Inventor prolífico, ingeniero mecánico y estratega de guerra —además de pionero de la ciencia— su historia podría llenar una gran saga de ficción televisiva. Arquímedes (287 a.C. - 212 a.C.) vivió la mayor parte de su vida en Siracusa, en la isla de Sicilia, que por aquel entonces pertenecía a Grecia y que finalmente sucumbió al asedio romano durante el transcurso de la segunda Guerra Púnica. Es aquí donde acaba la vida de Arquímedes, y donde comienza su leyenda, que lo ha convertido en todo un mito de la ciencia y de la ingeniería.
En Conocer Ciencia TV realizamos un micro programa sobre la vida de Arquímedes, esta es la presentación (ppt):
Tres manuscritos conservan los textos de los tratados originales de Arquímedes en griego. El tercero, un códice que contiene el Palimpsesto de Arquímedes fue vendido en Nueva York por 2 millones de dólares en una subasta de Christie’s en 1998. Un artículo publicado en la revista The Mathematical Intelligencer explica la épica hazaña de Reviel Netz y William Noel, encargados de descifrar el manuscrito tras haber estado varios milenios perdido y en un complicado estado de conservación. Actualmente puede consultarse también en formato digital gracias a la iniciativa The Archimedes Palimpsest Project.
El ingeniero desconocido
En su faceta de ingeniero, la historia le atribuye la invención de herramientas como la palanca o el tornillo de Arquímedes —y de máquinas bélicas como la catapulta, el rayo de calor o la garra de Arquímedes—, pero su legado escrito no hace mención de estos inventos. De lo que no hay duda es de que Arquímedes era un hombre de ciencia y además muy valorado por la corte del rey Hierón II, de quien fue un cercano consejero y con quien trabajó en materia de estrategia militar. Esta podría ser, según algunos expertos, una de las principales motivaciones de Arquímedes para impulsar su faceta de ingeniero. Además, la práctica era para él una forma de hacer tangible lo que realmente le apasionaba: la teoría.Así lo desvela una carta que escribió a Erastótenes, por entonces bibliotecario y director del museo de Alejandría, donde Arquímedes había estudiado en su juventud. Ya en el siglo XX, el historiador Johan Ludvig Heiberg descifró el texto en el que Arquímedes explicaba su método: exploraba a través de la mecánica la relación matemática que deseaba establecer y luego pasaba a buscar su demostración geométrica. Experimentación y observación eran la base de su exitoso método, en una época en la que la ciencia daba sus primeros pasos.
Sus logros en distintos campos del conocimiento son tan brillantes como variopintos: consiguió una aproximación muy exacta del número Pi, desarrolló las bases de la arquitectura naval gracias al Principio de Arquímedes y formuló la ley de la Palanca. Chris Rorres, profesor emérito de matemáticas en la Universidad de Drexel, organizó en 2013 una conferencia en Nueva York con el objetivo de descifrar junto a un grupo de historiadores cuáles de los logros atribuidos al de Siracusa eran factibles hace 23 siglos. Aquella reunión desacreditó algunos inventos que podrían catalogarse como demasiado fantasiosos: el “rayo de la muerte” (o rayo de calor) quedó totalmente descartado, como ya había sucedido en 2010 en el programa de televisión estadounidense “MythBusters” en 2010, cuando el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, solicitó la comprobación científica de si era posible ese ingenio capaz de incendiar la flota romana concentrando los rayos solares mediante grandes espejos reflectantes.
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