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6 de marzo de 2023

Perú: el cuarto país con más desigualdad en el mundo

Perú se ubica en la escala de desigualdad por encima de México. 

El informe señala que el 1% de la población más rica del mundo concentra entre el 25% y 30% de los ingresos totales de su país.


El Informe sobre la desigualdad global 2022 realizado por el Laboratorio de Desigualdad Mundial (World Inequality Lab - WIL inequality) fue analizado por Latinometrics, una plataforma especializada en revelar datos sobre el mundo de los negocios y el impacto económico en América Latina. El resultado dejó a Perú como el cuarto país más desigual del mundo.

De acuerdo a las cifras compartidas, a nivel global el 10% de la población más rica del mundo, recibe el 52% de los ingresos. El contraste es notorio con la mitad más pobre de la población que solo gana el 8.5%. Para tener una visión más general del tema, el 1% de la población de cada nación, concentra entre el 25% y 30% de los ingresos totales de su país.

Según el informe, Perú se encuentra detrás de República Dominicana y delante de México. Los número y porcentajes dados por Wil inequality indican que una persona de la mitad más pobre del mundo, gana alrededor de USD 3.920 por año. El panorama de Perú muestra una cruda verdad, ya que en el país andino, el ingreso anual promedio de una persona es de USD 7.723, lo cual muestra una diferencia mínima en comparación a la ingreso más bajo del estudio.

“La República Dominicana, Perú y México se encuentran entre los países más desiguales del mundo por cifras, con el 1% superior de cada país ganando entre el 25-30% del ingreso total del país”, señala Latinometrics.

En el caso de México el 1% más rico de la población gana la cuarta parte del flujo de dinero del país. En el caso de RD, el 1% más rico, gana el tercio de ingresos de dicho país. Brasil y Chile son otros dos países latinoamericanos que forman parte de esta lista.

Brasil y Chile también ocupan lugares dolorosamente altos, con alrededor del 22% de la riqueza de cada país en manos de sus ciudadanos más ricos”, agrega la plataforma de datos sobre América Latina.

24 de octubre de 2016

Patricia Urteaga: "Hay una relación directa entre la situación crítica del agua y las desigualdades sociales"

La directora del Centro de Investigación, Capacitación y Asesoría Jurídica (CICAJ) del Departamento Académico de Derecho de la PUCP, Patricia Urteaga, habla sobre el estado del derecho humano al agua en nuestro país, a propósito de las IV Jornadas de Derechos de Aguas.

Las Jornadas de Derechos de Aguas son un evento que se realiza año tras año desde el 2013. Tiempo atrás, los abogados Armando Guevara y Patricia Urteaga, director anterior y directora actual del CICAJ, respectivamente, junto a una red de investigadores latinoamericanos, ya venían haciendo investigaciones sobre el derecho al agua en el Perú. Es así que, viendo además que varias universidades de Argentina, Chile, México realizaban jornadas de derechos de aguas, se dieron cuenta de que en el país no había eventos académicos que trataran el tema, cuando este se volvía cada vez más trascendente, en el sentido de que casi todos los conflictos socioambientales tenían -y tienen- que ver con el agua.

Este año, las IV Jornadas de Derecho de Aguas, que se celebrarán en Lima el 15 y 16 de septiembre, tienen como objetivo promover un debate académico sobre la relación entre el derecho internacional de las inversiones, el derecho administrativo y la vigencia del derecho humano al agua. Por ello, participarán expertos nacionales e internacionales, cuya visión permitirá comprender, desde perspectivas comparativas e interdisciplinarias, los temas críticos que surgen a partir de la interacción entre estas áreas del Derecho.

Este evento es organizado anualmente por el Centro de Investigación, Capacitación y Asesoría Jurídica (CICAJ) del Departamento Académico de Derecho. En esta edición, cuenta con el apoyo del Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables de la PUCP (INTE-PUCP), la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina), y las Maestrías en Gestión de los Recursos Hídricos y Derecho Internacional Económico de la PUCP.

Es en el medio de este contexto que Patricia Urteaga, directora del CICAJ, concedió una entrevista a Clima de Cambios.

¿Qué tan importante es que se debatan estos temas desde la Academia?

