la erosión causados por el clima tropical. Añaden que la forma de este anillo recuerda a la de otras simas localizadas en entornos húmedos.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

2 de febrero de 2010

El 'Hubble' capta el posible resto de la colisión de dos asteroides


Martes, 02 de febrero de 2010

El 'Hubble' capta el posible resto de la colisión de dos asteroides

Las imágenes muestran una extraña estructura de gravilla y polvo en forma de X


Imagen tomada por el telescopio "Hubble" de la estructura P/2010 A2, posible remanente de la colisión de dos cuerpos del cinturón de asteroides- NASA/ESA/

El telescopio espacial Hubble ha tomado unas imágenes de una extraña estructura con forma de X que los científicos creen que es el remanente de una colisión frontal de dos asteroides. Los astrónomos habían conjeturado hace ya tiempo que un fenómeno así podría producirse en el cinturón de asteroides, pero hasta ahora no habían observado algo parecido.

La estructura en cuestión, denominada P/2010, similar a un cometa, fue descubierta el pasado 6 de enero por el programa de observación Lincoln Near-Earth Asteroid Research (LINEAR), informa la NASA. Pero las fotos tomadas después (los días 25 y 29 de enero) por el Hubble han desvelado esa estructura filamentosa compleja en forma de X cerca del núcleo.

Pese a que, en un principio, se consideró que esta estructura respondía a un cometa, los detalles captados por el Hubble lo descartan. "Esto es completamente diferente de las envoltura de polvo uniforme de un cometa normal. Los filamentos están formados por polvo y gravilla, seguramente expulsados del núcleo, pero algunos se han reabsorbido por la presión de la radiación de la luz solar, creándose mechones de polvo", explica David Jewitt (Universidad de California en Los Ángeles). En las imágenes del Hubble se aprecia el núcleo principal de P/2010 A2, que mide unos 140 metros, desplazado respecto al halo de polvo. Los científicos afirman que nunca se había visto algo así en un objeto cometario.

Lea el artículo completo en:

El País Ciencia

8 de octubre de 2009

NASA:Ningún asteroide impactará en la Tierra


Jueves, 08 de octubre de 2009

Ningún asteroide impactará en la Tierra

Al menos en las próximas dos décadas, según la NASA.

¿Qué es el arteroide Apofis (Apophis)?

(99942) Apophis (conocido previamente por su designación provisional 2004 MN4) es un asteroide con una órbita próxima a la de laTierra. Según los datos de la NASA, Apophis pasará muy cerca de la Tierra en 2029 y 2036, y una pequeña colisión con otro asteroide podría desviarlo hacia nuestro planeta, donde produciría un efecto superior al de 40.000 bombas atómicas.

Fue descubierto el 19 de junio de 2004 por Roy A. Tucker, David J. Tholen, y Fabrizio Bernardi. Poco después de su descubrimiento, diversos sistemas de cálculo de trayectorias de todo el mundo calcularon la próxima fecha de máxima aproximación, coincidiendo todos ellos en el 13 de abril de 2029

Seguidamente se calculó también la probabilidad de impacto. Contrariamente a lo habitual, durante los primeros días las nuevas observaciones hicieron aumentar la probabilidad de impacto en lugar de reducirla, llegando hasta un 2,7% (1 entre 37). Esta relativamente alta probabilidad combinada con la medida del asteroide hicieron que Apophis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1,10 en la escala de Palermo. Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya conseguido jamás.


hace unos días, los astrónomos miraban con preocupación a Apofis, un asteroide del tamaño de dos canchas de fútbol que, según los cálculos iniciales, se aproximaría a la Tierra en 2029 con un 2,7 por ciento de posibilidades de impacto. Nuevas estimaciones realizadas desde Hawai disipan el temor a un choque.

El 
asteroide Apofis fue descubierto en 2004 y se ha calculado que su mayor aproximación a la Tierra ocurrirá el 13 de abril de 2036. Las posibilidades de que el encuentro termine en colisión, que antes eran de una entre 45.000, son ahora de 4 en un millón, señaló Steve Chesley, científico de JPL, que presentará hoy un estudio ante la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica de EE.UU. Los nuevos cálculos provienen de las observaciones realizadas por el astrónomo Dave Tholen,  de la Universidad de Hawai, que estima que el cuerpo rocoso del asteroide pasará a unos 29.450 kilómetros de nuestro planeta

Además, las últimas observaciones han permitido establecer que el asteroide tendrá un nuevo "encuentro cercano" con la Tierra en 
2068, con tres posibilidades entre un millón de hacer impacto en nuestro planeta.

