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4 de diciembre de 2011

Ancash: Autoridad Nacional del Agua hará estudio de laguna Parón


Alcalde de Caraz dialoga con PCM para dar protección al recurso hídrico

Viernes 2 de Diciembre del 2011

La disputa por el uso de la laguna Parón, en Caraz, continúa. Representantes de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) explicaron que realizarán un estudio técnico de riesgo de la mencionada laguna para evaluar sus condiciones.

Con este informe se determinará si Parón corre el riesgo de desaparecer con el uso de las aguas por parte de la hidroeléctrica Duke Energy o si se le concede a la empresa nuevamente la explotación.

Según las denuncias de los comuneros y las autoridades de Caraz, el problema se origina porque, conforme con el estudio de impacto ambiental, Duke Energy solo debió utilizar cuatro metros cúbicos por segundo, pero utilizó hasta el triple.

Diálogos con el Ejecutivo

Continuaron las conversaciones de las autoridades de Caraz y los miembros del Poder Ejecutivo para impedir que se retomen las actividades en esta zona.

El martes pasado, el alcalde de este distrito, Fidel Butrón, y un grupo de regidores iniciaron el diálogo con el primer ministro Salomón Lerner para pedir que el Estado aplique políticas de protección al recurso hídrico.

“Si bien Parón es Patrimonio de la Nación, no hay garantías de que alguna empresa vuelva a usar las aguas. El Gobierno debe asegurarnos que esto no pasará, porque la comunidad no se quedará callada”, advirtió.

El burgomaestre refirió que esperan que el Poder Ejecutivo designe un comité de gestión que se encargue de la administración de la laguna Parón.

Se informó que la segunda reunión sobre este problema se realizará el martes próximo en la Presidencia del Consejo de Ministros, en Lima.

Reforma en espera

El primer ministro Salomón Lerner señaló que la Autoridad Nacional del Agua será reestructurada y transferida a la PCM.

Problema sin solución desde hace tres años

El 29 de junio del 2008, unos cuatro mil comuneros llegaron a la laguna y tomaron posesión de Parón, que era administrada por Duke Energy. Desde entonces no permitieron que Duke Energy volviera a usar las aguas y tomaron el control de la compuerta. El alcalde Butrón contó que después de dos años de diálogo se promulgó el Decreto Supremo Nº 002-2010-MINAM que declara la laguna Parón Patrimonio de la Nación.

Al mismo tiempo, la Autoridad Autónoma de la Cuenca Hidrográfica del Santa declara nula la licencia de uso de aguas a Duke Energy.

Pero cuando pensaron que el problema había terminado, el Tribunal Constitucional admitió la acción de amparo a favor de la hidroeléctrica y ordenó a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) decidir finalmente si le concede la licencia de uso de agua.

Según la Municipalidad de Caraz, que está en contra de la actividad hidroeléctrica, hasta 1990 la profundidad de la laguna era de 70 metros y hoy apenas llega a los 50. Aún se espera el estudio técnico del ANA.


Fuente:Enlace

El Comercio

2 de diciembre de 2011

El oro de su anillo y la salud pública

Viendo y escuchando a la distancia el levantamiento comunitario en la mina de oro de Yanacocha en Cajamarca, me nació la curiosidad de leer acerca del modo en que funcionan las minas de oro y su impacto sobre la salud pública en el área geográfica en que operan. La verdad es que he aprendido muchas cosas, y este post tiene como objetivo compartir algunos de esos conceptos con ustedes.

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Foto: Anillo de oro.

Quiero aclarar que cuando digo que “veo y escucho a la distancia” es porque yo vivo en Washington DC, y para fines prácticos, estoy convencido de que aquellos que viven en Lima o en cualquier otro lugar del Perú que no sea cercano a las minas de Yanacocha, también están “viendo y escuchando” de esas manifestaciones a la distancia.

En la época de los Incas, el oro se encontraba en lugares en que los que el preciado mineral estaba en enormes filones superficiales, prácticamente a la vista de los que lo buscaban, o se encontraba en forma de enormes pepitas a orillas de los ríos.

Don Raúl Porras Barrenechea escribe en su ensayo “Oro y Leyenda del Perú”: “el cronista oficial Pedro Sancho habla, en 1534, de las minas de Huayna Cápac en el Collao, que entran cuarenta brazas en la tierra, las que estaban custodiadas por guardas del Inca”.

En otro pasaje relata que “América precolombina desconoció el hierro, pero tuvo el oro... En toda América hubo, en la época lítica y premetalúrgica, oro nativo o puro que no necesitaba fundirse ni beneficiarse con azogue, en polvo o en pepitas o granos que se recogían en los lavaderos de los ríos o en las acequias; pero se desconoció, por lo general, el arte de beneficiar las minas. "La mayor cantidad que se saca de oro en toda la América –dice el Padre Cobo– es de lavaderos".

