Latest Posts:

Mostrando las entradas con la etiqueta cuerpo humano. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta cuerpo humano. Mostrar todas las entradas

5 de junio de 2019

¿Cuál es la mayor célula biológica del mundo?


Llevo toda la vida contestando mal. Ayer mismo, cuando mis hijos me preguntaron cuál era la célula más grande del mundo contesté: el huevo de avestruz. ¡Mal! Puede que en efecto este “pedazo” de huevo, de hasta 15 centímetros de largo y 1,4 kilos de peso sea la célula más pesada del mundo, pero hay varias células biológicas más grandes en extensión. (Recordemos que el término “grande” se refiere a tamaño, no a peso).

¿Ejemplos de células más grandes? Pues cualquier célula nerviosa de un animal grande. Un calamar gigante por ejemplo, podría contar con neuronas de hasta 12 metros de largo, lo cual supera en 80 veces a la altura de un huevo de avestruz. Las jirafas cuentan también con nervios que recorren la totalidad de su cuello, el cual puede llegar a medir dos metros de largo.
Pero tampoco hace falta buscar animales tan exóticos, los humanos también tenemos neuronas mucho más largas que un huevo de avestruz. Mi admirado Xurxo Mariño así lo reconoció, al determinar que las neuronas que componen el nervio ciático son las más largas del cuerpo humano, ya que pueden superar el metro al ir desde la punta de los dedos del pie hasta la base de la espina dorsal. Hay que recordar que pese a que una neurona humana mide menos de 0,1 milímetros, en el sistema nervioso periférico cada fibra nerviosa en toda su longitud es una prolongación de una sola célula nerviosa, razón por la que puede considerarse parte de la misma.

No obstante, habrá quien quiera argumentar que, en términos de volumen, un huevo de avestruz sigue siendo comparativamente más grande que las células nerviosas, que pueden ser muy largas pero son extremadamente delgadas (del orden de 10 micrones o menos). ¡De nuevo mal! Incluso ignorando a las neuronas y sus extensiones nerviosas, hay otro tipo de células más grande que el huevo de avestruz: algas extremadamente grandes como la Caulerpa taxifolia. En efecto, este alga que puede llegar a crecer hasta los 3 metros de longitud o más, es en términos anatómicos un organismo unicelular a pesar de sus cientos de ramificaciones (similares a hojas), que “intuitivamente” le hacen parecer superficialmente una planta vascular.
La Caulerpa (y otras algas con características similares) es un tipo de célula que contiene numerosos núcleos, razón por la que a menudo se la descarta cuando emprendemos la búsqueda de la célula biológica más grande del planeta. Por cierto, pese a no ser originaria de nuestros mares, este alga se ha hecho tristemente famosa al invadir el Mediterráneo, y se la conoce popularmente como un alga asesina. Es una pena que no podamos comérnosla, como se hace en Indonesia con su pariente la grapa de mar (Caulerpa lentillifera), otro organismo unicelular multinucleado que según dicen tiene un sabor picante.

Me enteré al leer el Quora.

Tomado de: Mailkenais Blog

20 de marzo de 2019

Bailar marinera ayuda a mejorar la salud física y emocional

Estiliza la figura, mejora la concentración y combate el estrés.


Bailar marinera, además de la emoción que representa por tratarse de la danza nacional, ayuda en muchos aspectos a quien la practica, tanto en lo físico como en lo emocional.

En lo físico, la práctica de este baile mejora la postura, forma, equilibra, estiliza y da elasticidad al cuerpo, afirmó el profesor de marinera y danzas folclóricas y campeón nacional Miguel Urbano Calderón.

Además, por los movimientos que implica fortalece el corazón al bombear la sangre con mayor celeridad. 

También es importante en lo emocional, porque el constante movimiento del cuerpo hace que se produzcan endorfinas con la consiguiente mejora en el ánimo, combatiendo la depresión y el estrés.
Urbano Calderón afirmó que la práctica de la marinera ayuda mucho a la coordinación de movimientos para marcar los pasos adecuados, a desarrollar disciplina y a vencer la timidez; por esto último es recomendable para los niños con habilidades diferentes, como aquellos que tienen síndrome de Down o autismo.

"La marinera es un baile libre en el que el profesor solo guía a los danzantes por medio de un esquema, pero quienes terminan transmitiendo su alegría son ellos", anotó el profesor de la escuela de arte y danza Risso.