Hemos tenido, y tenemos, dentro de las jornadas excelentes profesores con vasta experiencia, que vienen de Estados Unidos, Argentina, Colombia, Canadá, España, Brasil, Costa Rica, en fin. Todos compartimos esta preocupación por la sostenibilidad, y por el rol que juega el Derecho en este contexto de crisis hídrica.

Esta cuarta edición de las Jornadas de Derechos de Aguas va a tratar sobre la relación que existe entre el derecho humano al agua y el derecho a las inversiones. El objetivo es discutir y debatir cómo se ha venido dando y planteando esta relación en diferentes contextos, no solamente en el Perú, y qué lecciones se han sacado de esta dinámica. Queremos enfocar el tema desde la visión de Amartya Sen, pensando el desarrollo como un desarrollo humano que debe tener como fin los derechos humanos, y que en todo caso las inversiones son un medio para lograr el fin. Nos interesa ver en estas jornadas cómo se ha desarrollado esta relación y si realmente se priorizan los derechos humanos, en este caso, el derecho humano al agua frente a consideraciones más economicistas.

Y luego de las jornadas, ¿se busca que el debate pase a la práctica o incidir de alguna manera?

Nosotros, como institución académica, compilamos todas las ponencias en un libro y las ofrecemos al público. En las jornadas anteriores, el público ha participado muy activamente. Algunos participantes han visto las jornadas como un espacio donde pueden comentar y compartir sus experiencias en relación a conflictos por el agua, así como recibir los aportes de académicos de varias partes del mundo. Como el agua es un tema multidisciplinario, las jornadas también incluyen análisis desde la economía, la sociología, etc. No es solamente un análisis jurídico, sino que va más allá.

Además, siempre hemos cuidado que el sector público participe con la idea de que, no solo compartan lo que hacen, sino también que lleven lecciones y puedan abrir perspectivas para mejorar la gestión del agua. En esta oportunidad hemos buscado el auspicio del Ministerio de Vivienda, porque el tema tiene que ver con el derecho humano al agua que es uno de sus pilares. Las jornadas tienen impacto social en la medida que ellos participan también. Eso es lo que justamente quiere el Departamento Académico de Derecho: contribuir a mejorar y fortalecer las políticas públicas que tienen como base un enfoque de derechos humanos.

El artículo completo en:

7 de noviembre de 2014

El número de multimillonarios del mundo se ha duplicado desde el 2008 y la desigualdad alcanza niveles extremos

La organización global para el desarrollo Oxfam, advierte hoy en un nuevo informe que la creciente  desigualdad es el mayor reto social para los gobiernos.


Latinoamérica y el Caribe sigue siendo la región más desigual del mundo. Mientras los más ricos captan en promedio casi 50% de los ingresos totales de la región, los más pobres reciben solo el 5%.

Oxfam advierte hoy que la creciente desigualdad podría causar un retroceso de décadas en la lucha contra la pobreza. Sólo en Latinoamérica y el Caribe el número de ricos que acumulan más de mil millones de dólares creció en un 38% de 2012 a 2013. En ninguna otra región del mundo subió tanto este grupo.

En el informe Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema, Oxfam revela que sólo entre 2013 y 2014, las 85 personas más ricas del planeta –quienes poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial- aumentaron su patrimonio en 668 millones de dólares al día, lo que equivale a casi medio millón de dólares cada minuto.

La desigualdad es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo

Desde el Fondo Monetario Internacional hasta el Papa Francisco, pasando por el presidente Barack Obama y el Foro Económico Mundial, cada vez existe un mayor consenso en que la desigualdad es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y no combatirla profundiza los problemas económicos y sociales. A pesar de todas estas advertencias, no se han tomado medidas concretas. Esta falta de acción de parte de los gobiernos es inaceptable, más aún en el caso de Latinoamérica y el Caribe que sigue siendo la región más desigual del planeta.

