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5 de junio de 2016

Video: ¿Cómo sería el mundo si desapareciéramos?

El planeta de los Simios (1968) nos dejó una escena inolvidable que recrea un supuesto final de la Humanidad.


Las fuentes antropogénicas incluyen industria, agricultura, minería, transporte, construcción, urbanización y deforestación, entre otras. La huella de la humanidad en la Tierra, pues, no es nada desdeñable. Pero ¿qué pasaría si ahora mismo desapareciera toda la humanidad como si se hubiera volatilizado?

¿Qué le pasaría a la Tierra a las pocas horas, a los pocos meses, años después...? Al estilo del libro El mundo sin nosotros, del periodista estadounidense Alan Weisman, en el vídeo que encabeza esta entrada podéis ver un resumen, y que ha sido realizado por The Last Man on Earth, pero, aún sí, sigue siendo divertidísima.


Vía | Gizmodo

Me enteré letendo Xakata Ciencia

16 de septiembre de 2014

Imaginando el futuro como Asimov: El mundo en 2064

  • El escritor de ciencia ficción publicó hace medio siglo un ensayo sobre cómo creía que sería la vida en la Tierra en 2014

  • Casi la mitad de sus predicciones se han hecho realidad

  • Seis expertos en distintos campos emulan a Asimov e imaginan cómo viviremos dentro de 50 años






«Lo que está por venir es maravilloso». Tras visitar la Feria Mundial de Nueva York de 1964, el bioquímico y autor de ciencia ficción Isaac Asimov (Petrovichi, 1920-Nueva York, 1992) se mostraba entusiasmado ante los avances de la Humanidad que mostraba la exposición estadounidense, que ese año se celebraba bajo el lema «paz a través del entendimiento». 


Como él mismo relató, disfrutó «enormemente» recorriendo los stands en los que se repasaban los progresos tecnológicos que habían ido sucediéndose hacia 1900, 1920, 1940 y 1960. «Sólo eché en falta que no hubiera escenas del futuro. ¿Cómo será la vida, por ejemplo, en 2014, dentro de 50 años? No lo sé, pero puedo imaginármelo». Así comenzaba Asimov un artículo en el que plasmó su visión sobre cómo sería el mundo medio siglo después y reflexionó sobre las consecuencias de los cambios que se producirían. Ese ensayo, publicado el 16 de agosto de 1964 en el periódico The New York Times, se ha convertido en un texto de referencia sobre el futuro. 

Ya desde niño, Asimov era un soñador que imaginaba un mundo lleno de tecnología y robots, que posteriormente protagonizaron parte del medio millar de libros que publicó durante su prolífica carrera como escritor y divulgador científico. 

Cuando tenía tres años, sus padres, judíos de origen ruso, se trasladaron a EEUU. El autor de Yo Robot, Fundación o Bóvedas de acero devoraba desde pequeño las revistas de ciencia ficción que su familia vendía en las tiendas de chucherías que regentaba en el barrio de Brooklyn. A los 19 años comenzó a publicar sus propios relatos de ciencia ficción, que alternó con sus estudios de bioquímica en la Universidad de Columbia. Después, intentó estudiar Medicina, pero su solicitud fue rechazada, de modo que continuó especializándose en química e interesándose por la divulgación científica.

Bien, y entre las predicciones para el 2064 encontramos la cura para el cáncer,  creación de órganos artificiales "a la medida", energías limpias por doquier, la masificación de los autos que no requieren ser tripulados, viajes tripulados a marte y la navegación por internet mediante implantes, y no nos olvidemos de las computadoras que desarrollan emociones.

El artículo completo en:

El Mundo Ciencia

20 de noviembre de 2013

Los orígenes de la competitividad o "¿Por qué a la gente le gusta tanto ganar?"