La edad adecuada para iniciar la práctica de este baile es a los 3 años, porque los más pequeños absorben rápidamente todos los conocimientos y logran desarrollar la concentración, que es tan importante para los estudios; así como el pensamiento matemático, porque en la marinera se marcan figuras geométricas.

En lo personal, Urbano Calderón afirma que la marinera, que practica desde los 9 años, le ha abierto muchas puertas, permitiéndole competir en festivales internacionales y dictar clases en el extranjero.

5 de febrero de 2019

Atención: sepa cómo evitar el “golpe de calor” este verano

Las altas temperaturas afectan la salud sobre todo a niños, mujeres embarazadas y adultos.


Ante las altas temperaturas que se registran en la capital, especialistas del Ministerio de Salud (Minsa) recomendaron adoptar medidas sencillas para evitar el “golpe de calor”, que puede afectar la salud sobre todo a niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.

El médico infectólogo del Instituto Nacional de Salud (INS) del Minsa, Dr. Manuel Espinoza Silva, señaló que el “golpe de calor” se caracteriza por presentar fiebre, dolor de cabeza, sensación de vértigo, náuseas, confusión, diarrea, sequedad en la boca, respiración rápida, pulso débil, piel enrojecida, y hasta la pérdida de la conciencia.


“El golpe de calor puede afectar a personas de cualquier edad, pero los grupos de mayor riesgo son los niños, que no manifiestan sus síntomas con facilidad, así como las mujeres embarazadas y los mayores de 65 años”, detalló.

Explicó que esta afectación ocurre generalmente como consecuencia de la exposición prolongada y el esfuerzo físico en altas temperaturas.

“El golpe de calor es la forma más grave de lesión por calor y puede ocurrir si la temperatura del cuerpo alcanza los 40 grados o más, sin tener ninguna enfermedad o infección”, señaló.

Siga estas recomendaciones

El especialista instó a las personas a beber abundante agua (entre 6 a 8 vasos al día) para evitar la deshidratación, usar sombreros de ala ancha, vestir ropa holgada de algodón, mantener las viviendas y lugares de trabajo ventilados.

Asimismo, recomendó evitar exponerse al sol, en exceso, en horas centrales del día (entre las 11 y las 17 horas), evitar consumir alcohol y comidas muy abundantes y grasosas o con alto contenido de azúcares.

“Es mejor priorizar la ingesta de verduras, como la lechuga, acelga, pepinillo, rabanitos, tomate, caigua o nabo; y frutas como el melón, sandía, pepino, entre otras”, recomendó.

Finalmente, señaló que, en caso de presentar síntomas, es importante acudir de inmediato al establecimiento de salud. “Durante el trayecto al servicio de emergencia, se puede utilizar paños de agua tibia o bañar al paciente también con agua tibia”, indicó.
 
 

29 de enero de 2019

Los niños con más músculo en la infancia tienen después una mejor función pulmonar

  • Lo evidencia un estudio que también reporta que los niveles de grasa pueden afectar a la función respiratoria
  • Sus autores insisten en la importancia de que los niños hagan ejercicio físico

Los chicos y chicas con más músculo en la infancia y la adolescencia desarrollan una mejor función pulmonar, según un estudio liderado por científicas del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que han hecho un seguimiento de casi 7.000 menores del Reino Unido desde que nacieron.

El estudio, que publica la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, también ha determinado que los chicos, pero no las chicas, con más porcentaje de grasa tenían una función pulmonar más baja.

La investigadora del ISGlobal Gabriela Prado ha explicado a Efe que "se trata de la primera vez que un estudio tiene en cuenta el músculo y la grasa por separado y su impacto en la función pulmonar". Además, según Prado, hasta ahora ningún estudio había reportado que los niveles de grasa podían afectar a la función respiratoria.

Si bien es cierto que hay estudios anteriores que habían examinado la asociación entre la masa corporal total y la función pulmonar, sus resultados habían sido contradictorios. "Partíamos de la hipótesis de que esos resultados eran contradictorios porque no distinguían la composición corporal, no tenían en cuenta cuál es la contribución del músculo y de la grasa a esta medida", ha señalado Prado.

En el estudio, las autoras combinaron medidas corporales con otras obtenidas utilizando absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) para distinguir entre músculo y grasa. También midieron la función pulmonar en niños y niñas a los 8 y a los 15 años y calcularon el crecimiento que experimentaba durante este periodo.