Lanzamos nueva campaña Iguales: es hora de cambiar las reglas

Con este nuevo informe, respaldado por Kofi Annan y Joseph Stiglitz, entre otros, Oxfam lanza su nueva campaña Iguales: es hora de cambiar las reglas, cuyo objetivo es exigir a los líderes mundiales que conviertan sus palabras en hechos y garanticen un trato justo para las personas más pobres. Para ello, una de las acciones importantes que deben cumplir los gobiernos es frenar la evasión y la elusión fiscal de grandes empresas y personas adineradas. Esto para que los Estados tengan suficientes recursos para construir sociedades más justas. Los ricos latinoamericanos acumulan alrededor de 2 billones de dólares (similar al PIB de Brasil) en paraísos fiscales. Según Oxfam, las empresas en Latinoamérica y el Caribe registran niveles de evasión que van del 46% en México al 65% en Ecuador, sin suficientes sanciones.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, afirma: "Lejos de fomentar el crecimiento económico, la desigualdad extrema constituye un obstáculo para la prosperidad de los habitantes del planeta. Hoy en día, el crecimiento económico sólo beneficia a los más ricos, y seguirá siendo así hasta que los Gobiernos actúen. No deberíamos permitir que las doctrinas económicas -que sólo buscan el beneficio a corto plazo-, o las personas ricas y poderosas -que sólo buscan el beneficio propio- nos cieguen ante estos hechos”.
"La desigualdad dificulta el crecimiento económico, corrompe la política, limita las oportunidades y alimenta la inestabilidad, mientras exacerba la discriminación, especialmente hacia las mujeres", subraya Byanyima.

Pequeñas acciones pueden frenar la desigualdad

Los beneficios de pequeñas acciones para frenar la desigualdad, hablan por sí solos. Un ligero aumento de 1,5% al impuesto sobre la riqueza de los multimillonarios de todo el mundo alcanzaría para que todos los niños y niñas del mundo vayan a la escuela, así como la provisión de servicios básicos de salud en los países más pobres.
Invertir en servicios públicos gratuitos es esencial para cerrar la brecha entre las personas ricas y el resto. Cada año, 100 millones de personas en todo el mundo se ven sumidas en la pobreza por tener que pagar para recibir asistencia médica. De 2009 a 2014, al menos un millón de mujeres ha muerto durante el parto debido a la falta de servicios básicos de salud.

La situación de las élites sigue siendo muy distinta

En cambio, la situación de las élites es muy distinta. Si las tres personas más ricas del mundo gastaran un millón de dólares al día cada una, les llevaría 200 años acabar todo su dinero. Esto no ocurre únicamente en los países más ricos. En México, Carlos Slim, -el más rico de todos los latinos y el segundo hombre más rico del mundo-, podría pagar sólo con sus ingresos de un año los salarios anuales de 440.000 mexicanos.

Fuente:

OXFAM

24 de agosto de 2012

Cómo evitar que EE.UU. desperdicie casi la mitad de su comida

Comida descompuesta

La descomposición de los desperdicios también contribuye a la contaminación ambiental.

Los estadounidenses arrojan a la basura casi la mitad de su comida, lo que no solo genera costos innecesarios por el desperdicio de un precioso recurso, sino que contribuye al daño del medio ambiente, según un informe realizado por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), conocido también como la Onda Verde.

El reporte afirma que el despilfarro de alimentos equivale a una pérdida de US$165.000 millones al año y representa también una cuarta parte del agua consumida en EE.UU., que se utiliza para el cultivo y producción. La descomposición de la comida desperdiciada también despide gas metano que contamina la atmósfera. 

El fenómeno cobra más importancia teniendo en cuenta que Estados Unidos atraviesa por una severa sequía que está impactando el volumen de alimentos y los precios de los mismos lo cual también tiene repercusiones globales.

Hay organizaciones humanitarias, sin embargo, que activamente se encargan de recoger y distribuir alimentos que, de otra manera, terminarían en el basurero.

Gasto intensivo

Riego

Una cuarta parte del agua dulce se malgasta con el desperdicio de comida.

El desperdicio de comida no se puede erradicar en su totalidad pero mucho se puede controlar, dijo a BBC Mundo Dana Gunders, scientífica del NRDC-Onda Verde, en tema de alimentos y agricultura y la responsable del informe.

El problema no es muy diferente a lo que sucede en varios países industrializados pero en Estados Unidos no hay mucha consciencia al respecto. Está arraigado al comportamiento y la cultura.

