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23 de abril de 2014

Las señales químicas que nos hacen humanos (el epigenoma de un neandertal)


Las nuevas técnicas de secuenciación de ADN antiguo están aportando algunos datos clave para comenzar a entender cómo evolucionaron las especies humanas hasta llegar a dar forma a la única especie viva en la actualidad: el ser humano moderno, 'Homo sapiens'. En los últimos años hallazgos como el genoma completo y con gran detalle del neandertal o la secuencia de otra de las especies hermanas, el denisovano, han dado luz a una época crucial para la evolución humana.

Pero los genes, el ADN, no lo es todo. La información contenida en nuestras células, en las de cualquier especie, requiere de una compleja maquinaria química que controla el funcionamiento de los genes y asd qué gen funciona y cuál no en cada momento. Es lo que se conoce como epigenética. De alguna forma se podría hacer la analogía con una obra literaria: las letras serían el código genético y los signos de puntuación serían la epligenética que permite que el texto sea legible y tenga sentido. Entre las señales que permiten a la epigenética desempeñar esta función se encuentran algunas modificaciones químicas, como la metilación del ADN, que controla cuándo y cómo son activados y desactivados los genes que controlan el desarrollo de nuestro organismo. Y esas son precisamente las alteraciones que han estudiado en el trabajo.

Un algoritmo matemático

Los investigadores llevan tiempo preguntándose si ahora que tenemos la genética, ¿podemos tener también la epigenética? "La respuesta hasta ahora era no", responde Mario Fernández Fraga, director del Laboratorio de Epigenética del Cáncer de la Universidad de Oviedo e investigador del CSIC. Pero eso ha cambiado. Una investigación liderada por investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem y del Instituto Max Planck y en la que ha participado el equipo de Fernández Fraga acaba de reconstruir el epigenoma tanto del neandertal como del denisovano. 

Los autores del trabajo, recién publicado en la revista 'Science', han diseñado un algoritmo matemático que permite reconstruir cómo se ha deteriorado el epigenoma de ambas especies con el tiempo, lo que ha permitido a los científicos 'dar marcha atrás' con las muestras de las que disponen en la actualidad hasta saber cómo sería ese epigenoma hace 70.000 años.

"La mejor prueba de que el nuevo método funciona es que las conclusiones son muy coherentes con lo que vemos cuando comparamos las especies antiguas con los humanos modernos", explica Fernández Fraga. "A pesar de que hay parte que es muy similar, es cierto que hay diferencias y están en los genes que regulan la formació de los huesos", asegura.

Según la discusión del trabajo científico, esto es consistente con una evolución diferenciada de las estructuras óseas de especies como el neadertal y el humano moderno. Otras afectan a genes relacionados con el sistema cardiovascular o el sistema nervioso, los cuales se han asociado con enfermedades como el Alzheimer o la esquizofrenia. Aunque se desconocen los factores que han dado lugar a esas diferencias, dado que los patrones epigenéticos están influidos tanto por las propias características genéticas como por las condiciones ambientales. "Pero no podemos saber si se deben a una condición inherente del ser humano moderno o se han desencadenado debido al modo de vida que llevamos", asegura Fernández Fraga. "Además, hay que tener en cuenta que ellos vivían muchos menos años que nosotros".
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¿Por qué nos sienta bien que nos den una palmadita en la espalda?

hombroQue necesitamos recibir caricias y abrazos para sobrevivir es más que evidente durante los primeros años de vida. Pero la importancia del contacto físico no disminuye cuando crecemos, sino todo lo contrario. Incluso un fugaz roce entre dos personas puede producir cambios inmediatos en el comportamiento humano. Por ejemplo, los estudiantes que reciben un palmadita en el brazo por parte de un profesor se muestran hasta dos veces más dispuestos a salir voluntarios a la pizarra que el resto de sus compañeros de clase.

Un roce amable en la consulta del médico hace que los pacientes tengan la impresión de que la visita ha durado el doble que si no se produce contacto físico. Si antes de dar un discurso o hacer una presentación en público nuestra madre nos da un fuerte abrazo los niveles de cortisol, la hormona del estrés, caen. Y un estudio de la Universidad de Berkeley (EE UU) publicado recientemente en la revista especializada Emotion apuntaba a que, en el ámbito del deporte, los equipos con mejores resultados son aquellos en que los jugadores no escatiman en abrazos y chocan más "esos cinco". Los investigadores sugieren que este fenómeno podría deberse a que el contacto físico libera oxitocina, que aumenta la sensación de seguridad y confianza.

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Muy Interesante

¿Por qué se cristaliza la miel?


Miel

La miel se cristaliza entre los 10 y 15º C.


La miel es una solución supersaturada de glucosa y fructosa. Esto es inherentemente inestable y por lo tanto, con el tiempo, tiende a cristalizarse de forma natural.

La glucosa es menos soluble que la fructosa así que se cristaliza primero.

La miel hecha de flores con contenido más alto de glucosa en su néctar, incluidos el diente de león y la colza, se cristaliza más rápido.