Lea el artículo completo en: RTVE Ciencia

8 de enero de 2019

La mejor forma de recuperarte después de hacer ejercicio

Hacer algo de ejercicio es mejor que nada, pero no es lo mismo soltar las piernas o hacer un par de flexiones a tener conciencia del entrenamiento como un todo, en el que es tan importante el esfuerzo como las fases previa y posterior al mismo.

Eso es clave para que una persona disfrute del mayor beneficio que le puede ofrecer una actividad física.


En este sentido da lo mismo si se trata de un trabajo de fuerza o uno de resistencia, la fórmula para que el ejercicio alcance su grado óptimo de eficacia es dedicarle tiempo al calentamiento previo, el entrenamiento en sí y después ser conscientes de la fase de recuperación.

Esta última cumple una función crucial ya que es la que permitirá mantener la regularidad necesaria al reducir los riesgos de lesiones y reponerse del desgaste que sufre el organismo frente al esfuerzo al que ha sido sometido.

"Si no recuperas, al día siguiente el cuerpo no te responderá cuando le exijas realizar un trabajo de fuerza o cardiovascular", le dijo a BBC Mundo Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España.

Líquidos y sólidos

Marco resaltó que "lo primero es volver a hidratar el organismo, sea con agua o con algún tipo de bebida isotónica que se puede hacer en casa para recuperar sales minerales y azúcares".

También es importante reponer las reserva de glucógenos, que son las que utiliza el cuerpo para activar los músculos y llevar a cabo la actividad que se está practicando.

"Lo recomendable es consumir carbohidratos de absorción lenta ya que lo que se busca es que el organismo los vaya asimilando poco a poco", agregó el experto en preparación física.

Entre los alimentos más favorables están los cereales, el arroz ("un carbohidrato ideal ya que se absorbe muy lentamente"), las legumbres, el pan o la pasta.

Junto al carbohidrato hay que incorporar una dosis de proteína, que es vital en el crecimiento y reparación de los tejidos musculares que se desgastan, en especial durante los entrenamientos de fuerza.

"Ten en cuenta que en un ejercicio muscular intenso, sobre todo de pesas, se van eliminando las proteínas estructurales, que son los ladrillos que forman el músculo y es necesario recuperarlas nada más haber acabado el entrenamiento", explicó Marco.
 
"Aquí pueden entrar los huevos, lácteos o batidos, que pueden ser una muy buena opción, ya que el cuerpo lo que está absorbiendo es la proteína y no las grasas o los azúcares que portan los lácteos. Además hace que el músculo la absorba bien y rápido".

Vuelta a la calma

Dependiendo del tipo de ejercicio, si son pesas o de resistencia, se deberá dar prioridad a un tipo de alimento (carbohidratos para el trabajo cardiovascular y proteína para los de fuerza), pero ambos son necesarios luego de cualquier entrenamiento.

Otro aspecto es la vuelta a la calma del organismo, que consiste en hacer estiramientos en descargas que son a muy baja intensidad y en posiciones que sean lo más cómodas posibles.

"Esto ayuda a los músculos a relajarse, al sistema respiratorio a normalizarse, a bajar las pulsaciones y que vuelvan todas las funciones corporales a su normalidad", explicó el profesor de Alto Rendimiento.

"Se puede agregar un poco de ejercicio aeróbico muy suave, de unos cinco a diez minutos, porque eso nos ayuda a eliminar las sustancias tóxicas como puede haber como el exceso de ácido láctico que se ha acumulado y es como una forma de drenar la sangre".

Una vez recuperado el cuerpo, entonces se podrá volver a empezar.

Fuente: BBC Mundo 



6 de noviembre de 2018

Por qué la voz de Freddie Mercury, cantante de Queen, era tan especial (según la ciencia)

Un equipo de investigadores se puso a la tarea de averiguar por qué la voz de Freddie Mercury, cantante de la banda Queen, era tan especial.

Mientras lees la nota, te recomendamos que escuches las versiones a capella de "We are the Champions" y "Bohemian Rhapsody", en las que se nota claramente lo que estos científicos intentan explicar.


El líder de la investigación fue el biofísico austriaco Christian Herbst, quien se especializa en la fisiología de la voz de los cantantes y en la física de la producción de voz en los mamíferos.

Para su estudio, Herbst y sus colegas analizaron la voz de Mercury a través de entrevistas, grabaciones en solitario, pistas de su voz aislada del resto de la banda en las canciones que grabaron e incluso se apoyaron en un cantante profesional que intentaba imitar su estilo. 

