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5 de abril de 2011

¿Se puede convencer a un creacionista de qué sus ideas son falsas?

Esa es una duda que, aunque no queramos reconocerlo, nos asalta cada vez que uno de ellos entra de forma educada en un debate. ¿Cómo se puede demostrar que la evolución es un proceso natural que existe ante los ojos de un creacionistas?, ¿cuándo admitirán alguna de las miles de evidencias como prueba científica?, o ¿cuándo al menos aceptarán que un dato experimental es al menos una evidencia que apoya la teoría de la evolución? Hasta ahora parece que la única respuesta que existe es “nunca”. O al menos eso es válido para muchos de ellos.

Esto se puede corroborar fácilmente. Por ejemplo la revista creacionista más importante en Estados Unidos, “Answers in Genesis” (AiG) califica como prioridades:

1. Los aspectos científicos de la creación son importantes, pero son secundarios en comparación con la proclamación del evangelio de Jesús.
2. Las doctrinas del Creador y la Creación no pueden ser separadas en ningún caso del evangelio de Jesús.

O lo que es lo mismo, la ciencia es secundaria ante los evangelios.

El propio Jonathan Sarfati, un reputado miembro de “Creation Ministries Internacional” escribió en AiG: “la diferencia entre los creacionistas y los evolucionistas no reside en las evidencias, sino en las presunciones por las cuales interpretamos las evidencias”. Desde esa perspectiva AiG rechaza el consenso que la comunidad científica ha alcanzado en temas como cosmología, geología, lingüística, paleontología y evolución biológica. Esta es una “curiosa” manera de entender lo que para ellos es una teoría científica.

Pero tampoco debemos generalizar, hay excepciones, en este colectivo hay discrepancias, no hay una posición homogénea, aunque la postura de AiG sea la más conocida, por tener mayores canales de difusión. Pero hay instituciones educativas donde la enseñanza del creacionismo es un eje central de su filosofía de ser, y entre ellas hay distintas maneras de transmitir esta información.

Una institución académica estuvo en el punto de mira de la audiencia televisiva de los estadounidenses, el Wheaton Collage de Illinois, ya que fue el protagonista de un documental titulado “Evolución, ¿y Dios?” (“What about God?”, en su versión inglesa). Esta institución se define a sí misma como cristiana liberal cuyo lema es “Por Cristo y su reinado”. Sin embargo, pese a su presunto liberalismo todos los profesores deben de firmar una declaración de fe, donde entre otras muchas declaraciones hay una que dice.

NOSOTROS CREEMOS que Dios creó directamente a Adán y Eva, los padres históricos de toda la raza humana; y fueron creados a su imagen y semejanza, distintos de el resto de criaturas vivas…

Pese a esta declaración de intenciones, esta institución cristiana evangélica no gusta a muchos de los literalistas bíblicos. Así en el reportaje televisivo se puede observar cómo se producen las discusiones de ciencias que deben de darse en una comunidad académica, de hecho se enseña biología y geología, y se invita a profesores evangélicos que trabajan como biólogs evolutivos en otras universidades (como por ejemplo el Dr. K.B. Miller de la Kansas State University) a que expliquen las evidencias que apoyan la teoría de la evolución a los alumnos y que discutan con los alumnos sobre este tema. Eso levanta ampollas en los fundamentalistas cristianos, tanto es así que AiG ha constatado que mientras el 47% de los alumnos que se matricularon de primer año en el Wheaton Collage defendían una Tierra joven, pero solamente el 27% lo seguía creyendo al final de los estudios. Mención aparte merece el caso de la señora que mandó a su hija a esta institución, con desagrado porque era demasiado liberal (sic) y que estaba observando un cambio en la forma de pensar de su hija. Así afirmó delante de las cámaras que estaba muy preocupada, ya que ”prefería antes ver muerta a su hija que comprobar que ha perdido la fe” (sic).

La idea que intentan vender los fundamentalistas que dirigen AiG o el museo del creacionismo (Ken Ham entre ellos) de que hay una solidez y uniformidad entre los creacionistas no es del todo cierta. Pueden que sean uno de los grupos con más recursos económicos, ya que últimamente están moviendo cantidades ingentes de dinero, puede que coincidan con el resto de grupos evangelistas en que no se debe de enseñar la teoría de la evolución, pero su visión de la Tierra joven y la literalidad de la Biblia no está tan extendida como ellos creen. De hecho, pese a que en USA mucha gente no considera la teoría de la evolución como un hecho demostrado, en una encuesta realizada por AiG se comprobó que más del 90% de los profesores de ciencias no cree en la opción de la Tierra joven.

Como la propia Academia de Ciencias de USA indica, esos porcentajes pueden ser disminuidos si hay un esfuerzo para que los estudiantes entiendan lo que significa la teoría de la evolución, el sinsentido que representa tomar la Biblia como un libro científico y lo importante que el conocimiento de la evolución es para áreas tan fundamentales para el desarrollo humano tales como la biomedicina, la agricultura, la biotecnología o la ganadería.