La miel comercial es calentada y filtrada para retirar los pequeños cristales y granos de polen que actúan como semillas para el crecimiento de cristales, así que éstas pueden permanecer líquidas por más tiempo.

La temperatura de almacenamiento también es un factor.

La miel se cristaliza más rápidamente a entre 10º C y 15º C.

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BBC Ciencia

¿Por qué sobarnos un golpe ayuda a aliviar el dolor?

Dolor

Mujer sobándose el brazo.

Al parecer la forma como pensamos en el dolor tiene un efecto importante en la forma como realmente sentimos ese dolor.
Cuando después de golpearnos nos sobamos en la espinilla, por ejemplo, estimulamos un grupo distinto de nervios y esto nos permite enfocarnos en algo más que las señales que nos envían los receptores del dolor.
También se cree que puede haber una correlación ilusoria.

Es decir, la mayoría de los golpes sólo duelen agudamente unos segudos. Si gastamos esos segundos sobándonos la zona lesionada, lo más seguro es que pensemos que la sobada fue lo que alivió el dolor.

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BBC Ciencia

22 de abril de 2014

¿Por qué los chistes nos hacen reir?

No todos estamos igual de dotados para los chistes. Muchos, de entrada, se declaran insolventes en este campo, y seguramente tienen razón. Y luego está ese embarazoso silencio que se hace tras contar la presunta gracia: “¿No lo pilláis?”, preguntamos incrédulos. Solo nos carcajeamos, nerviosamente, nosotros. ¿Qué hace que un chiste sea bueno o que algunas personas cuenten chistes mejor que otras?

Desde sus inicios, la psicología moderna ha estudiado los mecanismo de ese pequeño relato humorístico, probablemente tan antiguo como la humanidad: Paul McDonald, de la Universidad de Wolverhampton, asegura que el primero es este proverbio sumerio del año 1.900 antes de Cristo: "Algo que nunca ha ocurrido desde tiempos inmemoriales: una joven mujer tirándose un pedo sobre las rodillas de su esposo". Sigmund Freud ya abordó profundamente el tema y, en los años sesenta, el experto Edward de Bono creía que la risa se producía porque nuestro cerebro, siempre buscando patrones para ordenar la información, encuentra de repente una conexión inesperada.

¿Es, pues, la sorpresa el secreto de un buen chiste? Hasta cierto punto… Una investigación que acaba de publicar el psicólogo cognitivo Sascha Topolinski, de la Universidad de Wurzburgo (Alemania), aparentemente demuestra que a veces es más importante aún la fluidez con que los narras. En sus experimentos, presentó a los sujetos palabras importantes del golpe final, del remate chistoso, minutos antes de contarlo, y muchos voluntarios lo puntuaron más alto en la escala de “gracioso”. Cuando se anticipaban palabras del principio, no tenía efecto. La conclusión que saca Topolinski es que contrariamente a lo que dice el sentido común, hacer un “spoiler” a veces aumenta la eficacia del gag, porque los oyentes lo entienden mejor. Como todos sabemos, Eugenio, Chiquito de la Calzada, ese cuñado tronchante y otros artistas del humor se ganan a la audiencia por su manera de contar el chiste, aunque nos sepamos el final de antemano o lo hayamos oído mil veces.

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Muy Interesante

Emma Castelnuovo: La centenaria que revolucionó la enseñanaza de la matemática


El edificio situado en el número 14 de Lungotevere Sanzio, en el corazón del barrio romano de Trastevere, alberga una escuela infantil israelí. Un coche de policía estacionado frente a la puerta custodia este lugar que hace 70 años, durante el fascismo, se convirtió en uno de los centros de la resistencia judía. La prestigiosa matemática y divulgadora Emma Castelnuovo (Roma, 1913), que recientemente ha cumplido 100 años, fue una de las profesoras que entre 1939 y 1943 impartió clases a los estudiantes que habían sido excluidos de la escuela pública en virtud de las leyes raciales que Mussolini impuso para que «la raza impura no contaminara a la raza aria».

Unas normas discriminatorias que ella sufrió en primera persona. En 1938, dos años después de licenciarse en la Universidad de Roma, fue desposeída de la plaza de profesora de secundaria que acababa de conseguir. De modo que inició su carrera enseñando en las escuelas creadas específicamente para niños judíos y, en 1944, tras la invasión alemana, impartiendo clases clandestinas.

 

Emma Castelnuovo (d) con la también profesora de matemáticas Lina Mancini (I), en 1972 
Entre sus maestros figuran dos prestigiosos matemáticos: su tío, Federico Enriques, y su padre, Guido Castelnuovo, fundador de la Escuela Italiana de Geometría y organizador de la universidad clandestina, que permitió a los judíos proseguir con sus estudios durante los años en que tuvieron vetado el acceso a la universidad. 