"Es común ir al supermercado una vez a la semana y comprar grandes cantidades de alimentos que, por que cambiamos los planes y salimos a un restaurante, la comida en casa se echa a perder", explicó la investigadora.

"En los restaurantes las porciones han ido creciendo y nos presentan con cantidades enormes de comida que no podemos comer y termina en la basura", continuó.
"En EE.UU. la agricultura abarca la mitad de la tierra para la producción de comida y ésta, a su vez, consume 80% del agua fresca. Eso representa una cuarta parte de agua malgastada"
Dana Gunders, NRDC-Onda Verde

Gunders señala que el consumidor está muy desentendido de la cantidad de recursos que se necesitan para cultivar y producir alimentos. Cuando se botan a la basura no piensan en la cantidad de agua, ni el abono, ni la tierra fértil que se invirtió en la producción.

"En EE.UU. la agricultura abarca la mitad de la tierra para la producción de comida y ésta, a su vez, consume 80% del agua fresca. Si el 40% de los alimentos se desperdicia, eso representa una cuarta parte del agua malgastada", calculó la científica.

Este factor es particularmente oneroso en la actualidad, ya que el país atraviesa por una sequía. Pero también los fertilizantes y los pesticidas son elementos que necesitan muchos recursos para producir.

El desperdicio tiene también implicaciones negativas sobre el medio ambiente. La sola producción de alimentos en EE.UU. consume el 10% de toda la energía producida en el país pero, además, la mayoría de la comida desperdiciada va a parar en los grandes vertederos donde se descompone y despide metano.

"El gas metano es un poderoso agente del efecto invernadero y el desperdicio de comida genera casi una cuarta parte de todas las emisiones en el país".

Cambio de comportamiento

Frutas

Los estadounidenses tienden a comprar frutas de apariencia perfecta, las otras se desperdician.

El informe de la Onda Verde se basó en estudios y datos de agencias gubernamentales como el Instituto Nacional de la Salud que analizó el abastecimiento de comida en base a las calorías consumidas y problema de los vertederos y la descomposición orgánica está corroborado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).

El documento incluye una serie de recomendaciones para lograr una utilización más eficiente de los recursos alimenticios con objetivos para el gobierno, la industria alimenticia y los consumidores.

"De parte del gobierno se necesita un estudio profundo para entender el tamaño del problema y sus impulsores", manifestó Gunders. "También deben seguir el ejemplo del Parlamento Europeo que se ha impuesto objetivos de reducir el desperdicio a la mitad para 2020".

Con respecto a la industria y comercio se recomienda un análisis detallado de su propio desperdicio. Los restaurantes deberían ofrecer platos y menús más pequeños.

"Como individuos podríamos empezar en nuestros propios refrigeradores", recomendó. "Hay muchos alimentos que se pueden congelar como el pan, la leche y otros lácteos".

Sugirió también que un régimen de compras sería más acertado si se visita el supermercado varias veces a la semana por lo que se necesita, en lugar de una sola vez.

Al rescate

Mujer examinando un producto

A veces la fecha de vencimiento tiene poco que ver con su calidad comestible, dicen los expertos.

Muchos métodos de cómo aprovechar la comida se han estado poniendo en práctica desde hace varios años por organizaciones que se dedican a acabar con el hambre.

Feeding America (Alimentando a Estados Unidos), una organización que evolucionó de los primeros bancos de alimentos fundados por el pionero John Van Hengle, empezó hace 20 años a rescatar comida para los necesitados.

"Nosotros distribuimos 500 millones de toneladas de alimentos al año que de otra manera se hubieran echado a perder", afirmó a la BBC Ross Fraser, portavoz de Feeding America.

"Somos la última parada para la comida que nadie quiere. Si no está en condiciones para el consumo humano se la donamos a granjas para que alimenten animales", indicó.

El portavoz de la ONG dijo que una de las principales fuentes de la comida que distribuyen viene de lo que se denomina producto tipo "B". "El consumidor en Estados Unidos quiere que los tomates sean rojos, redondos y perfectos. Los que no son, no se venden y ese es el producto tipo 'B' que rescatamos y distribuimos".
"Unos Corn Flakes (cereal en hojuelas) con la fecha pasada pueden ser menos crujientes pero perfectamente saludables para el consumo"
Ross Fraser, Feeding America

Fraser explica que hay una confusión con la fecha de vencimiento de los productos que también contribuye al desperdicio. "Esa fecha tiene que ver más con la apariencia del producto que con su calidad comestible", explicó.