Sin embargo este mensaje optimista de la Academia de Ciencia no es compartido por biólogos evolutivos con amplia experiencia en debates con creacionistas. Así Ken Miller a la pregunta de “¿Cómo debe de ser explicada la evolución para que un creacionista la acepta?” no dice que “no se puede, ya que ellos en realidad hablan de otra cosa, no de ciencia”. Aquí lo explica con más detalle:



Por su parte Richard Dawkins tampoco es muy optimista. Para ello nos cita el caso de Kart Wise, creacionista de la Tierra joven y PhD en geología por la universidad de Harvard. Según Darwin, Wise le dijo que “si tuviera ante mí todas las evidencias que confirmasen la edad de la Tierra (el dato que da la comunidad científica), sería el primero en admitir que las pruebas son correctas, pero aún y así seguiría siendo creacionista de la Tierra joven”. Esto nos lleva a los que dice K.Miller, en realidad ellos hablan de otra cosa:


Y dado que, según los físicos, si hay materia también ha de existir la antimateria, si existe AiG también debe de existir
No Answers in Genesis

Fuente:


La Ciencia y sus Demonios

23 de marzo de 2011

Texas permitirá que los profesores cuestionen la evolución en clase de ciencias



Hay momentos en que la libertad de cátedra y las medidas contra la discriminación pueden ser usadas precisamente para censurar contenidos legítimos o para hacer pasar contenidos metafísicos como ciencia. Eso es lo que acaba de ocurrir en Texas donde, una medida recién aprobada permitirá a los profesores cuestionar la evolución en clase, y enseñar alternativas a la misma como ciencia.

Situaciones parecidas ya se han vivido en el pasado, cuando este tipo de amparo gubernamental existía, y han acabado de una forma muy similar, a pesar de que parece claro quién actuaba de forma correcta. Por un lado algunos profesores tienen problemas para enseñar evolución en clase de ciencia en diversos distritos educativos. Alumnos, padres y organizaciones religiosas pelean para que la evolución sea desterrada de las aulas porque afirman que eso no es ciencia. ¿Qué libertad está aquí coartada, la de los profesores de ciencias o la de los padres? La obligación de un profesor de ciencias es la de transmitir al alumno todas las teorías científicas, aportar las evidencias en que se sustentan y promover un análisis crítico de las mismas. En la actualidad todos los datos que posee la comunidad científica indican que la biodiversidad del planeta es el resultado de un proceso evolutivo llevado a cabo durante muchos millones de años. No mostrar esa información es censurar contenidos científicos. Pero por mostrar esa información Susan Epperson fue expulsada de un colegio de Arkansas. Eso ha ocurrido en muchos lugares de EEUU, donde algunos profesores temen enseñar la evolución por la intransigencia religiosa de los padres. Y esa censura existe a lo largo y ancho de todo el planeta, desde países que se proclaman democrático hasta estados con regímenes teocráticos donde la palabra libertad queda aplastada por toneladas de dogmas asfixiantes.

Pero también tenemos el caso contrario, el de profesores que amparados en la libertad de cátedra se olvidan de sus obligaciones e intentan transmitir a sus alumnos su ideología o su creencia, más allá de lo que impone ser un educador. ¿Imagina que un profesor ferviente seguidor de la astrología explicara ésta en clase, indicando que los astros tienen un efecto sobre nuestro comportamiento, o que en clase de química alguien explicara como fabricar oro basándose en escritos milenarios? En un plano exagerado es lo que se hace cuando alguien explica en clase que hay un diseñador sobrenatural responsable de la génesis y variación de los organismos. O como el otro día un seguidor del diseño inteligente manifestó en este mismo medio: “se necesitan explicaciones que trasciendan la materialidad del Universo”. Eso no es ciencia, y por tanto no debería de enseñarse en clase de ciencias. Pero claro, cuando una parte importante de la población desprecia a la evolución (porque ni siquiera sabe lo que es) y el apoyo a profesores que expliquen alternativas a éste vienen por parte del “primo de Zumosol” (como el Discovery Institute) que pone el dinero y apela a “la libertad de expresión” o la ley de Godwin si es necesario (recuerdese el planfleto Expelled), el terreno está abonado para que las obligaciones de todo profesor de ciencias que presuma de serlo puedan abonarse sin consecuencias. No sólo sin consecuencia sino con amparo público.


Justamente esto último es lo que está pasando en Texas, con la colaboración de las autoridades académicas de este estado. Según podemos leer en el Christian Post, el estado de Texas no podrá llamar la atención a los profesores que expliquen otras “alternativas a la evolución como el diseño inteligente u otras variantes”. No sé si estas últimas incluyen los ritos de los nativos locales, sería interesante introducir una moción para que por el bien de la no discriminación también se enseñen, lástima que los apaches no cuenten con un museo de la creación.

La táctica del Discovery Institute de hacer avanzar el DI en base a “enseñar la controversia” está funcionando de maravilla, tal y como ya pronosticaron Barbara Forrest y Paul R. Gross al afirmar que “el diseño inteligente, el caballo de Troya del creacionismo”. Esta táctica pretende expulsar la evolución de las aulas, en beneficio de visiones religiosas y sobrenaturales; sustituir una ciencia basada en el método científico, en el análisis y la razón, por unos conocimientos prefijados, incuestionables y que no admiten ser puestos en duda. Pura religión disfrazada de léxico científico.

