las siguientes igualdades son ciertas?
¡¡FELIZ AÑO
!!
Fuente:
Gaussianos
Ciencia sencilla, ciencia divertida, ciencia fascinante...
Hace seis años, un consorcio internacional y una compañía privada (Celera Genomics) publicaron el mapa del genoma humano, los 3.000 millones de bases y miles de genes que componen el llamado 'libro de la vida'. Esto sólo era el pistoletazo de salida para un área de investigación que, en 2007, ha dado importantes frutos. El hito de este año "no es sobre el genoma humano, sino sobre tu genoma particular, o el mío, y lo que puede decirnos sobre nuestros antecedentes y la calidad de nuestros futuros", explica Donald Kennedy, responsable de la revista en un editorial.
Los avances tecnológicos han permitido acelerar y abaratar la secuenciación de la información genética de una persona concreta. Esto está permitiendo detectar las similitudes y diferencias entre el ADN de los seres humanos y, en consecuencia, la información genética que está relacionada con algunas características personales o con ciertas enfermedades. "Hemos pasado de preguntarnos qué es lo que hay en nuestro ADN que nos hace humanos a tratar que saber qué hay en mi ADN que me hace [ser] yo", señala 'Science'.
Así, este año nos ha dejado genomas ilustres (como el del ex presidente de Celera, Craig Venter), pero también la información genética de miles de 'anónimos', que ha permitido trazar los orígenes genéticos de numerosas enfermedades y describir nuevas variaciones genéticas (los llamados polimorfismos de un solo nucleótido o SNPs). El Consorcio Internacional HapMap, creado en 2002, publicaba el pasado octubre una detallada descripción de estas diferencias: en total, 3,1 millones de variaciones genéticas.
Tal avalancha de información sólo ha sido posible "a medida que más y más genetistas han coincidido en compartir datos y a medida que las agencias subvencionadoras exigen tales intercambios", explica 'Science'. Precisamente, otra colaboración internacional de este tipo hizo posible a mediados de este verano describir las claves genéticas de siete enfermedades comunes, desde la patología coronaria a la diabetes.
Pero no sólo de SNPs está hecho el genoma: otros trabajos han servido para demostrar lo compleja que es nuestra información genética (además de estos polimorfismos simples, el genoma de cada individuo se diferencia también por su tamaño o por variantes en el número de copias).
"Es un salto conceptual enorme que afectará todo, desde cómo tratan las enfermedades los doctores hasta cómo nos vemos a nosotros mismos y protegemos nuestra privacidad", dice Robert Coontz, subeditor de noticias para ciencias físicas de 'Science' y responsable del proceso de selección.
Segundo lugar...Pese al potencial de las investigaciones genéticas, lo cierto es que el jurado de 'Science' lo ha tenido difícil en su decisión de este año. "Un fuerte hito finalista llegó a la línea de meta de este año justo a tiempo", dice Kennedy acerca de la investigación que ha quedado en segundo lugar. Dos grupos científicos, uno japonés y otro estadounidense, transformaron células de la piel en otras células similares a las embrionarias (capaces de transformarse en otros tipos de tejidos). La técnica para 'reprogramar' estas células (insertar cuatro genes en una célula adulta) se había probado eficaz unos meses antes en ratones.
"Es un hallazgo científico y un hito político", dice la revista. Por el momento, la reprogramación celular se encuentra en pañales y, pese a que la obtención de células evita la controversia que rodea las células madre embrionarias, los científicos abogan por continuar con ambas líneas de investigación.
"Como en el caso del principal descubrimiento, las células reprogramables podrían abrir nuevas avenidas para la investigación biomédica una vez que los científicos despejen unos cuantos obstáculos más. Era un fuerte contendiente para nuestro principal descubrimiento, pero nos decidimos por la variación genética humana porque está moviéndose tan rápido y es tan radical", relata Coontz.La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado hoy 2009 como el 'Año Internacional de la Astronomía', según una resolución que ha sido remitida por Italia y rinde homenaje a Galileo Galilei, quien en 1609 empleó por primera vez el telescopio para uso astronómico.