"Unos Corn Flakes (cereal en hojuelas) con la fecha pasada pueden ser menos crujientes pero perfectamente saludables para el consumo", aseguró.

La organización Feeding America está perfectamente consciente del gran desperdicio de comida y activamente busca como rescatarla y distribuirla, manifestó Ross Fraser.

Sin embargo, Dana Gunders de NRDC sostiene que tiene que haber mayor consciencia y metodología aplicada para revertir la tendencia de desperdicio en beneficio de una población global que enfrenta cada vez más hambre.

Se prevé que la población mundial estará en los nueve mil millones en 2050. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se necesitará 70% más producción alimentaria que la presente.

"La reducción del desperdicio sería el primer y más obvio recurso en el que debemos pensar cuando nos referimos a una mayor demanda alimentaria en el futuro", recalcó la investigadora de la Onda Verde.

Fuente:

BBC Ciencia

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30 de mayo de 2012

7.000 años de desigualdad sexual y social

Escultura de una vaca, del Neolítico, hallada en Rusia. | ELMUNDO.es
Escultura de una vaca, del Neolítico, hallada en Rusia. | ELMUNDO.es
La desigualdad social y también la que sitúa al hombre y a la mujer en un plano diferente se remonta a hace 7.000 años, casi en los inicios del Neolítico, el momento en el que la Humanidad se asentó en el territorio para dedicarse al cultivo de la tierra. Así lo confirman los esqueletos de más de 300 agricultores primitivos, que se han encontrado en Europa central.

Un equipo de investigadores británicos, de las universidades de Bristol, Cardiff y Oxford, han demostrado, gracias a estos restos, que los que fueron enterrados con sus azadas tenían mejores tierras que los que no las tenían, que eran, precisamente, las hembras.

El trabajo, que se publica en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS) esta semana, bajo la coordinación del profesor Alex Bentley, se centraron el estudio de las piezas dentales de 300 individuos diferentes, encontrados en siete yacimientos diferentes del centro del continente.

Para determinar su lugar de origen, los investigadores realizaron análisis de los isótopos de estroncio que tenían. Fue así como determinaron que los varones con azadas de piedra (que usaban para allanar y tallar la madera) tenían menos variables en esos isótopos que los que no las tenían. Para Bentley esta diferenciación sugiera que los primeros tenían acceso a tierras más cercanas y mejores que los segundos.

"Los hombres enterrados con las herramientas parecen haberse alimentado de productos de zonas de sedimentos, más productivas, que eran las elegidas por los primeros agricultores", afirma el profesor de Bristol.

Mujeres inmigrantes del Neolítico

Los niveles de isótopos de estroncio revelaron, además, que las mujeres del Neolítico no habían nacido en las zonas donde se encontraron, sino que habían llegado de fuera para encontrar pareja. En otras palabras, no eran las propietarias de la tierra, y eso significa que ya entonces existía un patriarcado, sistema centrado en el parentesco de los varones y en el que las mujeres no heredan propiedades y se tienen que mover para buscar quien alimente a sus criaturas.

Sería, pues, la primera semilla de una desigualdad entre ambos géneros y entre diferentes clases sociales que no existía antes y que aún rige en todo el planeta, con distintos grados.

"Nuestros resultados, junto con otros estudios arqueobotánicos, indican que los primeros granjeros alemanes ya arrendaban la tierra y que los orígenes de la diferenciación social quizás haya que buscarlos en el Neolítico temprano", apunta Bentley. Habría sido entonces cuando las tierras y el ganado comenzaron a pasar de una generación a otra en Europa.

Luego, con la Edad de Bronce, la de Hierro y la desigualdad industrial, aumentó la prosperidad, pero también florecieron las semillas de esa desigualdad que ya había quedado sembrada en el Neolítico.