Con la liberación de Italia, en 1945, Emma recuperó su plaza de profesora y se dedicó de lleno a la enseñanza de las matemáticas, que pronto revolucionó con sus innovadores métodos. «Ella piensa que las matemáticas pueden ser un lenguaje para todo y enseguida se dio cuenta de que los libros de texto no eran adecuados. Eran demasiado abstractos. Siempre subrayó la necesidad de que el proceso de aprendizaje fuera de lo concreto a lo abstracto. A los alumnos había que presentarles primero los hechos y, después, las teorías que los explican, favoreciendo una aproximación experimental a las matemática», resume Nicoletta Lanciano, profesora de la Universidad La Sapienza de Roma, discípula y amiga de Castelnuovo. Ella fue la que le enseñó a enseñar, pues cuando era una veinteañera pasó tres años como oyente en sus clases. 

De su tío Enriques había aprendido la importancia de «saber ver» pero para Emma también era muy importante usar las manos: «Tenía un armario lleno de objetos absurdos que usaba en sus clases, como un biberón para mostrar un cilindro. Era una época pobre y todo se aprovechaba. Sus alumnos siempre miraban lo que tenía en las manos. También había momentos de gran silencio y concentración. Recuerdo que muchos alumnos le daban las gracias cuando se marchaban».

Arquímedes y Galileo

Matemáticas en la realidad, Emmatematica...Sobre la mesa de su piso romano, cercano a Piazza Sempione, Lanciano ha colocado algunas de las obras emblemáticas en las que Castelnuovo plasmó la metodología que empleaba con sus alumnos de entre 11 y 14 años, pues por su propio deseo siempre dio clase a los estudiantes de esa franja de edad. 

Décadas después de su publicación, manuales como Geometría Intuitiva (1941) siguen resultando rompedores: «Fue una obra revolucionaria que ponía el énfasis en la necesidad de mirar al mundo, de mirar los objetos. Son las raíces de Arquímedes, que considera su maestro junto con Galileo, del que admira su método, la manera de estudiar las cosas, de formular preguntas sin miedo a la respuesta». Otra de sus virtudes, señala, «es su capacidad para simplicar y extraer lo esencial de textos complejos de autores clásicos, que incorporaba en sus clases».

En los años 70 y 80 la matemática italiana participó en un programa para formar profesores de Níger, adonde viajó en tres ocasiones. «Le preocupaban muchísimo las desigualdades sociales y el medio ambiente, en una época en la que empezaba a despertarse el interés por estos asuntos», 
recuerda Lanciano. «Y en los ejemplos y ejercicios que ponía en clase utilizaba datos que propiciaran que sus alumnos aprendieran y reflexionaran sobre esos temas». 



Emma Castelnuovo, rodeada de alumnos de matemáticas durante uno de sus viajes a Níger.

Muy activa hasta los 98 años

Aunque se jubiló en 1979 se mantuvo muy activa hasta los 98 años. Días antes de cumplir los cien, se rompió una pierna durante una caída, lo que obligó a intervenirla quirúrgicamente con anestesia general. Hace semanas que no recibe visitas de amigos. Su delicado estado de salud le está impidiendo disfrutar de los homenajes y galardones que está recibiendo como reconocimiento a su larga carrera. La Comisión Internacional de Instrucción Matemática (ICMI), por ejemplo, acaba de crear un premio con su nombre.



La matemática, durante un viaje a Francia en los años 70.

Su frágil estado nos impide conversar con ella cuando visitamos su casa, situada en Via di SantAngela Merici, en la que conserva aún todos los cuadernos con las notas de sus alumnos. 

"Emma es seria y esencial. Ha sido una maestra exigente que siempre ha mantenido un contacto estrecho con sus alumnos, se interesaba mucho por todos los aspectos de su vida", afirma Lanciano.

Una foto de sus padres ocupa un lugar destacado en el salón, decorado con cuadros pintados por una de sus sobrinas. Los papeles y libros se apilan sobre su escritorio, con vistas a una fabulosa terraza que cobra todo su esplendor en un día tan soleado. Las plantas que tanto le gustan están por toda la casa.

Castelnuovo fomentó siempre que sus estudiantes pensaran por sí mismos y fueran creativos, una tarea que según su amiga y discípula, consiguió con creces. Algunos de ellos, entre los que se encuentra Lanciano, mantienen vivo su legado y espíritu con numerosas iniciativas que desarrollan a través de la denominada Officina Matematica. Entre ellas, destaca el curso quincenal para aprender a enseñar que cada año imparten a profesores en la Casa Laboratorio di Cenci, en la casa de campo del profesor Franco Lorenzone en Umbría, en el centro de Italia.

También participan en iniciativas que no están sólo ligadas a las matemáticas. Por ejemplo, Lanciano destaca la celebración del próximo Encuentro Internacional de Educadores Freinet, que se celebrará entre el 21 y el 30 de julio en Reggio Emilia, y que este año llevará el título Sguardi che cambiano il mondo. Abitare insieme le città delle bambine e dei bambini.

Constituyen una generación de maestros empeñados en seguir los pasos de Emma Castelnuovo, en continuar transmitiendo la bellezza della matematica. De eso se trataba

Fuente:

El Mundo Ciencia
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