Pero esa maravilla natural se acabó hace mucho tiempo, los colonizadores españoles arrasaron con todas esas minas “a flor de piel” y explotaron además decenas de minas de oro, contaminando comunidades enteras con el mercurio (azogue) que se usaba sin ningún control.

En la actualidad, el oro se encuentra como un polvillo invisible, escondido y mezclado con muchos otros minerales en la tierra.

Para extraer ese polvillo invisible de oro en cantidades suficientes para que usted se pueda comprar un anillo o una cadenita de oro, se necesita excavar, remover y procesar toneladas y toneladas de tierra y minerales y usar miles y miles de galones de agua del subsuelo.

Se calcula que para obtener el oro necesario para hacer un aro de matrimonio, se tienen que procesar 2,8 toneladas (2.800 kilos) de tierra y minerales…

El problema que tienen los mineros es entonces cómo hacer para obtener y procesar toda esa tierra y minerales en la que se encuentra el oro.

Existen dos métodos:

1. Hacer enormes y profundos túneles debajo de la tierra (socavones) y sacar la tierra en trencitos (o como se hacía antes, a lomo humano con esclavos o indígenas)

2. Colocar poderosos explosivos en la profundidad y provocar gigantescas explosiones para ablandar y exponer la tierra y los minerales y luego fabricar un sistema de carreteras que lleve esa tierra desde el fondo de esos enormes huecos a la superficie, a las plantas procesadoras. (fotos)

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El primer método es muy caro, peligroso y casi no se usa. El segundo es el preferido en la minería moderna.

Una vez extraída de la profundidad, esa tierra es químicamente procesada para extraer el oro que contiene, y es aquí en donde empieza el problema con la salud pública… no hay mejor sustancia química para extraer el oro de esa tierra que el cianuro, uno de los venenos más potentes que existen en la naturaleza.

Sin llegar a los detalles técnicos, el proceso de obtención del oro implica mezclar esas toneladas de tierra que se obtuvieron de las explosiones con agua y cianuro (¿se imaginan las enormes cantidades de barro venenoso que se producen?). En este proceso, el cianuro se pega al polvillo de oro, por lo que luego hay que separarlos usando otros materiales químicos.

Gracias a esos otros químicos, el oro puro es separado del cianuro y es luego purificado en otros pasos. El producto final son esos famosos lingotes de oro puro que a veces vemos en la televisión.

El problema es que este tipo de procedimiento de extracción del oro es muy pero muy poco eficiente. Hay necesidad de procesar toneladas y toneladas de tierra para poder sacar un poco de oro.

Dependiendo de la fuente, y me he dado cuenta que en este asunto de la minería del oro las opiniones son muy encontradas y las pasiones muy fuertes, no se a quién creerle en el cálculo de cuánta tierra hay que procesar para obtener un gramo de oro.

Este sitio (de la industria química del cianuro) dice que hay que procesar una tonelada de tierra para obtener 10 gramos de oro.

Este otro sitio nos dice que para hacer un anillo de matrimonio se necesita procesar 2,8 toneladas, mientras que este otro sitio (auspiciado por un grupo que dice que el oro es “suciamente obtenido”) dice que en la obtención del oro que se necesita para fabricar un anillo, se generan 20 toneladas de materiales de desperdicio.

Creo que los números van por ahí porque todos hablan de toneladas, tanto de tierra por procesar como de desperdicios contaminados, y esto nos lleva nuevamente al asunto de la salud pública.

¿Qué hacen las minas con todas esas toneladas de barro mezclado con cianuro y otros químicos? ¿Cómo la procesan? ¿Cuánto tiempo duran en el medio ambiente esos residuos? ¿Hay peligro de que esos químicos almacenados en grandes lagunas se filtren al subsuelo y contaminen las fuentes de agua? ¿Pueden producirse evaporaciones de materiales tóxicos al aire cercano?, ¿Pueden esos vapores tóxicos viajar a lugares más lejanos? ¿Qué cambios ambientales se producen al hacer esas enormes excavaciones y cómo se afecta la salud de humanos, plantas y animales?

Obviamente los Estudios de Impacto Ambiental hechos por la industria de la minería ponen siempre las cosas de color de rosa, pero la experiencia indica que en cada mina se han producido siempre accidentes que han ocasionado severos daños al medio ambiente y que han amenazado la salud de los pobladores de lugares aledaños. En 1998 se produjo un derrame de aguas con cianuro en una mina de propiedad canadiense en Kyrgystan y miles de personas río abajo tuvieron que ser evacuadas. Para una lista más amplia de accidentes por contaminación visite este sitio.