Un temblor vocal

La voz de Freddie Mercury usualmente se asociaba con la de un tenor, sin embargo, este estudio afirma que en realidad correspondía a la de un barítono, es decir, un tono más bajo.

En una de las pruebas, Herbst analizó 240 notas sostenidas en 21 grabaciones de Mercury a capella

La idea era analizar su vibrato, que es la oscilación entre los tonos que emplean los cantantes cuando sostienen una nota.

Así, Herbst concluyó que Mercury tenía un "sorprendente" vibrato "irregular" de 7 Hz. Lo usual es que un vibrato esté entre los 5,4 Hz y los 6,9 Hz. El tenor Luciano Pavarotti, por ejemplo, tenía un vibrato de 5,7 Hz.

En pocas palabras, las cuerdas vocales de Mercury se movían más rápido que la de otros cantantes, con lo cual lograba una voz oscilante e inestable que los expertos llaman un "temblor vocal".

"Él tenía un control increíble sobre esa voz, incluso cuando estaba casi a punto de perder el control", escribe Brandon Weber en el portal The Big Think

"Es como si llevara su voz a los límites absolutos de lo que era físicamente capaz de hacer, recorría esos límites pero sin sobrepasarlos".

Otro de los hallazgos fue que Mercury cantaba utilizando vibraciones "subharmónicas", con las que se logra el efecto de estar cantando en un tono más bajo. 

Estas vibraciones no son muy comunes y se parecen mucho a los cantos de garganta que se interpretan en la música tradicional tibetana.

Una razón más, aunque pueda parecer obvia, para que los fans sigan idolatrando a una de las grandes estrellas del rock.

Fuente: BBC Mundo

3 de noviembre de 2018

Las sustancias químicas que ‘hackean’ nuestro cuerpo a diario

El documental ‘Advertencia: ¿Cuánto ensuciamos cuando limpiamos?’ indaga en el peligro que encierran nuestros cosméticos y productos de limpieza.





Cuando Patric C. Cohen comenzó a trabajar en 2013 como voluntario en una protectora de animales, se dio cuenta de una verdad que cosnideraba tan inconveniente como ignorada. “Una de mis tareas era la limpieza del lugar y empecé a tomar conciencia de la cantidad de químicos que usamos en nuestra vida diaria sin saber exactamente las consecuencias a las que nos enfrentamos”, comenta a EL PAÍS.


Se refiere a los parabenos, cloros, antibióticos y metales pesados embotellados en nuestros productos de limpieza, que le hicieron plantearse preguntas que intenta responder en el documental Advertencia: ¿Cuánto ensuciamos cuando limpiamos?



Sin formación previa, invirtió años en investigar sobre el resultado del uso diario de esos productos en nuestra propia salud y en el medioambiente. Escribir el guion de la película que iba a rodar y dejó a los expertos que llevaran el peso narrativo del relato.

Uno de los términos clave que usan varios de estos expertos para calificar estas sustancias es el de “disruptores endocrinos”. El doctor Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada que participa en el documental, define como “sustancias químicas, de contaminantes ambientales, generalmente hechas por el hombre y la industria del hombre y que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas”.

En otras palabras, hackeamos nuestro propio organismo cuando aplicamos algunos productos cosméticos en nuestro rostro o usamos algunos productos de limpieza en nuestro hogar. “Están conectados de forma indirecta con una gran cantidad de enfermedades emergentes: alzhéimer, párkinson, esclerosis y muchos tipos de cáncer… nos creemos que son enfermedades que tocan como la lotería, pero son multifactoriales y, uno de esos factores, son estas sustancias”, defiende Patric C. Cohen.

Exponernos a cantidades bajas de estas sustancias, en nuestra piel o nuestra ropa, también puede ser dañino, pero los estudios que deciden si pueden aparecer en productos aptos para el consumo se centran solo en altas concentraciones.

"Hay 140.000 productos sintetizados por la industria química. Solo unos 1.600, el 1,1%, han sido analizados para determinar si son cancerígenos, tóxicos para la reproducción o disruptores endocrinos, así que nos quedan por analizar los 138.400 restantes", explicaba en verano de 2017 Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas) en un reportaje de El País Semanal.

Lea el artículo completo en: El Páis (España)

24 de octubre de 2018

Los microplásticos ya han llegado al intestino humano

Un estudio piloto demuestra que las heces de personas de varios países contenían partículas de una decena de plásticos.