Porque, al igual que otros animales, los seres humanos evolucionaron mediante la competencia y la selección natural. Los primeros humanos que tenían un fuerte deseo de superar a los demás habrían encontrado comida de mejor calidad o mejores parejas, y pasaron el deseo de ganar a las siguientes generaciones.

En la mayoría de las sociedades los hombres son más competitivos que las mujeres, y esta diferencia ya se nota desde los tres años de edad.

El deseo de mostrar la propia superioridad, de pertenecer al equipo ganador es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, este deseo no nos hace necesariamente felices.

Perder resulta doloroso, pero ganar -y la presión que implica el trabajo para conseguirlo- también puede ser muy estresante.

Fuente:

BBC Ciencia

4 de octubre de 2013

Velas espaciales serían el medio más probable para viajar por el universo



Si se lograra construir una de cien kilómetros de ancho se podrían realizar estos viajes pero, ¿que tan aplicable es intentarlo?


¿Cuál será la primera nave en realizar viajes interespaciales que cree la humanidad? Es difícil imaginarlo. La potencia necesaria para realizarlos en tiempo relativamente aceptable, el combustible y la tecnología en general aun está en pañales, pero se piensa en una alternativa: las velas solares espaciales.

James Benford, físico de Icarus interestellar, organización sin fines de lucro que tienen como objetivo viajar a otro sistema estelar, indica que estas serían las únicas naves existentes en la actualidad en poder volver realidad ese sueño. Alimentadas con energía solar o láser, son la opción más viable para realizar viajes no tripulados a distancias interestelares en periodos de tiempo razonables.

La principal ventaja que poseen las velas espaciales sobre otros medios, como los motores de fusión, es que ya se han podido desarrollar. De hecho, en 2010 Japón lanzó una vela espacial de 14 mts de ancho, siendo la primera nave espacial en realizar viajes interplanetarios usando solamente energía solar.

Les Johnson, Encargado de la oficina de conceptos avanzados de NASA indica que si se llega a crear una vela espacial de 100 kilómetros de ancho, se podría realizar un viaje interestelar en mil años.

Pese a que es mucho tiempo, Johnson hace una reflexión interesante: De existir civilizaciones en otros sistemas o galaxias, es muy posible que tengan más de mil años, lo que significa que podría encontrarse evidencia de su existencia (como ondas de radio), la que podríamos captar mientras la vela espacial navega por el vasto universo.

El próximo año (2014) NASA lanzará una vela espacial de 38 metros, la cual se espera sirva para demostrar las reales aplicaciones de estas naves. Como podemos apreciar falta mucho para llegar a los cien kilómetros.

Lea el artículo completo en:

FayerWayer

4 de septiembre de 2013

Hibridar humanos y robots provocará una nueva brecha en la Humanidad

Elysium


   El catedrático de Trabajo Social y Servicios Sociales de la UNED, Antonio López, ha publicado los resultados de una investigación en un libro bajo el título 'La brecha robótica. ¿Una nueva frontera en el siglo XXI?', en el que asegura que la hibridación entre humanos y robots que, a su juicio, será una realidad generalizada en "poco más de una década", "provocará desigualdades sociales, económicas y culturales."

   Así, López destaca en su trabajo que la tecnología robótica provocará cambios que, en 2025, no solo permitirán "alcanzar niveles de automatización cada vez más altos en sector tradicionales como el automovilístico, y en sectores clave como el de seguridad y defensa" sino también "alcanzar niveles de automatización superiores al 50 por ciento en numerosos ámbitos del sector industrial y del sector servicios".

   Sin embargo, el estudio incide especialmente en un supuesto incremento de la hibridación de seres humanos y robots y que hará que ambos "convivan e interactúen de forma cada vez más estrecha y en más áreas de actividad". Además, asegura que la incorporación de prótesis robotizadas en el cuerpo humano "será un hecho" y dará lugar a "una creciente fusión entre máquinas y personas".