Es importante hacer notar que aquí que es una de las primeras apuestas “a la mayor” que veo. No es un debate sobre si la teoría sintética de la evolución, también conocida como neodarwinismo, es la que mejor explica el origen de los diferentes seres vivos, no, es mucho más, se está dudando de si existe evolución o no. Todo profesor de ciencias sabe que la evolución está más que probada, y partiendo de ese hecho se intentan explicar los mecanismos que diferentes científicos, desde épocas anteriores a Lamarck hasta nuestros días, han postulado para explicar ese hecho. Eso se ha de acompañar de un estudio de las fortalezas y debilidades de cada teoría, así como investigar en mecanismos alternativos que todavía están sujetos a análisis. Pero aquí se quiere borrar todo eso de un plumazo, se va contra el fundamento de la propia ciencia: la búsqueda en la naturaleza de los mecanismos por lo que ésta funciona. Dudar de la evolución, o decir que hay un ser sobrenatural que la controla a su capricho, es como dudar de la gravedad, de la desintegración del átomo, del movimiento de los astros o afirmar que existe una deidad que controla como se mueve cada galaxia, cada estrella o cada átomo de este universo. Eso es pura metafísica, y ningún profesor de ciencias que se precie debería anteponer sus creencias religiosas a los conocimientos científicos que están obligados a transmitir a sus alumnos.

Fuente:

La Ciencia y sus Demonios

17 de octubre de 2010

El problema del alma


Voy a tocar un tema complicado. La vasta mayoría de la gente cree en las almas. Casi todas las religiones dependen intrínsecamente de ellas, ya que de lo contrario, no habría forma de lograr la vida eterna o la reencarnación. Incluso la gente que no se considera religiosa generalmente cree en la existencia del alma. No sé cuántas de estas personas habrán pensado críticamente en el tema, o cuántas de ellas quieran poner en duda esta única característica trascendental que los seres humanos parecen poseer. Después de todo, cuando uno muere, ¿qué queda, sino el alma?

Naturalmente, existen distintas ideas sobre el alma, su origen, su propósito y las razones para su existencia. Sin embargo, todas estas creencias tienen gravísimos problemas. En esta entrada, la cual seguramente va a atraer coloridos comentarios a favor y en contra de cualquier cosa que diga, pretendo analizar cuáles son esos problemas.



Empecemos… por el principio

El primer problema que podemos considerar se desprende del hecho de que esto:




Adan y Eva

Nunca ocurrió. No hubo un “primer hombre” ni una “primera mujer”, si no que hubo un cambio gradual de primate a ser humano. Si esto fue así, tenemos un problemita, porque debemos definir si nuestros ancestros también tenían almas o no. En definitiva, o todo ser vivo tiene alma, o el alma “aparece” en forma arbitraria en algún momento del tiempo. Si todo ser vivo tiene alma, entonces también los microbios y bacterias las tienen, y dado que ambos residen en nuestro cuerpo, tendríamos dentro más almas de bacteria que la nuestra misma. Ya les dije que esto iba a ser problemático.

Si, por lo contrario, el alma ocurre por primera vez en un ser determinado, ¿en quién, y cuando? ¿Algún proto-humano venía caminando por ahí y de pronto tiene alma? ¿O algún feto fue concebido con alma? Quizás fue un fenómeno grupal. Un día, mientras algunos humanos comían, otros dormían y otros jugaban con fuego se nos descargó la actualización 1.1 que venía con alma incluida (¿quizás antes había almas beta?). De ser así, surge otro problema, que no es menor. Quien sea que existía antes de la existencia de las almas debería de haber sido increíblemente similares a nosotros. Si esa persona, prácticamente humana, vivía sin alma, hay un grave, grave problema: se puede vivir sin alma. Si se puede vivir sin alma, ¿entonces por qué sugerir su existencia? La respuesta es simple: para trascender, para no morir, para no terminar. Esto es un anhelo, nada más. Experimentar ese deseo no hace nada para hacerlo real.

Un problema de definición

¿Qué es el alma? Si hay seres que viven sin ella, parecería ser que no es requisito para la vida. Si, por lo contrario, decimos que todo ser vivo la tiene (incluso bacterias), entonces pierde todo significado, porque la única cosa que comparten todos los seres vivos, es, justamente, que están vivos. El alma pasa a significar “tener vida”.

Pero entonces, ¿qué es? ¿Qué parte de uno es definida por el alma? Si el alma es un pase, un ticket a alguna eternidad o reencarnación, esa trascendencia debe acarrear algo de nosotros en ella, porque de lo contrario no sirve de nada. El problema es que todo lo que podemos describir de nosotros reside en nuestro cuerpo. Nuestros pensamientos, nuestra personalidad, nuestros sentimientos nos acompañan a lo largo del tiempo, incluso si perdemos un brazo, o una pierna, o los ojos o las orejas. Podemos perder los dientes, los pies, algunos órganos, el pelo ciertamente, pero hay algo que no podemos perder: el cerebro.

Noten la incongruencia total que es pretender que el alma, inmaterial, se encuentra contenida dentro de nuestros cuerpos materiales, y particularmente, en el área comprendida entre el mentón y la calva. Cuando muevo la cabeza a la izquierda 20cm, aparentemente, mi alma también se mueve. ¿No les resulta extraño? A mi si, verdaderamente me parece extrañísimo. El alma ha eludido todo instrumento, todo intento de detección a lo largo de miles de años, y sin embargo uno debe de creer que se la puede empujar con el cráneo. Ah, y todo esto considerando que cuando morimos se va del cuerpo, atravesándolo, cosa que no hace mientras experimentamos 9G de aceleración en un accidente, o mientras nos movemos, viajando por el espacio a más de 100.000km/h. ¿El alma, es atraída por la gravedad o solo se ve afectada por el movimiento de estructuras óseas? Buena pregunta.

