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16 de agosto de 2018

¿Cómo se sabe de qué flores han sacado la miel las abejas?


Fernando de Miguel, presidente de la Asociación Malagueña de Apicultores (España), cuenta que: “Las abejas, al posarse en la flor para recoger el néctar, se impregnan también de polen, y ambos quedan mezclados después en la futura miel. Luego, en el laboratorio se cuentan la proporción de granos de polen de cada flor en la muestra”. Y así se sabe si es miel de espliego, de romero, de azahar...

Fuente: QUO

23 de abril de 2014

¿Por qué se cristaliza la miel?


Miel

La miel se cristaliza entre los 10 y 15º C.


La miel es una solución supersaturada de glucosa y fructosa. Esto es inherentemente inestable y por lo tanto, con el tiempo, tiende a cristalizarse de forma natural.

La glucosa es menos soluble que la fructosa así que se cristaliza primero.

La miel hecha de flores con contenido más alto de glucosa en su néctar, incluidos el diente de león y la colza, se cristaliza más rápido.

La miel comercial es calentada y filtrada para retirar los pequeños cristales y granos de polen que actúan como semillas para el crecimiento de cristales, así que éstas pueden permanecer líquidas por más tiempo.

La temperatura de almacenamiento también es un factor.

La miel se cristaliza más rápidamente a entre 10º C y 15º C.

Fuente:

BBC Ciencia

12 de marzo de 2012

Las abejas de la miel también tienen personalidad

Abejas en la colmena. | 'Science'

Abejas en la colmena. | 'Science'

Un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores sugiere que las emociones no se limitan a los seres humanos y otros vertebrados. Algunas abejas son, también, más propensas que otras a buscar aventuras. Los cerebros de estas abejas, que se sienten atraídas por la novedad, presentan distintos patrones de actividad genética en las vías moleculares asociadas con la búsqueda de emociones, en los seres humanos.

Los resultados, publicados en 'Science', ofrecen una nueva visión de la vida interior de las colmenas, que en el pasado ha sido descrita como una colonia de trabajadores, altamente regimentada, en el que cada abeja tiene un papel específico (enfermera, o recolectora, por ejemplo) para servir a su reina.

Ahora, parece que las abejas individuales, en realidad, difieren en su deseo o voluntad de realizar determinadas tareas, según afirma el profesor de Entomología y director del Instituto de Biología Genómica, Gene Robinson, quien dirigió el estudio. Según el experto, estas diferencias pueden deberse, en parte, a la variabilidad en las personalidades de las abejas.

Abejas intrépidas o abejas juiciosas

Robinson y sus colaboradores estudiaron dos comportamientos de búsqueda de novedad en las abejas melíferas: la exploración de sitios de anidación y la búsqueda de comida. Cuando una colonia de abejas deja atrás sus viviendas, la colmena se divide y el enjambre debe encontrar un nuevo hogar. En este momento de crisis, algunas abejas intrépidas -menos del 5% del enjambre- se dedican a la caza de una colmena. Estas abejas, llamadas exploradoras de nidos, son, en promedio, 3.4 veces más propensas a convertirse, también, en exploradoras de alimentos.

Los investigadores querían determinar la base molecular de estas diferencias en el comportamiento de las abejas melíferas, y para ello utilizaron análisis de microarrays para buscar diferencias en la actividad de miles de genes en los cerebros de las abejas exploradoras. "Esperábamos encontrar algunas, pero la magnitud de las diferencias fue sorprendente, teniendo en cuenta que tanto las exploradoras, como las no exploradoras, son también recolectores", apunta Robinson.

Entre los muchos genes expresados diferencialmente se encontraron las catecolaminas, el glutamato, y la señalización del ácido gamma-aminobutírico (GABA) -los investigadores se centraron en ellos porque están involucrados en la regulación de búsqueda de la novedad, y la respuesta a la recompensa, en los vertebrados.

Para comprobar si los cambios de señalización en el cerebro causan la búsqueda de novedad, los investigadores sometieron a los grupos de abejas a tratamientos para aumentar o inhibir estas sustancias químicas en el cerebro. Dos tratamientos (con glutamato y octopamina), aumentaron el deseo de exploración en abejas que no habían explorado antes. Por otro lado, el bloqueo de la señalización de la dopamina disminuyó el comportamiento de exploración.