   "Quizás lo más íntimo dentro de unos años sea nuestro robot, y por íntimo me refiero a la convivencia tanto física como psicológica", ha indicado.

   En este sentido, el investigador ha recordado como, en la actualidad, la brecha digital "ha contribuído en muchas ocasiones a reforzar las jerarquías y desigualdades existentes" y ha mostrado su preocupación ante la posibilidad de que la inclusión de tecnología robótica provoque que haya "ganadores y perdedores, con personas que no puedan o quieran adaptarse".

   Por ello, recomienda en su última obra que se "tome conciencia" del modo en que se desarrolla la tecnología, a fin de que reflexionar sobre cómo configurarla para generar mayor inclusión socia

Tomado de:

Europa Press Ciencia

22 de agosto de 2013

Humanos construyendo la humanidad (2)

Los humanos humanizados, al igual que los otros animales, también somos productos del azar, como todo lo que nos rodea. Nuestra racionalidad puede ser  nuestra sentencia de muerte consciente, ya que ha nacido de la autoprospección. Sin embargo, parece ser que no hay otro rumbo posible. Deberemos pues profundizar sobre cómo se ha producido esta situación, para ser capaces de preguntarnos el por qué del todo, si es que esto es posible, más allá de la especulación metafísica o de un voluntarismo quimérico.

La racionalidad nos construye y nos destruye de forma sincrónica. Probablemente sea nuestra tabla de salvación cuando la mar se embravezca aún más que las procelosas aguas que conocemos los humanes actuales. Más allá de ella, sólo lo metafísico nos habla de un mundo difícil de admitir como propuesta de futuro, para una humanidad consciente.

La evolución es algo que aún no comprendemos en su totalidad, aunque ya entendemos algunos de sus mecanismos básicos; desde mi perspectiva, aún pocos. Supongo que este es el objetivo: avanzar en saber lo que somos de manera esencial y cómo se ha construido esta esencialidad.

Náufrago

La humanidad en evolución puede ser representada por un náufrago encima de una tabla flotando en medio del infinito océano.


Más allá de la selección natural, mecanismo incontestable de funcionamiento de la vida de acuerdo con el conocimiento actual, está nuestra capacidad de adaptación, que ninguna ley es capaz de establecer empíricamente. Existen demasiados parámetros para que esto sea exactamente así. Con esto no quiero decir que Darwin no tenía razón, sino que no tenemos una teoría unificada que lo explique todo. Sin ella, aún no somos seres autoconscientes de verdad por más evolucionistas que seamos. Seguimos persiguiendo la ilusión de intentar saber quiénes somos.

Explorar nuestro pasado y entender nuestro presente forman parte de la construcción de nuestro futuro, pero si desconocemos quienes somos no podemos acertar en saber lo que queremos. Por eso mismo podemos desaparecer dejando solamente lo que hemos sido, sin llegar a poder entender qué podríamos ser. Probablemente hemos de ir más allá de lo que es humano para poder humanizarnos.

La duda metódica

El conocimiento, a priori, es una forma de intuición donde racionalidad e irracionalidad convergen. Es por eso que se muestra trascendental. No puede haber una crítica a la razón pura, para construir lo inexplicable, que no sea una autocrítica de lo que mezcla consciente e inconsciente. Una vez más, Kant lo escribió, pero probablemente tampoco lo entendió del todo. Puede que fuera un ejercicio tautológico importante y como consecuencia que la conclusión no tenga principio ni final. Aún no tenemos teoría unificada del conocimiento científico. Afortunadamente para la ciencia, esto quiere decir que nos queda mucho camino.

La duda metódica no nos sirve para establecer los parámetros de la futura epistemología de nuestra razón evolutiva como humanos proyectados hacia la transhumanidad. Descartes descansa y se convierte en poso que descansa en el fondo de nuestra consciencia cultural. No hay mucho más que decir del progreso filosófico seminal, hasta que rompamos la dicotomía en nuestra existencia animal y humana.