Pero esto continúa: ¿Qué tiene que ver el problema del alma con el problema del alcohol?

Lea el artículo completo en:

Ciencia No Ficción

28 de septiembre de 2010

El Diseñador poco inteligente I: Cañerías

Hallábanse dos jóvenes estudiantes, llamados Peláez y Ortigosa, ante el último problema que les había propuesto su profesor y que versaba sobre el diseño de una máquina procesadora de agua, sólidos y gases. La propuesta era aparentemente sencilla: por un extremo de la máquina debían introducirse agua, restos orgánicos y aire atmosférico. En el cuerpo central de la máquina debían situarse dos procesadores independientes: uno de ellos descompondría la materia orgánica y la mezclaría con el agua, para posteriormente expelerla al exterior del aparato. El segundo procesador debía ser capaz de capturar aire del exterior y volverlo a expulsar de tal manera que estuviera circulando continuamente por el interior de la máquina, con el objeto de ventilar el sistema y mantenerlo en una temperatura aceptable.

El profesor sólo indicó una limitación para el diseño: la materia prima de ambos circuitos no podía mezclarse. Si esto ocurría (especialmente si el agua o la materia orgánica penetraban en el circuito del aire), la máquina tendría serios problemas de funcionamiento, pudiendo llegar a quedar total e irremediablemente inservible.

El diseñador inteligente

Peláez, el más metódico de los estudiantes consideró que el peligro de que los compuestos se mezclaran constituía un aspecto vital, y comenzó dibujando un pequeño esquema que asegurar la estanqueidad e independencia de ambos circuitos:

Esquema de Peláez

Esquema 1 de Peláez (corte longitudinal de la máquina)

Antes de construir nada, Peláez siguió trabajando con bocetos, pensando que sería más sencillo cambiar un dibujo que una máquina ya construída. De esta forma, su siguiente paso consistió en ubicar sobre el papel la bomba de aire y el descomponedor de materia orgánica en cada uno de los conductos, ajustando los tamaños, diámetros y colocación de forma precisa:

Esquema 2 de Peláez (corte longitudinal de la máquina)

Esquema 2 de Peláez (corte longitudinal de la máquina)

La turbina produciría un flujo constante de aire que refrigeraba el interior de la máquina, mientras que cada vez que se introducía agua y/o materia orgánica por el otro orificio, el segundo procesador entraría en funcionamiento descomponiendo y mezclando para expulsar el resultado por el orifico de salida correspondiente. Complacido, se le ocurrió introducir una mejora: una serie de tubos que optimizaran la ventilación del interior del mecanismo, así como un pequeño filtro en la entrada de arie con el objeto de que las impurezas arrastradas con éste no dañaran la turbina. Hizo sitio en su esquema y obtuvo el boceto final:

Esquema 3 de Peláez (corte longitudinal de la máquina)

Esquema 3 de Peláez (corte longitudinal de la máquina)

Finalizado el diseño, Peláez procedió a construir la máquina según las especificaciones que había planeado, obteniendo un aparato funcional que entregó orgullosamente al profesor junto con la memoria correspondiente, disponiéndose a esperar la calificación.

El diseñador chapucero

Mientras tanto Ortigosa, mucho menos analítico y -confesémoslo- bastante más chapucero, pensó que sería más rápido comenzar inmediatamente la construcción, sin perder el tiempo en diseños ni dibujitos previos. Así cogió un bloque de metal y practicó un conducto longitudinal con un orificio de entrada y otro de salida:

Esquema de Ortigosa

Prototipo de Ortigosa, fase 1 (corte longitudinal de la máquina)

A continuación, Pedró colocó la turbina y el procesador de materia prima en el conducto practicado, uno a continuación de otro:

Esquema 2 de Ortigosa (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 2 (corte longitudinal de la máquina)

Aquí se encontró con su primer problema: la máquina necesitaba una perfecta sincronización entre la entrada de aire y la de las otras materias primas, dado que no debían mezclarse en su interior. Pudo programar la turbina propulsora para que funcionara a intervalos intermitentes, pero esto le obligaba a introducir el agua y la materia orgánica durante los cortos períodos en que la turbina estaba parada. Tal procedimiento recalentaba demasiado la máquina al no presentar un flujo constante de aire y, por otro lado, no permitía asegurar una separación perfecta, dado que cualquier desacople en la introducción de agua y materia orgánica producía la indeseable mezca con el aire. Para colmo de males, la turbina se ensuciaba cuando las materias primas pasaban a través de ella, lo que hacía que tras unos pocos ciclos dejara de funcionar, quemando la máquina por recalentamiento.

A pesar de este mal funcionamiento, Ortigosa no estaba dispuesto a empezar de nuevo, e ideó un sistema para separar el propulsor de aire y el procesador de materias primas. No quedaba espacio en la máquina para situar un segundo conducto completo, así que redujo el tamaño de la turbina, hizo un hueco a base de unos cuantos golpes y colocó la nueva y reducida turbina en una ubicación paralela comunicada con el conducto principal mediante un canal secundario:

Esquema 3 de Ortigosa (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 3 (corte longitudinal de la máquina)

No tardó en aparecer un segundo problema: no había previsto ningún canal de salida de aire, y además la salida de la turbina estaba parcialmente tapada por el procesador de materias primas. Al pobre Ortigosa (que ya le acuciaba el tiempo) no se le ocurrió otra cosa que que diseñar una turbina de “ida y vuelta”, de tal manera que durante unos segundos aspiraba el aire para, a continuación invertir el funcionamiento y expulsarlo por el mismo camino hacia el exterior.