MADRID.- Algunos de los telescopios más poderosos del mundo, encabezados por el observatorio espacial Chandra, acaban de detectar por primera vez cómo un agujero negro supermasivo, situado en el centro de su galaxia, lanza un inmenso chorro de radiación y partículas altamente energéticas contra su galaxia vecina. Aunque es imposible saber si allí había vida, es seguro que nada podría sobrevivir a un ataque de tal magnitud.
Los agujeros negros expulsan en ocasiones radiación, pero hasta ahora los científicos nunca habían registrado algo así. Las galaxias involucradas en esta inusitada agresión orbitan una alrededor de la otra y juntas forman un sistema binario conocido por los especialistas como 3C321, a unos 1.400 millones de años luz de la Tierra.
Los astrónomos se fijaron en este sistema porque las dos galaxias albergan en su centro agujeros negros activos, los cuales están escupiendo constantemente radiación y alimentándose del gas que encuentran en sus alrededores. También en el corazón de nuestra Vía Láctea hay un gran agujero negro, que ha estado activo hasta hace sólo unos siglos, pero en la actualidad parece encontrarse bastante tranquilo.
De hecho, no es muy usual encontrar galaxias con agujeros negros activos en su centro, y menos aún por parejas, así que los astrónomos apuntaron con curiosidad sus instrumentos hacia 3C321. El Chandra, especializado en detectar rayos X, permitió descubrir el dinamismo de ambos agujeros negros, lo que empujó a otros telescopios a unirse a la investigación.
Cuando los expertos analizaron todas las imágenes, encontraron algo que superó con creces sus expectativas. Hasta el momento, se había visto en ocasiones cómo una galaxia embestía a otra vecina, empujada por las fuerzas gravitatorias, pero nunca se había observado esta clase de interacción a distancia.
La NASA ya ha bautizado al astro agresor, situado en el núcleo de la mayor de las dos galaxias, como el Agujero Negro Abusón o, más peliculero aún, la Estrella de la Muerte, que era aquella esfera gigante que albergaba a lo peor del Imperio y disparaba rayos láser en La Guerra de las Galaxias.
En este caso, el chorro de partículas que ha atacado a su galaxia vecina está compuesto en su mayor parte por rayos X, radiación gamma e intensos campos magnéticos, cuyas partículas viajan a velocidades cercanas a la de la luz.
Tras devastar buena parte del área exterior de la galaxia más pequeña, el torrente ha seguido su camino por el cosmos, aunque ya bastante desperdigado. Así se puede apreciar en las imágenes que presentó ayer la NASA, compuestas a partir de los datos de tres observatorios orbitales (Chandra, Hubble, Spitzer) y dos radiotelescopios (Very Large Array y Merlin).
Lo primero que llamó la atención de los científicos fue, precisamente, que las emisiones del agujero negro no formaban un haz de radiación al uso. "Esperábamos que un chorro de radiación fuese recto como un lápiz, pero a este lo hemos visto centellear, lo que nos hizo preguntarnos qué estaba pasando", señaló ayer uno de los autores del hallazgo, el investigador de la Universidad de Harvard Daniel Evans.
"Lo que vimos fue que estaba arrasando la mitad de la otra galaxia", añadió este experto, según informa New Scientist. Ningún planeta habitable que pudiera encontrarse a su paso habría superado semejante avalancha de energía y gases, ya que los rayos gamma habrían destruído sin remisión las capas superiores de la atmósfera, sin cuya protección tampoco sería posible la vida en la Tierra.
No obstante, también podría suceder que el chorro atacante terminara por ser beneficioso para la región sobre la que fue lanzado. En realidad, otra forma de entender esta interacción entre ambas galaxias es que la pequeña está absorbiendo energía materia de la mayor. Con estos nuevos ingredientes, ahora tendrá más ocasiones de formar nuevas estrellas y sistemas planetarios, quizás susceptibles de albergar vida.
"Aunque la llamamos la galaxia de la Estrella de la Muerte, al final podría convertirse en una fuente de nueva vida", indica Martin Hardcastle, astrónomo de la Universidad de Hertfordshire y uno de los científicos que firmará el artículo que da cuenta del descubrimiento, el cual será publicado próximamente en Astrophysical Journal.