Fuente:

Muy Interesante

5 de noviembre de 2008

El Imperio Contraataca: asteroides y gusanos gigantes

El Imperio Contraataca: asteroides y gusanos gigantes

Carátula original de El Imperio Contraataca

Debido al reciente estreno en cines de la nueva película de la saga de Star Wars, The Clone Wars (no sé por qué no han traducido el título), nos han deleitado en la tele con todas las películas anteriores. Ello me ha recordado una cosilla que siempre me llamó la atención de El Imperio Contraataca (la segunda peli, el quinto episodio): el interior del gusano gigante que habita en el asteroide.

Recordemos un poco lo que ocurre: El Halcón Milenario se interna en un campo de asteroides (muy denso, por cierto, nada que ver con el dispersísimo cinturón que tenemos por aquí cerca) perseguido por unos cazas imperiales. Tras unas escaramuzas, Han Solo decide esconder la nave en el interior de un crater, de un asteroide bastante grande. Más adelante, descubren que hay algo extraño en el exterior. Salen a investigar con unas máscaras de oxígeno, y resulta que el interior del crater se mueve. Vuelven a bordo del Halcón, y despegan, para descubrir que en realidad estaban en el interior de un gigantesco gusano que habitaba en el crater del asteroide. Tan grande que el Halcón Milenario puede pasar entre sus colmillos.

No, no voy a reflexionar sobre el gusano en sí, o cómo vive y se alimenta (comerá roca, imagino, porque otra cosa no tiene a mano), sino de algo que incluso en el universo fantástico de Star Wars, no tiene mucho sentido. Los protagonistas salen al exterior equipados únicamente con una máscarilla de oxígeno, con su ropa normal. No usan ningún tipo de traje presurizado. Pero en el espacio, el problema de sobrevivir a la intemperie, no es únicamente la ausencia de oxígeno, sino la ausencia de presión.

Un asteroide no tiene atmósfera, por un motivo muy simple: su escasa gravedad. Las atmósferas planetarias son retenidas por la gravedad del planeta en cuestión, y un asteroide, por muy grande que sea, simplemente no puede tener atmósfera. Incluso nuestra luna, que no está mal de tamaño y masa (suficiente para ser esférica), prácticamente carece de ella. En estas condiciones, una máscara de oxígeno no nos serviría de nada. Moriríamos por la ausencia de presión exterior.

Alguien podría argumentar que dado que no estaban realmente en expuestos al exterior, sino dentro de un gusano gigante, tal vez el bicho tuviera gases dentro, y la suficiente presión «atmosférica». Pero la cuestión es que ellos pesnaban que estaban simplemente en un crater, y salieron casi a pecho descubierto (sobre todo Chewbacca).

Fotograma de la película, que muestra al Halcón Milenario pasando entre los dientes del gusano gigante

Otro detalle importante es el relativo a la gravedad y la orientación arriba-abajo. Por un lado, en un asteroide no hay la suficiente gravedad como para que unas personas caminen tranquilamente. Un simple paso mal dado, podría hacer que nos separáramos del suelo durante un buen rato. Además, tanto al entrar como al salir del crater, vemos que éste es claramente vertical. Sin embargo, mientras el Halcón está posado y los protas caminan por el tunel (el estómago del gusano, más bien), éste parece horizontal, de forma que lo que para ellos es el suelo, en realidad es una pared. Dentro del Halcón no hay problema, ya que se supone que las naves tienen algún sistema de gravedad artificial. Pero una vez salen al exterior, ya no hay excusa.

Y sí, ya sé que la saga es más fantasía que ciencia ficción. Y por eso nunca me veréis escribir sobre la Fuerza, o las espadas de luz, o la enorme energía que dene tener el laser de la Estrella de la Muerte. Pero hay leyes físicas que son universales. Y la gravedad es una de ellas.

Fuente:

Mala Ciencia

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