Para colmo de males, encontró que el orificio de entrada era demasiado amplio, con lo que muchas impurezas penetraban en la máquina al aspirar (incluso algún objeto de poco peso pero respetable tamaño). Pensó en colocar un filtro en la entrada, pero entonces el agua y la materia orgánica no podrían penetrar hasta el procesador. La solución que pergeñó fue situar una tapa en el orificio de entrada, practicando un canal auxiliar para aspirar el aire, en el que finalmente pudo colocar un pequeño filtro:

Esquema 4 de Ortigosa (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 4 (corte longitudinal de la máquina)

De esta forma, cuando funcionaba la turbina en aspiración, se cerraba la compuerta del orificio principal, obligando al aire a entrar por el orificio secundario dotado de filtro. Sin embargo, al invertir la turbina y expulsar el aire, éste podía salir por cualquiera de los dos orificios, en función de que la compuerta estuviera cerrada o abierta.

Este “sistema” solucionó en parte el problema con el aire, pero el circuito de ventilación era demasiado corto, por lo que Ortigosa se vió obligado a situar pequeños conductos auxiliares. Esto produjo un nuevo problema: al ser un circuito cerrado, en los conductos auxiliares no se producía circulación alguna, por lo que Ortigosa colocó una pequeña turbina secundaria y sincronizada con la anterior para asegurar la circulación por el circuito auxiliar, junto con una serie de válvulas que forzaran la circulación en un único sentido:

Esquema 5 de Ortigosa (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 5 (corte longitudinal de la máquina)

Por fin, Ortigosa creyó haber terminado la máquina: el circuito de aire, aunque poco eficiente, funcionaba razonablemente. La desilusión llegó al introducir el agua y la materia orgánica: si la turbina estaba aspirando en ese momento, la mayor parte de éstos materiales eran arrastrados a la turbina, atascándola irremediablemente (dado que ahora no disponía de conducto de salida). Por el contrario, si la turbina estaba expulsando el aire, el flujo impedía que las materias primas entraran hasta alcanzar el procesador.

Desesperado, deshechó la posibilidad de empezar de nuevo, pensando que tardaría más que tratando de solucionar el problema actual. Al fin y al cabo, la máquina estaba muy avanzada y casi funcionaba.

Ortigosa siguió probando soluciones, y finalmente se inclinó por instalar una válvula al inicio del canal de la turbina, de tal manera que cuando se activara, cerraría el conducto del aire hacia la turbina:

Prototipo de Ortigosa, fase 6 (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 6 (corte longitudinal de la máquina)

Probando esta última versión del aparato, Ortigosa encontró un último escollo: la compuerta de la turbina se abatía sobre el orificio de entrada de ésta tanto al entrar agua y materia orgánica como al aspirar aire, lo que bloqueaba el circuito. Estando ya realmente apurado, lo que hizo fue endurecer la articulación de la compuerta y taladrarla para que el aire pudiera pasar a su través sin ofrecer demasiada resistencia. Esto tenía un impedimento, y es que el agua o las pequeñas partículas podrían colarse en la turbina, pero Ortigosa confió en que no se introdujera demasiado volumen de agua ni materia orgánica demasiado fragmentada. Lamentablemente, estas medidas obligarían al procesador a trabajar más duramente y con menor efectividad, pero siempre sería mejor que atascar de forma irremediable la turbina.

Prototipo de Ortigosa, fase 7 (corte longitudinal de la máquina)

Prototipo de Ortigosa, fase 7 (corte longitudinal de la máquina)

Ortigosa no estaba demasiado satisfecho, pero decidió que su máquina funcionaba aceptablemente, así que la entregó -eso sí, varios días más tarde que Peláez- y pasó a esperar temerosamente la evaluación por parte del profesor.

Tras examinar las dos máquinas, el docente no tuvo dudas sobre cuál de ambos estudiantes había trabajado de una forma más eficiente y rápida, así como cuál de las dos máquinas funcionaba mejor:

Máquinas de Peláez (izquierda) y Ortigosa (derecha)

Máquinas de Peláez (izquierda) y Ortigosa (derecha)

La evaluación fue, por lo tanto, muy clara: Peláez había construido una máquina sencilla, eficiente y segura en mucho menos tiempo que Ortigosa, que había utilizado muchos recursos de forma innecesaria y con unos resultados muy inferiores: la máquina se calentaba en exceso por el deficiente circuito de ventilación, tendía a atascarse, debía trabajar a mayor esfuerzo del debido y tenía muchas piezas que hacían más probable un fallo en el funcionamiento. Así pues, Peláez obtubo un sobresaliente, mientras que Ortigosa solamente recogió un aprobado raspado, gracias a que -al menos- la máquina funcionaba durante cierto tiempo.

Moraleja: un diseñador piensa primero y actúa después

A cualquier lector le habrá parecido el proceder de Ortigosa totalmente inadecuado e ineficiente, y a todos se nos ocurren varias mejoras que podrían haberse realizado con muy poco esfuerzo y un poco de planificación. Si tuviéramos que elegir a uno de los estudiantes para que nos construyera cualquier aparato, creo que todos nosotros elegiríamos a Peláez.