El origen de la monogamia

Pero la necesidad de las hembras de buscar al varón que mejor las proveyera de alimentos es muy anterior a ese momento, y no había variado sustancialmente desde la época en la que aún estaban en los inicios de la evolución de la especie.

Otro estudio, también publicado en PNAS, y que se sirve de modelos con variables matemáticas, relaciona esta preferencia con la fidelidad a la hembra, algo que ya trató el arqueólogo Manuel Domínguez-Rodrigo en su libro 'El origen de la atracción sexual humana' (Akal).

En este caso el autor, Sergey Gavrilets, de la Universidad de Tennessee, asegura que fue esa elección de los mejores abastecedores como compañeros, la que acabó por sustituir la poligamia por la monogamia, hoy es el modelo más extendido.

Al establecerse relaciones estables y duraderos, también se redujo la competencia entre los machos para obtener favores de las hembras, como ocurre entre otros simios, y aumentó la implicación parental con las crías.

El estudio demuestra matemáticamente las hipótesis sobre la transición a la monogamia no son factibles biológicamente si no tiene en cuenta la capacidad de elección y la fidelidad de las hembras. Eran ellas las que elegían con quien querían relaciones.

Como los machos peor situados tenían menos posibilidades de obtener una hembra que los mejor situados dentro del grupo, el primero trató de 'comprar' los favores femeninos con alimentos, lo cual, según Sergey Gavrilets, le daba resultado. "Y como las hembras demostraban preferencia por esos 'aprovisionadores', al margen de su posición, la competencia entre ellos se fue apagando", afirma.

"Una vez comenzó el proceso, la especie se fue adaptando a grupos de varones abastecedores y hembras fieles", argumenta.

Cientos de miles de años después, ellas acabaron dejando a sus familias, en busca de mejores candidatos. 

Para entonces ya las habían excluído de la posesión de la tierra.

Fuente:

El Mundo Ciencia

27 de abril de 2012

Un planeta saturado por la población y el consumo


Una calle atestada de gente en India. | Ap

Una calle atestada de gente en India. | Ap

  • La Royal Society alerta contra los efectos de la sobrepoblación
  • 22 expertos participan en el informe auspiciado por el biólogo John Sulston
  • Advierten del riesgo de un 'futuro inhóspito y con crecientes desigualdades'

El aumento de la población en los países en desarrollo y las pautas actuales de consumo en las naciones ricas pueden arrastrar al planeta al caos ambiental y económico. A esa conclusión han llegado 22 científicos, dirigidos por el biólogo y Premio Nobel John Sulston y bajo los auspicios de la Royal Society de Londres.

Durante 21 meses, los expertos han estudiado a fondo las actuales tendencias sociales, económicas y ambientales y han intentado vislumbrar qué futuro le espera a la humanidad en los próximos 100 años. El pronóstico es más bien sombrío.

"La población nunca nunca ha sido tan alta, los niveles de consumo no tienen precedentes y los cambios que se están produciendo en el medio ambiente son muy vastos", advierte el informe 'People and the Planet' de la Royal Society.

"Podemos elegir entre un nuevo equilibrio de los recursos y unas pautas más igualitarias de consumo", aseguran los expertos. "O podemos elegir no hacer nada y caer en una espiral económica y ambiental, que puede llevar al planeta a un futuro inhóspito y con grandes desigualdades".

En su primera pare, los científicos alertan sobre la presión del crecimiento de la población de aquí al 2050, "el equivalente a una nueva ciudad de un millón de habitantes cada cinco días". El informe asume que, partiendo de los 7.000 millones de personas que hay ahora, de aquí a mediados de siglo habrá 2.300 millones nuevos de habitantes (la población combinada de China e India actualmente).

Situación límite

Los autores no se pronuncian por cuál sería la "población sostenible" del planeta, aunque advierten que las actuales pautas de consumo pondrían los recursos en una situación límite por encima de los 9.000 millones de habitantes. "La presión sobre un planeta finito nos va a obligar a cambiar radicalmente la actividad humana", vaticina Jules Pretty, uno de los 22 expertos que han participado en el informe.