Se sabe por ejemplo que la industria minera canadiense genera un millón de toneladas de rocas de desperdicio y 950.000 toneladas de barro por día, lo cual produce 650 millones de toneladas de residuos por año, calculándose que esa es la principal causa de polución del medio ambiente por metales en la Columbia Británica.

Al respecto, se han documentado cuatro tipos de problemas en el agua por la minería: drenaje de ácidos, contaminación por metales pesados (plomo, cadmio, arsénico, cobalto, cobre y zinc entre otros), polución por los químicos agregados para separar el oro y erosión y sedimentación de partículas.

Lamentablemente no hemos encontrado documentación específica sobre enfermedades causadas por la contaminación del medio ambiente en los pobladores cercanos a las minas. Quizás esto sea porque casi no existen poblados cercanos a las minas. Las minas están ubicadas en lugares inhóspitos, muy poco poblados. Obviamente, las comunidades tienen muchos casos anecdóticos de enfermedades entre sus pobladores, casos que lamentablemente no han sido sistemáticamente estudiados. Interesantemente, los principales problemas de salud se presentan entre los trabajadores de las minas, que tienen menor expectativa de vida y altos índices de infección por el virus VIH.

El segundo gran problema con la minería del oro: el consumo de agua

Y así como dijimos que la extracción del oro es muy ineficiente y que se necesitan procesar toneladas y toneladas de tierra para obtener un poco de oro, hay otro enorme problema de salud pública con este método de minería: la gigantesca cantidad de agua que se necesita para mezclar las toneladas de tierra con el cianuro. Al respecto, se ha dicho que el agua es la principal víctima de la minería, y eso porque el agua de la mina debe obtenerse del subsuelo, y se ha documentado que esa enorme extracción de agua puede mermar la disponibilidad del líquido elemento en zonas aledañas.

Ciertas minas en el noreste del estado de Nevada, por ejemplo, bombearon 580 mil millones de galones de agua del subsuelo entre 1986 y el 2001. Esa cantidad de agua es suficiente para alimentar a toda la ciudad de Nueva York durante un año.

Se calcula que la minería del oro en el estado de Nevada usa más agua que toda la gente del estado y que el agua del subsuelo ha disminuido en más de 300 metros. Una de esas minas consume 100 millones de galones de agua por día, lo cual es más agua de la que consume diariamente la ciudad de Austin en el estado de Texas.

Este problema con el agua origina entonces preguntas con respecto al agua de las zonas aledañas a las minas de Yanacocha en Cajamarca. ¿Se afectarán las cabeceras de agua? ¿Se podrá contaminar el agua de los pueblos río abajo? ¿Disminuirá el agua en los pueblos río abajo?

En resumen, la minería del oro es una de las actividades humanas más destructoras del medio ambiente, especialmente sobre las fuentes de agua, pero se sigue haciendo porque genera una enorme cantidad de riqueza, tanto para los dueños de las minas como para las regiones geográficas que lo permiten.

La extracción del oro permite además que los seres humanos luzcan orgullosamente sus joyas de oro (80% del oro del mundo se usa en joyería) y que los gobiernos mantengan el valor de sus reservas económicas (Hugo Chávez acaba de movilizar sus reservas de oro…).

Así es que la próxima vez que mire su anillo de oro, piense que se necesitaron procesar casi 3 toneladas de tierra y miles de galones de agua para satisfacer su vanidad.

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Y si usted tiene la curiosidad de explorar un ejemplo de la relación entre política y minería en el Perú, le recomiendo estos videos. Son del programa Frontline, uno de los programas mas serios de la Televisión Pública de Estados Unidos (PBS). Fueron emitidos http://www.blogger.com/img/blank.gifen octubre del año 2005.









Fuente:

Bogs de El Comercio (Perú)

"Cuando las estrellas se detengan"

Don Marcial Lafuente y sus altísimos vaqueros

Aquellos libritos valían, si la memoria no me falla, 5 o 6 pesetas, pero era mucho más económico cambiarlos que comprarlos. La fórmula era la siguiente: por la primera novelita se pagaba un duro, que mi padre me daba sin renegar, porque en mi casa no se regateaba el dinero para lectura, aunque había poco —había poco dinero en mi casa y en el país, allá por 1972 o 1973, antes de la democracia, la movida, el boom del ladrillo y la vida a crédito—. Lo de novelita era literal, cabían en el bolsillo del pantalón, solían extenderse por unas 100 o 150 páginas, estaban escritas en un papel ceniciento, sobadísimo de tanto cambiar de manos. Las había de tres tipos. Románticas, del oeste y de ciencia ficción. A mis trece años, las novelas románticas me traían sin cuidado. Las del oeste, que firmaba el entrañable don Marcial Lafuente Estefanía, me aburrieron pronto. Decía Borges que todas las historias de la literatura universal eran más o menos iguales —alguien nace, alguien muere, un forastero llega al pueblo—. En las novelas de Estefanía, siempre llegaba un forastero —altísimo— al pueblo, acribillaba a los malos y se casaba con la chica, que iba alternando entre ser la maestra, la hija del ranchero arruinado, o la puta arrepentida en sus obras más arrebatadas.