Por el contrario, y lamentablemente, la naturaleza se parece más a Ortigosa el chapucero que a Peláez el diseñador. La evolución no piensa antes de lanzarse a construir, sino que lo va haciendo sobre la marcha. Adopta soluciones (si éstas aparecen) que no tienen por que ser óptimas, sólo deben permitir que el organismo/máquina funcione algo mejor durante un tiempo.

Si es cierto lo que afirmo, al examinar la solución que evolutivamente se da a ciertas estructuras y organismos sería esperable encontrar más máquinas “tipo Ortigosa” que “tipo Peláez”. Y esto es exactamente lo que ocurre en la naturaleza.

Examinando el diseño de nuestros sistemas respiratorio y digestivo, encontramos muchísimas más semejanzas con el improvisado trabajo de Ortigosa que con el impecable diseño de Peláez.

Aparatos respiratorio y digestivo humanos (izda); porción cefálica (dcha)

Aparatos respiratorio y digestivo humanos (izda); porción cefálica (dcha)

Los conductos de entrada de nuestro aparato digestivo y los conductos de entrada y salida del respiratorio se encuentran comunicados de una manera similar a la máquina de Ortigosa. La cavidad nasal se comunica con la cavidad bucal mediante un conducto común llamado faringe, por el que circulan tanto el aire que respiramos como el agua y los alimentos que tragamos. Posteriormente la faringe se bifurca en la vía respiratoria (laringe y tráquea) hacia los pulmones y la vía digestiva (esófago) hacia el estómago, existiendo una tapadera constituida por la epiglotis que tapona las vías respiratorias durante la deglución. Esto exige una separación temporal muy precisa entre las actividades de respiración y deglución, así como la interposición de varias compuertas y válvulas para evitar los cambios indeseados de ruta.

Lamentablemente, el sistema adolece de tantos errores y riesgos como la máquina de Ortigosa: el aire, el agua y los alimentos se introducen demasiado frecuentemente por los canales equivocados, provocando a menudo problemas digestivos o, lo que es peor, atragantamientos por obstrucción de la laringe que pueden desembocar en consecuencias tan graves como la muerte por asfixia.


¿Porqué no disponemos de dos circuitos separados, dado que nada obliga a compartir conductos entre ambos aparatos?. Esto sería mucho más seguro y eficiente, como la máquina de Peláez. La respuesta es que nuestra funcionalidad respiratoria y digestiva es producto de una diseño chapucero, de una naturaleza que trabaja como Ortigosa: sin pensar y adoptando soluciones sobre la marcha.

Personalmente, dudo mucho que cualquier persona mínimamente religiosa esté dispuesta a atribuir este “diseño” a la premeditación e inteligencia del ser superior al que adora, sería un menosprecio o -como indica el biólogo Francisco Ayala- una verdadera blasfemia.

Fuente:

La Ciencia y sus Demonios

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2 de septiembre de 2010

Dios no creó el Universo, dice Stephen Hawking


Stephen Hawking

Hawking publicará un nuevo libro este mes.

Uno de los físicos más eminentes del mundo, Stephen Hawking, dice haber cambiado de parecer con respecto a la creación del Universo y ahora afirma que Dios no tuvo nada que ver en ello.

En el pasado, Hawking expresó que la idea de un creador divino no era incompatible con el entendimiento científico del cosmos.

Pero en su libro más reciente, "El gran diseño", sostiene que las nuevas teorías dejan en claro que el fenómeno conocido como el Big Bang (la explosión que dio origen al Universo) fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física.

"No es necesario invocar a Dios para encender la mecha y darle inicio al Universo", concluye el científico.

clic ¿Usted qué opina? ¿Hay lugar para Dios en el universo?

En su anterior libro de 1988, el popular "Una breve historia del tiempo", Hawking pareció aceptar la mano de Dios en la creación del cosmos.

"Si pudiéramos descubrir una teoría completa, sería el máximo triunfo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios", escribió entonces.

Sin embargo, en su última obra, el físico más famoso del Reino Unido disputa la creencia de Isaac Newton, quien afirmó que el Universo debió haber sido diseñado por Dios y no pudo haber surgido del caos.

De la nada

Hawking identifica el descubrimiento, en 1992, de un planeta en órbita alrededor de una estrella diferente a nuestro Sol como la primera grieta en la teoría divina.

"Eso hace que las coincidencias de nuestras condiciones planetarias -un único Sol, la combinación de la distancia entre el Sol y la Tierra y la masa solar- sean mucho menos excepcionales y mucho menos convincentes como evidencia de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada sólo para satisfacer a los seres humanos", sostiene.

El científico explica que es por la ley de la gravedad que el Universo puede crearse de la nada.

"La creación espontánea es la razón por la que hay algo en lugar de nada, el porqué de la existencia del Universo, el porqué de nuestra existencia".

El coautor del libro es el físico estadounidense Leonard Mlodinow y saldrá a a la venta el 9 de septiembre.

La publicación de "El gran diseño" ocurrirá una semana antes de que el papa Benedicto XVI visite el Reino Unido.

Fuentes:

BBC Ciencia & Tecnología

El País Sociedad

EFE

AFP

El Comercio (Perú)

RTVE.es

CNN

The Guardian

O Globo

Fox News

CBS News

31 de julio de 2010

Redes y Genotipos

La mayoría de vosotros no entiende la evolución.