"En términos materiales, va a ser necesario que los países desarrollados moderen el consumo y tomen medidas drásticas para disminuir sus emisiones de CO2", recalca Pretty. "Pero va a ser también necesario sacar de la pobreza a los 1.300 millones de habitantes que viven con menos de 1,25 dólares al día. Es vital que los países en desarrollo controlen su población, y va a ser también necesaria una mejor redistribución de la riqueza. Es inconcebible un mundo en el futuro con las desigualdades que tenemos hoy en día".

Según los expertos, el mayor reto de aquí al 2050 no va a estar en Asia sino en Africa. "La población va a aumentar en el continente en 2.000 millones este siglo", advierte Ekliya Zulu, al frente de la Unión para el estudio de la Población en Africa. "Tenemos que lograr reducir la fertilidad por debajo del 2,1, y ahora estamos en el 4,7. Cuando se ralentiza el crecimiento de la población, las mujeres tienen más poder y eso significa más dinero para los que menos tienen y más posibilidades para educación".

Los esfuerzos para controlar la población en los países en desarrollo (32 de ellos en Africa) han de ir acompañados en cualquier caso de un esfuerzo sostenible para cambiar las pautas de consumo en los países ricos, de acuerdo con la Royal Society, que apremia a los gobiernos a tomar "acciones urgentes" para garantizar un futuro sostenible.

Fuente:

El Mundo Ciencia

6 de marzo de 2012

La igualdad nos hace felices


El dinero es importante para ser felices (pero solo hasta cierto nivel). Lo que resulta determinante para nuestra felicidad, sin embargo, es más bien la distancia que hay entre los nosotros y los demás: es decir, la igualdad.

Es la razón de que haya países ricos cuyos ciudadanos se declaran felices o infelices: el modo en que está repartida esa riqueza. al contrario de lo que sucede en países profundamente desiguales como Brasil, Nigeria o EEUU, en Dinamarca, Suecia o Noruega, el PIB per capita sí es indicativo de la redistribución de la riqueza, y por ello están en los primeros puestos de muchos rankings sobre el estudio de la felicidad.

También es importante la libertad, tal y como se señala en el gráfico que encabeza el artículo, donde se establece la correlación entre la felicidad y la libertad percibida por los ciudadanos de diversos países. Una vez más los países europeos, y dentro de ellos, los nórdicos, se agrupan en el vértice superior, allí donde coinciden la libertad y la felicidad.

La capacidad de adaptación en una de las razones por las cuales el dinero importa mucho menos de lo que piensa la gente. Según la leyenda literaria, F. Scott Fitzgerald señaló una vez a Hemingway: “Los ricos no son como nosotros”. Hemingway le quitó hierro al asunto: “Ya, tienen más dinero”, con lo que daba a entender que la riqueza por sí sola no cambiaba mucho las cosas. Tal y como señala el psicólogo Gary Marcus en Kluge:

La gente situada por encima del límite de pobreza es más feliz que la gente por debajo del límite de pobreza, pero los verdaderamente ricos no son mucho más felices que los simplemente ricos. Por ejemplo, un estudio reciente ha demostrado que la gente que gana más de 90.000 dólares al año no es más feliz que la gente que está en la franja entre los 50.000 y los 89.999 dólares. Un reciente artículo de The New York Times describía un grupo de apoyo para multitudinarios. Otro estudio informaba de que si bien la renta familiar media en Japón se incrementó por un factor de cinco entre 1958 y 1987, el nivel de felicidad manifestado por la población no cambió en absoluto; pese a toda esa renta de más, no hubo más felicidad.

Así que recordad. La riqueza absoluta sólo produce felicidad efímera. Y puestos a elegir, preferimos la riqueza relativa a la riqueza absoluta.

Fuente:

Xakata Ciencia

10 de septiembre de 2009

Más desigualdad y más hambre en América Latina

Jueves, 10 de septiembre de 2009

Más desigualdad y más hambre en América Latina


Las estimaciones de que América Latina tardará una década para disminuir la cifra de hambrientos que actualmente tiene hasta los niveles anteriores al estallido de la crisis internacional, confirman el fracaso de las excluyentes políticas neoliberales llevadas con frenesí por diversos gobiernos en el área y lo aciago que resulta la persistencia de ese símbolo mayúsculo de la inequidad y el atraso que son los latifundios.