Pero las novelas de ciencia ficción eran otra cosa. Aún no consigo explicarme el extraño mecanismo que hizo posible que aquellas obras, casi todas procedentes de los pulp magazines norteamericanos, se tradujeran al castellano y acabaran en aquella colección de tapas negras, con dibujos brillantes y futuristas de cohetes espaciales, planetas con anillos y monstruos alienígenas. Cada sábado compraba (no, canjeaba, ya lo he dicho, pagando 2 o 3 pesetas y dando la novela anterior) una nueva, que normalmente me había acabado el domingo por la tarde o como muy tarde el lunes. Algunas veces me daba tiempo a leerla dos veces antes de ir al quiosco.

Una de las pocas que no cambié, invirtiendo en ella cinco pesetas que me rentaron durante años se llamaba Cuando se detengan las estrellas. He perdido la cuenta de cuantas veces la leí, pero apenas recuerdo ya el argumento, cuarenta años no pasan en balde. Era más o menos así —o así lo estoy reinventando mientras escribo—: el prota moría en la primera página, pero era una muerte de mentirijillas. En la segunda página despertaba fenomenal de salud en un sitio extraño, un mundo confinado en cuyo cielo se movían, velocísimas, las estrellas.

Cuando se detengan las estrellas.

Aquella idea de las estrellas móviles no podía ser más intrigante. ¿Qué podía hacer que las estrellas, fijas desde la Tierra, se desplazaran a toda velocidad en el cielo? A lo largo de la historia, se repetía una y otra vez un oráculo: la vida será menos dura y más tolerable —el mundo al que había despertado nuestro héroe era un lugar asfixiante y autoritario— cuando las estrellas se detengan.

Y al final se detenían y se revelaba el misterio, el mundo de la novela no era sino una gigantesca nave espacial que viajaba a velocidades siderales hacia un planeta virgen, donde empezar de nuevo. No eran las estrellas las que se movían, sino la nave. El efecto era, supuestamente, parecido al de un AVE que pasa a toda velocidad por delante de una hilera de farolas. El observador en la ventanilla cree ver luces corriendo contra su ventana y si el ferrocarril se moviera lo bastante suavemente y el viajero acabara de despertar, amnésico, en el vagón, no tendría manera de saber que es él quien se mueve, en realidad, a bordo de un tren bala.

Si lo pensamos mejor, no obstante, la idea hace agua. ¿Por qué? Porque la nave no podía viajar más deprisa que la luz y las estrellas están muy separadas entre sí. En nuestra metáfora ferroviaria, necesitaríamos cuatro años para llegar desde la primera farola (por ejemplo la Tierra) hasta la farola más cercana (Alpha de Centauri). Así que la luz de ésta nos parecería siempre fija, como fijas nos parecen las estrellas.

Hay una noción que siempre se me ha antojado inquietante. Si todas y cada una de las estrellas de la galaxia excepto el sol se extinguieran de golpe, tardaríamos cuatro años en que nos llegara la primera pista (Alpha de Centauri desaparecería del telescopio) y harían falta 20.000 años para que contempláramos apagarse la Vía Lactea.

Otra forma de decir lo mismo. El universo que contemplamos cada noche ya no existe. El cielo estrellado es una foto fija del pasado, en realidad de muchos pasados superpuestos. La luz que nos llegue esta noche de Sirio, partió de la estrella un año antes de que naciera mi hijo Héctor. La que nos llega del centro de la galaxia empezó su viaje por la época en que el hombre de Cromagnon se extendía por Europa. La fotografía que contemplamos hoy de Andrómeda fue tomada antes de que el Homo Sapiens pisara la Tierra.

Y es que las estrellas se mueven, como quería el autor de la novelita de mi infancia, pero lo hacen relativamente, como pasas en un pastel que se hincha al horno, separándose unas de las otras a medida que la masa se infla. El universo se expande y a medida que lo hace las galaxias —las pasas en el pastel cósmico— se separan entre sí.

Y como pasas en un pastel o lunares en un globo que se hincha, cuanto más distantes están las galaxias más deprisa se separan. La luz, incansable, viaja entre una y otra, agotándose por el camino, corriendo su frecuencia cada vez más al rojo a medida que la distancia a recorrer aumenta.