Fuente:

El Mundo Ciencia

Humanos construyendo la humanidad (1)

La ciencia tiene que contribuir a darnos la respuesta sobre quiénes somos. Sólo lo sabremos todo cuando podamos reconstruir por ingeniería inversa nuestro pasado y predecir el futuro con la información del presente. Probablemente, hasta que lleguemos a la sociedad del pensamiento esto no será posible.

Estamos en el camino de las respuestas a las grandes preguntas. El conocimiento, cada vez más aplicado, lo permite. Eso no quiere decir que ya podamos responder a todo,  pero tampoco significa que no hayamos avanzado, y mucho, en este terreno. De una idea creacionista dominante y dominadora hemos pasado a una teoría bien construida:   la teoría de la evolución es la clave. Esto es un hecho; una realidad incontestable.



La ciencia nos humaniza en cuanto construye la realidad a partir de lo que es contrastable y no de lo que no lo es.


La geología, la botánica, la arqueología, la antropología, la genética, etc. Ciencias de la vida y de la tierra tienen capacidad de intersección con las ciencias sociales. Todas juntas pueden darnos una visión holística de lo que hemos sido y somos, también probablemente de lo que seremos cuando nuestra especie atraviese las fronteras del conocimiento aplicado y avancemos de manera estratégica hacia la transhumanidad.

Sin embargo,  a pesar de todo lo que hemos dicho, los humanos aún no hemos conseguido una  autoconciencia sobre nuestro proceso de hominización. Y aún menos sobre nuestra humanización.   No os preguntéis el por qué, hemos tenido tiempo suficiente. Nuestra especie, Homo sapiens, navega perdida en el océano del  espacio tiempo.

De dónde venimos

Ni Hegel, ni Kant, ni los  filósofos más geniales que les precedieron, como los naturalistas griegos, todos ellos grandes pensadores, que a pesar de todo lo que nos han aportado teóricamente, no  han sido capaces de abrir una fisura por la que pudiéramos empezar a entender de dónde venimos, quiénes somos, hacia dónde vamos y qué es lo que queremos como especie.

Ni la filosofía ni la sociología ni la teología, nos acercan a lo que somos; la ciencia lo intenta. Ésta se desmarca de lo holístico,  por vago, y sólo quiere comprender empíricamente los problemas, intenta contestar después de haber problematizado.  Esto no quiere decir que no tenga voluntad holística.

La ciencia se basa en algo simple: interrogarse sobre todo para poder explicar y descubrir la naturaleza, su estructura y su funcionamiento. Nos hace humanos gracias a su método,  basado en lo empírico y no en la especulación, pero no ha resuelto hasta ahora las preguntas seminales, aunque está en ello. Probablemente, en el futuro próximo, sin ciencia no habrá pensamiento.

Interrogarse sobre todo

Descubrimiento de leyes, contrastación y demarcación de hipótesis y formulación de teorías. Este es el aparato que consolida nuestro trabajo como especimenes humanos que nos dedicamos precisamente a construir y experimentar en los procesos que nos han conducido hasta donde estamos y ser quienes somos.

La ciencia nos humaniza en cuanto construye la realidad a partir de lo que es contrastable y no de lo que no lo es. El principio aristotélico de lo que es, es,  y lo que no es, no es, sigue siendo valido para nuestra humanidad. No hay excepción en la explicación de los fenómenos que la ciencia contrasta, y si la hay, ya no hay ciencia, dado que el fenómeno no es universal y experimentalmente repetible.

Fuente:

El Mundo Ciencia

20 de agosto de 2013

Día del exceso: Hoy comenzamos a vivir como deudores frente a los recursos naturales del planeta

Este 20 de agosto es la fecha aproximada en que la demanda anual de los humanos sobre la naturaleza supera lo que la Tierra puede renovar en un año. Así, a partir de hoy comenzamos a vivir en sobregiro ecológico. 