Los resultados también sugieren que los insectos, los seres humanos, y otros animales, hacen uso del mismo sistema genético en la evolución del comportamiento -los genes que codifican ciertas vías moleculares, pueden desempeñar un papel en los mismos tipos de comportamientos, pero cada especie se adapta, posteriormente, de una manera distintiva.

Fuente:

El Mundo Ciencia

25 de abril de 2011

Descubren el ingrediente en la jalea real que convierte a una abeja en reina

Una abeja liba de las flores de un pimentero en Ciudad del Cabo. | Efe

Una abeja liba de las flores de un pimentero en Ciudad del Cabo. | Efe

  • La proteína 57-kDa determina que abeja hembra acabe siendo la reina, la única fértil

Una de las proteínas que contiene la jalea real (la 57-kDa) es el ingrediente activo que provoca que una larva de abeja se convierta en reina, según un estudio publicado en el último número de la revista Nature.

Una larva de abeja hembra (Apis mellifera) puede convertirse tanto en una obrera estéril como en una reina, una abeja fértil, con un cuerpo más largo que las obreras, una evolución más rápida y una vida mucho más larga.

La reina, la única hembra fértil de una colmena, pone huevos fecundados que dan origen a abejas obreras, así como huevos no fecundados, de los cuales salen las abejas macho, los zánganos.

El nutriente en la jalea real que da lugar a la diferenciación entre las abejas obreras y la reina es la proteína 57-kDa, que estaba ya identificada.

Los científicos sabían ya que el dimorfismo de las abejas hembra se basa en el consumo de jalea real, nutriente segregado por las obreras, y que no depende de diferencias genéticas, pero el ingrediente activo y el mecanismo que guía el desarrollo de las abejas reina no se conocía hasta ahora en profundidad.

El grupo dirigido por el científico de la universidad de Toyama (Japón) Masaki Kamakura constató, mediante experimentos con moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), cómo la proteína 57-kDa activa la quinasa p70 S6 incrementa la actividad de la quinasa MAP.

Los investigadores creen que la quinasa p70 S6 es responsable del aumento del tamaño del cuerpo de la abeja reina, mientras que la quinasa MAP causa la aceleración en su desarrollo.

Estos procesos, mediados por el Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés), produjeron en las moscas de la fruta fenotipos similares a los de las abejas reina.

Fuente:

El Mundo Ciencia

23 de septiembre de 2010

¿Por qué la miel mata a las bacterias?

Desde hace mucho se sabe que la miel no gusta a las bacterias. Baste comprobar que ésta parece una materia incorruptible, se puede conservar comestible durante décadas y décadas. La medicina popular también ha empleado desde tiempos inmemoriales la miel como desinfectante, en pequeñas heridas, o como tratamiento contra el acné, al matar bacterias residentes de la piel que infectan los poros de ésta produciendo la inflamación típica de una espinilla. Se daba por supuesto que la elevada concentración de azúcares de la miel era la responsable de la muerte de las bacterias. Supuestamente esta concentración supone una concentración osmótica tan elevada que producía la ruptura de la pared bacteria. Pero parece ser que hay algo más.

Una reciente publicación en la revista FASEB Journal muestra que la miel posee ingredientes bactericidas. El equipo de A. J. Zaat describe en un artículo que la miel acumula cerca de 6 mM de agua oxigenada y 0.25 mM de metilglioxal, sustancias que poseen toxicidad sobre las bacterias. Además se ha identificado en la miel un nuevo péptido, llamado defensina-1, con propiedades antimicrobianas.

En este estudio se ha analizado el efecto bactericida de la miel frente a bacterias que causan problemas en hospitales y en la comunidad por su resistencia a antibióticos, como por ejemplo Staphylococcus aureus resistente a meticilina, Escherichia coli resistente a beta-lactámicos, Pseudomonas aeruginosa resistente a ciprofloxacina o Enterococcus faecium resistente a vancomicina. Se ha visto que la máxima eficacia se alcanza con soluciones del 40% (volumen/volumen) de miel, aunque en algunos casos entre un 10-20% era suficiente para alcanzar los efectos deseados.

Una noticia que alegrará a nuestros apicultores alcarreños.

Fuente: Kwakman y col. (2010) How honey kills bacteria. FASEB J. 24:2576-2582.

Tomado de:

La Ciencia y sus Demonios

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