El tono de la sirena de una ambulancia, o un coche de bomberos suena cada vez más agudo a medida que el coche se aproxima y luego cada vez más bajo a medida que se aleja, un fenómeno que llamamos el efecto Doppler en honor del físico Austriaco del mismo nombre, el primero en caer en la cuenta, allá por 1842. El cambio relativo en frecuencia puede explicarse así. El sonido de la sirena es una onda que se mueve con la ambulancia que lo emite. Cuando la fuente de ondas se mueva hacia el observador —ese héroe de los físicos, armado hasta los dientes con reglas y relojes—, cada una de las sucesivas crestas se emite desde una posición mas cercana (al observador) que la anterior. Por tanto, el tiempo entre la llegada de dos crestas se reduce. Pero el tono de un sonido no es otra cosa que el número de crestas que nuestro oído percibe por segundo, una cantidad que llamamos frecuencia de la onda. A mayor frecuencia, más agudo el tono. Lo contrario ocurre cuando la sirena se aleja. Nuestro oído recibe menos ondas por segundo, la frecuencia baja y con ella el tono del sonido.

Pero la luz también es una onda, o para ser más exactos la descripción de onda le encaja bien en muchas circunstancias (no siempre, como ya veremos un día de estos). Se parece al sonido en el hecho consistir en una sucesión de crestas y valles que se propagan por el espacio. La frecuencia de propagación, eso sí, es mucho más alta. La de las ondas de radio varía, típicamente entre de 10 y 100 MHz (megahercios), o lo que es lo mismo: el oído recibe diez millones de crestas por segundo. El espectro visible está alrededor de los 50 millones de MHz, esto es, el ojo recibe 50 billones de crestas por segundo. También podemos medir la onda en términos de su longitud (que no es sino la inversa de su frecuencia). La longitudes típica de radio se miden en la escala de metros (la longitud de la AM es del orden de 100 metros, la frecuencia modulada unos pocos metros). La longitud de la luz azul es de unos 425 nanómetros (un nanómetro es una millonésima de milímetro), a medio camino entre el tamaño de un virus y el de una bacteria.

Así que la luz que nos llega de una estrella distante también sufre efecto Doppler. A medida que la estrella se aleja, su longitud de onda aumenta. El ojo percibe las longitudes de onda mayores como colores más cálidos, esto es, la luz se va desplazando hacia el rojo. Cuánto más lejos está una estrella más se desplaza al rojo la luz que emite. Y ese desplazamiento al rojo puede medirse en el laboratorio. Lo que observamos en realidad son las líneas de emisión atómica de ciertos elementos, que se van desplazando hacia frecuencias más bajas a medida que observamos la luz de estrellas más distantes.

El efecto Doppler.

De estrellas más distantes. Cuanto más lejos de nosotros está un astro (sea éste un sol como el nuestro o toda una galaxia), más rápido se aleja también. ¿Por qué? Porque el universo está en expansión. Dos lunares en la superficie de un globo que se hincha se alejan uno del otro tanto más velozmente cuanto más separados están.

Y cuanto más lejos la galaxia, más tiempo tarda la luz en llegar, más remota la fotografía. La luz de algunas de las galaxias que observamos ha pasado 7.000 millones de años viajando y nos trae la información de un cosmos en el que se empezaban a formar las estrellas. Y la luz que llega desde el confín del universo ha viajado por casi 14.000 millones de años cuando aún no se habían formado las galaxias. El cielo nocturno es una fotografía de toda la historia del Cosmos, desde la Luna que fue hace un segundo, hasta el jardín de fiera radiación donde jugaban los Dioses niños.

Así que las estrellas nunca se detendrán. El cielo de estrellas fijas que nos maravilla cada noche —o que nos maravillaría, si no viviéramos en ciudades demasiado iluminadas que nos impiden admirarlo— es en realidad un globo que se expande, alejando a cada estrella de su vecina, precipitando lenta, pero inexorablemente cada isla de luz a la soledad. Aunque eso sólo ocurriría si las estrellas vivieran para siempre, pero ni siquiera ellas son inmortales. La mayor parte de las que ahora vemos en el cielo se apagarán, como nuestro propio sol, en unos cuantos miles de millones de años. Pero si no se apagaran jamás el efecto sería el mismo. Cuando la distancia relativa entre las estrellas las haga desplazarse una con respecto a las otras más rápido de lo que pueda viajar la luz, los heroicos observadores que las habitan (impasibles, inmortales, insensibles) las irán viendo desaparecer, una a una, hasta quedarse solos, sin nada que observar.