Toma ya. Así, con estas maneras, empieza PZ Myers un interesante post (que ha colgado tanto en su blog, Pharyngula como en Panda’s Thumb, y por tanto tenemos doble ristra de comentarios para leer).

Dejando aparte creacionistas y personas a las que la evolución les importa un Raphanus, muchos defensores de la evolución tendrían, según Myers, un concepto que podría resumirse así (traduzco):

La evolución ocurre mediante mutación y selección. Una nueva mutación ocurre en un gen, dando cierta ventaja al individuo que la hereda, y esa persona se la pasa a sus hijos, que a su vez adquieren la ventaja y se desenvuelven mejor que sus contemporáneos, y dejan más descendencia. Al cabo del tiempo, la mutación ventajosa se extiende a través de la población y de ese modo la especie entera acaba teniéndola.

Myers considera que esta “historia estándar”, o sea, este modelo sencillo de mutación al azar + selección natural, es un malentendido, una “caricatura simplista” que también conciben y usan a su favor los creacionistas. Yo, últimamente, cada vez que leo en este tipo de blogs que algo es erróneo, falso, malentendido, mito, etc., me empiezo a preocupar porque no suelo estar del todo de acuerdo. Me daría con un canto en los dientes si hubiera mucha gente representándose la evolución de ese modo y no de las extrañísimas formas (lamarckianas, antidarwinianas, magufas, etc.) que pueden constatarse por todas partes, incluso dentro de la Universidad.

Por supuesto que la “historia estándar” de arriba es simplista, pero no es ni falsa ni distorsionada. La evolución ocurre justamente así en ciertos casos, como admite el propio Myers. Lo que pasa es que esa historia incompleta. La evolución funciona también de otras formas, y con mucha mayor complejidad. Por supuesto.

PZ Myers nos ofrece tres vías para entender mejor la evolución:

Pensemos en poblaciones.
Pensemos en redes.
Pensemos en genes flexibles.

Leedlo, que merece la pena.

Mi principal reserva es con el asunto de las redes. Myers se refiere a que, a menudo, son complejas redes de genes y de productos génicos las que producen los rasgos de los seres vivos; los fenotipos. Por muy fascinante que resulte, resulta que esto de las redes no me parece un elemento demasiado importante de la teoría evolutiva. No se hablaba de redes en la versión inicial de Darwin (tampoco se hablaba de genes). No aparecen tampoco esas redes en la Síntesis Evolutiva Moderna.

Hoy en día, tras la revolución de la Biología Molecular, metidos de lleno en la “era genómica”, con una Síntesis Evolutiva aún más ampliada… las “redes” siguen sin aparecer como concepto esencial, ni mucho menos. ¿Cómo es entonces que ahora son tan importantes para entender la evolución? Myers utiliza como ejemplo la red de expresión y regulación génica del EGF (factor de crecimiento epidérmico), que es bastante compleja. Psé. Sí, es impresionante, pero se trats de un asunto “interno”. El funcionamiento de los genes y de sus productos es en su mayor parte tratado como una “caja negra” en la teoría evolutiva. La complejidad de estas redes, su redundancia, su robustez, su capacidad para amortiguar los efectos de las mutaciones, etc., son resultados de la evolución como lo son también una escama o un cerebro.

En mi opinión uno no tiene necesariamente que “pensar en redes” para para entender la evolución, sino más bien al contrario: uno tiene que entender lo básico de la evolución para poder explicar por qué existen estas redes genéticas. Por qué existen ahora, añado (es de presumir que en los inicios de la vida las cosas eran mucho más sencillas).

Lo que sí es central en la teoría evolutiva actual es el concepto de genotipo. Un genotipo es (simplificando y acercando ascuas a sardinas, porque encontraréis muchas definiciones) una combinación concreta de genes asociada a la presencia de un determinado rasgo o a cierta probabilidad de desarrollarlo. Los genotipos pueden involucrar desde un solo gen hasta cientos (incluído todo el genoma), y pueden ser responsables de rasgos sencillos o muy sofisticados. El efecto de un genotipo complejo no tiene por qué equivaler a la suma de los efectos de los genes que lo componen, se pueden producir variadas interacciones. El efecto de una mutación puede ser muy distinto según el genotipo del individuo portador. Genotipos muy diferentes pueden tener efectos similares, y genotipos muy similares pueden tener efectos radicalmente distintos. Los genotipos se seleccionan; de hecho, la selección natural suele definirse como reproducción diferencial de genotipos, no de mutaciones (como dice la “historia estándar” del principio).

En los textos divulgativos sobre evolución encuentro cada vez menos representado el concepto de genotipo, que sí me parece esencial. Casualmente, cuando los creacionistas intentan desprestigiar la teoría evolutiva también hablan siempre de mutaciones y casi nunca de genotipos.

La alternativa a pensar “simplonamente” en mutaciones que se seleccionan no es pensar en redes de expresión y regulación, sino en genotipos.

Fuente:

Amazing (en español)

1 de junio de 2010

Consecuencias de enseñar pseudociencia en lugar de geología

Martes, 01 de junio de 2010

Imagen de las consecuencias de enseñar pseudociencia en lugar de geología

Parece que ser que estos días se está cumpliendo el millón de visitas en esa parodia llamada Museo de la Creación. Quiero pensar que eso no significa que hayan pasado por esas instalaciones un millón de descerebrados, sino que una buena parte de ese número de visitantes son personas que acuden allí como el que va a Disneyworld o a Isla Fantasía , para echarse unas risas con los amigos.