Muestras de heces de personas de países tan distantes y distintos como Reino Unido, Italia, Rusia o Japón contenían partículas de policloruro de vinilo (PVC), polipropileno, tereftalato de polietileno (PET) y hasta una decena de plásticos diferentes. Aunque se trata de un estudio piloto con un grupo reducido de personas, la diversidad geográfica de los participantes y de tipos de plástico identificados lleva a los autores de la investigación a destacar la urgencia de determinar el impacto de estos materiales en la salud humana.

Desde los años sesenta del siglo pasado la producción de plásticos ha crecido casi un 9% cada año. Solo en 2015 se produjeron 322 millones de toneladas, según datos de la ONU. Más tarde o más temprano buena parte de ese plástico acaba en el medio ambiente, en particular en los mares: unos ocho millones de toneladas al año. La acción del agua, los microorganismos y la luz solar van degradando el plástico hasta reducirlo a pequeñas partículas de unas pocas micras de longitud (una micra equivale a la milésima parte de un milímetro). Algunas son tan pequeñas que el plancton microscópico las confunde con comida. Hasta hace poco, las microesferas presentes en diversos productos de cosmética no necesitaban de la erosión para ser un problema, pero su progresiva retirada de los productos está minimizando su impacto.

El resto de la historia es conocido: el pez grande se come al chico. Era cuestión de tiempo que el plástico creado por los humanos volviera a ellos. El estudio, presentado este martes en un congreso de gastroenterología que se está celebrando en Viena (Austria), contó con la participación de ocho voluntarios de otros tantos países, entre los que están, aparte de los citados, Finlandia, Polonia, Países Bajos y la propia Austria. Durante una semana tenían que comer y beber lo de siempre, anotando todo lo que ingerían, si era fresco o el tipo de envase que contenía los alimentos. Al cabo de ese tiempo, investigadores de la Universidad Médica de Viena y la agencia estatal para el medio ambiente del país alpino tomaron muestras de sus heces.

Los resultados muestran que, de los 10 plásticos buscados, encontraron nueve de ellos. Los más comunes fueron el propileno, básico en los envases de leches y zumos, y el PET, del que están hechas la mayoría de las botellas de plástico. La longitud de las partículas oscilaba entre las 50 y las 500 micras. Y, de media, los investigadores encontraron 20 microplásticos por cada 10 gramos de materia fecal. Por el diario que llevaron los participantes, se sabe que todos consumieron algún alimento envasado y al menos seis comieron pescado. Pero la investigación no pudo determinar el origen de las partículas halladas en las muestras.

"Es el primer estudio de este tipo y confirma lo que veníamos sospechando desde hace tiempo, que los plásticos acaban llegando al intestino", dice en una nota Philipp Schwabl, gastroenterólogo y hepatólogo de la Universidad Médica de Viena y principal autor del estudio. "Aunque en estudios en animales la mayor concentración de plásticos se ha localizado en el intestino, las partículas de microplástico más pequeñas pueden entrar en el torrente sanguíneo, el sistema linfático e incluso alcanzar el hígado", añade, concluyendo que urge investigar para saber "lo que esto implica para la salud humana".

Un informe de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) de 2016 recopilaba los datos sobre presencia de microplásticos en la vida marina: hasta 800 especies de moluscos, crustáceos y peces ya saben lo que es comer plástico. Aunque la gran mayoría de las partículas se queda en el aparato digestivo, parte del pescado que se descarta al comerlo, existe el riesgo de ingestión en el caso del que se coma entero, como mariscos, bivalvos o peces más pequeños. También, un estudio publicado por Greenpeace la semana pasada mostraba que, en particular en Asia, la gran mayoría de la sal marina de uso doméstico contenía microplásticos.

Pero la pregunta que la ciencia aún debe responder es a partir de qué cantidad ingerida el plástico puede ser un problema para la salud humana. Aquí, hay dos riesgos, por un lado el impacto de la presencia física de las partículas plásticas y, por el otro, la posible toxicidad de sus componentes químicos. El pasado verano, investigadores de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) publicaron una revisión de lo que se sabe sobre los microplásticos en el mar y sus posibles riesgos para la salud humana. Uno de los estudios estimó que los humanos pueden tragarse hasta 37 partículas de plástico al año procedentes de la sal. No parece una gran cantidad y menos si acaba expulsada del cuerpo. Pero también recogen que un buen aficionado al marisco podría comerse hasta 11.000 partículas en un año.

Fuente: El País (España)

google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0