Imagen de WWF Chile
Por WWF Chile

A contar de hoy los seres humanos comenzamos a vivir a crédito, cargando una deuda que será muy difícil de saldar si los gobiernos, las empresas y la propia ciudadanía no toma conciencia y genera cambios al respecto.

Así lo indican las mediciones de la Red Global de la Huella Ecológica (Global Footprint Network), think tank internacional de sustentabilidad socio de WWF, las cuales muestran que este 20 de agosto es la fecha aproximada en que la demanda anual de la humanidad sobre la naturaleza superó lo que el planeta puede renovar en un año. Por lo mismo, estamos viviendo hoy el Día del Exceso de la Tierra (Earth Overshoot Day).
 
La Red Global de la Huella Ecológica analizó la demanda de la humanidad sobre los recursos ecológicos del planeta (provisión de alimentos y materias primas, absorción de dióxido de carbono, etc.), frente a la capacidad de regenerar aquellos recursos y absorber desechos. Los datos de la Red Global de la Huella Ecológica muestran que, en poco más de 8 meses, hemos utilizado tanto de la naturaleza como nuestro planeta puede regenerar en un año.

A pesar de esto, nuestro nivel de consumo o gasto respecto al “presupuesto” de la naturaleza sigue creciendo, aumentando nuestra deuda ecológica, que se evidencia en la disminución de bosques, pérdida de biodiversidad, colapso de las pesquerías, escasez de alimentos, degradación de las tierras productivas y acumulación de dióxido de carbono en nuestra atmósfera y océanos. Todas estas consecuencias no solo afectan al medio ambiente, sino que también socavan nuestras economías. El cambio climático es el efecto más generalizado del excesivo gasto ecológico.

“Es urgente que todos, desde los ciudadanos comunes y corrientes hasta los altos tomadores de decisiones, comprendan que los recursos de la Tierra son limitados, por lo cual no es sostenible el actual ritmo de consumo que exhiben muchos países, demanda que va más allá de la capacidad que tiene nuestro planeta para sostener a la humanidad”, señaló Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, enfatizando que la naturaleza es la base del bienestar y la prosperidad del ser humano.

En este sentido, si todos alrededor del orbe viviéramos como un habitante de Estados Unidos, se necesitarían cuatro planetas Tierra para mantener a la población mundial. Y si lo hiciéramos como un típico residente de Qatar, la cifra se elevaría a seis y medio planetas.

Justamente ambos países se encuentran en el “top ten” de la mayor huella ecológica per cápita, junto con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Bélgica, Australia, Canadá, Países Bajos e Irlanda, según lo consignó el último Informe Planeta Vivo (2012), el cual es desarrollado por WWF en conjunto con la Red Global de la Huella Ecológica.

Chile, en tanto, ocupa el lugar 50 en cuanto a mayor huella ecológica por persona, con 3,24 has globales por persona, siendo el tercer país de Latinoamérica, detrás de Uruguay y México. Así, si toda la población del mundo viviera como un chileno promedio, serían necesarios los recursos de 1,82 planetas Tierra para poder sostener la demanda de la humanidad.

Empieza el sobregiro

En 1961, la Humanidad utilizaba solo alrededor de dos terceras partes de los recursos ecológicos disponibles de la Tierra. En ese entonces, muchos países tenían reservas ecológicas. No obstante, la demanda global y la población siguieron aumentando. A principios de los 70’s, el incremento de las emisiones de carbono y la demanda humana por recursos empezaron a sobrepasar lo que el planeta podía producir de forma renovable. Comenzamos el sobregiro ecológico.

“Enfrentar estos obstáculos tiene un impacto directo sobre la gente. Las poblaciones de menores ingresos tendrán dificultades para competir por recursos con el resto del mundo”, dice Mathis Wackernagel, presidente de la Red Global de la Huella Ecológica.

Fuente:

ParaDiaro14
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