EEUU es un país en el que la enseñanza de la evolución está maltratada, pese a los titánicos esfuerzos de docentes, academias de ciencias y padres preocupados por la formación científica de sus hijos. Las escuelas públicas han impedido la entrada de enseñanzas religiosas en clase de ciencias, no sin tener que pelearlo en los tribunales, pero muchas escuelas privadas arrinconan buena parte del temario de ciencias para ofrecer su lectura particular de su libro religioso favorito.

Nada tiene que extrañar por tanto que veamos resumida la historia geológica del planeta Tierra en esta imagen:

Tampoco extraña, en esas circunstancias, que cerca del 60% de la población de ese país no quiera saber nada de la evolución y que más del 40% piense que hombres y dinosaurios corretearon juntos como buenos amigos. Tomar estas enseñanzas religiosas como verdades absolutas inmutables, ante las que nada vale el método científico o la tonelada de evidencias acumuladas por cientos de miles de investigadores de todo el planeta, tiene esos riesgos. Para terminarlo de adornar se construyen iglesias disfrazadas de museos de ciencias para acabar de forjar la manera de pensar de los futuros estadounidenses. Las Sarah Palin del futuro seguirán teniendo parroquia que les vote, sin duda. Algunos de ellos han llegado a publicistas, y nos ofrecen imágenes como esta tomada en Oregón. ¿Para qué decir más?

Fuente de la imágenes: Flickr

Fuente:

La Ciencia y sus Demonios

16 de mayo de 2010

¿Debatir con creacionistas? Yo tampoco...

Domingo, 16 de mayo de 2010

¿Debatir con creacionistas? Yo tampoco...


"Desde hace unos meses puede verse en YouTube una incontestable justificación de Richard Dawkins sobre por qué no se debe debatir con los creacionistas. Y yo la suscribo. A un cerebro amueblado con dogmas no se le puede hacer razonar científicamente, cuando toda evidencia, contradicción o misterio pueden justificarse con un “porque el Señor así lo quiere”.Video origen y video respuesta.

Hace un tiempo que conozco el famoso vídeo divulgativo de Ray Confort, Kirk Cameron y compañía intentando justificar mediante un plátano la validez de la teoría del Diseño Inteligente, es decir, la necesidad de la existencia de un Diseñador primigenio, o Dios.

Algo increíble, el intento digo, pero cierto...




Desde hace unos meses puede verse en YouTube una incontestable justificación de Richard Dawkins sobre por qué no se debe debatir con los creacionistas. Y yo la suscribo. A un cerebro amueblado con dogmas no se le puede hacer razonar científicamente, cuando toda evidencia, contradicción o misterio pueden justificarse con un “porque el Señor así lo quiere”.







Fuente:

Blog de Javier Carrete

4 de marzo de 2010

Los creacionistas abrazan el negacionismo climático para asaltar las escuelas


Jueves, 04 de marzo de 2010

Los creacionistas abrazan el negacionismo climático para asaltar las escuelas

Los enemigos de Darwin tratan de socavar las teorías científicas en varios frentes, con el objetivo de que Creación y Evolución se enseñen en igualdad de condiciones. Negar el cambio climático les resulta una buena coartada para sembrar la duda y la confusión.

Ante una nueva arremetida de las tendencias conservadoras y retrógradas se hace más urgente que los blogs de ciencias prosigan en su labor de informar y educar. Conocer Ciencia suscribe dicha línea: informar, con rigor científico, pero no excento de toques de humor (e incluso sarcasmo) el panorama científico del siglo en que vivimos.



Llevan décadas tratando de que la Evolución no se enseñe en los colegios, o que se explique junto con el Diseño Inteligente de manos de un Creador. Después de perder la batalla en los tribunales, los creacionistas vuelven a ganar terreno en EEUU con una nueva estrategia: vincular la defensa de sus tesis con la negación del calentamiento global y argumentar que los puntos de vista alternativos, es decir, el creacionismo y el negacionismo climático, deben ser enseñados a los alumnos en igualdad de condiciones con las teorías científicas.

Para ello, poco importa que la Evolución sea uno de los pilares de la Ciencia, ni que la inmensa mayoría de la comunidad científica dé por hecho que se está produciendo un cambio en la temperatura global causada, con toda probabilidad, por la actividad humana.

El último asalto, - lo cuenta Leslie Kofman en The NewYork Times - ha sido el del representante republicano Tim Moore, quien pretende introducir en la legislación de Kentucky una modificación para invitar a los profesores a discutir "las ventajas y desventajas de las teorías científicas", incluyendo "la evolución, los orígenes de la vida, el calentamiento global y la clonación humana". "Nuestros hijos", asegura Moore, "están siendo expuestos a teorías como si fueran hechos".

En Texas, las autoridades educativas pidieron a los docentes el año pasado que presentaran todas las caras del asunto en lo referente a la Evolución y al cambio climático. Hace sólo una semana, el Estado de Dakota del Sur aprobaba una resolución por la que instaba a los profesores a enseñar el cambio climático de "manera equilibrada" y en la que se apelaba a los efectos "astrológicos" sobre el clima o se afirmaban cosas como que "el dióxido de carbono no es un contaminante", sino un "ingrediente altamente beneficioso para la vida de las plantas".

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La Información
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