Fuente:

Jot Down

1 de diciembre de 2011

Ingenio egipcio (o cómo adelantarse a Pitágoras atando 12 nudos)

triangulo pitagorico from angel on Vimeo.



¡Imagínate la lata! Tienes todos los lindes bien marcaditos con unos palitos o unas piedras, para lo cual tuviste que dibujar ángulos rectos con los que delimitar las fértiles propiedades ribereñas del Nilo. Y en estas que va el río (con su exactitud anual) y provoca una crecida que manda al Mediterráneo todas tus sesudas medidas, con sus estacas y sus piedrecillas. Además el faraón anda azuzándote para que crees estructuras geométicas perfectas como las pirámides. Estás en el año 2.000 a.C. y por lo tanto a Pitágoras le falta casi milenio y medio por nacer y regalarnos su archiconocido teorema. Lo único que tienes para rehacer tus cálculos es una larga cuerda. ¿Qué haces?



Cuerda de 12 nudos estirada

Pues no pasa nada, tomas una medida estándar “n” y haces un nudo en la cuerda cuando llegas a ella. Luego repites la operación atando otro nudo cada vez que recorres la distancia “n” elegida. Cuando llegas al nudo número 12 atas los extremos de la cuerda y cortas lo que sobra. Tras eso la cosa es sencillísima. Fijas un nudo al suelo, haces que alguien cuente tres nudos a partir de tu posición y estire la cuerda hasta que quede tensa, y mandas a un tercero que coja la cuerda restante y tire de ella hasta que quede perfectamente tensa por ambos lados a una distancia de cuatro nudos de ti y cinco de tu primer ayudante.

El resultado, como veis en la imagen lateral, es un triángulo rectángulo en el que la hipotenusa mide 5 nudos y cada uno de los catetos 3 y 4 nudos respectivamente (se cumple el famoso teorema porque 5^2 = 4^2 + 3^2).

Así que si te pones a pensar, con la cuerda en la mano y a río pasado deducir el teorema no parecía demasiado complicado, sin restarle méritos al viejo Pitágoras por supuesto. (Por cierto, los chinos tampoco eran mancos).

El vídeo lo encontré en galería de Ángel en Vimeo.

Tomado de:

Amazings

Por qué el Curiosity no encontrará vida


Cráter Gale, destino de Curiosity


Cualquier persona mínimamente interesada en la ciencia sabe que el pasado sábado despegó rumbo a Marte el rover Curiosity como parte de la misión Mars Science Laboratory (MSL) de la NASA. Algunos medios (ejemplos, aquí y aquí) y, en buena medida, el imaginario popular, afirman que el objetivo de MSL es encontrar “vida” o “rastros de vida”. Pero esto no es así. Por ello vamos a presentar muy sucintamente no sólo cuales son los objetivos científicos de MSL sino también el contexto en el que se han fijado estos objetivos. De esta forma sabremos qué resultados esperar de MSL y no nos llevaremos decepciones innecesarias.

Objetivos científicos de MSL

En general, la MSL estudiará si el cráter Gale presenta signos de ambientes habitables actualmente o en el pasado. Este estudio será parte de un examen más amplio de los procesos pasados y actuales en la atmósfera y superficie marcianas. Para llevarlo a cabo se realizarán mediciones instrumentales soportadas por la capacidad de recoger muestras, suministrar energía y comunicaciones y la movilidad del rover Curiosity. Es decir, no buscará “vida”, sino las condiciones que, según las hipótesis consideradas, serían favorables para la vida.

Esta misión general se articula en cuatro objetivos científicos para MSL (entre comillas nuestra traducción de los objetivos oficiales marcados por la NASA):

a) “Evaluar el potencial biológico de al menos una ambiente objetivo mediante la determinación de la naturaleza y el inventario de compuestos de carbono, buscando específicamente los relacionados con la vida (según la hipótesis terráquea de que la vida se basa en carbono) e identificando las características que podrían registrar las acciones de los procesos biológicamente relevantes”. Es decir, se va a detectar y cuantificar cualquier molécula orgánica, sobre todo las complejas y las que podrían ser consecuencia de procesos metabólicos, como el metano.

b) “Caracterizar la geología del terreno del rover en todas las escalas espaciales apropiadas investigando la composición mineralógica, química e isotópica de la superficie y cercana a la superficie e interpretar los procesos que han formado las rocas y los suelos”. Esto es, análisis químico inorgánico exhaustivo.

c) “Investigar los procesos planetarios de relevancia para la habitabilidad pasada (incluyendo el papel del agua) mediante la evaluación de la evolución atmosférica a largo plazo y la determinación del estado actual, distribución y ciclos del agua y el dióxido de carbono”. Muy llamativamente no se menciona el metano.