Hoy 53 millones (12.8 por ciento) de latinoamericanos sufren de malnutrición, ocho millones más que hace dos años.

Lo más lamentable es que la causa principal no es la insuficiencia en la producción de alimentos, sino la falta de acceso a ellos de una cifra cada vez mayor de personas.

Las mujeres, niños, ancianos, afro-descendientes e indígenas son los más perjudicados.

Una cifra que llama a la reflexión: 10 millones de niños sufren desnutrición crónica en el área.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), América Latina produce un tercio más de los alimentos que necesita.

¿Por qué esta absurda asimetría?

Entusiasmados con el libre comercio, en varias naciones del área aplicaron la receta neoliberal y subordinaron a las agriculturas locales a un modelo exportador, basado en los intereses de las naciones más ricas del mundo.

Cada vez más dependiente de los negocios de los grandes consorcios del ramo, la agricultura latinoamericana cedió ante los precios de venta en el mercado de los alimentos importados, fundamentalmente de los Estados Unidos y Europa, sustentados en los fuertes subsidios que recibe la actividad en esas naciones.

Hoy sucede la paradoja de que la región cuenta con suficientes tierras para sustentar a la población y exportar a otros países.

Pero aumentan los Estados que se convierten cada vez más en importadores y donde la política agraria de sus gobiernos, si es que puede llamarse así, privilegia fundamentalmente a los grandes productores-exportadores y empresas agroindustriales, como por ejemplo México y Colombia, que, por coincidencia, hacen importantes contribuciones al total de hambrientos en la zona.

Eso hace insostenible a la pequeña agricultura, lo que genera empobrecimiento de los campesinos y su emigración hacia las ciudades, donde engrosan las filas de los que carecen de suficientes recursos para adquirir al menos los nutrientes básicos.

La crisis mundial evidenció el fracaso de las políticas dirigidas a promover exclusivamente las exportaciones agrícolas, pues los clientes, léase países industrializados, disminuyen las compras.

La recesión a su vez genera desempleo, drástica reducción de los ingresos de las familias perjudicadas con el fenómeno y el retorno de una parte de la población a la pobreza. La sumatoria es más malnutridos.

Otro factor determinante es la maligna herencia colonial de la concentración de la tierra en muy pocas manos, como distintivo de poder económico y político, proceso del que muestras fehacientes son Paraguay y Brasil, donde la mitad o más de los suelos pertenecen al dos o el tres por ciento de la población.

Consecuencia: disminución de los campesinos y su éxodo hacia los centros urbanos.

Para agravar la situación, los latifundistas aprovechan en la producción a sólo una parte minoritaria de sus propiedades.

Por tanto, el problema del hambre en América Latina es algo, en su conjunto, cínico, insoportable y vergonzoso.

La solución pasa por la determinación de los gobiernos de democratizar la tenencia de la tierra mediante reformas agrarias, la priorización del mercado interno por encima de las exportaciones y el incremento del gasto público para el fomento de la agricultura familiar a través de créditos, asistencia técnica, transporte y creación de una adecuada infraestructura de comercialización, de lo que Cuba y ahora Venezuela y Bolivia son paradigmas a imitar.

El Parlatino acaba de constituir con mucha prosopopeya en Panamá un llamado Frente Parlamentario contra el Hambre, con la anunciada pretensión de ayudar a resolver este problema mayúsculo con la posible adopción de políticas gubernamentales que conduzcan al logro de la seguridad alimentaria.

La iniciativa parece estimable, pero únicamente será efectiva en la medida en que logre de los gobiernos la asignación de los recursos suficientes y continuos para lograrlo, algo que en este momento está fuera del alcance de muchas naciones en la región, debido a la reducción de sus ingresos por exportaciones, remesas y el turismo a causa de la crisis planetaria.

Los legisladores tampoco pueden olvidar que es determinante además la aplicación de políticas encaminadas a favorecer a las capas más humildes de la población con la oferta de empleos, educación y saneamiento, para reducir la brecha gigantesca existente entre pobres y ricos.

Es que, definitivamente, mientras exista desigualdad, en América Latina seguirá cabalgando el jinete apocalíptico que es el hambre.

Fuente:

Sol Visión
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