d) “Caracterizar el espectro completo de la radiación en superficie, incluyendo la radiación cósmica galáctica, los sucesos de protones solares y los neutrones secundarios”

Si nos damos cuenta a) y b) se resumen en análisis químico cualitativo y cuantitativo completo del suelo y la atmósfera en, al menos, el lugar de amartizaje; d) es lo mismo pero de la radiación. Finalmente c) es registrar los datos de una estación meteorológica. No existe pues ningún experimento directamente biológico destinado a detectar vida. Como decíamos más arriba sólo se va a investigar si Marte fue habitable (según ciertas hipótesis) o lo es hoy día. Si hay microbios en el lugar de aterrizaje Curiosity no los detectará.

Pero, ¿por qué estos objetivos y no otros?¿Por qué no se incluye ningún experimento directamente diseñado para detectar vida? La respuesta corta es por la historia de la exploración de Marte y porque la NASA no se puede permitir crear falsas expectativas.

Sigue al agua

La hipótesis de que en Marte hay o hubo vida viene de lejos. Una idea es que como Marte es más pequeño que la Tierra se enfrió antes y, probablemente, habría podido tener un ambiente compatible con la vida mucho antes. Por tanto, cabe la posibilidad de que la vida empezase allí y que los impactos de asteroides arrancasen trozos de marte que contenían microbios que terminaron llegando a la Tierra en forma de meteoritos, sembrando la vida. En otras palabras, descenderíamos de marcianos.

Teorías como esta y otras por el estilo, así como las presuntas observaciones de canales, etc., dispararon la imaginación de científicos y literatos sobre la existencia de algo más que simple vida en Marte.

Pero cuando el Mariner 4, la primera sonda espacial que pasó cerca de Marte en 1965, mandó fotos de desiertos yermos sólo salpicados por rocas, los ánimos comenzaron a enfriarse. Posteriormente las Viking aterrizaron en la superficie del planeta y realizaron experimentos diseñados espacíficamente para la detección de vida, con resultados negativos. En 1976 a Marte se le daba ya por muerto y la enorme inversión en estas dos misiones Viking y las expectativas defraudadas crearon una enorme decepción en el público y en el gobierno de los Estados Unidos.

A partir de ese momento la NASA ya no jugó tanto con el concepto de vida en Marte y en vez de ello se embarcó en una campaña metódica de exploración de la historia geológica y el clima del planeta. Aunque Marte hoy día parezca seco y frío, lo que se dice muerto, señales geológicas como rieras, lechos lacustres secos y cañones gigantescos apuntan a un pasado en el que el agua corría por la superficie. El lema “sigue al agua” se convirtió en el principio rector de la exploración. Los dos últimos rovers de la NASA, Spirit y Opportunity, encontraron pruebas convincentes de que hubo ambientes habitables en el pasado de Marte. El objetivo de Curiosity es dar un paso más y buscar moléculas basadas en carbono, incluyendo metano, como posibles bases de una vida pasada. Suponiendo que ésta se basase en carbono, claro está.

Una actitud conservadora si se quiere, pero es que los datos disponibles no permiten arriesgar más. No cuando el presupuesto pende de un hilo y defraudar al contribuyente norteamericano puede significar la cancelación de programas completos.

Indicios no son pruebas

Imagenes orbitales recientes indicarían que el agua podría estar fluyendo ocasionalmente en la superficie de Marte. Nuevos hallazgos realizados en la Tierra acerca de cómo la vida puede florecer en ambientes aparentemente hostiles, como en la oscuridad de las aguas cercanas a las fumarolas volcánicas submarinas, ayudan a que los científicos sean más abiertos a la hora de considerar la posible pervivencia de la vida en Marte. Pero estos son indicios circunstanciales, no pruebas.

Las pruebas directas existen pero son, cuando menos, controvertidas. Así en 1996, un equipo de científicos de la NASA anunció que había encontrado microbios fosilizados en un meteorito marciano que había impactado en la Antártida. Esta conclusión fue discutida inmediatamente por otros grupos de investigadores y aún hoy se sigue discutiendo casi tanto como la presencia de metano en Marte. La irregularidad de la presencia de metano en el planeta podría ser un indicio de la existencia de agua líquida subterránea o vida, pero aún se discute si la detección es fiable.

Los éxitos de Spirit y Opportunity han permitido que Curiosity esté de viaje ahora mismo. Pero el reciente fracaso de Phobos-Grunt no ayuda precisamente a que los dos próximos lander, proyectos conjuntos NASA-ESA previstos inicialmente para 2016 y 2018, salgan adelante. De hecho, el gobierno Obama está seriamente considerando cancelarlos. La posibilidad de saber si existe vida en Marte puede que tenga que esperar todavía muchos años.

Más información:

· Una descripción completísima de la misión puede encontrarse en Curiosity, el robot marciano más complejo de la historia.

· Una presentación de los antecedentes sobre la presencia de metano en Marte está en ¿Hay o no hay metano en Marte?

Fuente:

Experientia Docet

La NASA explica cómo los animales predicen los terremotos


¿Existe o no un sexto sentido en los animales para predecir terremotos o catástrofes naturales? Hasta ahora, resultaba revelador que ante un acontecimiento de esta magnitud el número de animales muertos fuera menor que las vidas humanas. Parece que sí y la ciencia ha dado con la primera clave, científicos y miembros de la NASA han dado con las primeras respuestas para entender cómo ciertos animales predicen con varios días de antelación un terremoto. Los cambios químicos que produce la corteza de la Tierra alertan a muchas especies y produce el éxodo. Un hallazgo que podría dar con una de las predicciones más exactas ante los mismos y por tanto con el método preventivo más eficiente hasta la fecha.

La historia nos indicaba décadas atrás como ciertas familias de animales se adelantaban a los acontecimientos. En 1975, en la zona de Haicheng en China, se pudo observar como muchas serpientes salían de las madrigueras un mes antes de que la ciudad fuera golpeada con un terremoto de gran magnitud. Como este caso, se han reproducido varios en la historia. La mayoría en zoológicos, lugar donde al hombre le ha resultado sencillo observar la conducta de los animales ante un terremoto. De hecho en la provincia de Cantón se utilizan a los animales como sensores de terremotos, un “arma” perfecta contra el movimiento ya que los animales sufren un gran estrés antes de que la Tierra comience a temblar.

En todos los casos no había respuesta científica. Quedaba claro que los animales tenían o poseían una percepción rara por la que predecían antes que el hombre. ¿Un sexto sentido?

La respuesta final parece derivarse del propia estrés de la Tierra ante los movimientos, una reacción en cadena que acaba llegando a los animales antes que a ningún otro ser vivo. Ciertos animales pueden detectar los cambios químicos que se producen en las aguas subterráneas cuando un terremoto está a punto de acontecer.

La investigación comenzó una vez que los científicos observaron como una colonia de sapos abandonaba su estanque en L´Aquila (Italia) en el año 2009, días antes de que se produjera el terremoto. Los científicos comenzaron entonces a estudiar los efectos químicos que se habían producido alrededor como respuesta al movimiento de los sapos.

Los investigadores encontraron que la corteza de la Tierra había liberado una reacción en las aguas subterráneas. Los animales que viven cerca de estas aguas son muy sensibles a cualquier tipo de cambio en su composición química.

La diferencia con cualquier caso de catástrofe natural frente a un terremoto es que los movimientos de la Tierra son acontecimientos variables, muchas veces imposibles de predecir con exactitud. El caso de los sapos abrió una investigación diferente a las anteriores.

La bióloga Rachel Grant publicó su tesis a partir de este estudio. Posteriormente la NASA contactó con ella. La agencia espacial había estado estudiado los cambios químicos que se producen cuando las rocas se encuentran bajo un estrés extremo. La NASA se preguntaba si estos cambios estaban relacionados con el éxodo masivo explicado en la tesis de la doctora.

El trabajo de investigación que llevaron en conjunto reveló que estos cambios estaban conectados y que la corteza de la Tierra podría afectar directamente a la química de la laguna donde vivían los sapos. Las rocas que se encontraban con estos grandes niveles de estrés liberaban partículas cargadas que salían y se expandían, llegando a la superficie de la Tierra y reaccionando con el aire, convirtiéndose finalmente en iones. La reacción terminaría en el agua transformándose en peróxido de hidrógeno.

La cadena de acontecimientos afecta a la materia orgánica disuelta en el agua del estanque convirtiendo la materia orgánica inocua en sustancias tóxicas para los animales acuáticos.

Para Grant, este asombroso hallazgo:

Es el primer mecanismo convincente posible de que existe una señal “pre-terremoto” en los animales acuáticos, semi-acuáticos y de madrigueras que podrían ser capaces de sentir y responder a ellos. Cuando piensas en la gran cantidad de cosas que están sucediendo en estas rocas, sería extraño si los animales no estuvieran afectados de alguna manera

Finalmente, la respuesta que da la NASA a través del geofísico Friedemann Freund, sitúa el hallazgo como un futuro sistema de detección:

Una vez que entendamos cómo todas estas señales están conectadas, si vemos que cuatro de las cinco señales apuntan en la misma dirección, podremos decir en el futuro, ok, algo va a suceder.



Fuente:

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